El precio de la esclavitud || Privado

por **Angelique Delacroix** Lun Abr 18, 2016 7:57 pm

Parpadeó en medio de la oscuridad en aquel cuarto lleno de lujos de su mansión. Era Domingo por la mañana, la bruja gustaba de dormir más que sus ocho horas reglamentarias, ella creía que de poder descansar y relajarse todo lo posible, le daría más juventud, pero lo cierto es que tenía otros métodos si ese básico no funcionaba. La rubia movió su cuerpo intentando desperezarlo. Estiró sus piernas, incluso movió las sabanas para que sólo le taparan las piernas, se recargo en una almohada y suspiró recogiendo su cabello en una especie de cebolla. Por lo visto se había levantado incluso antes que su sirvienta.

La rubia recordaba la noche anterior, había sido más que buena, se había hecho de nuevos aliados, unos importantes, de renombre, pero no dirá sus nombres hasta hacerlo más desgarrador. Ella era así, haciendo entradas, espectáculos dignos de recordar entre el pueblo, atemorizando a la gente para tenerlos bajo su mando, si podía incrementar eso gracias a sus aliados, sin duda le haría la vida mejor, mucho más alegre; escuchó los pasos delicados de una persona aproximarse, la bruja sabe de quien se trata, es la única que tiene acceso a esas zonas de la mansión, por lo que no se preocupa, de hecho la ve entrar a correr las cortinas finas, gruesas y oscuras que impedían la entrada de la luz del sol. Sonrió de medio lado al ver a la pulcra sirvienta frente a sus ojos, aunque no le agrade su color de piel, la tiene para lo que le sirve: los cuidados de su hogar.

— Buenos días — La estudiaba sin perder detalle de cada rasgo de la humana, en realidad, cuando la joven criada no le sirviera, la sacrificaría en medio de un ritual para poder incrementar sus poderes, a sus demonios les encantaban las almas poco corrompidas, les parecía morboso poder oscurecerlas, incluso a la poderosa bruja le parecía interesante ver ese proceso. Por el momento no se debe de pensar en eso. — Dormí excelente, sabes bien que eso se debe hacer todas las noches — Su cuerpo decidió abandonar la cama, se levantó disfrutando de la suavidad de la alfombra colocada en el piso de su alcoba, su figura llamaba la atención porque podía verse la silueta gracias al sol y la tela fina de su bata.

— ¿El desayuno se encuentra listo? Quiero huevos tibios, sabes que son mis favoritos, un poco de leche, sin natilla — A veces recordar que le gustaba para el desayuno, o entre otras cosas le resultaba insoportable, pero dado los buenos resultados de la pche anterior, se comportaría — ¿Han llegado misivas? La modista vendrá hoy para hacerme algunos vestidos, de una vez te informo que te hará unos nuevos a ti también, porque quizás salgamos fuera del país, así que vete preparando — No, no le estaba dando opción para pensárselo, simplemente le informaba que se irían, y ella iría para tener todo listo a la bruja; se sentó en la mesa cerca de la ventana que tenía en su cuarto — ¿Mi tina se encuentra lista? — La volteó a ver seria.