AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
2 participantes
Página 1 de 1.
Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Paralelo a este tema.
Durante el banquete.
Durante el banquete.
Únicamente acontecen un par minutos desde que el señor Marchessault hubiera anunciado el compromiso de otra de sus hijas: Eveline Marchessault. ¿El afortunado? Un Conde de la familia Von Kleinmann. Un buen partido, aparentemente. Atractivo y rico. En ese sentido, hacía buena pareja con su ahora prometida. Pero, tal vez, fuera esa la única similitud que compartían ambos. Ya sea el afortunado, o el desafortunado, Von Kleinmann se fijó en aquella Marchessault hacía un tiempo, pues para él, destacaba del resto de hermanas. Y no, no se había enamorado a primera vista el día que la conoció, nada de romanticismos. Para el Conde, simplemente, resultaba la más atractiva. Para gustos los colores, sin duda, pero la belleza de aquella mujer era innegable.
Él no cree en el amor, pues en la vida ha sentido algo mínimamente parecido a eso, de ahí que piense que se trata de un invento por parte de las mujeres para sentirse mejor con ellas mismas. El amor... Algo en lo que creer y que, para él, no existe. ¿Para qué casarse, entonces? Para el Conde, la respuesta es obvia: Una esposa que atienda a sus necesidades y pueda proporcionarle descendencia digna. Sin embargo, sabe ser un hombre encantador cuando se lo propone... Cuando quiere conseguir algo a cambio. Por lo que, seguramente, el señor Marchessault tenga una imagen de él que para nada se acerca a la realidad. Delante de su futuro suegro, Von Kleinmann se muestra educado, encantador, buena persona al fin y al cabo. Por dentro es una persona completamente distinta, mucho más superficial. Pero él no tiene culpa de haber crecido en un entorno carente de cariño o amor, ¿no? Son sentimientos que no conoce pues, a día de hoy, no los ha sentido por nadie.
¿Sería Eveline Marchessault la elegida para despertar esos sentimientos en él? Ni lo sabe, ni le importa, al menos aquel día.
Tras buscar a la recién nombrada con la mirada, el Conde se acerca a su ya prometida, dispuesto a entablar una conversación y conocer más de ella. Se encuentran rodeados de infinitud de invitados, por lo que Von Kleinmann mostrará una cara distinta a la verdadera, una mucho más amigable y encantadora.
- Madame Marchessault - saluda, mostrando una ligera sonrisa, y le tiende una mano para que ella le ofrezca la suya.
Erik Von Kleinmann- Esclavo de Sangre/Realeza
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 01/08/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
La mirada de todas las Marchessault se cruzó en el instante en que su padre hizo el anuncio. ¿Qué broma era aquella? Ese hombre no tenía ni idea de lo que acababa de crear en la familia, las peleas y rebeliones le sobrevendría una tras otra. Eveline apretó la mandíbula para esperar a que acabara de hablar y no estropear la boda a su hermana, acto seguido se levantó y se acercó a ella para avisarla de que pensaba retirarse y que la disculpara por ello. Fue ya de camino hacia el exterior del banquete cuando un joven se le acercó, -madame Marchessault solo hay una, la que se acaba de casar-, le corrigió luchando con el mal humor que tenía en esos instantes, -mademoiselles de mi familia tiene para escoger somos varias hermanas-.
La sonrisa de ese hombre no la acababa de cuadrar, parecía conocerla o saber más de ella de lo que Eve creía y entonces creyó atar cabos. -Si por un casual mi padre ha tenido el poco tacto de invitar a los que cree que ha elegido para casarse con sus hijas, permítame decirle que –al menos en lo que a mi respecta- ese anuncio no tiene validez-, no tenía miedo a entrar en guerra con quien fuera, pero por encima de su cadáver consentiría en casarse con un hombre tan solo porque su padre así lo quisiera.
