AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La vida vampírica en este siglo
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La vida vampírica en este siglo
Me muevo entre las sombras, La noche a regañadientes va descendiendo sobre París, pero la penumbra ya se va asentando en todos los rincones, dándome espacio para deambular ya por las calles de los vivos. Debo andar con precaución, usar la mínima cantidad de energía posible en cada movimiento para no levantar las alarmas de los lycan que patrullan todo Paris.
Ajenos a estos hechizos que me permiten ocultarme de sus agudos sentidos continúan su implacable búsqueda de vampiros. Los reportes son confusos, pero parece que es igual en todas partes.
La guerra estalló y fue fulminante. Nosotros perdimos. Engreídos como nos habían enseñado a ser nuestros amos, no nos preparamos para enfrentarnos a los hijos de Gaia. Desdeñamos sus talismanes y rituales por considerarlos primitivos. Nos burlamos de sus alianzas con su parentela humana, que al final fueron más fuertes que nuestros sobornos de poder. Fuimos vencidos y masacrados, y ahora somos perseguidos.
Pero no nos han destruido totalmente, los que resisten, lo hacen ocultos como yo entre las sombras, pero eso puede cambiar. Rahman ha hecho contacto, se supone que lo encontraré en un lugar llamado muy icónicamente "Luz de Velas" aunque bien podríamos llamarlo "Luz de Esperanza" ya que el avance implacable de nuestros enemigos se debe en parte a lo desmoralizados que se encuentran ahora los vástagos de Al'Ramiz ante la guerra relámpago que terminó por arrasarnos precisamente cuando más seguros nos sentíamos en nuestras posiciones.
Tras mucho deambular por la zona comercial finalmente encuentro el sitio; mucho mas pequeño de lo que hubiera esperado de mi Sire, pero por ahora conviene la prudencia. El local clama ser un herbolario, parece estar desocupado en este momento...
Ajenos a estos hechizos que me permiten ocultarme de sus agudos sentidos continúan su implacable búsqueda de vampiros. Los reportes son confusos, pero parece que es igual en todas partes.
La guerra estalló y fue fulminante. Nosotros perdimos. Engreídos como nos habían enseñado a ser nuestros amos, no nos preparamos para enfrentarnos a los hijos de Gaia. Desdeñamos sus talismanes y rituales por considerarlos primitivos. Nos burlamos de sus alianzas con su parentela humana, que al final fueron más fuertes que nuestros sobornos de poder. Fuimos vencidos y masacrados, y ahora somos perseguidos.
Pero no nos han destruido totalmente, los que resisten, lo hacen ocultos como yo entre las sombras, pero eso puede cambiar. Rahman ha hecho contacto, se supone que lo encontraré en un lugar llamado muy icónicamente "Luz de Velas" aunque bien podríamos llamarlo "Luz de Esperanza" ya que el avance implacable de nuestros enemigos se debe en parte a lo desmoralizados que se encuentran ahora los vástagos de Al'Ramiz ante la guerra relámpago que terminó por arrasarnos precisamente cuando más seguros nos sentíamos en nuestras posiciones.
Tras mucho deambular por la zona comercial finalmente encuentro el sitio; mucho mas pequeño de lo que hubiera esperado de mi Sire, pero por ahora conviene la prudencia. El local clama ser un herbolario, parece estar desocupado en este momento...
Max Stirner- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
Cèline, la humana que durante el día se ocupaba del Herbolario, se había marchado apenas media hora, y yo había salido de la trastienda oculta, donde había estado descansando mientras el sol alumbraba París.
La noche apuntaba a ver una velada tranquila, pero me dispuse a encender las luces tanto exteriores como interiores para indicarle a los transeúntes que paseaban por la ciudad que el negocio estaba todavía abierto.
Estaba contenta de como había quedado decorado todo, en color madera de nogal, con plantas y velas colocadas estratégicamente daban la sensación de un lugar cálido y tranquilo en el que relajarse. Había convencido a Erlend que me ayudase, y sin poner mucho empedimento a mi petición, habíamos terminado por poner dos expositores a ambos lados del local, con sus cajas de cristal llenas de todo tipo de hierbas medicinales, y delante de los mismos, dos mostradores también de madera y cristal, con pequeñas muestras de esencias aromáticas y algunas velas. Una alfombra cubría el suelo central de la tienda, aportando calidez.
En la trastienda habíamos instalado una pequeña cocina con un fogón, sus enseres de cocina, un fregadero, y una camilla, por si era necesario atender a alguien allí de sus dolencias. Tenía además, una puerta de madera blindada con bandas de metal,que se podía cerrar también desde dentro, y que era mi pequeño refugio, además de un lugar de encuentro de alguno de mis conocidos inmortales. También allí guardaba sustancias naturales no aptas para la venta en el herbolario, pero que me eran necesarias.
Ya tenía todo preparado para afrontar el trabajo nocturno, cuando vi un hombre que se acercaba a la puerta. Me dispuse detrás de uno de los mostradores, esperando a que la campanita de la puerta sonase, y apareciese el primer cliente de la noche.
La noche apuntaba a ver una velada tranquila, pero me dispuse a encender las luces tanto exteriores como interiores para indicarle a los transeúntes que paseaban por la ciudad que el negocio estaba todavía abierto.
Estaba contenta de como había quedado decorado todo, en color madera de nogal, con plantas y velas colocadas estratégicamente daban la sensación de un lugar cálido y tranquilo en el que relajarse. Había convencido a Erlend que me ayudase, y sin poner mucho empedimento a mi petición, habíamos terminado por poner dos expositores a ambos lados del local, con sus cajas de cristal llenas de todo tipo de hierbas medicinales, y delante de los mismos, dos mostradores también de madera y cristal, con pequeñas muestras de esencias aromáticas y algunas velas. Una alfombra cubría el suelo central de la tienda, aportando calidez.
En la trastienda habíamos instalado una pequeña cocina con un fogón, sus enseres de cocina, un fregadero, y una camilla, por si era necesario atender a alguien allí de sus dolencias. Tenía además, una puerta de madera blindada con bandas de metal,que se podía cerrar también desde dentro, y que era mi pequeño refugio, además de un lugar de encuentro de alguno de mis conocidos inmortales. También allí guardaba sustancias naturales no aptas para la venta en el herbolario, pero que me eran necesarias.
Ya tenía todo preparado para afrontar el trabajo nocturno, cuando vi un hombre que se acercaba a la puerta. Me dispuse detrás de uno de los mostradores, esperando a que la campanita de la puerta sonase, y apareciese el primer cliente de la noche.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Hay un vampiro en la tienda, uno antiguo. ¡Su increible aura había permanecido oculta hasta que me acerque a la puerta! ¡Un gran truco, el ocultar su escencia de mi Auspex! Sólo un vampiro muy poderoso podría convocar poderes capaces de superar las diciplinas que he aprendido. Este es uno de los que llaman Matusalem, es decir, un vampiro milenario.
Pareciera casi tan antiguo como Rahman y sin embargo no es quien yo esperaba encontrar aquí. ¿Sería una trampa? De inmediato mi cabeza comenzó a repasar los hechos. Rahman-al-Kayyam había hecho contacto por medio de uno de sus espectros. - La carta - parecía autentica en todos los sentidos. La caligrafía; inclusive el papel tenía algo de la esencia del vampiro, apenas perceptible, pero suficiente como para que yo la tomase por real. ¿Era en verdad posible que alguien igualara en todos esos aspectos el documento? Una réplica exacta. ¡Que importa si es una trampa cuando uno ya esta decidido a morir!
Todo coincidía inclusive con los oráculos que consulté previo a esta incursión a la zona mas transitada de París. ¡Hablaban del mensajero de las rodilleras escarlata! Entonces apareció aquel espectro. Si había sido guiado hasta mi segunda muerte por medio de un engaño, entonces el destino mismo estaba coludido en la trama de mi final.
Sin saber a ciencia cierta dónde es que esperaba el viejo Kayyam encontrarme decido ingresar en el pequeño local. Después de todo la perspectiva de conocer a un vampiro tan viejo como mi Sire era importante en si misma, en estos momentos de necesidad: podría significar una salvación, si aquella Elder se mostraba benevolente, pero también podría significar mi muerte, si acaso esta vampireza formaba parte de la Camarilla de vampiros que nos vendió a nuestros enemigos Lycan. De cualquier modo el camino se bifurca aquí y yo ya he ttomado la deicisión de andar por el lado osucro.
Con miedo pero con ansia, cruzo el umbral, acompañado por el sonido de una campana. Pareciera que esa pequeña armonía anunciase que se entra a un lugar sagrado. El olor de las hierbas me asalta inmediatamente. Ahí estan todos mis favoritos; Enebro, Romero, Eucalipto... ¡tantas resinas diferentes! Quisiera detenerme a observar la decoración, a revisar estante por estante cada planta, pero no puedo. Unos ojos poderosos y penetrantes me miran desde detrás del mostrador.
Estos ojos que me atraen como abismos, engalanan un rostro de fina porcelana, una muñeca, vestida a la moda, como las muñecas de los aparadores en las tiendas exclusivas, pero cuyas facciones son en cierto modo terribles, encantadoras en la misma forma que una serpiente puede hipnotizar a su presa. Esos ojos me arrastran, casi sin voluntad hasta ella. La reina vampiro, disfrazada de boticaria.
- Buenas noches mi señora. Hace frío allá afuera...
