AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
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Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Súbitamente desperté. Tenía mi cuerpo contra el piso, entumecido y a la vez acalorado; cansado y a la vez despierto, más despierto que nunca, me atrevería a decir. Entreabrí los ojos percibiendo el asqueroso sabor del asfalto y el polvo en mi olfato y gusto y los volví a cerrar, aturdido. La cabeza me daba tantas vueltas que parecía que recién había salido de un tornado, pero igualmente pude ponerme de pie apenas, apoyando ambas manos en el suelo tras un lento refriegue de mis brazos contra éste. De inmediato me apoyé en la pared como si ésta fuera un imán y yo un simple metal y traté de pensar, pensar en cómo había llegado ahí; pero extrañamente, mi mente no tenía nada, como si la hubieran lavado y borrado por completo.
En eso, algo me hizo estremecerme entero y gritar, agitándome y no cayéndome de milagro una vez más. Apoyé ambas manos como si me acostara en la pared y cerré los ojos, sintiendo un calor horrible recorrerme, además de percibir cómo mis músculos se tensaban y mis sentidos eran aún más agudos d elo que extrañamente ya eran. ¿Qué diablos me estaba sucediendo? Tenía que buscar ayuda, o refugio, o lo que fuese.
Increíblemente en el momento en que decidí ponerme a caminar (si es que a arrastrarse por una pared se le llama caminar...) empezó a llover. Yo y mi buena suerte...
Rápidamente me empapé, pero el calor no desaparecía, ni tampoco la sensación tan rara que me estaba dominando. Finalmente salí de lo que parecía ser un callejón para seguir caminando casi mareado, viendo borroso y tambaleándome, estando varias veces al borde de caerme pero afortunadamente sin ocurrir aquello. Creo que si alguien conocido se me apareciera ni siquiera lo reconocería de lo mal que estaba...y eso sí que sería malo; ya que tenía un pésimo presentimiento.
No recuerdo cuánto caminé...quizás fueron sólo unas cuantas calles que para mí fueron kilómetros, acompañado sólo de la lluvia y de la fría noche que en Paris había...hasta que vi un lugar iluminado, y algo apartado. Eso significaba una sola cosa: habían personas. De seguro me iban a ayudar, pensé dándome ánimos para tratar de acelerar el paso y llegar hasta la puerta, lo que hice en un rato más o menos largo. Toqué la puerta pero no vi ni escuché respuesta, a causa del evidente espectáculo que al parecer había adentro, ya que la música y los gritos estaban bastante fuertes. Decidí abrir con la poca fuerza que tenía en esos instantes y me quedé pasmado en la puerta.
Al parecer...había ingresado a una nueva realidad.
En eso, algo me hizo estremecerme entero y gritar, agitándome y no cayéndome de milagro una vez más. Apoyé ambas manos como si me acostara en la pared y cerré los ojos, sintiendo un calor horrible recorrerme, además de percibir cómo mis músculos se tensaban y mis sentidos eran aún más agudos d elo que extrañamente ya eran. ¿Qué diablos me estaba sucediendo? Tenía que buscar ayuda, o refugio, o lo que fuese.
Increíblemente en el momento en que decidí ponerme a caminar (si es que a arrastrarse por una pared se le llama caminar...) empezó a llover. Yo y mi buena suerte...
Rápidamente me empapé, pero el calor no desaparecía, ni tampoco la sensación tan rara que me estaba dominando. Finalmente salí de lo que parecía ser un callejón para seguir caminando casi mareado, viendo borroso y tambaleándome, estando varias veces al borde de caerme pero afortunadamente sin ocurrir aquello. Creo que si alguien conocido se me apareciera ni siquiera lo reconocería de lo mal que estaba...y eso sí que sería malo; ya que tenía un pésimo presentimiento.
No recuerdo cuánto caminé...quizás fueron sólo unas cuantas calles que para mí fueron kilómetros, acompañado sólo de la lluvia y de la fría noche que en Paris había...hasta que vi un lugar iluminado, y algo apartado. Eso significaba una sola cosa: habían personas. De seguro me iban a ayudar, pensé dándome ánimos para tratar de acelerar el paso y llegar hasta la puerta, lo que hice en un rato más o menos largo. Toqué la puerta pero no vi ni escuché respuesta, a causa del evidente espectáculo que al parecer había adentro, ya que la música y los gritos estaban bastante fuertes. Decidí abrir con la poca fuerza que tenía en esos instantes y me quedé pasmado en la puerta.
Al parecer...había ingresado a una nueva realidad.
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Era una noche como otra cualquiera. El burdel estaba atestado pero, por suerte, no tendría que salir de allí a las calles ni tampoco acompañar a ningún cliente. Esa noche, mi deber era recibir a los clientes y retirarles los abrigos. Cada vez que alguien se adentraba al local, sentía la fría y húmeda brisa de esa lluviosa noche, una que era agradecida pues el calor que producía la multitud, no podía pasar desapercibido pese a mi ropa de cortesana. Así, entre música en directo, bailarinas y coqueteos, se fue escurriendo la noche y, cuando todo pasó, debía de ser ya madrugada.
