AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
+7
Akseli Nygard
Vincenzo Danislăv
Chàrlotte Marchessault
Denisse Marchessault
Lucien Danmark
Harmonie E. Marchessault
León Gerôme Marchessault
11 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
Recuerdo del primer mensaje :
La luz cálida de la tarde delineaba cada arruga del rostro de León, mostrándole ciertamente cansado, abatido, aunque en presencia de los demás no se trataba de otra cosa sinó de cortesía y alegría por el casamiento de su hija. Sólo los del círculo más cercano y familiar sabían de ese pacto que tuvo que cerrar con aquel noble italiano, dando la mano de su hija aún no nacida con la esperanza de que al nacer varón, se eliminase cualquier rastro de obligación que pudieran mantener. Pero no fué el caso y una hermosa niña brindó de luz la casa en la que se hospedaban, triste, pero cierto, León se sentía más que culpable por el hecho de haberla prometido sin su consentimiento, haciendo que el destino jugase una vez más en su contra. Hoy, era el día de la boda de Dianthe y León sentía que algo dentro de él se moría al tener que dar a su hija a un hombre al que no conocía, pero ese era el trato; y así debía de cumplirse.
La iglesia elegida era perfecta para el casamiento, no era explícitamente grande, pero albergaría al menos a unas doscientas personas que seguramente quisieran asistir por el bien de su renombre. Sobre ellos, se erguía lo que parecía ser un hospedaje para nada austero, el que utilizaron tanto las hijas de León como él mismo para preparar de cerca todo lo que tuviera que ver con el enlace, así como escasos cercanos que estarían apoyándole muy de cerca. La velada iba a ser infinitamente larga. Largos pasillos de piedra adornados con arcos y grandes ventanales que hacían del lugar un hermoso paraje, dónde reposar las horas previas y que albergaría las intrigas propias de un compromiso que llevaba siendo anunciado por casi 17 años. Los invitados tardarían en llegar, por lo que el hombre caminaba con las manos a la espalda por todo el lugar, desde los pasillos hasta la propia capilla, esperando que sus hijas le diesen el aviso para pasar los últimos minutos con su amada y pequeña Dianthe. Lo necesitaba. Se había visto reflejado en la maldad de su padre, cuando él fué prometido a una mujer, pero aquella mujer acabó siendo la madre de sus seis hijas y para nada lamentaba cada segundo que pasó con ella, tan sólo esperaba que su hija fuese la mitad de dichosa que lo que él fué en sus largos años de matrimonio.
y no se sentía tan débil desde el día en que murió su esposa o el día en el que le dijeron que su hermano mayor había muerto en la guerra, ahí es dónde empezó su caos, ya que si su hermano siguiese vivo, jamás hubiese experimentado todo lo que le ha hecho convertirse en el hombre que es hoy en día. Denisse se escabullía, él lo sabía, pero no podía seguirla ya que parecía haber heredado su forma más sagaz de esconderse de los cientos de ojos que tenía por la ciudad, Chàrlotte trabajaba pero consentía en demasía a sus hermanas; si al menos ella hubiese sido sensata a la hora de contarme lo que antes no me ocultaban, todo sería mejor. Harmoniè quizás era la más viva imágen del arte, aunque aquello no le quitaba el hecho de que pasase menos tiempo en casa y decidiese estar sola, al menos lejos de León. Sabía que todas ellas se hacían mayores, salvo Lorie que soñaba con viajes y mundos de fantasía, lugares que León temía que supiese que no eran reales. Todas ellas, habían cambiado aún cuando él sabía que su madre les había dicho que por favor permanecieran juntos. Al parecer, todo éste tiempo, era ella quién los unía.
León estaba triste, se podía adivinar la mueca en su rostro marcado por la edad. Había tomado una decisión y por mucho que aquella noche fuese la mejor de todas, él las haría cumplir.
Pautas a seguir:
- NO existirá orden de posteo, para así agilizar más el tema.
