Miradas de Fuego {Libre}

por **Emil Ivanov** Mar Jul 12, 2016 10:49 pm

El sol va tomando posesión, entre los bosques están algunos inquisidores, unos heridos y otros concadenas de platas atando a una persona en el centro donde cuerpos sin gota de sangre yacen en el suelo, el amanecer está llegando lento y se apresuran a su cometido, uno de los inquisidores, el líder del grupo mira a uno de sus soldados exigiéndole que se quede y se cerciore que el trabajo sea finalizado a su cabalidad, para que ningún secuaz del vampiro a redimir lo salve, el hombre acepta su nueva tarea, lleva sin dormir toda la noche pero lo acepta gustoso; sus colegas se marchan dejándolo con la tarea de sepultar cuerpos decapitados y de esperar por la ejecución de aquel que solo se ríe y lo maldice en todas las lenguas posibles

El sol se va alzando poco a poco hasta que el infeliz atado empieza a arder lentamente, el fuego lo consume por completo hasta quedar carbonizado –Que dios se apiade de tu alma pecadora- realiza una seña, se santigua y comienza a rezar por la salvación de aquel que dieron redención por sus pecados.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

Se santigua en la santa cruz para dar sepultura, pero no era cristiana y no era en tierra santa, un cementerio, era en el bosque, y lo hacían con el fin de que su cuerpo no fuera encontrado y no tomaran venganza y más que nada era para que nadie supiera de él, borraban todo rastro de aquel hombre que una vez fue hombre y solo quede con el saber de qué “lucho por su vida”

Al terminar su tarea deja todo como si no hubiera ocurrido una masacre para alejarse del lugar hasta que un ruido hace que tome su arma de fuego, pensando que se trataba de alguna bestia cambiante que era aliado de aquel que dieron fin los inquisidores –muéstrate por tu voluntad o haré que lo hagas por la fuerza- amenaza sin importarle si es hombre o mujer, o una bella mujer que sería su perdición.

por **Yoltic** Miér Ago 10, 2016 11:18 pm

Sus salidas se habían dedicado con entereza a visitar los bosques, deambular por ellos, reconectarse con la naturaleza, volver a fundirse con sus antepasados. Aunque esos bosques no eran los suyos, a pesar de que sus dioses se encontraban muy lejos, sin importar que fuera un extraño entre la fauna y la flora; todo se reducía a sentir nostalgia por un pasado que casi no recordaba ni deseaba.

Casi siempre salía de su hogar antes de que su amo pudiera llegar a visitarlos, sabía que ninguno de ellos se necesitaba demasiado en esas épocas tranquilas, tampoco quería preocuparlo en demasía cuando salía. Sus pequeños problemas causaban que su amo se llegará a preocupar por él y no quería que eso sucediera, él podía cuidarse solo y debía demostrarlo. Avisaba a dónde se dirigía pero nunca avisaba cuando iría a regresar y es por eso que había días en los que terminaba por pasar la noche caminando por los alrededores.

Ese día debió haberse mantenido en la mansión de su amo y lo supo cuando de pronto el sonido de una batalla se hizo presente a su alrededor. Había logrado mantenerse escondido en los inicios y poco supo del por qué había una batalla. En un momento se dijo que debía de marcharse de ahí, alejarse tanto como pudiera y no verse involucrado en todo el problema pero dentro de él algo le impedía moverse; sus pies se mantenían fijos en el suelo, su oídos captaban toda acción, su mirada se concentraba en las estrellas.

El paso del tiempo era curioso para él ahora que conocía los secretos que se ocultaban en la vida. Mientras veía las estrellas ir desapareciendo con lentitud, sus oídos captaban el sonido de algo que parecía llevar ya bastantes horas. Le parecía injusto que su amo fuera el único que pudiera gozar de una vida larga, él quería estar a su lado por siempre, deseaba acompañarlo a todos lados, pero no deseaba morir como aquellos que fallecían en un campo de batalla. El repentino silencio y los indicios del amanecer le indicaron que sería momento de marcharse, buscar el refugio del hogar, alejarse de todo problema.

Con la mayor precaución se movió con lentitud y comenzó a caminar, pero el bosque lo traicionó y con ello se reveló su presencia. -Ahmo niquita atē*- dijo en su lengua nativa, alzando las manos y mostrándose frente a aquel hombre que le apuntaba con el arma. Esperaba que de alguna forma su contrario fuera piadoso con algún extranjero.

Spoiler:

por **Emil Ivanov** Vie Ago 12, 2016 10:26 pm

El viento rugiendo cual fulgor de armas en plena batalla, así de fuerte y peligroso estaba en la fría noche que entre aquellos árboles los miles de peligros acechan y si no se está preparado para enfrentarlos se morirá a manos de ellos, por suerte para Emil aquello no pasaría más que solo como una presunción porque estaba armado hasta los dientes con una pistola de doble cañon con balas de plata santificadas, una cuchilla bañada en agua bendita con filo de plata y a sus pies estaba una ballesta eso sin contar que en su zurda colgaba un rosario de cuentas rojas, denominado el rosario de la preciosísima sangre.

Y ahí estaba aquel hombre que rezaba besando el crucifijo de su rosario, apuntando el arma hacia los arbustos y grandes árboles que erigen altivos en medio del bosque, hasta que el silencio se rompió y una voz se dejó escuchar fuerte y claro, aunque para aquel que apuntaba el dialecto usado no le quedaba de todo claro. Emil sabía que aquel que ha contestado podría ser aliado de quien fue justiciado por lo tanto la cautela era más de lo que correspondía habitualmente –Di tu lugar de origen, me entiendes ¿verdad? O de lo contrario una flecha atravesará tu cráneo– cuestionó algo serio, guardó silencio unos momentos justo cuando el gatillo del arma se soltó enfundándola en su cinto para tomar la cuchilla resguardándola contra su brazo mirando a quien se presentaba, calculando sus pasos.

Emil sabía que no debía confiar de un extraño y más cuando son extranjeros, porque nunca se sabe si vienen con intenciones hostiles o solo curiosas por eso llevaba el ceño fruncido para no dar pie al enemigo.

por **Yoltic** Sáb Sep 17, 2016 11:46 pm

El instinto de supervivencia que había desarrollado en las calles le llevo a analizar por completo a su adversario. "Nunca le robes a alguien que es más grande que tú y más rápido", esas habían sido las palabras que le habían enseñado la primera vez que robo comida, y la lección no fue tan placentera; podría salir corriendo pero parecía ser un experto en usar esa pistola, podría intentar esconderse de nuevo pero consideraba que la ballesta y la cuchilla serían adversarios complicados. Pero sus ojos fueron más allá del hombre y se posaron en los cadáveres, no sintió ni tristeza ni compasión por esos pobres que habían caído en las manos de la desgracia y el infortunio.

Pelear no podía ser una buena idea, nunca lo era, mucho menos si se trataba de inquisidor. No quería causarle más problemas a su amo, no quería depender tanto de él, deseaba no ser una carga. Pero ahí estaba de nuevo, en problemas.

-Zan tepitzin. Nehuatl notoca Yoltic- dijo queriendo seguir con la farsa de no entender del todo y ser un simple extranjero. Era su mejor defensa, aunque el otro no pareciera creerlo. -Ye nicnequi niaz- empezó a bajar los brazos con lentitud, no queriendo espantar al otro con un movimiento repentino y que terminará cumpliendo su advertencia de atravesarle con una flecha. -Mixpantzinco ¿Huel nonyaz nochan?-

Su mirada regreso al inquisidor y volvió a preguntarse sobre su siguiente movimiento. Lo habían descubierto ya pero qué era mejor ¿huir o pelear? Tenía unas cuantas ventajas siendo esclavo de sangre, pero el otro tenía una formación dura por su trabajo así que podría decirse que se encontraban en el mismo nivel. ¿Pero huir a dónde y cómo? Si lo vigilaba como un halcón no podría moverse, necesitaba una pequeña distracción, algo que le diera una oportunidad de al menos tres segundos para escapar. Aunque también podría convencerlo de que no diría nada... Una idea estúpida.

-Vengo de Tenochtitlan- dijo usando su francés malo, y ese no lo mentía pues desde que había llegado, y a pesar de todos los años, no lograba manejarlo bien. -Déjeme marcharme- pidió usando un tono neutro, ni siquiera parecía preocupado por irse o por quedarse. Sabía que el otro no lo dejaría irse tan fácil, así como sabía que vería que estaba mintiendo en parte. Había dejado su hogar de origen hacía ya muchos años y no había regresado ahí desde que su amo lo adoptara.