Un hombre entró al local. Me acerqué a él con la intención de darle la bienvenida como a cualquier otro cliente pero entonces me percaté de que no era uno más. Estaba mojado de la lluvia y sus ojos parecían cansados como el resto de su cuerpo. Apostaba cualquier cosa a que de un momento a otro iba a desplomarse si no hacía nada para evitarlo. Miré a mi compañera la cual entendió la indirecta, debía de suplirme en el trabajo mientras yo ayudaba al desconocido. Hice que pasara su brazo sobre mis hombros, notando una calidez propia de la fiebre. Lo primero sería intentar bajarle la temperatura y ya veríamos que más le ocurría a continuación.
Lo guié por el local hasta una de las habitaciones, la cual cerré con llave para no ser molestados o, mejor dicho, descubiertos. Si el dueño del burdel se enteraba de que aquella habitación no iba a aportar ganancias, nos echaría a ambos a patadas de ella. Agité la cabeza para dejar de pensar en eso y lo tumbé sobre la cama para, posteriormente, retirarle la camisa y el pantalón empapados. Lo último que debía hacer era ponerse peor. Una vez logrado esto, lo tapé con una manta y me dirigí sin hablar hacia la palangana con agua en la cual mojé la toalla y me dirigí a él para ponérsela en la frente.
-Monsieur, ¿como se encuentra?
Un hombre entró al local. Me acerqué a él con la intención de darle la bienvenida como a cualquier otro cliente pero entonces me percaté de que no era uno más. Estaba mojado de la lluvia y sus ojos parecían cansados como el resto de su cuerpo. Apostaba cualquier cosa a que de un momento a otro iba a desplomarse si no hacía nada para evitarlo. Miré a mi compañera la cual entendió la indirecta, debía de suplirme en el trabajo mientras yo ayudaba al desconocido. Hice que pasara su brazo sobre mis hombros, notando una calidez propia de la fiebre. Lo primero sería intentar bajarle la temperatura y ya veríamos que más le ocurría a continuación.
Lo guié por el local hasta una de las habitaciones, la cual cerré con llave para no ser molestados o, mejor dicho, descubiertos. Si el dueño del burdel se enteraba de que aquella habitación no iba a aportar ganancias, nos echaría a ambos a patadas de ella. Agité la cabeza para dejar de pensar en eso y lo tumbé sobre la cama para, posteriormente, retirarle la camisa y el pantalón empapados. Lo último que debía hacer era ponerse peor. Una vez logrado esto, lo tapé con una manta y me dirigí sin hablar hacia la palangana con agua en la cual mojé la toalla y me dirigí a él para ponérsela en la frente.
-Monsieur, ¿como se encuentra?
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Mujeres bailando...música ensordecedora, un frío monstruoso afuera y un calor sofocante adentro. ¿Qué diablos pasaba? ¿A qué clase de lugar había llegado? Intenté responder esas preguntas en el estado en que me encontraba pero apenas tenía cabeza para mantenerme en pie, siendo afortunadamente ayudado por alguien, que por su físico parecía ser una mujer; incluso eso no podía reconocer...
Sin siquiera poder ponerme a analizar lo que mis alterados sentidos percibían fui llevado a una habitación y tumbado de espaldas, despojado de mis ropas sin oposición y cubierto por una manta. ¿Había muerto acaso? Creo que no estaba tan lejos de esa sensación hasta que, de repente, sentí un alivio monumental en mi frente, una tela muy fría que buscaba bajar la temperatura que en mi cuerpo seguía siendo muy alta. Incluso intenté moverme para sentarme y luego irme, pero parecía una masa de gelatina que temblaba constantemente, estando gracias a la cama sin riesgo de una caída más grave.
- D-dónde...estoy... - fue lo único que pude musitar ante su pregunta, incapaz de armar algo más elaborado a causa de las molestias extremas que me dominaban, las cuales se incrementaron con un estremecimiento generalizado que me hizo gritar y ladearme bruscamente, dejando gran parte de mi cuerpo al descubierto por tal movimiento. Me abracé a mí mismo y cerré fuerte los ojos, aguantando seguir con más quejas y alaridos. Qué tortura...
Sin siquiera poder ponerme a analizar lo que mis alterados sentidos percibían fui llevado a una habitación y tumbado de espaldas, despojado de mis ropas sin oposición y cubierto por una manta. ¿Había muerto acaso? Creo que no estaba tan lejos de esa sensación hasta que, de repente, sentí un alivio monumental en mi frente, una tela muy fría que buscaba bajar la temperatura que en mi cuerpo seguía siendo muy alta. Incluso intenté moverme para sentarme y luego irme, pero parecía una masa de gelatina que temblaba constantemente, estando gracias a la cama sin riesgo de una caída más grave.
- D-dónde...estoy... - fue lo único que pude musitar ante su pregunta, incapaz de armar algo más elaborado a causa de las molestias extremas que me dominaban, las cuales se incrementaron con un estremecimiento generalizado que me hizo gritar y ladearme bruscamente, dejando gran parte de mi cuerpo al descubierto por tal movimiento. Me abracé a mí mismo y cerré fuerte los ojos, aguantando seguir con más quejas y alaridos. Qué tortura...