- Es opcional, pero quién quiera, podrá adjuntar además de la invitación, una imágen del traje que llevará a la ceremonia.
- El tamaño de los post será irrelevante mientras que el contenido sea bueno.
- Prohibido el asesinato de pjs. Sé que todos lo estáis deseando, pero mejor matar a un pnj, así no gritará mucho.
- Es de obligación divertirse.
Iglesia de Saint-Pierre de Montmartre
17:15 de la tarde
17:15 de la tarde
···
La luz cálida de la tarde delineaba cada arruga del rostro de León, mostrándole ciertamente cansado, abatido, aunque en presencia de los demás no se trataba de otra cosa sinó de cortesía y alegría por el casamiento de su hija. Sólo los del círculo más cercano y familiar sabían de ese pacto que tuvo que cerrar con aquel noble italiano, dando la mano de su hija aún no nacida con la esperanza de que al nacer varón, se eliminase cualquier rastro de obligación que pudieran mantener. Pero no fué el caso y una hermosa niña brindó de luz la casa en la que se hospedaban, triste, pero cierto, León se sentía más que culpable por el hecho de haberla prometido sin su consentimiento, haciendo que el destino jugase una vez más en su contra. Hoy, era el día de la boda de Dianthe y León sentía que algo dentro de él se moría al tener que dar a su hija a un hombre al que no conocía, pero ese era el trato; y así debía de cumplirse.
La iglesia elegida era perfecta para el casamiento, no era explícitamente grande, pero albergaría al menos a unas doscientas personas que seguramente quisieran asistir por el bien de su renombre. Sobre ellos, se erguía lo que parecía ser un hospedaje para nada austero, el que utilizaron tanto las hijas de León como él mismo para preparar de cerca todo lo que tuviera que ver con el enlace, así como escasos cercanos que estarían apoyándole muy de cerca. La velada iba a ser infinitamente larga. Largos pasillos de piedra adornados con arcos y grandes ventanales que hacían del lugar un hermoso paraje, dónde reposar las horas previas y que albergaría las intrigas propias de un compromiso que llevaba siendo anunciado por casi 17 años. Los invitados tardarían en llegar, por lo que el hombre caminaba con las manos a la espalda por todo el lugar, desde los pasillos hasta la propia capilla, esperando que sus hijas le diesen el aviso para pasar los últimos minutos con su amada y pequeña Dianthe. Lo necesitaba. Se había visto reflejado en la maldad de su padre, cuando él fué prometido a una mujer, pero aquella mujer acabó siendo la madre de sus seis hijas y para nada lamentaba cada segundo que pasó con ella, tan sólo esperaba que su hija fuese la mitad de dichosa que lo que él fué en sus largos años de matrimonio.
y no se sentía tan débil desde el día en que murió su esposa o el día en el que le dijeron que su hermano mayor había muerto en la guerra, ahí es dónde empezó su caos, ya que si su hermano siguiese vivo, jamás hubiese experimentado todo lo que le ha hecho convertirse en el hombre que es hoy en día. Denisse se escabullía, él lo sabía, pero no podía seguirla ya que parecía haber heredado su forma más sagaz de esconderse de los cientos de ojos que tenía por la ciudad, Chàrlotte trabajaba pero consentía en demasía a sus hermanas; si al menos ella hubiese sido sensata a la hora de contarme lo que antes no me ocultaban, todo sería mejor. Harmoniè quizás era la más viva imágen del arte, aunque aquello no le quitaba el hecho de que pasase menos tiempo en casa y decidiese estar sola, al menos lejos de León. Sabía que todas ellas se hacían mayores, salvo Lorie que soñaba con viajes y mundos de fantasía, lugares que León temía que supiese que no eran reales. Todas ellas, habían cambiado aún cuando él sabía que su madre les había dicho que por favor permanecieran juntos. Al parecer, todo éste tiempo, era ella quién los unía.
León estaba triste, se podía adivinar la mueca en su rostro marcado por la edad. Había tomado una decisión y por mucho que aquella noche fuese la mejor de todas, él las haría cumplir.
