Comienzos de una nueva vida - Diario de Zina

por **Selene Iriberry** Sáb Jun 11, 2016 11:07 am

Marienne, aquel nombre jamás volvería a ser pronunciado, había muerto, como todo su linaje, como su padre, su prometido, sus fieles sirvientes, sus amigos y hasta aquellos que se suponían debían protegerla. Sonrió, las desgracias no llegaban solas, las tempestades movían cimientos y las vidas se apagaban como las estrellas al llegar el amanecer. Inspiró, aún le dolía la herida que la daga enemiga había creado en su costado. Aun no entendía como había sobrevivido, tal vez no era aún su hora, o tal vez su vida, su historia, tenía mas misterios de los que ella creía.

Tras pasar unos días en la semi inconsciencia, logró ir restableciéndose, no todos sus aliados habían perecido, pero no podían darle tanta ayuda como deseaban, pues sus vidas también corrían graves peligros. Así pues, consiguió una nueva identidad, jamás volvería a ser llamada por Marienne, debía hacerse a la idea que su vida era la de aquella joven de clase baja que ahora aparentaba ser. Zina, debía dar el paso adelante, ocultando tras de si, a la atrevida y aventurera americana que llegara a penas meses atrás, para llevarse el continente por delante.

Cuando las fuerzas se lo permitieron, buscó un lugar donde poder vivir, una casucha en mitad del bosque, escondida de todo y todos. Allí, algunos de sus nuevos misterios se revelarían, pero por ahora, solo deseaba recomponer sus fuerzas, aprender bien su nueva historia y olvidar, de ser posible, que laguna vez, intentó luchar por un país libre, un futuro mejor y una sociedad, en donde no existieran las diferencias tan extremas, entre clases sociales. Tal vez era tiempo de experimentar, lo que sentían aquellas personas que antes quería salvar. Ahora debería vivir como ellas, sentir lo que ellas sentían y luchar por sobrevivir día a día. Recordó a quien había sido su guardaespalda, agradecía que se hubiera tomado esas vacaciones, pues así, no debía lamentar una muerte mas, ya demasiadas se asentaban en sus hombros. Su nariz se coloreó, sus ojos se llenaron de lagrimas, mas no lloró, ella era fuerte, lo demostraría, comenzaría de cero, desde sus propias cenizas, jamás se dejaría vencer, jamás.

por **Selene Iriberry** Lun Ago 08, 2016 6:07 pm

Dedicó toda la mañana a buscar diferentes elementos que le serían de utilidad en su nuevo hogar. Había conseguido cambiar una de sus antiguas joyas y comprar con eso un camastro, un arcón, silla, mesa, y pagar por adelantado unos meses de alquiler, el dueño de la casucha no preguntó como había conseguido aquel dinero, lo único que quiso fue poder asegurarse que eran billetes verdaderos y que no lo estafaría, apenas terminó de asegurarse su paga, dejó el lugar, como si temiera estar allí, en verdad era algo lógico, si se tenía en cuenta que era un lugar apartado de toda construcción cercana, el bosque a pocos pasos, en donde los bandidos solían refugiarse, cuando la policía los buscaba.

Zina sonrió divertida al verle huir, bien sabía que ninguno de esos maleantes se acercaría a su cabaña. Noches atras, uno de éstos había querido hacerle una visita, mas se había encontrado que la joven tenía de mascota a un enorme felino, de esos que solían observar en los anuncios de circos y espectáculos ambulantes. Tal había sido el susto de aquel ratero, que desde entonces solían llamarla la gitana, creyendo que era parte de algún circo ambulante o de una de esas caravanas de gitanos, y que simplemente se había cansado de vagar de pueblo a pueblo, de país en país. Suspiró mientras observaba como el hombre se alejaba por el camino que llegaba hasta su hogar. Giró su cuerpo y contempló la habitación, iluminada por un par de velas, perfectamente en orden y limpieza, a pesar de su devenir económico, seguía manteniendo una compostura que la hacía distinguirse de otras mujeres que debían pasar por situaciones semejantes. ¿Que podrían creerla ladrona? no le importaba, bien sabía que ningún policía la molestaría, a menos que se metiera con ellos y en verdad, no deseaba llamar la atención, bien sabía que tenia enemigos mucho mas peligrosos de que preocuparse y por quienes debía mantenerse en el anonimato.

Cerró la puerta de su hogar y se dedicó a escribir en un pequeño diario, - que había podido salvar antes de dejar su mansión - todo lo que estaba viviendo, las diferentes ventas que había tenido que hacer y el paradero de cada una de las personas que habían servido para ella, desde su llegada a Paris. No pudo dejar de entristecerse al pensar en su querida negra, esa vieja cocinera que la criara durante tanto tiempo, y que al saber el final de su tío, había muerto de tristeza. Zina pensó en la historia que habría unido a esos dos seres, pero prefirió dejar aquellas elucubraciones para otro momento, debía prepararse, otra noche mas pronto caería y debería salir a cazar, delincuentes o algún incauto al que robar, ademas de espiar a sus enemigos, sabiendo así, como vengarse mas adelante.

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