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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Xaryne Ackerman Lun Abr 25, 2016 8:15 pm

Ya era primavera. Las heladas se iban retirando y esa noche me apetecía hacer algo.
Me sacudí la ceniza de las botas, pertenecientes al vampiro al que acababa de matar. No era muy fuerte, ni siquiera me había visto venir.
Guardé la estaca en la funda de cuero que llevaba en el muslo y miré al cielo, la cacería había terminado por aquella noche. Decidí bajar al puerto, que tampoco quedaba lejos de donde estaba.
Pero por el camino, una extraña sensación se iba instalando en mi pecho, casi como si tuviera ansiedad por ver el mar. Cuánto hacía ya, ¿tres años?

"Imposible, yo no puedo sufrir ansiedad, eso es para débiles."

Sacudí la cabeza y seguí andando, casi sin fijarme en los marineros borrachos que regresaban a sus barcos, o si lo hacían solos o acompañados de prostitutas, a las que percibía porque no olían a alcohol barato y sudor.
Los navíos descansaban flotando sobre las aguas oscuras, donde se reflejaba la luna en lo alto. Siempre me había relajado ver el mar. Recordaba que cuando era pequeña me encantaba pasar por los mercadillos para buscar comerciantes que vendieran aquellas conchas donde, si pegabas la oreja, creías oír su arrullo.

Suspiré y me froté el hombro derecho. Un vampiro me lo había aplastado contra un muro de piedra la noche en la que me infiltré en aquel antro de mala muerte.
Tenía suerte de seguir respirando.
Acababa de volver de Alemania, mi país natal, donde mi maestro me encomendó la misión de eliminar al cabecilla de la banda de vampiros que asolaban las calles más oscuras de Berlín. Llegar hasta él me había costado tres años, más de 35 muertes de Esclavos de Sangre y 12 de vampiros menores. Pero al fin, había conseguido volver.

Me acerqué a los muelles, donde mi pequeña sombra, el eco de algunas voces y el maullar de un gato callejero era lo único que rompía la oscuridad.
Cerré los ojos y levanté la cabeza una vez más, intentando embriagarme con el olor y el sonido del mar. Saboreando el hecho de estar viva.


Última edición por Xaryne Ackerman el Dom Mayo 01, 2016 5:17 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Elora Paine Mar Abr 26, 2016 2:30 am

La bruja había salido de su guarida para empezar su macabro plan. Llevaba semanas gestándolo, mientras las heridas de las espalda se curaban y las del alma se hacían todavía más profundas. Todo estaba listo. Tenía todos los ingredientes necesarios para las pociones, los conjuros extraídos de libros arcanos que había tenido que localizar y la determinación férrea de llevar acabo aquella complicada gesta.

Tres semanas atrás había sido víctima de la tortura de un sádico que pensó que su estatus social y su dinero le daba carta blanca para hacer lo que quisiera con una muchacha pobre y bonita. Lo que no atisbaba a ver el infeliz es que se había cebado con la muchacha equivocada. Elora no podía perdonar aquello por varias razones. La primera porque no se merecía lo que le había pasado; la segunda porque había muchas similitudes con lo que su padre le hizo a su madre, y en ese caso su madre se vengó condenándolo a ser un monstruo horrendo y vagar por ahí convertido en animal; y tercera porque sus poderes oscuros comenzaban a despertarse. Habían estado aletargados, retenidos por sus ansias de ser una chica normal, de ser aceptada e integrarse en la sociedad. Pero ya se había dado cuenta de que jamás sería normal y siempre la mirarían de reojo, por su aura oscura, por su “no se qué” que olía a muerte. Pues ya que iban a rechazarla igualmente, ahora tendrían motivo. Su magia era oscura, era una nigromante, no tenía la capacidad de usar la magia para hacer el bien, no era sanadora ni vidente, su magia perturbaba a los vivos y a los muertos, era siniestra. Lo que siempre había considerado una maldición, era hora de considerarlo un don y por primera vez esos dones iban a procurarle una vida mejor.

El plan era seducir al hijo de puta que la humilló, darle una poción que anegaría su voluntad dejándolo como un pelele a su favor. Ya había realizado los rituales, ahora sólo tenía que encontrarlo y echarle unas gotas en su vino. Sabía que Mauritz iría al Two Bells, un pub irlandés del puerto donde solía aparecer, vestido con sus ropas caras y su sonrisa encantadora, a ver si pescaba a alguna incauta como ella para sus macabros jueguecitos. Esperó durante tres horas, pero las campanas de Notre Dame anunciaron que la madrugada estaba de camino y el desgraciado no aparecía. Quizás tuviera alguna cena fastuosa. La bruja se tragó la bilis del fastidio y pensó “ Disfrútalo, porque será la última”. Iba a arrebatarle la fortuna, la vida y cuando estuviera muerto, la libertad. Porque su venganza no pararía con la muerte. Cuando fuese un espíritu lo esclavizaría a un objeto y lo obligaría a ser testigo de cómo ella se gastaba su fortuna y arruinaba a su familia. Eso es lo que pasa cuando te metes con una nigromante.

El odio y la rabia la consumían como un fuego interno. La chica huidiza y casi invisible se estaba transformando en algo; ¿El qué? era difícil de precisar, el tiempo diría quién era Elora Paine, la hija de la bruja y el licántropo. Todavía le quemaba alguna de las heridas de la espalda, el cabrón había utilizado a conciencia una fusta de montar a caballo. Sabía que le quedarían algunas cicatrices para siempre, pero eso le recordaría que jamás debía confiar en las intenciones de los demás, y que debía aprender a leer bien el aura de la gente. Algún borracho le soltó un “halago” y ella decidió que era hora de largarse de allí. Salió del Two Bells algo ofuscada y se dio de bruces contra Xaryne.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Mar Abr 26, 2016 8:33 am

De repente, un par de voces destacaron sobre el silencio y giré la cabeza. Venían del Two Bells, una taberna que quedaba enfrente del puerto. Me dirigí hacia allí mientras me percataba de que dos borrachos le lanzaban "piropos" a alguien que iba hacia la puerta.
Ese alguien salió como una exhalación y se chocó contra mi pecho. La sujeté para que no cayera al suelo y noté cómo la palma de mi mano se humedecía levemente con algo.
¿Tenía alguna herida en la espalda?

"Mierda, sangre ahora no."

Hice como que no me había dado cuenta y la miré. Era una chica como de mi altura, morena de ojos castaños, no conseguía ver su rostro completo por la oscuridad del ambiente, aunque por sus ropas diría que de clase humilde.
La solté cuando se estabilizó y mis ojos azules recorrieron su rostro, entre preocupada por la chica y tensa. Siempre estaba tensa, así las alimañas no me cogían desprevenida.
Si algún vampiro olía la sangre de sus heridas... estaríamos en problemas. Bueno, más ella que yo, y yo no tenía por costumbre jugarme el pellejo por chicas que acababa de conocer.
Aunque por su mirada de rabia algo me decía que... de alguna manera, no era una chica indefensa y desvalida. Quizá el hecho de que no parecía preocuparle ir a una taberna del puerto sola al anochecer.
- No deberías, estar sola por aquí y menos a estas horas. Es peligroso. - La miré de nuevo cuando el farol del Two Bells reveló su rostro. Era guapa.
- Aunque supongo que eso ya lo sabes...

Volví a oler a sangre. Miré de reojo a los lados por si veía algún signo de chupasangres cerca. No debíamos revelar nuestra existencia a los humanos corrientes. Tenía que alejar a esa chica de allí.
- Te acompaño a casa. Vamos.
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Mensaje por Elora Paine Mar Abr 26, 2016 8:54 am

mecawenlamadrequetepa….pffff— La bruja se chocó contra una roca y en el estado de rabia en el que iba, no veía más allá de sus narices.— ¡¡mira por donde vas!!— Le espetó a Xaryne, pensando que sería un marinero o un portuario más, borracho y deambulando sin rumbo. ¡Encima que la había sujetado! pero es que cuando entraba en barrena no distinguía amigo de enemigo y se comportaba como una auténtica energúmena.

Levantó los ojos y cuando observó el rostro de la pared contra la que había chocado se quedó descolocada. ¿Era un hombre joven y guapo? ¿o era una mujer fuerte y atractiva? no estaba segura. ¡Y por todos los dioses viejos, que tampoco le importaba!. Sacudió la cabeza para sacarse aquellos pensamientos de en medio y le contestó con rencor.

y luego te despiertas. ¡Quítame las manos de encima!— rezongó. — como si no supiera volver a mi puñetera casa. Vete a molestar a las que cobran, que yo paso.

Uh… esa boquita. No es que tuviera una educación exquisita, pero normalmente no sacaba los demonios por la boca, tan sólo que esa noche estaba rabiosa, como las últimas semanas y lo pagaba con cualquiera que se cruzase en su camino y por razones tan ínfimas como simplemente existir o dirigirle la palabra. No era necesario tanto veneno y menos con un extraño. Extraña. Lo que fuera.

La camisa estaba manchada de sangre, justo en la zona en la que el corsé la dejaba libre. Se giró a mirarla y puso los ojos en blanco.— pffff….Otra vez…a este paso vas a acabar con todas las camisas del barrio…— Se dijo para sí misma. Volvió a fulminar con la mirada a Xaryne. Ni de coña. No iba a dejar que la acompañase, y que encima averiguase donde vivía. Que ya ves tú, todo el barrio lo sabía, pero no, así no eran las cosas.

¿Quién te crees que eres? No puedes aparecer de la nada y darme órdenes.— se cruzó de brazos, en actitud desafiante. {¡Oh, sí Elora! muy inteligente de tu parte. Si te hace algo ¿como piensas contraatacar? la vas a convertir en rana?} Pff. Su mente la troleaba continuamente.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Mar Abr 26, 2016 9:28 am

Observé perpleja el torbellino de furia que era aquella muchacha. No dejaba de decir tacos y parecía irritada por algo profundo. De todas maneras no podía dejar que se fuera sola. Las heridas de su espalda seguían sangrando, lo delataba su camisa allí donde el corsé la dejaba libre. Tanta sangre en la espalda... una serie de recuerdos fugaces me hicieron apretar los dientes. Suavicé la expresión, aquella muchacha desconfiaba de mí, lo que decía que no era la típica chica tonta.