Acto seguido esquivó al hombre y continuó su camino hacia las calesas que esperaban en el exterior para llevar a los invitados a sus respectivas casas. Las ideas arrollaban su mente, tenía muchas opciones pero ninguna que le garantizara salir airosa de esa situación. Si hablaba con su padre y se negaba al casamiento podría desheredarla y Eveline sin dinero no podría vivir, era mujer de lujos y un estilo de vida muy acomodado, si huía estaría sola y no podría ayudar a sus hermanas… León parecía haber orquestado la trampa perfecta y por eso mismo ella debería pensar más y mejor que él. Desde niña fue la rebelde, la que le castigaban con ausencias y silencios cada vez que este regresaba a casa después de largas temporadas en el extranjero, nunca le había temido y era la hora de demostrarlo. ¿Cómo podía hacerlas esto? Era la pregunta que se estaba haciendo en el momento en que su prometido reapareció a su lado. -Intentaré ser más cordialmente correcta que antes…-, suspiró para calmarse y no pagar con él la frustración. Solo tendría una oportunidad para verla así, si no se retiraba de esa batalla sería tan solo un peón más para Eveline y por tanto nadie a quien tener en cuenta si había que jugar. -No me voy a casar, lament profundamente que haya perdido el tiempo con negociaciones y diatribas, mas mi padre no tiene el control en mi vida y por tanto yo decidiré con quien me caso-.
La sonrisa de ese hombre no la acababa de cuadrar, parecía conocerla o saber más de ella de lo que Eve creía y entonces creyó atar cabos. -Si por un casual mi padre ha tenido el poco tacto de invitar a los que cree que ha elegido para casarse con sus hijas, permítame decirle que –al menos en lo que a mi respecta- ese anuncio no tiene validez-, no tenía miedo a entrar en guerra con quien fuera, pero por encima de su cadáver consentiría en casarse con un hombre tan solo porque su padre así lo quisiera.
Acto seguido esquivó al hombre y continuó su camino hacia las calesas que esperaban en el exterior para llevar a los invitados a sus respectivas casas. Las ideas arrollaban su mente, tenía muchas opciones pero ninguna que le garantizara salir airosa de esa situación. Si hablaba con su padre y se negaba al casamiento podría desheredarla y Eveline sin dinero no podría vivir, era mujer de lujos y un estilo de vida muy acomodado, si huía estaría sola y no podría ayudar a sus hermanas… León parecía haber orquestado la trampa perfecta y por eso mismo ella debería pensar más y mejor que él. Desde niña fue la rebelde, la que le castigaban con ausencias y silencios cada vez que este regresaba a casa después de largas temporadas en el extranjero, nunca le había temido y era la hora de demostrarlo. ¿Cómo podía hacerlas esto? Era la pregunta que se estaba haciendo en el momento en que su prometido reapareció a su lado. -Intentaré ser más cordialmente correcta que antes…-, suspiró para calmarse y no pagar con él la frustración. Solo tendría una oportunidad para verla así, si no se retiraba de esa batalla sería tan solo un peón más para Eveline y por tanto nadie a quien tener en cuenta si había que jugar. -No me voy a casar, lament profundamente que haya perdido el tiempo con negociaciones y diatribas, mas mi padre no tiene el control en mi vida y por tanto yo decidiré con quien me caso-.
Eveline Marchessault- Humano Clase Alta
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 31/05/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Cierto es, Eveline todavía no está casada. Todavía.
"Ese anuncio no tiene validez". Von Kleinmann tiene que hacer un gran esfuerzo para no reírse, ni para que se le note en el rostro, tras escuchar aquellas palabras de la Marchessault. Le resulta muy divertido toparse con mujeres que se creen con libertad a la hora de elegir, como si fuera un derecho para ellas. El simple hecho de que el señor Marchessault le conceda la mano de su hija, es más que suficiente como para considerarse su prometida.
El Conde prefiere no decir nada y observarla marchar desde su posición. Rodeado de invitados no quiere mostrar su verdadera cara por lo que, simplemente, se mantiene en silencio. No le resulta agradable -es más, lo considera una pérdida de tiempo- ir detrás de una mujer, pero pasados un par de segundos decide dirigirse hacia donde ha ido probablemente la hija más rebelde de todas las Marchessault. Y la más interesante también, desde el punto de vista de Erik. Un reto, sin duda. Pero, de nuevo, ¿desde cuándo importa que la hija no esté de acuerdo con la decisión del padre? No le queda otra que aceptar, ya sea por las buenas o por las malas, el resultado sería el mismo.
Una vez alcanza a su ya prometida, se acerca para poder mantener una conversación más íntima. Ya no se encuentran rodeados de multitud de invitados, por lo que el Conde ya puede hablar con total libertad sin importar la opinión del resto.