···
Pautas a seguir:
- NO existirá orden de posteo, para así agilizar más el tema.
- Es opcional, pero quién quiera, podrá adjuntar además de la invitación, una imágen del traje que llevará a la ceremonia.
- El tamaño de los post será irrelevante mientras que el contenido sea bueno.
- Prohibido el asesinato de pjs. Sé que todos lo estáis deseando, pero mejor matar a un pnj, así no gritará mucho.
- Es de obligación divertirse.
Gracias por participar.
León Gerôme Marchessault- Humano Clase Alta
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 05/03/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
Todo el mundo impaciente por ver el secreto mejor guardado de toda boda y ella, por el contrario, impaciente por ver a quién había escogido León para unirse con una de sus hijas. La espera fue gratamente recompensada cuando el joven hizo su aparición camino al altar. ¡Se trataba de un hechicero! La boda acababa de ponerse interesante para Freya y no solo por ese detalle, sino por la apariencia del joven. Era alto, espigado pero fuerte, sin los ademanes refinados de la clase alta, más bien como si la elegancia fuera innata en su forma de moverse. La nigromante tenía la capacidad de ver más allá de lo que las personas atisbaban en un primer vistazo y supo que Vincenzo no era un hombre al uso, seguramente no lo que León pensaba que era. Demasiado moreno para ser tan solo alguien perteneciente a una casa real, no le agradaba ser el centro de atención por lo que quedaba claro que no estaba hecho a ese tipo de situaciones ni gente… Pudiera ser un aliado futuro si sus sospechas eran acertadas, pero no daría un paso en falso, al fin y al cabo sin tardar se convertiría en marido de una de las Marchessault.
Los ojos de la mujer no se separaron de él un solo instante, por el momento no tenía nada que disimular, nadie sabía quién era ella ni qué hacía allí y siempre resultaba divertido jugar al despiste. Cuando la mirada del joven se fijó en ella una sonrisa descansó en los labios de Freya, era atractivo, poco mayor que su propio hijo, pero ¡qué importaba eso! No dudó ni por un instante que la atracción no fuera mutua y guiñó un ojo -al novio y protagonista de la boda- mientras en sus labios se pudo leer -buena suerte-.
Toda esa pomposidad de la ceremonia quedaría el polvo de hoguera en cuanto León anunciara su relación públicamente. La pareja de novios quedaría relegada a un segundo plano y sería León quien –junto a Freya- se convirtiera en protagonista de la velada. Poco a poco las hijas dejarían de ser un estorbo para la bruja, todas acabarían casadas con adinerados caballeros, hombres de negocios o de buenas familias, quizás algún trepa que consiguiera hacer creer a León que era más de lo que era para alcanzar la fortuna Marchessault… Pero quien realmente se haría con el dinero, el nombre y el poder sería Freya y por tanto su hijo. Nada la pararía para conseguir su propósito y estaba preparada para la guerra antes de que esta fuera siquiera anunciada. Los meses de relación encubierta con León habían sido un trabajo minucioso y estudiado, nada escapaba a su control y manipulación; ahora que le sabía enamorado y dependiente de ella era el momento de dar el siguiente paso y qué divertido sería. Ver la cara de todas esas niñas cuando las dijera que su madre había sido relegada a un segundo plano…, que había conocido a la mujer perfecta para sustituirla. Lucharían con garras y dientes contra “la intrusa”, y lo único que conseguirían sería el descrédito y el enfado de su padre. Incautas, infantiles, previsibles. Manejables.