Avancé un paso hacia la luz del farol para que me viera de cuerpo entero. Iba vestida de cuero negro, del pantalón a la cazadora. Mis tatuajes iban cubiertos por la cazadora y mis ojos azules brillaban en la oscuridad, haciendo contraste con mi pelo corto y revuelto, negro azabache a juego con mis ropas de caza. Mi apariencia gritaba "peligro".

La miré fijamente y le dirigí una media sonrisa. Nunca sonreía del todo, los años me habían enseñado que cuanto más dura fuera, mejor. Había perfeccionado la técnica de matar con la mirada, hasta tal punto que los hombres que conseguían verme el rostro no se atrevían a acercarse. Y me gustaba, no los quería cerca. No había pedido ser guapa e intentaba ocultarlo a toda costa.
Todos los que tenía cerca acababan sufriendo algún daño, el tiempo me lo había demostrado. Por eso intentaba disfrutar de la soledad tanto como podía.
Vi cómo de un callejón cercano dos ojos rojos nos miraban. Mierda, estaba aquí.

- Discúlpame, no me he presentado. Me llamo Xaryne. Xaryne Ackerman. - Le estreché la mano rápidamente y me quité la cazadora, que reticente le puse por los hombros. El cuero camuflaba el olor a sangre.
- No te la quites y no preguntes. No es mi intención que confíes en mí ni que aceptes órdenes pero créeme, tenemos que salir de aquí.

Le puse una mano en la espalda con suavidad para que no le dolieran las heridas e intenté moverla en dirección contraria al vampiro que nos perseguía. Me acerqué a su oído un momento:
- Y créeme, si quisiera hacerte daño, ya lo habría hecho.
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Mensaje por Elora Paine Mar Abr 26, 2016 11:24 am

Elora no era tonta y detectó bajo la apariencia de extraño noctámbulo, un tono de voz excesivamente femenino envuelto en ropas de cuero y sazonado con una media sonrisa depredadora. No era una mujer "normal" entendiendo por normal a la panadera, la costurera o la prostituta. Fijó sus ojos con atención en el aura de Xaryne sin detectar anomalías como las que encontraba en las auras de cambiaformas, vampiros o hechiceros. Era humana, pero no tenía un oficio usual. Por la robustez y flexibilidad de sus músculos dedujo que estaba acostumbrada a pelear como un hombre.

Ahí se equivocaba, por muy segura que estuviera de sus posibilidades o superioridad física y táctica, Xaryne no sabía con quién se estaba batiendo el cobre. La bruja entrecerró aún más los ojos y siseó.
Sigue soñando pajarillo... Antes de que pudieras tocarme estarías... Hum. — se calló en seco cuando percibió el mismo peligro del que la cazadora estaba ya estaba en guardia.

En la oscuridad no sólo brillaron un par de ojos rojos, a la vuelta del callejón dos pares más de ojos rojos estaban al acecho. El primero de los vampiros se lanzó contra Xaryne sin previo aviso. Elora reculó hacia la pared soltando un grito. La chaqueta se le resbaló de los hombros cayendo al suelo. Ahora sí que estaba jodida, nunca se había enfrentado a una subcriatura así. Todos sus nervios estaban afilados como alfileres y pulsaban en un hormigueo constante. Era la magia corriendo por sus venas, clamando una ofrenda de sangre.

Los otros dos salieron de entre las sombras, haciendo brillar sus colmillos, sedientos de sangre humana, borrachos de lujuria sangrienta, dispuestos a acabar con la cazadora que tantos quebraderos de cabeza les había dado, y con aquella chica cuya aura brillaba en un extraño color cambiante.

No sabría en qué momento su instinto tomó el control, pero el caso es que lo hizo y estaba bien que así fuera, mucho había tardado en escucharlo. Dos de los vampiros se lanzaron contra Xaryne y el otro fue derecho a ella. La escena pasó de ser tensa a ser espeluznante, a Elora los ojos se le pusieron en blanco, su pelo negro comenzó a flotar preso de una extraña electricidad estática, como si fueran las serpientes de la Gorgona y la bruja accedió al mundo espiritual. Comenzó a llamar a los muertos, a todos aquellos que estuvieran en la zona, hablando en lengua arcana, incomprensible, y los espíritus escucharon, comenzando a rodearla. El vampiro se detuvo frunciendo el ceño, eso era raro y de mal fario. La bruja entró en un trance más intenso y también sus faldas empezaron a flotar a un palmo del suelo, los espíritus siguieron su voz, el cántico arcano que estaba salmodiando.

Los vampiros que luchaban contra la cazadora estaban en superioridad numérica aunque no táctica, la mujer era buena, muy buena. El que se había detenido delante de la bruja de pronto fue al suelo, empujado por una fuerza invisible. Más de una veintena de entes espirituales se lanzaron contra él y comenzaron a deslizar su fantasmales dedos por su carne muerta. Elora ordenó a uno de los entes, un espectro que se alimentaba de energía que le drenase toda la que pudiera engullir, y el espíritu así lo hizo, dejando al vampiro agotado.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Mar Abr 26, 2016 5:00 pm

Fue un visto y no visto. Dos vampiros se abalanzaron sobre la cazadora tirándola al suelo. El golpe contra la dura roca en el cogote le escoció como mil demonios. Joder.
Consiguió ver cómo un tercero se dirigía a por la chica. Mierda, no tardaría en estar muerta.

Soltó un rugido lleno de rabia. Inconscientemente, se había hecho el propósito de salvar a la muchacha y estaba fallando. Eran dos contra uno, pero ella era más lista. Le propinó una precisa patada al primer vampiro en el estómago, que lo lanzó a tres metros de ella contra la pared de enfrente. Se revolvió con el segundo encima, no era un vampiro inferior, se notaba que tenía experiencia. Estaba a punto de quitárselo de encima cuando llegó de nuevo el primero y volvió a abalanzarse sobre ella, momento que aprovechó el segundo para hundir sus colmillos en el hombro izquierdo de la cazadora.

Xaryne gritó de dolor, eran como dos cuchillas hincándose en su alma. Pero había pasado por esto un centenar de veces.
Aprovechó la situación. Con el vampiro experto mordiéndole, el neófito se relamía creyéndose vencedor. Craso error.
Con la otra mano y a gran velocidad sacó una estaca de la funda de su muslo y atravesó limpiamente al novato. El otro vampiro parpadeó y salió de su hombro, desgarrando su carne y provocándole otro grito de dolor.

"Te vas a cagar, cabrón."

Le dio un puñetazo en la cara, deformada por la sed de sangre, lo que lo desestabilizó ligeramente. Momento que aprovechó la cazadora para ponerse encima de él con una vuelta perfecta y clavarle la misma estaca en el corazón.

Xaryne jadeó y se estaba tapando el hombro desgarrado, cuando se dio cuenta de la situación que se estaba desarrollando enfrente de ella. La muchacha, que antes parecía inofensiva, soltaba una especie de conjuro en una lengua extraña mientras su pelo flotaba y tenía los ojos en blanco.
Era una bruja. Desde el principio había intuido que aquella chica no era normal.

El vampiro que la había atacado parecía estar quedándose sin fuerzas, supuso que por los espíritus que estaba conjurando. Sabía que era peligroso meterse en el flujo de energía de una bruja, había conocido a más de las que le gustaría. Pero la chica parecía estar agotándose y el vampiro no moría.
A pesar del intenso dolor que sentía y chorreando sangre por el brazo, Xaryne apretó los dientes y le clavó la estaca al tercer vampiro en el suelo, que se disolvió en cenizas en el acto. Se volvió hacia la bruja, resoplando. Iba a reprocharle el no haberle revelado nada cuando la muchacha volvió en sí.

Las fuerzas parecieron abandonarle. Empezó a caer al suelo, pero la cazadora dio un salto y la cogió a escasos centímetros de que la roca golpeara su cabeza. Miro su rostro, pálido y sudoroso.
¿Mierda... estaba muerta?

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Mensaje por Elora Paine Mar Abr 26, 2016 5:53 pm

https://www.youtube.com/watch?v=dn7dW6xCMXY

La bruja se había lanzado de cabeza al mundo espiritual exigiendo a los entes que la ayudasen, que la obedeciesen en un baile macabro, una pugna de voluntades donde la bruja partía con ventaja. En el plano etéreo el tiempo fluía de otro modo, la percepción del tiempo y el espacio era diferente. Las almas estaban compuestas de energía, de vapor, de cendales de niebla blancos, azules, grises, negros…No podía darse cuenta de que manejar las voluntades de dichos espíritus pasaba factura. Su madre siempre la había avisado “Elora, toda magia tiene un precio.” El precio de su intento desesperado por sobrevivir y salir ilesa de ese ataque estaba siendo físico. Además de las heridas que todavía tenía abiertas, estaba perdiendo temperatura corporal a marchas forzadas, su propia energía vital se estaba agotando de ejercer control sobre ese mundo paralelo.

En algún punto los entes se arremolinaron bailando y aullando, celebrando la destrucción de su objetivo, y caminaron hacia la bruja en busca de más bocados de vida cual horda de zombies. Gritó o eso le pareció, pero en el plano espiritual no había sonido, sólo los quejidos de las almas y por u momento se sintió desvanecer, como si su mente se quisiera diluir en nieblas compartiendolas con los muertos. Algo tiró de ella hacia fuera, Elora dejó de gritar en silencio para hacerlo en la realidad y regresó al plano real con la respiración agitada, los ojos muy abiertos y sintiendo la oscuridad cernirse inevitablemente sobre ella.

Agarró la mano de Xaryne, como si de una tabla de náufrago se tratase, dejó caer en ella una llave y consiguió musitar — 23 de la Rue de Saint Severin…la buhardilla…— y después el mundo se desvaneció antes sus ojos notando el vértigo de caer al vacío.