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Parecía estar consciente, algo que me tranquilizó mínimamente ya que su aspecto era igual de horrible que al principio. Cuando respondió, me percaté de que si quiera tenía fuerzas para hablar y yo preguntándole, que estúpida era. Mantuve mi mano sosteniendo el paño de su frente mientras le susurraba para que se calmase. No podía decirle que estaba en un burdel, sonaba tremendamente mal... Al final no tuve ocasión de decirle nada pues la enfermedad parecía atacarlo de nuevo, logrando provocar que se retorciese con un grito. Mi vello se erizó por el acontecimiento y agradecí el ruido del tumulto, así nadie lo habría escuchado. No sabía como calmarle el dolor, uno que jugaría que iba a terminar con su vida mientras yo no podía más que observar impotente.
Volví a mojar el trapo y a ponerlo de nuevo en su frente mientras acariciaba su brazo intentando calmarlo. Por lo visto en esa postura el dolor se le apaciguaba. Como si fuera un niño pequeño, comencé a hablarle en voz baja, y aunque sabía que eso no lo haría mejorar, quizás sabiendo que alguien lo estaba cuidando consiguiera relajarlo.
-Shh...ya pasó...vas a estar bien...- susurré con tranquilidad cerca de su oído, sentada en la cama a sus espaldas. Ojalá que se sintiera pronto mejor, si no tendría que ir a llamar a algún doctor y nunca sabías si iba a funcionar el remedio o te iba a hacer empeorar más aún. La medicina era algo inexacto aún por lo que prefería no tener que recurrir a ella, incluso eran mejores los remedios naturales de los gitanos...¿Me quedarían de esas hierbas para bajar la fiebre?
Suspiré recordando la bolsa vacía y me conformé con quedarme junto a él. Fui de nuevo a cambiarle la toalla, la cual se calentaba demasiado rápido y era preocupante. Giré para observar como iba mientras mojaba el paño y me fijé en su silueta bajo la manta. Era un hombre muy atractivo a pesar del estado en el que se encontraba y, su cuerpo acompañaba a su rostro. Era alto, musculoso...Agité la cabeza y me concentré en el paño, el cual volví a poner en su frente. Acaricié su cabello rubio, húmedo por el sudor, pidiendo que se recuperase a un dios, si es que este existía.
-No puedes morirte...-dije preocupada, muy preocupada por él.
Volví a mojar el trapo y a ponerlo de nuevo en su frente mientras acariciaba su brazo intentando calmarlo. Por lo visto en esa postura el dolor se le apaciguaba. Como si fuera un niño pequeño, comencé a hablarle en voz baja, y aunque sabía que eso no lo haría mejorar, quizás sabiendo que alguien lo estaba cuidando consiguiera relajarlo.
-Shh...ya pasó...vas a estar bien...- susurré con tranquilidad cerca de su oído, sentada en la cama a sus espaldas. Ojalá que se sintiera pronto mejor, si no tendría que ir a llamar a algún doctor y nunca sabías si iba a funcionar el remedio o te iba a hacer empeorar más aún. La medicina era algo inexacto aún por lo que prefería no tener que recurrir a ella, incluso eran mejores los remedios naturales de los gitanos...¿Me quedarían de esas hierbas para bajar la fiebre?
Suspiré recordando la bolsa vacía y me conformé con quedarme junto a él. Fui de nuevo a cambiarle la toalla, la cual se calentaba demasiado rápido y era preocupante. Giré para observar como iba mientras mojaba el paño y me fijé en su silueta bajo la manta. Era un hombre muy atractivo a pesar del estado en el que se encontraba y, su cuerpo acompañaba a su rostro. Era alto, musculoso...Agité la cabeza y me concentré en el paño, el cual volví a poner en su frente. Acaricié su cabello rubio, húmedo por el sudor, pidiendo que se recuperase a un dios, si es que este existía.
-No puedes morirte...-dije preocupada, muy preocupada por él.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
"Vas a estar bien...no puedes morirte..." - pude escuchar entre tanto quejido. ¿Quién había sido? ¿Acaso no estaba muerto? Porque por el calor (que era aminorado parcialmente por el trapo que prácticamente se evaporaba en mi frente en pocos minutos) parecía que estaba en el infierno mismo.
Me estaba cuestionando qué pecado había hecho para merecer tal castigo cuando por fin, como si un milagro hubiera ocurrido, la tranquilidad comenzó a volver a mi cuerpo y a mi mente, pero de manera lenta y paulatina. Continuaba quejándome, continuaba temblando como un pobre perro indefenso, pero sentía algo tan suave como una pluma acariciar mi cabello empapado tanto de agua lluvia como de transpiración. ¿Era un ángel que quería evitar mi suplicio cubriéndome con sus alas? Quizás si abría los ojos lo podía averiguar, pero caí vencido por el sueño, alejándose de mí todas las sensaciones de dolor, aflicción y angustia que me habían torturado por un tiempo que me pareció mucho mayor del que realmente fue.
