Eveline Chloé Marchessault.

20 años ✘ Heterosexual ✘ Clase alta ✘ Francia
Personalidad
Cuando aún se trataba de una niña, Eveline era una niña retraída y más bien callada. Prefería aislarse a entrar en conflicto y cuando algo le molestaba simplemente desaparecía o guardaba silencio.

Seguramente su padre y sus hermanas desearían que continuara siendo así en la actualidad. A sus veinte años la joven se ha convertido en todo lo contrario. La timidez ha pasado a ser frivolidad, sus ganas de ser ignorada han tornado en egocentrismo puro y por supuesto llamar la atención de los demás le genera un placer inigualable. Es consciente de la belleza que ha heredado de su madre y la usa en su favor, presume y flirtea cada vez que se da la ocasión. Es obstinada y muy caprichosa lo que hace de Eve una joven demasiado tenaz e inaguantable como para que algo se le resista o le sea negado. En ocasiones malhumorada cuando tiene que insistir demasiado para conseguir lo que desea, no tiene demasiada paciencia y sus berrinches desquician a cualquiera. Se divierte haciendo rabiar a sus hermanas pequeñas y discutiendo con las mayores, pero ¡ay como a alguien se le ocurra meterse con ellas! No parará hasta haber hundido en la miseria a dicha persona.

La relación con su padre es prácticamente nula, no le perdona todo el tiempo que pasó fuera de casa cuando más le necesitó junto a ella y por eso ahora se ha vuelto fría cuando de él se trata. Pero más allá de eso siente una debilidad por él y lo ama por encima de cualquiera. Haría cualquier cosa por él en caso de estar en peligro, pero no lo demostrará jamás. Tan solo lo llegaría a comprobar si de verdad Eveline sintiera que la vida de León se estuviera torciendo.


Un poco de historia
¿Cómo empezar esta historia sin hablar directamente de ella? Será complicado dado su egocentrismo, pero haré lo que buenamente pueda. El matrimonio formado por  León Gerôme y Gèraldine Marchessault era uno más dentro de la clase social más elevada, ambos disfrutaban de la comodidad que el dinero les proporcionaba y por ello no parecieron preocuparse del número de criaturas a traer al mundo. Su madre crio prácticamente sola a todas sus hijas mientras León iba y venía por el cargo que ocupaba dentro del ejército, siendo por ello una mujer respetada por el resto de féminas de su círculo de amistades. De él decían que debía ser un hombre terriblemente paciente al haber tenido tantas hijas y muy entregado y dedicado por su profesión. Hasta ahí una breve idea de lo que fue su familia de puertas para afuera, ahora lo que la tercera hija vivió y sintió.

Eveline Chloé fue la tercera hija del matrimonio. Nació tras Chàrlotte y Denisse, justo antes que Harmonie y las que aún quedaban por venir. Para ella no fue fácil crecer sin la figura paterna que debía haber tenido y por ello sus enfados con él eran más que palpables cada vez que este regresaba a casa. Siendo pequeña solía esconderse en alguno de los recovecos de su hogar para que no la encontrara y al menos se fuera con la pena de no verla, pena con la que ella debía vivir día tras día. Los demás veían ese comportamiento como una pataleta que había que corregir para hacer de ella una señorita, siendo su única forma de demostrar el cariño que le faltaba por parte de su padre. Pasando los años aprendió a vivir sin él, sin su presencia constante y por ello se convirtió en una joven frívola y caprichosa. La muerte de su madre no hizo más que crear en ella un escudo por el que no dejaba que nadie llegara realmente a conocer a la verdadera Eveline. Dejó a sus dos hermanas mayores la tarea de ayudar a su madre en el cuidado de las pequeñas y ella se fue alejando de todos poco a poco.

Toda la rabia que guardaba a su padre, el dolor por la pérdida de su madre… todas sus frustraciones las enfocó en lo único que le hacía sentirse libre y feliz, la danza. Lo llevaba practicando desde los tres años y ahora a su recién cumplida veintena era una verdadera bailarina de ballet. Pasaba horas en la academia tratando de perfeccionar una técnica que rallaba la exclusividad, pero aún tenía que aprender a controlar su rabia y sus ansias de brillar por encima de los demás. No era una mujer modesta, todo lo contrario de hecho, disfrutaba coqueteando, presumiendo y encandilando a quien estuviera a su alrededor. Se lucía en cada fiesta y si no tenía a un enjambre de hombres prestándole atenciones no acaba satisfecha. Era más que consciente de que esta actitud ponía a León de un humor de perros y eso le animaba más aún a continuar con ello. Era su particular castigo por todos los años que pasó sin él. Todas las atenciones que él no le prestó ahora se las daban otros.


Más
✘ Es la tercera de seis hermanas.
✘ Caprichosa, egocéntrica, frívola.
✘ Lo único que le hace sentir libre es el ballet.
✘ A día de hoy sigue haciendo pagar a su padre todos los años que estuvo ausente.
✘ Le gusta hacer rabiar a sus hermanas, pero no soporta que nadie se meta con ellas.