¿Por Dónde Empezar? - Alem -

por **Florentine Charpentier** Vie Jun 24, 2016 12:47 am

¿Por dónde empezar?

¿Qué es lo primero que tendría que contemplar al irse a vivir por su cuenta?

¿Cómo se las ingeniaba la gente de París para vivir en el día a día y cómo lo podría hacer ella el día de mañana?

Había muchas cosas que Florentine no sabía aun. Sus sueños eran altruistas como los de cualquier persona, pero aun asi, por mas que lo mirara todo desde el lado bueno, sabía que tarde o temprano iba a tener que tener ayuda de alguien, o de muchos. Por mas que quisiera una enana siempre iba a resaltar en la sociedad, no había forma de disimularlo asi como así.

- Bien, es hora de salir a meditarlo al aire libre – se dijo a si misma mientras salía por la ventana de la planta baja de la calle Cler en el mas absoluto silencio. En una bolsa portaba los zancos, una falda simple y algunas provisiones por si le agarraba hambre entre comidas. La próxima sería el desayuno y para entonces pensaba estar con unas grandes ojeras que mostraran su trasnochado desvelo a su familia.

Aun no decidía si valía la pena hacérselo notar o solo era una incitación producto de su mente revolucionaria. Lo cierto era que iba directo a las calles del centro, con suerte iba a poder apreciar a los primeros comerciantes del mercado arribar con variedad de frutas, verduras y demás artículos a primera hora de la mañana y comprar algo solo para saber cómo era eso. En su familia la ama de llaves siempre había sido la encargada de realizar las compras de los Carpentiers, algo de Florentine anhelaba hacer o al menos acompañar.

Caminó y caminó. No había suficiente gente como para tener que ocultar su estatura poniéndose los zancos. No era necesario, porque además era algo molesto para sus pequeños pies y requería no solo destreza sino fuerza.

Se perdió contemplando una vidriera y a la vuelta de la esquina choco contra unas piernas duras que le hicieron de tope. Arriba de ella un moreno alto de contextura fuerte la observaba, automáticamente pidió perdón por el arribe, sabiendo que ella solo le había ocasionado una cosquilla y por eso no había sido empujada por este.

por **Alem** Vie Ago 05, 2016 12:55 am

Alem había pasado toda la noche fuera de casa su ama había partido convenientemente a visitar a sus amistades la casa había quedado temporalmente cerrada para él, se preguntarán por que no pudo quedarse dentro de casa si la bien abastecida villa tenía cientos de kilómetros donde el esclavo podría buscar refugio en los techos improvisados hechos para él, ¿por qué? Bueno su ama era una persona volátil e impetuosa, pero, así como había planeado su viaje y dispuesto de vacaciones para todos los demás que la asistían dentro de casa se había olvidado de él, el ama de llaves que quedo a cargo se negó a dejarlo quedarse pues no sabía cómo reaccionaría la ama al llegar, pues no había dado instrucciones de qué hacer con él nadie podría disponer de lo que había en casa para un esclavo.

Por ello Alem tuvo que vagabundear por las calles de parís con un atado que contenían sus ropas, el libro que le regalo Soren su maestro y claro su placa de esclavo, logro que él ama de llaves redactara una carta donde describía a grandes rasgos que era propiedad de la ama, y que por razones ajenas a ella Alem debía quedarse fuera de casa, esto solo era una precaución por si lo llegaban a agarrar los vendedores.

Llevaba una manta sobre los hombros mientras caminaba por el empedrado, se acercó a ver uno de los aparadores que tenían montones de cosas llamativas a sus ojos, tan embobado estaba que no se dio cuenta cuando alguien choco contra él, al girar lo hizo bajando la mirada y al hacerlo se topó con los ojos de una joven dama, verla directo a los ojos le puso la piel de gallina, pues era una reacción que se había logrado a base de golpe tras golpe así que de inmediato Alem se inclinó lo más que puso para pedir perdón a la dama, coloco sus manos sobre el pavimento mientras la gente, la poca gente que pasaba murmuraba arbitrariamente.

-Lo siento señorita, vos tenéis que discúlpeme- clavo la mirada en el suelo hasta que ella hablara no podía moverse del lugar, un hombre de aspecto osco se acercó.

- ¿Mi lady, este esclavo la está molestando?- Alem pudo reconocer aquel olor nauseabundo que licor y sexo, seguramente era uno de esos vendedores horribles quienes estaban cazando esclavos que como él estaban a la deriva.

por **Florentine Charpentier** Miér Sep 28, 2016 9:49 am

¡Torpe! ¡ torpe! ¡torpe!