----------
En cuanto sentí recuperar mi conciencia desperté, sentándome de sorpresa en la cama. ¿Una cama? Bastante simple, y con un par de sábanas del grosor preciso para cumplir su función. Me rasqué la frente y suspiré agotado, notando al mirar hacia abajo que seguía desnudo. ¡Menuda verguenza!
Miré a mi alrededor y analicé el lugar. Ya no había ruido...o al menos no tanto. ¿Era de mañana? No lo sabía, por las cortinas oscuras que cubrían la ventana. ¿Y esa voz? ¿Había sido todo un sueño? No, no podía ser un sueño, porque si lo fuera estaría en la cama del hotel, y esa habitacion en definitiva no era típica de un hotel. Tenía un aire muy extraño...que me hizo levantarme y cubrirme mis partes nobles con otra manta que estaba encima, como si hubiera salido de una ducha...aunque esta ducha era de lluvia y sudor. Envolví mi cintura con ella y estiré mis brazos con un ejercicio de elongación, el típico al despertar. Finalmente me di un par de golpecitos en la mejilla con las manos para terminar mi somnolencia y me dispuse a buscar mi ropa, pero grande fue mi sorpresa al no encontrarla.
¿Tenía que temer acaso?
Me estaba cuestionando qué pecado había hecho para merecer tal castigo cuando por fin, como si un milagro hubiera ocurrido, la tranquilidad comenzó a volver a mi cuerpo y a mi mente, pero de manera lenta y paulatina. Continuaba quejándome, continuaba temblando como un pobre perro indefenso, pero sentía algo tan suave como una pluma acariciar mi cabello empapado tanto de agua lluvia como de transpiración. ¿Era un ángel que quería evitar mi suplicio cubriéndome con sus alas? Quizás si abría los ojos lo podía averiguar, pero caí vencido por el sueño, alejándose de mí todas las sensaciones de dolor, aflicción y angustia que me habían torturado por un tiempo que me pareció mucho mayor del que realmente fue.
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En cuanto sentí recuperar mi conciencia desperté, sentándome de sorpresa en la cama. ¿Una cama? Bastante simple, y con un par de sábanas del grosor preciso para cumplir su función. Me rasqué la frente y suspiré agotado, notando al mirar hacia abajo que seguía desnudo. ¡Menuda verguenza!
Miré a mi alrededor y analicé el lugar. Ya no había ruido...o al menos no tanto. ¿Era de mañana? No lo sabía, por las cortinas oscuras que cubrían la ventana. ¿Y esa voz? ¿Había sido todo un sueño? No, no podía ser un sueño, porque si lo fuera estaría en la cama del hotel, y esa habitacion en definitiva no era típica de un hotel. Tenía un aire muy extraño...que me hizo levantarme y cubrirme mis partes nobles con otra manta que estaba encima, como si hubiera salido de una ducha...aunque esta ducha era de lluvia y sudor. Envolví mi cintura con ella y estiré mis brazos con un ejercicio de elongación, el típico al despertar. Finalmente me di un par de golpecitos en la mejilla con las manos para terminar mi somnolencia y me dispuse a buscar mi ropa, pero grande fue mi sorpresa al no encontrarla.
¿Tenía que temer acaso?
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Por suerte, su respiración se hizo calmada y profunda además de cesar con los quejidos y ligeros temblores que lo recorrían. Eso solo podía significar una cosa, había logrado conciliar por fin el sueño. Sonreí ligeramente y, pese a estar más tranquila pues estaba descansando plácidamente, no dejé de preocuparme por colocar paños calientes en su frente y, estar pendiente de él. Tuve que separarme un corto periodo de tiempo al final con el único fin de avisar al propietario de que estaría toda la noche ocupada con un hombre. No era una mentira. Aproveché de paso para secar su ropa y, que mientras esta lo hacía, él tuviera algo que ponerse. Encontré un pantalón y una fina camisa blanca de interior pero sería suficiente por el momento. Hice una parada en la cocina ya que no esperaba que se hubiese levantado aún y, a mediados de madrugada, no serían más de las 3, subí con algo de comer por si estaba despierto y le apetecía probar bocado. En la bandeja había fruta cortada, pan, sopa caliente y agua. Seguramente tendría apetito después de habérsele bajado la fiebre.
Subí las escaleras con cuidado de no tropezar con nadie ni con nada. En el ascenso saludé a unos cuantos clientes con una agradable sonrisa pero no me detuve, claramente quedaba a la vista que estaba muy ocupada. Gracias a Dios esa noche me había librado del trabajo, por supuesto no me alegraba de la enfermedad del pobre hombre pero sí de no cumplir mi obligación en el burdel. Con cuidado de no tirar nada, abrí la puerta de la habitación sin reparar en nada hasta haberla cerrado. Me di la vuelta fijando la mirada en la cama pero me percaté de que estaba vacía, mejor dicho, me percaté de la figura masculina semidesnuda frente a mí. Parpadeé un par de veces fijando mi vista en su torso, totalmente esculpido para después ascender hasta su rostro, sin olvidarme de recorrer sus brazos musculosos. Sí, había visto muchos hombres pero...wow.
