What lies beyond rage | Privado

por **Reaper** Jue Abr 28, 2016 8:22 pm

Uno podría pensar que a plena luz del día, el ambiente en la taberna sería agradable, ameno, calmado, pero resulta que se trataba de todo lo contrario. Alleria se había encargado de que las cosas estuviesen más agitadas. Se encontraba sentada en una de las mesas en el centro del lugar, rodeada de hombres medio borrachos y malolientes, con un codo sobre la mesa y con la mano aferrada a la del hombre sentado frente a ella, haciendo parecer que lo que hacían era una competencia empatada en fuerzas. Mas, cuando ya se aburrió y consideró que era mejor cerrar aquella actividad con broche de oro, hizo acopio de su fuerza para aplastarle el brazo en la mesa a su contrincante y ganarle.- ¡Ahoy! -Gritó con emoción al ganar, poniéndose de pie efusivamente y alzando ambos brazos mientras giraba a mirar al público que la celebraba a gritos, aplausos, silbidos, risas y cumplidos vulgares.

Aunque no todos estaban así de felices. Ella misma había organizado aquel pequeño torneo y había prometido tragos gratis para aquellos que lograran vencerla, pero nadie lo había logrado y ahora cada cual pagaba sus propios tragos. Mientras que daba los cinco con unos varios, otros le palmeaban la espalda y otros le apretaban los hombros y brazos como felicitaciones, el hombre a quien recién había ganado -y con quien además se había acostado en noches anteriores-, se le acercó por atrás y le agarró el trasero, insultándola y alegando que había hecho trampa de alguna forma. Alleria, como reacción natural, se dio vuelta con rapidez y le plasmó un puñetazo en la nariz al hombre, rompiéndosela y haciéndolo caer hacia atrás, quedando desorientado boca arriba en la misma mesa donde había perdido. Una persona normal hubiese dejado hasta allí el tema, pero Alleria, una mujer violenta con facilidad para enojarse, se encaramó sobre el hombre y, tomándole de un hombro, comenzó a darle más puñetazos en la cara de forma frenética.

Rápidamente otros hombres se abalanzaron a detenerla y bajarla de allí, pero obviamente se fueron de puñetazos también. Así fue como se armó el desorden y Alleria se encontró a sí misma repartiendo golpes, patadas y haciendo llaves hasta que aquellos al rededor comenzaron a tomar distancia. Se quedó de pie, en medio del círculo de distancia que habían hecho los otros, respirando de forma acelerada y observando a su alrededor con notorio enfado.- ¿Alguien más con ganas de agarrarme el culo o faltarme el respeto? -Gritó con voz gutural mientras giraba a ver a todos a su alrededor, hasta que, en un momento, giró lo suficiente para ver a su hermano Thaddeus de pie a la entrada de la taberna. Resopló entonces por la nariz, comenzando a controlarse ahora; no sabía cuánto tiempo llevaba él allí observando, pero tampoco le importaba. Observó una vez más a su alrededor, viendo cómo todos le observaban a ella, expectantes.- ¡Oye, chasquillas! -Gritó ya de forma menos bestial, refiriéndose con aquel apodo al barman del lugar.- Sírveme otro trago, quieres. -Ordenó, acercándose ahora a la barra, no sin antes patear una silla en el camino.

Al llegar a aquel alto asiento, pasó una pierna por sobre este y tomó asiento al tiempo que se arreglaba la chaqueta de cuero que llevaba puesta. Apoyó las botas en las patas del asiento y se arregló bien el pantalón, acomodándose. Poco a poco, el bullicio natural del lugar comenzó a reaparecer y cada cual continuó con sus propios asuntos. Ella, por su parte, apoyó los codos en la barra y se tomó de golpe el pequeño vaso de tequila que el barman le había servido. Cuando bajó la cabeza y golpeó el vaso en la barra, sus trenzas y cabellos revueltos se esparcieron por sus costados y, con aquella delicadeza que jamás había tenido, carraspeó ante el ardor del trago en su garganta y ante el conocimiento de que había armado una revuelta que seguro había roto un par de sillas y que quizá a su hermano, aquello no le agradaría.