La casa de la bruja no estaba muy lejos, pero cargar con otra persona estando herida sería tarea titánica. Elora no era muy grande, y estaba bastante delgada por la vida miserable que siempre había llevado. Era un cuarto piso al que se accedía por una escalera muy inclinada donde las tablas de madera crujían sin descanso.

La pequeña vivienda era vieja y desvencijada, llena de trastos y cachivaches raros, libros por doquier y hierbas amontonadas por todas partes, frascos y tarros de todos los tamaños y colores y un olor penetrante a Acónito, la planta venenosa con la que había elaborado la poción para el hijo de perra de Mauritz. Cuando abrió los ojos le dolían las retinas como si alguien hubiera ensartado dos agujas de tejer desde la nuca hasta los ojos. Le dolía cada músculo y cada célula que pudiera doler. Joder. Lo mismo estaba muerta. Pero si estaba muerta y se había quedado atrapada en su propia casa…menudo hijo de puta era el destino, tenía un humor muy macabro. Probó a mover un dedo… nada. Joder!! estaba muerta!! y no había caminado hacia la luz. Puta mierda de vida. Se había quedado en la buhardilla. Soltó una carcajada de pura desesperación. Era tan patética que se había convertido en una puñetera alma errante que quedaría a merced de hechiceros. Algo cálido comenzó a rodarle por las mejillas…¿Los entes podían llorar? no me jodas!!! No estaba muerta!! y esta vez si empezó a reirse como una desquiciada, haciendo honor al apodo de su padre “El Loco Paine”.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Miér Abr 27, 2016 6:49 am

La bruja se desplomó en el acto. ¿Mierda... estaba muerta? Le toqué el cuello para buscarle el pulso. Su piel estaba pálida y sudorosa y se veía muy débil. Cualquiera podría aprovecharse de ella en aquella situación. Apreté los dientes para suprimir los recuerdos que flotaban en mi cabeza.
De pronto movió una mano y la puso sobre la mía. Algo duro y de metal descansaba entre ambas. Consiguió susurrar una dirección... supuse que la de su casa. Resoplé.
"Quién me habrá mandado a mí salir esta noche, joder."

La dirección que me había dado no quedaba lejos y yo me conocía París como la palma de mi mano... sobre todo los arrabales. No quedaba otra si la mitad de los vampiros de la ciudad cazaban allí. Eché un vistazo al rostro inconsciente de la chica. De verdad era guapa. "Guapa como..."
Sacudí la cabeza, no era ni el momento ni el lugar para desbloquear recuerdos que me había ocupado de enterrar en lo más profundo de mi mente. El alcohol era buen enterrador.

Pasé el brazo por debajo de las piernas de la bruja y apoyé su cabeza en mi hombro bueno. Era una suerte que pesara poco y fuera pequeña. Me eché como pude mi cazadora de cuero por encima del hombro herido y con un esfuerzo enorme conseguí levantarme con la bruja sobre el brazo. Llegar a aquella casa no iba a ser tarea fácil.
Por no hablar de que mi hombro seguía chorreando sangre. Iba a echar a perder mi chaqueta favorita.
Cogí aire y probé a dar unos pasos. Aguanté un grito de dolor cuando una pierna me falló y una de mis rodillas tocó el suelo. Notaba la débil respiración de la muchacha en el cuello. Tenía que llegar a esa maldita buhardilla o seríamos pasto de los vampiros del puerto. Y ya tenía suficientes chupasangres por una noche.

Paso a paso fui prácticamente arrastrándome (porque aquello apenas podía considerarse andar) por los callejones oscuros de París. Cualquiera que viera aquella estampa no dudaría en huir... o en atacarnos. Esperaba que lo primero, porque cargando una bruja en un brazo y con el otro herido, no iba a poder hacer gala de mi estilo de lucha. Notaba cómo mis fuerzas iban escapándose según llegábamos a la Rue Saint Severin. ¿Mierda... dónde quedaba el 23?

Vi cómo aparecía una especie de farmacopea. Ah sí, la madame de aquel sitio tenía fama de ser un ogro gruñón. "Estupendo, lo que me faltaba."
Entré en la tienda y puse la mejor cara que pude. Había llegado el amanecer, quizás la mujer estuviera ya despierta. Si podía ocultar el rostro de la muchacha y evitar que mirara mi hombro, con suerte podría subir sin que hiciera muchas preguntas. Me encontraba al límite de mis fuerzas y me pregunté si podría subir las escaleras sin que rodáramos las dos. Resoplé de nuevo. Aquella bruja me debía una bien gorda.

Entré en la tienda como pude y escuché. Ni un ruido. Comencé a subir las escaleras hacia la buhardilla apoyándome en la pared y realizando uno de los mayores esfuerzos de mi vida. Si caía yo, caeríamos las dos y probablemente nos abriéramos la cabeza.
"Puta escalera."
Era una muerte demasiado poco digna como para aguantarla toda la eternidad. Acabé de subir las escaleras y me dirigí a la puerta de la buhardilla. Un poco más.
Fue entonces cuando oí que abajo se abría una puerta. Mierda, la madame. Saqué la llave con el brazo herido de mi bolsillo y tras dos intentos conseguí abrir la puerta mientras escuchaba los pesados pasos de la madame, que subía para comprobar que la muchacha estaba allí.
"Mierda, mierda, mierda."

Entré en la buhardilla como una exhalación, pero un rechoncho brazo me agarró del brazo herido a medio camino, lo que me hizo aguantarme el grito de dolor que hubiera destapado todo. Tenía suerte de que la luz no hubiera llegado aún a aquella planta.
La mujer, una señora gorda, bajita y con cara de mala leche, nos miró de arriba a abajo y apretó más mi brazo. Tragué saliva y puse mi mejor y más femenino tono de voz:
- Buenos días madame, siento haberla despertado, la muchacha ha bebido demasiado y soy una de sus amigas, haga el favor de perdonarla. Yo la dejo aquí y me largo enseguida.
La señora nos miró con los ojos saliéndole de las órbitas, a punto de caernos la mayor regañina del siglo. No me venía bien que se pusiera a gritarnos y alertara a todo el vecindario, así que me acerqué a ella y me giré de forma que se me viera la cara a la luz de la vela que traía y ocultaba el rostro inconsciente que respiraba débilmente sobre mi cuello. Por una vez, el hecho de ser guapa iba a servirme.

Puse mi mejor sonrisa y dejé que mis ojos azul hielo hicieran el resto. La mujer me miró y suavizó su agarre en mi brazo.
- Muchas gracias por su comprensión, madame, la resaca será suficiente castigo para ella mañana.

Entré corriendo a la habitación y cerré la puerta con pestillo. No tuve tiempo de respirar. Dejé a la bruja sobre la cama y mi cabeza cayó de bruces sobre su estómago. Notaba que me iba quedando inconsciente; por fin, la pérdida de sangre había causado estragos. Iba a morir desangrada en una buhardilla. Buen final para la apodada "Muerte Negra". Patético.
Noté un movimiento en la bruja y vi de reojo que estaba llorando. Estaba viva. Sonreí débilmente y noté el movimiento de su estómago bajo mi cabeza mientras se reía como una desquiciada.
Lo último que pensé antes de desmayarme fue:
"Joder, todas las locas me tocan a mí."
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Mensaje por Elora Paine Miér Abr 27, 2016 12:07 pm

Aquello era un juego de desmayos. Cuando una recobraba la conciencia la otra comenzaba flotar entre las brumas negras del subconsciente. Tardó todavía unos largos minutos en volver a tener sensibilidad en su cuerpo. Comenzó por los dedos de los pies y fue ascendiendo hasta la cabeza. Cuando por fin pudo mover las manos, se incorporó apoyando estas sobre el duro colchón y se las pasó por las mejillas limpiando las lágrimas. No se esperaba hallar la cabeza de Xaryne apoyada sobre su vientre, a pesar de que hacía un rato que notaba su peso sobre la piel.

Vale, estaba viva gracias a ella. En su cabeza flotaban millones de interrogantes sobre lo sucedido en el puerto.Decidió posponerlos en aras de atender algo mucho más urgente, la mujer que la había salvado estaba inconsciente y sangraba con profusión por una herida abierta en el hombro. La apartó con suavidad y levantó sus piernas hasta dejarla tumbada sobre la cama. Tenía la impresión de que en su cerebro una horda de polillas carnívoras hacían carreras por engullirlo, de tal magnitud era el dolor de cabeza que tenía. Épico.

A pesar de todo se recompuso y fue capaz de mezclar en la cocina unas cuantas hierbas que detendrían la hemorragia y evitarían la infección. Lavó con cuidado las heridas de Xaryne, extendiendo generosamente el potingue que olía a rayos y vendando después el hombro ejerciendo algo de comprensión.

La pobre había realizado un sobreesfuerzo inhumano para matar a los vampiros y arrastrarla hasta casa, pero parecía que lo único que necesitaba eran algunos cuidados para poder recuperarse. El misterio parecía resuelto: la mujer era una cazadora. La había librado de tres vampiros aunque no se podía decir que la bruja no hubiese cumplido con su parte.

Tras realizar las curas a Xaryne puso en la tetera a hervir y llenó un vaso con unas hierbas que la ayudarían a calmar el dolor punzante de las sienes. Comenzó a beberla a sorbitos mientras preparaba otra tanda de utensilios de cura, pues su espalda había salido mal parada del encuentro con los vampiros. Esperaría a que la mujer despertarse y a que su mente se esclareciese un poco para poder mantener la conversación que aquel despropósito merecía. Pero mientras todo esto tardaba en llegar, decidió a atender a las viejas heridas. Se quitó el corsé y la camisa y con un paño blanco empapado en alcohol se desinfectó las llagas abiertas. Se le escapó algún quejido de dolor, pues la bruja no estaba acostumbrada a los rigores físicos más que a la mordida de el hambre no saciada en el estómago, o al duro puñal del frío invernal que te calaba hasta los huesos.