- Eveline, Eveline... - murmura, como si le estuviera advirtiendo de algo. Se permite el lujo de llamarla por el nombre pues, al fin y al cabo, es su prometida - Podéis fingir cortesía y simpatía. Podéis estar enamorada o no de mí, me es igual, pues no es amor lo que busco. En definitiva, podemos hacer esto por las buenas o por las malas, lo dejo a vuestra elección. Sin embargo, si me permitís que os sugiera algo, intentar llevarnos bien será más agradable para vos... ¿no creéis? - concluye con una pregunta, dando a entender que a él no le va a perjudicar en absoluto el hecho de que se lleven bien o mal, incluso dando a entender que la situación no va a cambiar por mucho que ella se esfuerce en intentarlo - ¿Me permitís acompañaros? - por lo que el Conde ha dicho antes, si ella fuera inteligente, sabría que la respuesta no serviría para nada en realidad. Ya fuera a dar un simple paseo o a meterse en una de las calesas, si él quería, la acompañaría. Está en todo su derecho de acompañar a su prometida.
"Ese anuncio no tiene validez". Von Kleinmann tiene que hacer un gran esfuerzo para no reírse, ni para que se le note en el rostro, tras escuchar aquellas palabras de la Marchessault. Le resulta muy divertido toparse con mujeres que se creen con libertad a la hora de elegir, como si fuera un derecho para ellas. El simple hecho de que el señor Marchessault le conceda la mano de su hija, es más que suficiente como para considerarse su prometida.
El Conde prefiere no decir nada y observarla marchar desde su posición. Rodeado de invitados no quiere mostrar su verdadera cara por lo que, simplemente, se mantiene en silencio. No le resulta agradable -es más, lo considera una pérdida de tiempo- ir detrás de una mujer, pero pasados un par de segundos decide dirigirse hacia donde ha ido probablemente la hija más rebelde de todas las Marchessault. Y la más interesante también, desde el punto de vista de Erik. Un reto, sin duda. Pero, de nuevo, ¿desde cuándo importa que la hija no esté de acuerdo con la decisión del padre? No le queda otra que aceptar, ya sea por las buenas o por las malas, el resultado sería el mismo.
Una vez alcanza a su ya prometida, se acerca para poder mantener una conversación más íntima. Ya no se encuentran rodeados de multitud de invitados, por lo que el Conde ya puede hablar con total libertad sin importar la opinión del resto.
- Eveline, Eveline... - murmura, como si le estuviera advirtiendo de algo. Se permite el lujo de llamarla por el nombre pues, al fin y al cabo, es su prometida - Podéis fingir cortesía y simpatía. Podéis estar enamorada o no de mí, me es igual, pues no es amor lo que busco. En definitiva, podemos hacer esto por las buenas o por las malas, lo dejo a vuestra elección. Sin embargo, si me permitís que os sugiera algo, intentar llevarnos bien será más agradable para vos... ¿no creéis? - concluye con una pregunta, dando a entender que a él no le va a perjudicar en absoluto el hecho de que se lleven bien o mal, incluso dando a entender que la situación no va a cambiar por mucho que ella se esfuerce en intentarlo - ¿Me permitís acompañaros? - por lo que el Conde ha dicho antes, si ella fuera inteligente, sabría que la respuesta no serviría para nada en realidad. Ya fuera a dar un simple paseo o a meterse en una de las calesas, si él quería, la acompañaría. Está en todo su derecho de acompañar a su prometida.
Erik Von Kleinmann- Esclavo de Sangre/Realeza
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 01/08/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Le repateaba las entrañas el sexo opuesto, cada día más a decir verdad. Nunca pudo entender el comportamiento de su padre, único referente masculino que había tenido, como no entendía ahora el del resto. Se creían superiores a todas ellas, a todas las mujeres, y la ley los amparaba… A Eveline poco le importaban esas cosas, podría ser encarcelada, mandada a un convento y u obligada –como era el caso- a casarse con un hombre a quien jamás había visto; pero no perdería la fuerza y la obstinación que la caracterizaba. Siempre había peleado con uñas y dientes por lo que ella había considerado justo y respecto al conde y su relación seguiría haciéndolo.
