Trampas de cristal ~#Evan

por **Crystal von Angelucci** Sáb Jun 25, 2016 5:49 am

Los vientos habían cambiado. Eso era algo que podía presentir simplemente en el momento en que llegó a mis manos una carta lacrada con el sello de la familia, que mi padre me contactara sabiendo que éste siempre se encontraba ocupado no me auguraba un muy buen presagio, sensación que se solidificó en el mismo momento en el que, finalmente, abrí la carta con la certeza de saber cuál era el verdadero contenido de la misma. A pesar de mis sospechas, contuve por un momento la respiración antes de desplegar la misiva y revelar el contenido que tanto temía. Mis ojos leyeron con avidez las escasas líneas de la misma, mientras la certeza se iba apoderando de mi a medida que avanzaba mi lectura, algo de lo que no tuve duda alguna al leer las últimas palabras de la misma, en dónde mi padre, certeramente, me hacía memoria de la promesa que yo misma había pronunciado unos pocos años atrás a la espera que, este momento, tardara a llegar mas de lo previsto. Sabía que no podía hacerme atrás, había dado mi palabra y, pasara lo que pasara, ésta no era algo que quisiera o deseara quebrantar a pesar de que me sintiera en desacuerdo con la misma.

Mi mirada se paró tras un momento en los reglones en dónde especificaba tanto el lugar cómo la hora. Mirando el reloj, me di cuenta de que si bien iba bastante justa de tiempo si pretendía cambiarme de ropa, me encontraba lo suficientemente cerca cómo para llegar al lugar con unos minutos de diferencia, algo que podría llegar a resultarme útil en cuánto tuviera que enfrentar cara a cara a aquel que iba a resultar, en un futuro, mi marido a través de la imposición de mi padre con la intención de hacer perdurar el linaje familiar. Dejando escapar un leve suspiro, observé con atención el lugar en dónde se iba a realizar dicho encuentro y, aunque no quisiera pensar al respecto, mi mente se encontró divagando al respecto sobre cómo sería, que edad tendría y, aunque no quisiera admitirlo, en el aspecto que éste presentaría. Si, era cierto que conocía el apellido del mismo, pero con el tiempo y con mi experiencia, había comprendido y asumido que la información era poder y siempre podía llegar a resultar vital.

Viendo el lugar de la reunión aún vacío y sabiendo que aún contaba con unos minutos de ventaja, tomé asiento en uno de los bancos del lugar sacando de entre mis pertenencias un delgado libro de notas en dónde tomaba apunte de aquello que hacía usando un cogido especial que yo misma había desarrollado con la intención de que mis notas, pasara lo que pasara permanecieran siempre en secreto. A pesar de que, en apariencia me encontrara completamente sumida en el libro que sostenía entre mis manos, mi atención realmente se encontraba en los alrededores, controlando hasta el mas mínimo sonido a la espera que la persona a la que me encontraba esperando. No fue hasta unos pocos minutos después, en cuando oí como las campanas de la iglesia marcaban la hora en punto oí el sonido de los pasos acercándose a dónde me encontraba. A pesar de ser consciente de la llegada, mi mirada no se apartó del libro a pesar de que mi atención estuviera centrada al completo al desconocido que acababa de entrar en el recinto en dónde me encontraba esperando. Había llegado la hora y no ganaba nada postergándolo más. Tras unos segundos, levanté la mirada, enfocándome en la persona que se encontraba en el lugar, haciendo que necesitara toda mi fuerza de voluntad para no abrir la boca en sorpresa ante la imagen que se presentaba ante mis ojos ¿cómo podía ser posible que fuera él?¿acaso se trataba de una broma del destino?.

por **Keane & Evan Caruso** Mar Oct 04, 2016 11:39 pm

–Iremos a Italia, Evan–

–Eh ¿y por qué yo? No, gracias paso de ello, estoy bien aquí en París, que te vaya bien en tu viaje con tus pupilos por eso yo no escojo estudiantes–

–Es sobre una cacería masiva con otros inquisidores unos respetables y mayores, de los que no conoces–

–¿Qué estamos esperando?–

El viaje había sido programado para que se llegara en el día pactado, ¿la razón? El compromiso firmado y pactado por las dos familias de inquisidores con el objetivo de mantener la tradición de inquisidores puros en los linajes familiares y que mejor que uno de los miembros más respetados y con una reputación intachable, aunque el prometido sería el menor por azares del destino o mejor dicho por disposición de los dos jefes de familia que han aceptado al segundo de los Carusso.

