Tacones,alcohol y miseria. (Libre)

-Ya por todos los cielos, ya lo sé la renta se venzé mañana en la mañana, le prometó que sin falta tendrá el dinero del mes, solo deme una noche mas, esta noche sacaré el resto del deposito.-
El casero salió dando un portaso y diciendo algo que no volvería nunca a rentarle un cuarto a una prostituta, y que todas las mujeres son unas trepadoras y aprovechadas de las personas, me quedé en silencio, mientras me dejaba caer pesadamente sobre mi cama destendida, observé el techo ennegrecido por la humedad a causa de la constante lluvia, y me deslizé las manos sobre la cabeza, piensa Jeanette, no puedes pedirle mas dinero a las muchachas, ellas tambien deben mucho dinero...mucho dinero que será dificil recolectar en una noche.

Observé por la ventana llena de mugre y polvo hacia el horizonte, ya estaba comenzando a oscurecer, y un dia en la vida, mi vida, estaba a punto de iniciar cuando la noche comenzaba.
Me acomodé mi larga mata de cabellera pelirroja, intente cepillarla un poco para hacerla lucir presentable, pero del mismo modo sonreí al darme cuenta que por mas que intentará cepillarla siempre lucía enmarañada.

Acomodé mi chalina verde y muy raida entre mis hombros, tenia ya varios agujeros hechos por las polillas, lo mismo que mis supuestos guantes " de gala", me urgía un cambio nuevo de guardarropa, pero apenas y tenia para comer y encima la renta.Apague la velita del cuarto salí, mis tacones resonaban en los callejones vacíos que visitaba hasta que llegué a la taberna.

Me senté pesadamente, el tabernero me saludo.-Dark Jenny un placer.- sonreí, el viejo me conocía bien, -Hola Tom..no han venido las chicas todavía, esta noche será pesada...tendré que hacer la calle como nunca antes, o me temo que mañana tendrás que volver a dejarme dormir en la alacena de la taberna, a todo esto...sirveme un vaso de whisky bien cargado... Tom asintió en silencio, y se retiró en cuestion de segundos mi vaso yacía ante mi, observé a las personas que comenzaban a llegar a la taberna, hacia dos días habian asesinado a una de nuestras compañeras, la habian encontrado degollada y con varias puñaladas en el vientre, y eso tenía a las chicas aterrorizadas...casi a todas menos a mi, tenía buenas maneras para protegerme, tome de un solo trago el whisky, lo sentí abrazandome la garganta, pero era una sensación que me gustaba y a la que ya estaba muy acostumbrada, deposite unos centavos en la mesa y me levanté acomodandome el corset del vestido, y sali fuera de la taberna.

Comenzé a deambular por las solitarias calles, y al final me paré en la entrada de un callejón donde las farolas de luz iluminaban tetricamente el entorno, me recargué en la entrada del callejón, y saque de entre mis senos un cigarrillo, lo encendí con un fosforo que me sobraba el ultimo, y comenzé a fumar tranquilamente, mientras aguardaba la llegada de un cliente, el primero de la noche...sería una noche larga...

Había sido un día bastante flojo. Desde que habían llegado a París les habían recomendado que no metiesen mucho 'ruido' o podrían haber problemas, por lo que se habían estado controlando lo más que podían, sin embargo las necesidades eran muchas y en una ciudad tan rica como era esa era inevitable caer en tentaciones.

De esa forma, en un descuido de una elegante dama, durante la tarde habían robado (él y otros de la pandilla) un bolso que resultó tener varias joyas valiosas y bastante efectivo.

- Jamás entenderé como las mujeres pueden andar con tantas cosas valiosas encima - se encogió de hombros el prusiano. Ya era de noche y se habían sacado de encima con facilidad a los protectores de la paz, pero aún así él se había transformado en su forma canina y se había echado por allí, hasta esta hora.

Volvía a pasar por la escena del crimen y se preguntó si aquel que dijo que "el criminal siempre regresa" habría sido un criminal también, como para saberlo. Sin embargo su cuestionamiento no pudo ser muy largo porque de repente escuchó un grito y al girarse ¡Horror! El mismo protector de la paz que había molestado explícitamente mientras huían estaba apuntándole y comenzando a correr hacia él.

Maldiciendo su suerte (que en realidad había sido pésima desde que nació, así que no podía pedir mucho), se echó a correr con todas sus fuerzas, sintiéndose pesado por la larga transformación, sabiendo que no había que ser un brujo o un gitano para notar que esta vez si tenía todas las de perder.

Entonces, mientras giraba un callejón, la vio. Bella, etérea, fumando, ¡perfecta! Sus movimientos fueron más rápidos de lo que ella pudo prevenir y le había empujado contra el callejón que estaba a su espalda, cubriéndole la boca y hablando atropelladamente.

- Shhh, solo un beso, prometo pagártelo, haz que se vea real, ¿si? - tiró lejos su chaqueta y el gorro que traía, tomándola por la cintura y empujándola contra una pared comenzando a besarle con exagerada pasión, acariciando una de sus piernas, sin dejar de espiar de reojo a la calle.

El protector de la paz pasó corriendo por el callejón, pero se devolvió un poco, observando la escena con algo de repulsión, para luego seguir su camino.

Luther dejó pasar un minuto desde que desapareció para soltar a la mujer, pasándose el dorso de la mano por los labios y caminando a recoger sus cosas, mirándola de lado.