El anuncio de León complicaba seriamente sus planes con Lucien para hundir la relación de su padre con Freya. Si ahora corría el rumor de que estaba prometida a Erik, ¿cómo iba a hacer ver a la sociedad parisina que estaba con el cambiante? Debía hablar con él y contárselo lo antes posible, su plan se venía abajo por momentos y debían actuar con rapidez. Todas esas ideas volaron por la mente de Eveline aun estando sola esperando a su coche de caballos, pero su “nuevo martirio personal” no tardó en reaparecer. La más morena de las Marchessault se giró al escucharle y soltó aire en un suspiro de cansancio, sin ápice de cortesía hacia él. Al parecer el caballero no lo era tanto, era uno más de todos los hombres adinerados y bien posicionados que tan solo aspiraban a encontrar a una mujer hermosa a quien lucir en fiestas y eventos para dar envidia al resto de caballeros, una mujer que les diera un hijo varón y se mantuviera callada.
No podía evitar que las palabras del conde la molestaran, incluso la hicieran rabiar de frustración pero sí podía ocultarlo. Una sonrisa en apariencia burlona se instaló en sus labios, sabía que tenía las de perder –al menos hasta que se le ocurriera algo- pero no cedería ante él, no le daría la satisfacción de saber que la tenía con la soga al cuello. Así era Eve y así moriría, orgullosa, caprichosa y terca. -Con toda la humildad del mundo os digo-, comenzó ya mintiendo pues la humildad no era uno de sus dones, -que habéis escogido erróneamente-, ladeó el rostro hacia la fiesta en donde aún se veía a sus hermanas bailar y parlotear con los invitados. -Tengo hermanas mucho más dóciles que yo, que inlcuso podrían llegar a amaros y ser felices con vos. No es ese mi caso y por tanto no permitiré que esta unión se formalice.- Le sonrió nuevamente y alzó la mano hasta la mejilla ajena, como dando consuelo a un niño que acabara de perder su juguete favorito. -Por supuesto, siempre es bueno que un caballero acompañe a una dama para asegurar su bienestar…-, ironizó ante la pregunta de Erik. Estaba claro que no sería esa noche la que se fuera a librar de él por lo que más la valía hacer de tripas corazón y aguantar el trayecto a casa, ya habría tiempo para lidiar con todo más tarde.
Su coche de caballos no acababa de llegar y se hartó de esperar, -Cuando llegue mi cochero decidle que deje el coche en la mansión y no se moleste en volver. No estaba de buen humor, de hecho le tenía pésimo en ese momento. Miró a Erik, que parecía divertido con el enojo de su prometida y comenzó el largo paseo que la separaba de su casa y la calma de su cama. No quería escucharle, no quería ni notar la presencia del conde a su lado pero a no ser que este renunciara voluntariamente a acompañarla se tendría que aguantar –cosa que Eve odiaba profundamente-. Fue al pasar por delante de uno de los locales en auge de París, cuando salieron las “princesas de esquina” en busca de clientes. Eveline sonrió a las prostitutas como si se pudiera llegar a llevar bien con ellas. -Buenas noches señoritas, quizás podáis complacer a mi amigo, tiene una vida muy solitaria…-, alzó la ceja mirando a Erik dejando claro que eso era una promesa. Que no la tocaría en la vida.
El anuncio de León complicaba seriamente sus planes con Lucien para hundir la relación de su padre con Freya. Si ahora corría el rumor de que estaba prometida a Erik, ¿cómo iba a hacer ver a la sociedad parisina que estaba con el cambiante? Debía hablar con él y contárselo lo antes posible, su plan se venía abajo por momentos y debían actuar con rapidez. Todas esas ideas volaron por la mente de Eveline aun estando sola esperando a su coche de caballos, pero su “nuevo martirio personal” no tardó en reaparecer. La más morena de las Marchessault se giró al escucharle y soltó aire en un suspiro de cansancio, sin ápice de cortesía hacia él. Al parecer el caballero no lo era tanto, era uno más de todos los hombres adinerados y bien posicionados que tan solo aspiraban a encontrar a una mujer hermosa a quien lucir en fiestas y eventos para dar envidia al resto de caballeros, una mujer que les diera un hijo varón y se mantuviera callada.