Pareciera casi tan antiguo como Rahman y sin embargo no es quien yo esperaba encontrar aquí. ¿Sería una trampa? De inmediato mi cabeza comenzó a repasar los hechos. Rahman-al-Kayyam había hecho contacto por medio de uno de sus espectros. - La carta - parecía autentica en todos los sentidos. La caligrafía; inclusive el papel tenía algo de la esencia del vampiro, apenas perceptible, pero suficiente como para que yo la tomase por real. ¿Era en verdad posible que alguien igualara en todos esos aspectos el documento? Una réplica exacta. ¡Que importa si es una trampa cuando uno ya esta decidido a morir!
Todo coincidía inclusive con los oráculos que consulté previo a esta incursión a la zona mas transitada de París. ¡Hablaban del mensajero de las rodilleras escarlata! Entonces apareció aquel espectro. Si había sido guiado hasta mi segunda muerte por medio de un engaño, entonces el destino mismo estaba coludido en la trama de mi final.
Sin saber a ciencia cierta dónde es que esperaba el viejo Kayyam encontrarme decido ingresar en el pequeño local. Después de todo la perspectiva de conocer a un vampiro tan viejo como mi Sire era importante en si misma, en estos momentos de necesidad: podría significar una salvación, si aquella Elder se mostraba benevolente, pero también podría significar mi muerte, si acaso esta vampireza formaba parte de la Camarilla de vampiros que nos vendió a nuestros enemigos Lycan. De cualquier modo el camino se bifurca aquí y yo ya he ttomado la deicisión de andar por el lado osucro.
Con miedo pero con ansia, cruzo el umbral, acompañado por el sonido de una campana. Pareciera que esa pequeña armonía anunciase que se entra a un lugar sagrado. El olor de las hierbas me asalta inmediatamente. Ahí estan todos mis favoritos; Enebro, Romero, Eucalipto... ¡tantas resinas diferentes! Quisiera detenerme a observar la decoración, a revisar estante por estante cada planta, pero no puedo. Unos ojos poderosos y penetrantes me miran desde detrás del mostrador.
Estos ojos que me atraen como abismos, engalanan un rostro de fina porcelana, una muñeca, vestida a la moda, como las muñecas de los aparadores en las tiendas exclusivas, pero cuyas facciones son en cierto modo terribles, encantadoras en la misma forma que una serpiente puede hipnotizar a su presa. Esos ojos me arrastran, casi sin voluntad hasta ella. La reina vampiro, disfrazada de boticaria.
- Buenas noches mi señora. Hace frío allá afuera...
Max Stirner- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
Aquel transeúnte parecía dudar entre si entrar o no al herbolario. Quizás solo estuviese perdido o esperando a alguien que se retrasaba. Me dispuse a ordenar los recipientes de algunas hierbas para parecer ocupada, aunque el local estaba limpio como una patena, y los enseres colocados debidamente.
Finalmente, la pequeña campanilla colocada para anunciar la llegada de un cliente sonó tímidamente al tiempo que la puerta se abría, y un hombre robusto, que aparentaba la treintena, con el pelo corto y enfundado en un abrigo negro entraba por ella con el paso pausado y frotándose las manos.
Le sonreí desde el mostrador, contenta de que poco a poco el local fuese conocido por los ciudadanos de la ciudad, y por los seres ocultos en las sombras que aparecían también en alguna ocasión.
No tardé en darme cuenta de que aquel hombre no era un ser humano; era un inmortal como yo. Más joven, eso sí; aunque aquello no era muy difícil si tenía en cuenta que yo llevaba algo más de dos milenios caminando por este mundo.
Su mirada permanecía clavada en la mía, como si tratase de vislumbrar información sobre mí; posiblemente no se esperaba encontrar a otro de su especie regentando un negocio como aquel.
- Buenas noches mi señora.- saludó educadamente mientras se aproximaba al mostrador.- Hace frío allá afuera...
Su voz era amable y melodiosa. Me relajé guiándome por mi instinto, pues aquel vampiro no parecía buscar problemas.
- Buenas noches, caballero.- dije sonriendo amablemente.- Esta noche ha refrescado bastante, ¿podría invitarle a una taza de té caliente? Yo misma iba a servirme una.
Reconocía que no era muy común entre los vampiros el beber otra cosa que no fuese sangre o alcohol, pero mi gran pasión por las infusiones no había desaparecido con mi transformación, y seguía disfrutando de ellas cada noche, recordando cuando mi piel todavía era cálida, y tenía unos planes de futuro muy distintos de lo que era ahora.
Finalmente, la pequeña campanilla colocada para anunciar la llegada de un cliente sonó tímidamente al tiempo que la puerta se abría, y un hombre robusto, que aparentaba la treintena, con el pelo corto y enfundado en un abrigo negro entraba por ella con el paso pausado y frotándose las manos.
Le sonreí desde el mostrador, contenta de que poco a poco el local fuese conocido por los ciudadanos de la ciudad, y por los seres ocultos en las sombras que aparecían también en alguna ocasión.
No tardé en darme cuenta de que aquel hombre no era un ser humano; era un inmortal como yo. Más joven, eso sí; aunque aquello no era muy difícil si tenía en cuenta que yo llevaba algo más de dos milenios caminando por este mundo.
Su mirada permanecía clavada en la mía, como si tratase de vislumbrar información sobre mí; posiblemente no se esperaba encontrar a otro de su especie regentando un negocio como aquel.
- Buenas noches mi señora.- saludó educadamente mientras se aproximaba al mostrador.- Hace frío allá afuera...
Su voz era amable y melodiosa. Me relajé guiándome por mi instinto, pues aquel vampiro no parecía buscar problemas.
- Buenas noches, caballero.- dije sonriendo amablemente.- Esta noche ha refrescado bastante, ¿podría invitarle a una taza de té caliente? Yo misma iba a servirme una.
Reconocía que no era muy común entre los vampiros el beber otra cosa que no fuese sangre o alcohol, pero mi gran pasión por las infusiones no había desaparecido con mi transformación, y seguía disfrutando de ellas cada noche, recordando cuando mi piel todavía era cálida, y tenía unos planes de futuro muy distintos de lo que era ahora.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Los olores que envolvían la tienda ¿Serían acaso del té que preparaba la mujer? En tal caso, una mezcla extraña. Daba esperanza ver que aún después de tanto tiempo caminando sobre la tierra aún se contaba con suficiente ánimo de espíritu para saborear de los placeres sensuales que proporciona, en forma de infusiones y otras bebidas. Por que parecía eso lo que ocurría en el pequeño local en ese momento. Un instante de tranquilidad cuyo pretexto es el té.
- Suena exquisito.
Mencioné a manera de aceptación mirando con gratitud el gesto que mi Elder. ¡Una deferencia refrescante! Generalmente resultaba dificil para un neonato relacionarse con Los Antiguos, siempre demasiado inaccesibles para ser siquiera vistos. Sin embargo no se podía dudar que había un gran poder detrás de esa afable sonrisa con la que ilumina todo el lugar.
- Gracias...
Añadí, con algo de pena dándome cuenta de que me había enclavado en mis pensamientos sin mostrar ni apenas un poco de cortesía para con mi anfitriona; olvidado como estoy de las formalidades con que deben dirigirse dos personas respetables. Tal vez debería haber añadido algo así como "si no es mucha molestia" o "si a usted le place" pero como no pude decidirme, opté por pasar a lo importante, la razón por la que interrumpo tan sagrado instante de relajación:
- Se supone que debo ver aqui a mi Sire.
¿No era obvio que ella ya debía saber su nombre? Fue Kayyam quien eligió este spot ¿O no? ¡Ah! ¡Yo y mi naturaleza que siempre ha de dudarlo todo! Bien pudiera ser todavía una trampa, inclusive un encuentro inesperado... Tal vez el viejo vampiro no esperaba que hubiera un local aqui. Ni que fuese una Kainita quien estuviese al frente del lugar.
- Rahman, Al Ramiz. Supongo que es cliente aquí.
Solo hasta entonces reparé en el local. Mi primera suposición es que Kayyam elegiría un lugar de su confianza, un espacio al que llevara visitando mucho tiempo y que se presentaría con el nombre con el que se registra cuando viaja a París. Sin embargo el local huele a nuevo, el olor del nogal transpira debajo del barniz que recien ha secado en los muebles y todo reluce con la energía de aquello que acaba de encontrar su lugar en el universo.
¿Quien es esta Elder y que relación podría guardar con aquel al que apodan El Destructor? Hasta ahora parecía escaparse de toda lógica la eleccion, radicalmente distinta a los sitios lóbregos y terribles en los que mi maestro suele moverse y se siente más a sus anchas.
- ¿Lo... conoce?
- Suena exquisito.
Mencioné a manera de aceptación mirando con gratitud el gesto que mi Elder. ¡Una deferencia refrescante! Generalmente resultaba dificil para un neonato relacionarse con Los Antiguos, siempre demasiado inaccesibles para ser siquiera vistos. Sin embargo no se podía dudar que había un gran poder detrás de esa afable sonrisa con la que ilumina todo el lugar.
- Gracias...
Añadí, con algo de pena dándome cuenta de que me había enclavado en mis pensamientos sin mostrar ni apenas un poco de cortesía para con mi anfitriona; olvidado como estoy de las formalidades con que deben dirigirse dos personas respetables. Tal vez debería haber añadido algo así como "si no es mucha molestia" o "si a usted le place" pero como no pude decidirme, opté por pasar a lo importante, la razón por la que interrumpo tan sagrado instante de relajación:
- Se supone que debo ver aqui a mi Sire.
