AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Poison Lips - Flashback [Privado]
2 participantes
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Poison Lips - Flashback [Privado]
¿No podría ser que lo que nos da de comer sea precisamente lo mismo que nos envenena?
Richard Russo
Su historia se volvía más complicada noche tras noche. Primero se había dejado en cierta manera dominar ligeramente por Denisse, aquella “hermana” que debía ser la más molesta de las mujeres pero la única que podía sacarle de quicio y tenerle adorandola como un idiota; después se había topado y entregado a la pasión con una De Bordeaux y para empeorar el asunto, con la mujer que le había arrancado a su hermano de su lado. La mujer a que se juro odiar y a la cual se sintió ferozmente atraído. Dorian estaba en un punto en que deseaba alejarse de todos, de ser posible hasta de si mismo pues solo terminaba arruinando todo lo que su mente duro tanto tiempo planeando. Las venganzas, el no ceder a Denisse, todo se derrumbaba, dejándole la sensación de inutilidad que nunca creyó llegar a tener en su vida de vampiro y que sin embargo poseyó en incontables ocasiones en su vida de humano.
En circunstancias como esas creía sinceramente que debía buscar cosas mucho menos complicadas, alejarse de Denisse un tiempo, olvidar a la vampiresa de cabellos blanquecinos y simplemente encerrarse en la mansión durante un buen periodo de tiempo. Eso era solo evitar el problema, desligarse de todo estando aún dentro. Quizás necesitaba otra clase de conocidos, algo mucho más sencillo o al menos que se lo pareciera, que engañara su mente lo suficiente como para superar el chasco que se llevara en los encuentros anteriores con las mujeres.
Como le era usual, abandono esa noche la mansión de los d’Auxerre pensando en que quizás debía volverse tan peculiar como Brönte para que las cosas fueran mucho más simples, sin meterse en los sentimentalismos de una vida humana o la atracción tan natural entre dos vampiros, justo como lo era entre dos humanos. Pensaba justamente en el asunto de las atracciones cuando la idea le cruzo la mente. ¿Qué hacían los mortales cuando las cosas se volvían complicadas con quienes creían amar? Buscar amantes. Río para si mismo ante esa idea tan humana, como si conseguirse alguien con quien pasar el tiempo y las noches fuera a resolverle los problemas de una manera mágica. No perdería las energías quebrándose la cabeza con esos pensamientos cuando simplemente podía encontrar alguna mujer, engatusarla y tenerla un rato; lo mismo que pasaba con los hombres, no creía necesitar mantener a alguien a su lado demasiado tiempo. No era el que no pensara poder encontrar a alguien, sino que pasar tiempo al lado de alguien siempre terminaba por significar algo más que relaciones sin sentido y para los inmortales, lo adecuado era mantenerse al margen cuando se hablaba de la muerte de los mortales, sobre todo con aquellos que creía parte de su historia. Aunque quizás no fuera mala idea cambiar, las cosas no le habían salido bien de la forma en la que las realizo así que era probable que un cambio fuera lo que necesitara.
El sonido de lo que parecía ser una fiesta en el Palacio Royal le invito a adentrarse sin que nadie le notara en los jardines. Estaba aún demasiado enfrascado en sus pensamientos, buscando alguna persona o pareja que estuviera jugueteando por el jardín. Una presa o un par demasiado fáciles, justo lo que necesitaba para su falta de ánimo durante esos días. Se adentro más dentro de aquel lugar, cerca de donde podía escuchar pasos y risas, todas provenientes de lo que era el juego de laberinto del Palacio, una idea excelente para pasar el tiempo sin supervisión y una mucho mejor idea para que los vampiros pudieran alimentarse sin ser descubiertos. Por primera vez durante toda esa noche sonrío, lanzandose a si mismo dentro de aquel juego del gato y el ratón; donde él era el único gato y todos los demás, ratones sin importancia o al menos eso era lo que esperaba.
Richard Russo
Su historia se volvía más complicada noche tras noche. Primero se había dejado en cierta manera dominar ligeramente por Denisse, aquella “hermana” que debía ser la más molesta de las mujeres pero la única que podía sacarle de quicio y tenerle adorandola como un idiota; después se había topado y entregado a la pasión con una De Bordeaux y para empeorar el asunto, con la mujer que le había arrancado a su hermano de su lado. La mujer a que se juro odiar y a la cual se sintió ferozmente atraído. Dorian estaba en un punto en que deseaba alejarse de todos, de ser posible hasta de si mismo pues solo terminaba arruinando todo lo que su mente duro tanto tiempo planeando. Las venganzas, el no ceder a Denisse, todo se derrumbaba, dejándole la sensación de inutilidad que nunca creyó llegar a tener en su vida de vampiro y que sin embargo poseyó en incontables ocasiones en su vida de humano.
En circunstancias como esas creía sinceramente que debía buscar cosas mucho menos complicadas, alejarse de Denisse un tiempo, olvidar a la vampiresa de cabellos blanquecinos y simplemente encerrarse en la mansión durante un buen periodo de tiempo. Eso era solo evitar el problema, desligarse de todo estando aún dentro. Quizás necesitaba otra clase de conocidos, algo mucho más sencillo o al menos que se lo pareciera, que engañara su mente lo suficiente como para superar el chasco que se llevara en los encuentros anteriores con las mujeres.
Como le era usual, abandono esa noche la mansión de los d’Auxerre pensando en que quizás debía volverse tan peculiar como Brönte para que las cosas fueran mucho más simples, sin meterse en los sentimentalismos de una vida humana o la atracción tan natural entre dos vampiros, justo como lo era entre dos humanos. Pensaba justamente en el asunto de las atracciones cuando la idea le cruzo la mente. ¿Qué hacían los mortales cuando las cosas se volvían complicadas con quienes creían amar? Buscar amantes. Río para si mismo ante esa idea tan humana, como si conseguirse alguien con quien pasar el tiempo y las noches fuera a resolverle los problemas de una manera mágica. No perdería las energías quebrándose la cabeza con esos pensamientos cuando simplemente podía encontrar alguna mujer, engatusarla y tenerla un rato; lo mismo que pasaba con los hombres, no creía necesitar mantener a alguien a su lado demasiado tiempo. No era el que no pensara poder encontrar a alguien, sino que pasar tiempo al lado de alguien siempre terminaba por significar algo más que relaciones sin sentido y para los inmortales, lo adecuado era mantenerse al margen cuando se hablaba de la muerte de los mortales, sobre todo con aquellos que creía parte de su historia. Aunque quizás no fuera mala idea cambiar, las cosas no le habían salido bien de la forma en la que las realizo así que era probable que un cambio fuera lo que necesitara.
El sonido de lo que parecía ser una fiesta en el Palacio Royal le invito a adentrarse sin que nadie le notara en los jardines. Estaba aún demasiado enfrascado en sus pensamientos, buscando alguna persona o pareja que estuviera jugueteando por el jardín. Una presa o un par demasiado fáciles, justo lo que necesitaba para su falta de ánimo durante esos días. Se adentro más dentro de aquel lugar, cerca de donde podía escuchar pasos y risas, todas provenientes de lo que era el juego de laberinto del Palacio, una idea excelente para pasar el tiempo sin supervisión y una mucho mejor idea para que los vampiros pudieran alimentarse sin ser descubiertos. Por primera vez durante toda esa noche sonrío, lanzandose a si mismo dentro de aquel juego del gato y el ratón; donde él era el único gato y todos los demás, ratones sin importancia o al menos eso era lo que esperaba.
Última edición por Dorian d'Auxerre el Dom Nov 02, 2014 5:22 pm, editado 1 vez
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Faltaba poco para seguir huyendo, lo presentía de un modo aterrador y bello"
Las reuniones sociales típicas de la case alta no eran algo de lo que Karla disfrutara mucho. Asistía, sí, pero lo hacía por acompañar a sus abuelos con quienes vivía desde que regresó a su natal Francia. Lo hacía por una cuestión de mero cariño y respeto. Fuera de eso, no era otra cosa.
Esa noche el evento era en el Palacio Royal y aparte de ella y sus abuelos, también estaban algunos de sus primos y otros parientes no tan directos de los cuales ella no recordaba por completo los nombres. El motivo de la invitación tampoco lo tenía muy claro puesto que su falta de interés le impedían recordar lo que ya le habían dicho al respecto. Lo que sí tenía muy claro, era que tras saludar a los presentes con sonrisas que ocultaban su olvido de la mitad de los nombres; conversar un poco y departir en medio de la cena; era que, más temprano que tarde, debía de escabullirse con total disimulo para evitar a Thomas, un aristócrata cercano a la familia y quien había empezado a pretenderla desde su regreso. El muchacho le enviaba cuanto regalo se le ocurría y ya Karla no sabía cómo rechazarlo más con sutileza. Él era un buen hombre: Educado, agraciado, todo un caballero, hábil en los negocios y aparentemente inteligente. Pero hay cosas sobre las que no se mandan y ciertamente el corazón es una de ellas. Por suerte en casa todos parecían entenderlo, aunque de vez en cuando le decían de lo bien que estaría siendo su esposa, que no le faltaría nada, que tendrían hijos hermosos y que viviría siempre como una princesa. A todo esto, Karla reía y decía que no lograrían convencerla. A ella no le gustaba el “afortunado” Thomas y eso no iba a resolverse ni con los regalos de él ni con los consejos de su familia.
Para asistir, usó un vestido sin mayores complicaciones. A ella le gustaba sentirse cómoda y ni siquiera necesitaba usar algo como un corsé; ya de por sí era bastante delgada y detestaba no poder respirar bien o moverse con comodidad debido a los alambres típicos de tan incómoda prenda. El color del vestido estaba distribuido entre gris y negro para poder escabullirse fácil pasando entre los trajes masculinos en su mayoría oscuros. La noche misma sería cómplice y el hecho de no llevar demasiadas capas sobre sus faldas le darían la ventaja incluso de correr si eso llegaba a ser necesario. Se había recogido el cabello a medias con un prendedor pequeño en color plata que combinaba hasta con sus cabellos castaños. No llevaba zapatos demasiado altos debido a que había heredado las largas piernas de los Sartre y aquello sin duda era una gran ventaja a la hora de darse a la huida.
En cuanto pudo, llevó su plan a cabo. Se había quedado callada desde hace unos minutos y fingía poner mucha atención mientras maquinaba. Tras un buen rato, se levantó con calma y aprovechó el sonido de la música y de las voces de todos y salió por la puerta que daba al jardín. Como pronto sería el brindis estaba casi solitario, pero para evitar ser encontrada se fue caminando entre pequeñas risas hacia el verdoso laberinto que tenía el palacio ¿Qué podría pasar? En teoría sólo estaban quienes habían sido invitados al evento y la seguridad era muy estricta a la hora del ingreso de los miembros. Era un lugar seguro para quedarse incluso dormido en cualquier lugar y despertar con todas sus pertenencias y en perfectas condiciones. Obviamente ella no iba a dormir, sólo buscaba escabullirse.
Avanzó varios pasos, tomó distintos caminos, se sintió perdida y volvió tras sus pasos para sentirse perdida de nuevo y soltar una carcajada. No temía, tampoco iba a ser tan complicado. Avanzó más rápido y acarició con los dedos las diminutas ramas que representaban las paredes y empezó a caminar a paso más acelerado. Era un trotecito que no sabía bien si era mejor salir o perderse. Sin embargo escuchó unos pasos cerca y se detuvo un momento a escucharlos. ¿Acaso era él? quizás Thomas había sido mucho más ágil que ella y la había seguido. Karla se quedó en silencio y recargó su espalda en una de aquellas falsas paredes mientras contenía la risa que le provocaba el asunto. Pronto aparecería, sería mejor esperar ya lo obvio, no tenía más sentido correr.
Esa noche el evento era en el Palacio Royal y aparte de ella y sus abuelos, también estaban algunos de sus primos y otros parientes no tan directos de los cuales ella no recordaba por completo los nombres. El motivo de la invitación tampoco lo tenía muy claro puesto que su falta de interés le impedían recordar lo que ya le habían dicho al respecto. Lo que sí tenía muy claro, era que tras saludar a los presentes con sonrisas que ocultaban su olvido de la mitad de los nombres; conversar un poco y departir en medio de la cena; era que, más temprano que tarde, debía de escabullirse con total disimulo para evitar a Thomas, un aristócrata cercano a la familia y quien había empezado a pretenderla desde su regreso. El muchacho le enviaba cuanto regalo se le ocurría y ya Karla no sabía cómo rechazarlo más con sutileza. Él era un buen hombre: Educado, agraciado, todo un caballero, hábil en los negocios y aparentemente inteligente. Pero hay cosas sobre las que no se mandan y ciertamente el corazón es una de ellas. Por suerte en casa todos parecían entenderlo, aunque de vez en cuando le decían de lo bien que estaría siendo su esposa, que no le faltaría nada, que tendrían hijos hermosos y que viviría siempre como una princesa. A todo esto, Karla reía y decía que no lograrían convencerla. A ella no le gustaba el “afortunado” Thomas y eso no iba a resolverse ni con los regalos de él ni con los consejos de su familia.
Para asistir, usó un vestido sin mayores complicaciones. A ella le gustaba sentirse cómoda y ni siquiera necesitaba usar algo como un corsé; ya de por sí era bastante delgada y detestaba no poder respirar bien o moverse con comodidad debido a los alambres típicos de tan incómoda prenda. El color del vestido estaba distribuido entre gris y negro para poder escabullirse fácil pasando entre los trajes masculinos en su mayoría oscuros. La noche misma sería cómplice y el hecho de no llevar demasiadas capas sobre sus faldas le darían la ventaja incluso de correr si eso llegaba a ser necesario. Se había recogido el cabello a medias con un prendedor pequeño en color plata que combinaba hasta con sus cabellos castaños. No llevaba zapatos demasiado altos debido a que había heredado las largas piernas de los Sartre y aquello sin duda era una gran ventaja a la hora de darse a la huida.
En cuanto pudo, llevó su plan a cabo. Se había quedado callada desde hace unos minutos y fingía poner mucha atención mientras maquinaba. Tras un buen rato, se levantó con calma y aprovechó el sonido de la música y de las voces de todos y salió por la puerta que daba al jardín. Como pronto sería el brindis estaba casi solitario, pero para evitar ser encontrada se fue caminando entre pequeñas risas hacia el verdoso laberinto que tenía el palacio ¿Qué podría pasar? En teoría sólo estaban quienes habían sido invitados al evento y la seguridad era muy estricta a la hora del ingreso de los miembros. Era un lugar seguro para quedarse incluso dormido en cualquier lugar y despertar con todas sus pertenencias y en perfectas condiciones. Obviamente ella no iba a dormir, sólo buscaba escabullirse.
Avanzó varios pasos, tomó distintos caminos, se sintió perdida y volvió tras sus pasos para sentirse perdida de nuevo y soltar una carcajada. No temía, tampoco iba a ser tan complicado. Avanzó más rápido y acarició con los dedos las diminutas ramas que representaban las paredes y empezó a caminar a paso más acelerado. Era un trotecito que no sabía bien si era mejor salir o perderse. Sin embargo escuchó unos pasos cerca y se detuvo un momento a escucharlos. ¿Acaso era él? quizás Thomas había sido mucho más ágil que ella y la había seguido. Karla se quedó en silencio y recargó su espalda en una de aquellas falsas paredes mientras contenía la risa que le provocaba el asunto. Pronto aparecería, sería mejor esperar ya lo obvio, no tenía más sentido correr.
Última edición por Karla Sartre el Lun Oct 06, 2014 1:38 am, editado 1 vez
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
“Y tengo dos mil razones para olvidarme de todo
y no pensar más que en tu voz”
Dorian - A cualquier otra parte
Los sonidos dentro de aquel laberinto le guiaban de un lado a otro y el se divertía a lo grande con eso, era probable que pareciera una tontería pero el andas siguiendo los sonidos de los jóvenes mortales que iban de un lado a otro, sin atacarles aún, le entretenía y alejaba de su mente las preocupaciones que días anteriores le atormentaban en gran medida. Andaba como una sombra, como el depredador superior que era y que solamente calentaba el alimento, esa era la visión de Dorian sobre todo aquello. Existían instantes en los que su mirada se topaba con algún humano que pasaba cerca, pero antes de que alguno recayera en su existencia, desaparecía nuevamente entre la oscuridad entrando en un camino nuevo y siendo guiado por los corazones que latían agitados.
En todo aquel grupo de corazones que podía notar acelerados, ir de lugar en lugar existía uno que se mantenía bastante solitario, no notaba un latido cercano a ese mientras que los demás parecían ir en parejas. Una risa que únicamente fue escuchada por él salió de sus labios mientras que pensaba en que aquel corazón debía pertenecer a un hombre que andaba tras de una chica que se escabullía de él, tan seguro se encontraba de eso que compadecía al pobre sujeto que era rechazado por la dama y la idea de terminar con su sufrimiento y generar el arrepentimiento en la mujer que le negaba los afectos le pareció interesante y divertido. Así fue como las demás parejas dejaron de tener sentido y sus sentidos se enfocaron en la única persona que le faltaba por ver de aquel lugar y que estaba dispuesto a asesinar. Camino con calma, volviendose como uno más de los humanos invitados a aquel lugar, uno que andaba por aquel lugar de manera curiosa.
Sus pasos eran seguros y se trasladaba a una velocidad normal para cualquier mortal y de hecho en su cacería tras aquel corazón humano se topo esta vez directamente con algunas de las parejas a quienes les sonrío y saludo de manera cortes. Era tan sencillo pasar por uno más de ellos que ninguno le presto demasiada atención; la mortalidad y riqueza volvían a muchos confiados, cosa que jugaba en sus desventajas en un mundo lleno de sobrenaturales, sobre todo de vampiros que buscaban alimentarse de la sangre de los vivos. Poco a poco se acercaba a donde se encontraría la persona que buscaba, aquel corazón que le llamaba con su ritmo y al cual alcanzo al girar en uno de aquellos caminos indescifrables para muchos, pero no para él y al hacerlo se llevo una sorpresa bastante agradable.
Contrario a lo que creyó en un inicio, no fue un hombre con el que se encontró sino con una hermosa joven que permanecía con la espalda pegada a una de las paredes color verde que formaban las ramas del laberinto. Se quedo quieto observando a la mujer que se mantenía inmóvil y comenzó a acercarse lento a ella, con una sonrisa en los labios.