No podía evitar que las palabras del conde la molestaran, incluso la hicieran rabiar de frustración pero sí podía ocultarlo. Una sonrisa en apariencia burlona se instaló en sus labios, sabía que tenía las de perder –al menos hasta que se le ocurriera algo- pero no cedería ante él, no le daría la satisfacción de saber que la tenía con la soga al cuello. Así era Eve y así moriría, orgullosa, caprichosa y terca. -Con toda la humildad del mundo os digo-, comenzó ya mintiendo pues la humildad no era uno de sus dones, -que habéis escogido erróneamente-, ladeó el rostro hacia la fiesta en donde aún se veía a sus hermanas bailar y parlotear con los invitados. -Tengo hermanas mucho más dóciles que yo, que inlcuso podrían llegar a amaros y ser felices con vos. No es ese mi caso y por tanto no permitiré que esta unión se formalice.- Le sonrió nuevamente y alzó la mano hasta la mejilla ajena, como dando consuelo a un niño que acabara de perder su juguete favorito. -Por supuesto, siempre es bueno que un caballero acompañe a una dama para asegurar su bienestar…-, ironizó ante la pregunta de Erik. Estaba claro que no sería esa noche la que se fuera a librar de él por lo que más la valía hacer de tripas corazón y aguantar el trayecto a casa, ya habría tiempo para lidiar con todo más tarde.
Su coche de caballos no acababa de llegar y se hartó de esperar, -Cuando llegue mi cochero decidle que deje el coche en la mansión y no se moleste en volver. No estaba de buen humor, de hecho le tenía pésimo en ese momento. Miró a Erik, que parecía divertido con el enojo de su prometida y comenzó el largo paseo que la separaba de su casa y la calma de su cama. No quería escucharle, no quería ni notar la presencia del conde a su lado pero a no ser que este renunciara voluntariamente a acompañarla se tendría que aguantar –cosa que Eve odiaba profundamente-. Fue al pasar por delante de uno de los locales en auge de París, cuando salieron las “princesas de esquina” en busca de clientes. Eveline sonrió a las prostitutas como si se pudiera llegar a llevar bien con ellas. -Buenas noches señoritas, quizás podáis complacer a mi amigo, tiene una vida muy solitaria…-, alzó la ceja mirando a Erik dejando claro que eso era una promesa. Que no la tocaría en la vida.
Eveline Marchessault- Humano Clase Alta
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 31/05/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Le resulta patética, a la par que divertida, la forma de pensar de la Marchessault. La morena no parece tener muy claro que se encuentran en una época en la que la libertad es un privilegio que pocos tienen la suerte de poseer y el amor una condena. Pocas mujeres se casan con el hombre al que aman. ¿Qué más da, por tanto, lo que ella piense? Miles de mujeres se casan por conveniencia, ¿acaso ella va a ser especial? De verdad, de verdad que Von Kleinmann está haciendo un esfuerzo sobrehumano para no reírse en la cara de su prometida. Tampoco es su intención perder la compostura, mostrarse maleducado o con prepotencia. Si lo hace, únicamente es porque ella no le deja opción alguna, por supuesto.
Sintiéndolo mucho, al final ocurre. Una leve carcajada escapa de la garganta del conde cuando escucha cómo la morena le acusa de haber elegido erróneamente. Le resulta tan tierna e ingenua diciendo aquello... ¿De verdad cree que ha elegido erróneamente? Al conde le gustan las mujeres sumisas, sin duda alguna, pero le resulta mucho más interesante la resistencia y el desafío del principio por parte de la mujer. Le gusta obligarlas a ser sumisas, y más todavía cuanto más se resisten a serlo. Y está en todo su derecho de someter a su prometida y futura esposa.
- ¿No permitiréis que esta unión se formalice? - en el rostro de Erik se nota el esfuerzo por reprimir una nueva carcajada, dejando que ella le acaricie el rostro - Siento deciros, mademoiselle, que esta unión se formalizará queráis o no queráis. Cuanto antes lo aceptéis, antes os acostumbrareis. Y... quién sabe, tal vez os acabéis enamorando de mí sin saberlo - esta vez es él quien sonríe, como si quisiera consolar a la Marchessault con sus palabras cuando, realmente, sus intenciones son de lo más opuestas - Lo único que podría evitar nuestro enlace, a día de hoy, sería mi propia muerte. Y siento deciros que, por el momento, no tengo intención alguna de dormir y no despertar.