¿No era obvio que ella ya debía saber su nombre? Fue Kayyam quien eligió este spot ¿O no? ¡Ah! ¡Yo y mi naturaleza que siempre ha de dudarlo todo! Bien pudiera ser todavía una trampa, inclusive un encuentro inesperado... Tal vez el viejo vampiro no esperaba que hubiera un local aqui. Ni que fuese una Kainita quien estuviese al frente del lugar.
- Rahman, Al Ramiz. Supongo que es cliente aquí.
Solo hasta entonces reparé en el local. Mi primera suposición es que Kayyam elegiría un lugar de su confianza, un espacio al que llevara visitando mucho tiempo y que se presentaría con el nombre con el que se registra cuando viaja a París. Sin embargo el local huele a nuevo, el olor del nogal transpira debajo del barniz que recien ha secado en los muebles y todo reluce con la energía de aquello que acaba de encontrar su lugar en el universo.
¿Quien es esta Elder y que relación podría guardar con aquel al que apodan El Destructor? Hasta ahora parecía escaparse de toda lógica la eleccion, radicalmente distinta a los sitios lóbregos y terribles en los que mi maestro suele moverse y se siente más a sus anchas.
- ¿Lo... conoce?
Max Stirner- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
El inmortal seguía pareciendo confuso ante mi presencia, como si no se esperase ver a una mujer tras aquel negocio, más aceptó mi invitación de tomarnos el té, rara aceptación si considerabamos nuestra especie.
Me resultó gracioso que el vampiro no parecía saber muy bien como dirigirse a mí pues su respuesta me fue dada a trompicones. ¿Acaso no había tratado con otras vampiresas? . Desde luego, era un hombre amable y con unos modales exquisitos.
Asentí y durante unos segundos me retiré a la trastienda para preparar el té de mi invitado en su correspondiente taza de porcelana, sacando en una pequeña bandeja sendas tazas y un recipiente con terrones de azúcar.
Esta vez salí del mostrador, y me coloqué a su lado, dejando la bandeja en el otro mostrador, mientras seguía de reojo la mirada de aquel ser por el que me sentía observada.
- Se supone que debo ver aquí a mi Sire.- dijo de pronto, explicando la presencia en mi local.- Rahman, Al Ramiz. Supongo que es cliente aquí. ¿Lo conoce?
Sus palabras sonaron totalmente desconocidas para mí. A no ser que lo llamasen de otra forma, juraría no haber escuchado mencionar aquel nombre antes.
- Lo siento, señor; pero me parece que no le conozco. Acabo de abrir el negocio y llevo poco tiempo en París.- le dije con voz dulce mientras le tendía su taza humeante.- ¿Queréis azúcar?
Me quedé pensativa mientras cogía mi taza y le echaba un terrón de azúcar. ¿Quién podría haber reunido allí a aquel inmortal? ¿Por qué en el herbolario? Apenas conocía a nadie en París; me relacionaba lo mínimo con sus habitantes. Y tampoco sabía a que se refería con que estaba buscando a su ¿Sire? Estaba claro que llevaba demasiado tiempo en las sombras de la sociedad, pues las costumbres en sociedad de los vampiros eran para mí desconocidas en aquellos momentos.
Me resultó gracioso que el vampiro no parecía saber muy bien como dirigirse a mí pues su respuesta me fue dada a trompicones. ¿Acaso no había tratado con otras vampiresas? . Desde luego, era un hombre amable y con unos modales exquisitos.
Asentí y durante unos segundos me retiré a la trastienda para preparar el té de mi invitado en su correspondiente taza de porcelana, sacando en una pequeña bandeja sendas tazas y un recipiente con terrones de azúcar.
Esta vez salí del mostrador, y me coloqué a su lado, dejando la bandeja en el otro mostrador, mientras seguía de reojo la mirada de aquel ser por el que me sentía observada.
- Se supone que debo ver aquí a mi Sire.- dijo de pronto, explicando la presencia en mi local.- Rahman, Al Ramiz. Supongo que es cliente aquí. ¿Lo conoce?
Sus palabras sonaron totalmente desconocidas para mí. A no ser que lo llamasen de otra forma, juraría no haber escuchado mencionar aquel nombre antes.
- Lo siento, señor; pero me parece que no le conozco. Acabo de abrir el negocio y llevo poco tiempo en París.- le dije con voz dulce mientras le tendía su taza humeante.- ¿Queréis azúcar?
Me quedé pensativa mientras cogía mi taza y le echaba un terrón de azúcar. ¿Quién podría haber reunido allí a aquel inmortal? ¿Por qué en el herbolario? Apenas conocía a nadie en París; me relacionaba lo mínimo con sus habitantes. Y tampoco sabía a que se refería con que estaba buscando a su ¿Sire? Estaba claro que llevaba demasiado tiempo en las sombras de la sociedad, pues las costumbres en sociedad de los vampiros eran para mí desconocidas en aquellos momentos.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
-- ¿Azucar?...
Un desconcierto sincero, más allá de la ausencia de respuestas faciales que los vampiros podemos lograr había disciplinas que permitían detectar sutiles cambios en la voz, cambios de intensión que me revelarían si acaso la vampireza mentía.
-- Oh! si, por favor. Tres terrones, sil-vous-plait.
Claro, no puedo dejar de lado el hecho de que es Matusalem, y que bien podría conocer formas de torcer la realidad de tal suerte que no pudiese enterarme si mentía o no. Debía confiar en las señales del destino y seguir adelante con lo que sea que mi maestro esté planeando...
- Kayyam. Tariq Al Kayyam...
Era inútil recitar la letanía completa de su nombre. Si no le conocía por aquel, el apelativo por el cual le nombraban entre los vampiros, entonces no habría forma de que le conociera. Al menos así me instruyó una vez mi Sire, que si debía yo presentarme, dijera que era el vástago de Al Kayyam.
¿Será posible que me esté abandonado a mi suerte, mi anciano maestro, dejándome a la puerta de otro Elder mas joven, como se deja a un niño en un moises ante las fauces del río para que la floresta lo devore? Apuré mi té con ansiedad en medio de un silencio que de pronto acaeció entre nosotros. Era un silencio cargado de esperanza, pues aún existía la posibilidad de que el nombre recordara alguna vieja alianza que pudiera ser útil ahora.
Quizás era la paga por haber condenado a sus descendientes a la aniquilación. ¡Pero no fuimos nosotros los que rompimos la tregua con la nación Garou! ¡Fue el clan Hagen! No era justo que se me abandonara a mi suerte ahora, cuando más necesitabamos de la guía y consejo de nuestro Líder. Si Kayyam me entregaba a esta vampireza como una especie de castigo, muy pronto habría de averiguarlo.
- Quizás mi Sire pretendía que nos conocieramos...
Un desconcierto sincero, más allá de la ausencia de respuestas faciales que los vampiros podemos lograr había disciplinas que permitían detectar sutiles cambios en la voz, cambios de intensión que me revelarían si acaso la vampireza mentía.
-- Oh! si, por favor. Tres terrones, sil-vous-plait.
Claro, no puedo dejar de lado el hecho de que es Matusalem, y que bien podría conocer formas de torcer la realidad de tal suerte que no pudiese enterarme si mentía o no. Debía confiar en las señales del destino y seguir adelante con lo que sea que mi maestro esté planeando...
- Kayyam. Tariq Al Kayyam...
Era inútil recitar la letanía completa de su nombre. Si no le conocía por aquel, el apelativo por el cual le nombraban entre los vampiros, entonces no habría forma de que le conociera. Al menos así me instruyó una vez mi Sire, que si debía yo presentarme, dijera que era el vástago de Al Kayyam.
¿Será posible que me esté abandonado a mi suerte, mi anciano maestro, dejándome a la puerta de otro Elder mas joven, como se deja a un niño en un moises ante las fauces del río para que la floresta lo devore? Apuré mi té con ansiedad en medio de un silencio que de pronto acaeció entre nosotros. Era un silencio cargado de esperanza, pues aún existía la posibilidad de que el nombre recordara alguna vieja alianza que pudiera ser útil ahora.
Quizás era la paga por haber condenado a sus descendientes a la aniquilación. ¡Pero no fuimos nosotros los que rompimos la tregua con la nación Garou! ¡Fue el clan Hagen! No era justo que se me abandonara a mi suerte ahora, cuando más necesitabamos de la guía y consejo de nuestro Líder. Si Kayyam me entregaba a esta vampireza como una especie de castigo, muy pronto habría de averiguarlo.
- Quizás mi Sire pretendía que nos conocieramos...
Max Stirner- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
Sonreí de nuevo ante el próposito del aquel inmortal que hacerme saber el nombre de aquel a quien buscaba; nombre que no había escuchado en mi largar existencia, pero que debía ser importante para aquel vampiro, que parecía perdido en sus pensamientos.
Añadí a su petición tres terrones de azúcar, y me dejé llevar por mis propios pensamientos, y por mis miedos.
¿Podría ser un escualo enviado por mi prometido vengativo, que abandonado a su suerte, seguía queriendo asesinarme? Debía tranquilizarme; Erlend había conseguido dar muerte a todos lo que me atacaron.
Quizás hubiese una confusión; un error al darle el nombre del lugar...tal vez en años anteriores algún otro comercio había mantenido el nombre del mío..
El silencio entre nosotros empezaba a resultarme incómodo, y lo más seguro que a mi invitado también, pues se bebió su té caliente con rapidez.
- No se preocupe, mi señor. Averiguaremos si su Sire se refería a este local o a otro. Si ha quedado con vos, no creo que tarde en aparecer.- dije sonriendo con dulzura.- Mi nombre es Moira, Moira Behaviour.