Encendió un par de velas para poder ver mejor el alcance de sus propias lesiones, pero el hecho de tenerlas en la espalda no ayudaba. Untó una buena capa de ungüento cicatrizante sobre ellas y volvió a colocarse una venda y la camisa por encima. Cuando terminó se pinzó el puente de la nariz, exhausta, con el miedo todavía en el cuerpo, y para colmo, una extraña desmayada en su cama. Observó a Xaryne con detenimiento, sus rasgos eran angulosos, llenos de carácter y con una extraña belleza que la confundía. Toda ella tenía un aire masculino pero a la vez destilaba feminidad por los cuatros costados, y más aún allí tendida, dormida y respirando con tranquilidad. Era inquietante y fascinante a la vez.

La bruja pensó que si su padre estuviera allí, en primer lugar les habría echado la bronca, habría roto algo, habría maldecido en ocho idiomas y se hubiera cagado en su puta madre. Y quizás después de todo eso estaría medio contento de no tener que matar al hombre que la hubiera traído a casa. Porque Paine era así, era un macho alfa descontrolado y cada vez que Elora le había hablado de Mauritz o de cualquier anécdota diaria en la que interviniese un hombre, se había puesto a rebufar y maldecir.

Como Xaryne tardaba en despertarse, se entretuvo limpiando la sangre de la chaqueta de cuero. Algo de mancha iba a quedar, pero si podia impedirlo, al menos minimizaría el estropicio.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Miér Abr 27, 2016 1:22 pm

Volví en mí con un horroroso dolor de cabeza. El hombro me ardía como mil demonios. Observé tumbada el techo que tenía enfrente de mí. ¿Dónde estaba? ¿Habría bebido y de ahí la resaca de la muerte que parecía tener? Me dolía todo el cuerpo.
De golpe, todos los recuerdos de la noche anterior se atropellaron en mi cabeza.
¡¿No había muerto desangrada?!

El hecho de tensar todo mi cuerpo de golpe me arrancó un gruñido de dolor, pero me senté en la cama con rapidez, obedeciendo a los instintos de cazadora que llevaba impresos en mi sangre. Miré a los lados y unos intensos pinchazos me apuñalaron la mente. El hombro me dio entonces un tirón y grité de dolor.
De repente, fijé la mirada en alguien sentada cerca de mí. Era la bruja. Maldita muchacha. Me había jugado la piel por ella y ni siquiera sabía por qué. Bueno, en realidad sí lo sabía, pero no quería pensar en eso ahora.

Entrecerré los ojos agarrándome el hombro herido, que apareció cuidadosamente curado y vendado. ¿Era curandera? Lo dudaba, ya que la había visto en acción y eso no se parecía en nada a una bruja blanca. Pero si era una nigromante, podía simplemente haberme dejado morir para reclamar mi alma de cazadora y conseguir un espíritu fuerte al que invocar en caso de batalla.
"Lo que hubiera sido una enorme putada."

Me aclaré la garganta con el cuerpo a punto de saltar si fuera necesario.
¿Estaba... limpiando mi cazadora? Sí, sin duda estaba loca.
- Me has... dejado vivir, nigromante. - Mi voz reflejó un ligero tono de sorpresa. - ¿Por qué? Mi espíritu a tu merced hubiera sido un aliado valioso.

Seguía desconfiando de ella, pero la había salvado yo también de morir devorada por los vampiros, así que como mínimo me merecía una explicación coherente de qué hacía en el puerto a aquellas horas. Preguntaría despacio, con las brujas, nunca se sabía.
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Mensaje por Elora Paine Miér Abr 27, 2016 3:31 pm

La bruja se quedó observando la reacción de Xaryne con cierta tensión. La había visto enarbolar una estaca y reventar el corazón de tres vampiros con tanta facilidad como un mono se come un plátano. Bien podía levantarse de la cama y estacarla también a ella. Pero algo en su intuición le decía que no, que eso no iba a suceder. Como ella mismo le había dicho “ Si hubiera querido hacerte daño ya lo habría hecho.” Claro que eso lo dijo antes de que Elora se pusiera espeluznante con los ojos en blanco y el pelo flotando cual Gorgona siniestra.

Enarcó una ceja y de nuevo bajó los ojos hacia la chaqueta, donde siguió frotando la mancha, como si aquello fuera lo más interesante del mundo. Prefería no mirarla a los ojos cuando hablase, porque notaría su incomodidad. Había logrado hacer un hechizo de dominio sobre las ánimas que ni ella mismo se lo creía, pero su debilidad y su falta de entrenamiento la habían dejado en evidencia. Era un proyecto de bruja bastante lleno de taras.

Nadie me asegura que te hubieras quedado en este mundo. Si te reclama la luz o el infierno, yo no puedo hacer nada.

Bueeeeeeeno. Eso no era del todo así, pero es que los conjuros para traer de vuelta ánimas reclamadas en otros planos no venían en los manuales de principiantes para brujas.

Además tú me querías ayudar incluso antes de saber que habían más vampiros. Seré una bruja, pero no soy tan rastrera, sé lo que es una deuda, y ahora ya estamos en paz.

Dejó la chaqueta en la silla para que se secara y fue a verter agua en el otro vaso donde había hierbas, como las suyas. La infusión desprendía un suave olor especiado, y se la llevó a Xaryne sobre un plato que no conjuntaba con el vaso, pero evidentemente era pobre, así que bastante es que tenía ambas cosas.

Te irá bien, es como la mía. Lleva sauce blanco, cúrcuma y harpagofito. Te calmará el dolor y prevendrá la infección.— le dio un trago a la suya y después soltó una carcajada, pensativa.— o te irás por la pata abajo, ¡quién sabe! no soy la mejor curandera de la ciudad, pero si te sirve de consuelo, la receta era de mi madre y a mí me ha ido bien con esas proporciones.— Esperó la reacción de Xaryne cuando ella estaba aflojando un punto la tensión y la incomodidad y le dio otro trago, esta vez con expresión visiblemente más relajada. Elevó los ojos para mirarla desde el borde de su taza a través del vapor que desprendía la infusión.— Elora. Es mi nombre. No “bruja del demonio” ni “bicho raro”, pero también me giro cuando alguien me llama así.— se encogió de hombros y miró a través de la ventana de rayados cristales, afuera había estallado una buena tormenta. Se podía escuchar el repiqueteo furioso de la lluvia en el el alféizar y el restallar de los truenos en el horizonte. Por el motivo que fuera, tener compañía, aunque fuera tras un desafortunado encuentro, la relajaba. Cada vez estaba más sola en el mundo, y con las cosas que le habían sucedido últimamente, se sentía aún más atrapada en aquel retiro forzoso. Tan sólo hablaba con Paine, con la vieja dueña de la tienda y con Gael al que veía de uvas a peras. En este caso, Xaryne era una mujer, y eso la tranquilizaba un poco más, porque estaba algo recelosa con los hombres tras aquella noche infame.

Esos vampiros te estaban siguiendo a ti, yo bajo al puerto con cierta frecuencia y nunca me había cruzado con ninguno.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Miér Abr 27, 2016 4:09 pm

Miré a Elora mientras me preparaba la infusión. Me había salvado de morir desangrada y estábamos en paz, ahí tenía razón.
Observé la habitación con curiosidad. Era una buhardilla algo destartalada, se notaba que la chica vivía una vida humilde. Cuando me pasó aquel mejunje de hierbas torcí un poco el gesto. Normalmente nunca me fiaría de algo que me estaba dando una desconocida, y menos cuando me dijo que lo mismo me iba por la pata abajo. Pero miré su rostro. Evitaba mirarme y estaba tensa.
"No me extraña, con estas pintas..."

Cuando le pregunté por qué no había reclamado mi espíritu, me dijo que no sabía si iba a quedarme en ese plano. Había conocido a suficientes brujas como para saber que se podía invocar al mismísimo San Pedro si tenías suficiente poder. Eso me demostraba que quería echarse el farol pero que no era una bruja demasiado experimentada.

Suspiré y tomé un trago de la infusión para que se tranquilizara un poco. Me seguía doliendo el hombro y la cabeza me martilleaba, pero la infusión me sentó bien.
- Gracias, está buena... Elora.

Sonreí de medio lado y seguí bebiendo la infusión sentada en la cama. No era muy buena relacionándome, yo lo sabía, pero esta chica tenía algo que extrañamente me tranquilizaba. Quizás era que podía convertirme en rana si la cagaba.
- Los vampiros olieron tu sangre, no soy yo la que intenta cubrir esas marcas. - La miré fijamente y se lo dije directamente.
- Y sí, sé qué es lo que deja esas marcas.

La miré y por un momento, la idea de lo que le habían hecho me enfureció. Apreté la mano sobre la taza y a punto estuve de romperla, pero me obligué a calmarme. Respiré hondo, dejé la taza vacía en la mesilla y me levanté, tambaleándome. Seguía hecha mierda y furiosa, así que simplemente dije con voz neutra:
- Dame su dirección y mañana estará muerto.

Me dirigí renqueando hacia la silla donde había dejado la cazadora secándose. Fuera diluviaba, pero supuse que tras lo que le había soltado me gritaría que me largara.
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Mensaje por Elora Paine Miér Abr 27, 2016 6:03 pm

~(Este post es eminentemente diálogo, está roleado en CB.)~

La bruja se tensó, envarando la espalda, notando cómo le tiraban las cicatrices al hacerlo. Su padre era el único que sabía de lo que le había pasado y no era algo que quisiera andar contando por ahí. Ensombreció el gesto y dejó el vaso reposar sobre la mesa. — No te metas. Es mi problema y yo lo solucionaré. Quizás no sea tan buena luchando y matando como tú, pero hay muchos tipos de venganza, y yo me cobraré la mía.— Se levantó y sacó un cuchillo enrome de un cajón, el mismo que se había clavado accidentalmente cuando le dio el botón a Gael, y sacó también una barra de pan, iba a hacer algo de cenar, o desayunar o lo que fuera.— tu también persigues una venganza, apuesto a que no quieres que nadie te la niegue.