Erik intenta seguir los pasos de su prometida para mantenerse al lado y poder continuar con la conversación. Sin embargo, de un momento a otro, se ve envuelto en una situación que no ve venir. Varias prostitutas se acercan a él, impidiéndole por unos segundos seguir caminando al lado de la Marchessault. No sabe si son esas las intenciones de ella o si simplemente es una indirecta para saber que nunca va a ponerle un dedo encima, pero no duda que ella quiera perderle de vista.
Tarda más de lo esperado, pues las prostitutas no pierden oportunidad de intentar captar algo más que su atención, seguramente porque los ropajes de Von Kleinmann indican que tiene dinero para dar y regalar. Pero, no, es lo suficientemente selectivo como para no querer nada con princesas de esquina. Y mucho menos en esos momentos, que intenta mantenerse al lado de Eveline. Por tanto, cuando consigue escabullirse, acelera sus pasos con intenciones de volver a quedar a la altura de su prometida - Sois la única que no veis la suerte que tenéis de que os haya escogido.
Sintiéndolo mucho, al final ocurre. Una leve carcajada escapa de la garganta del conde cuando escucha cómo la morena le acusa de haber elegido erróneamente. Le resulta tan tierna e ingenua diciendo aquello... ¿De verdad cree que ha elegido erróneamente? Al conde le gustan las mujeres sumisas, sin duda alguna, pero le resulta mucho más interesante la resistencia y el desafío del principio por parte de la mujer. Le gusta obligarlas a ser sumisas, y más todavía cuanto más se resisten a serlo. Y está en todo su derecho de someter a su prometida y futura esposa.
- ¿No permitiréis que esta unión se formalice? - en el rostro de Erik se nota el esfuerzo por reprimir una nueva carcajada, dejando que ella le acaricie el rostro - Siento deciros, mademoiselle, que esta unión se formalizará queráis o no queráis. Cuanto antes lo aceptéis, antes os acostumbrareis. Y... quién sabe, tal vez os acabéis enamorando de mí sin saberlo - esta vez es él quien sonríe, como si quisiera consolar a la Marchessault con sus palabras cuando, realmente, sus intenciones son de lo más opuestas - Lo único que podría evitar nuestro enlace, a día de hoy, sería mi propia muerte. Y siento deciros que, por el momento, no tengo intención alguna de dormir y no despertar.
Erik intenta seguir los pasos de su prometida para mantenerse al lado y poder continuar con la conversación. Sin embargo, de un momento a otro, se ve envuelto en una situación que no ve venir. Varias prostitutas se acercan a él, impidiéndole por unos segundos seguir caminando al lado de la Marchessault. No sabe si son esas las intenciones de ella o si simplemente es una indirecta para saber que nunca va a ponerle un dedo encima, pero no duda que ella quiera perderle de vista.
Tarda más de lo esperado, pues las prostitutas no pierden oportunidad de intentar captar algo más que su atención, seguramente porque los ropajes de Von Kleinmann indican que tiene dinero para dar y regalar. Pero, no, es lo suficientemente selectivo como para no querer nada con princesas de esquina. Y mucho menos en esos momentos, que intenta mantenerse al lado de Eveline. Por tanto, cuando consigue escabullirse, acelera sus pasos con intenciones de volver a quedar a la altura de su prometida - Sois la única que no veis la suerte que tenéis de que os haya escogido.
Erik Von Kleinmann- Esclavo de Sangre/Realeza
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 01/08/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Realmente no era mala idea la de contratar a alguien para que acabara con la vida del señor Von Kleinmann, no lo descartaría si este pasaba los límites que Eveline imponía desde el principio. ¿Cómo podía su padre haberle dado su mano a hombre como él? León era inteligente, debería haber notado la desfachatez y el puro egoísmo en las intenciones del conde, ¿acaso quería castigar su rebeldía? Quizás pensó que alguien con mano dura podría amansar a la fiera de las Marchessault, fuere como fuere se había confundido y la había hecho enfadar más aún. No pararía hasta separarle de Freya y hasta hacer que Erik o bien la repudiase o simplemente se aburriera de luchar contra algo sin futuro. Aprovechó las atenciones de todas las fulanas para acelerar el paso y alejarse lo más posible de la escena, aunque no se podía negar que era gracioso verle agobiado por un puñado de mujeres que sí le calentarían la cama. Rodó los ojos cuando le escuchó de nuevo y asintió fingiendo que tenía razón en sus palabras, -por supuesto, ¿no se me nota la felicidad por la decisión de mi padre?-, una sonrisa que mostraba todos sus dientes se instaló en sus labios, quedando una mueca de burla dedicada a él.