Extendí mi mano a modo de saludo, tratando de comenzar una conversación que nos aclarase a los dos aquella situación tan extraña y a la que habíamos sido arrastrados por causas del destino. Quizás, como el inmortal decía, su Sire quería que nos conociéramos pero, ¿por qué?
Añadí a su petición tres terrones de azúcar, y me dejé llevar por mis propios pensamientos, y por mis miedos.
¿Podría ser un escualo enviado por mi prometido vengativo, que abandonado a su suerte, seguía queriendo asesinarme? Debía tranquilizarme; Erlend había conseguido dar muerte a todos lo que me atacaron.
Quizás hubiese una confusión; un error al darle el nombre del lugar...tal vez en años anteriores algún otro comercio había mantenido el nombre del mío..
El silencio entre nosotros empezaba a resultarme incómodo, y lo más seguro que a mi invitado también, pues se bebió su té caliente con rapidez.
- No se preocupe, mi señor. Averiguaremos si su Sire se refería a este local o a otro. Si ha quedado con vos, no creo que tarde en aparecer.- dije sonriendo con dulzura.- Mi nombre es Moira, Moira Behaviour.
Extendí mi mano a modo de saludo, tratando de comenzar una conversación que nos aclarase a los dos aquella situación tan extraña y a la que habíamos sido arrastrados por causas del destino. Quizás, como el inmortal decía, su Sire quería que nos conociéramos pero, ¿por qué?
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Y en el instante del resplandor de un fuego la mano se tiende hacia mí. Sentí que el mundo esférico dejaba de girar y un profundo silencio se apoderó de mi pensamiento al preguntarme instantáneo, por una explicación a aquella inconcebible coincidencia. Caía sobre las cosas que pensaba y creía - y las mismas palabras que me trajeron aquí resonaban todas huecas - Y las pruebas inútiles, y la lista interminable de las evidencias, cada una más inoportuna y vana.
Solo Moira seguía ahí. Por que había dicho que Moira era su nombre. La Elder que sin pensárselo me tendía la mano con la confianza de una amiga. Hay una sencillez en cada uno de sus gestos que no corresponde con el increíble poder que siento emanar de su cuerpo. No dejo de pensar que podría ser una trampa; pues poco sé sobre los niveles a los cuales puede un vampiro tan antiguo llevar las disciplinas que nos permiten alterar la realidad. Ignoro cuales son los límites de las mismas o si hay todavía muchas otras artes a parte de las disciplinas vampiricas que aprendí de Kayyam. Hasta donde sé, podría estar en este momento bajo el influjo de un hechizo, sumergido en una ilusión para beneplácito de nuestros enemigos. Y de nuevo ¿Con que fin? De nada me vale ahora temer. Por ahora la realidad se mostraba aún más extraña. ¿Habría todavía vampiros en la tierra que no hubieran escuchado nada sobre Kayyam ni sobre sus vástagos? Difícil de creer.
No hacía mucho, otro Matusalem fue enviado por la Camarilla para matar a Rahman. Yo presencié apenas el final de aquel terrible combate entre mi Sire y el antiguo a quien despertaron con la consigna de diabolizar a Kayyam. En aquella ocasión mi maestro prevaleció sobre los poderes de su oponente pero esta vez no Kayyam no estaba aquí.
Si bien corre por mi sangre, el poder mi Sire, de una forma que a la mayoría de su Kindred no concerá, eso no significa que controle ese poder o que pueda usarlo siquiera en mi defensa en caso de tener que pelear contra otro Antiguo. Sin embargo nada en Moira me hace temer un ataque. ¿Sería posible que Moira fuera ajena a la tragedia que cayó sobre nosotros? Debía ante todo comportarme con cautela, siempre a la expectativa.
Con reverente gesto tomo la mano delicada entre mis dedos para estrecharla; se que este contacto abrirá canales que permitirán el libre flujo de recuerdos tanto suyos a mi mente como míos a la suya. Supongo que hace eso para buscar respuestas, al igual que yo.
Una conexión entre Kayyam y nosotros que ahora nos miramos de frente como reconociéndonos. ¿Quien era ella? Al menos el nombre de su familia no levantaba ninguna alerta. No era ninguno de los clanes de los cuales me advirtió Kayyam que debía cuidarme, tampoco era el nombre de ninguna parentela de Hagen. Sin embargo los nombres pueden ser engañososos.
- Stirner - dije poniendo la otra mano en el pecho y sorprendiendome de la voz que salía en mi pecho - Max -
En mi mente, una serie de recuerdos comenzaron a fluir, como un río de imágenes, producto del contacto directo con Moira Behaviour.
- Es un placer.
Solo Moira seguía ahí. Por que había dicho que Moira era su nombre. La Elder que sin pensárselo me tendía la mano con la confianza de una amiga. Hay una sencillez en cada uno de sus gestos que no corresponde con el increíble poder que siento emanar de su cuerpo. No dejo de pensar que podría ser una trampa; pues poco sé sobre los niveles a los cuales puede un vampiro tan antiguo llevar las disciplinas que nos permiten alterar la realidad. Ignoro cuales son los límites de las mismas o si hay todavía muchas otras artes a parte de las disciplinas vampiricas que aprendí de Kayyam. Hasta donde sé, podría estar en este momento bajo el influjo de un hechizo, sumergido en una ilusión para beneplácito de nuestros enemigos. Y de nuevo ¿Con que fin? De nada me vale ahora temer. Por ahora la realidad se mostraba aún más extraña. ¿Habría todavía vampiros en la tierra que no hubieran escuchado nada sobre Kayyam ni sobre sus vástagos? Difícil de creer.
No hacía mucho, otro Matusalem fue enviado por la Camarilla para matar a Rahman. Yo presencié apenas el final de aquel terrible combate entre mi Sire y el antiguo a quien despertaron con la consigna de diabolizar a Kayyam. En aquella ocasión mi maestro prevaleció sobre los poderes de su oponente pero esta vez no Kayyam no estaba aquí.
Si bien corre por mi sangre, el poder mi Sire, de una forma que a la mayoría de su Kindred no concerá, eso no significa que controle ese poder o que pueda usarlo siquiera en mi defensa en caso de tener que pelear contra otro Antiguo. Sin embargo nada en Moira me hace temer un ataque. ¿Sería posible que Moira fuera ajena a la tragedia que cayó sobre nosotros? Debía ante todo comportarme con cautela, siempre a la expectativa.
Con reverente gesto tomo la mano delicada entre mis dedos para estrecharla; se que este contacto abrirá canales que permitirán el libre flujo de recuerdos tanto suyos a mi mente como míos a la suya. Supongo que hace eso para buscar respuestas, al igual que yo.
Una conexión entre Kayyam y nosotros que ahora nos miramos de frente como reconociéndonos. ¿Quien era ella? Al menos el nombre de su familia no levantaba ninguna alerta. No era ninguno de los clanes de los cuales me advirtió Kayyam que debía cuidarme, tampoco era el nombre de ninguna parentela de Hagen. Sin embargo los nombres pueden ser engañososos.
- Stirner - dije poniendo la otra mano en el pecho y sorprendiendome de la voz que salía en mi pecho - Max -
En mi mente, una serie de recuerdos comenzaron a fluir, como un río de imágenes, producto del contacto directo con Moira Behaviour.
- Es un placer.
Max Stirner- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
De nuevo mi gesto, tan común en sociedad, pareció sorprenderle al inmortal, pues se quedó dubitativo al extenderle mi mano antes de presentarse. Pensé que quizás parecería atrevido mi comportamiento, más no era la primera vez que era yo quien se presentaba ante un extraño es esta época de incertidumbre en la que al parecer muchos preferían seguir en el anonimato.
Max Stirner, dijo por fin al tomarla entre las suyas con delicadeza y presentarse. Tampoco había escuchado su nombre anteriormente.
Una corriente extraña recorrió todo mi cuerpo. Una sensación de ver más allá de lo que alcanzaban mis ojos aconteció cuando Max cogió mi mano entre las suyas..su aura resplandeció ante mí..y solté su mano sobresaltada, y me la miré confundida al mismo tiempo que la frotaba con la otra.
Estaba acostumbrada a notar el aura de las personas; a saber su estado de ánimo u hostilidad; a reconocer su naturaleza..pero ¿Qué había sido eso? Hacía mucho tiempo que no había visto tal cosa...Imágenes de una guerra habían pasado ante mis ojos en una especie de visión. ¿Una guerra pasada o futura?
Sabía que mis ojos en aquellos momentos eran capaces de mostrar temor, no por Max, cuya aura me demostraba que no estaba allí para hacerme daño, sino porque aquella visión me había desconcertado.
- Perdona mi reacción.- me disculpé sin saber con certeza que decirle; podría pensar que estaba loca.- Al tocarte, una imagen extraña ha venido a mi mente.
Me miré de nuevo la mano, como si fuese aquella la que estaba embrujada, más si alguien lo había enviado a mi Herbolario, lo mejor sería averiguar de que se trataba todo aquello.
-¿ Le gustaría sentarse?.- Apunté con una sonrisa mientras señalaba uno de los sencillos sofás aterciopelados que había colocado a un lado del local.- Veamos que puede esperar su Sire de este encuentro casual.
Me dirigí hasta el lugar señalado y me senté con calma. Debía averiguar por qué me había sucedido eso después de tanto tiempo.
Max Stirner, dijo por fin al tomarla entre las suyas con delicadeza y presentarse. Tampoco había escuchado su nombre anteriormente.