Fuere como fuere, la novia entró en la iglesia y todos los rostros se giraron hacia ella salvo el de la bruja que seguía jugando al cruce de miradas con el hombre que en unos instantes dejaría de ser soltero. Ya una vez que Dianthe estuvo en el altar, Freya pudo admirar la dulzura en el rostro de esta. Pura. Tan deliciosamente corruptible. Estar en la casa de Dios era excitante para ella, se sentía como una extraña manchando un lugar “puro”, ninguno de los presentes salvo –claro está- Lucien, conocía las tendencias satánicas de Freya y por tanto; gracias a su rostro y su saber estar, parecía una oveja más del señor. Nada más lejos de la realidad, toda esa puesta en escena no hacía sino excitar a la mujer, darle ideas de nuevas ofrendas para su señor y sentir su poder aumentar en su interior. Pensándolo bien, debería ir algún día a confesarse a Notre Dame, ¿qué haría el pobre hombre que tuviera que absolverla de sus pecados?
Los ojos de la mujer no se separaron de él un solo instante, por el momento no tenía nada que disimular, nadie sabía quién era ella ni qué hacía allí y siempre resultaba divertido jugar al despiste. Cuando la mirada del joven se fijó en ella una sonrisa descansó en los labios de Freya, era atractivo, poco mayor que su propio hijo, pero ¡qué importaba eso! No dudó ni por un instante que la atracción no fuera mutua y guiñó un ojo -al novio y protagonista de la boda- mientras en sus labios se pudo leer -buena suerte-.
Toda esa pomposidad de la ceremonia quedaría el polvo de hoguera en cuanto León anunciara su relación públicamente. La pareja de novios quedaría relegada a un segundo plano y sería León quien –junto a Freya- se convirtiera en protagonista de la velada. Poco a poco las hijas dejarían de ser un estorbo para la bruja, todas acabarían casadas con adinerados caballeros, hombres de negocios o de buenas familias, quizás algún trepa que consiguiera hacer creer a León que era más de lo que era para alcanzar la fortuna Marchessault… Pero quien realmente se haría con el dinero, el nombre y el poder sería Freya y por tanto su hijo. Nada la pararía para conseguir su propósito y estaba preparada para la guerra antes de que esta fuera siquiera anunciada. Los meses de relación encubierta con León habían sido un trabajo minucioso y estudiado, nada escapaba a su control y manipulación; ahora que le sabía enamorado y dependiente de ella era el momento de dar el siguiente paso y qué divertido sería. Ver la cara de todas esas niñas cuando las dijera que su madre había sido relegada a un segundo plano…, que había conocido a la mujer perfecta para sustituirla. Lucharían con garras y dientes contra “la intrusa”, y lo único que conseguirían sería el descrédito y el enfado de su padre. Incautas, infantiles, previsibles. Manejables.
Fuere como fuere, la novia entró en la iglesia y todos los rostros se giraron hacia ella salvo el de la bruja que seguía jugando al cruce de miradas con el hombre que en unos instantes dejaría de ser soltero. Ya una vez que Dianthe estuvo en el altar, Freya pudo admirar la dulzura en el rostro de esta. Pura. Tan deliciosamente corruptible. Estar en la casa de Dios era excitante para ella, se sentía como una extraña manchando un lugar “puro”, ninguno de los presentes salvo –claro está- Lucien, conocía las tendencias satánicas de Freya y por tanto; gracias a su rostro y su saber estar, parecía una oveja más del señor. Nada más lejos de la realidad, toda esa puesta en escena no hacía sino excitar a la mujer, darle ideas de nuevas ofrendas para su señor y sentir su poder aumentar en su interior. Pensándolo bien, debería ir algún día a confesarse a Notre Dame, ¿qué haría el pobre hombre que tuviera que absolverla de sus pecados?
Freya Venälaina- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Localización : Junto a Satanás
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
Face off.