- He, tú, pelirroja. Te debo una, ¿eh? - echándose la chaqueta al hombro y mirándola - Lamento la sorpresa. Aún así besas muy bien - sonriendo apenas un poco.

Era verdad, después de todo.


(Permisooo)

Estaba comenzando a darme un poco de frío el lugar, observaba de un lado a otro la calle cubierta por oscuridad, y no se veía ni un alma que se aproximase, resoplé enfadada.
-Ahora resulta que no hay nadie con ganas de pasar un buen rato.-fue entonces como respuesta a mi comentario en voz alta que el sonido de unos pasos llego a mis oidos, venian corriendo freneticamente.

Y antes de que pudiera reaccionar de la oscuridad brotó un muchacho y se avalanzó sobre mi .-AUX...-grité por inercia pensando que tal vez se trataba de algun homicida, hacia dos dias habian asesinado brutalmente a una de mis amigas, además bueno, sabia muchos secretos incomodos de la realeza y ya habia sido victima de varios intentos de asesinato, el muchacho me tapo la boca y mi corazón comenzó a latir con violencia y fuerza, pese al miedo me di cuenta que además de joven era sumamente guapo.

- Shhh, solo un beso, prometo pagártelo, haz que se vea real, ¿si? -
-Te lo pido...por favor no me hagas nada...tartamudee con miedo, antes de que viera venir cualquier otra cosa, sentí la humedad de sus labios profanando los mios, su cuerpo pegado al mio como el de un animal temeroso que busca cobijo y saciar sus instintos, miré al policia que se hacercaba, y mientras sentia las yemas de los dedos del muchacho rozando la suave piel de mis muslos, lo rodee con mis brazos y subi mi pierna rodeando su cintura,mientras comenzaba a jadear y a acariciar sus cabellos con fuerza.
El policia se alejó y tan rapido como me habia tomado aquel joven se separó de mi, y yo me quede unos segundos petrificada contra la fria y humeda pared del callejón.
Acomodé el escote de mi vestido mientras comenzaba a acariciarme el cabello como lo hacia cada vez que me ponia nerviosa o inquieta por algo.

- He, tú, pelirroja. Te debo una, ¿eh?,Lamento la sorpresa. Aún así besas muy bien -
Fue como arrojarme un balde de agua helada, arquee una ceja y le respondí al intrepido joven.
-¿Me debes una?, mas bien serian como 10!, has hecho que casi me de un infarto!, la semana pasada asesinaron a dos conocidas mientras trabajaban, senti que el corazón se me saldría del pecho....además tiraste mi cigarrillo!- dije pisando el cigarro que todavia estaba encendido pero que habia caido sobre un charco pequeño de aguas sucias, mire al muchacho mientras se ponia el gorro y la chaqueta nuevamente, deslizé uno de mis dedos por mis labios, no era facil admitirlo, pero quizá la brevedad y la sorpresa habian hecho que disfrutará del beso y las apasionadas caricias que habia recibido.
-Y quien diantres eres...no puedes ir interceptando mujeres asi de la nada, aunque...debe darte risa que una mujer como yo te este hablando de moral...te estaba persiguiendo ese hombre...seguramente no hiciste muy buenas acciones el día de hoy.-le dije con intriga, y la verdad era que me atria y me daba curiosidad saber por que lo perseguía

Para ser una mujer de la calle (como le decía la ubicación y las ropas que tenía) se veía algo demasiado asustada por un simple beso, sin embargo la preocupación por no se descubierto fue más y solo se concentró en parecer muy entretenido con lo suyo.

Besaba bien y aquellos dedos en sus cabellos se sentían realmente agradables, aunque su movimiento rápido de rodearle la cintura con la pierna y aquellos jadeos sonaban un poco exagerados para él, pero, demonios, si funcionó para librarse del sujeto, mucho mejor para él.

Mientras limpiaba su chaqueta la miró reacomodarse y se fijó que realmente era bastante bonita, más de lo que pensó cuando la vio de reojo antes de saltarle encima, aunque algo le decía que era más joven de lo que él le veía.

Bueno, la calle los aviejaba a todos. No había falta más que decirle a él mismo.

Se meció los cabellos y le miró - Tsk... no seas tan exagerada, solo era un beso... y deberías ser más cuidadosa si es que aprecias tu vida - apoyándose en la pared con un pie - Y deberías agradecerme. Fumar envejece, y una mujer tan hermosa no debería hacerse envejecer con más rapidez que la necesaria - mientras caminaba hacia la salida del callejón, asomándose con cuidado para ver que ya nadie quedaba. El rubio de la plaza lejana apenas se escuchaba, así que respiró aliviado, sonriendo tenuemente.

La voz de la mujer volvió a distraerle, haciéndole mirar por sobre el hombro - Hmm... si, es como cómico que lo hagas. Te lo dije, solo fue un favor. Y lo que haya hecho es cosa mía - algo a la defensiva - Aunque claramente debo pagarte por tu ayuda, así que... - metió la mano en la parte posterior de su pantalón y sacó una pequeña cartera de mano la cual abrió, comenzando a mirar sin que la joven pudiese ver, acabando por sacar algo y volver a guardar la cartera.

Se le acercó y tomó su abrigo, enganchando en él un pequeño prendedor que parecía de plata con unas joyas encustradas. No sabía cuanto valía, pero habían varias otras joyas en la cartera y mientras el resto de la pandilla no supiesen, no importaba que algo tan pequeño se perdiese.

