Cadenas complicadas que divierten {privado}

por **Lumier Cavelliet** Sáb Jul 02, 2016 9:47 pm

ANTERIORMENTE

En las noches de lunas rojas, los demonios danzan
Esperando tener en la caza de una inocente alma.
Los monstruos buscan el vals
Que acabe con su agonía inmortal

La danza del mal había comenzado, lentamente se acerca la muerte a quien con lágrimas pide la clemencia pero la bestia frente a ella se la ha devorado completamente y con ello la lección de vida se ha cerrado, el velo de la mentira se ha rasgado por completo dejando al desnudo la verdad de la ambición humana y del pacto con el demonio que se ha realizado tiempo atrás, la cruda realidad se muestra a la figura neófita a la que se le presenta su madre y creadora, aunque su apariencia dicta de ser la de una mujer abnegada, al contrario es la muestra completa del arte terrorífico y sangriento.

Trata de limpiar los restos de quien en vida fue la última pieza de aquel juego; jaque mate declara la reina y las cenizas quedan en el lugar mientras con sus pasos tan sutiles como delicados se acerca a la muchacha; frente a frente se tienen madre e hija dispuesta a terminar aquel ciclo de una buena vez. Los finos dedos de la zurda se acercan peligrosamente al mentón de la vampira elevándole a contra luz observando sus finos rasgos sobre todo admirando la delicadeza con la que se pinta aquella vena, más solo lo suelta con un deje de desprecio ante lo que ha creado.

Camina despreocupadamente hasta la puerta de aquel teatro —Ahora estas libre de tu opresora, eres libre de hacer lo que quieras en este mundo sin tener que rendirle cuentas a nadie, sin tener que estar encadenada como una bestia— incluso con sus propias palabras se recriminaba su cruel pasado, pero solo sonríe en un deje de simpatía —¿Qué harás, hija?— una risilla suelta con un deje de sarcasmo ante la última palabra de su pregunta —Puedes hacer todo menos intentar levantar tu mano contra mi, un hijo no puede matar a quien le dio la vida y menos tu a mi— las sabias palabras que le había incrustado aquel hombre que la creo con tanta violencia y odio, eran las que ahora soltaba aun muchacha que ha conocido la verdad de la manera más brutal, pero que mejor que aquellas maneras para demostrar la realidad humana.

Sus propias palabras fueron su condena, al mirar sobre su hombro a la joven con una sonrisa —Puedes venir conmigo si gustas, a mi casa, serás como la hija que nunca en mi vida quise tener pero fui a obligada a crear por una falsa promesa, pero ya está, el error está hecho y ahora me haré cargo, tranquila no te comeré en ninguna noche, ya que eres mi hija al menos te dejaré viva— una sonrisa como si fuera una broma lo que ha dicho, una broma de muy mal gusto, más su seriedad volvía al acercarse de nuevo a la joven tomando un mechón de su cabello entre sus enrojecidos dedos —No te devoraré, tienes mi palabra así que seríamos como una familia feliz, aunque aún nos falta por adoptar a la mascota, aquel perro rabioso que tienes por gemela, pero eso no es mi asunto tu tendrás que capturarle y ponerle el collar; por ahora seamos una familia feliz, mírame como la madre que no tuviste, te enseñaré todo lo que nadie se atrevió a enseñarte, tendrás todo lo que quisiste, lo que deseaste y anhelaste en una familia de nuestra especie, por lo que a cambio solo te pediré tu cuerpo por unas noches, es broma— extiende la mano a la joven con esa sonrisa y su apacible apariencia de quien no mataría a nadie, aunque en su mentón y cuello no se viera igual.

por **Irín Koniétzkø** Miér Jul 27, 2016 7:59 pm

Hay una melodía gélida en el aire, desecha entre el frio y los palpitantes corazones, un suave aleteo de mediocridad y un aroma a muerte que rodea con racial y asida cruel verdad. No hay piedad para los malvados, me he convertido en uno de esos monstros a los que temía cuando Iren me sostenía ente brazos y acurrucada escondía el rostro por miedo a lo desconocido. La luna roja cubierta de sangre ahora es mi dueña y yo seré su esclava, he cambiado de ser aquella neófita inexperta que jamás se atrevió a beber hasta la última gota de sangre de una persona deseando que con ello no arrancaran de mi El último aliento de mi vida. Ahora es demasiado tarde.