···
No podía negar la exhuberante belleza de aquella mujer sentada tan apacible y elegantemente en una de las bancas. Ella, fué la única en todo el día que le hacía reír por dentro, mostrando así tan sólo una sonrisa de plena diversión. Decían que las bodas eran entretenidas yque se ligaba mucho, pero... ¡No sabía que el novio también lo hiciese! La sonrisa seductora de aquella mujer, que aparentaba ser apenas 10 años mayor que él, además de hacer más amena la dichosa espera, dejaba entrever que guardaba un secreto, uno que sólo se podía intuír si estabas lo suficientemente cerca de la magia como para vislumbrarlo. Le costó, porque parecía que ocultaba bien su orígen y él no era nadie para reprochárselo. Es más, él, tenía mucho más que esconder, pero eran de los que preferían ensuciar su nombre con tal de verse tal y como verdaderamente era. El modo de ella al pronunciar su nombre le hizo sentir vértigo, uno que no había sentido en sus años de navegante, ya que no había nada peor que el vaivén de un barco en plena mar. ella, parecía sorprendida, confusa, tan aterrorizada como él, y aunque una boda no estaba dentro de sus planes, quizás, muy en el fondo, pero muy, muy en el fondo, agradecía que fuese ella y no cualquier fulana.
Ella no era santo de su devoción, pero hacía años que conocía a su madre, cuando era niño y fué en aquel preciso instante cuando recordó que en el entierro de la misma fué cuando conoció a la rubia que ahora sería su mujer. Una, que sin saberlo entonces besó por primera vez cuando ella estaba aún en el vientre de su madre y él, siendo un niño de apenas 10 años, besó la tripa de la mujer encinta. Después de aquella vez, tan sólo coincidieron a penas una vez anterior al matrimonio, dónde ambos, no hacían más que molestarse, y él, en su afán de sacar de quicio a cualquier persona que se cruzase en su camino, la eligió a ella, sin saber que tiempo después, se convertiría en su esposa.
Ensimismado, cambio su gesto de conmoción a uno más con el ceño fruncido. Estaba molesto y volvía a recordar por qué. Ella se veía hermosa, más de lo que la vió aquella vez en el baile de navidad de la corte francesa, más que ninguna otra vez aunque éstas se limitaban a dos veces y media. Ella, hermosa, pero ello no quitaba el hecho de que el destino del pirata estuviese tan comprometido como lo estaba en aquella boda. Oyó al cura carraspear y salió de su ensimismamiento, para atender aquellas palabras que no parecían en su cabeza sino burlas a un supuesto señor, uno que se esmeraban en alabar sin nisiquiera tener pruebas de su existencia. Una creencia que en el pasado vincenzo adoraba, pero que sin embargo con el tiempo supo forjar a su modo de pensar.
- Yo, Vicenzo Danislăv, prometo protegerte en las dificultades, estar a tu lado en la enfermedad, ser tu escudo y espada, proveedor y compañero para que nada te pase.- ¿Dónde había quedado el "voy a amarte y respetarte"? Quizás aquel juramento estaba hecho a su medida aún sin pretenderlo, unas palabras que no le sonarían tan ácidas después de todo en aquella farsa denominada matrimonio. Él, con voz fieme pero notablemente contrariado, dictó aquello que estaba destinado a pronunciar, sintiéndose extraño, como si aquella vida no fuese la suya, como si le hubiesen intercambiado el destino con cualquier otro infeliz.
···
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
No entendía porque pero podía sentir una extraña presión en el aire, había celebrado bodas anteriormente cuando vivía en su pueblo y nunca le pareció que fueran tan serias. Las bodas de los pobres eran alegres y siempre se escuchaban risas y murmullos entre los invitados, pero esta era su primera vez celebrando la eucaristía de una boda de gente tan alta alcurnia. Todos se veían demasiado serios y acartonados ¿Estaban realmente disfrutando de ese momento tan importante de sus vidas?.
Le pareció que el mismo futuro marido, parecía recitar las palabras a regañadientes y sin sentimiento. Quizás estaba imaginando cosas, pero su corazón le decía que había algo mal allí. Carraspeó un poco antes de continuar leyendo los votos y esta vez se dirigió hacía la futura novia que esperaba al lado de Vicenzo.
- Ahora, distinguida Mademoiselle Dianthe Marchessault, mirad a vuestra futuro esposo a los ojos y decid vuestro sagrado juramento, repetid después de mi, Yo Dianthe Marchessault, prometo estar a tu lado en las dificultades, y cuidarte en la enfermedad, ser tu amada y apoyarte sin importar la situación - Le indicó a la señorita que lucía bastante incómoda.