¿De verdad pensaba que se iba a casar con ella? Ninguno de los dos sería feliz en ese matrimonio, ella básicamente porque no le había soportado desde el minuto uno y él porque no la conocía. Creería que la belleza de Eveline era el premio suficiente para presumir en las fiestas de sociedad pero, ¿qué pasaría cuando descubriera sus continuos caprichos, los enfados, su ironía…? El silencio reinó durante el resto del trayecto hasta la mansión Marchessault, pero las luces estaban apagadas, debían seguir todos en la maldita boda. Tan solo la presencia del mayordomo calmó la incomodidad de Eveline después de tan largo trayecto con alguien que no deseaba a su lado. -Buenas noches, que me preparen unos dulces y lo lleven a la biblioteca, no estoy de humor. Quiero la habitación templada para cuando vaya a dormir-, ordenó en la puerta sin apenas dar tiempo para que Erik se pudiera presentar aunque no hizo igualmente y decidió auto invitarse a pasar. Como era obvio el mayordomo vio aquel gesto como algo lógico y recogió los abrigos de ambos indicando al “caballero” el camino a seguir para tomar algo con la señorita.
-Una copa y se va, no estoy cómoda con ese hombre-, advirtió al mayordomo llevándole aparte dejando claro que había errado al invitarle a pasar. No hacía falta decir nada más para que el pobre hombre supiera que al día siguiente Eveline querría hablar con él y seguramente encargarle una serie de tareas como agradables como castigo a su incompetencia. Tras ello, caminó hasta la ventana -nuevamente a solas con el conde- y tomó la copa de vino que ya había allí servida sin preocuparse en absoluto por la presencia masculina tras ella.
¿De verdad pensaba que se iba a casar con ella? Ninguno de los dos sería feliz en ese matrimonio, ella básicamente porque no le había soportado desde el minuto uno y él porque no la conocía. Creería que la belleza de Eveline era el premio suficiente para presumir en las fiestas de sociedad pero, ¿qué pasaría cuando descubriera sus continuos caprichos, los enfados, su ironía…? El silencio reinó durante el resto del trayecto hasta la mansión Marchessault, pero las luces estaban apagadas, debían seguir todos en la maldita boda. Tan solo la presencia del mayordomo calmó la incomodidad de Eveline después de tan largo trayecto con alguien que no deseaba a su lado. -Buenas noches, que me preparen unos dulces y lo lleven a la biblioteca, no estoy de humor. Quiero la habitación templada para cuando vaya a dormir-, ordenó en la puerta sin apenas dar tiempo para que Erik se pudiera presentar aunque no hizo igualmente y decidió auto invitarse a pasar. Como era obvio el mayordomo vio aquel gesto como algo lógico y recogió los abrigos de ambos indicando al “caballero” el camino a seguir para tomar algo con la señorita.
-Una copa y se va, no estoy cómoda con ese hombre-, advirtió al mayordomo llevándole aparte dejando claro que había errado al invitarle a pasar. No hacía falta decir nada más para que el pobre hombre supiera que al día siguiente Eveline querría hablar con él y seguramente encargarle una serie de tareas como agradables como castigo a su incompetencia. Tras ello, caminó hasta la ventana -nuevamente a solas con el conde- y tomó la copa de vino que ya había allí servida sin preocuparse en absoluto por la presencia masculina tras ella.