Ya no la escuchare recriminar el no encontrar un marido adecuado, el abofetear mis animos al gritarme a la cara que por mi culpa ella jamás vivió un amor de ensueño, una vida distinta, ya no hay pulso, ya no hay voz, ya no hay vida –No hay motivo por el cual deba permanecer caminando, mi vida se acabó en tus manos hace algunos años– de pie dejo caer el cuerpo sin mirarle, le miro de reojo sintiendo todos mis sentidos aumentar –Puedo preguntar cruel y venerable madre ¿Cuál fue el precio?– muevo las manos, es extraño, como si mi cuerpo se sintiera vivo ¿Porque? ¿Qué es distinto en esta ocasión? Me he alimentado de hombre, mujeres e incluso niños, buenos, malos, egoístas, niños desamparados, pobres e incluso enfermos y nunca ha pasado nada. –No, no soy suficiente, en mi interior como para desear venganza sobre su persona– solo soy eso una muñeca de porcelana vestida con seda vieja y roída, sin pecados ni remordimientos, sin culpas o deseos de venganza –No se que deseo… – mi cuerpo es el de una estatua, no se mueve, no respira, no siente nada solo se queda ahí, en esa pose, en ese lugar rodeado de cadáveres y muerte, sangre y aquella diosa infraterrenal.

Tan fría y demandante cual emperatriz –No puedes acabar con mi vida, eso ya lo has hecho pero ¿Acabaras con mi existencia? – cuestiono a mi madre inmortal a la que mira su acompañante con horror –No conozco la soberbia, ni la avaricia mucho menos la envidia. No deseo nada, ni una familia ni conocimiento ¿Qué podrias ofrecer a este ser que ha dejado de anhelar incluso un suspiro de su marchita humanidad?–pude que haya blasfemado en contra de la bestia vestida de ángel cubierta con fría y fatídica inmortalidad.

por **Lumier Cavelliet** Vie Sep 02, 2016 11:03 pm

Las cuerdas de la violín macabro van sonando en partidas de ecos, cortando los dedos de su dueño dejando que la sangre nuble las melodías en unas sensuales notas fatídicas que solo alegran los corazones de las bestias nocturnas hasta el punto del éxtasis. La sonrisa macabra que se oculta en aquel bello rostro, que solo es un ápice de lo que oculta tras la máscara de la fina elegancia. Una sonrisa ensangrentada así como las manos que esos ojos milenarios observan desdeñando el tener sus perfectas y afiladas uñas cubiertas del líquido carmesí

La pregunta en recriminación obliga a la dama a crear un exagerado gesto de autrorecriminación que termina en una carcajada, aquellos pies que pisan con desdén la humanidad que como alfombra se recibe ante ella, se acerca a la joven vampira a la que levanta el rostro con el índice de su diestra, la obliga a que le enfrente con esa mirada tan clara que la lleva cuando ella fue el despojo de la vida y muerte, con la zurda acaricia el rostro de la neófita sonriéndole con ese descaro tan típico de aquella mujer de cabellos claros —¿Qué harías si supieras el precio? ¿Qué harías si todo lo que conociste no es más que una ilusión?, que aquello que llamaste o viste como familia no lo era ¿me odiarías más de lo que ya lo haces?— con un fuerte suspiro suelta el rostro de la muchacha dándole la espalda con toda la confianza del mundo, como si no temiera a lo que ella pudiera hacer —¿Qué puedo ofrecerte? Nada más que solo el alma perdida que yace en el inframundo, eso puedo ofrecer. Tu alma me pertenece el día que tomé tu vida, sé todo de ti y tu gemela que hasta asqueroso para mi— suelta una sonrisita de maldad.

Sus ojos y el tono de su voz cambió a un frío lejano y distante, a uno que es tajante y demandante, como quien trata de corregir alguna falla —Cuando quieras hablarme, hazlo con más seguridad y altivez, ya no eres la niña mimada de aquella mujer, no hay cadenas que te aten a nada ni a nadie, ¿no lo ves? Ahora eres libre, libre de hacer lo que quieras sin que nadie te recrimine nada, sin que nadie te restrinja o te castigue por algo, eres libre para tomar tu alma— esas fueran las palabras que hacían eco en su memoria cuando escapó de aquel ser cruel y despiadado que la hizo a ella. Ladeo su cabeza mirando sobre su hombro a la joven y ahí comprendió que entre ellas había un abismo en lo que habían vivido, que no era igual, que ella no conocía la rudeza con la que aquellos seres pueden llegar a tratar, que había sido tratada con guantes de seda a diferencia del puño de hierro que ella tuvo en su vida de encierro.