De repente se le ocurrió que aquella era una boda arreglada. Diodore sabía que las bodas arregladas eran comunes, especialmente entre familias que querían establecer acuerdos, por negocio o conveniencia, pero era la primera vez que se notaba tanto la presión en el aire, la atmósfera del lugar parecía más densa y se encontró sintiéndose tenso, como si en cualquier momento algo fuera a estallar en medio de la iglesia.
Le pareció que el mismo futuro marido, parecía recitar las palabras a regañadientes y sin sentimiento. Quizás estaba imaginando cosas, pero su corazón le decía que había algo mal allí. Carraspeó un poco antes de continuar leyendo los votos y esta vez se dirigió hacía la futura novia que esperaba al lado de Vicenzo.
- Ahora, distinguida Mademoiselle Dianthe Marchessault, mirad a vuestra futuro esposo a los ojos y decid vuestro sagrado juramento, repetid después de mi, Yo Dianthe Marchessault, prometo estar a tu lado en las dificultades, y cuidarte en la enfermedad, ser tu amada y apoyarte sin importar la situación - Le indicó a la señorita que lucía bastante incómoda.
De repente se le ocurrió que aquella era una boda arreglada. Diodore sabía que las bodas arregladas eran comunes, especialmente entre familias que querían establecer acuerdos, por negocio o conveniencia, pero era la primera vez que se notaba tanto la presión en el aire, la atmósfera del lugar parecía más densa y se encontró sintiéndose tenso, como si en cualquier momento algo fuera a estallar en medio de la iglesia.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
Todos los invitados presentes en la iglesia podían sentir la tensión que destilaba la pareja de novios parados frente al altar, o por lo menos eso era lo que la rubia sentía, desde que había llegado al lado de su futuro esposo, de Vicenzo no había podido concentrarse en más nada, aún no podía creer que era el con quien debía casarse, con quien estaba casándose. Había estado evitando todo lo posible mirarlo en algún momento, no sabiendo si su propia mirada iba a develar alguna cosa que ella no quisiera mostrar, ni en sus más locos sueños hubiera imaginado, que iba a terminar en esa situación con el lord que ahora estaba a su lado esperando que tocara su turno para continuar la ceremonia.
La única vez que llegaron a cruzar palabras Dianthe se prometió a sí misma no volver a hacerlo, no volvería a hablarle en ningún otro evento donde coincidieran así tuviera que esquivarlo toda la noche, el ojiverde la había molestado durante toda la fiesta y ella que no solía ser irrespetuosa ni se dejaba llevar por las palabras de los demás, no había podido evitar responderle, cosa que había resultado bastante irritante a su parecer. Y ahora… ¿Cómo resultaría un matrimonio de ambos?, con sus antecedentes no veía muy luminoso el panorama.
Escucho el carraspeo del cura haciéndola volver a prestar atención a la ceremonia, pensando que estaba llamándole la atención a ella, pero en cambio vio cómo su futuro esposo también volvía en sí mismo, al parecer ninguno de los novios estaba pendiente del pobre cura que sencillamente hacia su trabajo. ¿En qué momento habían llegado ya al intercambio de votos? ¿Tanto había durado pensando en si misma?; No pudo identificar el tono de voz de Vicenzo, parecía estar igual que ella en toda esa situación, sin embargo dijo por completo su parte mientras la ojiazul por fin se dignaba a mirarlo, para luego escuchar al cura dictar lo que ella debía decir.
— Yo Dianthe Marchessault, prometo estar a tu lado en las dificultades, y cuidarte en la enfermedad, ser tu amada y apoyarte sin importar la situación — Mantuvo la mirada mientras hacia su promesa, aceptando para sí misma que de ahora en adelante debía cumplir aquello a pesar de todo, a pesar de donde había comenzado toda aquella situación y que lo hacía por obligación. Su voz sonó firme, pero sin aquella emoción que en la voz de toda novia enamorada e ilusionada solía haber.
La única vez que llegaron a cruzar palabras Dianthe se prometió a sí misma no volver a hacerlo, no volvería a hablarle en ningún otro evento donde coincidieran así tuviera que esquivarlo toda la noche, el ojiverde la había molestado durante toda la fiesta y ella que no solía ser irrespetuosa ni se dejaba llevar por las palabras de los demás, no había podido evitar responderle, cosa que había resultado bastante irritante a su parecer. Y ahora… ¿Cómo resultaría un matrimonio de ambos?, con sus antecedentes no veía muy luminoso el panorama.
Escucho el carraspeo del cura haciéndola volver a prestar atención a la ceremonia, pensando que estaba llamándole la atención a ella, pero en cambio vio cómo su futuro esposo también volvía en sí mismo, al parecer ninguno de los novios estaba pendiente del pobre cura que sencillamente hacia su trabajo. ¿En qué momento habían llegado ya al intercambio de votos? ¿Tanto había durado pensando en si misma?; No pudo identificar el tono de voz de Vicenzo, parecía estar igual que ella en toda esa situación, sin embargo dijo por completo su parte mientras la ojiazul por fin se dignaba a mirarlo, para luego escuchar al cura dictar lo que ella debía decir.
— Yo Dianthe Marchessault, prometo estar a tu lado en las dificultades, y cuidarte en la enfermedad, ser tu amada y apoyarte sin importar la situación — Mantuvo la mirada mientras hacia su promesa, aceptando para sí misma que de ahora en adelante debía cumplir aquello a pesar de todo, a pesar de donde había comenzado toda aquella situación y que lo hacía por obligación. Su voz sonó firme, pero sin aquella emoción que en la voz de toda novia enamorada e ilusionada solía haber.
Dianthe G. Marchessault- Realeza Rumana
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 12/10/2016
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
Le pareció que Dianthe se demoraba una eternidad en contestar y repetir los votos ante su futuro marido. La situación se volvía cada vez más incómoda y las mente de Diodore comenzó a volar hacía el posible futuro que tendría ese matrimonio arreglado.
- Antes de proseguir, si hay alguien que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre - Exclamó, más por costumbre, realmente no esperaba que nadie fuera a saltar en el público a impedir la boda. Todo parecía demasiado perfecto que se sentía irreal.
- Entonces Por el poder que me concede la iglesia Católica, los declaro, Marido y Mujer - Exclamó finalmente luego de unos minutos - Puede besar a la novia - Le indicó a Vincenzo.
A lo mejor luego de un tiempo juntos, se conocerían mejor y terminaban por enamorarse, siendo optimistas cabía la posibilidad de que luego de compartir el lecho juntos, surgiera una atracción entre ambos y pudieran sobrellevar ese matrimonio, sin embargo también cabía la posibilidad de que ninguno de los dos realmente se interesara por el otro.
Y en el peor de los casos Vincenzo terminara buscando una cortesana o enamorándose de otra mujer, cometiendo el pecado de la infidelidad. Diodore esperaba estar equivocado y que ese matrimonio no fuera arreglado, quizás era sólo su impresión de el ambiente se sintiera pesado.
- Antes de proseguir, si hay alguien que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre - Exclamó, más por costumbre, realmente no esperaba que nadie fuera a saltar en el público a impedir la boda. Todo parecía demasiado perfecto que se sentía irreal.
- Entonces Por el poder que me concede la iglesia Católica, los declaro, Marido y Mujer - Exclamó finalmente luego de unos minutos - Puede besar a la novia - Le indicó a Vincenzo.
A lo mejor luego de un tiempo juntos, se conocerían mejor y terminaban por enamorarse, siendo optimistas cabía la posibilidad de que luego de compartir el lecho juntos, surgiera una atracción entre ambos y pudieran sobrellevar ese matrimonio, sin embargo también cabía la posibilidad de que ninguno de los dos realmente se interesara por el otro.
Y en el peor de los casos Vincenzo terminara buscando una cortesana o enamorándose de otra mujer, cometiendo el pecado de la infidelidad. Diodore esperaba estar equivocado y que ese matrimonio no fuera arreglado, quizás era sólo su impresión de el ambiente se sintiera pesado.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Fruit of the poisoned tree ·|· Trama Marchessault 2A ·|· Sólo asistentes
¿El fin de todo? Ésto no era más que el comienzo. Debía de reconocer que toda aquella parafernalia le hacía mucha gracia, claro, si él no fuese el que se estuviese casando en aquel preciso instante. En ese momento perdía toda la gracia y hacía que a Vincenzo se le ocurriesen mil y una formas de hacer que el día acabe de mejor forma a como todo había empezado. Tuvo que mirarla a los ojos, ¿por qué no? Era una muchacha bonita, refinada, con unos rasgos que podrían gustarle a cualquier hombre pero no tanto como para desposarse con ella, dado su caso. La conocía y quizás podría haber pensado que era mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, de ahí que se debatiese entre ser él mismo o cagarla como otras tantas veces lo había hecho.
Esucuchó su voz, esas mismas palabras que él pronunció con la misma desgana. Eso le hizo sonreir pro primera vez desde que comenzó el enlace, hasta que por fín le dieron indicaciones de que debía besar a la novia. Bien, al fín algo que sí sabía hacer.
Teatro del barato o no, el besarla no le supuso ningún esfuerzo, salvo por el tan simple detalle de los suyos, de la textura y el sabor que tenían en cuando la propia hizo lo que debía. Eso dejó a Vincenzo un tanto abrumado, haciendo lo posible porque no se notase, aunque ella misma lo habría sentido. Quedaría en un mero detalle, un secreto que sólo ellos sabrían; Vincenzo había sentido la magia fluir a través de sus labios como nunca antes la había sentido.
Aplausos, música, falsas felicitaciones hicieron el resto para culminar aquella dichosa boda, en la que -ahora marido y mujer- salían por las grandes puertas, siendo rociados con la absurda costumbre del arroz. Afuera, entre cuchicheos, lágrimas de devoción y algún que otro episodio de nostalgia, ambos fueron dirigidos hacia un lustroso carruaje, que les llevaría hasta la segunda parte del infierno.
Esucuchó su voz, esas mismas palabras que él pronunció con la misma desgana. Eso le hizo sonreir pro primera vez desde que comenzó el enlace, hasta que por fín le dieron indicaciones de que debía besar a la novia. Bien, al fín algo que sí sabía hacer.
Teatro del barato o no, el besarla no le supuso ningún esfuerzo, salvo por el tan simple detalle de los suyos, de la textura y el sabor que tenían en cuando la propia hizo lo que debía. Eso dejó a Vincenzo un tanto abrumado, haciendo lo posible porque no se notase, aunque ella misma lo habría sentido. Quedaría en un mero detalle, un secreto que sólo ellos sabrían; Vincenzo había sentido la magia fluir a través de sus labios como nunca antes la había sentido.
Aplausos, música, falsas felicitaciones hicieron el resto para culminar aquella dichosa boda, en la que -ahora marido y mujer- salían por las grandes puertas, siendo rociados con la absurda costumbre del arroz. Afuera, entre cuchicheos, lágrimas de devoción y algún que otro episodio de nostalgia, ambos fueron dirigidos hacia un lustroso carruaje, que les llevaría hasta la segunda parte del infierno.
···
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» I love a tree more than a man - Privado
» Fiesta benéfica ·· Trama Marchessault Nº1
» · Smells Like Summer Fruit · Privado
» Sólo un nombre, sólo un momento, sólo un tiempo
» Trama...Trama...o este personaje se ira!!!
» Fiesta benéfica ·· Trama Marchessault Nº1
» · Smells Like Summer Fruit · Privado
» Sólo un nombre, sólo un momento, sólo un tiempo
» Trama...Trama...o este personaje se ira!!!
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour