El Arte en el siglo XIX

El arte siempre ha sido, desde los primeros asentamientos humanos, el medio de comunicación de las ideas del hombre, las cuales ha dado forma a través de diferentes cosas; desde las pinturas rupestres, los imponentes templos dedicados a los dioses, la música de los antepasados hasta las monumentales obras arquitectónicas. La necesidad que tiene el ser humano por imaginar y crear ha dado motivo para reconocerse a sí mismo como un ser sensible, capaz de innovar. Por esa misma razón, el arte es un pilar fundamental de nuestras sociedades desde que el hombre es hombre, y ha ido cambiando en conjunto con éstas. Los cambios ideológicos, políticos y sociales también han afectado a las diversas manifestaciones culturales y por ello, el arte puede diferenciarse según se diferencian los diferentes períodos de la historia de la humanidad.

El siglo XIX (1800-1900) fue un período de grandes cambios y esto también se vio notablemente reflejado en el arte de la época, el cual fue el antecesor a las vanguardias surgidas en el siglo siguiente y el nacimiento del arte conceptual más adelante.

En la arquitectura surge el llamado historicismo, ya que, en éste se suele reflejar claramente una añoranza del pasado; los diferentes estilos se fusionaron para dar origen a obras arquitectónicas de gran relevancia y hasta dieron vida a estilos muy originales como lo fue el Art Nouveau a finales de siglo. El estilo neogótico suele caracterizar a la mayoría de monumentos; éste tiene propiedades del estilo gótico medieval con formas genuinas y meramente decorativas.






El surgimiento del Romanticismo dio como resultado significantes obras artísticas. La búsqueda del artista por lo inalcanzable, el sentimentalismo y la constante disputa con las esteriotipadas reglas del racionalismo, son parte de las características principales de este movimiento puramente artístico. Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla, incluso dentro de una misma nación, se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.

La libertad, independencia y nacionalismo serían algo constante dentro de las manifestaciones de esta época; también la evasión de la realidad y la exaltación de la naturaleza, como una alternativa para que el hombre estuviera protegido de las dificultades. A este movimiento se le unió más tarde el realismo, el cual reflejaba los acontecimientos sociales que se produjeron en aquel entonces. Se ha visto muy propio en importantes trabajos de grabado y pintura, especialmente en las del español Goya.

En la literatura estuvo muy de moda las autobiografías, y por supuesto, las novelas históricas y góticas. Es muy común notar que en estas obras existía una notable relación con el terror, lo oculto y la muerte; también los amores imposibles, la añoranza, la soledad y la belleza reflejada en diversas historias. Así fue como también el teatro tuvo una gran popularidad y la mismísima poesía terminó desapegándose de las absurdas reglas propias del neoclasicismo.

La música estuvo centrada en lo emocional, con la finalidad de evocar ideas a través de composiciones de gran belleza. La estética del Romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción. En el Romanticismo se cree que la música "pinta" los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le rodea (anónimo).



Y no podemos olvidarnos de la pintura...

Debido a los importantes cambios surgidos en la época, la pintura se vio igualmente influenciada. Incluso, cuando se inventó la cámara fotográfica, los pintores debieron hallar otra alternativa dentro de su oficio, por eso, es común que ya, hasta la paleta de colores fui sustituida por otros más vivos, como una manera de hallar la luz.

En sus inicios, las pinturas del romanticismo, atendiendo a las características propias de este movimiento, estuvieron influencias por escenas oscuras, con escenarios irreales y lóbregos; fantasmas y hasta la misma muerte fueron un tema constante en estas representaciones pictóricas. Se incluye también la sátira, lo grotesco y lo oculto. Luego, las necesidades van cambiando y surge una constante exaltación del color, la pincelada y el desorden en la composición. El artista se deja llevar por las pasiones y las emociones e intenta plasmar en el lienzo lo que sus ojos perciben al momento de la realización de la obra. La fotografía sustituye a la pintura en el retrato y la pintura se dedica sencillamente a buscar otra manera de seguir teniendo la importancia de siempre.

La escultura estuvo fuertemente relacionada con la arquitectura,  ya que, usualmente esta sirvió como medio decorativo en los diferentes monumentos. Por lo que, prácticamente, la pintura fue la que más sobresalió en la plástica durante este período de la historia.