Se alejó un paso para ver como se le veía y sonrió ligeramente, con algo de aristocrática arrogancia en contraposición con sus ropas claramente humildes - Bien, eso es claramente un pago suficiente. Te queda bien, pero mejor lo vendes para conseguir ropas mejores, que te luzcan mejor - asintiendo un poco, pensando en si era un buen momento para irse o esperar a su reacción.

Pues, si no lo quería, mejor se lo llevaba.

Prendedor:

Un subito tono rojo apareció en las mejillas de Jean, un rubor tan intenso como el de su cabello, bajó sus ojos de color verde como las esmeraldas al suelo, mientras apretujaba con mano timida el chal verde que portaba sobre los hombros,no estaba muy acostumbrada a recibir halagos, de hecho era la primera vez que recibia uno en muchisimo tiempo, estaba mas acostumbrada a las palabras perra, callejera, zorra, ramera y demás insultos que mujeres como ella solían recibir de manera sumamente habitual.

-Gracias...me puso nerviosa tu aparición, te dije que asesinaron a dos amigas la semana pasada,y pues bueno, brotando de la nada y tan de zopetón...-se quedó callada observando el cigarrillo apagado en el suelo y se mordió el labio inferior, mientras se acomodaba un mechon de su cabello que caia sobre su rostro detrás de su oreja.

-Pues por el aspecto que tenía aquel policia no se necesita ser una persona muy inteligente como para darse cuenta que te estaba persiguiendo muchacho.- respondió mientras acomodaba sus manos sobre sus bien pronunciadas caderas, como si fuera una madre regañando a un hijo pequeño que ha hecho alguna travesura.

El caballero se dió la vuelta y Jeanette intento observar inutilmente que era lo que estaba rebuscando en algo que parecía una especie de cartera, cuando se volvió tenía entre sus manos un prendedor hermoso con la forma de una flor, permitió que le colocará aquel prendedor, una sonrisa se dibujo en sus labios, con un vestido mas elegante tal vez podría parecer una princesa, pues el prendedor era digno de un miembro de la nobleza y no de una vulgar callejera como ella.-Es muy hermoso pero...es ...demasiado...digo normalmente cobro unos 10 peniques...-pero entonces la sonrisa se borró de sus labios y alzó la mirada al muchacho.

-Es por esto que el guardia ese te estaba persiguiendo verdad...se lo has robado a alguien, te das cuenta que has cometido un grave crime, te podrían cortar las manos....lo siento nuevamente hablando de moralidad y no soy la persona menos adecuada para eso...pero estamos en una situacion diferente!...por supuesto que será lo primero que haga!, si la dueña de esto me ve por ahi con la calle seguramente me hecharà la culpa...pero en verdad es muy lindo...muchas gracias ah...- guardó una pausa de silencio para que el muchacho se presentará aun no conocia su nombre y deseaba saber quien era, tenia algo de interesante que despertaba una gran curiosidad en su persona, y tambien algo de fascinación que le pedia a gritos seguirle....

No le gustaba demasiado que le regañasen, ni que le hablasen de moralidad, ni menos aún que se creyesen su 'madre', porque la suya, realmente, no valía nada y el solo recordarla le ponía de mal humor. Bueno, más mal humor que de costumbre.

Pero esa mujer le había causado algo de gracia. Era hermosa, tenía carácter, si, bueno, era una mujer de la calle, pero aún así se sonrojaba con la ternura de una adolescente y tenía una voz sincera. Por un momento sintió que era una mujer de confianza, pero rápidamente desechó el pensamiento.

- Ya me disculpé, ¿me tendrás aquí toda la noche? - rodó los ojos metiendo las manos en su chaqueta puesto que la noche comenzaba a refrescar, encogiéndose de hombros, indicando con eso que no pensaba hablar de aquel policía.

Aquel pendiente era muy bello, y destacaba especialmente con el azul vestido de la mujer, por lo que ya iba a decirle que simplemente lo aceptase, cuando ella se dio cuenta del origen de la joya.

- Ay, no... - se quejó a media voz, rascándose la nuca mientras ella comenzaba a darle su discurso de porqué era malo robar, del castigo, etc, etc. Todo eso ya lo sabía, y aún así había pasado años robando. Aquella linda mujer no iba a venir a cambiarle su modo de ver el mundo - Si, bueno, pues si no te gusta, devuélvemelo. Esa vieja seguramente tenía mil joyas más en su casa como para andar con tantas en una simple cartera en un paseo en el parque y su esposo seguramente estará feliz de gastar su dinero en comprarle más, no me armes escándalo.... y me llamo Luther, por si acaso... - mirándole no muy entretenido, encogiéndose de hombros ante el agradecimiento.

Una lechuza pasó volando por sobre sus cabezas y eso le recordó que ya era bastante tarde, así que se giró a la joven - Creo que estoy interrumpiéndote el trabajo, así que será mejor que me vaya... estoy algo lejos de mi 'casa', así que... pero antes... - dándole una mirada más apreciativa - ¿Me daría su nombre, Mademoiselle? - sonriendo de lado ligeramente - Por si debo recomendarla, en alguna ocasión... -.

Jean comprendió que sus palabras habian incomodado a aquel muchacho, pero no lo hacía por mal talante, tal vez era algo que hacia inconcientemente, recordaba como habia escapado de su casa y desde temprana edad se habia dedicado a la prostitución, y algunas vecez, le gustaba creer que podia hacer que las personas llevarán un mejor estilo de vida, algunas vecez, por que el noventa por ciento de las vecez comprendía que lo mejor de la vida es vivirla como mas a uno le plazca, y eso fue lo que expresó.

