Eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y obediencia

por **Katharine Hohenzollern** Lun Jun 20, 2016 11:51 pm

Agatha Hohenzollern

Romper con las cadenas que nos esclavizan a éste sistema, que nos someten y nos vuelven autómatas. Sin libertades, sin fraternidad, sin respeto por la igualdad. Aquí esto, una entregada en cuerpo y espíritu a una causa justa y prudente, que asume con total lealtad a la Orden, las responsabilidad que me fueron conferidas. No me quebrarán, aunque lo intenten. La eternidad me juzgará, mas no serán los jueces terrenales los que acaben conmigo, los que me dobleguen. Ellos no valen, son sus vicios, no alcanzarán jamás la Iluminación. Le entrego mi vida a la misión conferida, en la cual estoy agotando el último aliento que me va quedando. Soy una mujer casi anciana, que ha pasado hace demasiado tiempo la plenitud de su juventud. Tengo hijos, nietos, y mi marido me espera en otro sitio, más puro.

Sé que una guerra nos espera, y es por ello que debo estar lista y debo dejar preparado el terreno para enfrentar a un poder socavado por la corrupción y la desidia. De nada vale haber llegado hasta aquí, de haber crecido y haber sido prohibidos, si no tenemos la capacidad suficiente para reunir a nuestros propios miembros. He tenido que salir de mi comodidad y sacudirme la viudez para volver al campo de batalla. El terreno es difícil, los ánimos están caldeados, y mi alma está cansada de tanto dolor. Me siento sola, muy sola. Quisiera estar junto a mi esposo, él sabría cómo enfrentar los nuevos desafíos que se nos presentan, pero ha dejado en mis manos todo lo que ha construido, y no puedo ni debo defraudarlo.

Agatha

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por **Katharine Hohenzollern** Mar Jul 26, 2016 3:04 pm

Agatha Hohenzollern

Considero a la monarquía un flagelo para nuestra humanidad. Día a día, me canso de fingir que estoy de acuerdo con el sistema que nos rige, que nos condena y que va en contra de los mandatos de Dios. ¿Habrá mayor bazofia que un rey ungido por Dios? ¡Qué gran herejía! No puedo creer que aún haya quienes defiendan tan terribles afirmaciones. Alrededor del mundo, existen férreos espadachines de la monarquía, del sistema de castas que no está consumiendo y hundiendo, cada vez con mayor fuerza, en lo más profundo del océano. Extraño tanto los efusivos discursos de mi adorado esposo, con su simpleza e inteligencia, era capaz de dar por tierra todos los argumentos que ponderan a los nobles.

No me considero una altruista, pero sí que tengo la capacidad para ayudar a quienes lo necesitan. Los campesinos viven oprimidos, casi son esclavos, el país está sumergido en deudas e impuestos asfixiantes, la delincuencia se apodera de las calles y el poder sigue acumulándose en las manos equivocadas. Dios debe iluminarnos para llevar adelante ésta misión que me fue legada, con tanta responsabilidad. Sé lo difícil que es para una mujer, especialmente para una mujer como yo, que está ansiando reunirse con su amor en el Reino del Señor, pero que debe seguir aferrada a los ideales terrenos, porque es de la única manera que logro mantener vivo a mi adorado marido. Ansío tanto oír su voz…

Extraño a mis nietos, a todos y cada uno de ellos. Al menos, en sus risas frescas, encontraba la calidez para mi triste corazón. Quiero olerlos de nuevo, acariciar sus mejillas suaves y acariciar sus sedosos cabellos. Tan puros, tan ajenos a éste mundo horrible. Sólo ellos serán mi refugio el día que el dolor termine consumiéndome. Me siento sola, terriblemente sola.

Agatha

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Eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y obediencia

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