– ¿Escondida de alguien? – pregunto curioso, pues si ella trataba de escapar de alguien se había topado con quien no debía, aunque para ese punto el encuentro había sido lo opuesto a lo que el inmortal esperaba y no le mataría, se divertiría con ella. Aquella humana era hermosa, su vestido sencillo ayudaba a que resaltara la belleza natural que poseía y eso llamaba la atención de Dorian pues era aparentemente todo lo que no lo era ni Denisse ni la creadora de su hermano – No debería andar a solas por este lugar puede terminar perdida o algo peor. Aunque parezca seguro, nunca se sabe que esta rondando en la oscuridad de la noche – hablaba de él mismo y se detuvo demasiado cerca de ella – pero si esta escapando de alguien creo que el peligro vale la pena – estaba seguro de que ella tampoco se daría cuenta de que él no pertenecía a los invitados y eso jugaría a su favor durante esa noche.
y no pensar más que en tu voz”
Dorian - A cualquier otra parte
Los sonidos dentro de aquel laberinto le guiaban de un lado a otro y el se divertía a lo grande con eso, era probable que pareciera una tontería pero el andas siguiendo los sonidos de los jóvenes mortales que iban de un lado a otro, sin atacarles aún, le entretenía y alejaba de su mente las preocupaciones que días anteriores le atormentaban en gran medida. Andaba como una sombra, como el depredador superior que era y que solamente calentaba el alimento, esa era la visión de Dorian sobre todo aquello. Existían instantes en los que su mirada se topaba con algún humano que pasaba cerca, pero antes de que alguno recayera en su existencia, desaparecía nuevamente entre la oscuridad entrando en un camino nuevo y siendo guiado por los corazones que latían agitados.
En todo aquel grupo de corazones que podía notar acelerados, ir de lugar en lugar existía uno que se mantenía bastante solitario, no notaba un latido cercano a ese mientras que los demás parecían ir en parejas. Una risa que únicamente fue escuchada por él salió de sus labios mientras que pensaba en que aquel corazón debía pertenecer a un hombre que andaba tras de una chica que se escabullía de él, tan seguro se encontraba de eso que compadecía al pobre sujeto que era rechazado por la dama y la idea de terminar con su sufrimiento y generar el arrepentimiento en la mujer que le negaba los afectos le pareció interesante y divertido. Así fue como las demás parejas dejaron de tener sentido y sus sentidos se enfocaron en la única persona que le faltaba por ver de aquel lugar y que estaba dispuesto a asesinar. Camino con calma, volviendose como uno más de los humanos invitados a aquel lugar, uno que andaba por aquel lugar de manera curiosa.
Sus pasos eran seguros y se trasladaba a una velocidad normal para cualquier mortal y de hecho en su cacería tras aquel corazón humano se topo esta vez directamente con algunas de las parejas a quienes les sonrío y saludo de manera cortes. Era tan sencillo pasar por uno más de ellos que ninguno le presto demasiada atención; la mortalidad y riqueza volvían a muchos confiados, cosa que jugaba en sus desventajas en un mundo lleno de sobrenaturales, sobre todo de vampiros que buscaban alimentarse de la sangre de los vivos. Poco a poco se acercaba a donde se encontraría la persona que buscaba, aquel corazón que le llamaba con su ritmo y al cual alcanzo al girar en uno de aquellos caminos indescifrables para muchos, pero no para él y al hacerlo se llevo una sorpresa bastante agradable.
Contrario a lo que creyó en un inicio, no fue un hombre con el que se encontró sino con una hermosa joven que permanecía con la espalda pegada a una de las paredes color verde que formaban las ramas del laberinto. Se quedo quieto observando a la mujer que se mantenía inmóvil y comenzó a acercarse lento a ella, con una sonrisa en los labios.
– ¿Escondida de alguien? – pregunto curioso, pues si ella trataba de escapar de alguien se había topado con quien no debía, aunque para ese punto el encuentro había sido lo opuesto a lo que el inmortal esperaba y no le mataría, se divertiría con ella. Aquella humana era hermosa, su vestido sencillo ayudaba a que resaltara la belleza natural que poseía y eso llamaba la atención de Dorian pues era aparentemente todo lo que no lo era ni Denisse ni la creadora de su hermano – No debería andar a solas por este lugar puede terminar perdida o algo peor. Aunque parezca seguro, nunca se sabe que esta rondando en la oscuridad de la noche – hablaba de él mismo y se detuvo demasiado cerca de ella – pero si esta escapando de alguien creo que el peligro vale la pena – estaba seguro de que ella tampoco se daría cuenta de que él no pertenecía a los invitados y eso jugaría a su favor durante esa noche.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Cuando te buscaba no te encontraba y cuando escapaba te encontré"
¿Sería Thomas tan hábil para haberla encontrado en medio de tantas vueltas sin que ella lo notara durante todo el camino? Si era así, la sorprendería completamente, demostraría una habilidad adicional y ella se reía durante mucho tiempo recordando el suceso y sintiéndose como una tonta por no haber planeado bien un escape sencillo. Pero ciertamente sería extraño y poco usual. Quizás era alguien más, cualquiera que caminaba evadiendo algo al igual que ella o quizás buscando, quién sabe. Y si era él, sencillamente lo atribuiría todo a una casualidad de la vida, sólo eso.
Los pasos se acercaron y el nerviosismo se apoderó de su estómago por un momento. No tenía miedo, pero dado su escape podría conocer a quien se acercara y sería descubierta muy fácilmente. Tal vez sería lo mejor pues, si se pensaba bien, de ese modo Thomas entendería por fin los rechazos de la joven y dejaría de insistir en lo imposible. Fue entonces cuando una voz masculina hizo que girara el rostro en un sentido contrario al que estaba mirando. Casi se sobresaltó pero en vez de moverse sorprendida, emitió una corta risita y despegó su espalda de la pared. –Mmm, algo así– respondió ella y rió cortamente de nuevo. Aquél desconocido le inspiró cierta confianza. Era sumamente atractivo, de una estatura incluso más elevada que la de ella y con una piel que lucía perfecta en medio de la escasa iluminación del lugar. Estaba elegantemente vestido y caminaba tan derecho que su clase hablaba por él en apenas una mirada. –Saldría de alguna manera, Señor. O tal vez terminaran buscándome si es que en una hora no he logrado salir de aquí. – negó con la cabeza descartando esa posibilidad y pareció mirar tras la espalda de él como si buscara a alguien más, justo antes de verlo de nuevo a los ojos tras comprobar que estaban completamente solos –Es seguro, si hubiesen puesto una letra mal en nuestros nombres no hubiésemos podido entrar, estoy segura– afirmó con un gesto sereno pero seguro y le pareció curiosa esa frase de “Nunca se sabe que está rondando en la oscuridad de la noche”.
Hubiera reído al creerlo paranoico aunque lo disimularía de algún modo; sin embargo recordó a la bruja que tuvo como mejor amiga en Inglaterra, la que le advertía, la que le hablaba de seres extraños que caminaban de noche como cualquier humano de día, la que le explicaba sobre seres que jamás se le cruzaron por la mente o por los ojos... De los vampiros decía que eran los más engañosos y certeros. Decía que lucían hermosos pero eran la misma parca que no avisaba de nada. Que eran lo peor que había visto la humanidad, peor que cualquier peste. Pero ¿No todos lo sabían, no? Quizás él lo decía por advertirla de un mal sencillamente humano. –Usted también puede terminar perdido, Sir. A menos que conozca bien el laberinto, claro- dicho esto con tono amable se giró dándole la espalda y avanzó apenas dos pasos más – ¿Quedará muy lejos? Ya no sé cuánto he caminado- pretendía que la siguiera, que avanzaran juntos y salieran como si nada. Finalmente ella creía que aquél joven podía ser hijo de cualquiera de los invitados y en vez de pensar en cosas sobrenaturales que no conocía, prefería creer que pasó por allí como pudo pasar cualquier otro. Más atractivo, claro, pero pudo ser cualquiera.
-¿Soy tan obvia con mi escape? – respondió mordiéndose el labio inferior en una sonrisa y girándose para mirarlo de nuevo. –Lo vale, seguro. Cuando usted apareció creí que me habían encontrado, pero por suerte no fue así– le guiñó con una complicidad inexistente e intentó no hacerse ideas tontas en la cabeza, aunque mencionar a la suerte ya era algo tonto cuando la realidad se le escapa de la mente como el agua entre los dedos –Aunque quizás ya fue suficiente, voy a terminar preocupando a mis abuelos ¿Sabe usted el camino para salir? – preguntó como si su aparición significara una guía. No obstante algo en la forma de mirar y sonreír de él le resultó extraña. Era como si planeara algo, como si su aviso de un posible mal nocturno fuera su tarjeta de presentación.
Los pasos se acercaron y el nerviosismo se apoderó de su estómago por un momento. No tenía miedo, pero dado su escape podría conocer a quien se acercara y sería descubierta muy fácilmente. Tal vez sería lo mejor pues, si se pensaba bien, de ese modo Thomas entendería por fin los rechazos de la joven y dejaría de insistir en lo imposible. Fue entonces cuando una voz masculina hizo que girara el rostro en un sentido contrario al que estaba mirando. Casi se sobresaltó pero en vez de moverse sorprendida, emitió una corta risita y despegó su espalda de la pared. –Mmm, algo así– respondió ella y rió cortamente de nuevo. Aquél desconocido le inspiró cierta confianza. Era sumamente atractivo, de una estatura incluso más elevada que la de ella y con una piel que lucía perfecta en medio de la escasa iluminación del lugar. Estaba elegantemente vestido y caminaba tan derecho que su clase hablaba por él en apenas una mirada. –Saldría de alguna manera, Señor. O tal vez terminaran buscándome si es que en una hora no he logrado salir de aquí. – negó con la cabeza descartando esa posibilidad y pareció mirar tras la espalda de él como si buscara a alguien más, justo antes de verlo de nuevo a los ojos tras comprobar que estaban completamente solos –Es seguro, si hubiesen puesto una letra mal en nuestros nombres no hubiésemos podido entrar, estoy segura– afirmó con un gesto sereno pero seguro y le pareció curiosa esa frase de “Nunca se sabe que está rondando en la oscuridad de la noche”.
Hubiera reído al creerlo paranoico aunque lo disimularía de algún modo; sin embargo recordó a la bruja que tuvo como mejor amiga en Inglaterra, la que le advertía, la que le hablaba de seres extraños que caminaban de noche como cualquier humano de día, la que le explicaba sobre seres que jamás se le cruzaron por la mente o por los ojos... De los vampiros decía que eran los más engañosos y certeros. Decía que lucían hermosos pero eran la misma parca que no avisaba de nada. Que eran lo peor que había visto la humanidad, peor que cualquier peste. Pero ¿No todos lo sabían, no? Quizás él lo decía por advertirla de un mal sencillamente humano. –Usted también puede terminar perdido, Sir. A menos que conozca bien el laberinto, claro- dicho esto con tono amable se giró dándole la espalda y avanzó apenas dos pasos más – ¿Quedará muy lejos? Ya no sé cuánto he caminado- pretendía que la siguiera, que avanzaran juntos y salieran como si nada. Finalmente ella creía que aquél joven podía ser hijo de cualquiera de los invitados y en vez de pensar en cosas sobrenaturales que no conocía, prefería creer que pasó por allí como pudo pasar cualquier otro. Más atractivo, claro, pero pudo ser cualquiera.
-¿Soy tan obvia con mi escape? – respondió mordiéndose el labio inferior en una sonrisa y girándose para mirarlo de nuevo. –Lo vale, seguro. Cuando usted apareció creí que me habían encontrado, pero por suerte no fue así– le guiñó con una complicidad inexistente e intentó no hacerse ideas tontas en la cabeza, aunque mencionar a la suerte ya era algo tonto cuando la realidad se le escapa de la mente como el agua entre los dedos –Aunque quizás ya fue suficiente, voy a terminar preocupando a mis abuelos ¿Sabe usted el camino para salir? – preguntó como si su aparición significara una guía. No obstante algo en la forma de mirar y sonreír de él le resultó extraña. Era como si planeara algo, como si su aviso de un posible mal nocturno fuera su tarjeta de presentación.
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
Primero era como si no existiera y, de repente, estaba en todas partes.
Tammara Webber
De todo lo que planeaba encontrarse o que creía que hallaría en aquel lugar, la mujer con quien se topaba podía ser la única con quien nunca se hubiera esperado un encuentro. No era que le conociera sino que algo en ella pareció llamarle desde un inicio, primero había sido el latido de su corazón tan diferente al de los demás y ahora que se encontraba con ella, su cuerpo y su rostro también le parecían llamativos, aunque la palabra adecuada debería ser atractivos. Hasta el sobresalto que se llevo ante la presencia del inmortal y la risita que dejo escapar le parecieron a Dorian encantadoras.
Pocas ocasiones desde que e convirtiera en vampiro encontraba interesantes a los humanos, generalmente tenía sentimientos encontrados sobre la existencia de ellos; a momentos los compadecía, al siguiente los odiaba y al minuto siguiente quería estar rodeado por ellos, por eso trataba de mantenerse siempre a la distancia de ellos, eran quizás, más que los licántropos el mayor peligro para un vampiro; eso desde la perspectiva de él. Lo curioso era que esa mujer le parecía interesante y no sabía el por qué, apenas era la primera vez que la veía y no existía nada en ella que le recordara a nadie del pasado, simplemente le atraía. Era algo bastante extraño y peculiar eso, pero no era nada desagradable así que se dejo envolver por la curiosidad que ella que le generaba y es apertura que brindaba quizás creyendo que era uno más de los jóvenes asistentes a aquella celebración en el palacio.
– Podría salir si es que conoce este lugar de memoria y dudo que exista alguien que lo sepa, o también por mera suerte que nunca esta de más – le sonrió – o justo como dice, cuando vengan a buscarle porque no le encuentran en la fiesta y le extrañan, ya que seguramente debe ser de las jóvenes más atractivas de la reunión – con eso simplemente quería decir que era la humana más atractiva e interesante que se hubiera topado jamás y eso era un detalle que aunque él no hiciera consciente, jugaba a favor de la mortal.
No se encontró seguro de si su advertencia fue notada por ella, pero al estar en un lugar que se sentía tan “seguro” ¿Quién le haría caso a un hombre tan normal? Rió para sus adentros y miro después las paredes de arboles que formaban el laberinto.
– Yo nunca me pierdo – la miro – podrá sonar extraño pero es la verdad, siempre encuentro el camino al lugar al que deseo ir y no me resulta tan complicado, de hecho, es increíblemente fácil – y como no ser de esa manera cuando se contaba con las habilidades de un vampiro, con los sentidos mucho más desarrollados que un mortal. Su mirada le recorrió el cuerpo por detrás cuando le dio la espalda, le gustaba todo lo que veía y por cada nuevo ángulo que ella le regalaba se sentía más complacido con su encuentro de esa noche. De manera instintiva camino siguiendo los pasos de ella, atraído por el movimiento de la fémina que era mucho menos sensual que el de la creadora de su hermano, mucho menos conocido que el de Denisse pero mucho más llamativo que el de ambas – No queda tan lejos la salida y de seguro que no ha caminado tanto, solo que estos laberintos dan la ilusión de que se ha estado dentro por horas – no por nada había notado su latido desde antes, pero sabía que ella no llevaba tanto tiempo ahí porque apareció después de que él mismo entrara en aquel sitio.
Enfoco la mirada nuevamente en la de ella y se encogió de hombros ante la pregunta.
– Ha sido solo que acerté de casualidad, pero es que no encuentro otro motivo para que una mujer tan hermosa se encuentre sola en este laberinto más que estar escapando de alguien… o de varios hombres que le siguen por su belleza – rió cuando le escucho aceptar que estaba escapando y que para ella valía la pena todo eso – por suerte la he encontrado yo ¿no? – suspiro y le dio entonces alcance, situandose frente a ella aun con la sonrisa en los labios – Claro que sé el camino de regreso, puedo sacarle de aquí más pronto que cualquier otra persona – desvió la mirada – el punto es que no quiero hacerlo, me gusta su compañía y que me guste una compañía como la suya es bastante extraño – le dio la espalda – aunque podría convencerme de ayudarle a sacarla de aquí – giro el rostro apenas para verle – ¿Quiere converncerme de ayudarle? – su voz se torno entre seductora y juguetona, estaba tentando a aquel pequeño ratoncillo al que no dejaría escapar tan fácilmente.
Tammara Webber
De todo lo que planeaba encontrarse o que creía que hallaría en aquel lugar, la mujer con quien se topaba podía ser la única con quien nunca se hubiera esperado un encuentro. No era que le conociera sino que algo en ella pareció llamarle desde un inicio, primero había sido el latido de su corazón tan diferente al de los demás y ahora que se encontraba con ella, su cuerpo y su rostro también le parecían llamativos, aunque la palabra adecuada debería ser atractivos. Hasta el sobresalto que se llevo ante la presencia del inmortal y la risita que dejo escapar le parecieron a Dorian encantadoras.
Pocas ocasiones desde que e convirtiera en vampiro encontraba interesantes a los humanos, generalmente tenía sentimientos encontrados sobre la existencia de ellos; a momentos los compadecía, al siguiente los odiaba y al minuto siguiente quería estar rodeado por ellos, por eso trataba de mantenerse siempre a la distancia de ellos, eran quizás, más que los licántropos el mayor peligro para un vampiro; eso desde la perspectiva de él. Lo curioso era que esa mujer le parecía interesante y no sabía el por qué, apenas era la primera vez que la veía y no existía nada en ella que le recordara a nadie del pasado, simplemente le atraía. Era algo bastante extraño y peculiar eso, pero no era nada desagradable así que se dejo envolver por la curiosidad que ella que le generaba y es apertura que brindaba quizás creyendo que era uno más de los jóvenes asistentes a aquella celebración en el palacio.
– Podría salir si es que conoce este lugar de memoria y dudo que exista alguien que lo sepa, o también por mera suerte que nunca esta de más – le sonrió – o justo como dice, cuando vengan a buscarle porque no le encuentran en la fiesta y le extrañan, ya que seguramente debe ser de las jóvenes más atractivas de la reunión – con eso simplemente quería decir que era la humana más atractiva e interesante que se hubiera topado jamás y eso era un detalle que aunque él no hiciera consciente, jugaba a favor de la mortal.
No se encontró seguro de si su advertencia fue notada por ella, pero al estar en un lugar que se sentía tan “seguro” ¿Quién le haría caso a un hombre tan normal? Rió para sus adentros y miro después las paredes de arboles que formaban el laberinto.
– Yo nunca me pierdo – la miro – podrá sonar extraño pero es la verdad, siempre encuentro el camino al lugar al que deseo ir y no me resulta tan complicado, de hecho, es increíblemente fácil – y como no ser de esa manera cuando se contaba con las habilidades de un vampiro, con los sentidos mucho más desarrollados que un mortal. Su mirada le recorrió el cuerpo por detrás cuando le dio la espalda, le gustaba todo lo que veía y por cada nuevo ángulo que ella le regalaba se sentía más complacido con su encuentro de esa noche. De manera instintiva camino siguiendo los pasos de ella, atraído por el movimiento de la fémina que era mucho menos sensual que el de la creadora de su hermano, mucho menos conocido que el de Denisse pero mucho más llamativo que el de ambas – No queda tan lejos la salida y de seguro que no ha caminado tanto, solo que estos laberintos dan la ilusión de que se ha estado dentro por horas – no por nada había notado su latido desde antes, pero sabía que ella no llevaba tanto tiempo ahí porque apareció después de que él mismo entrara en aquel sitio.