Mis ojos verdes se detuvieron en su cara, aún algo arrebolada por la fiebre pero en la cual se notaba la mejoría, después, su mirada estuvo en contacto con la mía y carraspeé saliendo del trance para llevar la bandeja hasta la pequeña mesa que había en la habitación con dos sillas.
-Pensé que....quizás tendría hambre pese a no estar segura de si había despertado...-dije dejando el tentempié en la mesa -¿Cómo se encuentra?
Terminé por girarme de nuevo hacia él, reparando en mi corpiño y la escasa ropa que me cubría. Genial, debería haberme puesto un vestido ya que no iba a trabajar pero no había pensado en ello, solo en él y en cómo se encontraría de su enfermedad.
Subí las escaleras con cuidado de no tropezar con nadie ni con nada. En el ascenso saludé a unos cuantos clientes con una agradable sonrisa pero no me detuve, claramente quedaba a la vista que estaba muy ocupada. Gracias a Dios esa noche me había librado del trabajo, por supuesto no me alegraba de la enfermedad del pobre hombre pero sí de no cumplir mi obligación en el burdel. Con cuidado de no tirar nada, abrí la puerta de la habitación sin reparar en nada hasta haberla cerrado. Me di la vuelta fijando la mirada en la cama pero me percaté de que estaba vacía, mejor dicho, me percaté de la figura masculina semidesnuda frente a mí. Parpadeé un par de veces fijando mi vista en su torso, totalmente esculpido para después ascender hasta su rostro, sin olvidarme de recorrer sus brazos musculosos. Sí, había visto muchos hombres pero...wow.
Mis ojos verdes se detuvieron en su cara, aún algo arrebolada por la fiebre pero en la cual se notaba la mejoría, después, su mirada estuvo en contacto con la mía y carraspeé saliendo del trance para llevar la bandeja hasta la pequeña mesa que había en la habitación con dos sillas.
-Pensé que....quizás tendría hambre pese a no estar segura de si había despertado...-dije dejando el tentempié en la mesa -¿Cómo se encuentra?
Terminé por girarme de nuevo hacia él, reparando en mi corpiño y la escasa ropa que me cubría. Genial, debería haberme puesto un vestido ya que no iba a trabajar pero no había pensado en ello, solo en él y en cómo se encontraría de su enfermedad.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Revisé sobre la cama y debajo de ella, abrí una puerta que resultó ser un baño y miré en una mesita. Pero el resultado era el mismo: mi ropa no estaba. Y lo peor era que no tenía la más mínima idea de donde me encontraba. Tenía claro que no era el hotel...y que nunca había estado aquí. Ni siquiera tenía una guía, una referencia. La ventana daba a un callejón y la puerta estaba cerrada. Así que técnicamente estaba encerrado. ¿Realmente no había nada que temer?
Suspiré y me quedé en el trayecto medio entre la cama y la puerta indeciso, pensando qué hacer...cuando escuché abrirse la puerta. Retrocedí un par de pasos y vi aparecer a alguien. Una mujer...que me miraba fijamente, y traía cosas en una bandeja. Mi nariz me dijo que eran cosas para comer, por el buen olor que despedían. ¿Era para mí?...parece que sí, aunque no traía demasiado alimento. Esperen...¿ella fue la que me habló anoche? y...¿la que me recibió? Y...¿vio mi cuerpo desnudo? ¡Qué verguenza!
Me sonrojé de inmediato y así le miré por unos segundos, a unos lindos ojos verdes. Nuestras vistas se rompieron y ella dejó las cosas en una mesa. Le escuché hablar y arqueé una ceja de inmediato: francés. Eso significaba que nuevamente tendría que practicar mi francés y tratar de no quedar en ridículo ante aquella joven que, en verdad era muy linda.
- B-bien...- dije modulando lo más claro posible, aunque a pesar de eso se escuchaba un clarísimo acento extranjero.- Merci, estoy algo...algo hambrien..to..- terminé respondiendo llevándome la mano al abdomen, acariciándomelo. Puede que tuviera mucho músculo y todas esas cosas, pero estaba muy hambriento y esa chica me dejaba bastante intranquilo. Lo peor de todo era que no sabía porqué.
Suspiré y me quedé en el trayecto medio entre la cama y la puerta indeciso, pensando qué hacer...cuando escuché abrirse la puerta. Retrocedí un par de pasos y vi aparecer a alguien. Una mujer...que me miraba fijamente, y traía cosas en una bandeja. Mi nariz me dijo que eran cosas para comer, por el buen olor que despedían. ¿Era para mí?...parece que sí, aunque no traía demasiado alimento. Esperen...¿ella fue la que me habló anoche? y...¿la que me recibió? Y...¿vio mi cuerpo desnudo? ¡Qué verguenza!
Me sonrojé de inmediato y así le miré por unos segundos, a unos lindos ojos verdes. Nuestras vistas se rompieron y ella dejó las cosas en una mesa. Le escuché hablar y arqueé una ceja de inmediato: francés. Eso significaba que nuevamente tendría que practicar mi francés y tratar de no quedar en ridículo ante aquella joven que, en verdad era muy linda.
- B-bien...- dije modulando lo más claro posible, aunque a pesar de eso se escuchaba un clarísimo acento extranjero.- Merci, estoy algo...algo hambrien..to..- terminé respondiendo llevándome la mano al abdomen, acariciándomelo. Puede que tuviera mucho músculo y todas esas cosas, pero estaba muy hambriento y esa chica me dejaba bastante intranquilo. Lo peor de todo era que no sabía porqué.
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Con solo verlo hablar me percaté en seguida de dos cosas. La primera es que era extranjero, como yo y la segunda, era el hombre más tímido que me había cruzado nunca. No pude evitar contener una suave risa al observar su inocente gesto. Seguro que si estaba hambriento...en esos momentos me arrepentí de no haber traído algo más para él. Torcí los labios reprochándomelo a mí misma pero, siempre podía volver a bajar si aún tenía apetito después de comerse lo de la bandeja. De cualquier forma, lo importante ahora era que se alimentara, sobretodo antes de que la sopa casera de la cocinera se enfriase. Iba a ofrecerle asiento cuando reparé en la ropa que tenía colgada en mi brazo y, acercándome a él, se la ofrecí.
-Tu ropa...tardará en secarse- dije esperando que lo entendiera -Pero antes de nada deberías comer
Hice un gesto con la mano libre hacia la mesa, sería tan fácil intentar hablar con él en su idioma pero tan si quiera sabía de dónde era ese acento...¿Español, portugués quizás?. Ya tendría tiempo de preguntárselo pues la lluvia no daba tregua fuera y con esa tormenta arreciando París no pensaba dejarlo irse, no después de verlo casi morir entre mis brazos. Decidí tomarlo de la mano en lugar de esperar que se acercase por si mismo a la mesa. A veces no podía controlar esos gestos que me salían solos, productos de mi forma cariñosa de ser. Esperaba que no le importase aunque, por ser extrangesro...quizás no estuviera acostumbrado a esa clase de cosas o tal vez sí... Una vez junto a la mesa miré la comida ¿Y si no le gustaba?.
Lo miré con fijeza por primera vez, concentrándome en cada uno de sus detalles. Espalda amplia, pecho cálido y musculoso, acogedor...Manos grandes, brazos fuertes, rostro dulce ¿Acaso le faltaba algo a ese hombre? Nunca había visto a nadie a quien una sábana en la cintura le quedara tan bien como un traje de alta costura. Sonreí pícara sin darme cuenta, me estaba afectando el trabajo a las neuronas. Agité la cabeza un par de veces y me senté en la otra silla que había en la mesa con la intención de acompañarlo en la mesa para no parecer maleducada.
-Tu ropa...tardará en secarse- dije esperando que lo entendiera -Pero antes de nada deberías comer
Hice un gesto con la mano libre hacia la mesa, sería tan fácil intentar hablar con él en su idioma pero tan si quiera sabía de dónde era ese acento...¿Español, portugués quizás?. Ya tendría tiempo de preguntárselo pues la lluvia no daba tregua fuera y con esa tormenta arreciando París no pensaba dejarlo irse, no después de verlo casi morir entre mis brazos. Decidí tomarlo de la mano en lugar de esperar que se acercase por si mismo a la mesa. A veces no podía controlar esos gestos que me salían solos, productos de mi forma cariñosa de ser. Esperaba que no le importase aunque, por ser extrangesro...quizás no estuviera acostumbrado a esa clase de cosas o tal vez sí... Una vez junto a la mesa miré la comida ¿Y si no le gustaba?.
Lo miré con fijeza por primera vez, concentrándome en cada uno de sus detalles. Espalda amplia, pecho cálido y musculoso, acogedor...Manos grandes, brazos fuertes, rostro dulce ¿Acaso le faltaba algo a ese hombre? Nunca había visto a nadie a quien una sábana en la cintura le quedara tan bien como un traje de alta costura. Sonreí pícara sin darme cuenta, me estaba afectando el trabajo a las neuronas. Agité la cabeza un par de veces y me senté en la otra silla que había en la mesa con la intención de acompañarlo en la mesa para no parecer maleducada.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Arqueé una ceja al verla reírse, e inmediatamente después me pregunté el porqué de eso. ¿Me había rayado la cara? ¿Tenía algo? ¿O era que simplemente los hombres como yo éramos objeto de burla? La verdad, daba igual. Ese tipo de pensamientos no me afectaban tanto en ese momento, considerando mi estado...sobretodo el hambre que atacaba mi estómago sin piedad.
Hice el amago de avanzar cuando reparé en mis ropas, las cuales increíblemente podía percibir sin olor a lluvia, mezclándose ese olor con lo que parecía ser una sopa. A simple vista mis prendas parecían húmedas, así que asumí que lo que me había dicho tenía relación con ello, teniendo en cuenta también que la chica había mirado atentamente la vestimenta con que había llegado y que ahora estaba en su brazo como si éste fuera un tendedero.