La cazadora soltó una risotada siniestra, dejando la chaqueta en la silla y acercándose a Elora sólo con la camiseta de tirantes que llevaba. Con una mueca torcida agarró la mano de la bruja que sostenía el cuchillo y se lo puso en su propia garganta.
Yo ya he cumplido mi venganza y no me siento mejor.—
Apretó la mano de la bruja y del cuello de la cazadora cayó un hilillo de sangre.—¿Serás capaz de matarlo a sangre fría?

Por los callos del rabo de Satanás!!! ¿de qué coño iba aquella zumbada? se estaba apuntando a sí misma con ese cuchillo? La bruja frunció el ceño y con toda la naturalidad del mundo agarró con las dos manos la de Xaryne tirando hacia abajo del arma.— No tiene ni puta gracia. No quiero tu sangre en mi cena, la sangre sólo me sienta bien si es de vírgenes y tú no eres una.— Y punto. Porque yo lo valgo. No había probado nunca la sangre humana, pero fue lo primero que le vino a la cabeza.— Pues si no te sientes bien, desayuna avena, que te permitirá una evacuación fluida, no me jodas. Lo tuyo es amargura, lo grita tu aura.

La cazadora soltó otra risa. Otro farol. No creía que hubiera probado sangre y menos de vírgenes. Era demasiado joven.
- ¿Y quién te dice que no lo soy? Nunca he yacido con un hombre, te lo aseguro. - le dirigí mi sempiterna media sonrisa, esta bruja me divertía... y hace mucho tiempo que no me divertía. - A lo mejor necesitas desangrarme para aumentar tu poder. ¿O también vas a desmayarte al ver sangre?
Miré a la ventana, fuera estaba diluviando. No me había gritado que me largara, al menos todavía. Hice una mueca, el tirón que me había dado en la mano había traído de nuevo el dolor de la herida. La miré fijamente a los ojos y la dije con mofa:
- No me he tragado ninguno de tus faroles, doña bruja de Salem.


Elora arrugó el gesto y gruñó, enfurruñada.— grrrmf. Pues peor para ti, ya lo descubrirás por las malas. ¡Vale! no soy una asesina, no me baño en sangre de niños ni me como sus corazones…aún. ¿Contenta? ah! sí! ríete, es para partirse el churro, menudo fraude de bruja ¿no?.— Dejó caer el cuchillo sobre la madera con un golpe seco.—Trágate lo que te de la gana, pero esa infusión y un desayuno serían lo más adecuado. Pero…— se separó de la cocina y le hizo una reverencia teatral y puso un tono irónico cuando habló.— Haga usted lo que le dé la gana, doña Estreñida, siento que esto no sea el Ritz.

La cazadora volvió a reírse con la pequeña pataleta de la bruja. Se había reído más esa noche que en los tres años que pasó en Alemania. Incluso había llegado a pensar que no podría volver a reír.
Ante los aspavientos de la bruja, Xaryne cogió una de sus muñecas y la acercó a su cuerpo para que se calmara. Miró a los ojos de aquella criatura. Era fascinante.
- No me río de ti, brujita, simplemente nunca había conocido a alguien como tú. - La miró de cerca a los ojos y soltó su muñeca. Se quedaron de frente, muy cerca.
- Practicas la nigromancia, pero curas a la gente. Utilizas las artes oscuras, pero no has matado a nadie. No conoces las bases de tu poder. Es como si fueras... una dual.— Había oído hablar de las brujas duales. Eran aquellas brujas que no seguían un arte mágico determinado, sino que poseían dos artes opuestas de nacimiento. Necromancia y curación... interesante.


Aguantó la respiración cuando fue arrastrada con fuerza hasta estar a dos dedos de la cara de aquella mujer y tragó saliva. Era desconcertante, porque era una mujer, pero no actuaba como tal. En general todas las mujeres que conocía eran unas cotillas, verduleras que hablaban a gritos o crías sumisas que aguantaban los chorreos de cualquiera que les elevase el tono. Ella había admirado siempre la fortaleza de Edora, su madre, pero había echado de menos su cariño, porque la bruja siempre la crió en la supervivencia y en estado de alerta, lejos de todo aquello que podía ser bonito o bueno. Sin embargo Elora no era como su madre y no estaba acabada, consumida y con el alma negra llena de odio. Todavía.— No soy una nigromante con vocación de monja de la caridad!!.— elevó la barbilla entornando los ojos, en ese egesto tan Paine.— estoy estudiando mucho y conseguiré controlarlo a mi voluntad.— por un segundo le pudo más la curiosidad que el orgullo.— ¿qué es una dual?

Xaryne sonrió, inconscientemente ella también había aguantado la respiración un momento al estar tan cerca de la chica. No podía dejar de mirar sus ojos castaños, permitiéndose un vistazo fugaz a esos labios carnosos que guardaban una lengua afilada como colmillo de vampiro.
- Ser una dual no significa que tengas que ser una monja de la caridad - dijo repitiendo sus palabras en tono bajo y a escasos centímetros de ella. - Significa que tienes dos poderes arraigados en tu ser. Que puedes elegir servir a la luz o a la oscuridad... O encontrar el equilibrio y ser una de las brujas más poderosas de todos los tiempos. Hay una forma de saberlo.

Con mucha cautela la cazadora subió una mano y con el dorso acarició levemente el rostro de la bruja. No duró nada, apenas un suspiro, pero el cuerpo de la cazadora se estremeció por dentro. ¿Qué le estaba haciendo aquella muchacha de lengua viperina y ceño fruncido?
- Si te sumerges demasiado en la oscuridad... - los ojos de la cazadora pasaron de azul hielo a azul zafiro. - Acabará engulléndote.

https://www.youtube.com/watch?v=VeeQSJ_xDg4

Todo cuanto rodeaba a Elora era un halo gigante de muerte, de fantasmas y almas errantes. Hambre, frío, tos, dolor. Soledad, días cortos y largas noches escuchando susurros y lamentos de los muertos. Pero siempre había esperado en su fuero interno un rayo de luz, una chispa en la oscuridad que hiciera retroceder a las sombras. El contacto físico era una de esas cosas. No la conocía de nada y sin embargo el roce de sus dedos quemaba, como un grito rompiendo el silencio que hablaba de tantas ausencias en su vida. Cerró los ojos por un segundo, lo que duró aquel roce sintiendo como el vello de la nuca se ponía de punta. Cuando los abrió observó el cambio de color de sus pupilas ¿o se lo habia imaginado?.— ¿cómo se puede saber?

Xaryne respiró hondo y cuando habló, lo hizo mirándola fijamente a los ojos, tanto que pocas personas lo aguantarían. Siempre le habían dicho que esos ojos parecían ver el alma de las personas.
- Siempre que invocas tu magia estás llena de ira. De tristeza, de odio, de pena o de soledad. Esos sentimientos son lo que atraen a los entes oscuros. No has conocido la luz.

La cazadora se aventuró un poco más. Con la suavidad y el cuidado con el que se movía ante los animales asustadizos, subió sus manos y le acarició el rostro con ellas, dejando que sus pulgares acariciaran las mejillas de la bruja. Rozó suavemente las ojeras que enmarcaban sus ojos y siguió hablando con suavidad, sin dejar de mirarla a los ojos ni un instante.
- Yo no estoy hecha de luz. Mi corazón es oscuro y profundo, pero una vez, hace años, llegué a vislumbrar de reojo lo que algunos llamarían felicidad. Para luego arrebatármelo todo de nuevo.— No sabía por qué se estaba sincerando con Elora, pero aquellos ojos la atrapaban.
- Si consigues rozar la paz o la tranquilidad por un segundo... si consigues dejar atrás por un momento esa ira, ese odio, el hambre, la desesperación y la soledad... entonces... los entes blancos aparecerán ante tus ojos y podrás invocar su poder. Y sólo conozco un método para olvidar...—Tragué saliva, esperando totalmente quieta y con las manos sobre su rostro su respuesta.


Si Paine estuviera allí rompería el momento mágico soltando una burrada como “lo mejor para olvidar es follarte a dos putas y caer inconsciente cocido en ron”. Pero por suerte o por desgracia para Elora los genes de Paine todavía no la habían embrutecido hasta ese punto. Notaba el calor del tacto en su cara, completamente inesperado, pero instintivamente deseado. A todo el mundo le gustaba ese calorcito humano aunque fuera en ocasiones especiales y ella tenía una cuenta con saldo negativo en cariño. Xaryne estaba quieta, no la estaba forzando como aquel cabrón sádico. Y sin conocerla de nada le estaba contando cosas que podría jugarse la mano a que no las sabía casi nadie. Eso se llamaba conexión, simple y llanamente, y Elora nunca había estado del todo cuerda, así que olvidó la suspicacias y se dejó llevar por su instinto. Recortó la escasa distancia que la separaba y la rodeó con sus brazos, abrazándola y apoyando su barbilla en el hombro que no estaba herido. A pesar de estar rodeada de hierbajos y de los olores propios de la humanidad indigente de los suburbios de París, la bruja olía a flores de cerezo. Se había bañado y lavado el cabello con la intención de seducir a Mauritz, y ahora se encontraba allí, sin saber cómo, estrechándose contra otra alma muerta en vida, como la suya.


El corazón medio muerto de la cazadora pegó un vuelco cuando notó los brazos de Elora rodeando su cuerpo. Como por instinto, la rodeó con los suyos y acarició su cabeza con suavidad. Nunca se hubiera imaginado que tendría un momento de calma como aquel en su oscura vida.
Con mucho cuidado depositó un roce de labios en su sien, tan sutil que pudo no haberlo notado. Todo su cuerpo le impulsaba a protegerla, como si hubiera estado esperando esa bocanada de aire fresco durante años de aguantar la respiración.
Se apartó lo suficiente como para coger con suavidad su barbilla y susurrar:
- Cuando te sientas en calma... - Puso una de las manos de Elora sobre su hombro herido y la sostuvo allí con una de las suyas. Una mueca de dolor deformó levemente su expresión, pero sonrió de medio lado.
- Sé que podrás hacerlo.