Una corriente extraña recorrió todo mi cuerpo. Una sensación de ver más allá de lo que alcanzaban mis ojos aconteció cuando Max cogió mi mano entre las suyas..su aura resplandeció ante mí..y solté su mano sobresaltada, y me la miré confundida al mismo tiempo que la frotaba con la otra.
Estaba acostumbrada a notar el aura de las personas; a saber su estado de ánimo u hostilidad; a reconocer su naturaleza..pero ¿Qué había sido eso? Hacía mucho tiempo que no había visto tal cosa...Imágenes de una guerra habían pasado ante mis ojos en una especie de visión. ¿Una guerra pasada o futura?
Sabía que mis ojos en aquellos momentos eran capaces de mostrar temor, no por Max, cuya aura me demostraba que no estaba allí para hacerme daño, sino porque aquella visión me había desconcertado.
- Perdona mi reacción.- me disculpé sin saber con certeza que decirle; podría pensar que estaba loca.- Al tocarte, una imagen extraña ha venido a mi mente.
Me miré de nuevo la mano, como si fuese aquella la que estaba embrujada, más si alguien lo había enviado a mi Herbolario, lo mejor sería averiguar de que se trataba todo aquello.
-¿ Le gustaría sentarse?.- Apunté con una sonrisa mientras señalaba uno de los sencillos sofás aterciopelados que había colocado a un lado del local.- Veamos que puede esperar su Sire de este encuentro casual.
Me dirigí hasta el lugar señalado y me senté con calma. Debía averiguar por qué me había sucedido eso después de tanto tiempo.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Las visiones me habían llevado muy lejos en el tiempo, esta mujer ha caminado bastante y sin embargo ha podido conocer muy poco de si misma y de sus poderes. Se alejó demasiado pronto de su Sire por lo que a mis ojos era como una joya sin pulir, un poco parecido a mi propio caso. Un gran poder heredado de nuestros respectivos creadores y sin mucha idea de cómo usarlo o que hacer con él.
- Perdona mi reacción; al tocarte, una imagen extraña ha venido a mi mente. - prefiero no ahondar mucho en sus palabras por el momento, será mejor esperar a que sea ella misma la que cuente lo que ha visto, una vez que las memorias sean asimiladas por su mente. Se notaba que no tenía experiencia en este tipo de disciplinas.
-¿ Le gustaría sentarse?.- me dice con una sonrisa inocente- Veamos que puede esperar su Sire de este encuentro casual - Yo ya me estaba dando una idea. El contacto me mostró algunos episodios sueltos de su no-vida, enfrentamientos con manadas de Lycan salvajes, pero nada que revelara que estuviese involucrada en la guerra contra los Loup-Garou. Ojos de serpiente y bailes, amores con otros vampiros, en su mayoría atormentados. Pero poca sangre y fuego. Podía descansar tranquilo al fin, y eso debió notarse en mi actitud al desplomarme en el mullido asiento que se me ofrecía.
- Usted si que se ha divertido en la vida. Quisiera un día mirar hacia atrás y encontrar un camino tan pleno y largo como el suyo. Parece que no le interesa amasar fortunas, le preocupa más ayudar a su prójimo y sin embargo lo que le si interesa encontrar sólo le ha llevado a decepciones.
Hice una pausa, si no conocía esta mujer vampiro a Kayyam, quizás le ponía en peligro por el solo hecho de estar aquí. Debían en adelante ser cuidadosos. Habiendo encontrado a tan singular criatura, ¡por nada del mundo me atrevería a perderle de vista!
- Tiene un enorme poder en usted, un poder del que quizás ignora los verdaderos alcances. Tal vez la intensión de mi maestro era que le ayudase a descubrirlos... para beneficio mutuo.
Estaba arrojando simples conjeturas sobre las verdaderas intensiones de Kayyam. A menos que apareciese en algún momento por esa puerte y explicase lo que realmente pretendía al traerme hasta aquí, lo mejor que podía hacer era improvisar. Traté de sonar convincente aunque no podía mentirle a la mujer vampiro, me sentía incapaz de ocultarle todo lo que en mi cabeza había, incluso aquello que no me confesaba a mi mismo.
No sabía que tantas cosas había podido ver ella sobre Juan Leech, Holvit, Vasanta y los otros vampiros del Clan Wormius, y del triste final de Olaus . No sabía hasta que punto se habría enterado por el intercambio que ocurrió entre nosotros de los Hagen Wolves y de la desesperada guerra que libramos en su contra. Deseaba que viera todo cuanto hubiera por ver, ¡por que debía saber todos los detalles!. Quería que tomara cuanto pudiese tomar de mi propia experiencia por que en cierto modo, como Matusalem, también le pertenecía y sin embargo había una sensación terrible de vulnerabilidad, un amargo sentimiento que me abruma cuando la sensación trueca en certeza de que ella nuestra mejor esperanza de cambiar el curso de la guerra.
¡Precisamente Moira, la Boticaria!
- Perdona mi reacción; al tocarte, una imagen extraña ha venido a mi mente. - prefiero no ahondar mucho en sus palabras por el momento, será mejor esperar a que sea ella misma la que cuente lo que ha visto, una vez que las memorias sean asimiladas por su mente. Se notaba que no tenía experiencia en este tipo de disciplinas.
-¿ Le gustaría sentarse?.- me dice con una sonrisa inocente- Veamos que puede esperar su Sire de este encuentro casual - Yo ya me estaba dando una idea. El contacto me mostró algunos episodios sueltos de su no-vida, enfrentamientos con manadas de Lycan salvajes, pero nada que revelara que estuviese involucrada en la guerra contra los Loup-Garou. Ojos de serpiente y bailes, amores con otros vampiros, en su mayoría atormentados. Pero poca sangre y fuego. Podía descansar tranquilo al fin, y eso debió notarse en mi actitud al desplomarme en el mullido asiento que se me ofrecía.
- Usted si que se ha divertido en la vida. Quisiera un día mirar hacia atrás y encontrar un camino tan pleno y largo como el suyo. Parece que no le interesa amasar fortunas, le preocupa más ayudar a su prójimo y sin embargo lo que le si interesa encontrar sólo le ha llevado a decepciones.
Hice una pausa, si no conocía esta mujer vampiro a Kayyam, quizás le ponía en peligro por el solo hecho de estar aquí. Debían en adelante ser cuidadosos. Habiendo encontrado a tan singular criatura, ¡por nada del mundo me atrevería a perderle de vista!
- Tiene un enorme poder en usted, un poder del que quizás ignora los verdaderos alcances. Tal vez la intensión de mi maestro era que le ayudase a descubrirlos... para beneficio mutuo.
Estaba arrojando simples conjeturas sobre las verdaderas intensiones de Kayyam. A menos que apareciese en algún momento por esa puerte y explicase lo que realmente pretendía al traerme hasta aquí, lo mejor que podía hacer era improvisar. Traté de sonar convincente aunque no podía mentirle a la mujer vampiro, me sentía incapaz de ocultarle todo lo que en mi cabeza había, incluso aquello que no me confesaba a mi mismo.
No sabía que tantas cosas había podido ver ella sobre Juan Leech, Holvit, Vasanta y los otros vampiros del Clan Wormius, y del triste final de Olaus . No sabía hasta que punto se habría enterado por el intercambio que ocurrió entre nosotros de los Hagen Wolves y de la desesperada guerra que libramos en su contra. Deseaba que viera todo cuanto hubiera por ver, ¡por que debía saber todos los detalles!. Quería que tomara cuanto pudiese tomar de mi propia experiencia por que en cierto modo, como Matusalem, también le pertenecía y sin embargo había una sensación terrible de vulnerabilidad, un amargo sentimiento que me abruma cuando la sensación trueca en certeza de que ella nuestra mejor esperanza de cambiar el curso de la guerra.
¡Precisamente Moira, la Boticaria!
Max Stirner- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
El inmortal se acercó y se sentó a mi lado en el aterciopelado sofá. Me sentía confusa, aunque al parecer a Max no le extrañaba tanto mi reacción.
Traté de recrear la visión de nuevo en mi mente; quizás algo se me hubiese escapado; algún dato que me arrojase información sobre lo que había visto al establecer contacto con aquel misterioso vampiro.
-Usted si que se ha divertido en la vida. Quisiera un día mirar hacia atrás y encontrar un camino tan pleno y largo como el suyo. Parece que no le interesa amasar fortunas, le preocupa más ayudar a su prójimo y sin embargo lo que le si interesa encontrar sólo le ha llevado a decepciones.- contestó sin más, pareciendo que se había quitado un peso de encima.
Pero, ¿cómo era posible que supiese aquello de mí? ¿Y cómo sabía lo de Erlend? Me empecé a agobiar y moverme inquieta en mi asiento. Podría ser que yo hubiese visto algo de su historia, una breve imagen; pero sin embargo, aquel ser había sido capaz de ver mi vida entera, que no era breve, precisamente.
Lo miré confundida. No sabía si quería salir corriendo o llegar al fondo del asunto. Sentía miedo.
- ¿Cómo puede saber vos eso de mí?.- pregunté impulsivamente, sin tener muy claro si quería saber la respuesta. Eran cosas muy personales que solo podía haberle contado a un inmortal, y que de sobra sabía que no me traicionaría.
Max me miraba mientras seguía enfrascado en sus pensamientos. Estaba claro que con lo que había visto sobre mí ganaba cierta ventaja, pues yo me encontraba totalmente perdida.
-Tiene un enorme poder en usted, un poder del que quizás ignora los verdaderos alcances. Tal vez la intención de mi maestro era que le ayudase a descubrirlos... para beneficio mutuo.- añadió tras un largo silencio.