Perfecto, comida. Lo que más necesitaba en ese momento. Iba a avanzar pero mi cuerpo parecía no responderme, desconociendo yo el por qué de aquello. La mujer fue finalmente la que me ayudó tomándome la mano y llevándome a la mesa; aunque, la verdad, el hecho de sentarme en la silla fue lo que menos me importó. Su mano suave, sus ojos verdes, su sonrisa, su cuerpo...todo me estaba transportando a otro lugar, y haciéndome sentir....raro. Era un calor que parecía una fiebre común....pero a la vez no. De todas formas no lo hice notar y me quedé mirando la comida. Sopa, pan, agua y frutas. Parecía simple, pero era más que suficiente para mí; no era momento (y la verdad nunca debería ocurrir) de andar cuestionando o reclamando por lo que se daba. La mujer de por sí ya era muy amable y aquel gesto tendría que retribuirlo...no sé como, pero lo iba a hacer.
Tomé la cuchara mirando por unos segundos a mi acompañante, como pidiéndole permiso para comenzar y ni siquiera esperé. Mis labios probaron y mi garganta y estómago empezaron a deleitarse con aquel líquido que sabía bastante bien. Poco a poco tomé confianza y agregué el pan a esa humilde pero gratificante comida, devorándola en algo más de quince minutos. Me sequé con un paño que había a la mano y miré a la mujer más animado y sonriente, pero con esa extraña fiebre aún en mí.
- Obrigado... - susurré agradecido y tan distraídamente que ni me di cuenta que lo había dicho en mi lengua natal. Ojalá me haya entendido....
Hice el amago de avanzar cuando reparé en mis ropas, las cuales increíblemente podía percibir sin olor a lluvia, mezclándose ese olor con lo que parecía ser una sopa. A simple vista mis prendas parecían húmedas, así que asumí que lo que me había dicho tenía relación con ello, teniendo en cuenta también que la chica había mirado atentamente la vestimenta con que había llegado y que ahora estaba en su brazo como si éste fuera un tendedero.
Perfecto, comida. Lo que más necesitaba en ese momento. Iba a avanzar pero mi cuerpo parecía no responderme, desconociendo yo el por qué de aquello. La mujer fue finalmente la que me ayudó tomándome la mano y llevándome a la mesa; aunque, la verdad, el hecho de sentarme en la silla fue lo que menos me importó. Su mano suave, sus ojos verdes, su sonrisa, su cuerpo...todo me estaba transportando a otro lugar, y haciéndome sentir....raro. Era un calor que parecía una fiebre común....pero a la vez no. De todas formas no lo hice notar y me quedé mirando la comida. Sopa, pan, agua y frutas. Parecía simple, pero era más que suficiente para mí; no era momento (y la verdad nunca debería ocurrir) de andar cuestionando o reclamando por lo que se daba. La mujer de por sí ya era muy amable y aquel gesto tendría que retribuirlo...no sé como, pero lo iba a hacer.
Tomé la cuchara mirando por unos segundos a mi acompañante, como pidiéndole permiso para comenzar y ni siquiera esperé. Mis labios probaron y mi garganta y estómago empezaron a deleitarse con aquel líquido que sabía bastante bien. Poco a poco tomé confianza y agregué el pan a esa humilde pero gratificante comida, devorándola en algo más de quince minutos. Me sequé con un paño que había a la mano y miré a la mujer más animado y sonriente, pero con esa extraña fiebre aún en mí.
- Obrigado... - susurré agradecido y tan distraídamente que ni me di cuenta que lo había dicho en mi lengua natal. Ojalá me haya entendido....
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Mi mirada estuvo puesta en él mientras comía, observando cada uno de sus movimientos con una cálida sonrisa. Tenía hambre como era de esperar y, ciertamente debería traerle alguna otra cosa por si aún no estaba lleno. Por alguna razón sabía que aquel hombre no era como todos los demás, tenía algo distinto que lo hacía ver noble y al mismo tiempo fiero, pero no sabría decir a ciencia cierta qué era. Cuando terminó de comer, vi mi momento para hacerle algunas preguntas pero algo hizo que se me olvidase lo que deseaba saber. Era portugués, hablaba portugués...El misterio de su exoticidad estaba descubierto pero quizás fuera de más lejos aún, quizás Brasil. Agradecía haber dado algo de ese idioma para poder responderle y ganarme un poco de su confianza.
-De nada, você quer mais?- dije sintiéndome algo insegura y soltando una pequeña risa -Lo siento, se me da muy mal el portugués...
Me levanté de la silla y puse todos los platos de nuevo en la bandeja para llevármela de nuevo a la cocina. Pensé en que quizás, ahora vendría bien un par de tazas de café para completar su cena y tener una tranquila charla. También vino a mi cabeza la tableta de chocolate que quedaba en la despensa. Sin duda iba a bajar de nuevo a por esas dos cosas. Tomé la bandeja entre mis manos y sonreí al actractivo hombre.
-Ahora vuelvo, voy a llevar esto y a subir algo de postre- le expliqué con lentitud antes de girarme hacia la puerta y caminar hasta ella. Una vez salí de la habitación cerrando tras de mí, me apresuré a descender las escaleras con rapidez. Quería conocer más de su vida y de cómo había llegado al burdel, sobretodo en ese estado tan lamentable.