La miró fijamente a los ojos, y desprendiéndose por un momento de la oscuridad que parecía agarrar su corazón, la besó.
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Mensaje por Elora Paine Jue Abr 28, 2016 2:04 pm

Elora se había quedado muda, cosa absolutamente impensable en ella, y si Paine estuviera allí habría abrazado a Xaryne dándole la enhorabuena por haber hecho callar a su hija de una vez por todas, porque él odiaba sus parloteos, decía que le reventaban la cabeza resacosa.

El momento había sido intenso, arrasador y a la vez todo se había producido una fluidez asombrosa. No se había sentido violenta ni agredida como le sucedió con el cabrón de Mauritz, todo lo contrario. El abrazo fue mullido, tranquilizador, como si se conociesen de mucho tiempo atrás aunque se conocían apenas unas horas. Era un diálogo mudo en el que hablaban sólo la piel, los ojos, el tacto y el olfato. Era como si no necesitasen contarse que arrastraban una historia llena de ausencias, dolor y soledad, porque esa certeza traspasaba piel y huesos y llegaba clara de la una a la otra. Era una conexión demoledoramente honesta, sin artificios ni apariencias, porque en tan solo unas frases habían dejado al desnudo las capas del alma que la mayoría de la gente no llegaba ni a intuir.

Por todos esos motivos el beso de Xaryne no encontró resistencia a su paso. La cazadora se había lanzado al vacío sin paracaídas; lo normal es que hubieran saltado todas las alarmas de la bruja, pero confluían muchas cosas en ese momento. Estaba en medio de algún proceso de transformación vital, todo su mundo estaba patas arriba ahora que sabía quién era su padre y lo había asumido; le pesaba el vacío que dejaba su madre y le escocía el alma de la humillación sufrida, avivando el fuego de la venganza. ¿Quién era Elora? ¿Dónde estaba? ¿Hacia dónde iba? preguntas existenciales sin respuesta que favorecieron el maremagnum mental. Y en medio de aquel caos, la chispa brillante, la pequeña luz en la oscuridad.

Los instintos habían tomado el control esa noche y el beso fue devuelto sin recelo, con el hambre atrasada de quien tiene sed y lleva semanas bebiendo cenizas. Con la curiosidad del explorador que se encuentra frente a un nuevo tesoro pirata. Mierda. Joder. Era eso. Ella era un exótico y exquisito bocado para Xaryne.

Se separó de ella con un seco tirón hacia atrás y le cruzó la cara de un bofetón. No es que doliera mucho porque Elora no tenía mucha fuerza física, pero sus ojos gritaban y centelleaban repletos de ira.

¡¡No soy una puta!! si querías diversión deberías haberte quedado en el puerto!!! ¿Qué ibas a hacer luego? matarme???!! es lo que hacéis los cazadores ¿no? ¿¿¿Es así como cazas brujas???.— en ese preciso instante sí que tenía pinta de fiera acorralada, esperando el zarpazo del depredador.

Observó la reacción de Xaryne y justo cuando estaba terminando de soltar la retahíla de maldiciones se arrepintió inmediatamente de hacerlo. A la cazadora aquello la había pillado por sorpresa, no había ningún tipo de plan frustrado ni de intención extraña. { Jodeeeeeeeer Elora, eres una crack. Se te da genial hacer amigos.}

Se llevó las manos a la cara frotándosela como tratando de despertarse de un mal sueño y finalmente soltó un — aaaaaaaarggghh!!!!.— de pura frustración.— Vale, lo siento!! no quería decir eso. Bueno sí, quería decir exactamente eso, pero no te lo mereces y…— gesticulaba con las manos, pensando en voz alta y moviéndose de un lado a otro como un león enjaulado.— yo no sé qué hacer ahora mismo, tan sólo sé que debería callarme y dejar que te vayas toda digna y enfadada, pero no quiero que lo hagas y…¿por qué coño no puedo dejar de hablar.?
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Lo que trae la marea al anochecer  (Privado) (+18) Empty Re: Lo que trae la marea al anochecer (Privado) (+18)

Mensaje por Xaryne Ackerman Jue Abr 28, 2016 7:29 pm

El beso de Elora fue como la ráfaga de aire fresco que llega sin querer bajo el sol de las cuatro en verano. Como la bocanada que se coge al pasar un minuto bajo el agua. Como una chispa de luz, bajita y castaña, en la oscuridad.

Durante tres segundos sólo existieron dos pares de labios, entrelazándose como serpientes en algo que parecía basarse en los años de soledad mutua. De dolor. De oscuridad. Dejaron de ser bruja y cazadora para pasar a ser dos cuerpos con necesidad el uno del otro, de sentirse apreciados un momento bajo las caricias ajenas que parecían buscar el tacto de un corazón errático, del que sólo quedaba un pum-pum medio cojo.

Hasta que un bofetón cruzó la cara de Xaryne. Abrió los ojos y miró a Elora con tremenda confusión. ¿Qué acababa de pasar? ¿Por qué?
Miró a la bruja. No dejaba de hablar ni de contradecirse. Quería que me fuera digna y enfadada pero a la vez que no me fuera. No sabía qué hacer ni qué pensar. Notaba la desconfianza en sus ojos castaños, era la misma con la que tenía que convivir yo cada minuto de mi existencia. Algo me pinchó por dentro. Mis ojos de hielo amenazaban con aparecer mientras los últimos despojos del zafiro luchaban por mantenerse a flote como la tabla del Titanic.

Sabía que si mi coraza volvía, me largaría y no volvería a verla jamás. Mis ojos azul hielo simbolizaban aquella armadura que me protegía del mundo y que había forjado con años de dolor. Siempre me cambiaba el color de los ojos según mi estado de ánimo, así los que me rodeaban sabían a lo que se enfrentaban.
Tragué saliva y me lancé a la desesperada. No quería volver a sentir aquel dolor profundo que me dolía en cada inspiración. Aquel sentimiento de soledad absoluta ante un mundo que sólo me ofrecía sangre y violencia. El sentimiento de pérdida que me acompañaba cada vez que cerraba los ojos, como si estuviera pegado a mis párpados.
Mi voz sonó lo más serena que pudo:
- Elora, para.

Cogí el cuchillo de ébano que llevaba oculto en mi bota mientras soltaba el resto del armamento que llevaba. Me estaba exponiendo demasiado, lo sabía, pero cualquier cosa por no volver al foso oscuro que regía mis días. Me acerqué a ella mientras caminaba como un león enjaulado con toda la cautela de la que fui capaz y la cogí de la muñeca con suavidad para detenerla. No quería parecer el depredador que la amenazaba ni hacerla sentirse así.
Después de lo que le habían hecho, lo más normal era que hubiera intentado matarme por acercarme tanto y además no parecía muy cuerda en aquellos momentos. Así que me arriesgué.

Le puse el cuchillo de ébano en la mano y cubrí su mano y el cuchillo con una de las mías. Dirigí nuestras manos y pegué aquel cuchillo más afilado que el colmillo de un vampiro a mi cuello. Un movimiento en falso y podría rajarme la garganta de un lado a otro. Con la mano libre rodeé su cintura y caminé hacia atrás hasta caer en su cama con ella encima, sin dejar de presionar mi cuello con aquel cuchillo. Tenía mi vida en sus manos, y aunque mi parte racional lo sabía, aquella conexión que había sentido aún resonaba en cada fibra de mi ser. La miré a los ojos y susurré:
- Si hago cualquier cosa rara mientras duermo, puedes matarme en cualquier momento.

Me quedé mirando aquellos ojos, zafiro contra ámbar, esperando a que se calmara y dejándole claro que no me iría de allí esa noche y que me tenía en sus manos. El cuchillo seguía presionando mi garganta bajo nuestras manos cuando susurré:
- ¿Que harás, Elora?
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Mensaje por Elora Paine Vie Abr 29, 2016 1:58 pm

De nuevo se vio arrastrada por la fuerza vital de Xaryne, que no pedía permiso, tan sólo hacía lo que creía que debía hacer, sin aspavientos ni duda alguna, ejecutaba sus decisiones con la precisión de un reloj suizo. Cuando vio que sacaba el cuchillo de ébano se tensó, pensando que iba a utilizarlo, y cuando lo colocó sobre su propia garganta, quedándose bajo ella, el mensaje le impactó en el cerebro: aquella mujer a la que no le había importado batirse con tres vampiros estaba poniendo su vida en las manos de Elora. Eso era una salto de fe ciega, un voto de confianza extremo, una forma de decirle que ella no era una amenaza.

La bruja parpadeó varias veces, tratando de procesar todo aquel torbellino de emociones. Tenía el cuchillo en la mano y a Xaryne bajo ella, que había encajado el bofetón y además había conseguido pararse a pensar en vez de salir de allí hecha una furia y maldiciendo a la hechicera. Observó sus ojos, de color azul profundo, y la seguridad de su gesto y su voz, forjados seguramente a base de llevarse una hostia tras otra por parte del destino, que solía tener un humor muy macabro para jugar con la vida de los mortales.

Notó su fuerza de voluntad, férrea, vigilante, sólida como un faro en mitad de una tormenta. Y se sintió pequeña, a la deriva y fluctuante como un barco en aguas recias. No, definitivamente no quería que se fuera, no quería ver su espalda saliendo por esa puerta para no verla nunca más. Retiró el cuchillo del cuello de Xaryne despacio, con un leve temblor en la mano.— No quiero matarte…— consiguió susurrar. Se inclinó hacia delante buscando de nuevo la sensación extraña y a la vez familiar, que había sentido con el beso de antes. Cuando apenas estaba rozando sus labios se dio cuenta que el cuchillo afilado seguía en su mano, y ya había tenido una mala experiencia sujetando el cuchillo con Gael, que acabó hundido en sus costillas, así que lo lanzó hacia atrás sin mirar y al segundo se escuchó el ruido de cristal roto.

La bruja se giró rápidamente y vio un tarro lleno de una sustancia verdosa y viscosa desparramándose en el suelo. Puso los ojos en blanco y rezongó. — Dioses… ¿qué os he hecho yo? dadme una tregua joder.— Estalló en una carcajada y negó con la cabeza mirando después a la cazadora con un gesto que era mezcla entre divertido y resignado. — Ahí arriba hay alguien a quien debí ofender en otra vida. Esto se supone que debería ser uno de esos momentos intensos, especiales, de esos que se relatan en los libros y que recuerdas para siempre. Me encantaría tenerlo, pero como no recoja esa mierda en menos de 30 segundos, corroerá el suelo de madera y posiblemente acabemos cayendo al piso de abajo, con la cama incluida.

Saltó como un conejo y echó sobre la sustancia un cubo de cenizas provenientes de la estufa de hierro colado. Después se afanó a recogerlo con unos trapos y a colocarlo todo dentro de lo primero que pilló, el orinal. Cuando terminó abrió la ventana de par en par y lo lanzó a la basura desde el cuarto piso. Se escuchó un gritó y una protesta, algún borracho que estaría durmiendo entre porquería había recibido un orinalazo. La bruja le contestó a gritos.

cabroneeeeessss!!! aladjdgsjdchcakdbcladjbcl….
vete a dormir la mona a otra parte, desgraciado!!!

Se sacudió las manos en el vestido y dejó la ventana abierta para que el olor a huevos podridos se evaporase. Se giró y miró a Xaryne con expresión risueña.

¿desayunamos algo? estoy agotada y tengo hambre, después podemos dormir un rato. Si quieres. Si no te molesta que solo tenga una cama.
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Mensaje por Xaryne Ackerman Vie Abr 29, 2016 3:39 pm

Abrí mucho los ojos cuando lanzó mi cuchillo hacia atrás. Si hubiera rebotado podía haberle cortado un tendón o cualquier trozo de carne que quedara a su paso.
"Será inconsciente..."
Pero me sorprendió el hecho de que pareciera que quería besarme de nuevo. La verdad, aquel beso también me había sorprendido a mí, que lo único que había hecho era luchar conmigo misma para que no volviera la Xaryne fría y arrogante.

Se levantó de la cama y no pude más que soltar una carcajada cuando el orinal cayó en la cabeza del vagabundo que dormitaba en la basura. Seguía lanzando improperios, así que me asomé a la ventana y le dirigí una de mis miradas fulminantes... su parloteo cesó de inmediato y sonreí, satisfecha.
Intenté levantarme de la cama yo también y sonreí con media boca cuando habló de las ofensas a alguien de arriba.
- Así que el Karma la ha tomado contigo...

Me senté despacio pero cuando fui a levantarme, un latigazo sacudió mi hombro, lo que arrancó un gruñido de mi garganta y me eché una mano al vendaje, que volvía a estar empapado en sangre por tanto traqueteo.
- Mierda, a este paso yo también voy a acabar con todas mis prendas.
Me quité la camiseta quedándome en sujetador y la tiré al barreño donde había limpiado mi cazadora. La miré al ver que me observaba.
Mis músculos quedaron al descubierto. Eran fibrosos y estilizados, lo que me otorgaba la ventaja de la sorpresa ante quien creía que por ser pequeña no poseía fuerza física.
Mi vientre plano acababa en dos sugerentes curvas de Fidias, que si bien no muy marcadas, hacían que los pantalones de cuero me quedaran muy bien.

Me acerque a ella y la ayudé a cortar algo de pan para el desayuno. No se me daba bien cocinar, pero los cuchillos sí. Partí el pan a una velocidad de vértigo a pesar del extremo cansancio que llevaba y me reí brevemente cuando dijo lo de la cama.
- Estoy hecha una mierda y no, no me importa que tengas sólo una cama. Pero si lo prefieres, puedo dormir en el suelo, he dormido en sitios peores...
Se me quedó un momento la mirada perdida, viendo pasar recuerdos que disipé con una sacudida de cabeza.
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Mensaje por Elora Paine Vie Abr 29, 2016 5:56 pm

La bruja se quedó mirando la reacción de Xaryne, cómo se asomó a la ventana e increpó al borracho y cómo después se quitó la camiseta y se puso cómoda. Había observado su anatomía cuando la curó, pero en movimiento era todavía más espectacular, esos músculos fibrados cobraban vida propia, con movimientos de felino, elegantes, firmes. Todo en aquella mujer apuntaba a que sabía muy bien quién era, la seguridad en sí misma era un hecho consumado. Todo lo contrario de Elora que se debatía en mares de dudas, que todavía no sabía hacia donde evolucionar. Estaba tratando de untar confitura de albaricoque en el pan y ésta terminó sobre la mesa ya que se había quedado empanada mirando. Cuando se dio cuenta la recogio con los dedos y se los lamió uno a uno. —Solíamos dormir mi madre y yo en esa cama, en invierno es práctico para entrar en calor.


Observé de reojo cómo se le escapaba la confitura de albaricoque por quedarse mirando y oculté media sonrisa. Mi cuerpo no la dejaba indiferente, era un dato a tener en cuenta.
Cuando habló de su madre, no quise preguntar. Pero había hablado en pasado, así que no sabía si simplemente ya no estaba en este mundo o que no vivía por allí.
Por lo poco que sabía de la bruja y la soledad que veía en el fondo de sus ojos, supuse que su madre habría muerto.
Yo no era lo que se decía muy cauta hablando, Gael me lo había dicho más de una vez, así que mientras ponía el pan untado en un plato y cogía dos vasos pregunté sin mirarla:
- ¿Fue hace mucho?
Observé su reacción mientras matizaba:
- Lo de tu madre.


Vertió un poco más de agua caliente en las tazas con hierbajos, la belladona haría su efecto calmante y analgésico a la media hora de haber comido y podrían descansar mejor. — Salió un dia cualquiera, como siempre y ya no regresó, de eso hace 5 años. No he sabido nada más de ella, pero no está muerta, o al menos ninguno de los muertos la ha visto. Ella sí que era una bruja poderosa. Hace poco conocí a mi padre. No es precisamente una persona de bien.— Por decirlo suavemente…— en realidad es un borracho y un putero, fue pirata en su juventud.— Se apartó el flequillo con el dorso de la mano y dejó las tazas sobre la mesita, yendo después a buscar los platos y sentándose en un taburete frente al parco desayuno.


Fruncí el ceño mientras me contaba la historia. Si no estaba muerta, tenía que estar en algún lado. Me conocía los arrabales de cabo a rabo, pero no me sonaba que hubiera ninguna bruja poderosa escondida.
Aunque sabía de sobra que cualquier ser mágico poderoso podía esconderse del mundo sin ningún problema si quería.
- Tengo unos cuantos contactos en París y gente que me debe favores. Puedo preguntar si saben algo. Aunque si es tan poderosa como dices, no la encontrará nadie si no quiere que la encuentren.—Me detuve a medio bocado después de decir eso. Quizás había sido un poco brusca al insinuar que había abandonado a su hija, pero sinceramente y tras conocer a unas cuantas brujas a lo largo de mi vida, conocía lo escurridizas que podían llegar a ser. Fruncí el ceño. - Lo siento, no quería ser una bruta.—Cuando habló de su padre asentí con la cabeza. Casi todos los piratas eran borrachos y puteros, no era ninguna novedad. Pero que lo hubiera conocido hace poco... me inquietaba un poco que tuviera que relacionarse con ese tipo de gente. Fuera o no su padre, el ambiente en el que parecía moverse no era seguro para nadie.


Se encogió de hombros mordiendo el pan.— lo asumí hace tiempo. O se marchó voluntariamente por algun motivo que se escapa de mi comprensión o la retienen de alguna manera que si ella no ha sido capaz de liberarse, nadie será capaz de hacerlo. La busqué por todas partes, pregunté a todo el mundo y nadie supo decirme nada. No he perdido la esperanza de volver a verla, pero no cuento con ello. Tengo otras prioridades ahora mismo.— Bebió un trago de infusión y se fijó en que los rasgos de Xaryne eran una extraña combinación. Como si los dioses hubieran juntado a un chico guapo y a una linda niña, hubieran agitado el vaso mezclador y el resultado fuera ella.— Nunca has estado con un hombre. Yo tampoco con una mujer.— zas! así a bocajarro.


Bebí un trago de infusión y enarqué una ceja cuando habló de sus prioridades. Me sorprendía que llevara tan bien el tema de su madre.
- Y esas prioridades son... vengarte de quien te hizo eso, supongo. - la señalé con un dedo de la mano con el que estaba sujetando el vaso mientras bebía otro trago, refiriéndome a su espalda.
- Si vas a hacerlo igual que con aquel vampiro... - me comí un currusco de pan. - Siento decirte que estás jodida. —Respiré hondo y cuando volví a mirarla, fue con una mirada perdida: -Y por experiencia te digo que aunque consumes tu venganza... el dolor nunca desaparece.
Apreté el puño libre con fuerza y miré hacia otro lado. El dolor nunca desaparecería. A pesar de tener la sangre de cada uno de sus asesinos en mis manos. De pronto soltó lo de los hombres y las mujeres y pegué un respingo, volviendo al mundo real de golpe. Enarqué una ceja mientras miraba mi cuerpo.
- Exacto. No me atraen los hombres. Pero... besas bien para no haber estado nunca con una mujer. - le dirigí media sonrisa torcida y clavé mis ojos azules en los suyos.


Es que practico mucho con mi escoba, en breve sabré volar con ella.— Puso un gesto irónico y media sonrisa mientras pensaba la siguiente maldad con la que tomar el pelo a Xaryne. Ella podría tener mucha personalidad y mucha fuerza física, pero la bruja estaba llena de un humor ácido y viperino cuertido en años de peleas dialécticas allá donde fuera. Cuando hizo referencia a su espalda volvió a ponerse seria. Ese tema era delicado. — no, no voy a matarlo así. La muerte es una bendición para ese bastardo. Conseguiré esclavizarlo, quedarme con su voluntad, doblegarlo en la vida y cuando muera, que también será pronto, ataré su alma para obligarlo a ver como disfruto de su fortuna y arruino todo lo que consiguió.— Dejó la taza sobre la mesa y dirigió los ojos hacia la ventana donde restallaban las gotas de lluvia, recordando algo que no era agradable de recordar.— Muchos hombres son monstruos, sucios y crueles. No los llamo animales porque sería insultar a los animales.— Su padre el primero. Y además animal, literalmente hablando.— seguramente no todos, pero no quiero comprobarlo por el momento.