Eveline Marchessault- Humano Clase Alta
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 31/05/2016
Re: Sloppy lips to lips... or not. [Eveline Marchessault]
Probablemente, la Marchessault crea que siendo borde y distante con él consigue que éste no sienta atracción hacia ella. Pero, en realidad, no era así en absoluto. La prepotencia y el carácter de aquella mujer, a Von Kleinmann le atrae cada vez más. Y el conde es obstinado, sin duda alguna. También es caprichoso. Y cuando quiere algo, en este caso beneficiarse a aquella mujer, lo consigue. ¿El fin no justifica los medios? Bueno, pues para él sí que lo justifica. Le da exactamente igual hacerlo por las buenas o por las malas. Lo intenta por las buenas, está claro, tras una falsa educación. Intenta ser agradable pues tampoco quiere que Eveline le odie desde el minuto cero pero, para qué engañarnos, le importa lo más mínimo que no le vaya a querer nunca o que le odie. Le da igual si le odia. Le da exactamente igual no gustarle a su prometida. Por tanto, que ella esté feliz o no por la decisión de su padre, no importa. Pero él no dice nada, se lo calla. Deja que durante el camino hacia la mansión Marchessault reine el silencio. Tampoco le interesa mantener una conversación, efectivamente, mucho menos si ella tiene contestaciones cortantes. Eso sí, las miradas al cuerpo de Eveline no faltan a lo largo del trayecto.
Von Kleinmann, una vez en la mansión, se autoinvita a entrar y a tomar algo con la Marchessault. Analiza, sin decir nada, la situación. Simplemente escucha la conversación con el mayordomo. Y no se presenta porque no considera necesario hacerlo frente a alguien del servicio. Una vez a solas con su prometida, que es lo que realmente le interesa, se sirve una copa de vino él mismo y se la lleva a los labios, observando a la joven desde detrás. Analizando cada pequeño detalle que su vestido deja entrever.
- ¿Sois igual de desagradable con todos los hombres o solo con vuestro prometido? Por saber si debo sentirme especial - habla, al fin, pues bien podría pensar Eveline que se había marchado. Tras dar un par de tragos a su copa de vino, la deja reposar sobre el alfeizar de la ventana. Está justo detrás de la Marchessault en esos momentos. Es más, pega su pecho a la espalda de la susodicha, sin preocupación alguna - Se me ocurre una forma mejor de templar vuestros aposentos... - es lo único que dice antes de poner las manos en las caderas de Eveline. Pero no se quedan ahí. Las manos del conde no tardan en ascender. Con lentitud, pero con firmeza, las manos siguen el camino hacia los pechos de su prometida. Pretende ponerlas encima, incluso agarrarlas, para depositar también un beso en el cuello de su acompañante. Se permite el lujo de hacer aquello, sí, porque es su prometida. Y tiene derecho a hacerlo.
Von Kleinmann, una vez en la mansión, se autoinvita a entrar y a tomar algo con la Marchessault. Analiza, sin decir nada, la situación. Simplemente escucha la conversación con el mayordomo. Y no se presenta porque no considera necesario hacerlo frente a alguien del servicio. Una vez a solas con su prometida, que es lo que realmente le interesa, se sirve una copa de vino él mismo y se la lleva a los labios, observando a la joven desde detrás. Analizando cada pequeño detalle que su vestido deja entrever.
- ¿Sois igual de desagradable con todos los hombres o solo con vuestro prometido? Por saber si debo sentirme especial - habla, al fin, pues bien podría pensar Eveline que se había marchado. Tras dar un par de tragos a su copa de vino, la deja reposar sobre el alfeizar de la ventana. Está justo detrás de la Marchessault en esos momentos. Es más, pega su pecho a la espalda de la susodicha, sin preocupación alguna - Se me ocurre una forma mejor de templar vuestros aposentos... - es lo único que dice antes de poner las manos en las caderas de Eveline. Pero no se quedan ahí. Las manos del conde no tardan en ascender. Con lentitud, pero con firmeza, las manos siguen el camino hacia los pechos de su prometida. Pretende ponerlas encima, incluso agarrarlas, para depositar también un beso en el cuello de su acompañante. Se permite el lujo de hacer aquello, sí, porque es su prometida. Y tiene derecho a hacerlo.
Erik Von Kleinmann- Esclavo de Sangre/Realeza
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 01/08/2016
Temas similares
» Eveline Chloé Marchessault.
» The Big Deal [Eveline Marchessault]
» Eveline Marchessault - Relaciones -
» Lips of Deceit {Cesare C. Mercer} {+18}
» Poison Lips - Flashback [Privado]
» The Big Deal [Eveline Marchessault]
» Eveline Marchessault - Relaciones -
» Lips of Deceit {Cesare C. Mercer} {+18}
» Poison Lips - Flashback [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour