AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
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The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
De nuevo la noche caía sobre la ciudad de París donde aquellos que habían sido otorgados con el don de la inmortalidad salían para cazar y alimentar sus almas, ya muertas, con el preciado líquido carmesí que los humanos inocentemente entregaban sin llegar a saberlo, hasta que morían. Contemplé la luna que se alzaba aquella noche, ser inmortal podía ser un arma de doble filo… vivías por toda la eternidad pero, sin embargo, te relegaban a vivir en la oscuridad de la noche amparados bajo el manto de la noche y las estrellas… robándonos el privilegio de contemplar la luz del sol, ver un amanecer… todo contacto con la luz sería asegurarnos una muerte absoluta y certera.
Suspiré dejando a un lado aquellos pensamientos, había conocido a un par de inmortales con los cuales había compartido esos pensamientos y todos coincidíamos en los mismos… todos teníamos un oscuro secreto, y era el mismo que ostentaba mí nombre. ¡Já! Ironías de la vida que mis padres me pusieran el nombre del astro que, ahora mismo, podría llevarme a mí muerte… por segunda vez. Pero claro, ¿quién iba a pensar que acabaría mis días como vampira alimentándome de la sangre de otros humanos? Nadie, ni ellos ni siquiera yo. Pero así era el destino, de perra, que jugaba con nuestras vidas y hacía con ella lo que quería.
Aquella noche era noche de caza, me tocaba salir a la ciudad para buscar una presa de la cual alimentarme… pero antes debía de buscar una adecuada, no podía llegar al centro de la ciudad y aprovecharme del primero que pasara… tenía que buscar un lugar idóneo y adecuado donde nadie pudiera encontrarme para que no sospecharan, y entonces, obtendría aquel líquido tan preciado.
Me miré en el espejo con aquel traje que llevaba, el pelo caía como una cascada tan oscura como la propia noche, mi piel pálida contrastaba con el color de mí pelo, los ojos me devolvían el reflejo, y mis labios estaban de un color algo más rojizo que mordí mientras me miraba, dejando ver los afilados colmillos que utilizaría para abrir la piel del cuello, o de cualquier lugar que se me antojara, y beber directamente de la fuente. Sonreí ladina y salí amparada bajo la luz de la luna, buscando a alguien que fuera la víctima de aquella noche.
No tardé mucho en encontrarlo, París estaba rebosante de jóvenes que se creían los dueños del mundo y que pensaban que tenían a todas las mujeres a sus pies… cuando no era así. Hubo uno, en concreto, que llamó mí atención por su forma de mirar, por su manera de actuar… como si fuera el dueño del lugar. Chasqueé la lengua, odiaba a ese tipo de personas que se creían superiores a los demás, y ya había encontrado víctima. No tuve que hacer mucho, ni siquiera utilizar mí poder, un par de miradas provocativas, unas palabras inocentes, unos gestos sutiles y… ¡Bingo! Ya lo tenía justo donde más quería.
Le dije que tenía la casa en las afueras de París y él, sin pensarlo, se despidió de sus amigos alegando que tenía una noche placentera por delante y que no podía dejar pasar la ocasión. Estúpido humano, se pensaba que iba a obtener algo de mí cuando lo único que obtendría sería la muerte. Dejé que durante el trayecto una de sus manos fuera hasta mí trasero y lo apretara con fuerza, pegándome a él por mí cadera, diciéndome cosas subidas de tono y todo lo que iba a hacerme aquella noche. Una de ellas, y que me hizo mucha gracia, es que me llevaría hasta las estrellas mientras mí cuerpo se retorcía de placer… y me reí, una risa baja, como si fuera cómplice de lo que estaba diciendo cuando en realidad no llegaría hasta tan lejos.
Nos adentramos en la zona del bosque mientras él me preguntaba por dónde teníamos que ir, y en donde quedaba mí casa. Sonreí de forma ladina y, sin que se lo esperara, lo estampé contra un árbol acercando mi rostro al suyo y pasé a besarlo. Él, que no se quedó quieto, llevó sus manos raudas a mí espalda como si quisiera liberarme de la opresión que ejercía el corsé en mí torso, sus labios bajaron por mí cuello y se detuvieron justo sobre mis pechos besándolos todo lo que el traje le dejaba.
-No puedes esperar, ¿verdad? Quieres que te lo que has venido buscando aquí y ahora –me dio un azote en el trasero y sus manos volaron por todo mí cuerpo, como si quisiera tocarme por todas partes. Y me reí, no sabía cuán equivocado estaba.
-Te equivocas, humano. Pero sí, quiero que me des lo que he venido a buscar –subió su rostro al mío y me miró con una sonrisa de diversión en sus labios.
-Sabía que eras una mujer a la que le gustaban las aventuras fuertes… lo supe en cuanto te vi. Está bien, empecemos… quiero hacértelo muy duro –comenzó a desabrocharse el pantalón y me reí por aquello, mientras él me miraba porque no hacía nada- ¿Qué es lo que haces? Vamos, desnúdate. Quiero hundirme en tú interior con furia y de forma salvaje –cogió mí pelo con una de sus manos, tirando mí cabeza hacia atrás y dejando tenso mí cuello. Era el momento, justo ahora, mientras me dejaba mordiscos para nada inocentes por toda mí zona.
-La única, que va a hundir algo aquí, voy a ser yo –levantó su vista para mirarme donde ya había sacado los colmillos… pero para él, ya era tarde. Tiré de su pelo con fuerza hacia atrás dejando al alcance su cuello mientras él intentaba en vano soltarse, y clavé los colmillos en su piel sintiendo como estos se hundían en ella con facilidad, él soltaba un grito de dolor, y yo absorbía su sangre robándole la vida.
Tragué, tragué y tragué todo lo que pude saciando la sed que tenía mientras él aspiraba su último aliento de vida. Luchó en cada momento pero no pudo hacer nada, se había acercado a la muerte y esta le había arrebatado su vida. Dejé que cayera al suelo su cuerpo sin vida, mientras lanzaba un suspiro y lamía la sangre que había quedado en mis labios. Tenía el vestido algo desatado por detrás y se podía contemplar parte de mí espalda, eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras tragaba las últimas gotas de su vida, bajando por mí garganta que toqué con mis dedos bajando hasta la clavícula, como si fuera una caricia erótica, y sonreí.
De nuevo la noche caía sobre la ciudad de París donde aquellos que habían sido otorgados con el don de la inmortalidad salían para cazar y alimentar sus almas, ya muertas, con el preciado líquido carmesí que los humanos inocentemente entregaban sin llegar a saberlo, hasta que morían. Contemplé la luna que se alzaba aquella noche, ser inmortal podía ser un arma de doble filo… vivías por toda la eternidad pero, sin embargo, te relegaban a vivir en la oscuridad de la noche amparados bajo el manto de la noche y las estrellas… robándonos el privilegio de contemplar la luz del sol, ver un amanecer… todo contacto con la luz sería asegurarnos una muerte absoluta y certera.
Suspiré dejando a un lado aquellos pensamientos, había conocido a un par de inmortales con los cuales había compartido esos pensamientos y todos coincidíamos en los mismos… todos teníamos un oscuro secreto, y era el mismo que ostentaba mí nombre. ¡Já! Ironías de la vida que mis padres me pusieran el nombre del astro que, ahora mismo, podría llevarme a mí muerte… por segunda vez. Pero claro, ¿quién iba a pensar que acabaría mis días como vampira alimentándome de la sangre de otros humanos? Nadie, ni ellos ni siquiera yo. Pero así era el destino, de perra, que jugaba con nuestras vidas y hacía con ella lo que quería.
Aquella noche era noche de caza, me tocaba salir a la ciudad para buscar una presa de la cual alimentarme… pero antes debía de buscar una adecuada, no podía llegar al centro de la ciudad y aprovecharme del primero que pasara… tenía que buscar un lugar idóneo y adecuado donde nadie pudiera encontrarme para que no sospecharan, y entonces, obtendría aquel líquido tan preciado.
Me miré en el espejo con aquel traje que llevaba, el pelo caía como una cascada tan oscura como la propia noche, mi piel pálida contrastaba con el color de mí pelo, los ojos me devolvían el reflejo, y mis labios estaban de un color algo más rojizo que mordí mientras me miraba, dejando ver los afilados colmillos que utilizaría para abrir la piel del cuello, o de cualquier lugar que se me antojara, y beber directamente de la fuente. Sonreí ladina y salí amparada bajo la luz de la luna, buscando a alguien que fuera la víctima de aquella noche.
No tardé mucho en encontrarlo, París estaba rebosante de jóvenes que se creían los dueños del mundo y que pensaban que tenían a todas las mujeres a sus pies… cuando no era así. Hubo uno, en concreto, que llamó mí atención por su forma de mirar, por su manera de actuar… como si fuera el dueño del lugar. Chasqueé la lengua, odiaba a ese tipo de personas que se creían superiores a los demás, y ya había encontrado víctima. No tuve que hacer mucho, ni siquiera utilizar mí poder, un par de miradas provocativas, unas palabras inocentes, unos gestos sutiles y… ¡Bingo! Ya lo tenía justo donde más quería.
Le dije que tenía la casa en las afueras de París y él, sin pensarlo, se despidió de sus amigos alegando que tenía una noche placentera por delante y que no podía dejar pasar la ocasión. Estúpido humano, se pensaba que iba a obtener algo de mí cuando lo único que obtendría sería la muerte. Dejé que durante el trayecto una de sus manos fuera hasta mí trasero y lo apretara con fuerza, pegándome a él por mí cadera, diciéndome cosas subidas de tono y todo lo que iba a hacerme aquella noche. Una de ellas, y que me hizo mucha gracia, es que me llevaría hasta las estrellas mientras mí cuerpo se retorcía de placer… y me reí, una risa baja, como si fuera cómplice de lo que estaba diciendo cuando en realidad no llegaría hasta tan lejos.
Nos adentramos en la zona del bosque mientras él me preguntaba por dónde teníamos que ir, y en donde quedaba mí casa. Sonreí de forma ladina y, sin que se lo esperara, lo estampé contra un árbol acercando mi rostro al suyo y pasé a besarlo. Él, que no se quedó quieto, llevó sus manos raudas a mí espalda como si quisiera liberarme de la opresión que ejercía el corsé en mí torso, sus labios bajaron por mí cuello y se detuvieron justo sobre mis pechos besándolos todo lo que el traje le dejaba.
-No puedes esperar, ¿verdad? Quieres que te lo que has venido buscando aquí y ahora –me dio un azote en el trasero y sus manos volaron por todo mí cuerpo, como si quisiera tocarme por todas partes. Y me reí, no sabía cuán equivocado estaba.
-Te equivocas, humano. Pero sí, quiero que me des lo que he venido a buscar –subió su rostro al mío y me miró con una sonrisa de diversión en sus labios.
-Sabía que eras una mujer a la que le gustaban las aventuras fuertes… lo supe en cuanto te vi. Está bien, empecemos… quiero hacértelo muy duro –comenzó a desabrocharse el pantalón y me reí por aquello, mientras él me miraba porque no hacía nada- ¿Qué es lo que haces? Vamos, desnúdate. Quiero hundirme en tú interior con furia y de forma salvaje –cogió mí pelo con una de sus manos, tirando mí cabeza hacia atrás y dejando tenso mí cuello. Era el momento, justo ahora, mientras me dejaba mordiscos para nada inocentes por toda mí zona.
-La única, que va a hundir algo aquí, voy a ser yo –levantó su vista para mirarme donde ya había sacado los colmillos… pero para él, ya era tarde. Tiré de su pelo con fuerza hacia atrás dejando al alcance su cuello mientras él intentaba en vano soltarse, y clavé los colmillos en su piel sintiendo como estos se hundían en ella con facilidad, él soltaba un grito de dolor, y yo absorbía su sangre robándole la vida.
Tragué, tragué y tragué todo lo que pude saciando la sed que tenía mientras él aspiraba su último aliento de vida. Luchó en cada momento pero no pudo hacer nada, se había acercado a la muerte y esta le había arrebatado su vida. Dejé que cayera al suelo su cuerpo sin vida, mientras lanzaba un suspiro y lamía la sangre que había quedado en mis labios. Tenía el vestido algo desatado por detrás y se podía contemplar parte de mí espalda, eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras tragaba las últimas gotas de su vida, bajando por mí garganta que toqué con mis dedos bajando hasta la clavícula, como si fuera una caricia erótica, y sonreí.
Última edición por Sunshine Denveraux el Jue Mar 02, 2017 5:52 pm, editado 1 vez
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
La noche seguía alzándose en su punto más álgido cuando la batalla apenas daba un comienzo de verdad, todo lo que habíamos estado haciendo había sido jugar al gato y al ratón. Él creía que tenía las de ganar en aquel juego cuando contaba con todos los sentidos aumentados a mí completa disposición, además de los trucos que con los años había ido desarrollando y mejorando para su posteridad. Tal como él yo también era una cazadora letal y mortífera, más rápida, más ágil y mucho más veloz. ¿Qué posibilidades tenía aquel cazador de salir con vida? En realidad; muy pocas. Incluso aunque hubiera tomado un poco de mí sangre, incluso así, no podría estar mucho más tiempo con una ventaja que aunque ahora él veía que era favorecedora… en realidad era una completa trampa.
Una trampa porque beber de vampiros era algo extremadamente peligroso a la par que adictivo. Sabía de muchos humanos que habían bebido de la sangre de un vampiro y luego habían acabado presa de ser sus esclavos de sangre, sin poder evitar el mono que les producía e incluso ofreciéndose a otros vampiros con tal de conseguir un poco de aquel vitae. Había sido la primera vez en todos mis siglos que un humano bebía de mí sangre, siempre me había negado a dar mí vitae y aunque él la había obtenido de una forma poco ortodoxa en mitad de la batalla… no me gustaba.
Sí, sabía que la sangre le haría sentir que era invencible, que podía contra el mundo entero sin ser destruido y que sentiría como el poder recorría sus venas, haciéndolo más fuerte y poderoso, casi indestructible… pero también sabía el efecto adicional que aquello podía ocasionar. Y eso era, precisamente, el que muchos humanos experimentaban cierta excitación al beber de nuestra sangre, sobre todo cuando era la primera vez. Aunque él no había bebido mucha, apenas unas gotas, no sería tan fuerte como cuando bebían más cantidad… aún así le era suficiente para que pudiera sentirlo. No solo nuestros mordiscos tenían la sensación de excitación, sino que la sangre también e incluso había visto cómo algunos humanos sentían una experiencia erótica, llegando incluso al orgasmo, solamente con beber la sangre de un vampiro.
Y me preguntaba cuánto tiempo le duraría el efecto al cazador, hacía unos minutos que había bebido de mí sangre y estaba claro que su fuerza había aumentado de forma considerable, al menos de forma que pudo lanzarme sin mucho esfuerzo… ahora, sin embargo, había sido yo quien le había lanzado contra la laguna concediéndole el deseo de bañarse aquella noche, pero claro, no había especificado y yo lo había lanzado de pleno tras asestarle varios golpes, de los cuales pude notar que había salpicado su sangre, mientras veía cómo se hundía en el lugar. Sin embargo su mirada seguía tan desafiante como el principio y eso lo hacía más interesante y divertido.
-¿Y quién te dice que yo no esté disfrutando y divirtiéndome? Destrozar a cazadores es uno de mis pasatiempos divertidos, a ti te estoy concediendo el último deseo de bañarte en la laguna, pero esa será tú tumba -Volví a sumergir su rostro en el agua notando cómo se revolvía, como intentaba liberarse para poder algo del aire que yo le estaba privando cuando sentí sus piernas entorno a mí, tirando y desequilibrándome haciendo que yo también cayera al agua y lo soltara finalmente. Para mí que el agua estuviera fría no era ningún impedimento, no iba a hacer que mí cuerpo fuera cada vez más lento por la congelación de este y eso me daba una ventaja de nuevo sobre él.
Mis ojos lo podían ver con claridad incluso bajo el agua, el vestido quedó empapado por completo y podía notar el corsé cernirse entorno a mí pecho y mí cintura, pero no me importó. Mí visión era tan perfecta que incluso podía distinguirlo entre las oscuras y turbias aguas de aquella laguna. Mí intención, incluso bajo el agua ya que respirar no era una opción vital para mí, saqué la cabeza y me erguí ante aquello ya que él se había erguido también. El agua nos llegaba por la cintura a los dos y podía ver el vaho que salía de nuestra ropa al contraste con el frío que hacía fuera. Sabía que iba a atacarme, era el momento adecuado así que intenté ser yo quien golpeara primero, pero su mano fue a mí cuello y lo apretó con fuerza. Reí porque el que cerrara el paso del aire en mí garganta no iba a hacer que mi fuerza disminuyera o mí vida acabara, así que solo me provocó risa.
Lo que no pude prever que haría ahora que me tenía cogida por el cuello, fue que se aproximara a mí acortando la distancia y… me besara. Sentí sus fríos labios chocar contra los míos mientras no dejaba de sujetar ahora mí cuello acercándome a él. Mí sorpresa fue palpable en aquel momento, tanto que me quedé quieta durante unos segundos en los que él besaba mis labios y luego los mordía. Un gemido salió de sus labios estampando contra los míos, sus ojos estaban cerrados y cuando se separó una risa escapó de ellos. Habló diciendo aquello que resonó en mí cabeza un par de segundos, cuando reaccioné mis ojos se fruncieron observándolo… el cazador había firmado su sentencia de muerte. Gruñí mostrando los colmillos que querían hundirse y destrozar su carne, hacerlo pedazos y añicos por tal atrevimiento.
-¡¿Qué narices acabas de hacer?! –pregunté cogiéndolo del cuello, alzándolo con la fuerza que ser vampira me confería mientras apretaba, gruñí de nuevo ante la osadía que acababa de hacer y lo lancé contra la orilla de la laguna donde su cuerpo cayó con fuerza sobre la tierra mojada, varado en ella, como si las aguas lo hubieran dejado allí aposta. Su cuerpo estaba tocando el agua que le llegaba un poco hasta las rodillas, apenas podía cubrirle esa parte del cuerpo, y enloquecida por lo que había hecho me lancé contra él sentándome encima- ¡Eres un jodido loco! ¿A eso es a lo que te dedicas cuando vas de caza, eh? Menudo cazador de mierda –mis ojos estaban rojos, llenos de ira y con ganas de sangre, mientras que sus ojos azules me miraban sin apartar la mirada, con ese desafío impreso en ellos- ¡Te voy a matar! –mis manos comenzaron a asestarle golpes al cazador, uno detrás de otro, descargando la rabia que me había producido aquel acercamiento mientras estaba bajo de mí. Una de mis manos fue a su cuello y lo apreté contra la húmeda tierra, como si quisiera que se hundiera en ella, y le di un puñetazo a su rostro. Era la primera vez que un cazador se atrevía a hacer tal cosa, y no lo iba a dejar pasar por alto- ¿Qué pasa, cazador, mí sangre te ha puesto cachondo? –Me reí por ello porque sabía que podría tener ese efecto sobre él, pero no esperé que se dejara vencer por sus deseos- Quizás quieras un poco más y, al igual así, te atrevas a hacer algo más que besarme –con cada movimiento era un roce contra su frío cuerpo, notaba su sangre pese al frío que hacía bullir por su cuerpo como si esta estuviera hirviendo- A lo mejor es que quieres saber lo que es hacerlo con una vampira, con una inmortal… pero créeme, no estarías a la altura.
Una trampa porque beber de vampiros era algo extremadamente peligroso a la par que adictivo. Sabía de muchos humanos que habían bebido de la sangre de un vampiro y luego habían acabado presa de ser sus esclavos de sangre, sin poder evitar el mono que les producía e incluso ofreciéndose a otros vampiros con tal de conseguir un poco de aquel vitae. Había sido la primera vez en todos mis siglos que un humano bebía de mí sangre, siempre me había negado a dar mí vitae y aunque él la había obtenido de una forma poco ortodoxa en mitad de la batalla… no me gustaba.
Sí, sabía que la sangre le haría sentir que era invencible, que podía contra el mundo entero sin ser destruido y que sentiría como el poder recorría sus venas, haciéndolo más fuerte y poderoso, casi indestructible… pero también sabía el efecto adicional que aquello podía ocasionar. Y eso era, precisamente, el que muchos humanos experimentaban cierta excitación al beber de nuestra sangre, sobre todo cuando era la primera vez. Aunque él no había bebido mucha, apenas unas gotas, no sería tan fuerte como cuando bebían más cantidad… aún así le era suficiente para que pudiera sentirlo. No solo nuestros mordiscos tenían la sensación de excitación, sino que la sangre también e incluso había visto cómo algunos humanos sentían una experiencia erótica, llegando incluso al orgasmo, solamente con beber la sangre de un vampiro.
Y me preguntaba cuánto tiempo le duraría el efecto al cazador, hacía unos minutos que había bebido de mí sangre y estaba claro que su fuerza había aumentado de forma considerable, al menos de forma que pudo lanzarme sin mucho esfuerzo… ahora, sin embargo, había sido yo quien le había lanzado contra la laguna concediéndole el deseo de bañarse aquella noche, pero claro, no había especificado y yo lo había lanzado de pleno tras asestarle varios golpes, de los cuales pude notar que había salpicado su sangre, mientras veía cómo se hundía en el lugar. Sin embargo su mirada seguía tan desafiante como el principio y eso lo hacía más interesante y divertido.
-¿Y quién te dice que yo no esté disfrutando y divirtiéndome? Destrozar a cazadores es uno de mis pasatiempos divertidos, a ti te estoy concediendo el último deseo de bañarte en la laguna, pero esa será tú tumba -Volví a sumergir su rostro en el agua notando cómo se revolvía, como intentaba liberarse para poder algo del aire que yo le estaba privando cuando sentí sus piernas entorno a mí, tirando y desequilibrándome haciendo que yo también cayera al agua y lo soltara finalmente. Para mí que el agua estuviera fría no era ningún impedimento, no iba a hacer que mí cuerpo fuera cada vez más lento por la congelación de este y eso me daba una ventaja de nuevo sobre él.
Mis ojos lo podían ver con claridad incluso bajo el agua, el vestido quedó empapado por completo y podía notar el corsé cernirse entorno a mí pecho y mí cintura, pero no me importó. Mí visión era tan perfecta que incluso podía distinguirlo entre las oscuras y turbias aguas de aquella laguna. Mí intención, incluso bajo el agua ya que respirar no era una opción vital para mí, saqué la cabeza y me erguí ante aquello ya que él se había erguido también. El agua nos llegaba por la cintura a los dos y podía ver el vaho que salía de nuestra ropa al contraste con el frío que hacía fuera. Sabía que iba a atacarme, era el momento adecuado así que intenté ser yo quien golpeara primero, pero su mano fue a mí cuello y lo apretó con fuerza. Reí porque el que cerrara el paso del aire en mí garganta no iba a hacer que mi fuerza disminuyera o mí vida acabara, así que solo me provocó risa.
Lo que no pude prever que haría ahora que me tenía cogida por el cuello, fue que se aproximara a mí acortando la distancia y… me besara. Sentí sus fríos labios chocar contra los míos mientras no dejaba de sujetar ahora mí cuello acercándome a él. Mí sorpresa fue palpable en aquel momento, tanto que me quedé quieta durante unos segundos en los que él besaba mis labios y luego los mordía. Un gemido salió de sus labios estampando contra los míos, sus ojos estaban cerrados y cuando se separó una risa escapó de ellos. Habló diciendo aquello que resonó en mí cabeza un par de segundos, cuando reaccioné mis ojos se fruncieron observándolo… el cazador había firmado su sentencia de muerte. Gruñí mostrando los colmillos que querían hundirse y destrozar su carne, hacerlo pedazos y añicos por tal atrevimiento.
-¡¿Qué narices acabas de hacer?! –pregunté cogiéndolo del cuello, alzándolo con la fuerza que ser vampira me confería mientras apretaba, gruñí de nuevo ante la osadía que acababa de hacer y lo lancé contra la orilla de la laguna donde su cuerpo cayó con fuerza sobre la tierra mojada, varado en ella, como si las aguas lo hubieran dejado allí aposta. Su cuerpo estaba tocando el agua que le llegaba un poco hasta las rodillas, apenas podía cubrirle esa parte del cuerpo, y enloquecida por lo que había hecho me lancé contra él sentándome encima- ¡Eres un jodido loco! ¿A eso es a lo que te dedicas cuando vas de caza, eh? Menudo cazador de mierda –mis ojos estaban rojos, llenos de ira y con ganas de sangre, mientras que sus ojos azules me miraban sin apartar la mirada, con ese desafío impreso en ellos- ¡Te voy a matar! –mis manos comenzaron a asestarle golpes al cazador, uno detrás de otro, descargando la rabia que me había producido aquel acercamiento mientras estaba bajo de mí. Una de mis manos fue a su cuello y lo apreté contra la húmeda tierra, como si quisiera que se hundiera en ella, y le di un puñetazo a su rostro. Era la primera vez que un cazador se atrevía a hacer tal cosa, y no lo iba a dejar pasar por alto- ¿Qué pasa, cazador, mí sangre te ha puesto cachondo? –Me reí por ello porque sabía que podría tener ese efecto sobre él, pero no esperé que se dejara vencer por sus deseos- Quizás quieras un poco más y, al igual así, te atrevas a hacer algo más que besarme –con cada movimiento era un roce contra su frío cuerpo, notaba su sangre pese al frío que hacía bullir por su cuerpo como si esta estuviera hirviendo- A lo mejor es que quieres saber lo que es hacerlo con una vampira, con una inmortal… pero créeme, no estarías a la altura.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Esa noche no iba a repetirse, uno de los dos caería y él tenía todas las papeletas para ello. Suspiró largamente, su último aliento quizás. No importaba otra cosa que el momento. Ambos en el agua, mirándose desafiante. Sus ojos azules no se apartaban de la joven, ese despreciable ser de la noche que le atraía de forma imposible para sus pensamientos, odiaba a esos seres y sin embargo, no podía dejar de mirarla… de imaginarse ciertas situaciones, solo un destino ¿por qué no el de su cuerpo?
La recorrió con la mirada, sin pestañear tan siquiera, las heridas provocadas por esa mujer quedaban en un lado al verle empapada, ofrecida ante él en medio de la noche… hermosa y peligrosa, como la situación en sí. Dejó escapar una risa, estaba claro que ella se lo estaba pasando de miedo, sin duda alguna, disfrutaba con verle sufrir, torturarlo despacio… muy lentamente para que sufriese, aprendiese la lección para siempre.
-Ya, sé que puede ser mi final pero es más interesante no rendirse, plantarle cara al demonio, jugar con él -sonrió de medio lado, con suficiencia… su orgullo seguía intacto y le dejó claro que no iba a achantarse sea como fuese -¿Qué hice? Es obvio, volver el juego más interesante. Vamos, estás mucho mejor así… el vestido te queda mucho mejor pegado al cuerpo -rió dando un par de pasos hacia atrás, le fallaba el equilibrio, se le nublaba la vista ¿la sangre de aquel ser? ¿las heridas? Todo un poco y nada al mismo tiempo.
La estaba enfadando aún más. Sus ojos no podían apartarse de su imagen, le atraía demasiado, le llamaba aún más, maldito fuese por haberla probado y se imaginaba cómo sería hacerla suya. Se relamió inconscientemente, demasiado tiempo solo… sin compañía femenina y esa mujer con su carácter, se lo estaba poniendo difícil…y eso le gustaba con demasía, violencia y atracción… solo por su parte, ella le odiaba.
Golpes que intentaba cubrir con sus brazos y piernas, algunos pudo salvar pero otros… no. Golpes que no sentía, más sí la presión de aquel cuerpo frío y suave. La calidez de su propio cuerpo, la sangre que palpitaba dispuesta a que ella la tomase. Giró el rostro, una risa se le escapó de los labios, ahora que la tenía tan cerca , no iba a desaprovechar la oportunidad. Sus dos manos, la tomaron del cuello, salvo que una se deslizó por su hombro, su costado… tomándola de una de sus nalgas para que quedase sentada sobre él y se incorporasen sentados ambos.
-Como sigas pegándome no…o sí, no lo sabrás si no lo pruebas ¿nunca lo has hecho con un mortal? -movió un tanto las caderas , estaba excitado , su boca se entreabrió dispuesto a decir algo pero…calló. Le atrajo hacia sí, mordiendo sus labios en un gesto veloz y lamió esté, tomando unas gotas de sangre, suficientes para que los golpes dejasen de dolerle. Gimió contra su boca. , dejando su cuello libre y ser ambas manos quien la tomase de las nalgas, moviéndola sobre él. -Te odio pero quiero hacerte mía -ronroneó contra sus labios, incitándola, podía matarlo si quisiera, pero su cuerpo la reclamaba, hundiendo sus dedos en su trasero, moviéndola a su antojo…el juego ahora sí que era peligroso.
La recorrió con la mirada, sin pestañear tan siquiera, las heridas provocadas por esa mujer quedaban en un lado al verle empapada, ofrecida ante él en medio de la noche… hermosa y peligrosa, como la situación en sí. Dejó escapar una risa, estaba claro que ella se lo estaba pasando de miedo, sin duda alguna, disfrutaba con verle sufrir, torturarlo despacio… muy lentamente para que sufriese, aprendiese la lección para siempre.
-Ya, sé que puede ser mi final pero es más interesante no rendirse, plantarle cara al demonio, jugar con él -sonrió de medio lado, con suficiencia… su orgullo seguía intacto y le dejó claro que no iba a achantarse sea como fuese -¿Qué hice? Es obvio, volver el juego más interesante. Vamos, estás mucho mejor así… el vestido te queda mucho mejor pegado al cuerpo -rió dando un par de pasos hacia atrás, le fallaba el equilibrio, se le nublaba la vista ¿la sangre de aquel ser? ¿las heridas? Todo un poco y nada al mismo tiempo.
La estaba enfadando aún más. Sus ojos no podían apartarse de su imagen, le atraía demasiado, le llamaba aún más, maldito fuese por haberla probado y se imaginaba cómo sería hacerla suya. Se relamió inconscientemente, demasiado tiempo solo… sin compañía femenina y esa mujer con su carácter, se lo estaba poniendo difícil…y eso le gustaba con demasía, violencia y atracción… solo por su parte, ella le odiaba.
Golpes que intentaba cubrir con sus brazos y piernas, algunos pudo salvar pero otros… no. Golpes que no sentía, más sí la presión de aquel cuerpo frío y suave. La calidez de su propio cuerpo, la sangre que palpitaba dispuesta a que ella la tomase. Giró el rostro, una risa se le escapó de los labios, ahora que la tenía tan cerca , no iba a desaprovechar la oportunidad. Sus dos manos, la tomaron del cuello, salvo que una se deslizó por su hombro, su costado… tomándola de una de sus nalgas para que quedase sentada sobre él y se incorporasen sentados ambos.
-Como sigas pegándome no…o sí, no lo sabrás si no lo pruebas ¿nunca lo has hecho con un mortal? -movió un tanto las caderas , estaba excitado , su boca se entreabrió dispuesto a decir algo pero…calló. Le atrajo hacia sí, mordiendo sus labios en un gesto veloz y lamió esté, tomando unas gotas de sangre, suficientes para que los golpes dejasen de dolerle. Gimió contra su boca. , dejando su cuello libre y ser ambas manos quien la tomase de las nalgas, moviéndola sobre él. -Te odio pero quiero hacerte mía -ronroneó contra sus labios, incitándola, podía matarlo si quisiera, pero su cuerpo la reclamaba, hundiendo sus dedos en su trasero, moviéndola a su antojo…el juego ahora sí que era peligroso.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Aquel maldito mortal estaba terminando por rematar su sentencia de muerte, quería destrozarlo y hacerle añicos, separar la piel de su cuerpo, desmembrar cada una de sus extremidades y ni aún así sería suficiente para aplacar toda la furia, toda la ira asesina que me había hecho sentir con aquel simple gesto, con tan sólo besarme había bastado para que mis ganas de matarlo salieran mucho más a flote y se multiplicaran por mil, prueba de ello era que tenía mis manos entorno a su cuello hundiéndolo contra la arena de la orilla del lago, como si así quisiera que se hundiera sobre esta y desapareciera como por arte de magia, como si así pudiera enterrar el hecho de que se había atrevido, descaradamente, a besarme a riesgo de que iba a ser su final. Pero, ¿no iba a serlo ya igualmente? Poco más tenía por hacer para sobrevivir incluso antes de que me besara, así lo único que había conseguido es que mí forma de matarlo sea mucho más lenta… y dolorosa.
Los golpes se iban sucediendo uno detrás de otro con la misma violencia y fuerza que el anterior, descargando mí rabia por el hecho de haberme besado… ¡un jodido cazador me había besado! Y no sólo eso, había bebido de mí sangre que era la única cosa que jamás había dejado hacer nadie. Tamaña desfachatez debía de ser castigada, y el castigo otorgado era la muerte. Sería su última noche de caza, la última en la que tuviera que luchar por su vida, la última en la que fuera de caza y el último rostro que viera antes de morir sería el mío, con una sonrisa surcando su rostro ante el hecho de ver cómo su vida se escapaba lentamente, hasta el último suspiro.
Pero él tenía otro pensamiento en mente, incluso asestándole golpes y con mis manos presionando su cuello el muy descarado se atrevía a recorrer mí cuerpo con sus ojos azules, como si me estuviera analizando. Notaba perfectamente el vestido completamente empapado y pegado a mí cuerpo, ciñéndose a él, algo por lo que sin duda alguna estaría disfrutando al pasar su vista sobre mí cuerpo. Su risa me hizo fruncir el ceño, ¿se reía mientras le presionaba el cuello? Era un humano de lo más inútil, tremendamente loco y cada vez me lo demostraba con creces. ¿Jugar con el demonio? Esa sí que era buena.
-No estás jugando con el demonio, más bien, el demonio juega contigo y con tú vida como le place… preparando lo que será una muerte lenta y dolorosa. Mantén el desafío en tú mirada, al menos no morirás como un auténtico cazador estúpido –sonreí de lado divertido con aquello, el rostro lo tenía lleno de sangre, con moratones hechos por mis golpes. Su cuello lo tenía rojizo al haber apretado con mis manos, habría bastado un poco más de presión y hubiera escuchado el chasquido tan típico de una rotura de cuello… pero eso habría sido demasiado fácil para él, y poco divertido para mí. Aún así, sabiendo que era su final, se había atrevido a decirme que me quedaba mejor el vestido mojado pegándose a mí cuerpo, por ello se llevó un puñetazo extra en su rostro haciendo que sus labios se llenaran de sangre- Así solo haces alargar tú sufrimiento en cuanto a tú muerte se refiere, sigue hablando, y aumentaré el dolor que puedes llegar a experimentar -Mis ojos se fijaron en los suyos y durante unos segundos vi algo en ellos, algo que iba más profundo de la mera atracción que decía o notaba sentir por aquello y que era también producto de beber mí sangre. ¿Qué era aquello? No fue difícil adivinarlo una vez me hube metido en su mente… ah, reconocía aquello perfectamente: soledad. Pura y dura soledad. Una vida llena de desastres desde la juventud, traiciones, descubrimientos nuevos, la vida de cazador pero siempre había algo latente en él, y eso era la soledad.
Sonreí de lado al darme cuenta de que en el fondo era lo que más primaba en aquel cazador, el vacío que sentía en casa aspecto de su vida. Llena de gente que iba y venía sin un sitio fijo al que quedarse… conocía ese sentimiento tan bien, pero verlo en un cazador era una gozada. Algo que ensombrecía su aura, y no sólo eso, sino que estaba privado de cualquier tipo de compañía. Vaya, un hallazgo realmente por el cual atacarle. Reí divertida con aquello y dejé una de mis manos en su pecho como si , de alguna manera, pudiera leer lo que había en su interior.
-Pero, ¿qué es lo que tenemos aquí? –Pregunté con una sonrisa ladina en mí rostro, disfrutando del momento, sintiendo que era una herida abierta y que yo estaba metiendo el dedo en ella de lleno- ¿Qué es esto que ensombrece tú alma? Vaya vaya… de las cosas que se puede dar cuenta una –reí entre dientes- Veo la oscuridad que anida tú corazón, cazador… no es algo que puedas esconder. Pero más que eso, veo algo mucho más allá que sale a la luz como si quisiera ser revelado… un cazador solitario, sin nadie a su alrededor; solo –maticé la última palabra a posta- ¿Quién te echaría de menos si te matara, quién lamentaría tú muerte y te lloraría? –Suspiré, divertida con la situación y mis ojos fueron desde donde estaba mí mano hasta mirarlo a los ojos- Un vacío que ahonda en tú interior, ¿por eso es por lo que tienes ganas de hacerlo conmigo, te he despertado el apetito sexual? –Me reí por ello divertida- Sí… ya veo por qué mí sangre te ha afectado de forma tan temprana, puedo ver tú necesidad sin esforzarme demasiado cazador, es como si la tuviera delante ahora mismo, gritando, pidiendo ser saciada y liberada –me estaba recreando, y me estaba gustando. Una risa salió de sus labios girando su rostro, y lo siguiente que sentí fueron sus manos alrededor de mí cuello. Una de ellas comenzó a deslizarse hasta que llegó a una de mis nalgas… y apretó con fuerza pegándome a su cuerpo mientras él se incorporaba y se quedaba sentado- ¿He dado en el clavo, cazador? –Su pregunta, de si lo había hecho con un mortal alguna vez, me hizo reírme porque sí que lo había hecho, hacía muchos años. Sus caderas comenzaron a moverse mostrando claramente la excitación que tenía en aquel punto, sus labios se entreabrieron pero terminó por acercarme hacia él con fuerza y morder mí labio haciendo que sangrara, pude notar cómo volvía a beber de mí sangre y le mostré los colmillos en modo de advertencia, nada podría hacer si decidía morder su cuello y beber de él hasta la última gota de sangre.
Dejó escapar un gemido de sus labios que chocaron contra los míos y liberó mí cuello, cuando pensaba que iba a soltarme finalmente y a continuar con la lucha sus manos, de nuevo, bajaron hacia abajo y me apresó con ambas el trasero hundiendo sus dedos en la carne, mientras no dejaba de mover sus caderas y haciendo que las mías se movieran al son que él quisiera. Podía sentir su sexo con cada roce dando justo en el centro de mí sexo, con cada pasada que daba. Me hallaba en una situación morbosa y excitante, sentía su sangre bullir con velocidad por todo su cuerpo, notaba su miembro duro rozarse contra el centro de mí cuerpo… pero mis ganas de matarlo aún seguían latentes, con ganas de acabar con su vida. Reí por la última frase que dijo al haber cedido ante sus propios deseos.
-Sí he tomado a mortales, pero luego nunca han vivido para contarlo –sonreí de lado y apoyé una mano en su pecho- Hagas lo que hagas tú sentencia está firmada, cazador. Me tomes o no, antes o después, acabarás muerto esta noche… no hay nada que puedas hacer para evitarlo –ladeé un poco el rostro, llevé mí otra mano a su pelo y tiré de este haciendo que su cuello quedara tensado, dejando que mis colmillos acariciaran la piel en señal de lo que iba a pasarle- Tu osadía no hará que cambie de idea, ni las ganas que tengas de hundirte en mí interior –presioné mí cadera contra su sexo y llevé mis labios a su oreja- Nunca podrás estar a la altura de un vampiro, ni con toda tu rudeza, ni con todo tú frenesí –reí divertida, le estaba retando? Podría ser
Los golpes se iban sucediendo uno detrás de otro con la misma violencia y fuerza que el anterior, descargando mí rabia por el hecho de haberme besado… ¡un jodido cazador me había besado! Y no sólo eso, había bebido de mí sangre que era la única cosa que jamás había dejado hacer nadie. Tamaña desfachatez debía de ser castigada, y el castigo otorgado era la muerte. Sería su última noche de caza, la última en la que tuviera que luchar por su vida, la última en la que fuera de caza y el último rostro que viera antes de morir sería el mío, con una sonrisa surcando su rostro ante el hecho de ver cómo su vida se escapaba lentamente, hasta el último suspiro.
Pero él tenía otro pensamiento en mente, incluso asestándole golpes y con mis manos presionando su cuello el muy descarado se atrevía a recorrer mí cuerpo con sus ojos azules, como si me estuviera analizando. Notaba perfectamente el vestido completamente empapado y pegado a mí cuerpo, ciñéndose a él, algo por lo que sin duda alguna estaría disfrutando al pasar su vista sobre mí cuerpo. Su risa me hizo fruncir el ceño, ¿se reía mientras le presionaba el cuello? Era un humano de lo más inútil, tremendamente loco y cada vez me lo demostraba con creces. ¿Jugar con el demonio? Esa sí que era buena.
-No estás jugando con el demonio, más bien, el demonio juega contigo y con tú vida como le place… preparando lo que será una muerte lenta y dolorosa. Mantén el desafío en tú mirada, al menos no morirás como un auténtico cazador estúpido –sonreí de lado divertido con aquello, el rostro lo tenía lleno de sangre, con moratones hechos por mis golpes. Su cuello lo tenía rojizo al haber apretado con mis manos, habría bastado un poco más de presión y hubiera escuchado el chasquido tan típico de una rotura de cuello… pero eso habría sido demasiado fácil para él, y poco divertido para mí. Aún así, sabiendo que era su final, se había atrevido a decirme que me quedaba mejor el vestido mojado pegándose a mí cuerpo, por ello se llevó un puñetazo extra en su rostro haciendo que sus labios se llenaran de sangre- Así solo haces alargar tú sufrimiento en cuanto a tú muerte se refiere, sigue hablando, y aumentaré el dolor que puedes llegar a experimentar -Mis ojos se fijaron en los suyos y durante unos segundos vi algo en ellos, algo que iba más profundo de la mera atracción que decía o notaba sentir por aquello y que era también producto de beber mí sangre. ¿Qué era aquello? No fue difícil adivinarlo una vez me hube metido en su mente… ah, reconocía aquello perfectamente: soledad. Pura y dura soledad. Una vida llena de desastres desde la juventud, traiciones, descubrimientos nuevos, la vida de cazador pero siempre había algo latente en él, y eso era la soledad.
Sonreí de lado al darme cuenta de que en el fondo era lo que más primaba en aquel cazador, el vacío que sentía en casa aspecto de su vida. Llena de gente que iba y venía sin un sitio fijo al que quedarse… conocía ese sentimiento tan bien, pero verlo en un cazador era una gozada. Algo que ensombrecía su aura, y no sólo eso, sino que estaba privado de cualquier tipo de compañía. Vaya, un hallazgo realmente por el cual atacarle. Reí divertida con aquello y dejé una de mis manos en su pecho como si , de alguna manera, pudiera leer lo que había en su interior.
-Pero, ¿qué es lo que tenemos aquí? –Pregunté con una sonrisa ladina en mí rostro, disfrutando del momento, sintiendo que era una herida abierta y que yo estaba metiendo el dedo en ella de lleno- ¿Qué es esto que ensombrece tú alma? Vaya vaya… de las cosas que se puede dar cuenta una –reí entre dientes- Veo la oscuridad que anida tú corazón, cazador… no es algo que puedas esconder. Pero más que eso, veo algo mucho más allá que sale a la luz como si quisiera ser revelado… un cazador solitario, sin nadie a su alrededor; solo –maticé la última palabra a posta- ¿Quién te echaría de menos si te matara, quién lamentaría tú muerte y te lloraría? –Suspiré, divertida con la situación y mis ojos fueron desde donde estaba mí mano hasta mirarlo a los ojos- Un vacío que ahonda en tú interior, ¿por eso es por lo que tienes ganas de hacerlo conmigo, te he despertado el apetito sexual? –Me reí por ello divertida- Sí… ya veo por qué mí sangre te ha afectado de forma tan temprana, puedo ver tú necesidad sin esforzarme demasiado cazador, es como si la tuviera delante ahora mismo, gritando, pidiendo ser saciada y liberada –me estaba recreando, y me estaba gustando. Una risa salió de sus labios girando su rostro, y lo siguiente que sentí fueron sus manos alrededor de mí cuello. Una de ellas comenzó a deslizarse hasta que llegó a una de mis nalgas… y apretó con fuerza pegándome a su cuerpo mientras él se incorporaba y se quedaba sentado- ¿He dado en el clavo, cazador? –Su pregunta, de si lo había hecho con un mortal alguna vez, me hizo reírme porque sí que lo había hecho, hacía muchos años. Sus caderas comenzaron a moverse mostrando claramente la excitación que tenía en aquel punto, sus labios se entreabrieron pero terminó por acercarme hacia él con fuerza y morder mí labio haciendo que sangrara, pude notar cómo volvía a beber de mí sangre y le mostré los colmillos en modo de advertencia, nada podría hacer si decidía morder su cuello y beber de él hasta la última gota de sangre.
Dejó escapar un gemido de sus labios que chocaron contra los míos y liberó mí cuello, cuando pensaba que iba a soltarme finalmente y a continuar con la lucha sus manos, de nuevo, bajaron hacia abajo y me apresó con ambas el trasero hundiendo sus dedos en la carne, mientras no dejaba de mover sus caderas y haciendo que las mías se movieran al son que él quisiera. Podía sentir su sexo con cada roce dando justo en el centro de mí sexo, con cada pasada que daba. Me hallaba en una situación morbosa y excitante, sentía su sangre bullir con velocidad por todo su cuerpo, notaba su miembro duro rozarse contra el centro de mí cuerpo… pero mis ganas de matarlo aún seguían latentes, con ganas de acabar con su vida. Reí por la última frase que dijo al haber cedido ante sus propios deseos.
-Sí he tomado a mortales, pero luego nunca han vivido para contarlo –sonreí de lado y apoyé una mano en su pecho- Hagas lo que hagas tú sentencia está firmada, cazador. Me tomes o no, antes o después, acabarás muerto esta noche… no hay nada que puedas hacer para evitarlo –ladeé un poco el rostro, llevé mí otra mano a su pelo y tiré de este haciendo que su cuello quedara tensado, dejando que mis colmillos acariciaran la piel en señal de lo que iba a pasarle- Tu osadía no hará que cambie de idea, ni las ganas que tengas de hundirte en mí interior –presioné mí cadera contra su sexo y llevé mis labios a su oreja- Nunca podrás estar a la altura de un vampiro, ni con toda tu rudeza, ni con todo tú frenesí –reí divertida, le estaba retando? Podría ser
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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DATOS DEL PERSONAJE
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Si le pagasen por todas las veces que oyó eso de “cazador estúpido” sería aún más rico de lo que ya era. Sus orbes azules como el mismo cielo, la mirada de un ángel por su claridad e inocencia, la realidad una muy diferente. Ojos peligrosos, mirada intensa que recorría a la joven como si fuese un espejismo ante sus ojos. Ahora que la tenía cerca, podía observarla con detenimiento. Era hermosa, cuerpo esbelto dispuesto para hacer realidad cualquier deseo carnal. Beber de su sangre le impulsó a eso, sus ojos azules no podían dejar de mirarle intensamente como si se hubiese quedado prendado de ella y lo demás carecía de sentido.
-Hablas demasiado, el tiempo pasa, se hará de idea y ¿si esa es mi idea? bueno, puedes apretar un poco más, romperme el cuello y tirarme al río, al menos dejaré un bonito cadáver -sonrió de medio lado, de lo más divertido, no le importaba morir así que… qué más daba -¿Qué tenemos? Vas a utilizar tus dotes de leer mentes o algo por el estilo para… tus fines - entornó los ojos, esperando el veredicto, como si fuese a ser justiciado.
Chasqueó la lengua, volvía a hablar demasiado. Su cuerpo buscó el ajeno, movimientos involuntarios, buscando un roce casual, aplacar esas ganas que le recorrían por dentro desde que probó su sangre. Seguía siendo tan adictiva como al principio, de eso no había ninguna duda. Pero algo lo enturbió todo, sus palabras. Peores que clavos ardiendo, clavados en su piel. Su mirada se endureció pero su sonrisa persistía, como si nada le importase. Negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro de pesadez… ignorando sus palabras, o al menos… parecer tal cosa.
-Solo mejor que mal acompañado ¿no dicen eso? en este caso estoy por pensar justo en eso y no en pasar a estar solo que juntos, enredados… ¿no es mejor plan? No sigas por ahí, he estado solo toda mi vida… porque uses tus tejemanejes mentales no van a hacerme llorar como un niño o suplicarte que… OH NO ME MATES -rió, contra sus labios, mirándola fijamente, le estaba enfadando y mucho pero no podía mostrarlo, es más sus caderas se movieron con aún más fiereza y fuerza, si era un simple humano tenía mucho aguante…cualquier otro ya estaría medio muerto y no solo por haber bebido de su sangre, ella bien lo sabía.
-Hablas demasiado. Mucho. Gimiendo y jadeando mi nombre, estarías mucho mejor o… disecada en un rincón del salón, eso sí que sería divertido -rió, le importaba poco que le comparase con otros mortales, su enfado superaba con creces las ganas que le tenía a aquella mujer, callarle la boca sería lo más acertado ¿vampiros? -Pues para decir eso, estás conmigo en vez que con uno de ellos -rió, desafiándola, inclinándose y morderle el labio inferior de forma pecaminosa. Buscó sus labios , besándola con rudeza, labios cálidos y abrasadores, contrastaban con los de hielo… sabía a furia, impaciencia y deseo -¿No te pone la idea de marcarme por todas partes? Beber de mí hasta desangrarme y … no dejar de moverme en tu interior, sientas algo caliente de una vez , quieres… pero no sabes ni siquiera cómo pedírmelo, tomarlo… tranquila, tu desafío se queda hecho trizas ¿sabes por qué? -se acercó a sus labios, lamiéndolos mientras hablaba, dejando chocar su aliento con los labios ajenos - Tú me lo pedirás
-Hablas demasiado, el tiempo pasa, se hará de idea y ¿si esa es mi idea? bueno, puedes apretar un poco más, romperme el cuello y tirarme al río, al menos dejaré un bonito cadáver -sonrió de medio lado, de lo más divertido, no le importaba morir así que… qué más daba -¿Qué tenemos? Vas a utilizar tus dotes de leer mentes o algo por el estilo para… tus fines - entornó los ojos, esperando el veredicto, como si fuese a ser justiciado.
Chasqueó la lengua, volvía a hablar demasiado. Su cuerpo buscó el ajeno, movimientos involuntarios, buscando un roce casual, aplacar esas ganas que le recorrían por dentro desde que probó su sangre. Seguía siendo tan adictiva como al principio, de eso no había ninguna duda. Pero algo lo enturbió todo, sus palabras. Peores que clavos ardiendo, clavados en su piel. Su mirada se endureció pero su sonrisa persistía, como si nada le importase. Negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro de pesadez… ignorando sus palabras, o al menos… parecer tal cosa.
-Solo mejor que mal acompañado ¿no dicen eso? en este caso estoy por pensar justo en eso y no en pasar a estar solo que juntos, enredados… ¿no es mejor plan? No sigas por ahí, he estado solo toda mi vida… porque uses tus tejemanejes mentales no van a hacerme llorar como un niño o suplicarte que… OH NO ME MATES -rió, contra sus labios, mirándola fijamente, le estaba enfadando y mucho pero no podía mostrarlo, es más sus caderas se movieron con aún más fiereza y fuerza, si era un simple humano tenía mucho aguante…cualquier otro ya estaría medio muerto y no solo por haber bebido de su sangre, ella bien lo sabía.
-Hablas demasiado. Mucho. Gimiendo y jadeando mi nombre, estarías mucho mejor o… disecada en un rincón del salón, eso sí que sería divertido -rió, le importaba poco que le comparase con otros mortales, su enfado superaba con creces las ganas que le tenía a aquella mujer, callarle la boca sería lo más acertado ¿vampiros? -Pues para decir eso, estás conmigo en vez que con uno de ellos -rió, desafiándola, inclinándose y morderle el labio inferior de forma pecaminosa. Buscó sus labios , besándola con rudeza, labios cálidos y abrasadores, contrastaban con los de hielo… sabía a furia, impaciencia y deseo -¿No te pone la idea de marcarme por todas partes? Beber de mí hasta desangrarme y … no dejar de moverme en tu interior, sientas algo caliente de una vez , quieres… pero no sabes ni siquiera cómo pedírmelo, tomarlo… tranquila, tu desafío se queda hecho trizas ¿sabes por qué? -se acercó a sus labios, lamiéndolos mientras hablaba, dejando chocar su aliento con los labios ajenos - Tú me lo pedirás
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Él podría intentar aparentar que nada de lo que le había dicho le había afectado, podría engañarse las veces que quisiera pero sabía, en el fondo, que no era así. Que mis palabras habían dado en un clavo que él no esperaba que dijera, aunque sus labios mostraran esa sonrisa y me intentara convencer en vano de que nada pasaba… no era cierto. No era difícil leer su mente y saber que aquello que había dicho era cierto, porque lo había podido leer desde lo más profundo de su ser, no me había inventado absolutamente nada. Él quería hacerme ver que no era así, así que me reí por aquello mientras él seguía con el hecho de que estaba condenándose más y más con cada gesto que hacía, con cada movimiento que hacía contra mí cuerpo. Ladeé un poco la cabeza ante aquello, leer la mente podía servirte de muchas maneras diferentes y con el paso de los siglos se iba perfeccionando la técnica.
-No me ha hecho falta leer tú mente, es algo que está en lo profundo de tú ser y que aunque muestre esa sonrisa de que no ha pasado nada, sé que en el fondo mis palabras han sido como clavos, ¿he hurgado quizás en una herida abierta? –Reí entre dientes por aquello, divertida con la idea- Mis ojos pueden ver más allá de lo que realmente crees cazador, no es sólo tú mente la que está en ese estado… todo tú cuerpo me dice lo que ensombrece tú alma –también notaba los efectos que mí sangre producía en él, podía notarlo solamente al notar cómo buscaba mí cuerpo y el contacto entre ambos. Era la primera vez que un mortal bebía de mí sangre y no sabía hasta qué punto podrían llegar los efectos, ni tampoco cuanta sangre necesitaba… pero me estaba divirtiendo ver cómo actuaba el cazador- Oh, pero yo no quiero hacer que llores como un niño pequeño –mí dedo recorrió su mejilla mientras él no dejaba de provocar roces y más roces entre ambos. Sonreí- No me gusta que la gente me suplique o me ruegue salvo por un motivo totalmente diferente. Tú muerte ya está firmada, cazador, no importa lo que hagas porque no vas a librarte de ella. No me gusta que me pongan las cosas fáciles, cuando más difícil es el reto o el desafío mucho más me gusta y me atrae –porque él estaba jugando con fuego, y pese a todo, no iba a lograr salir con vida de aquella noche.
Su respuesta no fue dicha con palabras, pero sí con actos. Sus movimientos comenzaron a ser más fuertes y constantes, centrados en nuestros sexos como si quisiera provocarme en todo momento con aquello. Su intención estaba clara pero ni con esas se iba a librar de que fuera su verdugo, para mí cazador o no, era un humano más del cual poder beber su sangre y matarlo mientras notaba que la vida se le iba acabando con cada sorbo de su sangre, con cada aliento que exhalaba, sin embargo, en todos los sentidos yo era una vampira y eso él lo sabía. Él seguía siendo un humano y aquello me hizo reírme por mis pensamientos, ¿no sería más degradante para él que, en vez de matar a una vampira, sintiera ganas y deseos carnales por ella? El odio siempre había estado ligado de sus manos hacia nosotros, al igual que hacia los licántropos, y sin embargo, su necesidad hacía mí era más que palpable en varios sentidos.
La confianza que tenía en sí mismo sobre aquello hacía mucho más divertida la situación, su instinto de cazador le decía que debía de matarme… su cuerpo y su necesidad le rogaban porque me tomara en aquel lugar. Interesante dilema el que presentaba el cazador, aunque más bien había dejado en claro cuál de las dos opciones había tomado. Sus primeras palabras me hicieron reírme por aquello en las que él me había visualizado gimiendo y gritando su nombre, como si eso fuera a suceder en algún momento. Sus siguientes palabras a eso hicieron que frunciera el ceño levemente, yo no había dicho nada sobre ningún vampiro y al parecer no había escuchado con atención mis palabras.
-Estoy con uno porque decidió arruinarme la fiesta y me ha arrastrado hasta este lugar, pensaba que iba a presentar batalla y con lo que me encuentro es que quiere entablar una batalla entre nuestros cuerpos desnudos –sí, ¿por qué no recordarle que había empezado él diciendo que iba a matarme?- Al principio quieres matarme y ahora quieres que gima tú nombre, desnuda, mientras tú te mueves en mí interior –chasqueé la lengua- ¿Mí sangre te ha hecho cambiar de opinión respecto a querer matarme? –Sonreí por aquello divertida con la situación. No me dejó replicar a tiempo puesto que se inclinó y sus labios chocaron contra los míos, dejó un mordisco en el inferior y sus labios tomaron posesión de los míos. Con rudeza, como si un deseo reprimido estuviera surgiendo a la superficie. Me buscaba y me tentaba para caer en todo aquello, podía sentir su necesidad mientras me besaba y se movía contra mí. Contemplé sus ojos azules ardientes de deseo y escuché sus palabras, que me hizo sonreír de lado- ¿Sabes por qué me gusta hacerlo con un mortal? –Mis dedos se pasearon por su labio inferior perfilándolo dejando mí vista ahí por unos segundos- Porque puedo sentir cómo su corazón aumenta el ritmo de sus latidos –mis labios bajaron por su cuello notando la sangre fluir por sus venas- cómo su cuerpo se calienta por momentos -inhalé el aroma notando su cuerpo vibrar por la expectación, con aquel aroma de mí sangre en corriendo por sus venas. Subí mí vista a la suya y mí mano cogió su mandíbula con fuerza, echando un poco la cabeza hacia atrás- El fluir de su sangre por todo su cuerpo como una potente corriente –mordí su labio inferior haciéndole una pequeña herida y lamí la sangre del lugar. Mis ojos subieron a los suyos- Pero lo que más me gusta es morderles cuando están a punto de llegar al orgasmo. Los mordiscos tienen la capacidad de ser afrodisíacos y tremendamente excitantes, casi como una experiencia religiosa para el humano que la sufre –sonreí y bajé mí voz de manera que fuera más sensual de lo normal y un poco más lenta- El corazón se acelera por el inminente orgasmo –rocé sus labios con los míos- la sangre fluye sin cesar por el torrente sanguíneo –exhalé como si realmente lo necesitara sobre ellos teniendo su rostro un poco echado hacia atrás, cogiendo con mí otra mano su pelo en un puño y mí pecho pegado al suyo- una explosión de placer recorrer el cuerpo –mis caderas se movieron contra las suyas– y mientras él experimenta todo eso, por mí garganta baja el caliente líquido carmesí sin que se pueda dar cuenta. Obtengo mí placer y obtengo su sangre al mismo tiempo… y así, en éxtasis, es como alcanza la muerte –mis ojos se tornaron algo rojos ante la mera idea y jadeé sobre los suyos- ¿Así es como quieres morir tú esta noche, cazador? Puedo otorgarte la más placentera de las muertes y te irás de este mundo entre gemidos y gritos de placer –liberé su mandíbula y mí mano comenzó a bajar por su pecho hasta detenerse justo sobre su miembro- No necesito pedir nada, lo que quiero lo tomo. Así que vamos –me moví sobre su miembro- muéstrame de que eres capaz. Pero te lo advierto humano –mis labios fueron a su oreja- una vez que me pruebes vas a querer más, mucho más. Soy adictiva… -mordí el lóbulo de su oreja- como mí sangre –mis labios buscaron los suyos y mis manos se afanaron de comenzar a desabrocharle la ropa empapada que llevaba, mientras él seguía moviéndose contra mí.
-No me ha hecho falta leer tú mente, es algo que está en lo profundo de tú ser y que aunque muestre esa sonrisa de que no ha pasado nada, sé que en el fondo mis palabras han sido como clavos, ¿he hurgado quizás en una herida abierta? –Reí entre dientes por aquello, divertida con la idea- Mis ojos pueden ver más allá de lo que realmente crees cazador, no es sólo tú mente la que está en ese estado… todo tú cuerpo me dice lo que ensombrece tú alma –también notaba los efectos que mí sangre producía en él, podía notarlo solamente al notar cómo buscaba mí cuerpo y el contacto entre ambos. Era la primera vez que un mortal bebía de mí sangre y no sabía hasta qué punto podrían llegar los efectos, ni tampoco cuanta sangre necesitaba… pero me estaba divirtiendo ver cómo actuaba el cazador- Oh, pero yo no quiero hacer que llores como un niño pequeño –mí dedo recorrió su mejilla mientras él no dejaba de provocar roces y más roces entre ambos. Sonreí- No me gusta que la gente me suplique o me ruegue salvo por un motivo totalmente diferente. Tú muerte ya está firmada, cazador, no importa lo que hagas porque no vas a librarte de ella. No me gusta que me pongan las cosas fáciles, cuando más difícil es el reto o el desafío mucho más me gusta y me atrae –porque él estaba jugando con fuego, y pese a todo, no iba a lograr salir con vida de aquella noche.
Su respuesta no fue dicha con palabras, pero sí con actos. Sus movimientos comenzaron a ser más fuertes y constantes, centrados en nuestros sexos como si quisiera provocarme en todo momento con aquello. Su intención estaba clara pero ni con esas se iba a librar de que fuera su verdugo, para mí cazador o no, era un humano más del cual poder beber su sangre y matarlo mientras notaba que la vida se le iba acabando con cada sorbo de su sangre, con cada aliento que exhalaba, sin embargo, en todos los sentidos yo era una vampira y eso él lo sabía. Él seguía siendo un humano y aquello me hizo reírme por mis pensamientos, ¿no sería más degradante para él que, en vez de matar a una vampira, sintiera ganas y deseos carnales por ella? El odio siempre había estado ligado de sus manos hacia nosotros, al igual que hacia los licántropos, y sin embargo, su necesidad hacía mí era más que palpable en varios sentidos.
La confianza que tenía en sí mismo sobre aquello hacía mucho más divertida la situación, su instinto de cazador le decía que debía de matarme… su cuerpo y su necesidad le rogaban porque me tomara en aquel lugar. Interesante dilema el que presentaba el cazador, aunque más bien había dejado en claro cuál de las dos opciones había tomado. Sus primeras palabras me hicieron reírme por aquello en las que él me había visualizado gimiendo y gritando su nombre, como si eso fuera a suceder en algún momento. Sus siguientes palabras a eso hicieron que frunciera el ceño levemente, yo no había dicho nada sobre ningún vampiro y al parecer no había escuchado con atención mis palabras.
-Estoy con uno porque decidió arruinarme la fiesta y me ha arrastrado hasta este lugar, pensaba que iba a presentar batalla y con lo que me encuentro es que quiere entablar una batalla entre nuestros cuerpos desnudos –sí, ¿por qué no recordarle que había empezado él diciendo que iba a matarme?- Al principio quieres matarme y ahora quieres que gima tú nombre, desnuda, mientras tú te mueves en mí interior –chasqueé la lengua- ¿Mí sangre te ha hecho cambiar de opinión respecto a querer matarme? –Sonreí por aquello divertida con la situación. No me dejó replicar a tiempo puesto que se inclinó y sus labios chocaron contra los míos, dejó un mordisco en el inferior y sus labios tomaron posesión de los míos. Con rudeza, como si un deseo reprimido estuviera surgiendo a la superficie. Me buscaba y me tentaba para caer en todo aquello, podía sentir su necesidad mientras me besaba y se movía contra mí. Contemplé sus ojos azules ardientes de deseo y escuché sus palabras, que me hizo sonreír de lado- ¿Sabes por qué me gusta hacerlo con un mortal? –Mis dedos se pasearon por su labio inferior perfilándolo dejando mí vista ahí por unos segundos- Porque puedo sentir cómo su corazón aumenta el ritmo de sus latidos –mis labios bajaron por su cuello notando la sangre fluir por sus venas- cómo su cuerpo se calienta por momentos -inhalé el aroma notando su cuerpo vibrar por la expectación, con aquel aroma de mí sangre en corriendo por sus venas. Subí mí vista a la suya y mí mano cogió su mandíbula con fuerza, echando un poco la cabeza hacia atrás- El fluir de su sangre por todo su cuerpo como una potente corriente –mordí su labio inferior haciéndole una pequeña herida y lamí la sangre del lugar. Mis ojos subieron a los suyos- Pero lo que más me gusta es morderles cuando están a punto de llegar al orgasmo. Los mordiscos tienen la capacidad de ser afrodisíacos y tremendamente excitantes, casi como una experiencia religiosa para el humano que la sufre –sonreí y bajé mí voz de manera que fuera más sensual de lo normal y un poco más lenta- El corazón se acelera por el inminente orgasmo –rocé sus labios con los míos- la sangre fluye sin cesar por el torrente sanguíneo –exhalé como si realmente lo necesitara sobre ellos teniendo su rostro un poco echado hacia atrás, cogiendo con mí otra mano su pelo en un puño y mí pecho pegado al suyo- una explosión de placer recorrer el cuerpo –mis caderas se movieron contra las suyas– y mientras él experimenta todo eso, por mí garganta baja el caliente líquido carmesí sin que se pueda dar cuenta. Obtengo mí placer y obtengo su sangre al mismo tiempo… y así, en éxtasis, es como alcanza la muerte –mis ojos se tornaron algo rojos ante la mera idea y jadeé sobre los suyos- ¿Así es como quieres morir tú esta noche, cazador? Puedo otorgarte la más placentera de las muertes y te irás de este mundo entre gemidos y gritos de placer –liberé su mandíbula y mí mano comenzó a bajar por su pecho hasta detenerse justo sobre su miembro- No necesito pedir nada, lo que quiero lo tomo. Así que vamos –me moví sobre su miembro- muéstrame de que eres capaz. Pero te lo advierto humano –mis labios fueron a su oreja- una vez que me pruebes vas a querer más, mucho más. Soy adictiva… -mordí el lóbulo de su oreja- como mí sangre –mis labios buscaron los suyos y mis manos se afanaron de comenzar a desabrocharle la ropa empapada que llevaba, mientras él seguía moviéndose contra mí.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Vivió solo toda su vida, acostumbrado a la soledad absoluta y a la desconfianza. ¿Por qué iba a hacerle daño una verdad igual que su propia mansión? No le atacaba a lo que más le dolía porque no era así. Si se había convertido en un cazador no fue precisamente por llorar por los rincones, ni buscar cariño pues él esa palabra la desconocía. Era quien era por aquellas preguntas sin respuestas, saber quién era realmente. Alma ensombrecida, ¿de verdad pensaba que con eso iba a achantarse? No. Una sonrisa divertida, apareció en sus labios, dejando paso a una risa de lo más irritante, reía a carcajada limpia a pesar de que pudiese ser el último día, más bien, la última noche de su vida.
-¿Fácil? Llevamos un buen rato alargando lo evidente, no te lo he puesto fácil y así ha sido por tu parte, preciosa -ronroneó como un gatito, más bien un león dispuesto a lanzarse sobre ella y acabar con la historia, no se iba a dedicar a leer auras…tampoco es que supiese. Él deseaba otro tipo de emociones, perder el tiempo en demostrarle que se estaba equivocando con él, podían dejarse de tonterías y por fin pasarlo bien, una lucha más intensa que la que estaban manteniendo en ese mismo momento.
-Nunca te han dicho que hablas demasiado -se relamió, mordiéndose los labios, oyendo su corazón bombear con fuerza por dentro, desesperado porque aquella maldita mujer terminase con aquel juego para quedar ella como lo autopoderosa ¿qué más importaba? Estaba claro que el cazador no podía apartar la mirada del cuerpo ajeno y sus caderas, la buscaban con violencia…ahora que le había dado tan solo unas migajas, no necesitaba roces, quería entrar en ella de una vez perderse en su cuerpo y no pensar en otra cosa que dejarse llevar por el deseo aunque fuese su último orgasmo. Ya lo tenía todo perdido por así decirlo ¿qué tenía que perder? Ganar…mucho.
Sus lenguas entraron en contacto, enredándose. Sonrió , atreviéndose a morderle la barbilla con suavidad no fue igual con su labio inferior, ambas sangres se mezclaron lo que le arrancó un ronco gemido de impaciencia. Sus ojos azules como el mismo océano, se oscurecieron cuando oyó que ella quería exactamente lo mismo. Las manos del cazador, la tomaron de las nalgas, ejerciendo una presión mucho más notable , moviendo las caderas como si ya la estuviese haciendo cualquier cosa.
-Has tardado mucho en decir eso, pequeña -tomó su labio inferior con ganas, succionando y poder tomar de nuevo su sangre, era cierto que podía ser adictiva pero él, no era como cualquier otro mortal, se había enfrentado a ella. rugió con los labios ensangrentados ¿quién de los dos era el vampiro? Ahora mismo, ambos parecían de la misma especie… y la verdad, la sensación que le otorgaba esa sangre era simplemente… increíble. Mucho más fuerte, capaz de hacer y deshacer cualquier cosa. Rió contra sus labios, rugiendo de forma fiera, el poder de la sangre de nuevo le estaba volviendo loco.
Arrebato de furor, la alzó de las nalgas hasta apoyarla en uno de aquellos frondosos árboles y no perder tiempo en arrancarle la piel, no, no podía ser cuidadoso. Dejó que bajase de él para girarla bruscamente, y buscar su cuello, mordisqueándolo, tanteando la piel aún con la ropa puesta.su miembro no podía parar de frotarse, ahora con su trasero, lamió el recorrido de la sangre de su barbilla, buscando su boca para saquearla, jugando con su lengua… morderle los labios, ojos azules totalmente perdidos, su cuerpo ardía…aún más de lo normal y eso seguramente a la vampira excitaría por momentos.
-Morderme por todas partes iba a ser tu perdición, yo también soy adictivo
-¿Fácil? Llevamos un buen rato alargando lo evidente, no te lo he puesto fácil y así ha sido por tu parte, preciosa -ronroneó como un gatito, más bien un león dispuesto a lanzarse sobre ella y acabar con la historia, no se iba a dedicar a leer auras…tampoco es que supiese. Él deseaba otro tipo de emociones, perder el tiempo en demostrarle que se estaba equivocando con él, podían dejarse de tonterías y por fin pasarlo bien, una lucha más intensa que la que estaban manteniendo en ese mismo momento.
-Nunca te han dicho que hablas demasiado -se relamió, mordiéndose los labios, oyendo su corazón bombear con fuerza por dentro, desesperado porque aquella maldita mujer terminase con aquel juego para quedar ella como lo autopoderosa ¿qué más importaba? Estaba claro que el cazador no podía apartar la mirada del cuerpo ajeno y sus caderas, la buscaban con violencia…ahora que le había dado tan solo unas migajas, no necesitaba roces, quería entrar en ella de una vez perderse en su cuerpo y no pensar en otra cosa que dejarse llevar por el deseo aunque fuese su último orgasmo. Ya lo tenía todo perdido por así decirlo ¿qué tenía que perder? Ganar…mucho.
Sus lenguas entraron en contacto, enredándose. Sonrió , atreviéndose a morderle la barbilla con suavidad no fue igual con su labio inferior, ambas sangres se mezclaron lo que le arrancó un ronco gemido de impaciencia. Sus ojos azules como el mismo océano, se oscurecieron cuando oyó que ella quería exactamente lo mismo. Las manos del cazador, la tomaron de las nalgas, ejerciendo una presión mucho más notable , moviendo las caderas como si ya la estuviese haciendo cualquier cosa.
-Has tardado mucho en decir eso, pequeña -tomó su labio inferior con ganas, succionando y poder tomar de nuevo su sangre, era cierto que podía ser adictiva pero él, no era como cualquier otro mortal, se había enfrentado a ella. rugió con los labios ensangrentados ¿quién de los dos era el vampiro? Ahora mismo, ambos parecían de la misma especie… y la verdad, la sensación que le otorgaba esa sangre era simplemente… increíble. Mucho más fuerte, capaz de hacer y deshacer cualquier cosa. Rió contra sus labios, rugiendo de forma fiera, el poder de la sangre de nuevo le estaba volviendo loco.
Arrebato de furor, la alzó de las nalgas hasta apoyarla en uno de aquellos frondosos árboles y no perder tiempo en arrancarle la piel, no, no podía ser cuidadoso. Dejó que bajase de él para girarla bruscamente, y buscar su cuello, mordisqueándolo, tanteando la piel aún con la ropa puesta.su miembro no podía parar de frotarse, ahora con su trasero, lamió el recorrido de la sangre de su barbilla, buscando su boca para saquearla, jugando con su lengua… morderle los labios, ojos azules totalmente perdidos, su cuerpo ardía…aún más de lo normal y eso seguramente a la vampira excitaría por momentos.
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Dijera lo que dijera o hiciera lo que hiciera parecía que aquel humano le iba a dar completamente igual, podía saber lo que estaba pensando respecto a lo que le había dicho sobre el aura que lo ensombrecía todo a su paso, la soledad que anidaba en su interior y que lo devoraba poco a poco, aunque él bien sabía lo que estaba pasando y lo que le ocurría. Por el contrario él quería hacer ver que no pasaba nada y que todo estaba bien, no iba a ser yo quien le dijera lo contrario cuando ya le había dicho lo que tenía que decirle… no había nada más que añadir por mí parte.
Sin embargo si que parecía algo necesitado ante la urgencia que demandaba su cuerpo, podía notar como pedía a gritos llevar acabo todo aquello que estaba en su mente, no hacía falta leerla para saber lo que estaba pensando y lo que quería hacer conmigo… sus caderas eran más que evidentes frotándose contra mí cuerpo, empujando, pidiendo, exigiendo en una muda danza que daba justo contra el centro de mí cuerpo, buscándome para llevarme con él a esa pequeña danza que quería ejercer sin ningún tipo de tela de por medio. Sonreí entre dientes cuando me dijo que no era fácil, y no, no había sido fácil desde que apareció hacía una hora por el lugar donde yo estaba bebiendo de mí victima para arruinarme la noche… y así era como habíamos acabado. Reí por su siguiente frase sonándome de lo más graciosa.
-En realidad si, me han dicho infinidad de veces que hablo demasiado –dije con diversión en mí voz. Notaba lo que el cazador quería aunque era de lo más evidente, sus caderas seguían moviéndose contra mí cuerpo sin dar tregua alguna, todos sus pensamientos empezaban y terminar por estar él en mí interior moviéndose hasta llegar al orgasmo, quería que me dejara llevar por él aunque nuestras naturalezas eran contradictorias y fuéramos enemigos. ¿Por qué no veía él que aquello no podía ser? Quizás porque me estaba viendo solamente como la mujer que era, perdiéndose en mí cuerpo, mientras yo solo pensaba que era un cazador el que estaba bajo mí cuerpo. Aún así seguíamos siendo un hombre y una mujer, aunque yo no lo mirase del todo de esa forma.
Cuando mí boca tomó contacto con la suya dejándome hacer por todo aquello, bajo la presión que su miembro ejercía contra mí centro, pude notar que mordía mí labio y tiraba de el para luego bajar a morder mí barbilla. La sangre que había del mordisco en su labio se mezcló con la suya y eso le hizo arrancar un gemido que murió en mis labios alzando mí mirada a la suya, observando sus ojos azules tornarse de un color más brillante por el deseo que recorría su cuerpo. Sus manos descendieron hasta mis glúteos y los apretaron con fuerza pegándome más a él, como si aquello fuera posible.
En un abrir y cerrar de ojos vi que aún cogiéndome de aquella forma me levantaba para pegar mí cuerpo contra un árbol, mí espalda chocó contra el tronco de este mientras sentía su cuerpo pegado al mío. Dejó que bajara de forma lenta deslizándome por su cuerpo hasta que me dejó de pie, me giró en cuanto lo hice y su boca recorrió mí cuello mientras sus manos recorrían mí cuerpo aún con la ropa puesta de por medio. Sentí su miembro pegarse contra mí, en un más que evidente estado de erección, apretándose contra mí. Buscó mis labios en aquella posición y al final terminé por girarme y quedar mí espalda contra el tronco, mis manos fueron raudas a la camisa que llevaba y se la arranqué dejando su pecho al descubierto, pecho que estaba ardiendo pese al frío de la noche. Mí boca estaba justo sobre la suya y nuestras respiraciones se mezclaban.
-¿Deseas que te muerda, cazador? Porque creo que es lo que estás deseando –comenté antes de juntar de nuevo mis labios contra los suyos, mí cadera buscó su cuerpo en una clara invitación y mis uñas se pasearon por la piel que ahora estaba al descubierto. Una pierna se elevó para enredarla en su cintura mientras mis manos seguían bajando hasta llegar al cinturón de su pantalón que comencé a desabrochar, mientras sus manos recorrían mí cuerpo y desataban los nudos del vestido que en un corsé oprimía mí pecho. Pantalón desabrochado y que cayó al suelo vencido por el peso de las armas que llevaba encima, mí mano se coló por su ropa interior y apresó su miembro entre mis dedos notando lo dura que estaba. Mordí su labio y mis ojos se clavaron en los suyos para luego recorrer su cuello con ellos y llegar hasta su oreja, donde mordí el lóbulo de esta y dejé mis labios en esa posición- Llévame al orgasmo, cazador, y te morderé haciendo que tengas un potente orgasmo que ni tú mismo creerías –mí otra mano aferró su pelo mientras esperaba que él también tomara partido de mí cuerpo con sus manos, incitándole en todo momento y mis labios volvieron a los suyos- Por cierto, me llamo Sunshine… para qué puedas gritarlo cuando llegues al orgasmo –comenté con sorna y diversión por lo que él había dicho, mientras mí mano se movía lentamente sobre su miembro abarcándolo, acariciándolo dejándolo aún más necesitado de lo que realmente quería.
Sin embargo si que parecía algo necesitado ante la urgencia que demandaba su cuerpo, podía notar como pedía a gritos llevar acabo todo aquello que estaba en su mente, no hacía falta leerla para saber lo que estaba pensando y lo que quería hacer conmigo… sus caderas eran más que evidentes frotándose contra mí cuerpo, empujando, pidiendo, exigiendo en una muda danza que daba justo contra el centro de mí cuerpo, buscándome para llevarme con él a esa pequeña danza que quería ejercer sin ningún tipo de tela de por medio. Sonreí entre dientes cuando me dijo que no era fácil, y no, no había sido fácil desde que apareció hacía una hora por el lugar donde yo estaba bebiendo de mí victima para arruinarme la noche… y así era como habíamos acabado. Reí por su siguiente frase sonándome de lo más graciosa.
-En realidad si, me han dicho infinidad de veces que hablo demasiado –dije con diversión en mí voz. Notaba lo que el cazador quería aunque era de lo más evidente, sus caderas seguían moviéndose contra mí cuerpo sin dar tregua alguna, todos sus pensamientos empezaban y terminar por estar él en mí interior moviéndose hasta llegar al orgasmo, quería que me dejara llevar por él aunque nuestras naturalezas eran contradictorias y fuéramos enemigos. ¿Por qué no veía él que aquello no podía ser? Quizás porque me estaba viendo solamente como la mujer que era, perdiéndose en mí cuerpo, mientras yo solo pensaba que era un cazador el que estaba bajo mí cuerpo. Aún así seguíamos siendo un hombre y una mujer, aunque yo no lo mirase del todo de esa forma.
Cuando mí boca tomó contacto con la suya dejándome hacer por todo aquello, bajo la presión que su miembro ejercía contra mí centro, pude notar que mordía mí labio y tiraba de el para luego bajar a morder mí barbilla. La sangre que había del mordisco en su labio se mezcló con la suya y eso le hizo arrancar un gemido que murió en mis labios alzando mí mirada a la suya, observando sus ojos azules tornarse de un color más brillante por el deseo que recorría su cuerpo. Sus manos descendieron hasta mis glúteos y los apretaron con fuerza pegándome más a él, como si aquello fuera posible.
En un abrir y cerrar de ojos vi que aún cogiéndome de aquella forma me levantaba para pegar mí cuerpo contra un árbol, mí espalda chocó contra el tronco de este mientras sentía su cuerpo pegado al mío. Dejó que bajara de forma lenta deslizándome por su cuerpo hasta que me dejó de pie, me giró en cuanto lo hice y su boca recorrió mí cuello mientras sus manos recorrían mí cuerpo aún con la ropa puesta de por medio. Sentí su miembro pegarse contra mí, en un más que evidente estado de erección, apretándose contra mí. Buscó mis labios en aquella posición y al final terminé por girarme y quedar mí espalda contra el tronco, mis manos fueron raudas a la camisa que llevaba y se la arranqué dejando su pecho al descubierto, pecho que estaba ardiendo pese al frío de la noche. Mí boca estaba justo sobre la suya y nuestras respiraciones se mezclaban.
-¿Deseas que te muerda, cazador? Porque creo que es lo que estás deseando –comenté antes de juntar de nuevo mis labios contra los suyos, mí cadera buscó su cuerpo en una clara invitación y mis uñas se pasearon por la piel que ahora estaba al descubierto. Una pierna se elevó para enredarla en su cintura mientras mis manos seguían bajando hasta llegar al cinturón de su pantalón que comencé a desabrochar, mientras sus manos recorrían mí cuerpo y desataban los nudos del vestido que en un corsé oprimía mí pecho. Pantalón desabrochado y que cayó al suelo vencido por el peso de las armas que llevaba encima, mí mano se coló por su ropa interior y apresó su miembro entre mis dedos notando lo dura que estaba. Mordí su labio y mis ojos se clavaron en los suyos para luego recorrer su cuello con ellos y llegar hasta su oreja, donde mordí el lóbulo de esta y dejé mis labios en esa posición- Llévame al orgasmo, cazador, y te morderé haciendo que tengas un potente orgasmo que ni tú mismo creerías –mí otra mano aferró su pelo mientras esperaba que él también tomara partido de mí cuerpo con sus manos, incitándole en todo momento y mis labios volvieron a los suyos- Por cierto, me llamo Sunshine… para qué puedas gritarlo cuando llegues al orgasmo –comenté con sorna y diversión por lo que él había dicho, mientras mí mano se movía lentamente sobre su miembro abarcándolo, acariciándolo dejándolo aún más necesitado de lo que realmente quería.
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Ambos diferentes pero iguales al mismo tiempo. En aquel intercambio de palabras, ya no solo era presa y cazador, ahora… eran dos amantes que se habían enredado entre sí pero aún quedaban promesas silenciosas que cumplir. No importaba la condición de cada uno, tampoco quiénes eran en ese momento… ya que sus cuerpos hablaban por sí mismos, lo que sus labios serían incapaces de admitir… ¿deseo y pasión? ¿por qué no? entre tanto odio y rencor ¿por qué no olvidar ese odio y dejar paso al placer?
Los ojos del cazador, se oscurecieron al mirarla. Le parecía un ser fascinante pese a supuestamente “ser enemigos” ¿por qué no pelear entre sí pero de distinta manera? Una sonrisa afloró en los labios del cazador, de lo más pícara. Sus manos dieron rienda suelta a su deseo, dedos cálidos deslizándose por sus costados. Caderas incapaces de mantenerse quietas. Rió de lo más divertido por sus palabras, mientras tanto… le robaba besos furtivos, seguidos de mordiscos tentadores, abrasadores que sin duda le incitaba… a tomar un camino diferente a su lado.
-¿Y si la respuesta es sí? No solo un mordisco… marcarme , por todo el cuerpo y a cambio…unas gotas de tu sangre, es justo…te lo doy todo pero antes de morderme…déjame mostrarte más de lo que crees que ocurrirá. Que sea humano no quiere decir que no te sorprenda -gimió contra sus labios, gruñendo por lo bajo al notar como su entrepierna la reclamaba , más cuando la tomó con su mano…tacto no muy agradable para el cazador que gimió de pura impaciencia…fue el detonante para separarse de golpe y no dudar en arrancarle de un tirón lo que quedaba del corsé y tenerla desnuda, a su merced.
La admiró durante unos segundos, los suficientes hasta volver a su encuentro. Su boca lamió de una pasada mordiendo sus labios con fuerza e ir bajando por su cuello. Pequeños mordiscos, que se intensificaron al llegar a la cumbre de sus pechos. Manos abrasadoras, tomó ambos pechos, juntándolos y lamer sus pezones juntos, morderlos con fuerza y tirar de ellos. Su miembro no paraba quieto, frotándose contra su sexo…la mano libre se unió a buscar su punto de placer y pellizcar la zona más sensible , sus dedos no tardaron en hacerse paso en su interior. no dejó de torturarla tanto en sus pechos con su boca. Labios que la callaron por fin en un beso de fuego. El cazador había alcanzado tal temperatura que el contraste era más que evidente.
Su fuerza le bastó para que ella se girase y él, se dejase caer de rodillas tras ellas. Desde su posición, podía tener el trasero de ella bien cerca y no solo eso, también su sexo al que no dudó en tomar, atrayéndole hacia sí de las nalgas y abrirlas para adentrarse en ella. Su boca estaba poseída por solo tomar su elixir, volverla loca a pesar de ser un simple mortal. Su desesperación le llevaba a perder el control y parecerse más a un ser de la noche que un mortal.
- Yo Sean, lo necesitarás…gritarás antes -le atrajo hacia sí por las nalgas hundiendo su cabeza en su sexo, succionando, mordisqueando… mirándola fijamente a los ojos desde su posición...
Los ojos del cazador, se oscurecieron al mirarla. Le parecía un ser fascinante pese a supuestamente “ser enemigos” ¿por qué no pelear entre sí pero de distinta manera? Una sonrisa afloró en los labios del cazador, de lo más pícara. Sus manos dieron rienda suelta a su deseo, dedos cálidos deslizándose por sus costados. Caderas incapaces de mantenerse quietas. Rió de lo más divertido por sus palabras, mientras tanto… le robaba besos furtivos, seguidos de mordiscos tentadores, abrasadores que sin duda le incitaba… a tomar un camino diferente a su lado.
-¿Y si la respuesta es sí? No solo un mordisco… marcarme , por todo el cuerpo y a cambio…unas gotas de tu sangre, es justo…te lo doy todo pero antes de morderme…déjame mostrarte más de lo que crees que ocurrirá. Que sea humano no quiere decir que no te sorprenda -gimió contra sus labios, gruñendo por lo bajo al notar como su entrepierna la reclamaba , más cuando la tomó con su mano…tacto no muy agradable para el cazador que gimió de pura impaciencia…fue el detonante para separarse de golpe y no dudar en arrancarle de un tirón lo que quedaba del corsé y tenerla desnuda, a su merced.
La admiró durante unos segundos, los suficientes hasta volver a su encuentro. Su boca lamió de una pasada mordiendo sus labios con fuerza e ir bajando por su cuello. Pequeños mordiscos, que se intensificaron al llegar a la cumbre de sus pechos. Manos abrasadoras, tomó ambos pechos, juntándolos y lamer sus pezones juntos, morderlos con fuerza y tirar de ellos. Su miembro no paraba quieto, frotándose contra su sexo…la mano libre se unió a buscar su punto de placer y pellizcar la zona más sensible , sus dedos no tardaron en hacerse paso en su interior. no dejó de torturarla tanto en sus pechos con su boca. Labios que la callaron por fin en un beso de fuego. El cazador había alcanzado tal temperatura que el contraste era más que evidente.
Su fuerza le bastó para que ella se girase y él, se dejase caer de rodillas tras ellas. Desde su posición, podía tener el trasero de ella bien cerca y no solo eso, también su sexo al que no dudó en tomar, atrayéndole hacia sí de las nalgas y abrirlas para adentrarse en ella. Su boca estaba poseída por solo tomar su elixir, volverla loca a pesar de ser un simple mortal. Su desesperación le llevaba a perder el control y parecerse más a un ser de la noche que un mortal.
- Yo Sean, lo necesitarás…gritarás antes -le atrajo hacia sí por las nalgas hundiendo su cabeza en su sexo, succionando, mordisqueando… mirándola fijamente a los ojos desde su posición...
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
El cazador estaba totalmente enardecido en aquel momento, podía notar su cuerpo ardiendo contra el mío que estaba mucho más frío por la diferencia de contraste, no perdió el tiempo y alegando que me dejaba morderlo sus labios recorrieron mí cuello para decirme que a cambio de morderle debía dejar que bebiera de mí sangre, que era un pago más que justo por marcarlo. El caso era, que no me gustaba dar de esa forma mí sangre y menos a un humano, había bebido un par de gotas y ya me estaba pidiendo por más. Sabía el efecto que tenía en los humanos, pero era algo reservada para dar mí sangre y menos a un cazador… aunque por otro lado la idea de volverlo un adicto a la sangre de vampiro me parecía una venganza irónica y algo justa, ya que estos nos cazaban sin piedad alguna y sería la mejor y mayor de todas las venganza. Desear y volverse adicto a la sangre de aquellos a los que mata.
-Ya has tomado suficiente de mí sangre, ¿te has vuelto un adicto a ella? –Pregunté entre risas cortas sintiendo ahora sus manos que me despojaban de lo que quedaba de mí ropa, dejándome completamente desnuda frente a él quien ahora me contemplaba mirando mí cuerpo, no contestó a mí pregunta y volvió de nuevo a acortar la distancia para reclamar mis labios dejando que los suyos bajaran por mí cuello y llegaran hasta mis pechos, jugando con ellos, lamiéndolos, succionándolos, mordiendo estos mientras yo me dejaba hacer para que demostrarle cuán podía sorprenderme como había dicho. Su miembro rozándose contra mí sexo sin parar, incesante, jadeos leves que escapaban de mis labios y eché la cabeza hacia atrás cuando su otra mano bajó hasta mí sexo rozando esto, recorriéndolo para luego meter dos de sus dedos en mí interior, haciendo que elevara mí cadera por ello en respuesta. Jadeos roncos que escapaban de mis labios por sus atenciones hasta que sus labios me acallaron de nuevo, hasta que bajó por completo y su boca tomó mí sexo con algo de desesperación.
Podía notar su cuerpo ardiendo por completo contrastando con el mío, parecíamos hielo y fuego por las temperaturas de nuestros cuerpos, mis dedos fueron a enredarse en su pelo dejándome hacer mientras su lengua recorría mí sexo y jugaba conmigo como él quería. Ni siquiera había necesitado usar mí poder contra él, la sangre había hecho su efecto en él y ahora teníamos el resultado. Reí de forma entrecortada notando el placer que me otorgaba de esa manera moviendo mi cadera contra su lengua sintiendo el tronco del árbol contra la piel de mí espalda. Siempre había visto lo que la sangre de un vampiro podía provocar en un humano, pero nunca lo había experimentado con mí sangre y debía de decir que era hasta divertido, tener a un cazador postrado con la única intención no de matarme, sino de devorarme.
No dejé que me llevara al orgasmo y lo aparté dando un tirón para apartarlo de mí cuerpo, aprovechando la fuerza que tenía sobre él lo alcé para ponerlo otra vez de pie y terminé por quitarle lo que le faltaba de ropa, dejándolo ahora a él contra el árbol, mordisqueando su cuello sin llegar a rasgar su piel en ningún momento pero haciendo que notara el tacto de mis colmillos sobre ella, como si fuera una advertencia de lo que pensaba hacerle. Su miembro estaba más que listo y preparado así que una vez desnudo di un pequeño salto para que me cogiera por la cintura, rodeando la suya con mis piernas, y yo misma hice que me penetrara sintiéndolo en mí interior. El contraste era más que notorio y evidente y me hizo soltar un jadeo por ello, sintiendo que abrasaba con su calidez.
-Veamos, humano, de lo que eres capaz de hacer y cómo me sorprendes –dije antes de llevar mis labios a su cuello y morderle, comenzando a succionar de nuevo su sangre esperando a ver su reacción y que es lo que hacía en ese preciso momento.
-Ya has tomado suficiente de mí sangre, ¿te has vuelto un adicto a ella? –Pregunté entre risas cortas sintiendo ahora sus manos que me despojaban de lo que quedaba de mí ropa, dejándome completamente desnuda frente a él quien ahora me contemplaba mirando mí cuerpo, no contestó a mí pregunta y volvió de nuevo a acortar la distancia para reclamar mis labios dejando que los suyos bajaran por mí cuello y llegaran hasta mis pechos, jugando con ellos, lamiéndolos, succionándolos, mordiendo estos mientras yo me dejaba hacer para que demostrarle cuán podía sorprenderme como había dicho. Su miembro rozándose contra mí sexo sin parar, incesante, jadeos leves que escapaban de mis labios y eché la cabeza hacia atrás cuando su otra mano bajó hasta mí sexo rozando esto, recorriéndolo para luego meter dos de sus dedos en mí interior, haciendo que elevara mí cadera por ello en respuesta. Jadeos roncos que escapaban de mis labios por sus atenciones hasta que sus labios me acallaron de nuevo, hasta que bajó por completo y su boca tomó mí sexo con algo de desesperación.
Podía notar su cuerpo ardiendo por completo contrastando con el mío, parecíamos hielo y fuego por las temperaturas de nuestros cuerpos, mis dedos fueron a enredarse en su pelo dejándome hacer mientras su lengua recorría mí sexo y jugaba conmigo como él quería. Ni siquiera había necesitado usar mí poder contra él, la sangre había hecho su efecto en él y ahora teníamos el resultado. Reí de forma entrecortada notando el placer que me otorgaba de esa manera moviendo mi cadera contra su lengua sintiendo el tronco del árbol contra la piel de mí espalda. Siempre había visto lo que la sangre de un vampiro podía provocar en un humano, pero nunca lo había experimentado con mí sangre y debía de decir que era hasta divertido, tener a un cazador postrado con la única intención no de matarme, sino de devorarme.
No dejé que me llevara al orgasmo y lo aparté dando un tirón para apartarlo de mí cuerpo, aprovechando la fuerza que tenía sobre él lo alcé para ponerlo otra vez de pie y terminé por quitarle lo que le faltaba de ropa, dejándolo ahora a él contra el árbol, mordisqueando su cuello sin llegar a rasgar su piel en ningún momento pero haciendo que notara el tacto de mis colmillos sobre ella, como si fuera una advertencia de lo que pensaba hacerle. Su miembro estaba más que listo y preparado así que una vez desnudo di un pequeño salto para que me cogiera por la cintura, rodeando la suya con mis piernas, y yo misma hice que me penetrara sintiéndolo en mí interior. El contraste era más que notorio y evidente y me hizo soltar un jadeo por ello, sintiendo que abrasaba con su calidez.
-Veamos, humano, de lo que eres capaz de hacer y cómo me sorprendes –dije antes de llevar mis labios a su cuello y morderle, comenzando a succionar de nuevo su sangre esperando a ver su reacción y que es lo que hacía en ese preciso momento.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Lo temido , podía haber sucedido. Acababa de hacerse adicto a la sangre de aquella inmortal y no solo eso, quería más. más de ese elixir que recorría sus venas proporcionándole una fuerza que desconocía límites. Necesitaba más de ella, hacía demasiado no estaba con una mujer y para qué negarlo, era muy atractiva, hermosa…capaz de volver loco a cualquiera.
Sus orbes azul cielo, se deleitaron en cada parte de su cuerpo, las yemas de sus dedos se hundieron en su piel, deleitándose en su aterciopelada piel. Sus temperaturas, chocaban al igual que sus cuerpos , buscándose irremediablemente. Ya no solo se trataba de la sangre de vampiro, el cazador se había vuelto loco por perderse en su piel… quería hacerle ver que no solo por el hecho de ser humano no era capaz de complacerla, lo haría.
Hundió los dedos en sus nalgas. Obligándola a moverse aún a su merced, apoyado en la corteza del árbol. No necesitaba estar apoyado para comenzar el baile, un baile demencial en el que los dos serían los protagonistas. Rió contra su boca al oírla jadear, su lengua cálida, delineó el contorno de sus labios, mordisqueando su labio inferior como si fuese él el ser de la noche, acechando a su presa.
Hizo que girasen para sin contemplación, impactase la espalda de la morena contra el árbol y moverse a su antojo. No podía parar, cada vez más rápido, como si de un demonio se tratase. Ella cada vez más fría y él…hervía. Con una de sus manos, tomó ambas muñecas para alzarlas sobre la cabeza de ella. Siseó para que no se le ocurriese moverse, dejó que cayese su cuerpo por su peso para girarla y entrar de golpe . sus caderas golpeaban su trasero con una fuerza desmedida… estaba tan ido que no podía controlarse.
Ambas manos tomaron sus caderas, obligándola a entrar y salir.. salió de ella para caer de rodillas y obligarle a abrir las piernas, su boca se adentró en su sexo, peligroso y tentador. Su lengua cálida jugaba dejando que se sentase sobre su rostro. Quería volverle loca, estallase y pidiese más. gruñó mordiendo su punto de placer, tirando de éste, volver a atacar con su lengua y sus dedos. No dejó de moverlos hasta que casi estuvo a punto de ello, volvió a entrar en ella, con más fuerza…incesante no le quedaba mucho para explotar.
Su cálido aliento, golpeó su cuello, mordiéndolo, riendo sobre su piel… estaba fuera de sí, sus caderas al igual, se movían con tanta fuerza que consiguió que el rostro de la joven quedase pegado al árbol, atacándolo con pequeños mordiscos, una de sus manos perdido e uno de sus pechos… estaba tan excitado que ahora sí parecía él la bestia.
Sus orbes azul cielo, se deleitaron en cada parte de su cuerpo, las yemas de sus dedos se hundieron en su piel, deleitándose en su aterciopelada piel. Sus temperaturas, chocaban al igual que sus cuerpos , buscándose irremediablemente. Ya no solo se trataba de la sangre de vampiro, el cazador se había vuelto loco por perderse en su piel… quería hacerle ver que no solo por el hecho de ser humano no era capaz de complacerla, lo haría.
Hundió los dedos en sus nalgas. Obligándola a moverse aún a su merced, apoyado en la corteza del árbol. No necesitaba estar apoyado para comenzar el baile, un baile demencial en el que los dos serían los protagonistas. Rió contra su boca al oírla jadear, su lengua cálida, delineó el contorno de sus labios, mordisqueando su labio inferior como si fuese él el ser de la noche, acechando a su presa.
Hizo que girasen para sin contemplación, impactase la espalda de la morena contra el árbol y moverse a su antojo. No podía parar, cada vez más rápido, como si de un demonio se tratase. Ella cada vez más fría y él…hervía. Con una de sus manos, tomó ambas muñecas para alzarlas sobre la cabeza de ella. Siseó para que no se le ocurriese moverse, dejó que cayese su cuerpo por su peso para girarla y entrar de golpe . sus caderas golpeaban su trasero con una fuerza desmedida… estaba tan ido que no podía controlarse.
Ambas manos tomaron sus caderas, obligándola a entrar y salir.. salió de ella para caer de rodillas y obligarle a abrir las piernas, su boca se adentró en su sexo, peligroso y tentador. Su lengua cálida jugaba dejando que se sentase sobre su rostro. Quería volverle loca, estallase y pidiese más. gruñó mordiendo su punto de placer, tirando de éste, volver a atacar con su lengua y sus dedos. No dejó de moverlos hasta que casi estuvo a punto de ello, volvió a entrar en ella, con más fuerza…incesante no le quedaba mucho para explotar.
Su cálido aliento, golpeó su cuello, mordiéndolo, riendo sobre su piel… estaba fuera de sí, sus caderas al igual, se movían con tanta fuerza que consiguió que el rostro de la joven quedase pegado al árbol, atacándolo con pequeños mordiscos, una de sus manos perdido e uno de sus pechos… estaba tan excitado que ahora sí parecía él la bestia.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Tenía al humano contra aquel tronco del árbol con su miembro en mi interior que podía notar el contraste entre lo fría que yo estaba, y cómo abrasaba él por dentro con su calidez. Mis colmillos habían ido a su cuello y lo había mordido bebiendo de su sangre mientras esperaba a que se moviera en mí interior, no me hizo esperar demasiado y comenzó a mover su cadera entrando y saliendo. Hundió sus dedos en la carne de mis nalgas apretándome contra él con fuerza, excitado hasta más no poder por lo que mi sangre le había provocado, hambriento de mí cuerpo… y nada me parecía más divertido que tener a un cazador que en vez de matarme, deseaba hundirse en mi interior y llevarme al orgasmo.
Separé mis labios de su cuello lamiendo las gotas de caían de la herida y jadeé al notar el ritmo que marcaba el cazador aumentando este de forma paulatina, subí mi rostro para verle y tenía una sonrisa ladeada en el rostro, su lengua lamió mi labio limpiando su propia sangre y clavé mis uñas en sus hombros ante tal acto para luego notar que volvía a morder mi labio inferior con fuerza hasta hacerme sangre, sangre que su lengua lamió en una barrida que dio… parecía una dicto a la sangre de vampiro, y es que sabía que cuando un humano la probaba aparte del placer que sentía excitándole hasta cotas insospechadas, les creaba adicción… y aquel cazador para su desgracia se estaba volviendo adicto a mi sangre. Un problema enorme para él.
En un cambio de acontecimientos se giró estampando mi espalda contra la pared teniendo ahora un mejor apoyo y comenzó a moverse con más rapidez, algo que me hizo soltar un jadeo. Cogió mis muñecas y las alzó con una de sus manos sobre mi cabeza, siseando, advirtiéndome que no quería que las moviera y yo las dejé quita, divertida, dejando que él hiciera a ver qué era lo que tenía para darme. Cada vez iba más y más deprisa, entrando con furia y fuerza en mí interior que lo notaba que ardía y abrasaba, mis piernas aferraban su cadera y él no dejaba de embestirme con rudeza, raudo, saliendo y entrando moviéndose a su antojo.
Dejó que mi cuerpo cayera soltando el agarre de mis piernas y en cuanto toqué el suelo, salió de mi interior, me giró para darle la espalda, y tan pronto como había salido entró de nuevo de una estocada, hasta el fondo, provocándome un gemido moviéndose como si estuviera completamente loco y yo me dejé hacer ante el placer que me provocaba. Salió de mi de nuevo y vi que se arrodillaba para separarme las piernas y hundir su cabeza en mi sexo, cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás y gemí moviendo mis caderas contra él que no me daba tregua.
Lamía, succionaba y mordía con fuerza el clítoris provocándome calambres placenteros por todo el cuerpo, sin dejar de mover mis caderas contra su boca, y pronto sus dedos se adentraron y arañé el tronco del árbol notando su lengua y sus dedos provocándome placer. Paró de nuevo y llevando sus manos a mi cadera volvió a embestirme otra vez, gemí por aquello notando que se movía como un loco, como un demonio poseído y yo gemía notando que mordisqueaba el cuello, su mano subió para coger uno de mis pechos y reí por aquello. Parecía que mi sangre le había vuelto completamente loco, y yo disfrutaba con ello y con el placer que me daba.
-Vamos humano… -dije con la respiración entrecortada notando como salía y entraba, como si fuera una bestia. La otra mano que él tenía libre la subí por mi cuerpo hasta que la llevé a mi cuello haciendo que lo rodeara, por más que apretara no iba a provocarme nada y el aire no lo necesitaba para vivir- muéstrame de lo que eres capaz –mis caderas se movían contra las suyas, buscándole en cada embestida notando que iba a alcanzar el orgasmo como siguiera de esa forma. Tiré la cabeza hacia atrás para darle mejor acceso a mi cuello y que pusiera apretar con fuerza y mi mano aferró su pelo notando que nada quedaba para llegar a correrme- no te contengas –lo miré de reojo aunque no lo estaba haciendo, pero quería saber qué podía hacer ahora que había bebido de mí sangre y que estaba a punto de llevarme al orgasmo.
Separé mis labios de su cuello lamiendo las gotas de caían de la herida y jadeé al notar el ritmo que marcaba el cazador aumentando este de forma paulatina, subí mi rostro para verle y tenía una sonrisa ladeada en el rostro, su lengua lamió mi labio limpiando su propia sangre y clavé mis uñas en sus hombros ante tal acto para luego notar que volvía a morder mi labio inferior con fuerza hasta hacerme sangre, sangre que su lengua lamió en una barrida que dio… parecía una dicto a la sangre de vampiro, y es que sabía que cuando un humano la probaba aparte del placer que sentía excitándole hasta cotas insospechadas, les creaba adicción… y aquel cazador para su desgracia se estaba volviendo adicto a mi sangre. Un problema enorme para él.
En un cambio de acontecimientos se giró estampando mi espalda contra la pared teniendo ahora un mejor apoyo y comenzó a moverse con más rapidez, algo que me hizo soltar un jadeo. Cogió mis muñecas y las alzó con una de sus manos sobre mi cabeza, siseando, advirtiéndome que no quería que las moviera y yo las dejé quita, divertida, dejando que él hiciera a ver qué era lo que tenía para darme. Cada vez iba más y más deprisa, entrando con furia y fuerza en mí interior que lo notaba que ardía y abrasaba, mis piernas aferraban su cadera y él no dejaba de embestirme con rudeza, raudo, saliendo y entrando moviéndose a su antojo.
Dejó que mi cuerpo cayera soltando el agarre de mis piernas y en cuanto toqué el suelo, salió de mi interior, me giró para darle la espalda, y tan pronto como había salido entró de nuevo de una estocada, hasta el fondo, provocándome un gemido moviéndose como si estuviera completamente loco y yo me dejé hacer ante el placer que me provocaba. Salió de mi de nuevo y vi que se arrodillaba para separarme las piernas y hundir su cabeza en mi sexo, cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás y gemí moviendo mis caderas contra él que no me daba tregua.
Lamía, succionaba y mordía con fuerza el clítoris provocándome calambres placenteros por todo el cuerpo, sin dejar de mover mis caderas contra su boca, y pronto sus dedos se adentraron y arañé el tronco del árbol notando su lengua y sus dedos provocándome placer. Paró de nuevo y llevando sus manos a mi cadera volvió a embestirme otra vez, gemí por aquello notando que se movía como un loco, como un demonio poseído y yo gemía notando que mordisqueaba el cuello, su mano subió para coger uno de mis pechos y reí por aquello. Parecía que mi sangre le había vuelto completamente loco, y yo disfrutaba con ello y con el placer que me daba.
-Vamos humano… -dije con la respiración entrecortada notando como salía y entraba, como si fuera una bestia. La otra mano que él tenía libre la subí por mi cuerpo hasta que la llevé a mi cuello haciendo que lo rodeara, por más que apretara no iba a provocarme nada y el aire no lo necesitaba para vivir- muéstrame de lo que eres capaz –mis caderas se movían contra las suyas, buscándole en cada embestida notando que iba a alcanzar el orgasmo como siguiera de esa forma. Tiré la cabeza hacia atrás para darle mejor acceso a mi cuello y que pusiera apretar con fuerza y mi mano aferró su pelo notando que nada quedaba para llegar a correrme- no te contengas –lo miré de reojo aunque no lo estaba haciendo, pero quería saber qué podía hacer ahora que había bebido de mí sangre y que estaba a punto de llevarme al orgasmo.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Jamás sentí algo parecido. El poder de su sangre me recorrió cada vena de mi cuerpo. Era hermosa, a decir verdad, hacía demasiado no estaba con una mujer y aquel demonio me llevó al mismo abismo de su propia mano. Me dejé llevar sin contemplaciones y caí rendido a sus encantos, deseando hundirme en ella y no pensar en otra cosa que el placer, la pasión y el deseo. Mis orbes azules se volvieron más oscuras de lo que solían ser, mis gruñidos y jadeos se sumaron a mis movimientos demenciales, no era dueño de mí.
Me moví como el demonio que era en realidad, esa mujer sacó esa parte de mí que nadie conocía y aún desconocía. Rugí preso de la rabia, del deseo, solo quería más y más, ella me lo daba y yo…se lo recompensaba con movimientos más rudos, dejando que mi miembro entrase hasta el fondo, nos perdiésemos por ese instante en el otro, en el sexo salvaje que nos alejaba de quiénes éramos. Daba igual si éramos o no enemigos, no dejábamos de buscarnos aunque lo negásemos mil veces.
Me desafió tomándome de la mano y llevarla a su cuello, el cual rodeé y ejercí presión, podía sentir a mi tacto el gélido de su piel en la que me perdí. Colisioné nuestros labios, sedientos de venganza, deseo… mordí su boca, jugué con su lengua sin poder parar de jadear. Me faltaba el aire pero no importaba, seguí moviéndome hasta que no pude más. la mano libre, la alcé por las nalgas, con rudeza, oía su espalda chocar violentamente contra el árbol y eso me provocó una sonrisa maliciosa… una que llegó tras alcanzar mi orgasmo.
Apreté tanto su cuello como sus nalgas, pegando mi torso contra sus endurecidos pechos, los cuales tomé mientras seguía moviéndome , dando las últimas estocadas a aquel encuentro imposible de imaginar por mi parte. Era un cazador y él el enemigo a abatir pero en ese momento no me importó. Intenté coger aire, no podía más… la adrenalina se apagó en cuanto aquel orgasmo me recorrió de la cabeza a los pies, uno tan intenso que duró un par de minutos más.
Caí sobre su cuerpo, apresándola, mis brazos hicieron de su cárcel, una cárcel inútil. Sonreí contra sus labios , la vista se me emborronaba… estaba agotado, el frenesí se me apagaba. Podía ser el final de mi existencia pero ¿Acaso me importaba cuando sentí tal cosa? Fui a decir una palabra cuando… mi cuerpo cayó sobre el suyo, inconsciente… a su merced, como en todo la noche había sido. Intenté estar a su altura, hacerle pasar un buen rato , desnudo, abrazado a ella… mi reputación estaba más que manchada pero..no, no me importaba absolutamente nada.
Vivía al límite y esa noche hice justo eso…la dama de cabello azabache, me enseñó en primera persona lo que era viajar al infierno de su mano.
Me moví como el demonio que era en realidad, esa mujer sacó esa parte de mí que nadie conocía y aún desconocía. Rugí preso de la rabia, del deseo, solo quería más y más, ella me lo daba y yo…se lo recompensaba con movimientos más rudos, dejando que mi miembro entrase hasta el fondo, nos perdiésemos por ese instante en el otro, en el sexo salvaje que nos alejaba de quiénes éramos. Daba igual si éramos o no enemigos, no dejábamos de buscarnos aunque lo negásemos mil veces.
Me desafió tomándome de la mano y llevarla a su cuello, el cual rodeé y ejercí presión, podía sentir a mi tacto el gélido de su piel en la que me perdí. Colisioné nuestros labios, sedientos de venganza, deseo… mordí su boca, jugué con su lengua sin poder parar de jadear. Me faltaba el aire pero no importaba, seguí moviéndome hasta que no pude más. la mano libre, la alcé por las nalgas, con rudeza, oía su espalda chocar violentamente contra el árbol y eso me provocó una sonrisa maliciosa… una que llegó tras alcanzar mi orgasmo.
Apreté tanto su cuello como sus nalgas, pegando mi torso contra sus endurecidos pechos, los cuales tomé mientras seguía moviéndome , dando las últimas estocadas a aquel encuentro imposible de imaginar por mi parte. Era un cazador y él el enemigo a abatir pero en ese momento no me importó. Intenté coger aire, no podía más… la adrenalina se apagó en cuanto aquel orgasmo me recorrió de la cabeza a los pies, uno tan intenso que duró un par de minutos más.
Caí sobre su cuerpo, apresándola, mis brazos hicieron de su cárcel, una cárcel inútil. Sonreí contra sus labios , la vista se me emborronaba… estaba agotado, el frenesí se me apagaba. Podía ser el final de mi existencia pero ¿Acaso me importaba cuando sentí tal cosa? Fui a decir una palabra cuando… mi cuerpo cayó sobre el suyo, inconsciente… a su merced, como en todo la noche había sido. Intenté estar a su altura, hacerle pasar un buen rato , desnudo, abrazado a ella… mi reputación estaba más que manchada pero..no, no me importaba absolutamente nada.