Caminó hasta la puerta extendiendo su mano nuevamente —Dices que no tienes nada, pero en el fondo quieres tenerlo, quieres odiarme y poder matarme un día como venganza de haber matado a esa escoria que tenías por tía, quieres conocer la verdad que desconoces pero te da miedo, estás en shock ahora y quieres despertar y que esto no sea más que una pesadilla. Pues bien, yo te ofrezco ello, haré que me odies tanto que comenzarás a pensar formas de poder alzar tu mano contra mí, conocerás los pecados y deleites de esta vida; ¿la verdad que te encierra? Eso lo conocerás con el tiempo y al final me terminarás amando así como tu gemela lo hará— el guiño que deja como muestra de su pacto seguro —Repito eres libre de vivir conmigo como la hija bastarda que tuve legítimamente o puedes vagar por la calle hasta que te maten los inquisidores, tu decides, y si quieres que acabe con tu existencia entonces dame razones para ello sedúceme a que te mate sin piedad, a que use mis habilidades a tal punto que termines completamente en cenizas, si lo haces entonces te reconoceré ante todos como mi hija y te dejaré por tu cuenta— los cadáveres son los únicos que quedan como testigos de aquella promesa terrible y tétrica entre una creadora y su creación.

por **Irín Koniétzkø** Sáb Nov 05, 2016 7:20 pm

Suspiro ante su carcajada apartando la mirada, hay tantas cosas que ronda en mi cabeza, tantas preguntas y a la ves tanto desde, tanto fastidio por pensar en que esa mujer es demasiado extraña para mi. La siento acercarse, casa suave movimiento de su cuerpo, el delicado rozar de la tela, todo aquello que parezco sentir y percibir tan clara mente como si transcurriera a menor tiempo, toma mi rostro el cual levanta con el índice de su diestra, me obliga a que le enfrente con esa mirada tan clara que la lleva cuando ella fue el despojo de la vida y muerte, con la zurda acaricia mi rostro en una curiosa carisia maternal —No are nada madre, es usted, yo no me entiendo y mucho menos la entiendo a usted ¿Qué precio? Si no poseo ni lo que traigo puesto, ni siquiero esto es mio— sus palabras resuena en mi cabeza ¿el alma perdida que yace en el inframundo? ¿Acaso tenemos alma, en verdad? —Si es verdad que sabe tanto de nosotras y le causamos tanto asco ¿Por qué me permite seguir caminando junto a usted madre?— aquella sonrisita de maldad que suelta tan a menudo ya es como una canción de cuna para mi.

Me reprende, mas seguridad y mas altivez, pero yo de donde saco eso, no soy como ella y es el punto en el que chocamos, mi vida siempre a girando en torno a filosofía de la vida y de aquello que es el alma y el todo, nunca fui aquello que dice una niña mimada. ladee la cabeza escuchando aquel discurso de la livertad, pero yo siempre había sido una mujer libre, parecía atada con cadenas de oro pero nunca había hecho algo q no quisiera, tal ves solo eran berrinches pero mi obscura madre era tan misteriosa. —Madre— llamo pidiendo detenga su andar —¿Sabes donde esta Iren? Hablas de ella como si estuviera en esta misma habitación lo que es claro que no es verdad. La vi pero es claro que ella no me quería a su lado y escapo, no creyo que fuera yo, actuaba como una salvaje ¿Sabes acaso donde esta?— ella podía decir lo que quisiera, rogar q la odiara, cometer actos sádicos y hacer todo tipo de cosas que me obligaran a odiarla, lamentablemente yo no poseía esos sentimientos… habían muerto con mi humanidad. El don obscuro ofrece cosas distintas a cada uno de sus hijos a los que abraza

por **Lumier Cavelliet** Vie Dic 02, 2016 8:30 pm

Una voz que retumba entre los confines del infierno con el fuego que de los ojos de los incautos va saliendo hasta pudrir los cuerpos en el dolor y sufrimiento y es del centro de este monstruosa obra que su reina y aparece extendiendo las crueles manos de la muerte a quien se convertirá en parte esencial de quien solo sonríe con los restos de sangre de inocentes en aquellos fieros colmillos, la pregunta es ¿aceptara la heredera a princesa del infierno, su nueva vida? Esa es la respuesta que mantiene la sonrisa de la bestia cuyos ojos solo relucen el deseo y la seducción que su creación inocentemente provoca con cada acto y mirada.