¿Qué yo tenía poder? ¿Y además enorme? Debía de estar equivocado. Todos mis poderes druidas se evaporaron en el mismo momento de mi transformación. Nada me quedaba pues de poderes.
Aunque, quizás por mi condición de inmortal descubriese sorpresas en mí.
- ¿Y cómo podría descubrir estos poderes?.- pregunté cautelosa. Si los tenía, que creía que no, debería tener cuidado. Y la coletilla del inmortal de descubrirlos en beneficio mutuo, me dejó una gran duda sobre la fiabilidad de sus palabras.
Traté de recrear la visión de nuevo en mi mente; quizás algo se me hubiese escapado; algún dato que me arrojase información sobre lo que había visto al establecer contacto con aquel misterioso vampiro.
-Usted si que se ha divertido en la vida. Quisiera un día mirar hacia atrás y encontrar un camino tan pleno y largo como el suyo. Parece que no le interesa amasar fortunas, le preocupa más ayudar a su prójimo y sin embargo lo que le si interesa encontrar sólo le ha llevado a decepciones.- contestó sin más, pareciendo que se había quitado un peso de encima.
Pero, ¿cómo era posible que supiese aquello de mí? ¿Y cómo sabía lo de Erlend? Me empecé a agobiar y moverme inquieta en mi asiento. Podría ser que yo hubiese visto algo de su historia, una breve imagen; pero sin embargo, aquel ser había sido capaz de ver mi vida entera, que no era breve, precisamente.
Lo miré confundida. No sabía si quería salir corriendo o llegar al fondo del asunto. Sentía miedo.
- ¿Cómo puede saber vos eso de mí?.- pregunté impulsivamente, sin tener muy claro si quería saber la respuesta. Eran cosas muy personales que solo podía haberle contado a un inmortal, y que de sobra sabía que no me traicionaría.
Max me miraba mientras seguía enfrascado en sus pensamientos. Estaba claro que con lo que había visto sobre mí ganaba cierta ventaja, pues yo me encontraba totalmente perdida.
-Tiene un enorme poder en usted, un poder del que quizás ignora los verdaderos alcances. Tal vez la intención de mi maestro era que le ayudase a descubrirlos... para beneficio mutuo.- añadió tras un largo silencio.
¿Qué yo tenía poder? ¿Y además enorme? Debía de estar equivocado. Todos mis poderes druidas se evaporaron en el mismo momento de mi transformación. Nada me quedaba pues de poderes.
Aunque, quizás por mi condición de inmortal descubriese sorpresas en mí.
- ¿Y cómo podría descubrir estos poderes?.- pregunté cautelosa. Si los tenía, que creía que no, debería tener cuidado. Y la coletilla del inmortal de descubrirlos en beneficio mutuo, me dejó una gran duda sobre la fiabilidad de sus palabras.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
- Lo que he hecho es parte de las disciplinas que los vampiros antiguos les transmiten a sus vástagos, claro, cuando estos Antiguos Señores están interesados en que su Kindred aprenda. Desafortunadamente no siempre ocurre eso.
Podía percibir el ligero cambio en la voz de la mujer vampiro; las costumbres humanas como las inflexiones en la voz seguían siendo parte de su personalidad a pesar de los años, a diferencia de mi maestro de quien jamás era posible adivinar lo que estaba sintiendo pues su voz sonaba siempre en el mismo tono. Su duda era genuina cuando preguntaba sobre como podía controlar el poder que reside en su sangre.
- No tema, no deseo aprovecharme de usted, Moira, pero hay magias para las cuales conozco los rituales y sin embargo me están vetadas por causa de mi edad. Energías de otras dimensiones que solo los vampiros antiguos pueden invocar y controlar. Creo que es mejor que sepa como usarlas antes que alguien más quiera usarlos en su contra.
No había una forma certera de saber que tanto había podido ver en mis recuerdos, pero sin duda habría sido mucho menos de lo que yo pude ver acerca de ella. No hay rastro de Rahman, si acaso esta observándonos ahora y esto es, como comienzo a sospechar, una prueba más de mi Sire, creo que comienzo a comprender que es lo que espera de mi el viejo Kayyam.
- Verá usted, el secreto de nuestra magia reside en la sangre. No hace mucho fui testigo de una terrible batalla entre mi Sire y otro vampiro. - acceder al recuerdo - El agresor buscaba apropiarse de la fuerza de mi maestro bebiendo su sangre hasta dejarle seco. A esto le llaman diabolizar a un vampiro y de ese modo asumen la jerarquía de aquel a quien diabolizaron. Pronto vendrán a buscarle también, vampiros más jóvenes con ansias de poder.
La leyenda dice que sólo uno habrá de quedar en pie antes del día final.
Podía percibir el ligero cambio en la voz de la mujer vampiro; las costumbres humanas como las inflexiones en la voz seguían siendo parte de su personalidad a pesar de los años, a diferencia de mi maestro de quien jamás era posible adivinar lo que estaba sintiendo pues su voz sonaba siempre en el mismo tono. Su duda era genuina cuando preguntaba sobre como podía controlar el poder que reside en su sangre.
- No tema, no deseo aprovecharme de usted, Moira, pero hay magias para las cuales conozco los rituales y sin embargo me están vetadas por causa de mi edad. Energías de otras dimensiones que solo los vampiros antiguos pueden invocar y controlar. Creo que es mejor que sepa como usarlas antes que alguien más quiera usarlos en su contra.
No había una forma certera de saber que tanto había podido ver en mis recuerdos, pero sin duda habría sido mucho menos de lo que yo pude ver acerca de ella. No hay rastro de Rahman, si acaso esta observándonos ahora y esto es, como comienzo a sospechar, una prueba más de mi Sire, creo que comienzo a comprender que es lo que espera de mi el viejo Kayyam.
- Verá usted, el secreto de nuestra magia reside en la sangre. No hace mucho fui testigo de una terrible batalla entre mi Sire y otro vampiro. - acceder al recuerdo - El agresor buscaba apropiarse de la fuerza de mi maestro bebiendo su sangre hasta dejarle seco. A esto le llaman diabolizar a un vampiro y de ese modo asumen la jerarquía de aquel a quien diabolizaron. Pronto vendrán a buscarle también, vampiros más jóvenes con ansias de poder.
La leyenda dice que sólo uno habrá de quedar en pie antes del día final.
Max Stirner- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
El inmortal me explicó que debía haber sido el qué me convirtió quien debía haberme enseñado como controlar mis posibles poderes, así como ciertas disciplinas que debido a mi naturaleza era importante conocer. ¿Cómo explicarle a Max que mi prometido (y mi ¿Sire?) había dejado de sentir interés en mí cuando descubrió que con el cambio inmortal mis poderes druidas desaparecían junto con mi naturaleza humana?
Me sorprendí cuando sus palabras me solicitaban calma y confianza, como si hubiese podido leer en mis pensamientos mi incertidumbre acerca de sus intenciones. Mi instinto me decía que era sincero; más ¿cuántas veces este mismo no me había traicionado y había tomado decisiones equivocadas? Mejor actuar con cautela, con mucha cautela.
Y de pronto confirmó la escena que yo había visto. La guerra entre dos vampiros donde uno ansiaba el poder del otro donde el único modo de obtenerla era bebiendo su sangre hasta matarlo. Aseguraría, si no fuese porque era imposible, que mi rostro palideció en un segundo y el miedo se apoderó de mí, cuando afirmó que pronto vendrían a por mí.
¿Cómo era posible que jamás hubiese escuchado nada al respecto? Mi costumbre de pasar siempre desapercibida me había ido bien hasta ahora, pero también me había dejado desinformada de un mundo paralelo en el que ahora corría más peligro que nunca.
- ¿Y qué puedo hacer para impedirlo? Llevo mucho tiempo huyendo, y en París he encontrado ahora mi hogar.- susurré asustada e impotente al sentirme de nuevo tan vulnerable.
Si tenía que luchar, lo haría, más nunca había necesitado hacerlo antes. Max era mi oportunidad de salir de esta situación con vida, y no quería desperdiciarla.
Me sorprendí cuando sus palabras me solicitaban calma y confianza, como si hubiese podido leer en mis pensamientos mi incertidumbre acerca de sus intenciones. Mi instinto me decía que era sincero; más ¿cuántas veces este mismo no me había traicionado y había tomado decisiones equivocadas? Mejor actuar con cautela, con mucha cautela.
Y de pronto confirmó la escena que yo había visto. La guerra entre dos vampiros donde uno ansiaba el poder del otro donde el único modo de obtenerla era bebiendo su sangre hasta matarlo. Aseguraría, si no fuese porque era imposible, que mi rostro palideció en un segundo y el miedo se apoderó de mí, cuando afirmó que pronto vendrían a por mí.
¿Cómo era posible que jamás hubiese escuchado nada al respecto? Mi costumbre de pasar siempre desapercibida me había ido bien hasta ahora, pero también me había dejado desinformada de un mundo paralelo en el que ahora corría más peligro que nunca.
- ¿Y qué puedo hacer para impedirlo? Llevo mucho tiempo huyendo, y en París he encontrado ahora mi hogar.- susurré asustada e impotente al sentirme de nuevo tan vulnerable.
Si tenía que luchar, lo haría, más nunca había necesitado hacerlo antes. Max era mi oportunidad de salir de esta situación con vida, y no quería desperdiciarla.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Moira no sabe que con cada palabra que dice, cada gesto me acerca un poco a su escencia. Los pensamientos encontrados se agolpan en la cabeza intentanto alcanzar la supremacia. ¡Un aliado! o un medio par alcanzar un fin.