-Tienes razon...vive tu vida como te plazca-dijo en un tono amable pero seco al mismo tiempo, tenía un nombre curioso que nunca antes habia escuchado, quizá era extranjero.
-Luther es un buen nombre...pero me apuesto el dinero de un mes de trabajo a que eres extranjero, nunca lo habia escuchado antes...mi nombre es Marie Jeanette Kelly, aunque unos simplemente me dicen Jane, Jeanette o Dark Jenny, puedes decirme como gustes...Luther...-lo observó por unos momentos en un silencio continuo sin prestar mucha atención a su reclamo.

Pero en el momento en que Jeanette extendió su mano para despedirze de el un escalofrío recorrió el cuerpo de la bruja, agachó la mirada en el momento preciso en que sentía que sus ojos se ponian en blanco para que Luther no pudiera verlos, y vió pasar una tras otras como cientos de fotografias en camara rapida varias imagenes seguidas unas de otras, en una ella se quedaba en el callejón mientras un grupo de hombres se acercaba para robarle el medallón y golpearla hasta quedar casi muerta, las imagenes continuaron pasando, y se centraban en la figura de Luther caminando por la calle vacía, despues la imagen del policia brotando de un callejón oscuro y disparando un tiro certero en el pecho del joven, mientras se aproximaban los demas refuerzos...por ultimo, pudo observar como arrojaban una manta blanca sobre un cuerpo que no pudo reconocer si era el suyo o el de Luther, ademàs de voces que sollozaban...no soltó la mano de Luther, por el contrario la aferró con fuerza como si no desease que se fuera, y su voz sono profunda y grave, hasta cierto punto gutural, completamente diferente a la voz suave y languida que poseía.

-La noche se tiñe de sangre para las personas, sigue tu camino joven que se mueve con la luna, el trayecto hasta tu morada es largo, pero jamàs llegarás a tu destino, la muerte te esta esperando en la forma de hombre armado, cruzarás calles y doblarás por callejones, pero los guardianes de la paz ya te están esperando, el tesoro se cubrirá con sangre, y volverá a las manos de su legitimo dueño, aquellos a los que aprecias te lloraran, pero ya nunca volverás a verlos.- un gemido de dolor brotó de los labios de Jeanette, y alzó la vista hacia Luther el rostro de la mujer lucía un aspecto tetrico y pálido como si fuera el de un cadaver, tenia los labios rojos entreabiertos, y los ojos que antes brillaban felinamente como un par de esmeraldas, ahora lucian completamente blancos, vacíos y muertos.
Pero no bien Jean hubo soltado la mano del muchacho sus parpados calleron sobre sus ojos, y al abrirlos, estos volvían a tener el mismo color verde brillante habitual, mientras un color sonrosado aparecía nuevamente en las mejillas de la muchacha.

Se llevó una mano al pecho, mientras intentaba encontrar palabras para explicar lo que le habia ocurrido, normalmente sus premoniciones eran muy acertadas, o bien Luther escapaba de su destino por golpe de suerte, o seguramente el cadaver que no identifico era el de ella como quiera que sea, no deseaba averiguarlo, como tampoco deseaba que nada le pasara a aquel joven.

-Escucha seré muy breve, tengo ese tipo de premoniciones muy a menudo, y normalmente suelen ser acertadas, no has visto lo que yo, pero esta noche el policia del que escapaste, ya ha pedido refuerzos, creo que no se ha tragado despues de todo tu juego, se encuentra no muy lejos de estas calles apostandose en puntos estrategicos...escuché a alguien llorando...y dudo que lloren por mi por que me he criado sola desde que tengo memoria...por favor...se que te sonará extraño...pero no deseo pasar la noche sola...quedate conmigo, te invito a cenar o a tomar un trago lo que desees...pero por favor...ven conmigo...se que al parecer no te gusta que te digan lo que debes hacer, pero estoy segura que alguien se pondrá muy triste si no vuelves esta noche a casa.-termino Jeanette al termino de sus palabras y sin darse cuenta,ya estaba aferrada al cuerpo del muchacho con el rostro pegado a su pecho, escuchando los latidos de tu corazón...habia sido una visión del futuro no muy alentadora...no para ninguno de los dos...

- París, ja! que cosa mas risoria
No hacia mucho, unas cuantas horas quizás, había llegado a esta ciudad de "ensueño", aunque si alguien le preguntaba no tenia mucho de interesante; gente, la misma que en otros lugares aunque con aspecto de peor calaña; calles, empedradas, mismo estilo; olor, si pudiese expresar disgusto lo haría pero el olor a muerte, alcohol y roce carnal le parecia realmente exitante y embriagante.

Aun no llevaba un rumbo fijo, simplemente le gustaba vagar, encontrar y observar... observar, ¿sentía melancolía y compasión por aquellos seres que pasaban a su lado, quejumbrosos y dolidos?... No, mas bien sentía fascinacion, su imaginación volaba en cuanto a sufrimiento se trataba.

-Pequeños, son tan pequeños y delicados... tan frágiles
Siguió caminando, cautivando a cuanto humano pasaba junto a ella, a comparación con ellos, sus movimientos eran tan gráciles, su piel resaltaba apesar de que la noche la cubria con su manto, sus ojos azules centellaban cada que pasaba debajo de los pocos faroles que alumbraran la calle a su paso... era diferente, fascinantemente diferente.

