AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Epifanía {Privado}
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Epifanía {Privado}
Sorpresa Jaecar - Viola -Mahaita Del diario de Andrews de Lesseps. {Antepasado de generación desconocida de la familia de Lesseps} El rojo de la sangre siempre ha sido el punto de quiebre de mi vida, no solo el aroma sino también el color… ese rojo carmesí que deleita mi paladar, Arlett posee el dulce manjar que me hace un adicto a ella… Dios me perdone por sentir que el fuego quema mis entrañas cada vez que la veo mi mundo se vuelve loco… ella con sus cabellos rojizos con su mirada penetrante hace que todo cambie de dirección… ¿Quién Diría que aun con mis tantos siglos me enamoraría de una humana? ¿Es posible que exista el amor entre dos especies totalmente diferentes? Un vampiro condenado por la oscuridad y una humana tan frágil como un cristal… No puedo dar con certeza una respuesta… mas por mi parte la amo con toda mi inmortalidad… Aun sintiendo el amor que siento no puedo dejar pasar que sus encantos van mas allá de mis simples gustos… George… la ronda le he observado como mira sus movimientos como cual cazador observa a su presa… estoy en desventaja… solo en el tiempo que ellos se conocen… mas él y yo compartimos algo más que el magnífico gusto por las mujeres… el es un sobre natural… uno diferente… uno más humano que inhumano… un ser que aparece de luna en luna… los dos jugamos a seducir a la misma mujer… ¿Es ella quien tendrá que elegir? No hay forma… ella solo puede amar a uno… ¿Quién es menos peligroso? , sé muy bien que él, lo es pero no podría dejar que toque a mi Arlett… porque desde el momento que ella me dio de probar su sangre una parte de ella me pertenece… si hay que luchar… lucharé… si hay que combatir lo haré… Apuesto a ganador… Nunca había oído de ese tal George, cerré el diario, era la primera vez en mucho tiempo que aparecía algo en los diarios que me intrigaba más que el mismo hecho de buscar secretos de perfumería, toque la portada del diario – Arlett… Arlett tenemos que hablar – este diario era uno de los muchos que me había traído la vampiresa para que leyera y estaba casi segura que ni ella misma sabia el contenido de estos, o tal vez… solo quería advertirme de algo… el carruaje se detuvo por completo y prontamente la pueda se abrió de par en par – Lady De Lesseps - la voz de mi chofer ofreciéndome la mano para bajar, me apoye y descendí frente a la perfumería, con ayuda del mismo abrió las puertas de mi comercio… prontamente los locales aledaños comenzaron abrir sus puertas también, luego de ingresar quede sola con la intriga carcomiendo por dentro… - Un Hombre lobo… al parecer tenemos más en común con Arlett de lo que ella cree – suspire mientras rodeaba el mesón que me separaba de la clientela, deje el diario a un lado y tomé el cuaderno de la perfumería. Busque la fecha actual y lo que había pendiente… - Dos perfumes para las Mellizas Howard, eso está listo, un perfume a pedido para el Señor Rebecco, y además hoy vendrían cuatro clientes para las pruebas con sus perfumes personalizados… faltaba la prueba de acidez de piel – hable en voz a la mientras pasaba la pagina y con una letra un poco tosca estaba simplemente escrito Mihăiță, ¿Qué se suponía que significaba eso? Mientras mis dedos pasaban por la caligrafía de su nombre un pequeño escalofríos recorrió mi espalda – Esta bestia – dije mientras las campanillas anunciando la entrada de alguien a la perfumería me tomaba por sorpresa - Jaecar – pronuncie con una sonrisa en mi rostro, llevaba días sin verle y un buen amigo siempre era bienvenido, el era algo así como la familia que había escogido, de esos que se llaman amigos y en los que puedes confiar hasta tu vida si fuera necesario, aun cuando pensaba eso de él le tenía oculto hace algún tiempo un secreto… ¿Quizás era momento de decir la verdad? O tal vez mejor no, cerré la libreta – Espero hayas traído lo que me debes – dije en broma. | |
Última edición por Viola de Lesseps el Mar Jun 07, 2016 6:51 pm, editado 1 vez
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Los años, tantos años transcurridos después de la muerte de su esposa, sus más sublimes sentimientos se sepultaron junto con ella, pero desde que un carmín intensificó su vista; un fuego semejante al de una hoguera de lobos, esas mismas llamas que lo envolvieron para asesinarlo y, ahora eran suplantadas por unos cabellos largos y rojizos, de una mujer que tras haber convivido con ella, un lazo se fue forjando. Aunque con la desgracia de que a ella solo le veía como un amigo, él, Jaecar por segunda vez sintió cariño, un afecto que solo un hombre puede darle a una mujer, el de un marido a su mujer. Ese mismo, que solo una vez confeso y callo, callo por solo proteger a Viola. Protegerla de sí mismo, de aquella bestia que la acechaba, pero que ella aún no le confesaba. Temía porque entregara su corazón a ese, su mayor preocupación, como la misma vez que la vio padecer por un vampiro, uno que a su descripción era la misma muerte.
Así como la deseo, el anhelo de fortalecerla, el de compartir las bestiales ganas de vivir, eso mismo que le atrajo de ella, que a pesar de presentarse ante el vencimiento, ella luchaba. Era fuerte, muy poderosa ante sus irises que, ese era la pócima para quererla. Proteger aquello que poco a poco se fortalece, renaciente en un salvajismo hermoso, sublime y único.
De manera que, tal presentimiento, una inquietud que comenzaba a refutar sus pensamientos. Debía verla, cerciorarse de que no corría peligro alguno. Pero es que su fuego es hermoso, tienta hasta a peor demonio y eso, es lo ínfimo para abrir las puertas del infierno.
Y ahí estaba, con su porte perfecto, un vestir elegante y glamuroso, un negro impecable, recto y refinado. Como sus cabellos arreglados y recogidos de un listón, siempre de gala, un jinete equiparado para dominar...
Y desde las lejanías, pudo apreciar el perfume de la vida, los latidos sonoros retumbando, un tic-tac, tic-tac, calmo y otro escandaloso. Carruajes yendo y viniendo, señoras paseando con la coquetería, y sus esposos preocupados en sus conquistas. Así como Jaecar observa, avanza a la perfumería, aquel refugio embriagante y cautivo, ensoñador y realista. Siempre le maravillaba interpretar las fragancias pero no tenía el don que ella poseía, y a la cual comenzaba a vislumbrar a través de la cristalera…
Impresionante los gestos que desprende, una belleza natural, siendo la segunda en deleitar.
En brevedad, con la falange alzada, abre paso en su camino, suena la puerta y ahí, en su mirada junto con sus palabras se refugió en una cálida bienvenida.
—He traído conmigo la naturalidad de mí ser, más, ¿Quién le debe a quién? Una vez me dijiste que eras creadora de esencias nunca antes olisqueadas. Aún sigo esperando mi esencia, Viola De Lesseps.
Con la voz cordial, en un canto agravante y glacial. Se acerca a ella, con una media sonrisa que termina por estrecharla entre sus brazos. — Tiempo sin verte. Tanto que percibo un cambio en tu sangre, en el elixir…
¡Maldita sea! Todo lo supuesto era cierto. Más un beso en su cabeza deposito sus inquietudes.
Así como la deseo, el anhelo de fortalecerla, el de compartir las bestiales ganas de vivir, eso mismo que le atrajo de ella, que a pesar de presentarse ante el vencimiento, ella luchaba. Era fuerte, muy poderosa ante sus irises que, ese era la pócima para quererla. Proteger aquello que poco a poco se fortalece, renaciente en un salvajismo hermoso, sublime y único.
De manera que, tal presentimiento, una inquietud que comenzaba a refutar sus pensamientos. Debía verla, cerciorarse de que no corría peligro alguno. Pero es que su fuego es hermoso, tienta hasta a peor demonio y eso, es lo ínfimo para abrir las puertas del infierno.
Y ahí estaba, con su porte perfecto, un vestir elegante y glamuroso, un negro impecable, recto y refinado. Como sus cabellos arreglados y recogidos de un listón, siempre de gala, un jinete equiparado para dominar...
Y desde las lejanías, pudo apreciar el perfume de la vida, los latidos sonoros retumbando, un tic-tac, tic-tac, calmo y otro escandaloso. Carruajes yendo y viniendo, señoras paseando con la coquetería, y sus esposos preocupados en sus conquistas. Así como Jaecar observa, avanza a la perfumería, aquel refugio embriagante y cautivo, ensoñador y realista. Siempre le maravillaba interpretar las fragancias pero no tenía el don que ella poseía, y a la cual comenzaba a vislumbrar a través de la cristalera…
Impresionante los gestos que desprende, una belleza natural, siendo la segunda en deleitar.
En brevedad, con la falange alzada, abre paso en su camino, suena la puerta y ahí, en su mirada junto con sus palabras se refugió en una cálida bienvenida.
—He traído conmigo la naturalidad de mí ser, más, ¿Quién le debe a quién? Una vez me dijiste que eras creadora de esencias nunca antes olisqueadas. Aún sigo esperando mi esencia, Viola De Lesseps.
Con la voz cordial, en un canto agravante y glacial. Se acerca a ella, con una media sonrisa que termina por estrecharla entre sus brazos. — Tiempo sin verte. Tanto que percibo un cambio en tu sangre, en el elixir…
¡Maldita sea! Todo lo supuesto era cierto. Más un beso en su cabeza deposito sus inquietudes.
Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Intima conversacion Jaecar - Viola -Mahaita Existían presencias que lograban calmar los demonios que despertaban a veces en mi interior, todos poseíamos demonios algunos lo escondían con una sobrenaturalidad, otros con buenos modales y yo; mis demonios los escondía en esencias en las cuales enfrascaba el alma de alguien, tenía tantos demonios como perfumes en mi perfumería, eso… nadie lo sabría ni el mismo hombre que entraba tan galante a visitarme, el era una de esas personas que lograba calmar todo a mi alrededor, sus palabras siempre tan sabias me hacían admirarlo, quererlo de una forma que no había conocido, se había ganado mi respeto y mi amor de una manera fraternal inexplicable por así decirlo, quizás ante una versión más ingenua de mi hubiera caído a sus pies, enamorada de aquel hombre de cabellos hermosos, de mirada penetrante y de alma seductora, pero la madurez llega o al menos eso decían. Estreche mis brazos y me acerque a él para regocijarme de su singular aroma, definitivamente cualquiera anhelaría un abrazo tan cálido como el que me proporcionaba el beso en la frente sacó una sonrisa de mis labios… pero nuestra amistad era más que eso… le mire directo a los ojos y deposite un beso suave e ingenuo en sus fríos labios… luego de eso di un paso hacia atrás. Hacer una esencia de tu especial aroma sería tener como prisionero a tu alma… - con suavidad salieron aquellas palabras de mis labios – El perfume es el recuerdo del alma… y a ti mi querido quiero recordarte por otras cosas más esenciales que una esencia… - me apoyé en el mesón donde estaba el diario y le mire con tranquilidad – Tu aroma solo es mío y está impregnado aquí – señale hacia mi cabeza y le guiñe un ojo – Pero a cambio puedo decirte a que sabe o mejor dicho a que huele tu ser… tu alma Jaecar… pero solo sería un secreto entre nosotros dime egoísta pero quiero esa esencia sólo para mí – terminé por decir mientras me acercaba al diván que de terciopelo rojo que había en una esquina en la perfumería le hice una seña para que se acercara mientras tomaba asiento. Aun me pregunto por qué no has encontrado a una mujer que te ame tal cual eres… ante mis ojos eres el hombre perfecto que cualquier mujer desearía – dije a modo de halago esperando saber si quería oír la receta de su alma, aun me encontraba inquieta ante la revelación que tenía por decirle, una pequeña ansiedad revoloteaba por mi interior… una necesidad de contarle todo lo que había pasado… pero sentía miedo, tal vez vergüenza ante todo lo que había ocurrido pero sin lugar a dudas quien más que él podría entenderme… era algo así como mi alma gemela, ladee la cabeza ante el pensamiento vago de mi cabeza y solo sonreí ante mis pensamientos. - ¿Qué te ha traído hasta mi perfumería hoy? – terminé por preguntar ya que como siempre comenzaba hablar cosa que nadie me callaba y el era muy caballero como para hacerlo. Lo conocía bien y sentía algo dentro de mi corazón, algo que él deseaba… ¿Que era? Eso lo desconocía… pero ahí estábamos los dos solos… en una intimidad que siempre manteníamos cuando comenzábamos hablar. | |
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Estando suficientemente cerca, si, deseaba su amor, el calor de sus brazos, la dulzura de sus carnosos labios, el responderle el beso de una apasionada manera. No como lo respondió; corto y puro, respetuoso y cálido. Quería amarla, y ser correspondido, quería bailar con sus labios, y ser acompañado. Más no lo era. Entiende que solo para ella, será un amigo y nada más. Por lo que no debía rebasar los límites que se auto forjó hacia ella.
...Desvaneciéndose los brazos que le sostenían, retomando su postura que camina, observando el lugar. — Viola, ¿Cuántas veces hemos hablado acerca de esto? No poseo alma alguna. Entonces, ¿Jamás tendré una esencia? ¿...Una en la que puedas recordarme, sentirme cuando no estoy cerca de ti?
Ladeo el rostro, mirándole fijamente, sus palabras siempre guardaban secretos, verdades que se escondían y le hacían bella, le atraían demasiado que eso fue el motivo principal de su atracción por ella.— ¿Qué es aquello esencial? Instrúyeme, háblame…
Camino hacia ella; reflejando sumo interés, con las irises brillosas del carmín de sus cabellos, del tono de sus labios y de su piel blanquecina. Ella les daba el brillo a sus pupilas, era su única luz que podía reflejar vida en esos ojos. Y su falange se alzó en sus cabellos, acariciando su cabellera en lo que su voz solo resuena como melodía.
— ¿Cómo es que en tu memoria esta? ¿Cómo es mí ser...mi esencia? Dime Viola, ¿Que olfateas de mi ser? …— Y como sombra, le siguió cuando se alejó, ejecutando las mismas pisadas. ¡Maldita sea! Su perfume era diferente, desde que entró a la perfumería. Su Viola ya no estaba.
— Sabes que te daría lo que me pidieras, si te di lo más valioso de mi existencia.— No era confesión, era la verdad. Tiempo atrás, le obsequio un collar, uno donde en el dije se sitúa la única sangre Babenberg.
— Sabes que solo he amado a mi difunta esposa, ella me amo por sobre todas las cosas y fue el único amor que he encontrado…—Se sentó a su lado, observándola.—[...] cualquier mujer desearía, más será difícil que la ame.— Su mirada le invitaba a acariciar su mejilla, por lo que lo hizo.
— Tengo el presentimiento que sabes del por qué he venido…— bajo la mano, y se levantó. Prefirió caminar, observar su negocio. Y empezó a leer los frascos donde las esencias eran guardadas. Y en especial uno, cautivó su atención. — ¿Quieres que sea yo quien hable primero? Que te cuente del porqué, ¿El lobo se comió a caperucita roja?
Dejo en visto sus intenciones, el hombre enamorado que fue a luchar por quien ama, y el inmortal que fue a proteger a una pequeña indefensa. ¡Dolía! Pero iba a despertarla de esa pesadilla en la que se encuentra sumergida, no permitiría que nadie la tocara. Juro que jamas nadie volvería a hacerle daño.
...Desvaneciéndose los brazos que le sostenían, retomando su postura que camina, observando el lugar. — Viola, ¿Cuántas veces hemos hablado acerca de esto? No poseo alma alguna. Entonces, ¿Jamás tendré una esencia? ¿...Una en la que puedas recordarme, sentirme cuando no estoy cerca de ti?
Ladeo el rostro, mirándole fijamente, sus palabras siempre guardaban secretos, verdades que se escondían y le hacían bella, le atraían demasiado que eso fue el motivo principal de su atracción por ella.— ¿Qué es aquello esencial? Instrúyeme, háblame…
Camino hacia ella; reflejando sumo interés, con las irises brillosas del carmín de sus cabellos, del tono de sus labios y de su piel blanquecina. Ella les daba el brillo a sus pupilas, era su única luz que podía reflejar vida en esos ojos. Y su falange se alzó en sus cabellos, acariciando su cabellera en lo que su voz solo resuena como melodía.
— ¿Cómo es que en tu memoria esta? ¿Cómo es mí ser...mi esencia? Dime Viola, ¿Que olfateas de mi ser? …— Y como sombra, le siguió cuando se alejó, ejecutando las mismas pisadas. ¡Maldita sea! Su perfume era diferente, desde que entró a la perfumería. Su Viola ya no estaba.
— Sabes que te daría lo que me pidieras, si te di lo más valioso de mi existencia.— No era confesión, era la verdad. Tiempo atrás, le obsequio un collar, uno donde en el dije se sitúa la única sangre Babenberg.
— Sabes que solo he amado a mi difunta esposa, ella me amo por sobre todas las cosas y fue el único amor que he encontrado…—Se sentó a su lado, observándola.—[...] cualquier mujer desearía, más será difícil que la ame.— Su mirada le invitaba a acariciar su mejilla, por lo que lo hizo.
— Tengo el presentimiento que sabes del por qué he venido…— bajo la mano, y se levantó. Prefirió caminar, observar su negocio. Y empezó a leer los frascos donde las esencias eran guardadas. Y en especial uno, cautivó su atención. — ¿Quieres que sea yo quien hable primero? Que te cuente del porqué, ¿El lobo se comió a caperucita roja?
Dejo en visto sus intenciones, el hombre enamorado que fue a luchar por quien ama, y el inmortal que fue a proteger a una pequeña indefensa. ¡Dolía! Pero iba a despertarla de esa pesadilla en la que se encuentra sumergida, no permitiría que nadie la tocara. Juro que jamas nadie volvería a hacerle daño.
Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Esencial Jaecar - Viola Una de las cosas más difíciles en mi vida era explicar aquella frase que había robado de algún texto… alguien en algún lugar lo había dicho antes que yo, “El perfume es el recuerdo del alma” y no podía pensar lo contrario, baje la mirada cuando sus palabras comenzaron a salir, su pronunciación era tan exquisita y sensual que podría pensar que me ocultaba algo, algo que tal vez era mejor no saber. Para mí – puse una de mis manos a la altura de mi corazón – Tu si tienes alma, y eres un alma noble y llena de amor… radiante y único – dije con suavidad cerrando los ojos – Tu alma tiene uno de las esencias que mas me gustan… un aroma a chocolate que fuerte y encantador envuelves con tu aroma… hierba buena que le da la frescura de tu extraña vitalidad y para darle consistencia eucalipto que hace que sea simplemente recordable… además unas gotas de algún cítrico para enfatizar la hierba buena… y un concentrado de cacao para que sea del deleite de cualquiera – hice una pausa mientras abría mis ojos mientras inspiraba aquel aroma imaginario – lo esencial es invisible a los ojos de cualquiera… es lo que uno quiere ver… más que tu aroma los recuerdos que poseo de ti siempre han sido llenos de misterios… tu mirada la tengo grabada esa expresión que haces siempre que deposito un beso en tu mejilla o en tus labios son lo esencial para mi… tu no las veras… por qué no puedes verte a ti mismo con mis ojos… es lo que yo veo… y para cada persona cambia… quizás lo esencial para otra persona seria tu físico, tu cabellera… o que se yo… pero para mí son tus expresiones cuando estas a mi lado- con mi dedos deje una caria en su rostro que esculpido en un perfecto mármol no poseía ninguna arruga si no aquella expresión de serenidad, misterio e interrogantes que me gustaban. Antes de que me digas a lo que has venido… tengo una pregunta - sentí como mi estomago se estremecía cuando su tono de voz había cambiado a uno más serio, tenía ese presentimiento que las cosas podían cambiar, y si suponía bien tenía que tratarse de lo mismo a lo que había venido Arlett hace unos días… el Lobo… suspire con notoriedad - ¿Qué amas? … todos amamos algo… dime ¿en este momento que amas? – pase saliva mientras humedecía mis labios – Yo en este momento amo lo que hago… amo hablar de mis perfumes… amo los días nublados y el aroma del césped recién cortado… amo el aroma de la madera húmeda y amo los chocolates… amo cuando sonríes – porque era cierto, su sonrisa era sencillamente la perfección pura. Al quedarme en silencio baje la mirada mientras acariciaba mis propias manos, no podía alargar aquello por más que deseara – Tu tambien me dirás que no puedo estar con el lobo – apreté mis labios - Cuéntame… dime por que el lobo se comió a caperucita… - no le devolví la mirada, sentía una pequeña angustia y hasta podía sentirme culpable sin saber lo que el tenía que decir… | |
Última edición por Viola de Lesseps el Sáb Oct 08, 2016 9:53 am, editado 1 vez
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
¿Qué era aquello que le atraía? ¿Qué es eso que le encanta de ella? Por más que sea poseedora de una belleza sin igual, de una piel donde de musas reales se trataba, no era lo que su visión le otorga, ni palpara en su templo, sino, era su habla, las palabras que desprende con una adoración a su labor, ese amor que tiene por las esencias, esa misma devoción a sus sentidos. Eso era lo que le guio hacia ella. Un auténtico arte bellísimo que le interesó sobre todas sus cualidades, el que su fuerza transmita en el tono de sus cabellos, esa lucha que se admira y envicia a Jaecar. Él podía confesar sus pensamientos, más no eran necesarios, la respeta, y a pesar del peligro que representan sus caricias, la cercanía, y su aliento, solo los deleitaba, esperando a que fluyeran como el viento intocable, que arrasa en el ser, mas no se puede hacer nada para atraparlo.
No podía diferir ante sus palabras, no es adecuado contradecirla, aunque ella ya sabe lo que piensa Jaecar sobre el alma. Sobre sus acciones las cuales no tienen una pizca de bondad, o una belleza subliminal. El quien quiere destrozar al débil, enfocado a destruir ese sentir para activarlo, engrandecer a la persona, instruirlos a la fortaleza que cada uno posee. Eso, eso no es bien visto ante la ley de lo divino; el hombre nació a la imagen y semejanza, el de las leyes de la religión. Y las leyes de la naturaleza, todo eso lo destruye, para que solo se conozca la ley del más apto. Y hablar de alma, no era el término que lo describe. —Inusual estás actuando, ¿que sucede Viola?, —El decirle lo que contiene su alma, no era propio de ella, siempre guardaba el secreto, que ahora podía esperar lo peor. Y antes de que eso sucediera, agradeció su atención, — si no fuera porque estoy a tu lado, diría que te diriges hacia otra persona.— Tomó aquel dedo, posando un beso.— Como así, tú no puedes ver a través de mis ojos, pero algunas cosas me he encargado de que las conozcas...
El motivo de su presencia ya se hizo notoria, y sabía que lo descubrió, a pesar de que mostrase lo contrario. La advertencia en la explicación de cómo el lobo se comió a caperucita, ya declaró sus intenciones. — Dime, no te he negado ninguna respuesta. Sin embargo, prométeme que, ¿Podrás aceptarlas? — No la miro en esta ocasión, se enfocó en el frasco cuyo aroma era reprochable. Lo hubiese arrojado de inmediato, destruir ese aromo para que ella lo olvidara, — ¿A qué viene ese tema? Y peor, que seas tú quien lo exponga cuando sabes por ende la respuesta. — ¿Que era esa clase de conversación? No venía a confesarse, no debía hacerlo de ninguna manera, le molestó aquella actitud, la manera en la que pretendía manipular la mente del inmortal. Compendia el curso de su interrogante, pero jamás lo aceptaría, nunca la entregaría a los brazos de un licántropo, y mucho menos por amor. Era absurdo. — ¿A dónde quieres llegar Viola? Sé a la perfección lo que amas, o eso quiero pensar... — Ya no tenía la confianza de seguir sujetando ese frasco, lo quería estrujar entre su mano por lo que se limitó, abandonándolo, dejándolo en el mismo sitio donde lo había visto.
No sabía con exactitud por primera vez si su disgusto se debía a que estaba en lo correcto con respecto al amorío con el licántropo, o el hecho de que fuese devorada y que se la arrebataran de su alcance. No podía llamar a su conquista esta vez, no se sentía triunfante por las deducciones, pero sería mentira si dijera que espero estar errado. — ¿También? ...Tantas personas te han advertido, y ¿aun así no puedes comprenderlas, esperando a que yo me incluya en ellas para sacarte de tu sueño? — Se fue acercando, mirando el techo del local... Se la ha comido ya, su perfume ya no es como antes lo percibió, cambio, y a eso se debía, se entregó al maldito lobo. — Porque se aprovechó de su inocencia, de la debilidad de que tenía caperucita tras visitar a su abuelita. Pero no termina la historia aquí, ese es el comienzo. Ella era bien parecida para el lobo, más este por su naturaleza era una bestia, le llamaba la carne fresca, quería devorarla, más no espero, hizo lo que deseo a pesar de que en su manada lo esperaban para que alimentara a sus crías, tan egoísta fue, que él solo la devoró, olvidándose de que le esperaban, que sin darse cuenta, su hambre lo supero, no bastó esa niña, quiso más, que terminó asesinando a su propia especie, solo por su maldita supervivencia. —No era un cuento infante cambiado a conveniencia para los niños, era la realidad de un suceso, era la historia de Viola y el lobo, y la familia que él poseía. — Ahora dime tú, ¿crees que alguna vez ese lobo sintió amor por caperucita? Y dime, ¿qué es lo que entiendes por amor? …
Permanecía de pie frente a ella, juró protegerla y eso era lo que realmente hacía muy independiente de su sentimiento. — No quiero que se vuelva a repetir la misma historia, donde la víctima ya no serás tú, porque sabiendo lo que sucederá, lo has permitido.
No podía diferir ante sus palabras, no es adecuado contradecirla, aunque ella ya sabe lo que piensa Jaecar sobre el alma. Sobre sus acciones las cuales no tienen una pizca de bondad, o una belleza subliminal. El quien quiere destrozar al débil, enfocado a destruir ese sentir para activarlo, engrandecer a la persona, instruirlos a la fortaleza que cada uno posee. Eso, eso no es bien visto ante la ley de lo divino; el hombre nació a la imagen y semejanza, el de las leyes de la religión. Y las leyes de la naturaleza, todo eso lo destruye, para que solo se conozca la ley del más apto. Y hablar de alma, no era el término que lo describe. —Inusual estás actuando, ¿que sucede Viola?, —El decirle lo que contiene su alma, no era propio de ella, siempre guardaba el secreto, que ahora podía esperar lo peor. Y antes de que eso sucediera, agradeció su atención, — si no fuera porque estoy a tu lado, diría que te diriges hacia otra persona.— Tomó aquel dedo, posando un beso.— Como así, tú no puedes ver a través de mis ojos, pero algunas cosas me he encargado de que las conozcas...
El motivo de su presencia ya se hizo notoria, y sabía que lo descubrió, a pesar de que mostrase lo contrario. La advertencia en la explicación de cómo el lobo se comió a caperucita, ya declaró sus intenciones. — Dime, no te he negado ninguna respuesta. Sin embargo, prométeme que, ¿Podrás aceptarlas? — No la miro en esta ocasión, se enfocó en el frasco cuyo aroma era reprochable. Lo hubiese arrojado de inmediato, destruir ese aromo para que ella lo olvidara, — ¿A qué viene ese tema? Y peor, que seas tú quien lo exponga cuando sabes por ende la respuesta. — ¿Que era esa clase de conversación? No venía a confesarse, no debía hacerlo de ninguna manera, le molestó aquella actitud, la manera en la que pretendía manipular la mente del inmortal. Compendia el curso de su interrogante, pero jamás lo aceptaría, nunca la entregaría a los brazos de un licántropo, y mucho menos por amor. Era absurdo. — ¿A dónde quieres llegar Viola? Sé a la perfección lo que amas, o eso quiero pensar... — Ya no tenía la confianza de seguir sujetando ese frasco, lo quería estrujar entre su mano por lo que se limitó, abandonándolo, dejándolo en el mismo sitio donde lo había visto.
