De sirenas y caballeros · Diario de bitácora

por **Vincenzo Danislăv** Jue Mayo 05, 2016 2:47 pm

"El mentor"

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Mentor de los mentores y no fué hasta que bien entrados los años me dí cuenta del verdadero tesoro que tenía aún cuando éste siempre seguía mis pasos y yo escuchaba todas y cada una de sus viejas historias. Fascinación; eso era lo que yo sentía por él. Él revolvía mis cabellos rizados y observaba con cierta ensoñación que mis ojos eran un reflejo de lo que un día fueron los suyos. Estaba hecho a su imágen y semejanza.

Mi abuelo me enseño las maravillas que escondían sus palabras que ante un niño de tan temprana edad no podía evocar sino una verdadera fascinación por aquel mundo de fantasía que él creaba sin apenas esfuerzo. Hablaba de islas paradisíacas, como las que recreaba en un mero jarrón de cristal, allí para que los peces nadasen a gusto. Hablaba de sirenas y seres que la historia se ha encargado de llamar mitológicos, pero en cierto modo, podría decirse que aún espero encontrarme con alguna de las sirenas que mi abuelo describía con verdadera devoción. Él extrañaba aquel mundo y pese a las advertencias de mi madre, él siempre volvía a mi cama para ayudarme a dormir con aquellos hermosos cuentos. Yo creo que él podía ver el futuro y simplemente me estaba preparando para ello de la forma más sencilla y pura, sin ninguna intención de envevar mi mente con historias que pudiesen llevar a una muerte prematura.

Me divertían sus bromas, sus formas de encriptar las sorpresas que me aguardaban ya que así él podía ver que cada vez se me daba mejor el descubrir los códigos que él me proponía de forma sencilla, haciendo del juego un reto y del reto, una forma de ver a mi abuelo sonreír, ya que con ello entendía que estaba orgulloso de mí.

Aún se me hace extraño no verle, pero sé que de algún modo sigue conmigo, viéndome desde dónde sea que esté, sonriendo al ver que conseguí ser el hombre que le prometí ser un día. Todo empezó como un juego de niños y así seguiría por el resto de mi vida ya que intento no perder jamás ese toque de picaresca, esa inocencia, ese niño interior que mi abuelo decía que guardase con recelo. Aun así, me hubiese gustado que me viese tal y como estoy ahora mismo, con mis logros, mis virtudes y mis carencias, me encantaría ver cómo sonríe satisfecho de que haya conseguido dar forma a mi vida de la mejor de las maneras.

Le extraño tanto.

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por **Vincenzo Danislăv** Jue Mayo 05, 2016 3:18 pm

"El incidente"

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Tras la muerte del abuelo, fueron expresamente a una de las islas que fueron su hogar antes de formar familia, para darle el descanso que él había pedido expresamente en su testamento. No era la primera vez que viajaríamos juntos en barco, pues la madre, era también una gran amante de la navegación, aunque diese a entender a sus hijos que no le apasionaba tanto como al padre de ella. Estaba inscrito en su piel y todos disfrutaban de una forma especial cada vez que emprendían un viaje en barco aunque éste durase poco y en realidad se les hiciese más corto de lo que esperaban. Aquel día no viajaron con el papá, así que la madre, su primogénito y su hija menor disfrutaron lo que parecía que iba a ser un hermoso día de familia. Nada más lejos de la realidad.
A mitad del viaje de regreso a casa, su barco fué atacado por unos barcos que ni siquiera parecían ser piratas. ¿Que cómo lo sabía? Era fácil: Nadie tendría la tan poca decencia ni la sangre fría de tratar de hundir un barco con tantos civiles inofensivos dentro. Todos, creyeron que se trataba de un barco llevado por meros asesinos a sueldo ya que iban con la tan clara intención de hundirles. Las horas pasaron y la desgracia sucedió.

Con medio barco destrozado, que trataba de mantenerse a flote costase lo que costase, el barco atacante huyó escondiéndose entre las rocas, desapareciendo al poco sin dejar rastro gracias a una espesa neblina que les otorgaba una huída fácil a lo lejos. Por suerte, un barco pesquero que no estaba muy lejos de la localización, vió los trozos de madera que aún había a flote, y se acercaron para ver si alguien necesitaba ayuda. Y así era.
Rescataron a la madre de Vincenzo, que estaba tan compungida, que parecía que el mar se hubiese llevado todas las lágrimas que habrían brotado de ellos. Su hija, había desaparecido, posiblemente hundida en aquel grandioso océano, ya que no encontraron forma ni rastro de su menudo cuerpo además del detalle de que ella no sabía nadar. el que sí se salvó fué aquel niño, que apareció flotando, con la mirada cerrada por espesas pestañas, que mirando al cielo a través de sus párpados, se olvidó de lamentar a su hermana fallecida.
El luto de la madre llegó en el momento en el que cambió sus ropas mojadas por unas nuevas, prohibió a sus hijos a subirse de nuevo a un barco, si, sus hijos, ya que poco después supo de que estaba embarazada nuevamente. Así dando un toque de alegría renovada a la casa, aunque desde aquel día la mujer no volvió a reír como solía, mostrando una levesonrisa cuando el momento así lo ameritaba. había perdido a su princesa y había dado a luz a una nueva niña, pero ese hecho jamás repararía para ella la pérdida de un hijo.

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por **Vincenzo Danislăv** Jue Mayo 05, 2016 3:40 pm

"Ella"

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Pese a todos los desastres ocurridos en alta mar, Vincenzo sigue sin creer en el mal agüero, aunque en más de una ocasión ha pensado en dejar el mundo de la forma más honrada para un pirata. Por ello lucha como un demonio cuando el tiempo lo amerita, entregando su vida en cada una de las peleas llevadas al extremo. No muchos hombres dan su vida cuando intentan atrapar lo suyo o cuando simplemente ejercen presión sobre el modo de encauzar un tema que desembocase en un gran bombardeo en alta mar.

Vincenzo se había ganado enemigos, pero ninguno de ellos sería tan inútil como para saber atacar dónde más le duele; por ello, sabe que el día en el que su prometida fué tragada por el mar, nada tuvo que ver la mano de un hombre clamando venganza, ni nada que tuviese como objetivo su propia persona. El misterio era tal y el dolor era de tal magnitud, que por semanas, e incluso meses se hubo embarcado para recorrer cien veces el mismo camino en busca de una respuesta. Buceó, aguantó las inclemencias del clima e incluso preguntó en cada puerto cercano por si alguno de ellos la habría visto, por si por algun tipo de suerte se había salvado de morir de la forma más injusta de todas. Pero nadie sabía de ella, ni de su inconfundible aroma, ni de su acento, ni de su exótica y voráz apariencia. legó a la conclusión de que jamás regresaría, porque de haber puesto un pié en alguna de aquellas islas, cualquiera que hubiese posado sus ojos en ella, la recordaría sin lugar a dudas, por mucho que pasasen los años.

Vincenzo quedó entonces sumido en la más profunda de las tristezas, dejando tanto de comer como de dormir, hasta que el cuerpo le obligase a hacerlo sin su permiso.

Aquella mujer se había ganado un puesto en su corazón, y todo aquel que le conociese sabría que allí no entraría nadie a menos que le abrieran el pecho en canal. Ella le robó el aliento, lle hipnotizó por su perspicacia, su juego de palabras, la tiña con la que lo trataba y finalmente cuando cedía, ahí si que a Vincenzo se le antojaba hermosa, porque aun así recuerda la primera vez que se conocieron, cuando la tiró al mar fruto de una broma de mal gusto. Porque el amor no empieza con un beso, porque tampoco lo hace conuna palabra amable; el amor llega cuando menos te lo esperas y así hizo con él, llevándose su alma al completo en cuanto ella desapareció.

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por **Vincenzo Danislăv** Jue Mayo 05, 2016 4:31 pm

"Futuro"

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Quizás lo tachen de malnacido, que sobre sus hombros recaigan miles de maleficios por culpa de su vida tan ajetreada y su descaro para tratar con las mujeres o quizás todos crean que no es más que un niño rico que aprovecha sus recursos para labrarse un nombre como capitán pirata. Nunca fué así ni mucho menos fué esa su intención.

Su futuro siempre es incierto, de hecho, él ya se mentalizó a que moriría jóven, que moriría hacienmdo lo que mejor se le daba y que lo haría con el mayor agrado de todos sin lamentar nunca no haber hecho algo que deseaba desde un primer momento. Vincenzo siempre ha destacado por ser constante, decidido, sin importar si su vida hubiese estado en el filo de una espada, siempre haciendo todo lo posible por cumplir sus propios sueños más austeros que los que todo el mundo pretende hacer saber. Él no sueña con una mujer que en cada puerto, tampoco sueña con una mujer que le espere y rece por su vida cada vez que parta de viaje, ni tampoco sueña con hijos ni con una vida como la que su abuelto tuvo antes de él. Quizás es eso lo que le hace tan impredecible, ya que él no es que odie la palabra compromiso, es que odia que se ate al hombre de las distintas e infinitas formas que el eser humano ha llegado a inventar.

Él ha conocido a mujeres tan aguerridas como el más reconocido señor de la guerra, mujeres que no se achantaban ante el mandato de unhombre y que demostraban ser diez veces más aptas que cualquier alto cargo en un barco. Pero sin embargo, ellas tampoco estaban a su alcance, no era que temiesen el que ellas saliesen heridas o perjudicadas por su propio trabajo, sino que él, prefería que las cosas surgiesen del mejor modo que pudiesen. Era así, como jamás logró entender cómo un pirata con concienzudo y expero en las mil batallas ganadas, pasaba cada noche contándoles historias a su nieto, con la esperanza de que el linaje perdurase, contando historias que bien empañarían su consciencia por siempre jamás.

Si le preguntas, siempre lo negará, pero todo el mundo sabe que unhombre necesita de una mujer, una que acompañe suspesadillas, que le arrulle cuando enferme y que le bese las heridas con el amor de una esposa, una que le de hijos y que él sepa lo que es ser un buen padre, ya que padre pueden ser todos los hombres. él, sin embargo odiaba la vida que tenía y el modo en el que le eranarrebatados sus seres más queridos sumiéndolos en un estado de completa amargura. Él dice que no, siempre lo dirá, hasta que llegue el momento en el que una mujer, hecha a su medida, haga aparición alejando todos sus males como el sol que disipa la niebla en alta mar.

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por **Vincenzo Danislăv** Lun Jul 25, 2016 8:31 am

"Azul profundo"

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Eran contadas las ocasiones en las que el abuelo llevaba a vincenzo a pescar. No porque no quisiese, sino por el mero hecho de hacer que aquello fuese especial. siempre aprovechaban que la madre no estuviese, tomaban un par de cañas de pesca y una vez llegaban a un río cercano, el abuelo le ayudaba a remangarse el bajo del pantalón para que no se manchase demasiado para un niño de su edad. Lo que vincenzo recordaba siempre era que aquellos días eran los mejores de su vida, ya que siempre sentía el frescor en sus pies mientras los pescados más aventureros se atrevían a hacerle cosquillas bajo el agua. Vincenzo, siempre acababa empapado porque trataba de atrapar a los peces que se escapaban entre sus dedos con mucha facilidad. Eran días de sol, risas y la voz profunda del abuelo que no hacía nada sino darle consejos para que no se hiciese daño y para el niño resonaban con fuerza dándole la protección que necesitaba, aun en su inocencia, sentía que junto a su abuelo nunca le pasaría nada y que todo iría bien. Y así era. De hecho, sí que hubo una época en la que vincenzo lloraba al ver que el pescado que tomaba como nuevo "amigo" había dejado de respirar. Sus lágrimas eran la cosa más inocente y amarga del mundo por lo que desde aquel día, cada vez que pescaban algún ejemplar, el abuelo le ayudaba a liberarlo de nuevo en el río, todo para alimentar la honorabilidad de aquel niño, en lugar de enseñarle que matar era algo normal, así, poco a poco, aquel pequeño niño se convertiría en un hombre justo y de valores fuertes y no alguien que mata por matar.
¿Habrá conseguido su abuelo su objetivo?

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por **Vincenzo Danislăv** Dom Sep 25, 2016 3:30 pm

La cambiante marina

Vincenzo parecía estar realmente perdido en un mundo paralelo, pues aquel ni era por asomo su modo de actuar. Su cuerpo quizás había vivido poco tiempo, pero su mente parecía haber vivido las mil y una vidas que bien podrían haberle descrito como un hombre maduro, experto en la vida, aunque su piel no mostrase rasgo alguno de la vejez que su corazón parecía experimentar.

¿Como curar aquella dolencia? Imposible era de predecir para alguien que vivía el día a día tal y como se le antojaba al despertar, sin necesidad de que nadie le marcara pauta alguna ni tampoco sendero por el que el mismo debía navegar. Ciertamente una parte de el estaba ahora enterrada en lo mas profundo de un olvido jamas contado.

- Eres cabezota, muchacha. - Muy lejos de fruncir el ceño o cualquier gesto que denotase una incomodidad latente en aquella conversación, el, soltó una risa corta a la par que negaba con la cabeza.- Vincenzo, bueno, para ser mas exactos...Vincenzo Leonardo Di Domani, pero todos me conocen como el cabrón testarudo.- Aquella ironía parecía querer salir a la luz después de tanto tiempo, quizás no debería forzar ninguna situación y no regañarse a su mismo por volver a ser el de antes sin pretenderlo siquiera.

Poco importaba que saliera a la luz todo aquel nombre, ya que ni el mismo lo había escuchado desde que era niño, en aquellos tiempo en los que tan solo era un noble mas, dentro de una familia de locos.

- Aun eres muy joven. -Dijo mas bien sonando a un pensamiento en voz alta, ya que miraba al frente, sin cruzar mirada a un con la muchacha.- Pero déjame darte unos consejos, te diré con certeza que jamas te encontraras con nadie mas sincero que yo y por ello te aconsejo que te labres una vida que merezca la pena, haz lo que te de la gana, pero jamas te ates a nadie, jamas te enamores, jamas te desprendas de algo que para ti es realmente importante, aunque esto sea un mero trozo de tela.- Quizás una vez al año, Vincenzo podría hablar de aquellas cosas que realmente le parecían absurdas, como los sentimientos, ya que siempre se creyó fuerte, capaz de enfrentarse a cualquier adversidad hasta que llego Ella.

- Disfruta mientras vivas. Jamas confíes en nadie tanto como para regalarte.- Fue ahí cuando viró la cabeza para mirarla a los ojos, el siempre decía que la verdad estaba en el reflejo en los ojos ajenos. Aquella confesión no quería decir que el viejo Vincenzo estaba emergiendo desde la propia oscuridad, sino todo lo contrario; estaba tan cegado que aun no se ha encontrado forma alguna de poder romper aquella coraza de autodestrucción que solo alentaba a una pronta muerte.

por **Vincenzo Danislăv** Lun Feb 06, 2017 2:12 pm

The one

Vincenzo parecía estar realmente perdido en un mundo paralelo, pues aquel ni era por asomo su modo de actuar. Su cuerpo quizás había vivido poco tiempo, pero su mente parecía haber vivido las mil y una vidas que bien podrían haberle descrito como un hombre maduro, experto en la vida, aunque su piel no mostrase rasgo alguno de la vejez que su corazón parecía experimentar.

¿Como curar aquella dolencia? Imposible era de predecir para alguien que vivía el día a día tal y como se le antojaba al despertar, sin necesidad de que nadie le marcara pauta alguna ni tampoco sendero por el que el mismo debía navegar. Ciertamente una parte de el estaba ahora enterrada en lo mas profundo de un olvido jamas contado.

- Eres cabezota, muchacha. - Muy lejos de fruncir el ceño o cualquier gesto que denotase una incomodidad latente en aquella conversación, el, soltó una risa corta a la par que negaba con la cabeza.- Vincenzo, bueno, para ser mas exactos...Vincenzo Leonardo Di Domani, pero todos me conocen como el cabrón testarudo.- Aquella ironía parecía querer salir a la luz después de tanto tiempo, quizás no debería forzar ninguna situación y no regañarse a su mismo por volver a ser el de antes sin pretenderlo siquiera.

Poco importaba que saliera a la luz todo aquel nombre, ya que ni el mismo lo había escuchado desde que era niño, en aquellos tiempo en los que tan solo era un noble mas, dentro de una familia de locos.

- Aun eres muy joven. -Dijo mas bien sonando a un pensamiento en voz alta, ya que miraba al frente, sin cruzar mirada a un con la muchacha.- Pero déjame darte unos consejos, te diré con certeza que jamas te encontraras con nadie mas sincero que yo y por ello te aconsejo que te labres una vida que merezca la pena, haz lo que te de la gana, pero jamas te ates a nadie, jamas te enamores, jamas te desprendas de algo que para ti es realmente importante, aunque esto sea un mero trozo de tela.- Quizás una vez al año, Vincenzo podría hablar de aquellas cosas que realmente le parecían absurdas, como los sentimientos, ya que siempre se creyó fuerte, capaz de enfrentarse a cualquier adversidad hasta que llego Ella.

- Disfruta mientras vivas. Jamas confíes en nadie tanto como para regalarte.- Fue ahí cuando viró la cabeza para mirarla a los ojos, el siempre decía que la verdad estaba en el reflejo en los ojos ajenos. Aquella confesión no quería decir que el viejo Vincenzo estaba emergiendo desde la propia oscuridad, sino todo lo contrario; estaba tan cegado que aun no se ha encontrado forma alguna de poder romper aquella coraza de autodestrucción que solo alentaba a una pronta muerte.

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