Se detuvo para sentir una pequeña brisa, acompañada de un pequeño gemido, un sollozo y del susurro del latido de dos corazónes... ¿lo haría?, no, el sollozo le parecio mas interesante que la sensación de locura que le provocaba el oir a dos fuertes corazones latir casi al unisono. Volteó la mirada hacia donde provenia el sollozo y contemplo una imagen un poco peculiar, una mujer abrazada de un joven, la mujer no tenia ni porte ni elegancia, mucho menos una apariencia seductora, sin embargo, habia algo en ella que le parecia atractivo; en cuanto al joven, no encajaba con la imagen del lugar donde se encontraba, si bien su condición no sobresalia del resto su rostro y actitud lo hacian

-Ja! pero si tu tampoco "encajas" querida-se dijo asi misma y sonrio
Con la agilidad y silencio que su cuerpo emitia se acerco a contemplar tan peculiar escena

Estuvo a punto de decirle que él no necesitaba permiso de nadie para saber que podía vivir como quisiese, pero se controló. Ella no tenía la culpa de sonar tan 'maternal'. No maternal como su madre, sino maternal como aquellas verdaderas madres que había conocido a lo largo de sus años en las calles.

Quizás no sería adecuado decirlo, ya que era sabido que los franceses no eran muy dados a los extranjeros (a diferencia de en otros países donde casi los reverenciaban), pero pensó que no haría daño aceptar las palabras ajenas - Si, tienes razón... es un nombre Prusiano. Allí nací, pero hace mucho que no regreso a mi tierra natal... - puso una mueca ligera - Tampoco es que me interese demasiado, tampoco - pensó, mientras le escuchaba.

- Jeanette... Jane me gusta, así te llamaré... - decidió estirando su mano y tomando la ajena, cuando aquello comenzó.

Abrió sus ojos grandemente por la sorpresa. La mujer parecía temblar, pero no le soltaba para nada. Aquellas uñas se clavaron con algo de fuerza en su carne, pero él tampoco hizo ademán de soltarse. Creía identificar los signos, ¿acaso esa mujer era una adivina?

- Oh, no, adivinanzas no - se lamentó. Él no era tan ágil con la mente como lo era József. Ahora es cuando comenzaba a extrañarle horrores.

Sin embargo, lo duro del mensaje se comprendía. Sangre, noche, policía, legítimo dueño, lágrima de su pandilla. Oh, no, esa noche no era la suya.

Escuchó el gemido de la mujer y observó su rostro, casi dando un paso atrás, soltándose sin querer, viendo como volvía a su estado normal. Se veía muy afectada, por lo que se acercó y le tocó el brazo - Jeanette, ¿estás bien? - pero fue interrumpido, por aquellas rápidas palabras de alguien que está muy asustado.

Antes de que se diera cuenta la tenía aferrada a él, por lo que antes de darse cuenta la estaba sujetando, dándole palmaditas consoladoras en la espalda, analizando sus palabras. Darle un quiebre al destino. Igual él pensaba que podría librarse, yéndose por otros caminos, intentando volver a transformarse (a pesar de que sus poderes estaban muy menguados por la extenuante transformación de la tarde) o algo así, sin embargo aquella joven estaba demasiado asustada para ser simplemente una visión de él. Quizás también la incluía.

Ese "no deseo pasar la noche sola" no tenía nada que ver con su posible 'muerte', así que solo le quedaba pensar que estaba asustada por su propia suerte.

Miró al cielo un momento y finalmente suspiró, asintiendo - Está bien... de todas formas no se asustarán tanto si no regreso una noche... pero no podemos quedarnos bebiendo toda la noche, así que supongo que me llevarás a dormir a algún lugar a cubierto... - alzó una ceja. Sin su apariencia canina le incomodaba dormir a la intemperie - Esa es mi condición.... ya, tranquilízate, yo te cuidaré - le dio otras suaves palmaditas, esperando que se calmase, cuando una presencia ajena se presentó.

Su olfato fue el primero en sentirle. Aquel olor a sangre. Miró de reojo, pero estaba justamente a su espalda. No parecía querer atacar ni nada, pero cuando dio unos pasos hacia ellos, se giró rápidamente cubriendo a la joven con su cuerpo, mirando a la otra.

Era una mujer, y era hermosa también. Todo en ella destilaba elegancia y pomposidad, pero también una ligera crueldad típica de aquellos de piel fría y pálida y que expedían aquel olor a sangre que solo aquellos como él podían sentir. Una vampiresa.

- Buenas noches, mademoiselle - habló alto, para alertar a su acompañante de que no estaban solos - Curioso lugar para aparecer con tan elegante atuendo. Si está perdida podemos darle indicaciones para que regrese a un lugar más adecuado - mientras se sentía alerta, rezando porque no quisiese pelear. No sabía si podría defender a Jane con sus poderes tan disminuidos.

-Si...me encuentro bien..el malestar solo dura durante la premonición...soy...bueno ya debes de haberte dado cuenta, soy una bruja...este es solo uno de los muchos dones que poseo, mis poderes estan mas halla de simples visiones...pero las brujas aun continuan siendo cazadas, por eso es que me dedico a esto...yo tambien soy extranjera, bueno la primer familia que me crio me contaban que me habian traido de Irlanda, y debe de ser no hay muchos parisinos pelirrojos.- dijo intentando tranquilizarse un poco pero sin despegar su cuerpo del de Luther, era una sensación que le reconfortaba, mas halla del hecho de sentirse protegida, su cuerpo y los fuertes brazos del joven desprendian un calor que la reconfortaba.

