Nuevos encuentros en lugares inesperados [Privado]

por **Lenox Chateaubriand** Dom Mayo 08, 2016 10:08 pm

Las mujeres de París eran sin duda alguna seres completamente fascinantes, algo que cuando fue un hombre de la calle fue incapaz de notar. En aquellos entonces ninguna mujer volvía la mirada en dirección a él, pero ahora, con las ventajas que ser un vampiro le brindaban, Lenox era perfectamente capaz de atraer las miradas de cualquier mujer que se propusiera, motivo por el que nunca le faltaban victimas de las cuales beber o mejor dicho, esclavas de sangre. Su interés por el sexo opuesto, era básicamente el de que las damas le sirvieran de sustento, nada más y nada menos que eso, aunque claro, de más de una consiguió matrimonios provechosos que para mala fortuna de las mortales, las llevaron a la tumba de manera prematura. Ahora en las calles de París creía haber encontrado a su siguiente victima o más bien dicho, esposa; mujer que simplemente debía convencer para formar parte de su vida por un corto periodo de tiempo.

Aunque Lenox ya tenía a la mujer elegida para ser su esposa, aún le faltaba conseguir un fiel sequito de esclavas de sangre, mujeres de poco cerebro que cayeran rendidas a sus pies y fueran capaces de hacer cualquier cosa por tenerlo feliz. Esa búsqueda era la que le llevaba esa noche a pasear por las calles menos populares de las clases altas, o al menos eso era lo que decían para no ser juzgados porque eran los lugares más amados por la sociedad, calles donde la perdición abundaba.

Con el paso firme y la decisión surcando no solo su rostro sino también sus pensamientos, el inmortal entro en el burdel, seguro de que en aquel sitio sería capaz de encontrar a una fémina de fácil acceso y voluntad tan débil como para al menos, beber de ella una noche… y quién sabía, quizás hasta encontrará a una de sus futuras esclavas de sangre.

por Invitado Lun Mayo 09, 2016 10:13 pm

¿Cómo termine aquí?.

¿Cuánto había pasado? ¿Qué era lo que ocurría realmente a mi alrededor? No era consciente de nada podía oír pequeños gritos que se acompasaba con gemidos, la mirada la tenía perdida llegando a sentir mareos, solo figuras borrosas que correteaban por la ¿habitación? Mientras sentía el duro y frío golpe de la madera contra mi cabeza. El tiempo que transcurrí de esa manera desconozco así como lo que paso en dentro de aquel lugar

Un dolor de cabeza me iba matando lentamente al abrir los ojos solo podía verme envuelta sobre una sábana cubierta de sangre junto a otros cuerpos mientras una mano amiga daba palmadas sobre la cabeza, apenas y entendía lo que decía me parecía lejano; ¿Acaso aún estaba inconsciente? Quizás sí, algo se sentía extraño y fuera de lugar, sobre todo cuando aquel hombre forzó un beso entre los dos dejando que un líquido suave pero cálido corriera en por mi garganta, pequeños hilillos salían entre las comisuras hasta morir en gotas de sangre en las sabanas manchadas.

Al ver como se alejaba y decía palabras como “Me alegra que un mascota como tu ande por aquí, espero verte nuevamente para probar tu dulce sangre, es tan estimulante como adictiva”, no entendí sus palabras pero al verse sabía que no había pasado nada, llevaba el vestido bien arreglado, las enaguas en su lugar y hasta los zapatos. Pareciera como si fuera una muñeca solo para un espectáculo deplorable.

Al respirar y bajar del segundo piso observo a mujeres desnudas y con ropas muy provocativas corretear por el lugar, el placer y la lujuria desbordándose, el aroma a licor y sexo me daba arcadas, sentía que iba a vomitar en cualquier momento; las fuerzas que me hacían falta las encontré en aquel momento al bajar corriendo y salir por aquella puerta disparada, quería huir por algún callejón en el que pueda respirar aire puro; no entendía cómo es que llegue ahí, hasta que la memoria iba volviendo lentamente.