En la cocina serví dos tazas de café, puse sobre la bandeja estas, el chocolate y un bollo que quedaba. Por suerte, nadie me preguntó por aquello pero sí me echaron varias miradas de extrañeza. Las ignoré y con rapidez ascendí hasta la habitación, llamando por si estaba poníendose las ropas secas que le había traído y también para que me abriese la puerta, no me fiaba del desastre que podía causar si todo aquello se me caía sin más al suelo.
-De nada, você quer mais?- dije sintiéndome algo insegura y soltando una pequeña risa -Lo siento, se me da muy mal el portugués...
Me levanté de la silla y puse todos los platos de nuevo en la bandeja para llevármela de nuevo a la cocina. Pensé en que quizás, ahora vendría bien un par de tazas de café para completar su cena y tener una tranquila charla. También vino a mi cabeza la tableta de chocolate que quedaba en la despensa. Sin duda iba a bajar de nuevo a por esas dos cosas. Tomé la bandeja entre mis manos y sonreí al actractivo hombre.
-Ahora vuelvo, voy a llevar esto y a subir algo de postre- le expliqué con lentitud antes de girarme hacia la puerta y caminar hasta ella. Una vez salí de la habitación cerrando tras de mí, me apresuré a descender las escaleras con rapidez. Quería conocer más de su vida y de cómo había llegado al burdel, sobretodo en ese estado tan lamentable.
En la cocina serví dos tazas de café, puse sobre la bandeja estas, el chocolate y un bollo que quedaba. Por suerte, nadie me preguntó por aquello pero sí me echaron varias miradas de extrañeza. Las ignoré y con rapidez ascendí hasta la habitación, llamando por si estaba poníendose las ropas secas que le había traído y también para que me abriese la puerta, no me fiaba del desastre que podía causar si todo aquello se me caía sin más al suelo.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Esclavitud Sin Cadenas (Privado Dael, Posible + 18)
Mi pecho se sobresaltó enormemente cuando le escuché aquella petición. Era portugués, era mi idioma...aunque no tan fluido como los originarios de la tierra del café. En ese instante muchas cosas pasaron por mi cabeza, sobretodo preguntas: ¿Era ella portuguesa? No tenía la apariencia característica de los brasileños o portugueses (aunque igualmente era preciosa como ellos). Si no era portuguesa...¿Cómo había aprendido el idioma? ¿O había sido una frase que había escuchado por ahí? Al final sólo asentí un par de veces a cada pregunta y la dejé irse.
Me terminé el último trozo de pan y me dejé caer en la cama con los brazos extendidos sobre ella, mirando el techo....y notando unas cuantas cosas que no se por qué antes no había tomado en cuenta. Podía escuchar la lluvia como si estuviera bajo ella, podía escuchar pasos constantes, y sonidos extraños que podrían asociarse a jadeos y...¿gemidos? Arqueé una ceja y de inmediato me senté en la cama, viendo también cómo podía distinguir detalles mínimos del lugar en donde me encontraba. Todo eso había empezado desde aquella pelea en el barco, y aún no le encontraba una explicación lógica, explicación lógica que no pude volver a buscar ya que al rato tocaron la puerta, y asumí que era la señorita. Me incorporé y me dirigí a abrirle, tomando de inmediato la bandeja de sus manos, rozándolas sutilmente y llevando ésta a la mesa sin dejar de sonreír amablemente. Esperé que se sentara ella y luego yo lo hice, tomando de inmediato el chocolate y partiéndolo en dos, ofreciéndole una de las mitades ya no con tanta timidez, esperando que aceptara y así forjar algo más de confianza....lo que me permitiría quizás averiguar más sobre ella y, por sobretodo, sobre este mundo tan extraño en el que estaba inmerso.
Me terminé el último trozo de pan y me dejé caer en la cama con los brazos extendidos sobre ella, mirando el techo....y notando unas cuantas cosas que no se por qué antes no había tomado en cuenta. Podía escuchar la lluvia como si estuviera bajo ella, podía escuchar pasos constantes, y sonidos extraños que podrían asociarse a jadeos y...¿gemidos? Arqueé una ceja y de inmediato me senté en la cama, viendo también cómo podía distinguir detalles mínimos del lugar en donde me encontraba. Todo eso había empezado desde aquella pelea en el barco, y aún no le encontraba una explicación lógica, explicación lógica que no pude volver a buscar ya que al rato tocaron la puerta, y asumí que era la señorita. Me incorporé y me dirigí a abrirle, tomando de inmediato la bandeja de sus manos, rozándolas sutilmente y llevando ésta a la mesa sin dejar de sonreír amablemente. Esperé que se sentara ella y luego yo lo hice, tomando de inmediato el chocolate y partiéndolo en dos, ofreciéndole una de las mitades ya no con tanta timidez, esperando que aceptara y así forjar algo más de confianza....lo que me permitiría quizás averiguar más sobre ella y, por sobretodo, sobre este mundo tan extraño en el que estaba inmerso.
Joao Alves C.- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/02/2011
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