La voz la detiene y solo gira mirando a su pequeña creación de tiempos antiguos, un trato mal pagado, mal elaborado y con consecuencias funestas, un suspiro suelta regresando donde la neófita a la que abraza con si fuera un cálida familia, amorosa en donde todos buscan protegerse, pero de ello es algo que aquella de cabellos claros no conoce y jamás lo hará —Mi pequeña niña, eso es lo que me dices ahora, pero algún día tu ser me odiará tanto que querrás arrancarme la cabeza, tranquila así es al inicio luego cuando conozcas más a tu madre sabrás lo el horror que puedes heredar— una suave caricia en la nuca y un beso tan frio como mortal en la frente de aquella a la percibe su aroma seduciéndola lentamente, sonríe cruelmente al apartarse de la joven tomando entre sus largos y finos dedos un mechón de su cabello jugando con él —¿Tanto quieres saber sobre esa perra? Bien, te doy el don de la piedad, aunque no sepa que es ello seré amable por esta noche, luego iremos a casa a descansar y mañana, mañana comenzarás como mi hija— su última frase fue dicha en un tono tan serio que prácticamente sonó a una orden

Caminó hasta sentarse en el filo de aquella tarina con sus piernas cruzas invitando a su pequeña a ser parte del público, el lugar estaba cerrado solo para ellas dos —Asco me causan todos, hija mía, además si quieres saber la verdad te diré que más repugnancia tengo de aquella que fue tu familiar y que ahora en el infierno debe estar— sonríe desviando la mirada a las sombras donde se encontraba aquella pobre infeliz —¿Quieres morir? Si es así, puedo arrancar tu vida ahora mismo y evitar que camines más, si no lo hago es porque algo quiero de ti, algo que no diré ¿te basta esa respuesta?— desvía la mirada evitando el contacto con la neófita.

El silencio del lugar se hace más que evidente —El precio fue lo que viviste todo este tiempo, y lo que paso aquella noche y no solo tu si también tu gemela— es ahí donde se detiene antes de seguir y cambiar el tema —¿Por qué te importa esa perra?— murmura mirándole a los ojos —Claro que sé que es de ella y dónde está, se de todas mis creaciones bueno solo ustedes dos, aunque de ella no fue directamente creada de mi pero si por mi mano y voluntad por eso ambas serían mis hijas, aunque esa perra jamás lo aceptaría ¿quieres saber porque te desconoce? Realmente estás preparada para saber porque actuaba así tu hermana?— enarca una ceja sonriendo con toda la maldad en aquellos rojos labios.

por **Irín Koniétzkø** Sáb Abr 29, 2017 9:36 pm

Miel:

Me dejo abrazar, dejo que haga y que hable —¿Cómo puede con tanta seguridad conocer lo que are? Ni siquiera yo misma se que are… Usted no me conoce, ni siquiera yo misma me conozco— lamentablemente podría decirse que con cada perdida habia olvidado la humanidad que tuve tan solo hace dos años, o puede que realemte nunca la hubiera tenido. Era una prisión mas aunque estuviera vestida de seda y cubierta con delicadas, elegantes y carísimas joyas, tantas prisiones, todas iguales a fin de cuentas solo que en esta me forzaban a sentir y yo no poseía esos sentimientos… habían muerto con mi humanidad en alguna de las anteriores. Un beso frio e inexpresivo. Una orden se me ha dado pues esta… esta cosa… este ser con figura de mujer desea que sea otra, creyéndome arcilla moldeable en sus frias garras de inmortalidad.

—¿Qué puede desear de mi?— susurro al escuchar que espera obtener algo tarde o tempranos, mas temprano que tarde por supuesto. El don obscuro ofrece cosas distintas a cada uno de sus hijos a los que abraza pero yo no poseía nada, nada, ysegia sin entender como es que ella no lo entendía —No me importa, ya no me importa, dejo de importarme como todo lo demás que alguna ves tuve, no fue difícil pues no tuve mucho que digamos y cuando lo tuve ralamente no lo recuerdo— era verdad, incluso el collar que llevaba aun en el tobillo con el dije de las dos “I” entrelazadas se había vuelto un mero accesorio, ya no significaba lo que alguna ves. —Solo es una perra rabiosa, ella ya no es mi hermana, dejo de serlo cuando me olvido a pesar de que pasamos quince años encerradas juntas, cuidándonos. Pero si para ella es mejor olvidarme y de la nada olvida todo lo que sufrimos, esta bien. Ella es mi melliza así que si ella puede hacerlo yo también— una mota de amargura se coló por en mi tono de voz que solía ser inexpresivo. Yo no odiaba a Lumier por lo que no hizo pero si odiaba a mi hermana por lo que era ahora, a solo dos años de separarnos —Gracias— susurro mirándola a los ojos —Por permitirme traer a “Miel” creo q después de todo si poseo algo aunque sea algo sin valor sentimental o monetario… es solo que… me permite recordar que hay un mundo a mi alrededor evitando que me pierda en el limbo— afirmo meditando un poco las palabras sobre mi gata blanca de pelo largo que ahora descansaba en un canasto en mi nueva habitación. En verdad esperaba que no la matara y no era porque la quisiera, me gradaba la compañía de la gata que sabia viviría poco a comparación de la eternidad que yo poseía por delante.

por **Lumier Cavelliet** Vie Jun 02, 2017 9:26 pm

Ironía, una completa farsa tan jocosa como si de una obra antigua se tratase solo para deleitar a una espectadora brutalmente exigente. Sus labios muestran una sonrisa fría alejada de algún sentimiento humano pero que se arraiga a la de los demonios del inframundo cuando están a punto de devorar alguna alma tan buena para saciar su apetito, pero ella no conocía eso. Sus dedos tocaron esos labios con sus colmillos expuestos, ese gesto tan sutil de cuando se divierte con algo tan insano como ella, esos dedos de tomaron del mentón de su pequeña hija para verse ambas a los ojos.

El sonido de las voces era extraño así como el aura de la neófita, dejándola en silencio con el agitar de esa delicada mano de muñeca cual porcelana. Siguieron el camino hacia su mansión en silencio, el cochero llegó por ellas pero solo al envió a la joven por sus cosas para ser llevada a la mansión mientras ella se encargaba de otros asuntos. Solo una sonrisa le dejó a su hija perdida al despedirla, a uno de sus sirvientes encargó la limpieza del cadáver de aquella espantosa mujer mientras ella cambiaba sus ropas y regresaba a su mansión. Al estar en casa con un nuevo aroma va directo a la habitación de la pequeña mirando al felino, no le desagradaban las mascotas pero tampoco eran de su agrado. Lo obvió por el momento acercándose a la joven —Lo que espero es tu odio, aun no lo entenderás pero pronto lo harás— esa sonrisa en su rostro que solo la muestra más horrible de lo que es —No te esfuerces, para eso estoy yo quien te retorcerá hasta que dejes tu aburrido ser para convertirte en lo que debías y entonces mates con tus manos a aquella perra o la puedas domesticar como se debe— suspiró sentándose sobre las sábanas blancas .

Sus largos dedos limpiaron como si de alguna mota de polvo se encontrara en ese lugar —Por mi ustedes dos pueden hacer lo que quieran, odiarse, quereser, matarse, me tienen sin cuidado solo te diré algo, si te olvido es porque tu no hiciste algo para que no te olvidará o no fue suficiente ¿Por qué no tuviste el valor de hacerlo? Dime, porque no tomaste sus correas y las tiraste en tu camino a que te recuerde tal vez con mano dura— suelta un suspiro pero es una burla hacia la neófita —¿Qué son quince años? No son nada, además ¿sabes tú como ella vivió? Si quieres saberlo porque no lo averiguas así como la responsable de que terminar así— se levantó con un aura oscura y maligna tras de sí —Claro que lo último no te quedará muy difícil saber— regresó la vista a ella como al gato —No te acostumbres a esa cosa puede desaparecer mañana o en cualquier día porque tú ya estás en el limbo, el seguirá y tú no, deja de apegarte a esas cosas y mira lo que hay y lo que no a tu alrededor, que tienes y que perdiste realmente, no seas tonta con esa ilusión de una vaga esperanza, una que no existe porque estás más perdida que nadie y cuando lo aceptes podrás continuar— sus palabras estuvieron cargadas con un tono de seriedad y frialdad.

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