Escuchó su petición, se quedaría con ella, Jeanette asintió .-Claro que tenemos que descanzar, normalmente mi jornada laboral termina entre tres y cuatro de la mañana y no más, tambien necesito descanzar para lucir hermosa otro día más-dije sonriendole y guiñandole un ojo con picardía.
-Puedes pasar la noche en mi cuarto si lo deseas, es algo pobre pero es muy comodo, y la cama esta libre de liendres y eso no es muy comun de encontrar por estos lugares aun en los hostales.-sacó de entre sus ropajes un extraño collar, representaba la forma de una estrella de cinco puntas con un dragon superpuesto aferrando una extraña gema de la cual no era posible saber a que clase pertenecia, era un amuleto mágico elaborado precisamente por ella, lo utilizaria para que este les guiará por las zonas apartadas del peligro de los policias y de los matones, pero en ese momento, Luther se separó de ella y avanzó al frente colocandose delante de ella dandole la espalda.

Jane lo observó extrañada a tiempo de darse cuenta que ahora Luther hablaba con una mujer sin separarse de su lado, Jane asomó su rostro por detrás del brazo de Luther pues este era mas alto que ella y contempló de que se trataba:
Una hermosa mujer, tambien de brillante cabellera roja, pero eso si con un estilo muchisimo mas elegante que el que ella poseía apareció brotando de la nada, no entendía por que Luther se habia puesto tan nervioso, a ojos de Jeanette quien solo percibía de vez cuando ciertas emociones como escalofrios o cosquilleo en el vientre cuando se encontraba con algun ser sobrenatural, a la mujer que se habia hecho presente la veía como una mujer mas.

Observó su medallón y vio que la joya parpadeó muy tenuemente en un color rosado oscuro, Jean levantó una ceja y acontinuación clavo sus ojos verdes como esmeraldas en los de la mujer que se habia hecho presenté comprendiendo por que de la alarma de Luther.

-Señorita...trabajo en este barrio, y en verdad creame que no es recomendable que una mujer tan hermosa y que evidentemente proviene de buena cuna se pasee sola por estos callejones, lo de minimo sería que se topara con un ladrón, hay violadores y asesinos sueltos merodeando en muchas esquinas...no debería pasear sola a estas horas de la noche, mucho menos cuando no hace mucho han asesinado ya a dos mujeres-dio un paso timidamente para salir un poco de la cobertura proporcionada por Luther y observar mejor a la mujer...su vestido era hermoso...automaticamente miró su vestido azul, estaba bastante viejo y algo gastado, observó su Corset semi abierto que dejaba al descubierto parte de su firme y bien desarrollado busto, y se lamentó de no haber llevado un seguro para cubrirse...Esa mujer...era una hija de la noche, el medallón se lo habia advertido en ese resplandor, pero quizá solo encontraba de paso.

Escuchó la respuesta que profirió a Luther, y se mordió el labio inferior, mientras por instinto, Jean apretaba con suavidad la mano del muchacho, se dirigió nuevamente a la mujer, mientras su voz adoptaba un tono de voz distraido y tranquilo
-Ya lo creo, aunque en estos tiempos no se sabe mi lady, la mayor parte de la gente dice que la muerte utiliza mascarás hermosas, y ya sabe que muchas vecez lo que la gente cuenta tiene mucho de cierto...ademàs que le haría pensar que un par de jovenes que lucen tan indefensos lo están...- con la mano que tenia libre sujeto su medallón con fuerza y lo apretó fuertemente, mientras sus ojos verdes brillaban felinamente en la oscuridad, observando cada movimiento y faccion de aquella noble dama.

Spoiler:

Miró al joven y luego a la mujer sonriendo cálidamente, empezó a caminar un poco hacia ellos pero se detuvo al ver la postura de alerta que tomó el muchacho, soltó una pequeña risa, melodiosa y seductora al escuchar el comentario.

-No, no estoy perdida... simplemente me apeteció sentir un poco de... adrenalina-sonrió de nuevo y camino otro poco acercandose mas sin decir palabra pero sin dejar de ver a la pareja, caminó en círculos con movimientos gráciles al rededor de ellos, escuchando como sus corazónes latían cada vez mas rapido, aunque las reacciones de aquella mujer no dejaban de sorprenderla, notó el amuleto centellante que llevaba en la mano
-Bruja- pensó mientras se alejaba un poco para volver a observarlos.

-Pues aunque mi apariencia desentone con este ambiente, quizas no esté tan desentendida de los violadores o... asesinos- dijo esta última palabra con un tono juguetón, malicioso pero a la vez seductor.

Miró como la mujer salia tímida y reservadamente del asilo protector del joven y pudo observarlos mejor, vestimentas nada fuera de lo común, el pelo desaliñado, nada fuera de lo común; sin embargo le parecieron extremadamente atrayentes... ¿sería la postura de guardia del joven que resaltaba sus rasgos? ¿sería la actitud un tanto desinhibida de la mujer?