Vivía al límite y esa noche hice justo eso…la dama de cabello azabache, me enseñó en primera persona lo que era viajar al infierno de su mano.
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
Era extraño que a esas alturas no estuviera el cazador muerto, por lo general otro estaría agonizando de una manera diferente a como lo estaba haciendo él... sin embargo me había encontrado esa noche con que me había resultado divertido darle de beber de mi sangre, no a un humano normal y corriente, sino a un cazador, a esos mismos que habían jurado perseguirnos y matarnos, los mismos que se entrenaban y daban su vida saliendo cada noche para creerse el depredador de la noche cuando había otro depredador mucho más ágil, rápido y grande por encima que los convertía en la presa, en una presa divertida. No mentiría si dijera que me gustaba jugar con la presa, acecharla, perseguirla, cercarla y luego lentamente matarla... sin embargo el humano había abierto una puerta nueva y había acabado dándole algo de mí sangre. Era la primera vez, y la única, que un humano bebería de mi sangre porque yo así lo quería, sabía lo que esta provocaba en ellos volviéndolos unos adictos, unos rasgos que parecía comenzar a ver en él porque buscaba morderme, hacerme sangre para beber más de ese carmesí elixir adictivo, uno que bien le podría convertir en un esclavo de sangre de seguir tomando más aunque fuera en pequeñas dosis, pero ¿no sería eso demasiado irónico y cómico? Un cazador cazado por una vampira, convertido en un adicto a la sangre... sería sin duda alguna maravilloso, casi como una venganza poética.
No sabía cuánta sangre había bebido esa noche pero no había sido mucha, aunque lo intentaba y buscaba por más yo no lo dejaba, eso le había llevado a ese estado de euforia que ahora le recorría el cuerpo, que lo hacía dependiente de alguna forma de mí y que lo llevaba a moverse por lo que el chute de mi sangre le provocaba. Mi espalda estaba contra el tronco de aquel árbol, el humano en mi interior moviéndose en respuesta a la sangre que le hervía por dentro, bullendo en sus venas haciendo que el vampiro actuara de esa forma, mi risa sonó en el lugar aunque fue amortiguada por un jadeo que escapó de mis labios cuando al pedirle que no se contuviera comenzó a moverse más duro, más raudo y más fuerte como si mi sangre lo poseyera y tomara el control. Había llevado una de sus manos a mi cuello para ver hasta dónde llegaba el efecto de mi sangre, por mucho que apretara e incluso con el éxtasis de mi sangre en su organismo jamás sería capaz de hacerme daño y yo no necesitaba el aire para vivir. Su mano se cernió en mi cuello, apretó con fuerza y se ancló mientras se sacudía en mi interior de forma endemoniada, poseído y perdiendo el control de su cuerpo mientras se dejaba llevar por el placer que a ambos nos recorría.
Tiró de mi cuello pegándome más al árbol y sus labios me buscaron, su lengua buscó la mía entre gruñidos y mordiscos como si buscara también más de la sangre que recorrían mis venas. No cesaba de moverse ni dejaba de besarme, enardecido, encendido como si algo le abrasara por dentro y fuera incapaz de parar. Su otra mano me alzó por las nalgas y reí en el beso dejándolo hacer puesto que quería ver qué era lo que podía hacer en ese estado, hasta donde llegaba el efecto. El placer poco a poco se iba extendiendo por mi cuerpo y moví mis caderas contra él en cada embestida ruda que me daba, su boca bajó hasta mi pecho sin soltarme hasta que finalmente tras un par de embestidas más fuertes acabó por alcanzar el orgasmo, pero aun así se movió en mi interior un par de veces hasta que yo también lo alcancé. Su cuerpo se pegó al mío por completo sin soltarme en ningún momento pegando todo su cuerpo al mío, notaba su pecho subir y bajar de forma errática, su respiración daba contra mis labios y notaba que poco a poco perdía las fuerzas, como si la adrenalina abandonara su cuerpo tras haber llegado a la cúspide del placer.
Su cuerpo fue cediendo mientras yo lo observaba, podía oír su corazón bombear con fuerza mandando sangre a todo su cuerpo, me mordí el labio por ello apoyándome en el suelo notando que él quedaba cedido contra mi cuerpo sin ser capaz de sostenerse y sonreí de lado, el efecto pasaba y tal y como había llegado en forma de subida ahora le tocaba la bajada. Su orgasmo se prolongó algo más de lo normal y finalmente se apoyó totalmente contra mi cuerpo, sonrió contra mis labios y cuando fue a decir algo cayó desplomado, cansado, agotado e inconsciente. Mis brazos lo rodearon notando que estaba inconsciente y me agaché para dejarlo tumbado sobre la hierba de aquel lugar. Ahora tumbado podía ver que su respiración era algo más pausada, le concedería que había aguantado mucho más que cualquier otro y dejé que descansara mientras yo me iba poniendo la ropa que quedaba esparcida por el lugar, pensando en que era la primera vez que hacía aquello con un enemigo en vez de matarlo. Volví a su lado y me senté observándolo, mis dedos se deslizaron por su pecho hasta que dejé la mano sobre su corazón, bajo mi palma notaba los latidos de su corazón y cerré los ojos. Hacía demasiado tiempo que no sabía lo que era sentir latido alguno, al final acababas por acostumbrarte pero siempre era extraño.
Lamí mis labios al notar la sangre fluir bajo mi palma, después de haber peleado con él y haber interrumpido mi cena, después de haberle dado de mi sangre ahora la que tenía hambre era yo. Así que sin pensarlo demasiado tomé su brazo y llevé su muñeca a mis labios para hundir mis colmillos en su carne, la sangre brotó y bebí lo justo y necesario. Su cuerpo se movió en respuesta por el mordisco y separé su muñeca de mis labios, lamiendo la sangre que manaba de las heridas cuando sus ojos azules se clavaron en los míos, aunque no dijo nada por haber bebido de él y la verdad es que parecía seguir agotado como para decir algo en esos momentos. Solté su brazo que cayó sobre la hierba y sonreí de lado lamiendo mis labios limpiando los restos de su sangre, enarqué una ceja cuando me miró de esa forma como si no le gustara lo que había hecho.
-No puedes quejarte Sean, tú has bebido de la mía –le recordé con una sonrisa ladeada, esperaba que no se hubiera vuelto un adicto ni que necesitara de nuevo ese subidón y colocón que proporcionaba nuestra sangre y nuestro mordisco- me temo que esta noche tenemos que dejarlo en tablas, cazador, puesto que ninguno de los ni ha perdido... ni ha ganado –ladeé un poco la cabeza, poco más quedaba de ese inesperado encuentro porque el sol saldría pronto y no pensaba quedarme para contemplar el amanecer.
No sabía cuánta sangre había bebido esa noche pero no había sido mucha, aunque lo intentaba y buscaba por más yo no lo dejaba, eso le había llevado a ese estado de euforia que ahora le recorría el cuerpo, que lo hacía dependiente de alguna forma de mí y que lo llevaba a moverse por lo que el chute de mi sangre le provocaba. Mi espalda estaba contra el tronco de aquel árbol, el humano en mi interior moviéndose en respuesta a la sangre que le hervía por dentro, bullendo en sus venas haciendo que el vampiro actuara de esa forma, mi risa sonó en el lugar aunque fue amortiguada por un jadeo que escapó de mis labios cuando al pedirle que no se contuviera comenzó a moverse más duro, más raudo y más fuerte como si mi sangre lo poseyera y tomara el control. Había llevado una de sus manos a mi cuello para ver hasta dónde llegaba el efecto de mi sangre, por mucho que apretara e incluso con el éxtasis de mi sangre en su organismo jamás sería capaz de hacerme daño y yo no necesitaba el aire para vivir. Su mano se cernió en mi cuello, apretó con fuerza y se ancló mientras se sacudía en mi interior de forma endemoniada, poseído y perdiendo el control de su cuerpo mientras se dejaba llevar por el placer que a ambos nos recorría.
Tiró de mi cuello pegándome más al árbol y sus labios me buscaron, su lengua buscó la mía entre gruñidos y mordiscos como si buscara también más de la sangre que recorrían mis venas. No cesaba de moverse ni dejaba de besarme, enardecido, encendido como si algo le abrasara por dentro y fuera incapaz de parar. Su otra mano me alzó por las nalgas y reí en el beso dejándolo hacer puesto que quería ver qué era lo que podía hacer en ese estado, hasta donde llegaba el efecto. El placer poco a poco se iba extendiendo por mi cuerpo y moví mis caderas contra él en cada embestida ruda que me daba, su boca bajó hasta mi pecho sin soltarme hasta que finalmente tras un par de embestidas más fuertes acabó por alcanzar el orgasmo, pero aun así se movió en mi interior un par de veces hasta que yo también lo alcancé. Su cuerpo se pegó al mío por completo sin soltarme en ningún momento pegando todo su cuerpo al mío, notaba su pecho subir y bajar de forma errática, su respiración daba contra mis labios y notaba que poco a poco perdía las fuerzas, como si la adrenalina abandonara su cuerpo tras haber llegado a la cúspide del placer.
Su cuerpo fue cediendo mientras yo lo observaba, podía oír su corazón bombear con fuerza mandando sangre a todo su cuerpo, me mordí el labio por ello apoyándome en el suelo notando que él quedaba cedido contra mi cuerpo sin ser capaz de sostenerse y sonreí de lado, el efecto pasaba y tal y como había llegado en forma de subida ahora le tocaba la bajada. Su orgasmo se prolongó algo más de lo normal y finalmente se apoyó totalmente contra mi cuerpo, sonrió contra mis labios y cuando fue a decir algo cayó desplomado, cansado, agotado e inconsciente. Mis brazos lo rodearon notando que estaba inconsciente y me agaché para dejarlo tumbado sobre la hierba de aquel lugar. Ahora tumbado podía ver que su respiración era algo más pausada, le concedería que había aguantado mucho más que cualquier otro y dejé que descansara mientras yo me iba poniendo la ropa que quedaba esparcida por el lugar, pensando en que era la primera vez que hacía aquello con un enemigo en vez de matarlo. Volví a su lado y me senté observándolo, mis dedos se deslizaron por su pecho hasta que dejé la mano sobre su corazón, bajo mi palma notaba los latidos de su corazón y cerré los ojos. Hacía demasiado tiempo que no sabía lo que era sentir latido alguno, al final acababas por acostumbrarte pero siempre era extraño.
Lamí mis labios al notar la sangre fluir bajo mi palma, después de haber peleado con él y haber interrumpido mi cena, después de haberle dado de mi sangre ahora la que tenía hambre era yo. Así que sin pensarlo demasiado tomé su brazo y llevé su muñeca a mis labios para hundir mis colmillos en su carne, la sangre brotó y bebí lo justo y necesario. Su cuerpo se movió en respuesta por el mordisco y separé su muñeca de mis labios, lamiendo la sangre que manaba de las heridas cuando sus ojos azules se clavaron en los míos, aunque no dijo nada por haber bebido de él y la verdad es que parecía seguir agotado como para decir algo en esos momentos. Solté su brazo que cayó sobre la hierba y sonreí de lado lamiendo mis labios limpiando los restos de su sangre, enarqué una ceja cuando me miró de esa forma como si no le gustara lo que había hecho.
-No puedes quejarte Sean, tú has bebido de la mía –le recordé con una sonrisa ladeada, esperaba que no se hubiera vuelto un adicto ni que necesitara de nuevo ese subidón y colocón que proporcionaba nuestra sangre y nuestro mordisco- me temo que esta noche tenemos que dejarlo en tablas, cazador, puesto que ninguno de los ni ha perdido... ni ha ganado –ladeé un poco la cabeza, poco más quedaba de ese inesperado encuentro porque el sol saldría pronto y no pensaba quedarme para contemplar el amanecer.
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Re: The Night Of The Hunter ~ Privado [+18]
La noche había sido de lo más intensa, a decir verdad...la más intensa de toda mi vida. Débil pero completamente satisfecho, caí al suelo...mi lecho por esa noche y unas horas. Descansé como nunca, en toda mi vida había podido dormir de un tirón y esa noche lo hice. El peligro, quedó a un lado... la sangre de aquel ser de la noche seguía en mi organismo impidiéndome morir. La fuerza que me regaló se disipó por el acto y poco a poco todo volvía a su ser.
Iba a tardar semanas en curar las heridas y huesos rotos, al menos tenía un par de costillas y la muñeca lastimada. Poco para lo que el encuentro me había ofrecido. Apenas podía abrir los ojos, un quejido salió de mis labios, apreté los labios para acallarlo. Mis dedos se enredaron en la hierba, intentando tomar impulso y levantarme... sentía, aquella presión en mi muñeca sana... lo que me provocó un gemido. Mordisco, ella aún seguía allí.
-Maldita seas -la contemplé bebiendo de mi sangre renovada, ya pura y limpia de su esencia. Estaba completamente expuesto, podía acabar conmigo pero no lo hacía... para ella me veía como su juguete al que mangonear a su gusto. Sonreí, altivo y arrogante...aún en mi estado. No me achantaba, no le temía y eso pudo leerlo en mis ojos azules, ese brillo que no perdería jamás... no solo era fuerte física si no también mentalmente...me mentalicé que si era débil, no dudaría ni un minuto en pie.
-En tablas...me parece bien. Apuras mucho la noche, ya se ven los primeros rayos de sol. Sol...-entrecerré los ojos, su imagen ante mí...completamente desnuda me resultó de lo más excitante, me relamí inconscientemente... había sido increíble, no lo negaba -No tengo nada en tu contra, ha sido un empate...así que te reto a un nuevo encuentro, quién sabe quien termine bebiendo del otro...sea yo y no tú -reí por lo bajo, risa que se transformó en una tos que me quemó los pulmones, iba a costarme levantarme.
-Buenas noches, sol -ironía en mis palabras, no sabía su nombre pero estuve a punto de averiguarlo sin decírmelo... -Hasta nuestro próximo encuentro...
intenté verla marchar pero el cansancio me pudo, el que hubiese bebido de mí... no fue algo que me diese fuerzas precisamente...si no que me las arreataba.
Iba a tardar semanas en curar las heridas y huesos rotos, al menos tenía un par de costillas y la muñeca lastimada. Poco para lo que el encuentro me había ofrecido. Apenas podía abrir los ojos, un quejido salió de mis labios, apreté los labios para acallarlo. Mis dedos se enredaron en la hierba, intentando tomar impulso y levantarme... sentía, aquella presión en mi muñeca sana... lo que me provocó un gemido. Mordisco, ella aún seguía allí.
-Maldita seas -la contemplé bebiendo de mi sangre renovada, ya pura y limpia de su esencia. Estaba completamente expuesto, podía acabar conmigo pero no lo hacía... para ella me veía como su juguete al que mangonear a su gusto. Sonreí, altivo y arrogante...aún en mi estado. No me achantaba, no le temía y eso pudo leerlo en mis ojos azules, ese brillo que no perdería jamás... no solo era fuerte física si no también mentalmente...me mentalicé que si era débil, no dudaría ni un minuto en pie.
-En tablas...me parece bien. Apuras mucho la noche, ya se ven los primeros rayos de sol. Sol...-entrecerré los ojos, su imagen ante mí...completamente desnuda me resultó de lo más excitante, me relamí inconscientemente... había sido increíble, no lo negaba -No tengo nada en tu contra, ha sido un empate...así que te reto a un nuevo encuentro, quién sabe quien termine bebiendo del otro...sea yo y no tú -reí por lo bajo, risa que se transformó en una tos que me quemó los pulmones, iba a costarme levantarme.
-Buenas noches, sol -ironía en mis palabras, no sabía su nombre pero estuve a punto de averiguarlo sin decírmelo... -Hasta nuestro próximo encuentro...
intenté verla marchar pero el cansancio me pudo, el que hubiese bebido de mí... no fue algo que me diese fuerzas precisamente...si no que me las arreataba.
Jensen- Cazador Clase Alta
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