Se criticó a si misma la enana, intentando andando con zancos era un desastre, además le hacía doler los pies, se mareaba ocasionalmente. Asi nunca podría ser parte de la sociedad aristocrática. Hizo acopio de sus fuerzas para mantenerse sobre esos palos de madera, los cuales mantenía atados con vendajes a sus pies.

- No, tranquilo – comentó asustada, el hombre se notaba muy apenado por el hecho, demasiado apenado ¿acaso nadie se golpeaba contra él? Bueno, quizá no siempre se topaba con una “niña” como ella que lejos de su juventud tenia que mantener esa imagen solo por apariencias y porque aun no podía hacer crecer el largo de sus brazos.

Inmediatamente se acercó un hombre, claramente tratante, los conocía porque su familia solía mantener muchos esclavos en el domicilio, los sometía a menudo por cualquier cosa, o solamente como un entretenimiento. O al menos eso creía Flor. Su familia estaba podrida, tanto que hacia lo que los demás de su clase solo para no ser menos.
- No mi Señor, le agradezco, ha estado torpe últimamente. Pero nada mas, gracias – comento con amabilidad y un gesto de aprecio al hombre que le recordaba un poco a sus tratos con la familia.

-Ven… Alem – le dijo al leer la placa que colgaba. Con aires de suficiencia y buscando mantenerse en pie sin demostrar dolor se fue con el esclavo – Camina – indicó mientras le mostraba el camino delante de ella, al final de la cuadra había una plaza si mal no recordaba, con el dolor que tenía esperaba que siguiera allí.

¡Y asi era! Tomaron asiento en uno de los bancos, ella lo observaba con algo de incertidumbre – Discúlpame que te haya tratado de esa forma, no soy asi, es que esos hombres harían de todo por llevarte. Perdón por haberte atropellado, no puedo andar mas… - comento la pequeña sintiéndose mas chica de lo normal, ahora solo pensaba en buscar un lugar donde sacarse los zancos y poder caminar como lo hacía en su casa. Tenía llagas en los pies y no creía poder moverse mas. Abrió su bolso y sacó un par de monedas - ¿Comprarías algo para beber? Cómprate algo para comer si quieres…- comentó al verlo algo famélico.

por **Alem** Vie Nov 11, 2016 11:10 pm

El esclavo se tensó, ante aquella mirada estudiosa y molesta la cual repasaba cada parte de su cuerpo para ver si valía la pena, si tenía musculatura que podría llamar la atención, si parecía saludable, e incluso si era atractivo, Alem tragando saliva pensando que podría ser llevado como un desertor, el castigo para quien escapa de un amo es peor que cometer perjurio así que si, Alem sintió un poco de terror por su integridad, por estar en peligro de ser vuelto a llevar a esos lugares insalubres y llenos de miseria.

Pero la dama le hablo por su nombre y casi sintió que lloraría de felicidad y agradecimiento por ella, bajo la cabeza en afirmación y le siguió de cerca mientras trataba de no tener contacto visual con aquel hombre, quien lo seguía con la mirada fija escrutando la mentira, una que para él fue verdad al notar como la pequeña dama le hablaba, por su parte Alem le siguió de cerca hasta que tomo asiento, la miro desde donde estaba pues parecía algo cansada, sorprendido tomo el dinero en sus manos incapaz de reconocer por qué una dama le daba francos sin saber nada de él, no sabía si esa dama era buena o mala persona puesto que con el tiempo había aprendido que en este mundo hay de todo, desde seres hermosos llenos de maldad hasta seres grotescos bañados en bondad, esta dama se le hacía inocentemente agradable por ello atendió sin demora a su pedido.

-Como usted mande - Dijo sin más y se retiró rápidamente para hacer el pedido de su "ama" postiza, dentro del lugar donde pidió algo refrescante para la dama, compro con mucha vergüenza un mendrugo de pan, el cual el dependiente casi tiraba al cesto de basura, lo echo en una bolsa sucia para el esclavo y la bebida la cual Alem llevo con aprecio a su salvadora, el solo pensar que estuvo cerca de ser vendido nuevamente le hizo poner la piel de gallina, así que si, ahora miraba a esa pequeña dama como una verdadera salvadora.

-Aquí tiene, mi lady, ¿puedo preguntar algo?

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