"- ¿Y qué puedo hacer para impedirlo? Llevo mucho tiempo huyendo, y en París he encontrado ahora mi hogar-"
Por lo que decía, pero sobre todo por la forma en que lo expresaba, la hermosa mujer frente a mi revelaba la desnudez en que su Creador le había abandonado. Vulnerable aún ante un neonato con pocos conocimientos de las artes de diabolizar a los antiguos.
- ¿Puedo confiar en usted, madame?
¿Y si lo que pretendía Kayyam es que bebiera toda la sangre de esta Antigua y de ese modo hacerme con su milenario poder? El viejo debía conocer al creador de esta Vampireza, debió estar al tanto de su abrazo y posterior abandono. ¿No era como una especie de regalo sin abrir? Demasiado bueno, demasiado tentador. Demasiado fácil.
- Los vampiros jóvenes son la menor de nuestras preocupaciones. Nuestro mayor enemigo es el Loup-Garou.
Sería factible pensar entonces que Kayyam la hubiese mantenido mas o menos ignorante de su condición como una fuente de poder latente a la cual recurrir en un caso de necesidad. En ese caso el viejo esperaría de mí que protegiera para él este recurso. ¿Como no esta aquí para darme alguna indicación? Debo improvisar sobre la marcha y ganarme su confianza, mientras espero algúna señal del viejo vampiro.
-Los Lycans, organizados en una gran jauría, han estado - destruyendo - a los vampiros de nuestro clan Como parte de una misma raza debemos protegernos los unos a los otros.
¡Eso es! alejar las sospechas de mi y derivarlas en el verdadero enemigo, en nuestros ancestrales adversarios los hijos de Gaia. Ojalá de este modo pueda acercarme lo suficiente a su corazón, no importa si no ha escuchado nunca hablar del maestro ( bien pudiera el maestro no haberse revelado a ella ¡todavía!) seguramente en tantos años de existencia se ha cruzado mas de una vez con un Lycan joven, con poco control de sus impulsos naturales y un instinto cazador que le indica que nosotros somos su presa. - ¡El enemigo de mi enemigo, mi amigo será! - pensé con suficiente intensidad como para que pudiera sentirlo ella.
"- ¿Y qué puedo hacer para impedirlo? Llevo mucho tiempo huyendo, y en París he encontrado ahora mi hogar-"
Por lo que decía, pero sobre todo por la forma en que lo expresaba, la hermosa mujer frente a mi revelaba la desnudez en que su Creador le había abandonado. Vulnerable aún ante un neonato con pocos conocimientos de las artes de diabolizar a los antiguos.
- ¿Puedo confiar en usted, madame?
¿Y si lo que pretendía Kayyam es que bebiera toda la sangre de esta Antigua y de ese modo hacerme con su milenario poder? El viejo debía conocer al creador de esta Vampireza, debió estar al tanto de su abrazo y posterior abandono. ¿No era como una especie de regalo sin abrir? Demasiado bueno, demasiado tentador. Demasiado fácil.
- Los vampiros jóvenes son la menor de nuestras preocupaciones. Nuestro mayor enemigo es el Loup-Garou.
Sería factible pensar entonces que Kayyam la hubiese mantenido mas o menos ignorante de su condición como una fuente de poder latente a la cual recurrir en un caso de necesidad. En ese caso el viejo esperaría de mí que protegiera para él este recurso. ¿Como no esta aquí para darme alguna indicación? Debo improvisar sobre la marcha y ganarme su confianza, mientras espero algúna señal del viejo vampiro.
-Los Lycans, organizados en una gran jauría, han estado - destruyendo - a los vampiros de nuestro clan Como parte de una misma raza debemos protegernos los unos a los otros.
¡Eso es! alejar las sospechas de mi y derivarlas en el verdadero enemigo, en nuestros ancestrales adversarios los hijos de Gaia. Ojalá de este modo pueda acercarme lo suficiente a su corazón, no importa si no ha escuchado nunca hablar del maestro ( bien pudiera el maestro no haberse revelado a ella ¡todavía!) seguramente en tantos años de existencia se ha cruzado mas de una vez con un Lycan joven, con poco control de sus impulsos naturales y un instinto cazador que le indica que nosotros somos su presa. - ¡El enemigo de mi enemigo, mi amigo será! - pensé con suficiente intensidad como para que pudiera sentirlo ella.
Max Stirner- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
El inmortal escuchó mis dudas y mis preguntas, que todavía no tenía muy claro porque las había formulado en voz alta, más su sorprendente pregunta sobre si podía confiar en mí, me confundió más todavía. Asentí con la cabeza, pensando en cómo confiar en alguien a quien no conoces de nada. Por esa misma razón, quizás yo estaba confiando demasiado rápido en Max.
Aquello cada vez me resultaba más extraño, y la ansiedad comenzó a hacer presa en mí. Necesitaba hablar de todo aquello con alguien de confianza; alguien que supiese que jamás me traicionaría.
Max me contó una historia sobre un alzamiento licántropo sobre el que tenía que temer, pues ellos era nuestros enemigos. Negué con la cabeza. Siempre había tratado de huir de aquellas diferencias entre nuestras razas; había ayudado tanto a cazadores como a lobos, y no quería meterme en una pelea que jamás tendría más fin que la matanza irracional entre unos y otros.
- Lo siento, mi señor. No soy de guerras ni batallas. Para mí no hay más enemigo que el odio.- susurré tratando de no enojar al inmortal que me había contado su lucha.
Me levanté despacio, necesitaba tiempo para pensar.
- Si me disculpa, voy a recoger las tazas.- continué mientras recogía los útiles que habíamos usado y me retiraba a la trastienda.
Demasiada información inquietante para digerirla en tan poco tiempo. Necesitaba descansar y meditarlo.
Aquello cada vez me resultaba más extraño, y la ansiedad comenzó a hacer presa en mí. Necesitaba hablar de todo aquello con alguien de confianza; alguien que supiese que jamás me traicionaría.
Max me contó una historia sobre un alzamiento licántropo sobre el que tenía que temer, pues ellos era nuestros enemigos. Negué con la cabeza. Siempre había tratado de huir de aquellas diferencias entre nuestras razas; había ayudado tanto a cazadores como a lobos, y no quería meterme en una pelea que jamás tendría más fin que la matanza irracional entre unos y otros.
- Lo siento, mi señor. No soy de guerras ni batallas. Para mí no hay más enemigo que el odio.- susurré tratando de no enojar al inmortal que me había contado su lucha.
Me levanté despacio, necesitaba tiempo para pensar.
- Si me disculpa, voy a recoger las tazas.- continué mientras recogía los útiles que habíamos usado y me retiraba a la trastienda.
Demasiada información inquietante para digerirla en tan poco tiempo. Necesitaba descansar y meditarlo.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: La vida vampírica en este siglo
Al oirle mi corazón palpita, mis labios se estremecen, se corrompe la médula en mis huesos y temblequean las piernas cuando intento ponerme de pie. Apenas atino a asentir con la cabeza.
Es un día de cólera, de angustia y de congoja. Día de destrucción y de abandono, de sombras y tinieblas; día de nubarrones y neblina. Cuando suena el aullido que ordena el ataque contra los últimos bastiones de defensa, atrincherados.
Todas nuestras fortalezas son higueras cargadas de brevas; si se las sacude caen en la boca de quien va a comerlas. Hoy la nación Garou abre enteras las puertas de nuestro país. Ojalá en este día, tú también entendieras los caminos de la paz, pero no estas ahora en condiciones para verlo.
- Lamento en verdad importunarle con estas cosas. Es una pena que debamos conocernos en estas circunstancias.
Vendrán días para ti, en que tus enemigos te cercarán, te atacarán, estrechándote por todos lados. También tu serás fugitiva que se esconde. Buscarás, como yo, un refugio contra el enemigo. Te aplastarán contra el suelo a ti y a los que viven dentro de tus muros. Caerá sobre tu cabeza como pesa ya sobre la mía la vieja maldición: "No quedará piedra sobre piedra de lo que has construido por que no has reconocido el tiempo ni la visita del destino"
- No tema nada, mi señora. Estoy seguro que mi Sire ha querido que yo le conozca para que pueda usted librarse de todos estos peligros a tiempo.
¡Maestro! ¡Que el poder de tu sangre de a nuestros pies la agilidad de los ciervos y nos haga caminar por las alturas! ¿A donde te has ido? ¿Serías tan cruel como el creador de Moira para abandonarla a merced de la sed y el hambre de las bestias? Espío desde mi lugar el sitio a donde Moira se ha ido con las tazas, casi siento el pulso de esa sangre poderosa, a flor de piel.
Es un día de cólera, de angustia y de congoja. Día de destrucción y de abandono, de sombras y tinieblas; día de nubarrones y neblina. Cuando suena el aullido que ordena el ataque contra los últimos bastiones de defensa, atrincherados.
Todas nuestras fortalezas son higueras cargadas de brevas; si se las sacude caen en la boca de quien va a comerlas. Hoy la nación Garou abre enteras las puertas de nuestro país. Ojalá en este día, tú también entendieras los caminos de la paz, pero no estas ahora en condiciones para verlo.
- Lamento en verdad importunarle con estas cosas. Es una pena que debamos conocernos en estas circunstancias.