Moví los hombros en círculos con cuidado, me dolía la espalda. Seguramente de cargar el cuerpo de Elora hasta allí y de la paliza que llevaba encima.
- Pretendes acercarte de nuevo al salvaje que te hizo eso. Oh, estupendo, la idea de que no estás del todo bien de aquí - me señalé con un dedo a la sien. - cobra fuerza.—Me acabé la infusión y entrelacé las manos mirándola fijamente y muy quieta. Quería que me escuchara un momento. - Mira, no seré yo quien te quite tu venganza. Pero me parece imprudente que seas tan acelerada. - negué con la cabeza. - Ni siquiera se te han curado esas heridas como para que pretendieras seducirlo o esta noche, o embrujarlo, o lo que quiera que hagáis las brujas para hacer lo que hacéis. - Me di dos golpecitos en la cabeza con un dedo. - Piensa un poco. La venganza se sirve fría.— Sonreí un poco y meneé la cabeza. Hablé con voz suave:
- Me recuerdas al chico con el que me crié. - dije refiriéndome a Gael. - le aprecio mucho, pero no piensa en lo que hace. Por eso tiene más cicatrices que yo. - Eché un vistazo a mis tatuajes, tenía unos cuantos repartidos por los brazos, cintura, costado y hombros, y todos significaban algo. - Y en cuanto a que reniegues de los hombres por ahora... - mi sonrisa se tornó ligeramente pícara al repasarla de arriba abajo deliberadamente, lo estaba haciendo para picarla. - Por mi está bien...


Sí, desde luego Gael no pensaba antes de actuar, porque era amigo de ella y cualquiera con dos dedos de frente no lo sería. Pero como no había pronunciado su nombre, no podía saber que se trataba de la misma persona, asi que no añadió nada más.— tienes razón en que no estoy del todo curada, pero realmente no tenía nada mejor que hacer por el momento.— terminó su desayuno y se estiró en la silla bostezando,estaba realmente cansada, invocar a los muertos de esa forma la había dejado sin energía. Se levantó y revolvió en el baúl sacando un camisón sencillo, que no era más que una camisa sin mangas que llegaba hasta la mitad de los muslos. Comenzó a desatar el nudo que sujetaba la falda, la enagua, el pololo y los cincuenta refajos que vestían las mujeres de esa época. Se quedó únicamente con la ropa interior, dándole la espalda a Xaryne, con lo que ésta pudo apreciar el verdadero alcance de las heridas, aunque muchas de ellas estaban ya curadas. Se embutió en el camisón y soltó la horquilla que recogía su pelo en un moño dejándolo caer por la espalda hasta la mitad de ésta.— que reniegue de los hombres no quiere decir que sea una fresca… así que no creas que soy una gallina en un corral lleno de zorros.— se sentó en la cama subió los pies metiéndolos bajo el edredón y apoyando la cara en la palma de la mano.—Si me metes mano dormida haré crecer un pene en tu frente y despertarás como si fueras un penecornio.


Cuando se desvistió, observé su cuerpo y me mordí el labio. Era realmente hermosa. Pero entonces, las heridas de su espalda aparecieron en todo su esplendor.
Una rabia ciega me invadió y tuve que respirar diez veces pausadamente mientras ella acababa de ponerse cómoda. Por suerte estaba de espaldas. Ese desgraciado se había ensañado a conciencia.
Notaba la bilis subirme por la rabia, pero luché por controlarme. Si me cruzaba con ese hijo de puta, iba a arrancarle diez tiras de piel por cada marca de la espalda de Elora. Mantuve una expresión contenida hasta que soltó lo del penecornio.
Solté un resoplo divertido, me había pillado tan de sorpresa que la rabia se disipó. Le seguí el rollo para distraerme de mis oscuros y sangrientos pensamientos. - Psss, seguro que sí, así en vez de estaca podré matar vampiros con mi penecuerno.
Me quité los pantalones de cuero quedándome en ropa interior y me metí en la cama a su lado.
Me tumbé boca arriba con los brazos doblado bajo mi cabeza y la miré enarcando una ceja.
- Siento decirte que no estás tan buena como para que te ataque en sueños, brujita. - le saqué la lengua, gesto poco habitual en mí.
Notaba ligeramente el calor de su cuerpo al lado del mío, era reconfortante. Con el pelo suelto y tan poca ropa... me contuve, centrándome en sus ojos.


¿No lo estaba? Por las barbas de san Pedro!! Eso tenía que ser una coña, porque le estaba pareciendo todo el rato que le estaba tirando indirectas. Bueno, era pequeña y oscura como una morcilla, no rubia y brillante como una muñeca, así que quizás hubiera algo de verdad en esa pulla envenenada. Se dio la vuelta hacia ella, apoyando la mejilla en el almohadón y encogiéndose para hacerse como una bola, al lado de la cazadora, haciendo contacto en un par de puntos, sutilmente. Luchaba por mantener los ojos abiertos pero se le estaban cerrando.— waaaaagh.— bostezó.— te estaré vigilando.— Oh, sí. Seguro, si apenas se mantenía despierta. De hecho se quedó frita a los pocos segundos, respirando levemente a través de los labios entreabiertos.


Solté una risita cuando frunció el ceño. ¿De verdad no se creía hermosa? Tenía poca autoestima, o muy mala vista.
Se hizo una bola mirando hacia mi lado y yo me puse de lado con mi brazo doblado bajo la almohada. Se quedó dormida enseguida, sus labios entreabiertos resultaban muy tentadores.

Suspiré, quién hubiera dicho que iba a acabar allí tumbada, durmiendo junto a una bruja mientras el resto del mundo seguía su curso como si nada pasara. Respiré hondo de nuevo, pensativa.
Por un lado, la presencia de la chica era reconfortante. Como un soplo de aire fresco en una vida áspera y seca, donde lo único que despertaba el letargo de mi apatía eran los cinco segundos de adrenalina al matar a un vampiro.
Por otro lado, ella era una bruja y... su sola presencia desbloqueaba en mí recuerdos que había ahogado con litros de whisky y ginebra.
Nahia... levanté la mano hacia el techo y la dejé allí, en el aire, como alcanzando una mano invisible que sabría que nunca volvería.
¿La estaría traicionando? Un pinchazo de dolor retrajo mi corazón, y antes de que el azul hielo retornara a mis ojos, me acerqué a los labios de una dormida Elora y susurré en ellos:
- Eres una de las chicas más guapas que he conocido.

La besé tan suavemente que ni siquiera se movió.
No sabía si lo habría oído en sueños ni si notaría mi inquietud, pero entre tormentosos pensamientos conseguí, por una vez en tres años, dormir con los dos ojos cerrados.
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Mensaje por Elora Paine Dom Mayo 01, 2016 9:35 am

Durmieron como troncos hasta bien entrada la tarde. Afuera seguía lloviendo, pero mucho más suavemente. El ambiente en las calles de París estaba algo lánguido, era domingo y los pobres ya habían asistido a misa y se habían relajado un poco sentados a la mesa familiar, que era la única diversión que se podían procurar los obreros. Al día siguiente comenzaría una nueva y dura semana de jornadas de trabajo extenuantes y el mundo seguiría rodando con el orden social establecido. Elora tendría que regresar a la tienda de la señora Brisienne, poner la cara de siempre y fingir que su fin de semana había sido normal, como el de todos los demás.

Pero estaba muy lejos de ser normal. Abrió los ojos y se encontró con el brazo y la pierna apoyados sobre el cuerpo de Xaryne que dormía profundamente. Se había agarrado a ella como una hiedra trepadora. Debería retirarse. Debería parar aquello ya o alguien acabaría mal parado. Debería ser normal. Debería no existir. Demasiado tarde, existía, era una bruja y no quería detener nada de lo que estaba allí sucediendo. Se quedó así en silencio un buen rato, dejando que su cabeza se meciese arriba y abajo con la respiración de la alemana.

Cuando despertase le curaría de nuevo la herida del hombro, no quería que le diese fiebre y septicemia, menuda muerte más indigna para alguien así. Xaryne también estaba perdida, de algún modo. La cazadora sabía quién era y qué debía hacer, pero estaba perdida entre sus recuerdos y la realidad. Aferrada a un pasado que la empujaba a dar los pasos que daba. Nadie cuidaba de ella. De pronto sintió una oleada de ternura al pensarlo. Le sucedía como con Leif, no sabía si merecían o no ser cuidados, pero eso se la traía muy floja, aquello no iba de merecer o no. Lo que sabía es que lo necesitaban y quizás ella era la única persona en sus respectivos mundos que se estuviese dando cuenta de ello y estuviera dispuesta a hacerlo. Quizás no pudiera protegerla de los vampiros, ni pelear a su lado cuchillo en mano. Pero podía curar sus heridas, calentar infusiones para apartar el dolor, y hacerla reir con sus chaladuras. No era una hermanita de la caridad, también había un componente egoísta en todo aquello. La quería a su lado porque la había hecho sentir más fuerte, más segura y deseada.

Paseó sus finos dedos por el abdomen marcado de Xaryne, recorriendo cada duna de piel y cada valle a pesar de que la camiseta estaba por encima de ellas. Su tacto era firme y suave a la vez, extraña mezcla. Movió la pierna apenas y su muslo se encontró con el de ella, que se había quitado los pantalones antes de dormir. No se encontró con la pierna peluda que solían tener los hombres, y que le recordaba al tacto que tenía acariciar una alfombra medio calva. Al contrario, más piel suave, como si fuera la de una serpiente. Era una sensación limpia, sutil, sedosa…en definitiva agradable.
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