Mientras tanto el susodicho desconocía los verdaderos motivos de aquel viaje, solo tenía en mente una cosa, una cacería de brujas en la ciudad Papal. Aun así dudaba de las intenciones de su hermano por una conversación previa antes de aquel viaje, una en la que le hizo prometer que si llegara el momento el aceptaría de buen grado un matrimonio, si la familia fuera de agrado de ambos hermano y al haber aceptado él, alegando que no había ninguna familia que ambos les agrades, sobre todo los cabezas de familia, había aceptado casi automáticamente. Pero ello era solo una suposición para Evan.

El día de la “cacería” llegó, citado en un lugar que a él no le gustaba mucho porque parecía más una jaula, pero aún asi accedió mientras su hermano se estaba arreglando; se adelantó aunque la verdad llegaría tarde, como siempre, al menos así ya estaría el resto de personas y más que nada su hermano. Espero y espero en silencio mientras rondaba por los pasillos de aquel lugar que lo formó por un tiempo hasta que llegada la hora esperó unos minutos más, así ya estaría su hermano mayor ahí.

Bajó lento, con su andar despreocupado hasta el lugar de la cita y al ver que no había el número de inquisidores que pensaba rápidamente fijó su vista en una figura que estaba ahí, abduciendo que era su hermano –¿Qué clase de broma es esta Keane, acaso será una pelea entre los dos? Bien la hubiéramos tenido en Francia– al acercarse más a la persona va dándose cuenta que no era el cuerpo de su hermano si no uno más fino; soltó una carcajada pasándose la mano por el cabello –Quién lo diría que Keane Carusso llegaría tarde y que antes se le han adelantado uno de sus pupilos. Mira niña, si mi hermano te dijo que yo te enseñaría algo te mintió, no lo haré porque a mí no me gusta tener pupilos, aunque si te puedo enseñar otras cosas en otros lugares más privados, si gustas– pasa su mano frotando la cabeza de la mujer como si de una niña se tratase, mientras le daba la espalda con toda la intención y deseo de alejarse ahí y salir a vagar.

por **Crystal von Angelucci** Jue Oct 13, 2016 2:06 pm

Por unos escasos segundos, mi ceño y mis labios se fruncieron de forma casi imperceptible mientras mis ojos relampagueaban de forma peligrosa, expresión que desapareció casi de inmediato debajo de una máscara de profesionalidad y de autoimpuesta cortesía. Mientras él me daba la espalda, me puse de pie, alisando mis ropas antes de, de nuevo, clavar mi mirada en él. Por las palabras y la actitud con la que había llegado tenía la casi certeza de que éste no sabía lo mas mínimo cuál era el verdadero motivo de la “reunión”. Ante esa certeza, una ligera oleada de compasión me embargó durante unos escasos segundos antes de que la sacudiera lejos mientras negaba ligeramente con la cabeza, echándola de mi mente antes de que ésta pudiera echar raíces. Un ligero suspiro se escapó de mis labios antes de que me dispusiera a quitarle la “venda” de los ojos y revelarle aquello que verdaderamente sucedía. —Me temo que aquí, el que ha llegado tarde eres tú, Evan —dije, en un tono tranquilo, que no expresaba ni dejaba entrever ni ninguno de los sentimientos reencontrados que habían resurgido al verle ni la molestia e impaciencia que sentía ante la situación en la que me encontraba y que yo no había elegido.

—Tu hermano no va a venir, él ya cumplió con el papel que desempeñaba: traerte, bajo cualquier contexto, hasta aquí, Italia —negué de nuevo y una sonrisa sardónica se formó en mis labios— y no, por mucho que quieras o que te gustaría creer que es así; yo no soy una de las pupilas de tu hermano. —A fin de cuentas yo no había necesitado en ningún momento la presencia de un tutor en el momento en que había entrado en las filas de la inquisición, esa idea era algo que parecía realmente absurdo, no cuando mi padre se había asegurado de que estuviera mas que lista en el mismo momento en que me incorporara a las filas de la inquisición—. Si te vas ahora, me temo que no solo vas a tener serios problemas con tu hermano si no que vas a meterle a él en problemas aún mas serios —mis palabras sonaron serias, pero carentes de amenaza o de ultimátum, éstas solo eran un consejo; el consejo de alguien que sabía perfectamente hasta que punto su padre se tomaba en serio tanto el valor de la palabra dada y del compromiso tomado cómo que tan firme era con aquello relacionado con mi, ya acordado, firmado y sellado, compromiso matrimonial.