-No debería apretar tan fuerte esa cosa, puede que las puntas le corten y... sangre
Cerro los ojos y miró hacia el cielo
-Es una linda noche, ¿no creen?,algo meláncolica y con olor a muerte segura en el aire... pero linda al fin y al cabo -sonrió nuevamente de la manera cálida, mirando fijamente dentro de los ojos de aquella atractiva bruja

Si, se había dado cuenta que era una bruja. ¿Cómo no darse cuenta si una de las personas más importantes en su vida también era uno? Los 'síntomas' eran, en parte, familiares.

No soltó, dejándole desahogarse, siguiendo con algo de dificultad su rápida voz, ya que a pesar de que hablaba bastante bien el francés, le costaba un poco asimilarlo.

Suspiró al verle un poco más tranquila y asintió - Si, es mejor. No me gustaría tener que quedarme en un bar toda la noche. Allí también correríamos peligro de ser asesinados - casi con indiferencia, como broma, sin embargo pronto se darían cuenta de que no estaba tan lejano de la realidad.

En cualquier parte el peligro podía alcanzarles.

Le mantuvo tras él en todo momento, mientras sus instintos de protección surgían, puesto que a pesar de la otra joven se veía delicada, sus ojos le indiacaban de que era cualquier cosa menos eso. No sabía si la bruja tras él se había dado cuenta de la naturaleza de la nosferatu. Pensaba que probablemente que no, de otro modo no creía estuviese perdiendo su tiempo diciéndole lo peligroso que era el barrio. Después de todo, ella debía ser mucho más peligrosa que veinte ladrones y diez asesinos juntos.

Sintió la energía a su lado y miró de reojo viendo el medallón. Quizás no había sido recomendable ponerse en evidencia tan rápido, pero no había nada que hacerle ahora.

- La dama tiene razón, Jane, no queremos que ella pueda perder el control... - con una mueca ligera, casi una sonrisa, mirando por el rabillo del ojo el cielo.

La luna creciente estaba ligeramente cubierta por las nubes. Era una noche clara, aún así, y fresca, manteniendo la poca tibieza que había dejado uno de los últimos días cálidos de otoño. Pronto vendría el frío, y su pandilla tendría que buscar un mejor refugio. El pensamiento le hizo fruncir el ceño, pero volvió a enfocarse en la vampireza, poniendo sus manos en sus caderas - Si, es bastante posible. Sin embargo estamos dispuestos a esquivarla hasta la madrugada - cogiendo la mano de la joven a su lado y haciéndole un gesto con la cabeza a la otra - Así que, le suplicamos que siga su camino en búsqueda de diversión... nosotros no estamos interesados - pegando a Jeanette a su costado, devolviéndole la mirada a la vampireza con firmeza.

Off ::
Luther!! que bueno que volviste ^^ se te extraño en este tema ^^
On::
Solté mi medallón casi como una reacción automatica ante el comentario hecho por la hermosa hija de la noche, mas bien lo apreté con menos fuerza, tenia razon, la sangre podría despertar " la bestia" que ya en ocasiones antes habia visto de algunos vampiros, pero no lo deseaba, tenia la ligera certeza de que Luther estaba cansado...y no precisamente por haber tenido con el una noche desenfrenada de pasion evidentemente, si no por que se notaba que todavia no estaba repuesto de la corretiza que le habai pegado el policia ese, cuando ya estaba ante nosotros una vampira.

-Seria una pena que perdiera el control mi lady, una mujer tan sofisticada,podría ensuciarse ese hermoso vestido, y sabe es dificil quitar algunas manchas de la tela, mas de las telas finas como las que usted lleva-dije intentando hacer una sonrisa despreocupada, pero por lo visto, Luther no se encontraba muy comodo con la presencia de aquella hija de la noche en el lugar,por lo que me añadí.
-Sería grato poder encontrarnos de nueva cuenta, pero por ahora, tenemos un largo camino que recorrer mi señora, y este joven ha pagado por un servicio...y como sabe, al dinero y a la comida no se le debe hacer nunca feo.-mentí haciendo pasar a Luther por un cliente, el muchacho estaba incomodo, quizá presentía algo mas que yo.

Se maldecía internamente por su debilidad, por no tener la fuerza suficiente en ese momento para simplemente coger a la bruja y largarse de allí, y que si la vampireza deseaba pelear, luchar y ganarle. Ahora, en esas circunstancias, si la mujer se le enfrentaba no sabía si saldría bien parado.

Observó de costado a Jeanette preguntándose si era correcto que le hablase a alguien que, aunque molestase, estaba por sobre ella en la cadena alimenticia, pero luego pensó que la bruja merecía su admiración por ese valor que se presentaba, aunque también había algo de verdad en las palabras de la vampireza.

¿Por qué perder su tiempo hablándoles cuando hubiese sido mucho más sencillo asaltarles por la espalda? Con su energía poco hubiese podido hacer, y si era lo suficientemente rápida dudaba que Jeane hubiese alcanzado a sacar su amuleto.

- Si no es nuestra sangre la que buscas, ¿qué es lo que deseas? Disculpa que seamos excépticos, pero no todas las noches una vampireza se para frente a uno con la mera intención de invitarte a una taza de café - alzó una ceja, deteniendo a la bruja a su lado, ignorando el hecho de la excusa inventada, porque era una gran mentira el que hubiese pagado por su servicio. La curiosidad le invadía, y todo aquel que le conocía sabía que la curiosidad era uno de los defectos más grandes de Luther, junto con el sobreproteccionismo que tenía hacia los mellizos Bároti. Necesitaba saber porque la vampireza se tomaba tantas molestias. Y porqué miraba tanto a Jeanette.