Había estado por las calles directo a los comerciales de comida cuando alguien me abordó con unas palabras que hicieron que termine luego en ese lugar. Quizás, debería decirle a ella que me tome como su esclava para así evitar esos incidentes. Iba pensado en ello hasta que un golpe sordo y el verme sobre el suelo de bruces hace que pierda la concentración de los pensamientos —Disculpe, debo, debo salir— trataba de ponerme en pie pero el vestido no me lo dejaba, error, eran los nervios. Ni siquiera pude ver con quien había golpeado.

por **Lenox Chateaubriand** Miér Jun 08, 2016 11:09 pm

Volver a París, regresar a sus inicios no era nada sencillo y para hacerlo, no únicamente necesitaba una identidad completamente nueva, una que ya tenía. Lenox de hecho necesitaba rodearse de todo un nuevo grupo de personas comenzando por aquellas que le proveerían de sangre durante su estancia, así como también de la que le proveería de dinero, aunque a esa, ya le tenía en la mira y lo único que faltaba era hacerla caer en su red de falsedad.

Andando pues con rumbo al burdel se preguntaba, ¿Qué clase de mujeres iba a encontrar en aquel lugar? Mujeres dispuestas a sumergirse en la oscuridad que él ofrecía, oscuridad que les impediría escapar de sus garras y que las llevaría lentamente a su perdición. Si bien Lenox no solía asesinar a sus esclavas de sangre, algunas de ellas excedían los limites impuestos provocando al inmortal hasta que las aniquilaba por completo, eso no solía suceder con regularidad pero de vez en cuando, pasaba.

Esa noche que se lanzaba a la búsqueda de su primer esclava en París, también esperaba que fuera ella la compañera más fiel, la que no le decepcionara nunca y quien supiera todos sus secretos. La mujer que buscaría esa noche no solamente sería su esclava, sería parte de él mismo y de todos sus planes. Una sonrisa asomó a sus labios justo en el momento que entraba en el burdel y el aroma de la perdición mortal le llegaba de lleno. El establecimiento despedía el olor de la pasión, los deseos prohibidos, la miseria de París y al mismo tiempo su riqueza, todo junto ahí donde Lenox podía encontrar cualquier cosa. Observando a su alrededor, el vampiro se descuido lo suficiente como para ser golpeado por un cuerpo demasiado débil e incapaz de provocarle daño alguno, aún así, el golpe fue suficiente fuerte como para que lo notara y tuviera que bajar la mirada para dar con la figura de cabellos negros que se disculpaba.
– No se preocupe, cuando se entra y se sale suelen pasar estos incidentes – una sonrisa inocente apareció en el rostro del vampiro, sonrisa que trataba siempre de ocultar sus más oscuras y malévolas intenciones – Más bien debería yo preguntarle – con falsa amabilidad estiro su mano en dirección a la muchacha – ¿Se encuentra usted bien? Porque disculpe mi atrevimiento, quizás sea solo porque se ha estrellado conmigo pero la verdad es que luce algo deplorable – y aquello lo decía basado simplemente en la percepción que recibía de parte de ella.

por Invitado Sáb Jul 09, 2016 10:16 pm

¿Deplorable?.

Era cierto que mi apariencia no era la de una dama y con una sola palabra lo había dejado más que claro. Sonreí ampliamente ante la sola idea de ser la joven dama deplorable que en antaño había sido por tanto tiempo, pero ya no lo era, había aprendido con el tiempo y los golpes que eso no sirve del todo al contrario, ahora todo era diferente, gracias a quien me mostró la ventana a mi realidad.

En mi cabeza pasaban las palabras que me había dejado junto a las que tenía que mostrar; con la mirada de inocencia y dulzura así como el de lo deplorable por la pérdida de sangre que había sufrido.

Compórtate como una dama
Compórtate como una dama
No eres una muñeca, eres una dama

Inspiré con fuerza aceptando la mano ajena como ayuda al ponerme de pie, con una reverencia agradecía al igual que con una sonrisa, pero no podía quedar todo así ¿o si? — ¿Deplorable? ¿Tan mal me veo?— ladee la cabeza como quien no comprende, miraba alrededor algo nerviosa de que pudiera ser reconocida, aunque a los que no eran como yo los podía reconocer, claro que no todos tienen que saberlo —Realmente no me siento bien, creo que se debe por estar enferma, y por el aroma del lugar, y era por ello Monsieur por lo que corría de este lugar, ya que yo no pretenezco aquí, me perdí y pensé que era un hostal, pero ahora me doy cuenta que es lo opuesto, lamento, deberé tener más cuidado al entrar y salir de lugares como estos, espero me sepa disculpar, aunque no se qué podré hacer para pagar por mi torpeza y— el rostro apenado y el sonrojo no era una farsa sino una realidad.