Enfoco la mirada nuevamente en la de ella y se encogió de hombros ante la pregunta.
– Ha sido solo que acerté de casualidad, pero es que no encuentro otro motivo para que una mujer tan hermosa se encuentre sola en este laberinto más que estar escapando de alguien… o de varios hombres que le siguen por su belleza – rió cuando le escucho aceptar que estaba escapando y que para ella valía la pena todo eso – por suerte la he encontrado yo ¿no? – suspiro y le dio entonces alcance, situandose frente a ella aun con la sonrisa en los labios – Claro que sé el camino de regreso, puedo sacarle de aquí más pronto que cualquier otra persona – desvió la mirada – el punto es que no quiero hacerlo, me gusta su compañía y que me guste una compañía como la suya es bastante extraño – le dio la espalda – aunque podría convencerme de ayudarle a sacarla de aquí – giro el rostro apenas para verle – ¿Quiere converncerme de ayudarle? – su voz se torno entre seductora y juguetona, estaba tentando a aquel pequeño ratoncillo al que no dejaría escapar tan fácilmente.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"No venía a primaverar mis otoños, venía a pisar hojas secas conmigo"
Se ganaría un tremendo regaño si en una reunión como esa salía del laberinto con alguien como él. Muchos podrían deducir cualquier cosa y a pesar que sus abuelos confiaran en ella, sería frustrante que su nieta consentida quedara con el honor envuelto en una tela de juicio que duraría semanas. En el caso de él no pasaría lo mismo, muy seguramente su padre en lo privado le palmearía la espalda y lo felicitaría por lo que su imaginación le concedía. Al final sería todo eso, regaños y felicitaciones por algo que no saldría de la creatividad ajena. En cuanto a Thomas, jaa, sería difícil describir si sería un alivio o una pena que se sintiera decepcionado de un modo como ese. Karla quería ser sutil, no una maldita descorazonada. Esa no era ella.
-Es cierto, dudo que alguien venga lo suficiente para conocer todo con exactitud- meditó en voz alta mientras se decía a sí misma que los dos estaban igual de perdidos. En todo caso quizás así resultara más divertido, aunque esperaba que no notaran su ausencia para no tener una llegada como la que ya había pensado. La preocupación no era por ella, finalmente aquél hombre parecía agradable e incluso interesante; el punto eran sus queridos abuelos y luego sus padres que terminarían pidiéndole volver a Inglaterra como si eso sirviera de borrón y cuenta nueva. Ya se imaginaba las frases “¿Qué hacías con ese muchacho en el laberinto y de noche?” “¿Qué pretendías, por eso rechazaste a Thomas?” etc, etc. Karla se negó a pensar más en eso, estaba empezando a ser demasiado trascendental con algo que debería resultarle aliviante. –No seré la más atractiva, pero seguro que puedo ser la más escurridiza. Tal vez aún ni noten que me fui- bromeó intentando no terminar sonrojándose por el cumplido. Ella sabía bien que si se ponía nerviosa diría cualquier estupidez y buscaba evitarlo.
-Entonces sí ha sido suerte para mí encontrarlo. Aunque usted me encontró a mí, pero bueno, lo importante es salir de aquí. Pretendo escapar más y terminar ocultándome bajo mis sábanas- dijo en tono bajo sin querer decir que quería irse, que estaba cansada. En cierto modo confiaba en que lo reconocería de ahora en adelante y que por ello no sería la última vez que se cruzaran. Si alguna vez le pasó desapercibido, ya no sucedería más. Pero ¿Cómo le pudo pasar desapercibido alguien como él? si lo pensaba bien no lo reconocía de ningún lado. Ella no prestaba atención a todo, pero hubiese sido imposible no mirar esos ojos pícaros que relucían como si le acompañaran a la sonrisa. Era un rostro atractivo en todo el sentido de la palabra ¿Cómo es que no se habían cruzado? Karla dejó de pensar pronto en eso cuando recordó que ella misma no había vivido mucho tiempo en el país. A él le podría pasar lo mismo. –Yo también creo lo mismo. Si lo pienso bien creo que llevo menos de una hora, pero la sensación de pérdida me da la impresión que el tiempo se me ha ido volando- entonces se tranquilizó. De nuevo él tenía razón. Ella sonrió de nuevo mientras pequeños grillos sonaban como si se ocultaran también entre las paredes.
Ante el nuevo halago no pudo evitar reír –Es usted muy amable- le respondió la educación por ella –Pero no, en realidad sólo escapo de alguien que se ha ganado que lo haga, pero no es para tanto, ya estaría muy lejos si de verdad fueran varios- dijo dedicándole una sonrisa a aquellos ojos que invitaban a pensar que tramaba algo pero que encandilaban de tal modo que se terminaba olvidando lo primero. Era la segunda vez que hacía alusión a la belleza de la joven que parecía desviar todo eso para no terminar diciendo cualquier tontería. -¿Usted cree? Ha encontrado a la chica perdida, quizás cuando salgamos le den alguna recompensa- chistó de nuevo siguiendo el juego de palabras de aquél enigmático hombre. -¿Por qué es extraño? Suena a que es difícil que alguien pueda simpatizarle de algún modo. Siendo así quizás pueda tardar un poco más aquí. Total creo que no llevo tanto tiempo- se encogió de hombros y en vez de preguntar más motivos sencillamente cedió como si cayera de nuevo en ese extraño poder de convencimiento que tenía él. Eso sí, a todo respondía como siempre, con ese exceso de sutileza que muchas veces ocultaba lo que realmente quería decir o hacer –A propósito, yo vine escapando, pero y ¿Usted también?- cuestionó para empezar a conocer las intenciones reales de quien no sabía ni siquiera el nombre.
-Es cierto, dudo que alguien venga lo suficiente para conocer todo con exactitud- meditó en voz alta mientras se decía a sí misma que los dos estaban igual de perdidos. En todo caso quizás así resultara más divertido, aunque esperaba que no notaran su ausencia para no tener una llegada como la que ya había pensado. La preocupación no era por ella, finalmente aquél hombre parecía agradable e incluso interesante; el punto eran sus queridos abuelos y luego sus padres que terminarían pidiéndole volver a Inglaterra como si eso sirviera de borrón y cuenta nueva. Ya se imaginaba las frases “¿Qué hacías con ese muchacho en el laberinto y de noche?” “¿Qué pretendías, por eso rechazaste a Thomas?” etc, etc. Karla se negó a pensar más en eso, estaba empezando a ser demasiado trascendental con algo que debería resultarle aliviante. –No seré la más atractiva, pero seguro que puedo ser la más escurridiza. Tal vez aún ni noten que me fui- bromeó intentando no terminar sonrojándose por el cumplido. Ella sabía bien que si se ponía nerviosa diría cualquier estupidez y buscaba evitarlo.
-Entonces sí ha sido suerte para mí encontrarlo. Aunque usted me encontró a mí, pero bueno, lo importante es salir de aquí. Pretendo escapar más y terminar ocultándome bajo mis sábanas- dijo en tono bajo sin querer decir que quería irse, que estaba cansada. En cierto modo confiaba en que lo reconocería de ahora en adelante y que por ello no sería la última vez que se cruzaran. Si alguna vez le pasó desapercibido, ya no sucedería más. Pero ¿Cómo le pudo pasar desapercibido alguien como él? si lo pensaba bien no lo reconocía de ningún lado. Ella no prestaba atención a todo, pero hubiese sido imposible no mirar esos ojos pícaros que relucían como si le acompañaran a la sonrisa. Era un rostro atractivo en todo el sentido de la palabra ¿Cómo es que no se habían cruzado? Karla dejó de pensar pronto en eso cuando recordó que ella misma no había vivido mucho tiempo en el país. A él le podría pasar lo mismo. –Yo también creo lo mismo. Si lo pienso bien creo que llevo menos de una hora, pero la sensación de pérdida me da la impresión que el tiempo se me ha ido volando- entonces se tranquilizó. De nuevo él tenía razón. Ella sonrió de nuevo mientras pequeños grillos sonaban como si se ocultaran también entre las paredes.
Ante el nuevo halago no pudo evitar reír –Es usted muy amable- le respondió la educación por ella –Pero no, en realidad sólo escapo de alguien que se ha ganado que lo haga, pero no es para tanto, ya estaría muy lejos si de verdad fueran varios- dijo dedicándole una sonrisa a aquellos ojos que invitaban a pensar que tramaba algo pero que encandilaban de tal modo que se terminaba olvidando lo primero. Era la segunda vez que hacía alusión a la belleza de la joven que parecía desviar todo eso para no terminar diciendo cualquier tontería. -¿Usted cree? Ha encontrado a la chica perdida, quizás cuando salgamos le den alguna recompensa- chistó de nuevo siguiendo el juego de palabras de aquél enigmático hombre. -¿Por qué es extraño? Suena a que es difícil que alguien pueda simpatizarle de algún modo. Siendo así quizás pueda tardar un poco más aquí. Total creo que no llevo tanto tiempo- se encogió de hombros y en vez de preguntar más motivos sencillamente cedió como si cayera de nuevo en ese extraño poder de convencimiento que tenía él. Eso sí, a todo respondía como siempre, con ese exceso de sutileza que muchas veces ocultaba lo que realmente quería decir o hacer –A propósito, yo vine escapando, pero y ¿Usted también?- cuestionó para empezar a conocer las intenciones reales de quien no sabía ni siquiera el nombre.
Última edición por Karla Sartre el Miér Sep 17, 2014 12:02 am, editado 1 vez
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
La vida es un azar y es arbitraria, hasta que encuentras a una persona que para ti puede darle sentido a todo eso, aunque solo sea temporalmente.
Matthew Quick
Cada vez que la miraba estaba más convencido de que esa ratoncilla no era una presa más, para Dorian tenía el potencial de algo mucho más interesante y divertido, alguien con quien no parecía ser complicado hablar; eso podía bien ser únicamente porque pensara que era parte de los asistentes a la fiesta pero igual agradecía la facilidad con la que ella respondía y hasta le sorprendía que él mismo hablara tanto. Regularmente Dorian callaba demasiado y le gustaba realizar las cosas de determinada manera; por primera vez que rompía en parte esas maneras suyas de ser, se encontraba embelesado por la belleza mortal de una mujer que no era de su tipo.
Asintió a los pensamientos que la humana daba únicamente para si misma, los cuales pese a todo, Dorian tomo como si fueran en su dirección. La sonrisa no desaparecía de sus labios y agradecía infinitamente que ninguno de los otros jugadores de aquel laberinto pareciera estar interesado en ir por el camino en que ellos se hallaban. Si prestaba la suficiente atención, notaba aún los acelerados latidos bastante retirado de su ubicación pero apenas les brindaba atención para cerciorarse de que estaban lejos y regresaba todo su interés en quien se encontraba tan cerca de él.
– Un ratoncillo escurridizo – rió con ganas de lo que decía ella – puedo apostar que no podrías ser tan escurridiza como para que yo no te encontrara – enarco la ceja – y si en algún momento decides jugar conmigo lo comprobaras. Antes de entrar en juegos, me gustaría saber ¿Cómo es que se llama el ratoncillo? Porque el gato –puso la mano sobre su propio pecho e hizo una leve inclinación – responde al nombre de Dorian - sus ojos se enfocaban en los ajenos y de vez en cuando absorbían los movimientos de la mortal, sus sonrisas y todo cuanto pudiera de ella.
No pudo evitar que su mente divagara en algunos otros pensamientos cuando pensó en el cuerpo de la mortal debajo de las sabanas que debían cubrir su cama, desnuda y con él mismo acechando. Sabía que ella no había tenido ni remotamente la intención de que se pensara algo como eso, pero Dorian tenía sus propias intenciones en pensamientos y no tenía la intención de negarse a ellos cuando llegaban de una manera tan gloriosa y repentina. La sonrisa en sus labios se le antojo de idiota ante sus propias ideas, así que carraspeo un poco en busca de su propia serenidad mental.
– Digamos que nos hemos encontrado ambos y que debo sacarla de aquí para que pueda ir a descansar debidamente – menciono como si realmente planeara dejar que se fuera en paz a descansar, antes de eso debía asegurares de dejarle pensando en él y esperando un siguiente encuentro que correría por cuenta del inmortal – Le aseguro que no lleva aquí tanto tiempo además, le confesare un secreto – se acerco un poco más a ella, como si los grillos o las paredes de ramas pudieran hablar y revelar sus palabras – Cuando alguien se desespera dentro de estos sitios es mucho más sencillo que se pierda a que si se están en calma – se alejo entonces antes de que emprendieran lo que era la huida de aquel sitio.
La amabilidad no existía en las palabras de Dorian, era únicamente la realidad percibida desde sus ojos. No se le daba muy bien mentir, creía de hecho que era lo más estúpido que se podía hacer y más alguien que finalmente viviría demasiado tiempo como los suyos.
– Espero que no me gane nunca el que trate de escapar de mi, aunque como he dicho antes, dudo que pudiera hacerlo porque la encontraría – le guiño entonces un ojo de manera juguetona, invitando a la joven a confiara en él, a que le retara y se quedara cerca de él lo suficiente como para que no pudiera alejarse después – De ganar una recompensa por encontrar a tan hermosa ratoncilla, creo saber exactamente que es lo que pediría – se tomo la libertad de acortar la distancia con la intención de pasar uno de sus dedos fríos por los labios femeninos y después continuar su camino como si esa manera de actuar fuera la más normal. Se quedo en silencio unos segundos, pensando en como darle una respuesta que no incluyera las palabras “alimento”, “aburridos”, “perdida de tiempo” – De hecho así es, son pocas las personas que me agradan; a usted ya la cuento dentro de esas personas.
Maravillosa la noche y la oportunidad que se presentaba.
– Podemos entonces pasear un rato más, y cuando desee irse le ayudare a salir de aquí – omitió las palabras “siempre y cuando tenga una paga” dejándolas para él y sus ideas. Los pasos de ambos comenzaron a llevarles a sumirse en otro camino de paredes y ningún escape; siendo también el momento de que ella cuestionara al inmortal – Yo solo quería distraerme, estaba aburrido y sin compañía interesante así que pensé que el mejor sitio para despejarme sería preciso el laberinto. Aunque no espere toparme con una compañía tan placentera – levanto la mano en dirección a ella – y no me diga que soy amable, porque lo digo sinceramente. También he dicho de verdad que es usted muy hermosa y añadiré además, que me sentiría honrado su alguna otra noche podemos encontrarnos. Eso es todo por ahora – dejo de mirarla – ¿He sido muy repentino al decir eso? – sonrió de medio lado aún sin mirarla, pues todo aquello le parecía demasiado divertido e interesante.
Matthew Quick
Cada vez que la miraba estaba más convencido de que esa ratoncilla no era una presa más, para Dorian tenía el potencial de algo mucho más interesante y divertido, alguien con quien no parecía ser complicado hablar; eso podía bien ser únicamente porque pensara que era parte de los asistentes a la fiesta pero igual agradecía la facilidad con la que ella respondía y hasta le sorprendía que él mismo hablara tanto. Regularmente Dorian callaba demasiado y le gustaba realizar las cosas de determinada manera; por primera vez que rompía en parte esas maneras suyas de ser, se encontraba embelesado por la belleza mortal de una mujer que no era de su tipo.
Asintió a los pensamientos que la humana daba únicamente para si misma, los cuales pese a todo, Dorian tomo como si fueran en su dirección. La sonrisa no desaparecía de sus labios y agradecía infinitamente que ninguno de los otros jugadores de aquel laberinto pareciera estar interesado en ir por el camino en que ellos se hallaban. Si prestaba la suficiente atención, notaba aún los acelerados latidos bastante retirado de su ubicación pero apenas les brindaba atención para cerciorarse de que estaban lejos y regresaba todo su interés en quien se encontraba tan cerca de él.
– Un ratoncillo escurridizo – rió con ganas de lo que decía ella – puedo apostar que no podrías ser tan escurridiza como para que yo no te encontrara – enarco la ceja – y si en algún momento decides jugar conmigo lo comprobaras. Antes de entrar en juegos, me gustaría saber ¿Cómo es que se llama el ratoncillo? Porque el gato –puso la mano sobre su propio pecho e hizo una leve inclinación – responde al nombre de Dorian - sus ojos se enfocaban en los ajenos y de vez en cuando absorbían los movimientos de la mortal, sus sonrisas y todo cuanto pudiera de ella.
No pudo evitar que su mente divagara en algunos otros pensamientos cuando pensó en el cuerpo de la mortal debajo de las sabanas que debían cubrir su cama, desnuda y con él mismo acechando. Sabía que ella no había tenido ni remotamente la intención de que se pensara algo como eso, pero Dorian tenía sus propias intenciones en pensamientos y no tenía la intención de negarse a ellos cuando llegaban de una manera tan gloriosa y repentina. La sonrisa en sus labios se le antojo de idiota ante sus propias ideas, así que carraspeo un poco en busca de su propia serenidad mental.
– Digamos que nos hemos encontrado ambos y que debo sacarla de aquí para que pueda ir a descansar debidamente – menciono como si realmente planeara dejar que se fuera en paz a descansar, antes de eso debía asegurares de dejarle pensando en él y esperando un siguiente encuentro que correría por cuenta del inmortal – Le aseguro que no lleva aquí tanto tiempo además, le confesare un secreto – se acerco un poco más a ella, como si los grillos o las paredes de ramas pudieran hablar y revelar sus palabras – Cuando alguien se desespera dentro de estos sitios es mucho más sencillo que se pierda a que si se están en calma – se alejo entonces antes de que emprendieran lo que era la huida de aquel sitio.
La amabilidad no existía en las palabras de Dorian, era únicamente la realidad percibida desde sus ojos. No se le daba muy bien mentir, creía de hecho que era lo más estúpido que se podía hacer y más alguien que finalmente viviría demasiado tiempo como los suyos.
– Espero que no me gane nunca el que trate de escapar de mi, aunque como he dicho antes, dudo que pudiera hacerlo porque la encontraría – le guiño entonces un ojo de manera juguetona, invitando a la joven a confiara en él, a que le retara y se quedara cerca de él lo suficiente como para que no pudiera alejarse después – De ganar una recompensa por encontrar a tan hermosa ratoncilla, creo saber exactamente que es lo que pediría – se tomo la libertad de acortar la distancia con la intención de pasar uno de sus dedos fríos por los labios femeninos y después continuar su camino como si esa manera de actuar fuera la más normal. Se quedo en silencio unos segundos, pensando en como darle una respuesta que no incluyera las palabras “alimento”, “aburridos”, “perdida de tiempo” – De hecho así es, son pocas las personas que me agradan; a usted ya la cuento dentro de esas personas.
Maravillosa la noche y la oportunidad que se presentaba.
– Podemos entonces pasear un rato más, y cuando desee irse le ayudare a salir de aquí – omitió las palabras “siempre y cuando tenga una paga” dejándolas para él y sus ideas. Los pasos de ambos comenzaron a llevarles a sumirse en otro camino de paredes y ningún escape; siendo también el momento de que ella cuestionara al inmortal – Yo solo quería distraerme, estaba aburrido y sin compañía interesante así que pensé que el mejor sitio para despejarme sería preciso el laberinto. Aunque no espere toparme con una compañía tan placentera – levanto la mano en dirección a ella – y no me diga que soy amable, porque lo digo sinceramente. También he dicho de verdad que es usted muy hermosa y añadiré además, que me sentiría honrado su alguna otra noche podemos encontrarnos. Eso es todo por ahora – dejo de mirarla – ¿He sido muy repentino al decir eso? – sonrió de medio lado aún sin mirarla, pues todo aquello le parecía demasiado divertido e interesante.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Lo quiero vivo ¿Para que? Para olvidar el reloj"
La situación era de lo más extraña pero a Karla le resultaba muy divertida. Por lo general ella se dedicaba a los deportes, a leer y escribir en distintos idiomas como era de esperarse para las chicas de su clase, departía con algunas señoritas a la hora del té y de tanto en tanto jugaba ajedrez con su abuelo. Pero nada de todo lo anterior incluía muchachos, nada. Como mucho en las reuniones sociales le permitían saludar un poco y luego debía retirarse para no dar malas impresiones de coquetería y falta de glamour. Por lo general, cuando algún caballero estaba interesado en la señorita que fuera, acudía a sus padres o tutores para conversarlo y ser autorizado para dar uno que otro paseo que no tardara demasiado. Y todo aquello era normal, cosas típicas de la época y de la clase social a la que pertenecía la joven Sartre.
-¿Ratoncillo?- soltó una risita corta y negó con la cabeza. Le había resultado curioso porque alguna vez su padre, cuando era una niña, llegó a llamarla así. –Parece tan seguro en este lugar que no sería inteligente de mi parte apostar con usted. A menos que quiera perder, claro. Pero perdida ya estoy- se sonrió, la presentación de él le resultaba sumamente encantadora por ser tan poco convencional, al final a Karla le gustaban ese tipo de cosas –Es un gusto conocerle, Dorian. Yo me llamo Karla, Karla Sartre- no le retiró la mirada al muchacho aunque las mismas eran completamente diferentes. Él parecía realmente un felino, tenía una mirada que denotaba agilidad y cierta malicia; mientras que Karla parecía sonreír con una mirada mezcla de inteligencia e inocencia al mismo tiempo. Eran polos opuestos, no era demasiado difícil notarlo.
-Le voy a agradecer ayudarme a salir de aquí. De hecho espero que todo termine pronto, estas reuniones me aburren muy rápido ¿A usted no?- parecía que con él podía sincerarse. Quizás con otros parecería escandaloso un comentario tan sencillo, pero Dorian lucía tan natural y relajado que Karla jamás creería que él tomara a mal aquella simple opinión. Cuando él se acercó a confesarle el secreto, ella se inclinó un poco, prestando su oído y esa sonrisa que parecía indeleble y presta para la situación. Le fue inevitable que en aquél movimiento no sintiera el perfume ajeno, olía demasiado bien, tanto que quiso acercarse de nuevo sólo para sentir el aroma pero se retiró al tiempo con él para no hacer nada inadecuado y tampoco mencionó nada al respecto –Pues estoy muy tranquila, parece que tengo un excelente guía ¿No?- respondió en tono bajo como si de verdad hablaran de un secreto.
-Ve usted, por eso le digo que no voy a apostar- rió de nuevo y se giró para avanzar casi a tientas, adivinando la salida hasta que a él se le ocurriera guiarla en serio. –Aunque tampoco es que planee escapar, claro- giró el rostro para cerciorarse que Dorian estuviera cerca y no se hubiera alejado en aquél giro suyo. -¿Qué pediría?- preguntó curiosa girando de nuevo hacia él que seguía pareciendo tan pícaro. Entonces él se acercó más y sus dedos fríos sobre sus labios la dejaron pasmada, estaba tan frío que ella en vez de entender el mensaje oculto terminó preocupada y tomando la mano ajena entre las suyas de inmediato –Por Dios, está helado ¿Está bien? No hace tanto frío, de hecho el clima es cálido ahora y usted se siente como el mismo invierno- sintió deseos de tocarle la frente y buscar algún síntoma, pero se quedó quieta, como si su sólo tacto cálido pudiera hacer sentir mejor a aquél desconocido que le resultaba tan amable y simpático cuando en realidad era siniestro y calculador. –Me agrada oír eso, pero ahora sólo quiero que volvamos y lo vea algún médico o se abrigue usted- la sonrisa se le había desdibujado desde que sintió ese increíble frío. Le soltó las manos y de nuevo avanzó, con él a su lado y sin dejar de mirarlo. –De verdad que me halaga usted con sus palabras, incluso no quiero que piense que planeo escapar de usted. Si le parece bien lo invitaré a tomar el té en casa y conversaremos, pero por ahora no dejo de pensar en su salud aunque parezca muy exagerada- se mordió el labio inferior y lo miró con el ceño fruncido, con cierta vergüenza por comportarse incluso como una madre, pero no podía evitarlo, él sinceramente le agradaba y ya pensarlo enfermo era una pena completa. Ella no podía dejar de comportarse así, incluso omitía los halagos y demás que él le propinaba por pensar en un bien mayor: La salud de un desconocido al que quería ver de nuevo. –Discúlpeme si parezco aguafiestas- se excusó soltando de nuevo una risita corta.
-¿Ratoncillo?- soltó una risita corta y negó con la cabeza. Le había resultado curioso porque alguna vez su padre, cuando era una niña, llegó a llamarla así. –Parece tan seguro en este lugar que no sería inteligente de mi parte apostar con usted. A menos que quiera perder, claro. Pero perdida ya estoy- se sonrió, la presentación de él le resultaba sumamente encantadora por ser tan poco convencional, al final a Karla le gustaban ese tipo de cosas –Es un gusto conocerle, Dorian. Yo me llamo Karla, Karla Sartre- no le retiró la mirada al muchacho aunque las mismas eran completamente diferentes. Él parecía realmente un felino, tenía una mirada que denotaba agilidad y cierta malicia; mientras que Karla parecía sonreír con una mirada mezcla de inteligencia e inocencia al mismo tiempo. Eran polos opuestos, no era demasiado difícil notarlo.
-Le voy a agradecer ayudarme a salir de aquí. De hecho espero que todo termine pronto, estas reuniones me aburren muy rápido ¿A usted no?- parecía que con él podía sincerarse. Quizás con otros parecería escandaloso un comentario tan sencillo, pero Dorian lucía tan natural y relajado que Karla jamás creería que él tomara a mal aquella simple opinión. Cuando él se acercó a confesarle el secreto, ella se inclinó un poco, prestando su oído y esa sonrisa que parecía indeleble y presta para la situación. Le fue inevitable que en aquél movimiento no sintiera el perfume ajeno, olía demasiado bien, tanto que quiso acercarse de nuevo sólo para sentir el aroma pero se retiró al tiempo con él para no hacer nada inadecuado y tampoco mencionó nada al respecto –Pues estoy muy tranquila, parece que tengo un excelente guía ¿No?- respondió en tono bajo como si de verdad hablaran de un secreto.
-Ve usted, por eso le digo que no voy a apostar- rió de nuevo y se giró para avanzar casi a tientas, adivinando la salida hasta que a él se le ocurriera guiarla en serio. –Aunque tampoco es que planee escapar, claro- giró el rostro para cerciorarse que Dorian estuviera cerca y no se hubiera alejado en aquél giro suyo. -¿Qué pediría?- preguntó curiosa girando de nuevo hacia él que seguía pareciendo tan pícaro. Entonces él se acercó más y sus dedos fríos sobre sus labios la dejaron pasmada, estaba tan frío que ella en vez de entender el mensaje oculto terminó preocupada y tomando la mano ajena entre las suyas de inmediato –Por Dios, está helado ¿Está bien? No hace tanto frío, de hecho el clima es cálido ahora y usted se siente como el mismo invierno- sintió deseos de tocarle la frente y buscar algún síntoma, pero se quedó quieta, como si su sólo tacto cálido pudiera hacer sentir mejor a aquél desconocido que le resultaba tan amable y simpático cuando en realidad era siniestro y calculador. –Me agrada oír eso, pero ahora sólo quiero que volvamos y lo vea algún médico o se abrigue usted- la sonrisa se le había desdibujado desde que sintió ese increíble frío. Le soltó las manos y de nuevo avanzó, con él a su lado y sin dejar de mirarlo. –De verdad que me halaga usted con sus palabras, incluso no quiero que piense que planeo escapar de usted. Si le parece bien lo invitaré a tomar el té en casa y conversaremos, pero por ahora no dejo de pensar en su salud aunque parezca muy exagerada- se mordió el labio inferior y lo miró con el ceño fruncido, con cierta vergüenza por comportarse incluso como una madre, pero no podía evitarlo, él sinceramente le agradaba y ya pensarlo enfermo era una pena completa. Ella no podía dejar de comportarse así, incluso omitía los halagos y demás que él le propinaba por pensar en un bien mayor: La salud de un desconocido al que quería ver de nuevo. –Discúlpeme si parezco aguafiestas- se excusó soltando de nuevo una risita corta.
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
El amor está hecho de cosas estúpidas, de cosas que no tienen sentido, quizá, que hacen sonreír o negar con la cabeza, pero que en esos momentos parecen preciosas.
El amor son esos mensajes que no quieren decir nada pero que lo dicen todo, a los que no prestas atención cuando llegan a diario pero que se convierten en una obsesión cuando empiezan a faltar.
Si todos estuviéramos enamorados, este mundo sería precioso.
Federico Moccia
Entrar en aquel lugar en busca de entretenimiento, era por lejos, la mejor decisión que hubiese podido tomar Dorian en años. Olvidaba cuando fue la ultima vez que se sentía de esa manera, como si la inmortalidad y el tiempo molesto por tal o cual situación, tuvieran ahora un sentido completamente claro. Todo eso gracias a la joven que estaba ahora a su lado. Nunca volvería a ver los laberintos de la misma manera desde esa noche y en adelante, ni siquiera el juego de las encondidillas tendría el mismo significado y eso era agradable. Romper las creencias, llenarse de nuevas cosas y deleitarse con eso era de los mayores logros en la vida inmortal desde donde Dorian lo veía.
– No le gusta ese mote, creo que es el más indicado para alguien tan escurridiza como usted. Pero si lo cree muy inapropiado, podría llamarle de otra manera. Solo necesito saber su nombre y un poco más de su persona. Cosas que no incluyan sus escapes de las garras de todo hombre que posa sus ojos en usted – le sonrió complacido de verle reír. Hasta su sonrisa era tan hermosa que deslumbraba. Las ganas de verla muchas más ocasiones crecían a pasos agigantados en la mente de Dorian, que planearía perfectamente cada uno de los encuentros que fuera a tener con la mortal – Se equivoca usted, ha dejado de estar perdida desde el momento en que nos hemos encontrado. Ya que no quiere jugar conmigo y como mi deber, le guiare a la salida y por eso es que con mi presencia aquí para ayudarle, ya no esta perdida. Un placer Karla. Su nombre es tan hermoso como lo es usted misma – no perdió la oportunidad de lanzar aquel cumplido en dirección a ella. Pese a que esas cosas no eran su manera natural de ser, para con ella le salían tan naturales que era complicado creer que generalmente fuera más cerrado.
– Como le he dicho, conmigo no tiene nada que temer. Saldremos en el momento que menos lo espere, aunque si le aburren tanto las reuniones bien podemos permanecer aquí un rato más. Después le guiare a la salida y si le preocupa que es lo que puedan pensar le dejare salir sola – aquello apenas le cruzaba la mente y de hecho le parecía la manera perfecta de salir de aquel lugar después de pasar tiempo con quien quería. Había olvidado por un segundo que aquella reunión era de gente de alta sociedad, que creían inadecuado que los jóvenes convivieran entre géneros. Ilusos. Si supieran todo lo que Dorian podía notar que sucedía en aquel laberinto enorme, pero claro, creer en la inocencia era mucho más sencillo que despertar a la realidad – Y la comprendo, esta clase de reuniones carecen de vitalidad, son todas tan monótonas y aburridas – suspiro con pesar – pero no existe cosa que podamos hacer en contra de eso – le daba por su lado. Aunque conocía la sensación de aburrimiento que Karla expresaba, los mortales ricos eran tan predecibles que todo de ellos era fastidioso; bueno, en la mayoría de los casos. Karla era la excepción a todo al parecer. Dorian le escucho complacido mientras se refería a él y le hizo una leve reverencia – así es, no tiene nada que temer.
Caminaba a su lado, sin la intención verdadera de guiarla aún cuando la mano con que tocara a Karla fue detenida. La mortal le sujetaba firme entre sus manos y Dorian le miro con extrañeza hasta que escucho las preocupaciones de ella y soltó una risita.
– No debería preocuparse por eso, me encuentro en perfectas condiciones pese a que mi temperatura corporal diga lo contrario – sonrío a ella – De hecho tengo esta temperatura todo el tiempo, desde hace muchos años – ¿Qué pasaría si dejaba un camino de migajas sobre su naturaleza? ¿Escaparía ella? ¿Permanecería cerca de él fascinada por la idea? La tentación de dar señales a la Sartre le llenaron las entrañas muertas – No es necesario que nadie me revise, de hacerlo seguro que descubren más cosas que les preocupan y que son perfectamente normales para mi – le miro fijo – o dime ¿Se ve que me encuentre mal? – la respuesta era obvia. Lucía tan lleno de vitalidad que era complicado creer que estuviera muerto en primer lugar. Las preocupaciones mortales perdían sentido cuando se era inmortal pero no podía evitar sentir cierto grado de ternura cuando ella se notaba más preocupada por él que por nada en el mundo. ¿Cómo hubiera sido de ser humano? ¿Hubiera podido llegar a ella de esa manera? Lo más factible era que nunca la conociera, que fuera solo un rostro en la multitud pero las cosas no eran de esa manera – No eres aguafiestas – sonrió, tratando de tranquilizarla de esa manera – Ya he dicho que estoy bien - le toco con la otra mano – esta es mi temperatura normal y respecto a su invitación – enarco la ceja divertido – No le gustaría mejor, no se, ¿tomar el té en un restaurante conmigo? – no podía dejar de desearla cerca, de que no se preocupara, de que supiera lo que era y aún así permaneciera cerca de él. Quizás era egoísta, pero Dorian no pensaba dejar ir nunca a Karla.
El amor son esos mensajes que no quieren decir nada pero que lo dicen todo, a los que no prestas atención cuando llegan a diario pero que se convierten en una obsesión cuando empiezan a faltar.
Si todos estuviéramos enamorados, este mundo sería precioso.
Federico Moccia
Entrar en aquel lugar en busca de entretenimiento, era por lejos, la mejor decisión que hubiese podido tomar Dorian en años. Olvidaba cuando fue la ultima vez que se sentía de esa manera, como si la inmortalidad y el tiempo molesto por tal o cual situación, tuvieran ahora un sentido completamente claro. Todo eso gracias a la joven que estaba ahora a su lado. Nunca volvería a ver los laberintos de la misma manera desde esa noche y en adelante, ni siquiera el juego de las encondidillas tendría el mismo significado y eso era agradable. Romper las creencias, llenarse de nuevas cosas y deleitarse con eso era de los mayores logros en la vida inmortal desde donde Dorian lo veía.
– No le gusta ese mote, creo que es el más indicado para alguien tan escurridiza como usted. Pero si lo cree muy inapropiado, podría llamarle de otra manera. Solo necesito saber su nombre y un poco más de su persona. Cosas que no incluyan sus escapes de las garras de todo hombre que posa sus ojos en usted – le sonrió complacido de verle reír. Hasta su sonrisa era tan hermosa que deslumbraba. Las ganas de verla muchas más ocasiones crecían a pasos agigantados en la mente de Dorian, que planearía perfectamente cada uno de los encuentros que fuera a tener con la mortal – Se equivoca usted, ha dejado de estar perdida desde el momento en que nos hemos encontrado. Ya que no quiere jugar conmigo y como mi deber, le guiare a la salida y por eso es que con mi presencia aquí para ayudarle, ya no esta perdida. Un placer Karla. Su nombre es tan hermoso como lo es usted misma – no perdió la oportunidad de lanzar aquel cumplido en dirección a ella. Pese a que esas cosas no eran su manera natural de ser, para con ella le salían tan naturales que era complicado creer que generalmente fuera más cerrado.
– Como le he dicho, conmigo no tiene nada que temer. Saldremos en el momento que menos lo espere, aunque si le aburren tanto las reuniones bien podemos permanecer aquí un rato más. Después le guiare a la salida y si le preocupa que es lo que puedan pensar le dejare salir sola – aquello apenas le cruzaba la mente y de hecho le parecía la manera perfecta de salir de aquel lugar después de pasar tiempo con quien quería. Había olvidado por un segundo que aquella reunión era de gente de alta sociedad, que creían inadecuado que los jóvenes convivieran entre géneros. Ilusos. Si supieran todo lo que Dorian podía notar que sucedía en aquel laberinto enorme, pero claro, creer en la inocencia era mucho más sencillo que despertar a la realidad – Y la comprendo, esta clase de reuniones carecen de vitalidad, son todas tan monótonas y aburridas – suspiro con pesar – pero no existe cosa que podamos hacer en contra de eso – le daba por su lado. Aunque conocía la sensación de aburrimiento que Karla expresaba, los mortales ricos eran tan predecibles que todo de ellos era fastidioso; bueno, en la mayoría de los casos. Karla era la excepción a todo al parecer. Dorian le escucho complacido mientras se refería a él y le hizo una leve reverencia – así es, no tiene nada que temer.
Caminaba a su lado, sin la intención verdadera de guiarla aún cuando la mano con que tocara a Karla fue detenida. La mortal le sujetaba firme entre sus manos y Dorian le miro con extrañeza hasta que escucho las preocupaciones de ella y soltó una risita.
– No debería preocuparse por eso, me encuentro en perfectas condiciones pese a que mi temperatura corporal diga lo contrario – sonrío a ella – De hecho tengo esta temperatura todo el tiempo, desde hace muchos años – ¿Qué pasaría si dejaba un camino de migajas sobre su naturaleza? ¿Escaparía ella? ¿Permanecería cerca de él fascinada por la idea? La tentación de dar señales a la Sartre le llenaron las entrañas muertas – No es necesario que nadie me revise, de hacerlo seguro que descubren más cosas que les preocupan y que son perfectamente normales para mi – le miro fijo – o dime ¿Se ve que me encuentre mal? – la respuesta era obvia. Lucía tan lleno de vitalidad que era complicado creer que estuviera muerto en primer lugar. Las preocupaciones mortales perdían sentido cuando se era inmortal pero no podía evitar sentir cierto grado de ternura cuando ella se notaba más preocupada por él que por nada en el mundo. ¿Cómo hubiera sido de ser humano? ¿Hubiera podido llegar a ella de esa manera? Lo más factible era que nunca la conociera, que fuera solo un rostro en la multitud pero las cosas no eran de esa manera – No eres aguafiestas – sonrió, tratando de tranquilizarla de esa manera – Ya he dicho que estoy bien - le toco con la otra mano – esta es mi temperatura normal y respecto a su invitación – enarco la ceja divertido – No le gustaría mejor, no se, ¿tomar el té en un restaurante conmigo? – no podía dejar de desearla cerca, de que no se preocupara, de que supiera lo que era y aún así permaneciera cerca de él. Quizás era egoísta, pero Dorian no pensaba dejar ir nunca a Karla.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Caminaba hacia la muerte, pero no sabía si se refería a su vida o a su rutina"
–Quizás le estoy huyendo a lo inevitable. Pronto se aburrirán de mis negativas y me obligarán a casarme. Espero que no. Escaparé mientras se me permita– soltó una risita sin saber el peso que tendrían pronto sus palabras. –Ya sabe cómo son los padres. Quizás los varones tienen más opciones pero yo me he negado dos veces, dudo que se me permita una tercera– se encogió de hombros y fue entonces cuando se le ocurrió la pregunta –¿Está usted prometido, Dorian? – la pregunta estaba lejos de cualquier mala intención, pero dadas las circunstancias y que el inicio del escape radicaba en lo mismo, surgió casi por casualidad. En su mente creyó que sí, puesto que era imposible que un hombre de ese porte estuviese soltero. Seguramente tenía una prometida o esposa hermosa y radiante, alguien increíble que estuviera a la altura de aquél misterioso muchacho.
–Confío en usted plenamente para salir de aquí. Es su seguridad, supongo. Lo del apodo no importa, en realidad me causó gracia por el recuerdo que vino a mi mente– le dedicó una sonrisa e incluso se sonrojó un poco –Muchas gracias por el cumplido. Es usted siempre un caballero– ¿Qué más podía decir? Las frases para esas circunstancias siempre parecían sacadas de un cajón para las mujeres de su clase. Karla no acostumbraba a coquetear con nadie, incluso cuando alguien le había gustado casi parecía incapaz de insinuar nada. Era agradable, sonreía, siempre era muy amable pero no podía hacer otra cosa. Y pensando de ese modo fue que notó que aquél muchacho le agradaba, pero no, debía seguir centrada en salir de allí, no en ver a un desconocido que muy seguramente tenía ya sus ojos puestos en alguien. Ella sonrió, como si con eso se respondiera a sus tontos pensamientos.
–Suena a que estamos cerca. Usted saldría en menos de cinco minutos y yo seguramente tardaría una hora– una risita se escapó tras aquel modo de decir algo que, en la práctica, sería verdad. –No sé a qué hora termine la reunión allá adentro, desde aquí no escucho nada y me preocupa que me estén buscando. Aunque mis abuelos me conocen bien– no quería ser grosera y decirle que la dejara salir sola, quizás se lo pidiera cuando llegara el momento, por ahora no quería decir nada de eso. –Sólo nos resta asistir y asistir. A los mayores parece gustarles, quizás entonces nos llame la atención– comentó con su permanente sonrisa. Era ingenua, se notaba a leguas –Por ahora estoy mucho mejor aquí, no siempre me va tan bien– añadió a modo de sutil elogio para él.
–¿Está seguro? – preguntó pese a que todo el tiempo él lucía muy sano, incluso la sonrisa daba pie a seguir creyendo eso. Karla empezó a sentir que era una paranoica –Supongo que debe ser tensión baja ¿No se siente mareado o algo así? Si es algo que tiene desde niño ha de ser hereditario o no sé. No soy médico pero ando adivinando cosas, lo lamento– se rió e intentó no prestar más atención de la que él mismo quería darle al asunto, aunque hablaba como si fuera un viejo –Habla como si fuera muy mayor– se rió del comentario, pero las teorías de su amiga bruja en Inglaterra jamás se le cruzaron por la mente como para hacer conjeturas y denominar a Lorian como un sobrenatural. –No– bajó la mirada y frunció los labios –De verdad lo siento– se excusó de ese modo porque se sentía como una soberana tonta, pero lo hecho, hecho estaba, no tenía más opción que aquella disculpa. Él la tocó de nuevo y le fue imposible sorprenderse por lo frío que era, sin embargo la respuesta a la invitación al té le llevó la mente a otra situación de nuevo. –Claro que sí, me encantaría– obviamente no podía negarse a verle de nuevo. No lo hacía ahora y menos si llegaba a enterarse que él era un vampiro, esa clase de seres que a Karla le intrigaba tanto.
Pero como si algo hiciera click de repente, Karla recordó las historias en Inglaterra "Los vampiros no aparecen de día, son rápidos y fuertes, tienen una piel de apariencia perfecta y son de tacto muy frío" pero ¿Cómo se explicaba lo del té? Sólo tenía una manera de probarlo –¿Aceptaría si le invito a desayunar?– preguntó y dio un paso atrás, sin desviar la sonrisa porque recordó algo más "Algunos pueden leer la mente" ¿Podría hacerlo Dorian en caso de ser realmente sobrenatural?
–Confío en usted plenamente para salir de aquí. Es su seguridad, supongo. Lo del apodo no importa, en realidad me causó gracia por el recuerdo que vino a mi mente– le dedicó una sonrisa e incluso se sonrojó un poco –Muchas gracias por el cumplido. Es usted siempre un caballero– ¿Qué más podía decir? Las frases para esas circunstancias siempre parecían sacadas de un cajón para las mujeres de su clase. Karla no acostumbraba a coquetear con nadie, incluso cuando alguien le había gustado casi parecía incapaz de insinuar nada. Era agradable, sonreía, siempre era muy amable pero no podía hacer otra cosa. Y pensando de ese modo fue que notó que aquél muchacho le agradaba, pero no, debía seguir centrada en salir de allí, no en ver a un desconocido que muy seguramente tenía ya sus ojos puestos en alguien. Ella sonrió, como si con eso se respondiera a sus tontos pensamientos.
–Suena a que estamos cerca. Usted saldría en menos de cinco minutos y yo seguramente tardaría una hora– una risita se escapó tras aquel modo de decir algo que, en la práctica, sería verdad. –No sé a qué hora termine la reunión allá adentro, desde aquí no escucho nada y me preocupa que me estén buscando. Aunque mis abuelos me conocen bien– no quería ser grosera y decirle que la dejara salir sola, quizás se lo pidiera cuando llegara el momento, por ahora no quería decir nada de eso. –Sólo nos resta asistir y asistir. A los mayores parece gustarles, quizás entonces nos llame la atención– comentó con su permanente sonrisa. Era ingenua, se notaba a leguas –Por ahora estoy mucho mejor aquí, no siempre me va tan bien– añadió a modo de sutil elogio para él.
–¿Está seguro? – preguntó pese a que todo el tiempo él lucía muy sano, incluso la sonrisa daba pie a seguir creyendo eso. Karla empezó a sentir que era una paranoica –Supongo que debe ser tensión baja ¿No se siente mareado o algo así? Si es algo que tiene desde niño ha de ser hereditario o no sé. No soy médico pero ando adivinando cosas, lo lamento– se rió e intentó no prestar más atención de la que él mismo quería darle al asunto, aunque hablaba como si fuera un viejo –Habla como si fuera muy mayor– se rió del comentario, pero las teorías de su amiga bruja en Inglaterra jamás se le cruzaron por la mente como para hacer conjeturas y denominar a Lorian como un sobrenatural. –No– bajó la mirada y frunció los labios –De verdad lo siento– se excusó de ese modo porque se sentía como una soberana tonta, pero lo hecho, hecho estaba, no tenía más opción que aquella disculpa. Él la tocó de nuevo y le fue imposible sorprenderse por lo frío que era, sin embargo la respuesta a la invitación al té le llevó la mente a otra situación de nuevo. –Claro que sí, me encantaría– obviamente no podía negarse a verle de nuevo. No lo hacía ahora y menos si llegaba a enterarse que él era un vampiro, esa clase de seres que a Karla le intrigaba tanto.
Pero como si algo hiciera click de repente, Karla recordó las historias en Inglaterra "Los vampiros no aparecen de día, son rápidos y fuertes, tienen una piel de apariencia perfecta y son de tacto muy frío" pero ¿Cómo se explicaba lo del té? Sólo tenía una manera de probarlo –¿Aceptaría si le invito a desayunar?– preguntó y dio un paso atrás, sin desviar la sonrisa porque recordó algo más "Algunos pueden leer la mente" ¿Podría hacerlo Dorian en caso de ser realmente sobrenatural?
Última edición por Karla Sartre el Dom Oct 12, 2014 11:02 pm, editado 1 vez
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
La vida le había dado una oportunidad inesperada al ponerla en su camino
Marc Levy
– ¿Prometido yo? Nada de eso. Esas cosas son algo que de alguna extraña manera termina con la vivacidad de una persona y no quiero terminar con la mía tan pronto – bromeo con aquello, pues su vivacidad seguía siendo la misma desde que le convirtieran y aunque no podía saber la razón exacta del por qué, le alegraba el saber que ella tampoco tenía que estar con nadie – Lo mejor será que escape tanto como pueda y trate de evitar que llegue una tercera ocasión, aunque sabe – le miro divertido, planteandose se sería posible encontrar la manera de ser él quien se comprometiera con ella. Rió en sus adentros, como si eso fuera posible teniendo en casa la familia de locos vampiros que poseía; igual no pudo contener sus palabras por mucho más tiempo – Si fuera a estar comprometido me encantaría fuera con una ratoncilla – mostró ligeramente parte de su blanca dentadura y volvió a la seriedad del momento – quizás opte por dejar de un lado la soltería, estar comprometido no debe ser tan malo – no dejo de mirarla en ningún momento – deberé buscar a sus abuelos para hablar con ellos – la seriedad de sus palabras era absoluta, hasta la sonrisa se le había desvanecido pero le regreso en un instante dando a entender de esa manera que era una broma, aunque en su mente parte de él deseaba que no lo fuera.
– ¿Un recuerdo? Ahora tengo curiosidad, ¿Puede contarme? Prometo no decir nada y mucho menos reír si es que es algo gracioso, me contendré – fingió un suspiro y puso cara de aburrimiento – Bueno tampoco es como que nos estemos perdiendo de la gran cosa dentro, las cosas de las que se platican son siempre tan predecibles y monótonas – a traves del tiempo y las reuniones humanas a las que asistía se daba cuenta de que los temas siempre rondaban por lo mismo; ese era un motivo por el que evitaba reuniones como aquellas, pero de haber sabido antes de la existencia de una humana como Karla nunca más hubiera dejado de asistir a una – En eso tiene razón, es nuestra obligación asistir. Ya les encontraremos lentamente el gusto a esas cosas pero yo también prefiero continuar aquí – Claro que lo prefería, después de todo no era asistente a aquella reunión y llegar de un momento a otro al lado de esa humana implicaba un montón de riesgos, sobre todo por la cantidad de miradas que repararían en ellos y en que el rostro de Dorian no el de algún conocido. Los rumores por descuidos de aquella índole, eran en gran medida el motivo por el que muchos de los suyos terminaban asesinados por la inquisición.
Era tan encantadora con esa cara de preocupación que hasta Dorian se sentía mal por estarle diciendo que todo estaba bien, mientras que ella no parecía creerle para nada.
– Se lo garantizo de verdad, me encuentro en perfectas condiciones – sonrío ante sus comentarios cada vez más exóticos – No me siento mareado, estoy en buenas condiciones y de hecho creo que como ha dicho más bien debe ser algo hereditario – se quedo pensando la idea un segundo – si, es hereditario – no existía mejor manera de explicar la inmortalidad que de esa manera, era algo que se decidía heredar a un humano común y corriente, pese a que no fuera parte de tu familia sanguínea real. Enarco la ceja con diversión mientras ella hablaba de la vejez y la seriedad regreso a su voz, esa seriedad que de manera oculta trataba de hacerle creer que todo era una broma – No es que hable como si fuera mayor, es que soy mayor, pequeña ratoncilla – le guiño un ojo y agradeció que lentamente el curso de la conversación estuviese girando en dirección a algo que alegraba mucho mas a Dorian. La presencia de Karla era algo a lo que no pensaba renunciar aunque fuera a costarle caro.
Le miro complacido y se acerco un poco más ella cuando dijo que aceptaba su invitación.
– Quien estara encantado seré yo, gracias – Estaba tan cerca de ella, tan fascinado que casi no noto cuando algo pareció surcar por su mirada, era como una idea que le alejo momentáneamente el brillo de los ojos y aunque dio un paso caso imperceptible para alejarse, Dorian lo noto y sonrió. La pregunta de la fémina daba a entender que en su mente, estaban cayendo fichas que le indicaban a Karla que no era él un hombre normal. Le miro con extrañeza, como si desconociera todo por completo – Aceptaría, claro que lo haría ¿Por qué motivo no le diría que si a una invitación suya? – Después una sonrisa se apodero de sus labios – Aunque eso no significa que pueda ir – ¿Sabía ella entonces de lo que era? La respuesta de Dorian era clara sin ser directa del todo, al igual que la inteligente pregunta que ella formulara. ¿Qué pensaría ahora la ratoncilla? El inmortal esperaba que no pensara en escapar, porque como ya lo había dicho, no le permitiría escapar de él; Dorian no la quería lejos pese a que fuera peligroso para ambos y quizás una aberración para ella.
Marc Levy
– ¿Prometido yo? Nada de eso. Esas cosas son algo que de alguna extraña manera termina con la vivacidad de una persona y no quiero terminar con la mía tan pronto – bromeo con aquello, pues su vivacidad seguía siendo la misma desde que le convirtieran y aunque no podía saber la razón exacta del por qué, le alegraba el saber que ella tampoco tenía que estar con nadie – Lo mejor será que escape tanto como pueda y trate de evitar que llegue una tercera ocasión, aunque sabe – le miro divertido, planteandose se sería posible encontrar la manera de ser él quien se comprometiera con ella. Rió en sus adentros, como si eso fuera posible teniendo en casa la familia de locos vampiros que poseía; igual no pudo contener sus palabras por mucho más tiempo – Si fuera a estar comprometido me encantaría fuera con una ratoncilla – mostró ligeramente parte de su blanca dentadura y volvió a la seriedad del momento – quizás opte por dejar de un lado la soltería, estar comprometido no debe ser tan malo – no dejo de mirarla en ningún momento – deberé buscar a sus abuelos para hablar con ellos – la seriedad de sus palabras era absoluta, hasta la sonrisa se le había desvanecido pero le regreso en un instante dando a entender de esa manera que era una broma, aunque en su mente parte de él deseaba que no lo fuera.
– ¿Un recuerdo? Ahora tengo curiosidad, ¿Puede contarme? Prometo no decir nada y mucho menos reír si es que es algo gracioso, me contendré – fingió un suspiro y puso cara de aburrimiento – Bueno tampoco es como que nos estemos perdiendo de la gran cosa dentro, las cosas de las que se platican son siempre tan predecibles y monótonas – a traves del tiempo y las reuniones humanas a las que asistía se daba cuenta de que los temas siempre rondaban por lo mismo; ese era un motivo por el que evitaba reuniones como aquellas, pero de haber sabido antes de la existencia de una humana como Karla nunca más hubiera dejado de asistir a una – En eso tiene razón, es nuestra obligación asistir. Ya les encontraremos lentamente el gusto a esas cosas pero yo también prefiero continuar aquí – Claro que lo prefería, después de todo no era asistente a aquella reunión y llegar de un momento a otro al lado de esa humana implicaba un montón de riesgos, sobre todo por la cantidad de miradas que repararían en ellos y en que el rostro de Dorian no el de algún conocido. Los rumores por descuidos de aquella índole, eran en gran medida el motivo por el que muchos de los suyos terminaban asesinados por la inquisición.
Era tan encantadora con esa cara de preocupación que hasta Dorian se sentía mal por estarle diciendo que todo estaba bien, mientras que ella no parecía creerle para nada.
– Se lo garantizo de verdad, me encuentro en perfectas condiciones – sonrío ante sus comentarios cada vez más exóticos – No me siento mareado, estoy en buenas condiciones y de hecho creo que como ha dicho más bien debe ser algo hereditario – se quedo pensando la idea un segundo – si, es hereditario – no existía mejor manera de explicar la inmortalidad que de esa manera, era algo que se decidía heredar a un humano común y corriente, pese a que no fuera parte de tu familia sanguínea real. Enarco la ceja con diversión mientras ella hablaba de la vejez y la seriedad regreso a su voz, esa seriedad que de manera oculta trataba de hacerle creer que todo era una broma – No es que hable como si fuera mayor, es que soy mayor, pequeña ratoncilla – le guiño un ojo y agradeció que lentamente el curso de la conversación estuviese girando en dirección a algo que alegraba mucho mas a Dorian. La presencia de Karla era algo a lo que no pensaba renunciar aunque fuera a costarle caro.
Le miro complacido y se acerco un poco más ella cuando dijo que aceptaba su invitación.
– Quien estara encantado seré yo, gracias – Estaba tan cerca de ella, tan fascinado que casi no noto cuando algo pareció surcar por su mirada, era como una idea que le alejo momentáneamente el brillo de los ojos y aunque dio un paso caso imperceptible para alejarse, Dorian lo noto y sonrió. La pregunta de la fémina daba a entender que en su mente, estaban cayendo fichas que le indicaban a Karla que no era él un hombre normal. Le miro con extrañeza, como si desconociera todo por completo – Aceptaría, claro que lo haría ¿Por qué motivo no le diría que si a una invitación suya? – Después una sonrisa se apodero de sus labios – Aunque eso no significa que pueda ir – ¿Sabía ella entonces de lo que era? La respuesta de Dorian era clara sin ser directa del todo, al igual que la inteligente pregunta que ella formulara. ¿Qué pensaría ahora la ratoncilla? El inmortal esperaba que no pensara en escapar, porque como ya lo había dicho, no le permitiría escapar de él; Dorian no la quería lejos pese a que fuera peligroso para ambos y quizás una aberración para ella.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Hay secretos, como el sol, que no se pueden tapar con un sólo dedo mientras guiñas un ojo"
Eran libres, él y ella, pero de modos distintos y hasta un punto que Karla no podría llegar a imaginar. El conjunto de ideas que representaba Dorian para ella, eran verdades a medias, llenas de incógnitas y secretos que cubrían algo o alguien detrás de cada faceta. –Supongo que esos a quienes no obligan a casarse o están conformes con la elección que hacen otros son algo más felices ¿Quién sabe? Al menos podemos disfrutar de nuestra libertad por un tiempo más. En mi caso corto, supongo– presentía lo que en apenas un par de semanas sería lo obvio. Pero en casa nadie había dicho nada y ella tampoco quería darle demasiadas vueltas al asunto. –No podré escapar para siempre– suspiró y sonrió con más prontitud –¿Lo dice para que aquella le huya y tenga más tiempo de libertad? – respondió rápidamente pero sin perder su sutileza que la libraba de sonrojos o de decir algo que realmente no quería. Sin embargo comprometerse con alguien como él no debería ser tan complicado ¿Quién le huiría? –Aunque no creo que le huyan demasiado– completó sus ideas en voz alta y casi avanzó un poco hacia lo que creía la salida como si el aire en medio cortara el efecto que pudieran producir sus palabras. –Si es usted quien elige a su prometida supongo que no es tan malo– se encogió de hombros y negó con la cabeza, frunciendo los labios al nuevo comentario –Muy gracioso– fue todo lo que fue capaz de decir a esa acotación que en realidad sí consideraba una buena broma.