Mi mirada se clavó, de nuevo en su espalda. ¿Realmente estaba tan poco informado sobre aquello que afectaba por completo su futuro?¿Realmente no tenía ni la mas mínima idea de aquello que se había pactado y acordado mientras él parecía estar sumido solo y simplemente en el punto de salir de cacería?¿Realmente no había sido capaz de reconocerme tal y cómo yo lo había hecho, con tan solo una mirada? Si tenía que ser sincera conmigo misma, algo en ese hecho me molestaba de forma notable y considerable, algo que estaba intentando ignorar centrándome en la molestia que me causaban hechos cómo la completa falta de puntualidad, la falta de seriedad y profesionalidad de éste cómo de su actitud. Tras un momento, un suspiro resignado se escapó de mis labios, antes de negar con la cabeza— ¿de verdad no tienes ni la mas remota idea del verdadero motivo por el que tu hermano te ha traído hasta Italia y ha organizado esta “encerrona”? —dije finalmente, con un tono suave, tranquilo, similar al que usaría una profesora intentando hacer que, el alumno menos inteligente de su clase, comprendiera un concepto que no entendía o que no era capaz de visualizar de una sola mirada. Si llegaba a ser necesario, entre las cosas que tenía conmigo, se encontraba la carta que había recibido de mi padre, en dónde constaba tanto el lugar, la hora y el verdadero motivo de la reunión que se iba a celebrar por no decir que contenía también la información, que aunque fuera vaga y escasa, señalaba claramente al menor de los hermanos Caruso.

por **Keane & Evan Caruso** Vie Oct 21, 2016 9:00 pm

Un silencio se instauró en aquel lugar, los ojos del inquisidor no daban crédito a lo que veía, aunque más bien eran sus oídos los que no están seguros de toda aquella sarta de cosas que escuchó. Pestañeó varias veces con la boca completamente abierta ante la sorpresa de lo acontecido; así quedó unos ¿segundos? ¿Minutos? ¿Horas?, realmente fueron microsegundos pero para él el tiempo se congelo y todo le pareció una eternidad, hasta que el eco de aquellas palabras terminaron por inundarle la cabeza.

Regresó en si con una sonrisa aplaudiendo teatralmente –Me das un momento primor– con los gestos y aquella gesticulación le da la espalda a la mujer por unos momentos –MALDITO HIJO DE PUTA, KEANE VOY A PARTIRTE LOS HUEVOS HASTA QUE NO QUEDA NADA, oooh pero si crees que esto te saldrá barato estás equivocado ya verás– luego de varios insultos y recriminaciones que hacía a la, nada, regresó donde la mujer; carraspeo un poco para aclararse la garganta y con su sonrisa de todo simpatía trató de arreglar aquel ma entendido –Verás, primor no se que te prometió mi hermano pero si es para matrimonio conmigo, debo informarte que estás equivocada, yo no soy hombre de una sola mujer, si, soy un hombre de varias mujeres de probar las delicias de creación femeninas así que te equivocaste de Caruso por otro lado me tiene sin cuidado lo que ocurra por no aceptar esta estupidez– sonríe con cinsimo mientras resopla y sus manos realizan aquellos gestos para explicar todo lo cometido.

Sus manos se mueven de lado a lado, en círculos, la señalan, se señala, todo un montón de innecesarias muestras para evitar mostrar su enojo porque de lo contrario sería perjudicial para él, miró a la mujer de pies a cabeza soltando un silbido descarado –No niego que estés bien buena como para probar pero no más allá de eso primor, y la verda me interesa un punto, osea nada, quien seas, lo que te hayan ofrecido o lo que creas que tienes derecho a reclamar– se da la vuelta dándole la espalda a la mujer alzando la mano despidiéndola –Ire a cazar algo y luego a un burdel, si crees que tienes derecho a algo es mejor que lo reconsideres porque si continuas por ese camino primor solo sabrás que cada noche estaré entre las piernas de otra mujer y más cuando salgo de viaje, es mejor que vayas tras mi hermano y te cases con él, yo tengo mejores cosas que hacer que atender a niñerías como esta rubiecita– suelta una carcajada de mala broma, realmente estaba furioso e iría a cazar a lo que fuera incluso a lobos o vampiros con tal de quitarse toda ese rabia que sentía por lo que se ha fraguado en su contra.

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