Se cruzó de brazos mirándole analizantemente para luego alzar una ceja - ¿Se puede saber a que es lo que te refieres con una 'sana diversión? - ¿era posible que estuviese hablando de lo que él pensaba que estaba hablando?.

Observó a la bruja y guardó silencio, puesto que al final era ella la que decidía. Al parecer la vampireza no estaba para nada interesado en él sino tan solo en la joven a su lado. Bueno, pues entonces no era del todo su asunto, a menos que ella le pidiese ayuda. Y si fuese así... bien, tendría que ayudarle.

Todas las deudas debían pagarse.

No es que fuera una cabeza hueca, ni deseara meterme a la boca del lobo, mas bien se debía a algo que no me gustaba mucho admitir, pero que era una debilidad por el trago, casi tan grande como mi debilidad por el tabaco, mis dos unicos vicios que podian competir contra mi mas grande pasión...El estudio.
Pero cuando aquella chica nos habia ofrecido ir por un trago, mis ojos brillaron.
-Pero por...-...pero mis palabras se vieron interrumpidas, ante el comentario que hizo Luther, al parecer el veía las cosas desde otra perspectiva, me sorprendió mucho, un muchacho tan joven como el, bueno en realidad no creo que fuera tan joven, quizá era mas bien que yo me veía un poco acabada, habia comenzado a trabajar desde las seis de la tarde,y por eso a esas horas de la noche, los clientes, la falta de alimentos, y tener mucho tabaco en el estomago, comenzaban a hacer mella en mi belleza natural...al menos a si me gustaba pensarlo, lo cierto es que la vida no habia sido muy dulce conmigo, y se habia encargado de irme marchitando mas o menos rapido.

Nunca habia hecho esto antes, y no me gustaba mucho hacerlo, lo consideraba una violación, pero decidí utilizarlo, era la forma en la que me comunicaba algunas vecez con los espiritus que invocaba para que nadie me escuchara hablando sola.
-Luther, tranquilizate un poco, digo es una vampira, pero estoy segura que ...bueno no la verdad no estoy segura, pero tal vez...bueno...tal vez solo quiera divertirse en serio.-mi voz estalló tan clara como si estuviera hablando en voz alta con Luther, pero solamente el la pudo escuchar, pues la habia proyectado a su mente, añadí .-ah no te preocupes, solamente puedo hablar, no leer los pensamientos.- voltee a verlo y le sonreí ampliamente, mostrando una perfecta dentadura blanca y bien cuidada, despues de todo era pobre, pero antes muerta que fodonga y descuidada de mi persona.

-Si te refieres a algunos tragos, hay una taberna muy buena por aquí cerca mi señora, siempre y cuando no le moleste, que mi apuesto acompañante valla...es un buen muchacho aunque como verá es tambien un poco uraño, pero es dulce, y es una de las personas mas bellas que he conocido.-aseguré mintiendo nuevamente, bueno si era bastante guapo, y con esos labios y esos brazos...momento Jean, no es tiempo de pensar en esas cosas recomponte, y ...volvi a hablar con Luther mentalmente.
-Por favor...no me dejes sola Luther, ven conmigo, aun esta en pie la invitación a que pases la noche en mi casa...solo no te vallas hoy, te daré algo de ropa, pan y unas monedas que tengo por ahi para agradecertelo...pero quiero que te quedes conmigo...-esperé la respuesta de Luther, solo tenia que responder mentalmente, y captaría su pensamiento, me puse un poco roja al hacerle esa petición al joven, la verdad es que no estaba acostumbrada a pedirle nada a un hombre...pero en verdad sentía la necesidad de pasar esa noche en su compañia y nada mas.

El joven prusiano se giró a observar a su acompañante ante aquella defensa a la vampireza, incrédulo, sin poder creer que la bruja estuviese diciendo algo así, pero fue entonces que al no verle mover los labios se sobresaltó un poco, retrocediendo medio paso. ¿Le estaba hablando directamente a la mente?

Un gran suspiro abandonó su garganta, mirando de lleno a la vampireza. No podía provocarle confianza, ¿cómo es que Jean había caído tan fácil en su invitación? – Me temo que una amenaza de ese calibre no es la mejor idea para comenzar una entretenida velada llena de charla amistosa, señorita Cappelletti – le sonrió con una sonrisa llena de sarcasmo, pero finalmente no pudo más que aceptar aquello.

¿Cómo podría dejar a alguien tan obviamente vulnerable como Jeannette a solas con esa vampireza? Más aún después de ver los ojos de esa mujer sus deseos impuros para con la bruja. Como ella no podía leer sus pensamientos, Luther tan solo pasó su mano por la cintura de la humana, y cuando le iba a responder a la vampireza, su aparición a espaldas suyas solo les provocó un sobresalto, girándose.

Su corazón se sentía acelerado mientras que el pensamiento de que si verdaderamente quería asesinarles no le costaría mucho, así que ¿de qué servía resistirse? Volvió a suspirar profundamente mientras sentía el beso en su mejilla, para luego mirarle y mirar a Jeanette a su lado un momento, volviendo a la vampireza.

- Si vamos… – caminando tras ella, trayendo a la bruja con él, esperando a que les guiase rumbo a aquella taberna de la que hablaba.


(Podemos considerar el tema cerrado aquí y Jeanette abrir el otro en la taberna, donde la siguiente sería Aleeah, para mantener el orden, si es que quieren. ¡Lamento la tardanza!!)