–En realidad es una tontería, mi padre me decía así porque desde niña solía escabullirme cuando no quería algo. Él siempre me encontraba y yo rompía a reír de tal modo que él hacía lo mismo y no podía enojarse. Así que me apodó ratoncilla hasta que crecí y ya no le pareció tan gracioso– soltó una risita pícara de sólo recordarlo. Extrañaba a sus padres, pero no quería regresar a Inglaterra. Sus abuelos tenían la ventaja de dejarla escapar, como ahora, y en esa medida se sentía mucho más relajada –Algo alcanzo a recordar, porque si no me escabullo no presto demasiada atención. Lo disimulo bien, claro–.
Sin embargo había otro motivo más para pensar y era la extrañeza en la temperatura corporal de Dorian, fue entonces cuando le sonrió también a modo de disimulo mientras le cruzaba otra idea por la cabeza. –Si usted lo dice, le creo– mencionó mientras el corazón le palpitaba más y más rápido. Era un riesgo lo que tenía en mente, él estaba demasiado cerca ahora, pero no tenía opciones y menos en un lugar como ese –No puede. Está bien. Ahh, me causa curiosidad algo, discúlpeme…– dijo tomándole la mano de nuevo en cuanto él dijo que en realidad sí era mayor. Karla lo tomó por la muñeca y dejó sus dedos ahí. Se sintió aterrada y abrió los ojos mirando a Dorian –No… no tiene pulso. – titubeó –Debo de estar enferma yo, tengo que irme ya. Quizás imagino cosas– sin saber cómo se dio media vuelta y aunque quizás debió correr, apenas caminaba.
Se sentía contrariada, tenía miedo, claro, como se teme a lo que no se conoce. Pero por otra parte siempre había querido ver a un vampiro y corroborar si eran como su amiga bruja de Inglaterra los describía. ¿Estaría en lo correcto o se equivocaba por cosas que parecían pero que no eran? –¿Cuál es su edad real? – preguntó sin detenerse y tampoco a mirarlo. Las cartas estaban echadas.
Si no era vampiro, ocultaba algo y, si lo era, ocultaba mucho más. Era increíble el modo en que las ideas fluyeron en Karla cuando intentaba atar cabos. "Es tan pálido y tan helado. Hermoso e intrigante. Hábil en el hablar y en el moverse. Sin pulso, sin posibilidad de salir de día" pensaba ella tan rápidamente que era angustioso. ¿Estaba allí para beber de ella, dejar su cuerpo perdido e inerte y desaparecer como si nada? Las posibilidades se acortaban en cada latido feroz.
–En realidad es una tontería, mi padre me decía así porque desde niña solía escabullirme cuando no quería algo. Él siempre me encontraba y yo rompía a reír de tal modo que él hacía lo mismo y no podía enojarse. Así que me apodó ratoncilla hasta que crecí y ya no le pareció tan gracioso– soltó una risita pícara de sólo recordarlo. Extrañaba a sus padres, pero no quería regresar a Inglaterra. Sus abuelos tenían la ventaja de dejarla escapar, como ahora, y en esa medida se sentía mucho más relajada –Algo alcanzo a recordar, porque si no me escabullo no presto demasiada atención. Lo disimulo bien, claro–.
Sin embargo había otro motivo más para pensar y era la extrañeza en la temperatura corporal de Dorian, fue entonces cuando le sonrió también a modo de disimulo mientras le cruzaba otra idea por la cabeza. –Si usted lo dice, le creo– mencionó mientras el corazón le palpitaba más y más rápido. Era un riesgo lo que tenía en mente, él estaba demasiado cerca ahora, pero no tenía opciones y menos en un lugar como ese –No puede. Está bien. Ahh, me causa curiosidad algo, discúlpeme…– dijo tomándole la mano de nuevo en cuanto él dijo que en realidad sí era mayor. Karla lo tomó por la muñeca y dejó sus dedos ahí. Se sintió aterrada y abrió los ojos mirando a Dorian –No… no tiene pulso. – titubeó –Debo de estar enferma yo, tengo que irme ya. Quizás imagino cosas– sin saber cómo se dio media vuelta y aunque quizás debió correr, apenas caminaba.
Se sentía contrariada, tenía miedo, claro, como se teme a lo que no se conoce. Pero por otra parte siempre había querido ver a un vampiro y corroborar si eran como su amiga bruja de Inglaterra los describía. ¿Estaría en lo correcto o se equivocaba por cosas que parecían pero que no eran? –¿Cuál es su edad real? – preguntó sin detenerse y tampoco a mirarlo. Las cartas estaban echadas.
Si no era vampiro, ocultaba algo y, si lo era, ocultaba mucho más. Era increíble el modo en que las ideas fluyeron en Karla cuando intentaba atar cabos. "Es tan pálido y tan helado. Hermoso e intrigante. Hábil en el hablar y en el moverse. Sin pulso, sin posibilidad de salir de día" pensaba ella tan rápidamente que era angustioso. ¿Estaba allí para beber de ella, dejar su cuerpo perdido e inerte y desaparecer como si nada? Las posibilidades se acortaban en cada latido feroz.
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
En efecto, tienes en el vampiro a un amigo, aunque seas de otra opinión.
Conde de Lautréamont
– El tiempo siempre es una desventaja para la mayoría, así que tiene razón, no resta más que disfrutar de la libertad que queda pese a que pueda ser poco tiempo el que nos aguarda – Desventaja que él no tenía que atravesar gracias a su condición de inmortal que sin embargo le mantenía atado a otras cosas como la necesidad de alimentarse de la sangre de otros parta poder mantener ese cuerpo que no debía estar más en la tierra. Sonrió con picardía y negó ante la pregunta, pocas veces hablaba de una manera tan sería o se sentía tan seguro sobre algo – Por supuesto que no lo haría para que huyera, de hecho, si ella lo hiciera la seguiría – le miro fijamente, no podía hacer más obvio que hablaba de ella y de nadie más – confió en que la alcanzaría pronto y cuando eso pase, no la dejaría irse a ningún sitio – ¿Qué pasaría si decidía llevarse a Karla esa noche? Seguro que podría mantenerla a salvo de todos los demás dentro de la habitación en la mansión, nadie se atrevería a tocarla a menos que buscaran tener problemas con él y se encontraba seguro de que no buscaban eso. Cuando se dejo de cierta manera claro que no era muy apropiado tocar el tema de comprometerse lo dejo pasar. El inmortal debía concentrarse en otra cosa que no fuera eso, pues seguramente terminaría por aceptar en que debía comprometerse con Karla sin saber realmente la razón por lo que lo hacía – Bueno, no hare más bromas al respecto pero dejemos de hablar de temas tristes y concentrémonos en otras cosas – hubiera agregado que debían concentrarse en cosas como el aroma de ella, lo hermosa que era o las ganas que tenía de besarle esos labios cálidos que se notaban tan tentadores, pero se contuvo. No valía la pena ahuyentarle tan pronto, sin que hubiera decidido Dorian aún porque es que seguía tan maravillado y tan cerca de ella.
– Así que la costumbre de estar huyendo de todo le ha venido desde pequeña, vaya, pues aunque su padre no lo apruebe, creo que ratoncilla le va muy bien – era una coincidencia bastante curiosa que tanto el padre de la humana como Dorian terminaran llamando de la misma forma a la Sartre, pero tampoco era como que fueran a ser los únicos siendo que ella parecía ser experta en escabullirse – Debo admitir que me da un poco de envidia saber que usted posee un sobre nombre, a mi nunca me llamaron de otro modo que no fuera mi propio nombre – ni siquiera en su humanidad había recibido algo como eso, simplemente fueron Lorian y Dorian, siempre les llamaban juntos, como si fueran a estarlo por siempre aunque no hubiese sido de esa manera. La nostalgia amenazaba con invadirle pero para su fortuna, la ratoncilla desviaba su atención fácilmente a pensamientos mucho más agradables.
No supo exactamente cual de las expresiones o los gestos de Karla fue el que le llevo a darse cuenta de lo que quería de ella, tampoco supo si era eso exactamente lo que deseaba o algo que le acercaba a su verdadero deseo. Solamente apareció en su mente la idea, como un insight que volvió todo terriblemente claro. Karla sería su alimento, no le ocultaría su naturaleza por mucho tiempo porque se enfocaría en hacerla caer en sus redes. La vería cada vez que quisiera y bebería de aquella sangre que corría entre sus venas con mayor rapidez debido al aumento de los latidos de su corazón. No opuso resistencia cuando le tomo de la mano, pero supo exactamente que era lo que ella trataba de hacer y sonrió.
– ¿En serio? Que extraño porque yo me siento más vivo que nunca en toda mi existencia – rió divertido al ver lo confusa que parecía estar, y le pareció aún más entretenido que ella no corriera, simplemente caminaba – No creo que se encuentre enferma o que este imaginando cosas, pero como ya dije, no va a poder irse de aquí tan pronto como lo desea – que se alejara tanto como quisiera, al final, regresaría a él.
Camino lento detrás de ella. No fue invitado y sin embargo, la pregunta de Karla le hizo seguirle en silencio y antes de pensar en responder, acelero el paso para situarse a su lado.
– Tengo 32 años según creo puede ver – se detuvo y tiro de la mano de la mortal para hacerla quedar frente a él – pero la verdad es que llevo existiendo 428 años y te sugiero que calmes tu corazón – se acercó mucho más a ella, sin soltar su mano, por el contrario la mano que llevaba libre rodeo la cintura femenina y sus fríos labios se pegaron a la calidez de los ajenos– es terriblemente seductora la manera en que palpita en tu pecho – susurro con una sonrisa en los labios – pero descuida que no pienso matarte si es por eso que estas nerviosa, de querer hacerlo, lo hubiese hecho desde que te encontré – y dicho eso la soltó por la mera curiosidad de saber como pensaba proceder ella – ¿Qué harás ahora? ¿Huirás de mi o… – estiro su mano a ella – te quedaras un rato más conmigo?
Conde de Lautréamont
– El tiempo siempre es una desventaja para la mayoría, así que tiene razón, no resta más que disfrutar de la libertad que queda pese a que pueda ser poco tiempo el que nos aguarda – Desventaja que él no tenía que atravesar gracias a su condición de inmortal que sin embargo le mantenía atado a otras cosas como la necesidad de alimentarse de la sangre de otros parta poder mantener ese cuerpo que no debía estar más en la tierra. Sonrió con picardía y negó ante la pregunta, pocas veces hablaba de una manera tan sería o se sentía tan seguro sobre algo – Por supuesto que no lo haría para que huyera, de hecho, si ella lo hiciera la seguiría – le miro fijamente, no podía hacer más obvio que hablaba de ella y de nadie más – confió en que la alcanzaría pronto y cuando eso pase, no la dejaría irse a ningún sitio – ¿Qué pasaría si decidía llevarse a Karla esa noche? Seguro que podría mantenerla a salvo de todos los demás dentro de la habitación en la mansión, nadie se atrevería a tocarla a menos que buscaran tener problemas con él y se encontraba seguro de que no buscaban eso. Cuando se dejo de cierta manera claro que no era muy apropiado tocar el tema de comprometerse lo dejo pasar. El inmortal debía concentrarse en otra cosa que no fuera eso, pues seguramente terminaría por aceptar en que debía comprometerse con Karla sin saber realmente la razón por lo que lo hacía – Bueno, no hare más bromas al respecto pero dejemos de hablar de temas tristes y concentrémonos en otras cosas – hubiera agregado que debían concentrarse en cosas como el aroma de ella, lo hermosa que era o las ganas que tenía de besarle esos labios cálidos que se notaban tan tentadores, pero se contuvo. No valía la pena ahuyentarle tan pronto, sin que hubiera decidido Dorian aún porque es que seguía tan maravillado y tan cerca de ella.
– Así que la costumbre de estar huyendo de todo le ha venido desde pequeña, vaya, pues aunque su padre no lo apruebe, creo que ratoncilla le va muy bien – era una coincidencia bastante curiosa que tanto el padre de la humana como Dorian terminaran llamando de la misma forma a la Sartre, pero tampoco era como que fueran a ser los únicos siendo que ella parecía ser experta en escabullirse – Debo admitir que me da un poco de envidia saber que usted posee un sobre nombre, a mi nunca me llamaron de otro modo que no fuera mi propio nombre – ni siquiera en su humanidad había recibido algo como eso, simplemente fueron Lorian y Dorian, siempre les llamaban juntos, como si fueran a estarlo por siempre aunque no hubiese sido de esa manera. La nostalgia amenazaba con invadirle pero para su fortuna, la ratoncilla desviaba su atención fácilmente a pensamientos mucho más agradables.
No supo exactamente cual de las expresiones o los gestos de Karla fue el que le llevo a darse cuenta de lo que quería de ella, tampoco supo si era eso exactamente lo que deseaba o algo que le acercaba a su verdadero deseo. Solamente apareció en su mente la idea, como un insight que volvió todo terriblemente claro. Karla sería su alimento, no le ocultaría su naturaleza por mucho tiempo porque se enfocaría en hacerla caer en sus redes. La vería cada vez que quisiera y bebería de aquella sangre que corría entre sus venas con mayor rapidez debido al aumento de los latidos de su corazón. No opuso resistencia cuando le tomo de la mano, pero supo exactamente que era lo que ella trataba de hacer y sonrió.
– ¿En serio? Que extraño porque yo me siento más vivo que nunca en toda mi existencia – rió divertido al ver lo confusa que parecía estar, y le pareció aún más entretenido que ella no corriera, simplemente caminaba – No creo que se encuentre enferma o que este imaginando cosas, pero como ya dije, no va a poder irse de aquí tan pronto como lo desea – que se alejara tanto como quisiera, al final, regresaría a él.
Camino lento detrás de ella. No fue invitado y sin embargo, la pregunta de Karla le hizo seguirle en silencio y antes de pensar en responder, acelero el paso para situarse a su lado.
– Tengo 32 años según creo puede ver – se detuvo y tiro de la mano de la mortal para hacerla quedar frente a él – pero la verdad es que llevo existiendo 428 años y te sugiero que calmes tu corazón – se acercó mucho más a ella, sin soltar su mano, por el contrario la mano que llevaba libre rodeo la cintura femenina y sus fríos labios se pegaron a la calidez de los ajenos– es terriblemente seductora la manera en que palpita en tu pecho – susurro con una sonrisa en los labios – pero descuida que no pienso matarte si es por eso que estas nerviosa, de querer hacerlo, lo hubiese hecho desde que te encontré – y dicho eso la soltó por la mera curiosidad de saber como pensaba proceder ella – ¿Qué harás ahora? ¿Huirás de mi o… – estiro su mano a ella – te quedaras un rato más conmigo?
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Tener un mar en la mirada y tener que mirar sin inundarte..."
Tiempo, justamente por eso estaba preocupada Karla que seguía conversando como si fuera medio día y ella no estuviera escapada de sus abuelos y la reunión en general. –El tiempo es bendición o maldición. Igual que el tema de los compromisos. A algunos les va bien, a otros mal. Eso depende. Yo sólo espero que al menos no me vaya tan mal– sonrió quitándole el peso que sentía en sus propias palabras. Pero sus padres tenían gustos diferentes a los de ella y con los intereses sucedía lo mismo. Ella quería a un hombre que la amara y por el que también sintiera lo mismo. Deseaba sinceramente que ese que fuera su compañero permanente le resultara interesante, que fuese inteligente y que, además de todo, le gustara. Era obvio que una muchacha de su edad que sabía que debía casarse quisiera algo así. Sin embargo no se hacía demasiadas ilusiones, no quería sufrir las decepciones que ya habían sufrido varias de sus amigas al encontrarse que sus padres estaban más inclinados a asegurarles un futuro económicamente estable, sin importar la edad o apariencia que tuviera el prometido en cuestión. A la larga, las mujeres de esa época eran un negocio más.
–¿Siempre es tan seguro de sí mismo? – preguntó ella sosteniéndole la mirada y con un claro gusto por esa actitud en él, tan confiada, tan firme, tan masculina. Obviamente también desviaba ciertas palabras de él que la hacían sentir extraña. En el fondo se decía que imaginaba cosas, por eso prefería dar vuelta al tema y volver a él solamente. Sin embargo sí que se le escapaban las risas de tanto y tanto y, luego de un rato, negó con la cabeza como si así se autocorrigiera –Es lo mejor, no recuerdo ni cómo llegamos a este tema– comentó con gracia y alivio.
–Hay cosas que aún le causan gracia a él, pero supongo que no puede patrocinar todos mis escapes, por algo es mi padre– en el fondo, él era quien ayudaba a darle más tiempo a Karla para no contraer nupcias con alguien que no le llamara del todo la atención. Pero su madre era la que más insistía en que no podía perder más tiempo porque corrían el “riesgo” que su única hija se quedara solterona. Y vaya que la Señora Sartre temía no tener nietos. –¿Ah no? Aunque no pierde mucho, ratoncilla no es que sea del todo bonito– respondió ella con ánimo de alentarlo. No sabía porque había comentado él algo como el tema del sobrenombre, pero era un tema a pasar también dado el cambio que refulgía en sus ojos. –Además sólo mi padre me dice así. Los demás me llaman sólo por mi nombre y es una suerte, algunos son demasiados creativos para los apodos– continuó y de nuevo le otorgó una de esas sonrisas que daba cuando alguien se sentía mal.
Pero todo era demasiado maravilloso para ser real, él ocultaba algo malvado en tanta amabilidad y belleza. Era de esperarse. Ella nunca lo había visto, él parecía demasiado ágil y seguro en medio de un laberinto. Nada de aquello era normal. –Ya entendí…– murmuró sin detenerse pero tampoco sin darse demasiada prisa. Lo que entendía es que él no la dejaría ir hasta que él así lo quisiera. Incluso siendo realista, era probable que nunca saliera de allí. No viva al menos.
Dorian le alcanzó el paso casi de manera imperceptible y se situó a su lado. Karla no fue capaz de mirarlo de nuevo y avanzó con la mirada en el piso, escuchándolo, intentando pensar en algo que le salvara la vida. Pero cuando mencionó lo del corazón, ella se detuvo en seco. Estaba aterrada por más que siempre había querido conocer un vampiro. La mente le funcionaba raro para ese momento y su espalda dio con una de las paredes cubiertas de plantas. Cuando él le tomó la mano, ella cerró los ojos, intentando apaciguarse por más que le resultara imposible. El vampiro la tomó por la cintura y sintió los labios ajenos sobre los suyos. El corazón palpitó más deprisa, ella contuvo la respiración. Y se mantuvo así hasta que él dijo que no iba a matarla y entonces ella abrió los ojos. Lo tenía demasiado cerca. Tanto que era imposible no ver esa piel perfecta que le había otorgado la inmortalidad. Olía demasiado bien, era seductor incluso teniéndola bajo su fiereza. –No puedo huir. Dicen que ustedes son demasiado rápidos. – comentó ella, dándole a entender que sabía de la existencia de lo sobrenatural. –Voy a quedarme hasta que me deje ir o hasta que cambie su opinión sobre mí. Sinceramente creo que lo único que le puede interesar para mantenerme aquí, es mi sangre. Así que voy a atreverme a pedirle que beba y luego me permita volver con los míos. No diré nada, sólo no quiero preocuparlos– se arriesgó a pedir.
–¿Siempre es tan seguro de sí mismo? – preguntó ella sosteniéndole la mirada y con un claro gusto por esa actitud en él, tan confiada, tan firme, tan masculina. Obviamente también desviaba ciertas palabras de él que la hacían sentir extraña. En el fondo se decía que imaginaba cosas, por eso prefería dar vuelta al tema y volver a él solamente. Sin embargo sí que se le escapaban las risas de tanto y tanto y, luego de un rato, negó con la cabeza como si así se autocorrigiera –Es lo mejor, no recuerdo ni cómo llegamos a este tema– comentó con gracia y alivio.
–Hay cosas que aún le causan gracia a él, pero supongo que no puede patrocinar todos mis escapes, por algo es mi padre– en el fondo, él era quien ayudaba a darle más tiempo a Karla para no contraer nupcias con alguien que no le llamara del todo la atención. Pero su madre era la que más insistía en que no podía perder más tiempo porque corrían el “riesgo” que su única hija se quedara solterona. Y vaya que la Señora Sartre temía no tener nietos. –¿Ah no? Aunque no pierde mucho, ratoncilla no es que sea del todo bonito– respondió ella con ánimo de alentarlo. No sabía porque había comentado él algo como el tema del sobrenombre, pero era un tema a pasar también dado el cambio que refulgía en sus ojos. –Además sólo mi padre me dice así. Los demás me llaman sólo por mi nombre y es una suerte, algunos son demasiados creativos para los apodos– continuó y de nuevo le otorgó una de esas sonrisas que daba cuando alguien se sentía mal.
Pero todo era demasiado maravilloso para ser real, él ocultaba algo malvado en tanta amabilidad y belleza. Era de esperarse. Ella nunca lo había visto, él parecía demasiado ágil y seguro en medio de un laberinto. Nada de aquello era normal. –Ya entendí…– murmuró sin detenerse pero tampoco sin darse demasiada prisa. Lo que entendía es que él no la dejaría ir hasta que él así lo quisiera. Incluso siendo realista, era probable que nunca saliera de allí. No viva al menos.
Dorian le alcanzó el paso casi de manera imperceptible y se situó a su lado. Karla no fue capaz de mirarlo de nuevo y avanzó con la mirada en el piso, escuchándolo, intentando pensar en algo que le salvara la vida. Pero cuando mencionó lo del corazón, ella se detuvo en seco. Estaba aterrada por más que siempre había querido conocer un vampiro. La mente le funcionaba raro para ese momento y su espalda dio con una de las paredes cubiertas de plantas. Cuando él le tomó la mano, ella cerró los ojos, intentando apaciguarse por más que le resultara imposible. El vampiro la tomó por la cintura y sintió los labios ajenos sobre los suyos. El corazón palpitó más deprisa, ella contuvo la respiración. Y se mantuvo así hasta que él dijo que no iba a matarla y entonces ella abrió los ojos. Lo tenía demasiado cerca. Tanto que era imposible no ver esa piel perfecta que le había otorgado la inmortalidad. Olía demasiado bien, era seductor incluso teniéndola bajo su fiereza. –No puedo huir. Dicen que ustedes son demasiado rápidos. – comentó ella, dándole a entender que sabía de la existencia de lo sobrenatural. –Voy a quedarme hasta que me deje ir o hasta que cambie su opinión sobre mí. Sinceramente creo que lo único que le puede interesar para mantenerme aquí, es mi sangre. Así que voy a atreverme a pedirle que beba y luego me permita volver con los míos. No diré nada, sólo no quiero preocuparlos– se arriesgó a pedir.
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
Una rosa magnífica que huele ligeramente a sangre
Tony Kushner
El tiempo otorgaba bendiciones que eran más una maldición cuando se terminaba alguien por topar con inmortales, tal y como él. No le mostraba para esos momentos indicios de lo que antes buscara entre los caminos del laberinto, alguien de quien quizás alimentarse y con quien jugar un rato; Karla había pasado a ser algo mucho más interesante que un poco de tiempo no saciaría y poco a poco, así como la oscuridad que se llevaba la luz del sol al atardecer, la idea de mantenerla atada a él por mucho tiempo se abría paso, como la hierba a través de las construcciones. La idea que rondaba la mente de Dorian, era algo más malvado, algo que terminaría por dejar a aquella mortal de reducida a una sombra de él. El pensar en tenerla cerca cuando deseara era lo más sensato que podía ocurrirse al vampiro que fingía normalidad. Con sus palabras mostraba el verdadero interés por ella, y sin embargo ese interés debía verse establecido de una manera determinada, sin dejarle atado a aquella bella sonrisa y a las conversaciones que pudieran nacer entre ambos. La ratoncilla aparentaría ser una criatura frágil y vulnerable, pero tenía algo que nunca nadie más podía decir poseer; el interés completo de Dorian.
– No siempre, solo cuando me da valor la presencia de una hermosa mujer. En esos momentos creo que soy capaz de hacer cualquier cosa, incluso creo que sería capaz de vivir por siempre – y rió por esas palabras, que aunque denotaran una broma eran la realidad que vivía el d’Auxerre. Durante su mortalidad y debido quizás a su estilo de vida, nunca se planteo de verdad contraer matrimonio, quizás llegar a tener hijos; esa idea que pudo llegar a plantarse en su mente se desmorono por completo cuando Lorian se fue y la misma idea se transformo en algo ridículo en el momento en que su corazón dejo de latir pero su cuerpo aún podía moverse. Era divertido hablar de compromisos cuando nunca antes lo planeo de verdad pero creía que si hubiese llegado a conocer una mujer como Karla en el momento oportuno, todo hubiera sido de otra manera.
De manera natural ella dejaría de escapar cuando su vida comenzara a cambiar, nada permanecía estático, todo cambiaba y la vida daba sorpresas que nadie podía imaginar. Él podía dar ejemplos perfectos de como algo cambiaba todo por completo y aún así, deseo que ella siguiera siendo capaz de escapar un poco más pues de esa manera él tendría acceso a ella de manera más fácil ¿Para qué? Bueno, para beber de ella seguro, disfrutar de su compañía y quizás de algunas otras cosas.
– Igual puede escapar por un poco más de tiempo, hasta que le sea negada esa posibilidad por completo – rió – cuando no pueda huir más, entonces si perderá completamente el apodo de ratoncilla su supongo que yo también debería llamarle por su nombre pero es que no puedo dejar de pensar en que de verdad espero que la ratoncilla encuentre una manera de escapar – dejo de sonreír – escapar no solo de los compromisos, sino de aquello que asecha siempre y que quizás no sea capaz de ver hasta el momento en que sea demasiado tarde – Era muy tarde para ella, sí, pues Dorian la había capturado ya de cierta manera.
Cuando las confesiones a medias de su verdadera naturaleza comenzaron a salir ya estaba completamente implantada la idea de convertirla en un alimento constante para él. Una humana que serviría solo para que él pudiera beber de ella y cualquier otro vampiro o sobre natural que se atreviera a tocarle se las vería con él. Le sorprendió ligeramente que ella captara de una manera tan veloz lo que trataba de insinuar y que aunque el temor se reflejara en los latidos de su corazón, aún se mantuviera serena como para no gritar o correr. Termino por mantener el cálido cuerpo femenino muy cerca y sonrío contra aquellos labios porque Karla era lista, sabía que hacer y sobre todo, lo mantenía feliz y mucho más interesado en ella.
– ¿Eso dicen? Pues tienen razón en eso y me alegra saber que sabes lo inútil que sería tratar de escapar de mi ahora – La seguridad con que se obligaba a hablarle era fascinante y más su petición a lo que Dorian no pudo evitar reír después de haberla soltado ya – Tu sangre huele bien, demasiado bien y sin embargo no es del todo lo que me mantiene aquí. Ya dije que de querer alimentarme lo hubiera hecho sin necesidad de hablar contigo – volvió a terminar con la distancia y se inclino para oler el cuello de la mortal, deslizando su fría nariz por el largo del cuello solo para separarse nuevamente y sonreír a ella – No preocuparas a nadie, mucho siguen en este laberinto y mientras eso pase nadie pensara en que estas aquí, conmigo – guardo silencio unos instantes – Lo malo es que incluso cuando se vayan los demás, no planeo dejarte ir y no precisamente porque desee matarte – sonrió – si quieres regresar con los tuyos, hagamos un trato y juro que no te matare ni a ti ni a ningún familiar ¿Te parece? – ¿Haría ella un pacto con un vampiro? Claro que si, lo haría ya fuera por las malas o por las buenas.
Tony Kushner
El tiempo otorgaba bendiciones que eran más una maldición cuando se terminaba alguien por topar con inmortales, tal y como él. No le mostraba para esos momentos indicios de lo que antes buscara entre los caminos del laberinto, alguien de quien quizás alimentarse y con quien jugar un rato; Karla había pasado a ser algo mucho más interesante que un poco de tiempo no saciaría y poco a poco, así como la oscuridad que se llevaba la luz del sol al atardecer, la idea de mantenerla atada a él por mucho tiempo se abría paso, como la hierba a través de las construcciones. La idea que rondaba la mente de Dorian, era algo más malvado, algo que terminaría por dejar a aquella mortal de reducida a una sombra de él. El pensar en tenerla cerca cuando deseara era lo más sensato que podía ocurrirse al vampiro que fingía normalidad. Con sus palabras mostraba el verdadero interés por ella, y sin embargo ese interés debía verse establecido de una manera determinada, sin dejarle atado a aquella bella sonrisa y a las conversaciones que pudieran nacer entre ambos. La ratoncilla aparentaría ser una criatura frágil y vulnerable, pero tenía algo que nunca nadie más podía decir poseer; el interés completo de Dorian.
– No siempre, solo cuando me da valor la presencia de una hermosa mujer. En esos momentos creo que soy capaz de hacer cualquier cosa, incluso creo que sería capaz de vivir por siempre – y rió por esas palabras, que aunque denotaran una broma eran la realidad que vivía el d’Auxerre. Durante su mortalidad y debido quizás a su estilo de vida, nunca se planteo de verdad contraer matrimonio, quizás llegar a tener hijos; esa idea que pudo llegar a plantarse en su mente se desmorono por completo cuando Lorian se fue y la misma idea se transformo en algo ridículo en el momento en que su corazón dejo de latir pero su cuerpo aún podía moverse. Era divertido hablar de compromisos cuando nunca antes lo planeo de verdad pero creía que si hubiese llegado a conocer una mujer como Karla en el momento oportuno, todo hubiera sido de otra manera.
De manera natural ella dejaría de escapar cuando su vida comenzara a cambiar, nada permanecía estático, todo cambiaba y la vida daba sorpresas que nadie podía imaginar. Él podía dar ejemplos perfectos de como algo cambiaba todo por completo y aún así, deseo que ella siguiera siendo capaz de escapar un poco más pues de esa manera él tendría acceso a ella de manera más fácil ¿Para qué? Bueno, para beber de ella seguro, disfrutar de su compañía y quizás de algunas otras cosas.
– Igual puede escapar por un poco más de tiempo, hasta que le sea negada esa posibilidad por completo – rió – cuando no pueda huir más, entonces si perderá completamente el apodo de ratoncilla su supongo que yo también debería llamarle por su nombre pero es que no puedo dejar de pensar en que de verdad espero que la ratoncilla encuentre una manera de escapar – dejo de sonreír – escapar no solo de los compromisos, sino de aquello que asecha siempre y que quizás no sea capaz de ver hasta el momento en que sea demasiado tarde – Era muy tarde para ella, sí, pues Dorian la había capturado ya de cierta manera.
Cuando las confesiones a medias de su verdadera naturaleza comenzaron a salir ya estaba completamente implantada la idea de convertirla en un alimento constante para él. Una humana que serviría solo para que él pudiera beber de ella y cualquier otro vampiro o sobre natural que se atreviera a tocarle se las vería con él. Le sorprendió ligeramente que ella captara de una manera tan veloz lo que trataba de insinuar y que aunque el temor se reflejara en los latidos de su corazón, aún se mantuviera serena como para no gritar o correr. Termino por mantener el cálido cuerpo femenino muy cerca y sonrío contra aquellos labios porque Karla era lista, sabía que hacer y sobre todo, lo mantenía feliz y mucho más interesado en ella.
– ¿Eso dicen? Pues tienen razón en eso y me alegra saber que sabes lo inútil que sería tratar de escapar de mi ahora – La seguridad con que se obligaba a hablarle era fascinante y más su petición a lo que Dorian no pudo evitar reír después de haberla soltado ya – Tu sangre huele bien, demasiado bien y sin embargo no es del todo lo que me mantiene aquí. Ya dije que de querer alimentarme lo hubiera hecho sin necesidad de hablar contigo – volvió a terminar con la distancia y se inclino para oler el cuello de la mortal, deslizando su fría nariz por el largo del cuello solo para separarse nuevamente y sonreír a ella – No preocuparas a nadie, mucho siguen en este laberinto y mientras eso pase nadie pensara en que estas aquí, conmigo – guardo silencio unos instantes – Lo malo es que incluso cuando se vayan los demás, no planeo dejarte ir y no precisamente porque desee matarte – sonrió – si quieres regresar con los tuyos, hagamos un trato y juro que no te matare ni a ti ni a ningún familiar ¿Te parece? – ¿Haría ella un pacto con un vampiro? Claro que si, lo haría ya fuera por las malas o por las buenas.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Jaque mate"
Toda esa noche había tomado un rumbo tétrico para Karla Sartre, la muchacha que huyera siempre de los compromisos y saliera bien librada de todo. Era de esperarse que un día las cosas le salieran mal, pero el optimismo que tuviera siempre le había fallado. El gato al que acariciara se había vuelto león y enseñaba sus fauces en una amenazadora sonrisa que prometía devorarla con la misma intensidad con la que antes la había encantado. Los elogios que le otorgaran se volvieron mentira, como la idea de agua para el ansioso que quiere beber y se encuentra en realidad con un oasis. Cada palabra agradable fue inválida cuando Karla recordó que los vampiros mienten, que engañan para obtener de los humanos beneficios. Todo aquello no era propio de su mente, claro. Karla no conocía sobrenatural distinto a la bruja que le había dicho todo sobre los inmortales, describiéndolos como la especie más peligrosa, fatal y engañadora de todas. Su propio caminar, era la peor de aquellas mentiras. De nuevo, ella se sintió una completa estúpida.
—No. No voy a huir. Yo sé que no podría— respondió ella con el rostro bajo, siendo incapaz de mirar de nuevo a aquella mentira que constituía él y en la que ella había creído tan pronto como la desafortunada ingenua que era. —Cualquier presa reconoce cuando no puede huir más— susurró levantando la mirada. El apodo ya le importaba poco porque intentaba ser racional en medio de aquél extraño suceso que le había cortado las alas para la noche. Notaba también las ansias de él por burlarse de ella. Quería verla correr, escapar de lo inexplicable y al final chocarse con la boca abierta de la fiera. Él tenía claro que no la dejaría escapar, pero sus ansias de diversión parecían no tener límite. Ella no le daría gusto en eso. Si iba a morir, lo haría allí, de pie, frente al error que ella misma buscó.
Aún frente a la fortaleza que ella intentaba sacar a flote, el temor la sobrecogía hasta convertirse en un ligero temblor en su cuerpo. Aquello se afianzó más cuando el frío cuerpo de Dorian se acercó tanto al suyo que le bajó su propia temperatura. Karla volvió a cerrar los ojos, para concentrarse e intentar pensar qué era lo que podía hacer ¿Qué le había dicho su amiga bruja que hiciera? Empezaba a olvidarlo a causa del mismo temor que sentía. Cuando Dorian se rió, fue aún peor. Sintió odiarlo por eso, estaba muy molesta pero con el enojo no lograría nada ¿Qué podía hacer? ¿Abofetearlo? Primero terminaría con la mano fracturada antes que el cuello. Ella no podía de ninguna manera posible contra él. Pero al menos, le dio un poco más de espacio en el que ella respiró, aunque su corazón no dejaba de latir fuerte como si quisiera escapar de su pecho.
—¿Qué quieres entonces de mí? Si te gusta mi sangre tómala, pero me tortura el tiempo que tomas para aterrorizarme, para buscar que intente escapar para burlarte de mí. — le dijo con un nudo en la garganta que denotó sin querer su fragilidad, su temor, su desespero y hasta su molestia. Cuando le habló lo miró, con ganas de llorar pero conteniéndose y, cuando él acortó de nuevo la distancia, ella otra vez desvió la mirada y a ojos cerrados inclinó el rostro en sentido contrario a él, como si le permitiera oler su cuello y tener disponible su vena. El frío de su nariz la erizó por completo y tembló bajo el mentón ajeno. Pero esperaba que al menos tuviera razón, si salía viva, esperaba no haber angustiado demasiado a sus abuelos. El tiempo para Karla era aún más confuso que cuando ingresó al laberinto y ahora tenía menos claro el tiempo que llevaba ahí. Sin embargo ahí estaba él de nuevo, mintiendo, haciéndole creer que podría irse para luego decirle que no. Ya no había caso, ella no podría rogar por nada.
Quiso quedarse en silencio de ahí en adelante fuera cual fuese su destino, pero la amenaza implícita en las palabras de Dorian la heló aún más, si es que aquello era posible. Abrió los ojos y volteó el rostro hacia él con brusquedad —¿Qué? No…— imaginar que el vampiro podría hacerle algo a los suyos la quebró por completo, pero lo peor, es que aquello la ponía por completo en sus manos —Haré lo que me pida. Tome de mí lo que quiera, pero deje a mi familia en paz. Por favor— no había querido suplicar, pero su amor por los suyos era demasiado grande como para no hacerlo. Fue por eso que mientras suplicaba, fue ella quien avanzó hacia él, diciéndole de ese modo que le pertenecía, que estaba en sus manos tan sólo para mantener a salvo a su familia. Karla Sartre había perdido.
—No. No voy a huir. Yo sé que no podría— respondió ella con el rostro bajo, siendo incapaz de mirar de nuevo a aquella mentira que constituía él y en la que ella había creído tan pronto como la desafortunada ingenua que era. —Cualquier presa reconoce cuando no puede huir más— susurró levantando la mirada. El apodo ya le importaba poco porque intentaba ser racional en medio de aquél extraño suceso que le había cortado las alas para la noche. Notaba también las ansias de él por burlarse de ella. Quería verla correr, escapar de lo inexplicable y al final chocarse con la boca abierta de la fiera. Él tenía claro que no la dejaría escapar, pero sus ansias de diversión parecían no tener límite. Ella no le daría gusto en eso. Si iba a morir, lo haría allí, de pie, frente al error que ella misma buscó.
Aún frente a la fortaleza que ella intentaba sacar a flote, el temor la sobrecogía hasta convertirse en un ligero temblor en su cuerpo. Aquello se afianzó más cuando el frío cuerpo de Dorian se acercó tanto al suyo que le bajó su propia temperatura. Karla volvió a cerrar los ojos, para concentrarse e intentar pensar qué era lo que podía hacer ¿Qué le había dicho su amiga bruja que hiciera? Empezaba a olvidarlo a causa del mismo temor que sentía. Cuando Dorian se rió, fue aún peor. Sintió odiarlo por eso, estaba muy molesta pero con el enojo no lograría nada ¿Qué podía hacer? ¿Abofetearlo? Primero terminaría con la mano fracturada antes que el cuello. Ella no podía de ninguna manera posible contra él. Pero al menos, le dio un poco más de espacio en el que ella respiró, aunque su corazón no dejaba de latir fuerte como si quisiera escapar de su pecho.
—¿Qué quieres entonces de mí? Si te gusta mi sangre tómala, pero me tortura el tiempo que tomas para aterrorizarme, para buscar que intente escapar para burlarte de mí. — le dijo con un nudo en la garganta que denotó sin querer su fragilidad, su temor, su desespero y hasta su molestia. Cuando le habló lo miró, con ganas de llorar pero conteniéndose y, cuando él acortó de nuevo la distancia, ella otra vez desvió la mirada y a ojos cerrados inclinó el rostro en sentido contrario a él, como si le permitiera oler su cuello y tener disponible su vena. El frío de su nariz la erizó por completo y tembló bajo el mentón ajeno. Pero esperaba que al menos tuviera razón, si salía viva, esperaba no haber angustiado demasiado a sus abuelos. El tiempo para Karla era aún más confuso que cuando ingresó al laberinto y ahora tenía menos claro el tiempo que llevaba ahí. Sin embargo ahí estaba él de nuevo, mintiendo, haciéndole creer que podría irse para luego decirle que no. Ya no había caso, ella no podría rogar por nada.
Quiso quedarse en silencio de ahí en adelante fuera cual fuese su destino, pero la amenaza implícita en las palabras de Dorian la heló aún más, si es que aquello era posible. Abrió los ojos y volteó el rostro hacia él con brusquedad —¿Qué? No…— imaginar que el vampiro podría hacerle algo a los suyos la quebró por completo, pero lo peor, es que aquello la ponía por completo en sus manos —Haré lo que me pida. Tome de mí lo que quiera, pero deje a mi familia en paz. Por favor— no había querido suplicar, pero su amor por los suyos era demasiado grande como para no hacerlo. Fue por eso que mientras suplicaba, fue ella quien avanzó hacia él, diciéndole de ese modo que le pertenecía, que estaba en sus manos tan sólo para mantener a salvo a su familia. Karla Sartre había perdido.
Karla Marquand- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2014
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Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
Era un impulso de suicidio, un impulso sutil y misterioso al que las personas se entregan muchas veces sin darse cuenta.
Yukio Mishima
Había mentido en su manera de tratarla como si fuera un humano normal. Primero porque no era un humano y mucho menos normal. También le mintió a la Sartre sobre la invitación a aquella fiesta, donde únicamente tenía intenciones de ir a distraerse y que preciso, encontrara la persona perfecta para hacerlo. Karla le fascinaba y su sangre le estaba atrayendo más cada segundo, sobre todo porque el corazón le latía más acelerado desde que Dorian hiciera la confesión sobre su naturaleza. Podía casi sentir la desilusión de la joven, esa manera en que la mirada que le dirigía cambiaba a ser algo que ya no confiaba en él pero ¿Acaso en algún momento deseo realmente que creyera en él? Lo mejor era que el mismo inmortal se mintiera a si mismo, que pensara únicamente en que ella no le interesaba de verdad y que solo se divertiría con ella. Eso lo alejaría del peligro potencial que notaba para si mismo cerca de Karla. Se decía idiota por creerla un peligro para él, pero incluso los mortales tenían sus jugarretas para lograr lo que deseaban, hasta cuando trataban con seres sobrenaturales.
Le sonrió complacido. Lista y hermosa; no se podía pedir nada más para una compañera nocturna y si bien en un principio pensaba que todo fuera, juego de una noche, comenzaba a cambiar de opinión.
– Pero vamos, no te digas a ti misma de esa manera ratoncilla. Solo estamos jugando y espero que tu te diviertas tanto como yo – le miraba como si realmente fuera la persona más inofensiva del mundo, como si quien se encontrara en verdadero peligro fuera él y no ella – Y quién sabe, quizás puedas escapar de este anciano con muchos años de edad – suspiro como si de verdad todos esos años le pesaran en el cuerpo, aunque la verdad era que esos años eran nada para Dorian – Además, las cosas serían muy aburridas para nosotros si es que terminamos todo antes de que comiencen cosas más interesantes ¿No es así?
Se acercaba a ella, tratando de que notara que desde ese momento y en delante le pertenecía. Que lo que hiciera por las mañanas no tendría importancia alguna pues al caer la noche, la presencia de Dorian sería constante cerca de ella. No se lo decía directamente porque habría tiempo para eso, primero era debido que le explicara algunas cosas y que él mismo aclarará su mente respecto a que era lo que esperaba obtener de la Sartre.
– Ratoncilla – levanto una mano para delinearle la mejilla de forma lenta, casi volviendo esa manera de actuar una tortura para la joven – No pienso burlarme de ti, lo que quiero es de verdad que tengamos un trato tu y yo; uno en el que ambos nos comprometamos a ciertas cosas – se acercaba tanto como deseaba y sonreía ante los temblores y latidos de Karla. El temor era evidente en la mortal y Dorian se deleitaba con eso. No porque realmente planeara hacerla sufrir sino porque cada vez que se ponía nerviosa o temerosa, el aroma de su sangre y sus latidos lo fascinaban. Necesitaba probar de la sangre de la fémina, pero antes de eso dejaría en claro la situación.
Con sinceridad inicio una explicación, que incluía parte de amenaza al decirle que si hacía las cosas que él le pedía y le cumplía los caprichos, tanto Karla como su familia deberían descuidar de ser asesinados de manera misteriosa. Fue demasiado sencillo para el d’Auxerre convencerle pues apenas las palabras adecuadas y la Sartre ya estaba asegurando hacer lo que le pidiera siempre y cuando, los suyos se encontraran a salvo.
– Bien, esa es la actitud de una mujer bastante inteligente – de nueva cuenta le sonrió. Parecía que hablara de la cosa más divertida existente en el mundo, lo que se contraponía por completo con la cara de la joven – Ya que entonces has aceptado lo que te digo, necesito que me escuches contención ratoncilla. No voy a matarte. Ni a tu familia siempre que aceptes verme por las noches y me des algo que necesito – con uno de sus dedos fríos le delineo el cuello, ahí donde latía la vena yugular y entreabrió los labios al notar como la sangre corría por aquel cuerpo – solo será cuestión de que me des un poco por las noches y entonces, te garantizo que estarán a salvo. No solo de mi, sino de todo aquel que trate de acercarse y dañarles – La protegería por la sencilla razón de que no quería que nadie más se acercaba a lo que era suyo – Y ahora, si aceptas entonces lo que te propongo deberas saber que tendrás que ir a los sitios que yo te indique, las noches que yo te lo pida. No podrás hablarle obviamente de mi a nadie y aunque me encargare de velar por ti y tu familia, cualquier clase de vinculo entre nosotros que no sea para que me des de tu, deliciosa sangre, esta prohibido. Y eso es todo de mi parte – sin más mostró los colmillos y se inclino hacía aquel cuello – entonces ¿Cerramos el trato? – Lo preguntaba como si ella tuviera opción así que sabiendo de antemano la respuesta que ella le daría, ser acerco más y termino por morderle el cuello. Karla Sartre ya era suya.
Yukio Mishima
Había mentido en su manera de tratarla como si fuera un humano normal. Primero porque no era un humano y mucho menos normal. También le mintió a la Sartre sobre la invitación a aquella fiesta, donde únicamente tenía intenciones de ir a distraerse y que preciso, encontrara la persona perfecta para hacerlo. Karla le fascinaba y su sangre le estaba atrayendo más cada segundo, sobre todo porque el corazón le latía más acelerado desde que Dorian hiciera la confesión sobre su naturaleza. Podía casi sentir la desilusión de la joven, esa manera en que la mirada que le dirigía cambiaba a ser algo que ya no confiaba en él pero ¿Acaso en algún momento deseo realmente que creyera en él? Lo mejor era que el mismo inmortal se mintiera a si mismo, que pensara únicamente en que ella no le interesaba de verdad y que solo se divertiría con ella. Eso lo alejaría del peligro potencial que notaba para si mismo cerca de Karla. Se decía idiota por creerla un peligro para él, pero incluso los mortales tenían sus jugarretas para lograr lo que deseaban, hasta cuando trataban con seres sobrenaturales.
Le sonrió complacido. Lista y hermosa; no se podía pedir nada más para una compañera nocturna y si bien en un principio pensaba que todo fuera, juego de una noche, comenzaba a cambiar de opinión.
– Pero vamos, no te digas a ti misma de esa manera ratoncilla. Solo estamos jugando y espero que tu te diviertas tanto como yo – le miraba como si realmente fuera la persona más inofensiva del mundo, como si quien se encontrara en verdadero peligro fuera él y no ella – Y quién sabe, quizás puedas escapar de este anciano con muchos años de edad – suspiro como si de verdad todos esos años le pesaran en el cuerpo, aunque la verdad era que esos años eran nada para Dorian – Además, las cosas serían muy aburridas para nosotros si es que terminamos todo antes de que comiencen cosas más interesantes ¿No es así?
Se acercaba a ella, tratando de que notara que desde ese momento y en delante le pertenecía. Que lo que hiciera por las mañanas no tendría importancia alguna pues al caer la noche, la presencia de Dorian sería constante cerca de ella. No se lo decía directamente porque habría tiempo para eso, primero era debido que le explicara algunas cosas y que él mismo aclarará su mente respecto a que era lo que esperaba obtener de la Sartre.
– Ratoncilla – levanto una mano para delinearle la mejilla de forma lenta, casi volviendo esa manera de actuar una tortura para la joven – No pienso burlarme de ti, lo que quiero es de verdad que tengamos un trato tu y yo; uno en el que ambos nos comprometamos a ciertas cosas – se acercaba tanto como deseaba y sonreía ante los temblores y latidos de Karla. El temor era evidente en la mortal y Dorian se deleitaba con eso. No porque realmente planeara hacerla sufrir sino porque cada vez que se ponía nerviosa o temerosa, el aroma de su sangre y sus latidos lo fascinaban. Necesitaba probar de la sangre de la fémina, pero antes de eso dejaría en claro la situación.
Con sinceridad inicio una explicación, que incluía parte de amenaza al decirle que si hacía las cosas que él le pedía y le cumplía los caprichos, tanto Karla como su familia deberían descuidar de ser asesinados de manera misteriosa. Fue demasiado sencillo para el d’Auxerre convencerle pues apenas las palabras adecuadas y la Sartre ya estaba asegurando hacer lo que le pidiera siempre y cuando, los suyos se encontraran a salvo.
– Bien, esa es la actitud de una mujer bastante inteligente – de nueva cuenta le sonrió. Parecía que hablara de la cosa más divertida existente en el mundo, lo que se contraponía por completo con la cara de la joven – Ya que entonces has aceptado lo que te digo, necesito que me escuches contención ratoncilla. No voy a matarte. Ni a tu familia siempre que aceptes verme por las noches y me des algo que necesito – con uno de sus dedos fríos le delineo el cuello, ahí donde latía la vena yugular y entreabrió los labios al notar como la sangre corría por aquel cuerpo – solo será cuestión de que me des un poco por las noches y entonces, te garantizo que estarán a salvo. No solo de mi, sino de todo aquel que trate de acercarse y dañarles – La protegería por la sencilla razón de que no quería que nadie más se acercaba a lo que era suyo – Y ahora, si aceptas entonces lo que te propongo deberas saber que tendrás que ir a los sitios que yo te indique, las noches que yo te lo pida. No podrás hablarle obviamente de mi a nadie y aunque me encargare de velar por ti y tu familia, cualquier clase de vinculo entre nosotros que no sea para que me des de tu, deliciosa sangre, esta prohibido. Y eso es todo de mi parte – sin más mostró los colmillos y se inclino hacía aquel cuello – entonces ¿Cerramos el trato? – Lo preguntaba como si ella tuviera opción así que sabiendo de antemano la respuesta que ella le daría, ser acerco más y termino por morderle el cuello. Karla Sartre ya era suya.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: Poison Lips - Flashback [Privado]
"Esta es mi dulce renuncia, una que te nombra señor y dueño al final de mi camino"
Las mentiras no terminan, sencillamente se agrandan cuando se mezclan entre las suyas y avanzan derribando a lo que sea que se ponga en su camino. Y así era Dorian, una mentira que lucía hermosa y atractiva como el cuento de la tonta Blancanieves que muerde la manzana envenenada por confiar solamente en la apariencia. Los cuentos que le leyeran de niña empezaban a cobrar sentido. Ahora entendía porque aquellas mujeres de falsas historias caían ante la maldad porque relucía. Ahora sabía que los cuentos idiotas surgían de situaciones reales y de lobos, brujas e incluso demonios, como en ese preciso momento.
—Aquí sólo juega uno y no soy yo. Es tan cierto como que no puedo escapar y que usted anhela que yo lo intente para reírse luego de mí, para saborear una más de las victorias a las que debe estar acostumbrado. No soy la primera en errar en la primera impresión y no seré la última. Eso sí, no voy a darle el gusto de verme correr, llorar o suplicarle por mi vida— Karla le habló mirándolo a los ojos, con una seriedad poco común en una mujer de su edad y con una seguridad tal, que quedaba claro que accedería a muchas cosas, pero que no flaquearía con respecto a lo que ella era o creía. Allí los únicos que cambiaban el curso de la historia, era sus familiares ahora amenazados en esa especie de maldición inmortal que había cobijado a Karla en su intento de escape.
El cuerpo no dejaba de temblarle a veces, ni el corazón de palpitarle fuerte, pero sucumbir a los deseos del predador que quiere ver huyendo despavorida a la presa, era algo muy diferente. Era una pena todo aquello, él prometía demasiado en un primer momento y luego caía el telón y se mostraba tal cual era. Y entonces se terminaba la magia y empezaba el horror, uno donde el inmortal no había sido capaz de envolverla en su presencia para que ella se entregara voluntariamente, sino que acudía a amenazas de peso para aplastarle la dignidad a alguien que apenas conocía y que seguramente no merecía tal peso.
—¿Un trato? Aquí yo no puedo obtener nada. Más bien usted me pide a mí algo a cambio de mi propio bienestar, con los míos incluidos. No puedo pedir nada diferente a que ellos se mantengan al margen de esto. Pero estoy dispuesta a cumplir lo que pida si se mantiene fiel a la promesa de dejarlos lejos de lo que pretenda. De lo contrario, prefiero que termine con mi vida ahora mismo mientras se sacia— la propia Karla no sabía cómo es que podía decir tanto en una situación en la que provocar algo podría resultar contraproducente. Ella se limitaba a decir lo que pensaba, como si eso supliera la ausencia de su intento de escape. Hablaba como podía porque quizás, sería la única vez que pudiera hacerlo tan abiertamente. Estaba a tiempo, antes que el inmortal lanzara otra amenaza por el modo de contestar de ella.
—Está bien— susurró ella con los ojos cerrados mientras el dedo ajeno le recorría la vena oculta bajo la piel —Quiero saber a dónde tendré que estar y cuantas noches ha de ser. Mi silencio está asegurado y también cumpliré mi parte. Solamente será mi sangre, nada más— afirmó ella en tono bajo y con eso y sin saber realmente a donde la conducirían sus palabras, cerró el trato para su propia condena.
—Aquí sólo juega uno y no soy yo. Es tan cierto como que no puedo escapar y que usted anhela que yo lo intente para reírse luego de mí, para saborear una más de las victorias a las que debe estar acostumbrado. No soy la primera en errar en la primera impresión y no seré la última. Eso sí, no voy a darle el gusto de verme correr, llorar o suplicarle por mi vida— Karla le habló mirándolo a los ojos, con una seriedad poco común en una mujer de su edad y con una seguridad tal, que quedaba claro que accedería a muchas cosas, pero que no flaquearía con respecto a lo que ella era o creía. Allí los únicos que cambiaban el curso de la historia, era sus familiares ahora amenazados en esa especie de maldición inmortal que había cobijado a Karla en su intento de escape.
El cuerpo no dejaba de temblarle a veces, ni el corazón de palpitarle fuerte, pero sucumbir a los deseos del predador que quiere ver huyendo despavorida a la presa, era algo muy diferente. Era una pena todo aquello, él prometía demasiado en un primer momento y luego caía el telón y se mostraba tal cual era. Y entonces se terminaba la magia y empezaba el horror, uno donde el inmortal no había sido capaz de envolverla en su presencia para que ella se entregara voluntariamente, sino que acudía a amenazas de peso para aplastarle la dignidad a alguien que apenas conocía y que seguramente no merecía tal peso.
—¿Un trato? Aquí yo no puedo obtener nada. Más bien usted me pide a mí algo a cambio de mi propio bienestar, con los míos incluidos. No puedo pedir nada diferente a que ellos se mantengan al margen de esto. Pero estoy dispuesta a cumplir lo que pida si se mantiene fiel a la promesa de dejarlos lejos de lo que pretenda. De lo contrario, prefiero que termine con mi vida ahora mismo mientras se sacia— la propia Karla no sabía cómo es que podía decir tanto en una situación en la que provocar algo podría resultar contraproducente. Ella se limitaba a decir lo que pensaba, como si eso supliera la ausencia de su intento de escape. Hablaba como podía porque quizás, sería la única vez que pudiera hacerlo tan abiertamente. Estaba a tiempo, antes que el inmortal lanzara otra amenaza por el modo de contestar de ella.
—Está bien— susurró ella con los ojos cerrados mientras el dedo ajeno le recorría la vena oculta bajo la piel —Quiero saber a dónde tendré que estar y cuantas noches ha de ser. Mi silencio está asegurado y también cumpliré mi parte. Solamente será mi sangre, nada más— afirmó ella en tono bajo y con eso y sin saber realmente a donde la conducirían sus palabras, cerró el trato para su propia condena.
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Karla Marquand- Humano Clase Alta
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