Vendrán días para ti, en que tus enemigos te cercarán, te atacarán, estrechándote por todos lados. También tu serás fugitiva que se esconde. Buscarás, como yo, un refugio contra el enemigo. Te aplastarán contra el suelo a ti y a los que viven dentro de tus muros. Caerá sobre tu cabeza como pesa ya sobre la mía la vieja maldición: "No quedará piedra sobre piedra de lo que has construido por que no has reconocido el tiempo ni la visita del destino"
- No tema nada, mi señora. Estoy seguro que mi Sire ha querido que yo le conozca para que pueda usted librarse de todos estos peligros a tiempo.
¡Maestro! ¡Que el poder de tu sangre de a nuestros pies la agilidad de los ciervos y nos haga caminar por las alturas! ¿A donde te has ido? ¿Serías tan cruel como el creador de Moira para abandonarla a merced de la sed y el hambre de las bestias? Espío desde mi lugar el sitio a donde Moira se ha ido con las tazas, casi siento el pulso de esa sangre poderosa, a flor de piel.
Max Stirner- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 15/05/2014
Re: La vida vampírica en este siglo
La noche como un sueño irreal se va derramando como melaza sobre el cielo enrojecido. La sensación opresiva en el pecho es un presagio de tempestades. Puedo sentir la noticia que atenaza los corazónes de mis vigías mientras se acercan. Espero su llegada desde la atalaya que nos sirve para dominar las cuatro esquinas de la ciudad. Los vampiros, contra todo pronóstico, han salido de sus escondrijos y se encuentran en la zona de comercios.
No es una de sus incursiones para alimentarse, parecen estar en una misión especial y Stirner esta con ellos. Dos lycans confirman haber notado su escencia en el cuadrante, pero han tenído la prudencia de mantenerse ocultos para no alertarlo.
Aún antes de venir a informarme se han enviado a miembros de nuestra parentela humana para que sirvan como espías, vigilando los movimientos de Stirner y sus sanguijuelas. De acuerdo con los informes se encuentra en un local de herbolaria; muy probablemente una simple fachada para encubrir el verdadero giro del lugar.
Los Theurges, mencionan que los oráculos no favorecen un ataque directo, cosa que me parece incomprensible tomando en cuenta nuestra superioridad numérica, pero ya antes he ido en contra de lo que marcaban sus signos con consecuencias desastrozas.
No podemos arriesgarnos a dejar libre a Stirner de nuevo; no cuando estamos tan cerca de extinguir por completo a los vástagos de Kayyam. Lo mejor es rodear toda la zona, cerrar la pinza lentamente antes de caer sobre ellos. Todo parece indicar que ha sido un acto de imprudencia el que Strirner y su pandilla abandonaran su guarida para entrar en la ciudad, pero también podría ser una ardid para emboscarnos. Hay que proceder con cautela y con suerte podremos tarminar esta guerra, ¡de un solo golpe!
No es una de sus incursiones para alimentarse, parecen estar en una misión especial y Stirner esta con ellos. Dos lycans confirman haber notado su escencia en el cuadrante, pero han tenído la prudencia de mantenerse ocultos para no alertarlo.
Aún antes de venir a informarme se han enviado a miembros de nuestra parentela humana para que sirvan como espías, vigilando los movimientos de Stirner y sus sanguijuelas. De acuerdo con los informes se encuentra en un local de herbolaria; muy probablemente una simple fachada para encubrir el verdadero giro del lugar.
Los Theurges, mencionan que los oráculos no favorecen un ataque directo, cosa que me parece incomprensible tomando en cuenta nuestra superioridad numérica, pero ya antes he ido en contra de lo que marcaban sus signos con consecuencias desastrozas.
No podemos arriesgarnos a dejar libre a Stirner de nuevo; no cuando estamos tan cerca de extinguir por completo a los vástagos de Kayyam. Lo mejor es rodear toda la zona, cerrar la pinza lentamente antes de caer sobre ellos. Todo parece indicar que ha sido un acto de imprudencia el que Strirner y su pandilla abandonaran su guarida para entrar en la ciudad, pero también podría ser una ardid para emboscarnos. Hay que proceder con cautela y con suerte podremos tarminar esta guerra, ¡de un solo golpe!
Hagen- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 10/09/2010
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Re: La vida vampírica en este siglo
Como en tantas otras ocasiones la noche me había llevado hasta los alrededores de la zona comercial, lo que me recordó que posiblemente el pedido que le hice a Moira en su herbolario ya debería de estar listo.
Posé mi mano en la manivela de la puerta cuando la inquietante presencia de otros dos seres sobrenaturales me hizo tensarme.
Posiblemente solo eran clientes que como yo venían a por algo de drogas que les hiciera abstraerse en ocasiones de la maldita realidad de una eternidad.
Abrí la puerta adentrándome en su interior con una media sonrisa, saludando con un gesto a los dos hombres que frente a Moira se encontraban.
Moira parecía ligeramente turbada, aquello si termino de activar todas mis alarmas, así que camine seguro entre medias de los dos hombres mirándolos de soslayo para acabar rodeando la cintura de Moira con mis brazos.
-¿Te ayudo a servir las comandas a estos caballeros? -pregunté hundiendo mi mirada en ellos antes de depositar un suave beso en el hueco que había entre hombro y cuello de la vampiresa.
Alcé la mirada de nuevo en busca de la de sendos hombres, que desconocía si eran amigos o por ende venían por separado.
-¿Puedo ayudaros en algo? -pregunté ladeando ligeramente el rostro hacia el inmortal.
Moira se estremecía entre mis brazos, creo que ahora soltando toda la tensión que durante un buen rato había acumulado su cuerpo, acaricie con la yema de mis dedos sus nudillos entrelazando nuestras manos.
-¿estas bien? -pregunté sin disimulo ninguno.
Posé mi mano en la manivela de la puerta cuando la inquietante presencia de otros dos seres sobrenaturales me hizo tensarme.
Posiblemente solo eran clientes que como yo venían a por algo de drogas que les hiciera abstraerse en ocasiones de la maldita realidad de una eternidad.
Abrí la puerta adentrándome en su interior con una media sonrisa, saludando con un gesto a los dos hombres que frente a Moira se encontraban.
Moira parecía ligeramente turbada, aquello si termino de activar todas mis alarmas, así que camine seguro entre medias de los dos hombres mirándolos de soslayo para acabar rodeando la cintura de Moira con mis brazos.
-¿Te ayudo a servir las comandas a estos caballeros? -pregunté hundiendo mi mirada en ellos antes de depositar un suave beso en el hueco que había entre hombro y cuello de la vampiresa.
Alcé la mirada de nuevo en busca de la de sendos hombres, que desconocía si eran amigos o por ende venían por separado.
-¿Puedo ayudaros en algo? -pregunté ladeando ligeramente el rostro hacia el inmortal.
Moira se estremecía entre mis brazos, creo que ahora soltando toda la tensión que durante un buen rato había acumulado su cuerpo, acaricie con la yema de mis dedos sus nudillos entrelazando nuestras manos.
-¿estas bien? -pregunté sin disimulo ninguno.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 403
Fecha de inscripción : 02/05/2016
Edad : 1224
Localización : Donde su caballo lo lleve
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Re: La vida vampírica en este siglo
Me sentía confundida y asustada por todo lo acontecido durante la última hora en el herbolario. Todo lo que me había contado Max me resultaba preocupante cuanto menos, y sub realista cuanto más. Parecía como si todo lo que narraba fuesen las historias de miedo de un mundo paralelo al que nosotros estábamos. ¿Se habría fugado del psiquiátrico? Aquello tendría más sentido que los sucesos narrados.
La presencia cercana de un inmortal que parecía esperar una guerra me turbaba por momentos, más no duró mucho tiempo, pues segundos después fue mi salvador vikingo el que entró por la puerta de aquel negocio que últimamente solo me daba sustos innecesarios.
Me abracé a su cuerpo cuando su mano rodeó mi cintura antes de depositar un beso en mi cuello. Ese gesto que me reclamaba como suya, aunque solo fuese, como amiga. Ese gesto que me hacía saber que entre nosotros siempre existiría esa complicidad y lealtad que pocos encontraban. Me sentía segura a su lado, y en un momento como aquel lo necesitaba más que la sangre para sobrevivir.
Sabía que con sus preguntas a los presentes Erlend estaba dejando claro que era mi protector. Que sí alguien me tocaba moriría en sus manos.
Juraría que comenzaba a temblar entre sus brazos, mientras nuestros dedos se enlazaban como en otras ocasiones.
- Un poco asustada.- confesé mientras mis ojos buscaban los suyos. No nos hacía falta más que una mirada para entendernos a la perfección, y con ello quería demostrarle que las cosas podían complicarse por momentos.
La presencia cercana de un inmortal que parecía esperar una guerra me turbaba por momentos, más no duró mucho tiempo, pues segundos después fue mi salvador vikingo el que entró por la puerta de aquel negocio que últimamente solo me daba sustos innecesarios.
Me abracé a su cuerpo cuando su mano rodeó mi cintura antes de depositar un beso en mi cuello. Ese gesto que me reclamaba como suya, aunque solo fuese, como amiga. Ese gesto que me hacía saber que entre nosotros siempre existiría esa complicidad y lealtad que pocos encontraban. Me sentía segura a su lado, y en un momento como aquel lo necesitaba más que la sangre para sobrevivir.
Sabía que con sus preguntas a los presentes Erlend estaba dejando claro que era mi protector. Que sí alguien me tocaba moriría en sus manos.
Juraría que comenzaba a temblar entre sus brazos, mientras nuestros dedos se enlazaban como en otras ocasiones.
- Un poco asustada.- confesé mientras mis ojos buscaban los suyos. No nos hacía falta más que una mirada para entendernos a la perfección, y con ello quería demostrarle que las cosas podían complicarse por momentos.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
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