No sabía con exactitud por primera vez si su disgusto se debía a que estaba en lo correcto con respecto al amorío con el licántropo, o el hecho de que fuese devorada y que se la arrebataran de su alcance. No podía llamar a su conquista esta vez, no se sentía triunfante por las deducciones, pero sería mentira si dijera que espero estar errado. — ¿También? ...Tantas personas te han advertido, y ¿aun así no puedes comprenderlas, esperando a que yo me incluya en ellas para sacarte de tu sueño? — Se fue acercando, mirando el techo del local... Se la ha comido ya, su perfume ya no es como antes lo percibió, cambio, y a eso se debía, se entregó al maldito lobo. — Porque se aprovechó de su inocencia, de la debilidad de que tenía caperucita tras visitar a su abuelita. Pero no termina la historia aquí, ese es el comienzo. Ella era bien parecida para el lobo, más este por su naturaleza era una bestia, le llamaba la carne fresca, quería devorarla, más no espero, hizo lo que deseo a pesar de que en su manada lo esperaban para que alimentara a sus crías, tan egoísta fue, que él solo la devoró, olvidándose de que le esperaban, que sin darse cuenta, su hambre lo supero, no bastó esa niña, quiso más, que terminó asesinando a su propia especie, solo por su maldita supervivencia. —No era un cuento infante cambiado a conveniencia para los niños, era la realidad de un suceso, era la historia de Viola y el lobo, y la familia que él poseía. — Ahora dime tú, ¿crees que alguna vez ese lobo sintió amor por caperucita? Y dime, ¿qué es lo que entiendes por amor? …
Permanecía de pie frente a ella, juró protegerla y eso era lo que realmente hacía muy independiente de su sentimiento. — No quiero que se vuelva a repetir la misma historia, donde la víctima ya no serás tú, porque sabiendo lo que sucederá, lo has permitido.
Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Aberración Jaecar - Viola De un momento a otro la situación se volvió incomoda, oscura, llena de resentimientos rondar por la habitación, haciendo que mi cuerpo se estremeciera, mire directamente a Jae sin desviar ni por un segundo el contacto visual que tenía, aun cuando el parecía ocultar más cosas de lo normal, mi estómago se estrujo en mi interior y mi respiración se volvió corta y un poco acelerada. -¿Qué sucede?... ¿Qué sucede?... siento a veces que a nadie puedo contarle aquello, que es lo que sucede en mi vida, porque lo único que hacen todos es reprochar mis actos, mis elecciones, se creen dueños de opiniones cuando no las he pedido… siento que… - tome aire profundamente y me acerque a él, tomándole el rostro con ambas manos para que me mirara directo a los ojos – Nadie quiere verme completamente feliz… nunca he sentido la felicidad plena… ¿A caso no me puedo equivocar? Soy una mujer llena de imperfecciones, que se ha caído y levantado mil veces, si me vuelvo a caer… créeme que levantaré sola, porque al final siempre es lo mismo… - se había formado un nudo en mi garganta, luego de escuchar la historia del lobo, luego de sentir ese reproche por mi actuar… - me quedo sola… y quieres saber primero Dorian… Luego Nicolás… Después Hernán… ahora quizás el Lobo… y ¿también tú? – Le tome de la solapa de su atuendo – ¿Dime al final también me dejaras sola? Porque ya estoy acostumbrada y si quieres llámame libertina por acostarme con quien se me dé la gana -sabría que eso le dolería, pero más me dolía a mi tener que confesar lo que realmente sucedía – ¿A caso tengo que ser un frasco más en Paris… una joya que solo esta para ser observada y que no pueda sentir nada?.... – estaba molesta, herida… pero por sobre todo confundida – Ahora es el lobo… mucho antes fue un demonio…y anterior a él fue un fantasma… y también un maldito… es la historia de mi vida… soy un imán para hombres sin corazón… para hombres que creen poder tenerme pero ¿para qué?, ¿para luego abandonarme? El lobo se comió a la caperucita, el demonio enveneno al ángel, el fantasma se esfumo de mis sueños y el maldito… el maldito la hizo pecar… - tome aire aguantando las lágrimas que se contenían en mis ojos, mi voz e había quebrado y seguía sosteniendo a Jae de la misma forma. ¿A dónde quiero llegar? Creo que ya lo he respondido ¿Qué entiendo por amor? La verdad… amor para mi es lo que me hace sentir… y precisamente ningún hombre me hace sentir amor… amor de pareja de verdad… solo cosas y situaciones me hacen sentir amor… y si por todas las caídas que he tenido me he enfriado un poco… y te digo a ti te amo… y te amo mucho… pero nunca entenderías mi amor… si piensas que soy una mujer frágil… a nadie le basta con lo que tiene… siempre buscan más… nunca seré suficiente para nadie… porque todo en el mundo está lleno de secretos, de vacíos, de mentiras…. – cerré los ojos para dejar que las lágrimas cayeran, no aguantaba el nudo de mi garganta – Y aquí me tienes dando explicaciones a preguntas que tú nunca me has respondido… - le solté apretando mis labios con fuerzas, respirando con dificultad, sintiendo escalofríos recorrer mi cuerpo…. - ¿A caso tu amas algo? ¿Qué significa amor para ti? - sonreí con torpeza…. Y me acerque a el… - ahora piensas que estoy sucia, que soy un instrumento… que no podrías estar a mi lado… pero eres libre aunque me duela en el alma… eres libre… y me puedes dejar sola… porque ya entendí que la soledad es la única constante en mi vida, la única fiel amiga… Di unos pasos hacia atrás mirándolo directamente a los ojos – Todos tenemos historias… la historia del lobo es… horrible… quizás ya la sabia y no quería quitarme la venda de los ojos… pero tú lo has hecho… me has puesto los pies en la tierra ¿Con que fin? ¿Cuidarme? – me dolía aquella historia del lobo, no lograba entender muchas cosas, mi corazón se había apretado y podía sentir los latidos cortos palpitar en mi corazón. – El lobo tiene el beneficio de la duda… siempre supe que era un mounstro una aberración… pero lo acepte… ¿las cosas cambian? Si cambian mucho… No lo amo, Jaecar quiero que entiendas eso… no lo amo… mi atracción es carnal – dije enfadada – es de piel… de placer… lo peor de esto que tu quizás ya lo sabias… y ahora soy la maldita pecadora… la sucia ante tus ojos – repetiría aquello las veces que fuera necesario – Lo que siento por ti es tan diferente a lo que siento por el lobo… y créeme él nunca me hablo mal de nadie… no así como lo haces tú… mi mentalidad es más abierta que el común de la sociedad… puedo entender muchas cosas y por una gran razón… experiencia… Tome aire profundamente y comencé alejarme de Jae… me había desahogado, todo lo que había dicho era verdad pero sentía como poco a poco las revoluciones bajaban y un sentimiento de angustia me abrazaba… | |
Última edición por Viola de Lesseps el Sáb Oct 08, 2016 5:18 pm, editado 1 vez
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Las reacciones de ella le estaban asegurando todo, azotando una y otra vez la claridad de los pensamientos y palabras de Jaecar, en lo correcto esta y es que ella no puede aceptarlo. Mostrándole que en nada cambio, que todo aquello que le atraía de ella, ella misma se encargaba de destruirlo, de estropear su belleza, de maquillarse con una fealdad que mirarla, el sostener esas pupilas, le disgusta. Jamás la había visto de aquella forma, podía interpretar su corazón, latiendo con furia, con una desesperación por estallar. Indignada, enfadada, recriminando pero, ¿por qué? Porque tenía que hacerlo justo con el tema de la bestia. Tan inoportuna tuvo que arrojar esas palabras, era como si la prisionera se aferrara a sus malditas cadenas. Mirándola, con el repudio en el carmín de sus pupilas, un desdén que se pinta como al hambre cuando de neófito estaba, más aquí, él lo exterioriza, lo controla pero deja que fluya, — ¡Basta! Has cambiado, y que tristeza que solo a él tengas en mente, que solo tus penas quieras llevar siempre, ¿eso quieres? …—ha dicho algo que lo cambió todo, el que no haya pedido nada, cuando fue ella quien gritaba por ayuda en sus acciones descabelladas, el suicidarse, el terminar todo de una manera fácil, que ahora, era eso, busca salir de una manera u otra sin tener que sufrir. — Si me has incluido en “a nadie”... ¡Por favor Viola! ya no hables más. —Alzó las falanges, tomando las ajenas para retirarlas del rostro, separándole. — Si sólo piensas de esa manera, no hay necesidad de que siga en este lugar, si crees que la preocupación, la dedicación y el apoyo que se te ha brindado es solo para verte infeliz, el juzgarte, el poner como excusa las equivocaciones cuando lo que se quiere es que no cometas el error una vez más. ¡Ya Viola… ya basta! —enfatizó con altivez las últimas palabras, si, reconocía que a veces no se daba por vencida, pero no siempre.
Negando, sin aceptar lo que estaba escuchando, se aparta, — Si siempre es lo mismo, ¿porque te sigues aferrando a esto? Ya no eres una niña Viola. —más nunca se pudo alejar, ella le sostenía de sus prendas, queriendo hacer lo mismo, alejarla, pero no lo hizo. Permaneció inmóvil. — Si yo me voy, es porque tú lo has querido así. No puedo seguir observando cómo te estas destruyendo, convirtiéndote en algo que jamás creí conocer en ti. — ¿Cómo podría decir tan descabelladas palabras? Jamás pasó por su mente, el nombrarla de aquella forma, una libertina…— Solo escucha lo que estás diciendo, ¿porque referirte a una libertina? —.Ya no quería escucharla, debía callarla antes de que terminara por adormecerla, atrayéndola entre sus brazos, estrujando con la fuerza necesaria para que le sintiera más allá de su frialdad. Siendo el perfecto hombre que describe; no posee corazón alguno, el creer que era suya, como alguien íntimo con quien contar, pero ya vio que no, que eso jamás pasó y sucederá. — Eres libre de sentir, tu misma, debes de forjar tus límites, porque hay deseos que te están convirtiendo justo en este momento, lo que no eres. —El control es esencial en cada sujeto. —Y yo, ¿qué hay de mí? No soy un fantasma, ni mucho menos un perro rabioso, más, soy peor que eso, peor que tú Nicolás.
Ella le está ofreciendo el camino para exponer sus sentimientos, pero no lo hará, no se lo permite, tiene que dejarla ir. Por lo que se hizo un poco para atrás, llevando la falange hacia su mentón, acercando los carnosos labios a sus párpados, limpiando sus lágrimas que ya comenzaban a rodar, siendo un sabor extraordinario. Rozando los labios en estos, recorriendo su mejilla hasta que estuvo a punto de bajar de su nariz y acaricia su mejilla. — ¿Porque creas sentimientos tan complejos? No dejes que tu amor por las esencias te quiera convertir en una, —se dio vuelta, aprovechado para caminar en ese espacio. Por sus secretos, por su vida pasada es que no la quiere involucrar, — no es amor hacia mi Viola, lo que amas, es el momento mismo cuando nos encontramos, la tranquilidad, el conversar… —Eso es lo que se entendía ante sus confesiones. Girándose para verla, no podía consolar sus emociones, sería dañino tanto para ella, como para él. — ¿Qué esperas conocer de mí? —, ¿que era el amor para él? ¿Que fue el verdadero amor? ¿Que está siendo el amor? — Ame a mi esposa e hija; Un deseo intenso por querer darlo todo, protección, cuidado, alegrías, enseñarles un mundo hermoso donde solo nosotros 3 existiéramos, El cumplir los deseos de cada una. Amo…— ¿cómo decirle que ama a una pequeña? A la hija de la hermana de su difunta esposa, que ama a ella. — […] Amo a una pequeña, que mis anhelos pasados a ella se han traspasado, el querer protegerla, mantenerla con vida, el confiarle mi existencia, todo de mí. —Enfocándose en sus pasos, en la manera en la que le observa, en sus pupilas directas. — Amo porque es un sentimiento puro, porque esas personas me han enseñado demasiado y aprendo con ellas. Así como tú. —estiró el brazo para tomar su mano. — No hables sin saber nada, para mi tu eres, un ser hermoso, que no culpo por tus instintos. Por la vida que posees, es normal que el calor te atraiga, como mujer es más propenso el deseo, por procrear.
¿Por qué tuvo que seguir? ¿Por qué esa maldita insistencia en el lobo? Ya se habían calmado, pero se empeña en defender a ese. Y el calor es lo que su piel sólo necesita. Por lo que era una más de sus inconveniencias para confesarse. — Las historias, todas poseen un clímax, no es excusa que sea agónica, y la realidad por muy cruda que sea, debes aceptara. —Calló, en cuanto lo carnal expuso, — ¿Y solo por ese deseo es que perderás todo? ¿Seguirás permitiendo que tu cuerpo gobierne a tu mente? Creí que eras de las mujeres que se entregan por amor. —presionó su puño, no debía perder los estribos. — ¿Y de qué sirve que ya lo sospechara? En nada, como también no me sirve tener la razón, ni que desee protegerte cuando tú siempre correrás a sus brazos...Sigue defendiéndolo, sigue dando excusas, lo has preferido a él, que no me dejas otra opción. —se hizo a un lado, caminando hacia la puerta. Le afectaba seguir en ese ciclo, si ella se empeñaba no había manera de hacer más. Pero su rostro jamas expreso la situación, es una magnifica mascara.
— Hay palabras que contradices, pero dejas en claro que sobre todo, lo elegirás a él. —desvió el rostro para verla, sin detener el paso. — Ve hasta el final, y ahí solo entenderás…
Negando, sin aceptar lo que estaba escuchando, se aparta, — Si siempre es lo mismo, ¿porque te sigues aferrando a esto? Ya no eres una niña Viola. —más nunca se pudo alejar, ella le sostenía de sus prendas, queriendo hacer lo mismo, alejarla, pero no lo hizo. Permaneció inmóvil. — Si yo me voy, es porque tú lo has querido así. No puedo seguir observando cómo te estas destruyendo, convirtiéndote en algo que jamás creí conocer en ti. — ¿Cómo podría decir tan descabelladas palabras? Jamás pasó por su mente, el nombrarla de aquella forma, una libertina…— Solo escucha lo que estás diciendo, ¿porque referirte a una libertina? —.Ya no quería escucharla, debía callarla antes de que terminara por adormecerla, atrayéndola entre sus brazos, estrujando con la fuerza necesaria para que le sintiera más allá de su frialdad. Siendo el perfecto hombre que describe; no posee corazón alguno, el creer que era suya, como alguien íntimo con quien contar, pero ya vio que no, que eso jamás pasó y sucederá. — Eres libre de sentir, tu misma, debes de forjar tus límites, porque hay deseos que te están convirtiendo justo en este momento, lo que no eres. —El control es esencial en cada sujeto. —Y yo, ¿qué hay de mí? No soy un fantasma, ni mucho menos un perro rabioso, más, soy peor que eso, peor que tú Nicolás.
Ella le está ofreciendo el camino para exponer sus sentimientos, pero no lo hará, no se lo permite, tiene que dejarla ir. Por lo que se hizo un poco para atrás, llevando la falange hacia su mentón, acercando los carnosos labios a sus párpados, limpiando sus lágrimas que ya comenzaban a rodar, siendo un sabor extraordinario. Rozando los labios en estos, recorriendo su mejilla hasta que estuvo a punto de bajar de su nariz y acaricia su mejilla. — ¿Porque creas sentimientos tan complejos? No dejes que tu amor por las esencias te quiera convertir en una, —se dio vuelta, aprovechado para caminar en ese espacio. Por sus secretos, por su vida pasada es que no la quiere involucrar, — no es amor hacia mi Viola, lo que amas, es el momento mismo cuando nos encontramos, la tranquilidad, el conversar… —Eso es lo que se entendía ante sus confesiones. Girándose para verla, no podía consolar sus emociones, sería dañino tanto para ella, como para él. — ¿Qué esperas conocer de mí? —, ¿que era el amor para él? ¿Que fue el verdadero amor? ¿Que está siendo el amor? — Ame a mi esposa e hija; Un deseo intenso por querer darlo todo, protección, cuidado, alegrías, enseñarles un mundo hermoso donde solo nosotros 3 existiéramos, El cumplir los deseos de cada una. Amo…— ¿cómo decirle que ama a una pequeña? A la hija de la hermana de su difunta esposa, que ama a ella. — […] Amo a una pequeña, que mis anhelos pasados a ella se han traspasado, el querer protegerla, mantenerla con vida, el confiarle mi existencia, todo de mí. —Enfocándose en sus pasos, en la manera en la que le observa, en sus pupilas directas. — Amo porque es un sentimiento puro, porque esas personas me han enseñado demasiado y aprendo con ellas. Así como tú. —estiró el brazo para tomar su mano. — No hables sin saber nada, para mi tu eres, un ser hermoso, que no culpo por tus instintos. Por la vida que posees, es normal que el calor te atraiga, como mujer es más propenso el deseo, por procrear.
¿Por qué tuvo que seguir? ¿Por qué esa maldita insistencia en el lobo? Ya se habían calmado, pero se empeña en defender a ese. Y el calor es lo que su piel sólo necesita. Por lo que era una más de sus inconveniencias para confesarse. — Las historias, todas poseen un clímax, no es excusa que sea agónica, y la realidad por muy cruda que sea, debes aceptara. —Calló, en cuanto lo carnal expuso, — ¿Y solo por ese deseo es que perderás todo? ¿Seguirás permitiendo que tu cuerpo gobierne a tu mente? Creí que eras de las mujeres que se entregan por amor. —presionó su puño, no debía perder los estribos. — ¿Y de qué sirve que ya lo sospechara? En nada, como también no me sirve tener la razón, ni que desee protegerte cuando tú siempre correrás a sus brazos...Sigue defendiéndolo, sigue dando excusas, lo has preferido a él, que no me dejas otra opción. —se hizo a un lado, caminando hacia la puerta. Le afectaba seguir en ese ciclo, si ella se empeñaba no había manera de hacer más. Pero su rostro jamas expreso la situación, es una magnifica mascara.
— Hay palabras que contradices, pero dejas en claro que sobre todo, lo elegirás a él. —desvió el rostro para verla, sin detener el paso. — Ve hasta el final, y ahí solo entenderás…
Última edición por Jaecar Babenberg el Dom Oct 09, 2016 10:20 pm, editado 1 vez
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Re: Epifanía {Privado}
Confusión Jaecar - Viola Y ahí estaban las respuestas que siempre había querido, en el momento cuando todo era rebelado pero de que me servían aquella revelaciones si ni él las entendía y lo único que hacia al final era aquello desilusionarse, no entender lo que estaba pasando, era más de lo mismo, pero aun así esa calidez que me hacía sentir me reconfortaba… pero su mirada seguía siendo de desilusión y eso era… o mejor dicho yo solía provocar aquello, y por eso mismo la soledad siempre era la mejor compañía, mis palabras eran mi condena y él había venido hasta acá para hacerme entrar en razón, pero hacía muchos años que la había perdido, cuando hablo del suicidio, de Nicolás todo se estremeció tome aire, aun sin querer darle respuestas… ¿A caso no lo entendía? ¿No entendía lo que sentía por él? Cerré mis ojos por unos segundos tomando su mano y aferrándome a ella… el mismo había soltado la mía y sentí el pequeño vacío invadirme. ¡No! – alce la voz solo un poco para que se detuviera – No puedes hacerme esto… - me puse entre la puerta y él no lo dejaría salir, no de aquella forma – He logrado… lo que siempre termino produciendo en las personas… dices que ya no soy yo… pero no me das la oportunidad de serlo… solo amo únicamente algo y vivo para ese algo todos los días… y es a lo que me aferro para continuar… hace unos años perdí el camino, me desvié por un hombre por… Nicolás… nunca lo tuve y aun así lo perdí… sentí que mi vida ya no tenía sentido y lo peor de todo que no pude acabar con mi propia vida… ¿Quién me haya salvado… me dio una oportunidad? No tengo muchos recuerdos de aquella noche… pero sabes que es lo que siempre viene a mi cabeza… - hice una pausa mientras las lágrimas caían por mis mejillas – Sentí que mi cuerpo se desprendía y me desligaba de todo, las preocupaciones, la pena, la rabia… sentía que podía ser libre…. – humedecí mis labios – [color=#ff0099]Cuando desperté… estaba sola y desde entonces no he vuelto a soñar… algo de mí se perdió aquel día, algo cambio… - alce mi mano hacia su mejilla – [b]Por favor… no me dejes – todo se contrajo en mi interior nuevamente – Hay días que me siento perdida… llevo semanas tratando de encontrarme y no he podido… pero hay pequeños lapsos de tiempos en los que siento que todo es como antes… y precisamente eso es algo que amo… esos momentos son siempre cuando estoy junto a ti… quizás nunca entienda el amor… por qué no lo he sentido… pero el amor que siento en los momentos que estoy contigo son únicos, y créeme cuando te digo… que nadie me devuelve esa tranquilidad… más que tu… llámame niña, ingenua, inmadura… pero tal como tú también tengo mascaras… y cada día es un acto diferente en una obra que se llama Vida… Seguí acariciando su mejilla mientras mi otra mano se enredaba en sus cabellos, - No sé nada de ti, aun cuando eres mi amigo y mi protector… puedo ver en tus ojos lo que tratas hacer… pero no puedo cambiar de un día para otro… salvo que ese cambio marque mi existencia como la cambio aquel intento de suicidio… - mi corazón se aceleraba y me acerque a el apoyando mi rostro en su pecho – No me dejes… no quiero que te vayas… no seas como los demás… que han desaparecido – no era el momento de hablar del lobo, ni de antiguos amores, ese momento lleno de altos y bajos era nuestro nada más que Jaecar y Viola, hundí aún más mi cabeza en su pecho no buscando un latido, sino aquella cercanía, aquel frio que lo rodeaba y que tanto me gustaba… ¿A caso eso no era una muestra de amor? No lo entendía… el me causaba sentimientos diferentes entre ellos lo que yo llamaba amor… - Jaecar… por favor… no me dejes… - pase saliva aun sin mirarlo, mis brazos estaban a mi costado descansando – Quizás no te importe… o quizás si… pero dentro de todo este desastre que soy siento una extraña atracción por ti… diferente y única… y no es necesario que me creas o que supongas que es… lo que en realidad es… yo te quiero y te amo… a mi manera tal vez porque es la única forma que se expresar esto… - me quede muy quieta ahí junto a él tenía algo más que decir, pero ya tenía miedo de hablar – y tengo algo más… y quiero que lo recuerdes siempre aun cuando si decides irte – aguarde silencio buscando las palabras justas - Me quedé pensando que allí donde hay alguien a quien se quiere muchísimo y donde hay alguien que nos quiere de veras, ése sí que es el lugar más bonito del mundo… - no tenía más que decir… no quería más nada en ese momento… | |
Última edición por Viola de Lesseps el Dom Oct 09, 2016 11:41 pm, editado 1 vez
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Re: Epifanía {Privado}
Hasta la misma naturaleza no los quiere unir, ¿como podría unirse el calor con la frialdad? ¿La vida con la muerte? Tan diferentes, tan complejos en su totalidad, no debía, no podía aceptar que ella avanzara, que rebase los límites que él se ha estado implementando, basados para que no sea causante de más desgracias, y tragedias que nacen del vínculo con Jaecar, una maldición que siempre está presente. Pero ella no debía saber esto, no tiene el porque rememorar ese pasado. Y si ella se acercaba, él se alejará, una y otra vez, sin importar las veces que eso ocurra, todo es por su protección. proteger es joya hermosa que nadie debía deteriorar. — Entonces, regresa, muéstrame a Viola De Lesseps.— Aclamo, entre ella y largo camino por detrás, ya sin mirar la puerta, sin tener las intenciones que jamás tuvo por salirse. Siguiendo el recorrido de sus lágrimas, el color que su piel tomaba. Si, sabe de sus amoríos, si es que eso fueron, y solo hay uno al que repudia, al que quisiera destruir, al perro, no por ser enemigo de la licantropía, ni porque esa raza siempre esté presente en sus tragedias, sino porque ha logrado transformar a Viola, cambiarla a su antojo, desaparecer todo aquello que él vio en ella cuando la conoció.
— Debes dejar el pasado atrás, ya no aferrarte a esas memorias, desterrar esos nombres que ya no deben significar nada en tu vida, ninguno de ellos ha aportado algo valioso, siempre fuiste libre, pero tu eres la única que anhela ser encerrada.— los caminos eran inciertos pero cada uno de estos tiene una salida, Y Jecar le ayudará. — Eso a lo que llamas, no es libertad, es muerte… Y dejar de vivir, es dejar de sentir.— No debió humedecer esos carnosos labios, porque fue consecuencia de que perdiera toda lejanía, la quería cerca pesar de que su instinto no accediera. Tomando su falange, dirigiéndose al pecho donde hace presión. — No permitas que alguien o algo te cambie para mal, solo puedes brillar más, embellecerte como persona,—Alzó la mano libre, con un dedo en señal de silencio. —,no te dejaré, te ayudaré a regresar, a construir un nuevo sendero donde no sea necesario que uses mascaras. No necesitas una, solo se tú. —Atrayéndola entre sus brazos al liberar su mano que dejo que permaneciera la ajena en su pecho, posando un beso en su cabeza…”Yo tambien te amo” Hubiese respondido, pero solo su mente lo hizo. — El amor es tan cambiante, que me pregunto, ¿Cómo es ese amor? …—Surgió la duda, ¿como sera ese amor hacia él? Podría ser que ella solo lo ame como amigo, como se supone que debería de ser. Aunque el de él, sea distinto. Y lo que supuso, de inmediato fue asegurado por esos labios, su voz le confirmo que no lo ama como a un hombre. Que el momento lo dejo inmóvil, solo apreciando sus caricias, el tenerle de esa forma, valorando el calor emanado de su cuerpo, envolviendo una vez más. Sin desperdiciar esa sensación, no hablaría del pasado, solo debía saber desde el momento en que se conocieron. —No te dejare, no podría hacerlo, te acompañare en las buenas y en las malas, no debes hablar más de suicidio, o de cambios. Porque solo quiero devolverte lo que trataron de arrebatarte, la vida misma.
Es espléndida la manera en la que su voz se despliega, un tono suave y armoniosa, acariciando sus rojizos cabellos que de su listón tira, le encanta la manera en la que estos caen, y los peina con las mismas manos, mirándola ante lo que desde un principio conocía. Era común que la atracción se percibiera, es un inmortal, y el deseo se aflora en la supuesta belleza. — Gracias a mis dotes es que logras sentir esa atracción, mi aura provoca eso.—ladeo el rostro, sujetando sus irises, acercándose lentamente a ese rostro, dirigiendo una de su falange a rozar su mejilla, extendiendo los dedos que al avanzar más, sujeta parte de su cuello, atrayéndola, entrelazando los dedos entre sus cabellos con la otra, y simplemente la besó.
Dejando a un lado lo que tanto ha querido ocultar, expresándose con el movimiento de sus labios, dejando de ser un beso puro, porque ahí, no solo era respeto, ni aprecio, fluía el querer, el deseo, la atracción, el amor. Entreabriendo un poco más la boca, ansiando tomar su lengua luego de haber introducido la propia. Esperando interpretar la respuesta de Viola con los labios unidos, que aquellas palabras no le estuvieran dando un error a lo que comprendió. Que existe ante esos ojos, no solo a un compañero, o un conocido, sino un hombre, uno que podía ver de la misma manera en la que ha visto a los demás que la han lastimado. Reconociendo la posibilidad de confundirla aún más, pero que si era de esa manera, sabría cómo salirse de ello.
— Debes dejar el pasado atrás, ya no aferrarte a esas memorias, desterrar esos nombres que ya no deben significar nada en tu vida, ninguno de ellos ha aportado algo valioso, siempre fuiste libre, pero tu eres la única que anhela ser encerrada.— los caminos eran inciertos pero cada uno de estos tiene una salida, Y Jecar le ayudará. — Eso a lo que llamas, no es libertad, es muerte… Y dejar de vivir, es dejar de sentir.— No debió humedecer esos carnosos labios, porque fue consecuencia de que perdiera toda lejanía, la quería cerca pesar de que su instinto no accediera. Tomando su falange, dirigiéndose al pecho donde hace presión. — No permitas que alguien o algo te cambie para mal, solo puedes brillar más, embellecerte como persona,—Alzó la mano libre, con un dedo en señal de silencio. —,no te dejaré, te ayudaré a regresar, a construir un nuevo sendero donde no sea necesario que uses mascaras. No necesitas una, solo se tú. —Atrayéndola entre sus brazos al liberar su mano que dejo que permaneciera la ajena en su pecho, posando un beso en su cabeza…”Yo tambien te amo” Hubiese respondido, pero solo su mente lo hizo. — El amor es tan cambiante, que me pregunto, ¿Cómo es ese amor? …—Surgió la duda, ¿como sera ese amor hacia él? Podría ser que ella solo lo ame como amigo, como se supone que debería de ser. Aunque el de él, sea distinto. Y lo que supuso, de inmediato fue asegurado por esos labios, su voz le confirmo que no lo ama como a un hombre. Que el momento lo dejo inmóvil, solo apreciando sus caricias, el tenerle de esa forma, valorando el calor emanado de su cuerpo, envolviendo una vez más. Sin desperdiciar esa sensación, no hablaría del pasado, solo debía saber desde el momento en que se conocieron. —No te dejare, no podría hacerlo, te acompañare en las buenas y en las malas, no debes hablar más de suicidio, o de cambios. Porque solo quiero devolverte lo que trataron de arrebatarte, la vida misma.
Es espléndida la manera en la que su voz se despliega, un tono suave y armoniosa, acariciando sus rojizos cabellos que de su listón tira, le encanta la manera en la que estos caen, y los peina con las mismas manos, mirándola ante lo que desde un principio conocía. Era común que la atracción se percibiera, es un inmortal, y el deseo se aflora en la supuesta belleza. — Gracias a mis dotes es que logras sentir esa atracción, mi aura provoca eso.—ladeo el rostro, sujetando sus irises, acercándose lentamente a ese rostro, dirigiendo una de su falange a rozar su mejilla, extendiendo los dedos que al avanzar más, sujeta parte de su cuello, atrayéndola, entrelazando los dedos entre sus cabellos con la otra, y simplemente la besó.
Dejando a un lado lo que tanto ha querido ocultar, expresándose con el movimiento de sus labios, dejando de ser un beso puro, porque ahí, no solo era respeto, ni aprecio, fluía el querer, el deseo, la atracción, el amor. Entreabriendo un poco más la boca, ansiando tomar su lengua luego de haber introducido la propia. Esperando interpretar la respuesta de Viola con los labios unidos, que aquellas palabras no le estuvieran dando un error a lo que comprendió. Que existe ante esos ojos, no solo a un compañero, o un conocido, sino un hombre, uno que podía ver de la misma manera en la que ha visto a los demás que la han lastimado. Reconociendo la posibilidad de confundirla aún más, pero que si era de esa manera, sabría cómo salirse de ello.
Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Confusión Jaecar - Viola Era difícil poder pensar con claridad en ese momento, me sentía confundida, no era yo… ¿pero hacia cuanto tiempo había dejado de ser yo misma? No podía negar que las palabras que salían de los labios de Jaecar eran mentira, lo que decía era tan verdadero que sentía que estaba contando mi historia, que estaba narrando lo que había sucedido… ¿En qué momento había dejado de ser yo misma? Quizás cuando di mi primer beso… o cuando me entregué por amor… o cuando intente quitarme la vida… o tan vez cuando conocí al lobo… o cuando me había entregado a el… en que momento había dejado que mi esencia se desvaneciera y me había vuelto un ser vacío, sin amor propio… porque eso era lo que me faltaba, y lo sentía así… mientras él hablaba intentaba encontrarme, mientras le acaricia los cabellos trataba de guiarme… pero aun si me sentía perdida, mi rumbo se había perdido como una enredadera que nadie sabe dónde comienza y ni mucho menos donde termina. Él había dicho algo muy cierto y aquello se grababa en mi mente “Debes dejar el pasado atrás, ya no aferrarte a esas memorias, desterrar esos nombres que ya no deben significar nada en tu vida, ninguno de ellos ha aportado algo valioso, siempre fuiste libre, pero tú eres la única que anhela ser encerrada” lo único que me hacía libre era la creación de lo que más amaba hacer, mis perfumes mis fragancias, en ellas expresaba la libertad que podía tener ahí nadie me ponía barreras, nadie me encerraba… el tenía razón… siempre busque que alguien me pusiera limites… aquellos del pasado lo intentaron… y yo caí… pero ahora… ahora todo podía cambiar… el me ayudaría… yo tenía que volver hacer Viola de Lesseps… Mirando sus bellos ojos me perdía en un sueño, ya sea por su condición de vampiro o como decía él su aura… - He conocido a otros como tú y no me han atraído como lo haces tú – era cierto, varios vampiros conocía, todos producían un efecto diferente en mi persona, no sabía la razón pero de algo estaba segura, ninguno producía esa paz interior que Jaecar me hacía sentir, esa liberación de mi alma, donde podría ser la peor persona del mundo pero él me seguiría viendo como soy… una mujer perdida que desea encontrarse consigo misma… Podía sentir que el luchaba por alejarse, pero yo no deseaba mantener la distancia con él, la confusión en mi cabeza crecía, mis pensamientos iban y venían… mis emociones y sentimientos también lo hacían… en el momento que inspire profundamente mis labios fueron tomados por sorpresa y no pude negarme al sabor de aquel beso, que traía sentimientos y emociones, pase mis brazos por su cuello y respondí el beso con la misma intensidad, su lengua acaricio la mía y abriendo un poco más los labios introduje la mía en la boca ajena, dejando caricias y sentimientos, mientras el beso duraba me embriagaba con su aroma, dejando en mi recuerdo las esencias que emanaban de él, embriagantes y cautivadoras, no podía hablar, porque sus labios se convertían en una nueva adicción, aferre una de mis manos a su cabello mientras las lágrimas ya no corrían, más bien ahora la confusión se volvía más grande, pero ¿Qué importaba si él estaba ahí para mí? Me deje guiar por la persona que amaba a mi manera, una loca y diferente forma de amar, pero que a final de cuentas era amor, no tenía respuestas a sus preguntas, mi cabeza daba vueltas… Me separe solo unos centímetros de el mordí su barbilla suavemente y le quede mirando a los ojos – Ayúdame a recobrar mi vida misma… porque perdida he estado mucho tiempo – no sabía en realidad la profundidad de mis palabras, tampoco quería pensar mucho en ellas, su cercanía a medida que pasaban los segundos me causaban una atracción mayor, inexplicable, me puse en punta de pies para alcanzar sus labios, les proporcione una pequeña mordida y volví a besarlo con algo más de intensidad, el frio de sus labios, el frio de su cuerpo proporcionaba escalofríos en mi piel, una sensación diferente pero exquisita, abrí mis labios y alcance su lengua, succione suavemente y volví a besarlo. ¿Qué me ocurría? | |
Última edición por Viola de Lesseps el Sáb Dic 10, 2016 5:42 pm, editado 2 veces
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
“He conocido a otros como tú y no me han atraído como lo haces tú” ¿Qué eran esas palabras? ¿Qué significaba después de todo? Era imposible que hablara con claridad, podría quizás hasta estar aprovechándose de su duda, pero no era tal caso, sus labios no permitieron ya que producirá sonido alguno, más que solo el movimiento entre estos, un vals que se ejemplarizara con el mismo ritmo, y la misma intensidad en que se sujetan, presionando uno seguido del otro, subiendo y bajando hasta que los rostros se meneen. Florando la pasión que comienza acercarle más al cuerpo, atrayéndola de su cintura, curveando esta cuando de las lenguas se golpeaban una con otra. Eminencia el ansia, la sed de su boca, por lo que la atrapa, chupándole, tanteando su cadera hasta que de su espalda asciende, presionándose a ella aún más. Percibiendo sus senos oprimiéndose en el pecho, olvidándose tan solo en un instante de la respiración ajena. Y cuando se separó de la boca, se quedó abierta, formulando un abrazo con los brazos en su cintura, mirando, relamiéndose la carnosidad que húmeda se encontraba de la esencia de ella. —No necesitas pedírmelo, lo haré.
Su mordida le hizo notar la gravedad en la que su deseo se encuentra, tenerla de aquella manera si era un peligro, ya había rebasado los límites. Jamás antes la había besado como lo hizo en ese momento, nunca antes la había acariciado con el mismo sentimiento elevado. Nunca había sido besado, ni tocado por ella de esa forma, y sin querer detenerse sabiendo que no era lo correcto, correspondió su beso, ladeando el rostro de manera que al ser mordido, entreabrió la boca, invitando a que tomara la lengua, la hiciera suya y sin más continuó el frenesí con el que le besaban. Su frialdad ya era una flaqueza al tacto de su calor, sujetando su cuello con su falange y se separa un poco, desprendiendo una lamida a sus carmesíes labios. —No puedo, o es que no quiero detenerme.—Se evidenció, posando un beso a su nariz, rozando los labios por su rostro, echando un poco su cabeza hacia atrás, recorriendo su cuello con besos, con lamidas, desplazando la lengua hasta topar con el encaje de su vestido, donde cubría la mayor parte de su seno derecho. Mientras que por la parte trasera, sus dedos buscan la manera de aflojar su corsé, alzando la mirada, penetrando esas irises, tirando de su cordón hasta que quedo flojo y se encomendó a retirar de este, sin ser aceptables las palabras guardando un profundo silencio, en lo que sus ojos deleitan poco a poco la desnudez de esos pechos. Nunca hubo morbosidad en esa finura, nunca tuvo intenciones de hacerla suya; de tenerla entre sus brazos y hacerle el amor. No había sido un deseo el estar íntimamente, pero ahora, el sentir su tersa piel, el probar de sus labios, quería más. Alocado, excitado, y ávido inclina la cabeza, abriendo la boca para capturar su pezón y parte del redondo seno, succionando este al verlo descubierto, mamando que se descaro por completo.
Siendo tanto ese hombre que la ve como mujer, dedicado a retirarle cualquier prenda, atesorar su piel, y que en esa perfumería quedara tatuada de las esencias de ellos dos fundiéndose.
Su mordida le hizo notar la gravedad en la que su deseo se encuentra, tenerla de aquella manera si era un peligro, ya había rebasado los límites. Jamás antes la había besado como lo hizo en ese momento, nunca antes la había acariciado con el mismo sentimiento elevado. Nunca había sido besado, ni tocado por ella de esa forma, y sin querer detenerse sabiendo que no era lo correcto, correspondió su beso, ladeando el rostro de manera que al ser mordido, entreabrió la boca, invitando a que tomara la lengua, la hiciera suya y sin más continuó el frenesí con el que le besaban. Su frialdad ya era una flaqueza al tacto de su calor, sujetando su cuello con su falange y se separa un poco, desprendiendo una lamida a sus carmesíes labios. —No puedo, o es que no quiero detenerme.—Se evidenció, posando un beso a su nariz, rozando los labios por su rostro, echando un poco su cabeza hacia atrás, recorriendo su cuello con besos, con lamidas, desplazando la lengua hasta topar con el encaje de su vestido, donde cubría la mayor parte de su seno derecho. Mientras que por la parte trasera, sus dedos buscan la manera de aflojar su corsé, alzando la mirada, penetrando esas irises, tirando de su cordón hasta que quedo flojo y se encomendó a retirar de este, sin ser aceptables las palabras guardando un profundo silencio, en lo que sus ojos deleitan poco a poco la desnudez de esos pechos. Nunca hubo morbosidad en esa finura, nunca tuvo intenciones de hacerla suya; de tenerla entre sus brazos y hacerle el amor. No había sido un deseo el estar íntimamente, pero ahora, el sentir su tersa piel, el probar de sus labios, quería más. Alocado, excitado, y ávido inclina la cabeza, abriendo la boca para capturar su pezón y parte del redondo seno, succionando este al verlo descubierto, mamando que se descaro por completo.
Siendo tanto ese hombre que la ve como mujer, dedicado a retirarle cualquier prenda, atesorar su piel, y que en esa perfumería quedara tatuada de las esencias de ellos dos fundiéndose.
Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
Bendito Pecado Jaecar - Viola Que era más difícil caer en la tentación o resistirse a ella… acaso la singularidad de su raza hacia que todo se volviera humo a mi alrededor, me sentía atraída a sus encantos que nunca antes había visto, me sentía atraída a su aroma que embriagaba mis sentidos y también a la perfección de su cuerpo que poco a poco pierde la frialdad con la que me toca, sus ojos semejantes al infierno mismo buscan en mi la liberación de aquel pecado tan sutil del cual no podía librarme, la claridad de mis pensamientos se habían ido de momento. No podía detenerme, no. Entre mis labios tome su lengua succionando de manera lenta para fundirme en el beso eterno que buscaba una lucha de sabores, el aroma de que emanaba su piel me estaba volviendo loca, parecía un santo pecado, mis manos buscaron el borde de su camisa para que lentamente los botones fueran desapareciendo, dejando aquella inmaculada y blanca piel al descubierto, el aire en mis pulmones se agotaba y entre espacios mis respiros parecían ahogados, mi corazón agitado no era más que el motor que me daba los pulsos para seguir con aquello. Estábamos cruzando el puente uno del cual no había vuelta atrás, él era más que cualquier cosa… pero… ¡Demonios! No podía no podía pensar con claridad al sentir mis pulmones libres por el afloje del corsé sentí una liberación de todo lo que me ataba a seguir o a detenerme - El pecado de nuestros instintos nos está guiando… ni tu ni yo… - descubierta como estaba arquee un poco mi espalda mientras mi respiración buscaba un punto en donde no se sintiera agitada, su mamada me saco suspiros y la humedad se hacía presente… junto con eso sentí que todo mi interior pataleaba entre excitación y nerviosismo mi cuerpo iba reaccionando lentamente a lo que ocurría. Abrí mis ojos y solo vi su cabellera rubia y tan solo vasto un pestañeo para caer en lo que estaba haciendo, dejándome llevar por el placer bendito placer… pero no era lo correcto aun cuando las ganas eran más… ¿luego que pasaría? Mis manos se aferraron a la pretina de su pantalón con fuerzas, comenzaba a luchar conmigo misma y de adentro me recompuse tomando su rostro besándolo tiernamente mirando aquellos ojos lujuriosos que parecían perdidos… - No puedo… no es el momento… ni el lugar Jae - me acerque a el antes de que pudiera pronunciar palabra alguna y le bese… tiernamente arrepentida de lo que había dicho pero era lo correcto… que me condene el Demonio por detener aquello pero era lo correcto… estaba Mahita… mi bestia, y yo no… no podía… baje la mirada respirando profundamente cerrando los ojos… tratando de componer la sintonía de mi cuerpo, de mis pensamientos… | |
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Epifanía {Privado}
¿Desde cuándo el control se volvió descuido? Había sido débil, cayendo al deseo propio esta vez, fue sumamente potente que ni sus labios podían detener tan semejante atracción con los ajenos, ese vals apasionado, envolviéndose en una fragancia exquisita donde la lengua elevaba su dulzor; excitante, candente sensación le activaban el templo, sumergiéndose a una necesidad de abrazarse a su temperatura, sentir su pesadez y sobre todo, refugiarse en ella. Que el elixir de su néctar, las vibraciones conjuntas de su tersa piel, y el temblor mismo, le seducían por completo, se había nublado su fuerza. Y el deleitar su desnudez producía un embrujo en él, donde ya no era la intensidad del carmín de sus cabellos, o de sus labios, ya eran esos redondos y duros senos los que mantenía en la mira. Entreteniéndose con sus endurecidos pezones que en cuestiones de segundos se tornaron rosados, y su lengua había producido tal efecto, que el mamarlos con un encanto. Tomándolos con ambas manos para juntar esas montañas, en lo que se apega a su cuerpo, queriendo tenerlos en su pecho descubierto, que la piel de ambos se juntaran, sin permitir que se arqueara una vez más, deslizando las manos, fluyendo en una búsqueda a sus posaderas, la quería más pegada, presionándose a ella, alzándola en esta misma presión para que sintiera su dotado falo, agitado, deseoso, ansioso de esa boca, de capturar cualquier perfume que emane. Sin pensar tan siquiera en las palabras, en que fuesen los instintos de un hombre hacia una mujer los que se expongan. Y peor, que siendo vampiro, se active más.
Hasta que, una sensación corto el deseo, esa misma cuando le clavan la estaca al vampiro al corazón, haciendo que se echara hacia atrás por la reacción, el peligro lo presentía, el daño estaba ahí, y en automático pensó en la princesa Cordelia. Observando lo que estaba haciendo, dirigiendo la mirada a una Viola distinta, y a él, que negó, su cuerpo estaba completamente descentrado, su miembro se había endurecido que sentir la presión, y el besó, era más que una contrición a Viola. — No, no Viola, por favor no hables…—libero su cuerpo, ascendiendo las manos a su rostro, tomándolo con ambas que beso su frente, interrumpiendo la cercanía de los labios. — Esto no debió pasar, no pretenderé que lo olvides, más perdóname. Fui víctima de mis deseos.
Fue honesto, posando un beso más a su frente, alejándose para arreglarse la vestimenta, tratando de que no se expusiera más la evidencia de lo excitado que se encontraba pero preocupado a su vez, sabe que algo más estaba sucediendo, estaba en peligro Cordelia que no debía demorar, y mejor que haya sido en ese instante. — Será mejor que me retire. Viola, mi querida Viola, nos veremos pronto.—Esbozo una media sonrisa, acercándose para acariciar su mejilla y arreglar su atuendo en el vestido, cuando ella terminó por vestirse.
—Cierra los ojos, —murmuró, besando sus carnosos labios, como el amigo que es, y será, despidiéndose, que antes de que los abriera, él ya no estaría presente. Ella comprendería que el respeto hacia ella fue la única opción en su retiro. No existían palabras adecuadas por la falta que él ha cometido.
Sin más, desapareció de la perfumería, había capturado las presencias de lycans, siempre la tempestad hacia ellos era imposible de terminar. Ahora solo en su mente se sitúa la princesa, debía llegar lo antes posible antes de que una mayor catástrofe ocurriera.
Hasta que, una sensación corto el deseo, esa misma cuando le clavan la estaca al vampiro al corazón, haciendo que se echara hacia atrás por la reacción, el peligro lo presentía, el daño estaba ahí, y en automático pensó en la princesa Cordelia. Observando lo que estaba haciendo, dirigiendo la mirada a una Viola distinta, y a él, que negó, su cuerpo estaba completamente descentrado, su miembro se había endurecido que sentir la presión, y el besó, era más que una contrición a Viola. — No, no Viola, por favor no hables…—libero su cuerpo, ascendiendo las manos a su rostro, tomándolo con ambas que beso su frente, interrumpiendo la cercanía de los labios. — Esto no debió pasar, no pretenderé que lo olvides, más perdóname. Fui víctima de mis deseos.
Fue honesto, posando un beso más a su frente, alejándose para arreglarse la vestimenta, tratando de que no se expusiera más la evidencia de lo excitado que se encontraba pero preocupado a su vez, sabe que algo más estaba sucediendo, estaba en peligro Cordelia que no debía demorar, y mejor que haya sido en ese instante. — Será mejor que me retire. Viola, mi querida Viola, nos veremos pronto.—Esbozo una media sonrisa, acercándose para acariciar su mejilla y arreglar su atuendo en el vestido, cuando ella terminó por vestirse.
—Cierra los ojos, —murmuró, besando sus carnosos labios, como el amigo que es, y será, despidiéndose, que antes de que los abriera, él ya no estaría presente. Ella comprendería que el respeto hacia ella fue la única opción en su retiro. No existían palabras adecuadas por la falta que él ha cometido.
Sin más, desapareció de la perfumería, había capturado las presencias de lycans, siempre la tempestad hacia ellos era imposible de terminar. Ahora solo en su mente se sitúa la princesa, debía llegar lo antes posible antes de que una mayor catástrofe ocurriera.
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Jaecar Babenberg- Vampiro Clase Alta
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