Estaba apenada de haberme cruzado con alguien que podría descubrir quien era o lo que era y terminar nuevamente bajo el yugo opresivo, como el de mi madre.

por **Lenox Chateaubriand** Miér Sep 07, 2016 11:28 pm

La chiquilla aquella que acababa de estrellar su cuerpo contra el del vampiro lucía una palidez fácilmente reconocible, aunada al hecho de olí ligeramente a sangre, un detalle que no podía ser percibido por simples mortales pero por vampiros, nunca pasaría desapercibido. Con la sonrisa en el rostro, Lenox esperaba a escuchar que era lo que la chiquilla iba a decirle. ¿Qué clase de mentira inventaría la mente de una mortal usada por un inmortal? Siempre se había preguntado eso, sobre todo cuando tenía esclavas.

– Muy probable es que para los demás no luzca mal, pero para mi que la observo tan de cerca me queda perfectamente claro de que no esta en su mejor momento – la amabilidad en la voz de Lenox era sorprendente pese a ser una más de sus mascaras perfectamente usadas para ocultar sus malévolos planes e intenciones – pero también puedo decir que una vez que se recomponga lucirá preciosa – uno de sus dedos recorrió la mejilla de la fémina – como una rosa que acaba de florecer – una de la que sería tan sencillo como delicioso beber.

Escuchaba con suma atención la ridícula excusa de la muchacha y aunque tuvo el impulso de estallar en carcajadas para después hacerle saber que era una terrible mentirosa, Lenox se contuvo. Asintió con suavidad a la palabras de la muchacha y con suma educación le ofreció su brazo.
– Permita que le acompañe a un lugar al que pertenezca, uno que no este cargado de este pestilente aroma que le hace tanto mal a una frágil mujer como usted – su sonrisa se amplio en su rostro, mientras que esperaba porque la muchacha se sujetara de él y siguiera con ese divertido juego de victima, aunque claro, Lenox pensaba hacerle una victima de verdad – disculpare y olvidare del todo el incidente si es que me deja ayudarle, le aseguro que no se arrepentirá de permitir que le ayude.

por Invitado Miér Nov 09, 2016 10:15 pm

Aquello realmente no estaba ocurriendo, ¿Qué había hecho?. Mis ojos se abrieron de par en par mostrando el miedo y el nerviosismo que estaba sintiendo por el curso que mis mentiras estaban tomando, tenía que pensar en otra excusa y actuar de una manera muy normal, como si fuera posible en mi estado. Las manos me sudaban, las piernas me temblaban y mi mente se estaba poniendo en blanco con la cercanía de aquel hombre.

— ¡Pero qué cosas dice señor! ¿Una flor, yo? Es muy halagador de su parte— desvié la mirada ocultando el sonrojo, quería morirme realmente por ello, no estaba bien aquello no estaba para nada bien, tenía que inventar alguna otra escusa más creíble, de lo contrario terminaría siendo descubierta — Creo que esperaré solo afuera unos momentos a que llegue a quien estaba esperando, si eso haré, es mejor que ir por ahí sola de noche con tantos peligros — Traté de sonreír de una manera natural desviando un poco la mirada, tenía que pensar algo rápido o se daría cuenta de que estaba mintiendo, si es que ya no lo hizo. Aparté su mano intentando darme algo de aire con mi mano como si me faltar este o la respiración — Pero señor, yo estaría interrumpiendo su camino o sus actividades y no me gustaría ser una carga para usted— le miré a los ojos con una seriedad única que jamás había pensado mostrar antes —Ya le he causado muchos inconvenientes y no me perdonaría causarle uno más— solté una sonrisa tan natural, realmente estaba esforzándome por no mostrar todo aquellos nervios que me comían.

Pero al parecer no surtía efecto, nada de lo que hacía, había que usar un último recurso, uno que había leído antes “mostrar desesperación” — ¿Ayudarme? ¡Oh si, señor, ayúdeme a salir de aquí, pero solo hasta la puerta, así ayudará a cuidar mi honra dentro de este lugar, eso, eso sería de mucha ayuda para mí, ¿eso pagaría por mi atolondrada cabeza?— trataba de poner el rostro de alguien muy apenada, pero realmente estaba más que nerviosa y asustada, al punto de estar preocupada por las miradas de las personas que podía sentir en aquel momento.

Si ello tampoco funcionaba me desplomaría o buscaría una tercera solución, más arriesgada todavía.

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