Spoiler:

por **Emil Ivanov** Dom Sep 25, 2016 8:30 pm

Las palabras de aquel hombre no eran comprensibles al oído del inquisidor que solo apuntó con más tino aquella ballesta teniendo en la mira la frente del hombre. El silencio se vio interrumpido por los pequeños animales que a aquellas horas estaban deambulando en aquel bosque; debía darse prisa o de lo contrario podría llevarse un castigo por demorar en el entierro de aquel quien fue en vida, pero aún quedaba un punto que arreglar.

Chasqueo su lengua al ver que no podría comunicarse con el joven y casi a punto de bajar su amar este contesto en un pésimo y casi inentendible francés su precedencia, ello lo llevó a que con mayor ímpetu apuntara contra el joven esta vez con la mira en su corazón –Tu francés es pésimo y con el que hayas respondido diciendo un lugar me da a entender que comprendes muy bien lo que digo, así que tú puedes estar ocultándote tras tu lengua materna– apunta al joven indicándole con la ballesta que mantenga sus manos hacia arriba –¿Acaso sabes lo que se le hace a gente que miente de aquella manera?– suspira acercándose a la espalda del joven –Les cortan sus lenguas mientras los encierran a que sean quemados vivos dentro del vientre de un animal, para que así aprendan a no decir mentiras, jamás– la punta de aquella flecha toca la nuca del joven, tan fría y de punta de plata.

El aleteo de las aves era todo lo que se oía ahora, aves que buscaban algo que comer –¿Qué estás haciendo aquí? Y es mejor que uses tu pésimo francés y no trates de mentirme o de lo contrario te llevaré encerrado para que seas interrogado por uno de mis colegas, ya que al parecer has visto demasiado– una sonrisa suelta pero era cargada con toda su ira por ser interrumpido y más que nada de la desconfianza que le originan las personas, y más si se ven sospechosas.

por **Yoltic** Miér Nov 09, 2016 10:41 pm

Su mirada se posó de pronto en aquel cuerpo inerte, preguntándose si era alguien conocido para su amo, si habría forma de reconocerlo y averiguar si tendría salvación. Tampoco le removía la conciencia que se encontrará muerto ya, no era su asunto ni de su interés, pero de alguna forma ahora tenía la pequeña duda sobre lo que podría suceder con ellos después de la muerte. Tendría que conversar con su amo, aunque lo más probable era que se negara a decirle del tema, o que se sintiera amenazado.

Pero el tema tuvo que quedar pendiente en su mente cuando sintió la presión contra su pecho, lo que provocó que alzara una ceja y mirará con incredulidad al otro humano, ya lo había estado a punto de liberar y ahora ¿volvía a amenazarlo? ¡Qué falta de respeto! La desconfianza era algo normal pero que volviera a tratarlo con tanta agresividad le producía molestias. Sobre todo con aquel comentario. -No nací aquí, manejar 3 idiomas y estar aprendiendo el cuarto no es algo sencillo. Además su lengua es pésima, tantas letras y no se pronuncia ninguna de ellas- con molestias vuelve a alzar los brazos y suspira molesto, su paciencia iba disminuyendo con rapidez, seguro que en cualquier momento hacia una estupidez. -Tus amenazas no me espantan, inquisidor. Puedes llevarme con quien quieras y pueden hacerme lo que quieran, pero deberán pagar muy alto las consecuencias de sus actos. Y no lo digo por aquellos demonios que han caído ya, es muy probable que a ellos los olviden con facilidad y rapidez. Pero ninguno de ustedes estará a salvo ni en la muerte si deciden dejarme en el mismo estado-

Su arrogancia colmo su paciencia y entonces se movió rápido y preciso. Lanzó un golpe con el codo hacia el estómago de su oponente, giro el cuerpo cuando se dio el movimiento de protección, tomó la mano que poseía la ballesta y la apunto al cielo, y saco una pequeña navaja de su cintura y la colocó sobre el cuello de aquel hombre. -Estaba caminando, muy feliz y muy tranquilo. Regresaba a mi casa pues las bestias habitan estos bosques y eso es peligroso para mí. Paseo todas las tardes y busco algo interesante para que mi amo pueda entretenerse. Ustedes y su estúpida disputa son los que han venido a interrumpir mi espacio, poco o nada me interesa quiénes sean ustedes y quiénes hayan sido aquellos pobres imbéciles, o el porqué se comportan como salvajes. Así que me iré a mi hogar, y ni tú ni ninguno de tus amigos vendrá a perseguirme.-

por **Nigel Quartermane** Miér Nov 09, 2016 10:41 pm

El miembro 'Yoltic' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Peleas Clandestinas' :
Miradas de Fuego {Libre} JQ6TPqD

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#2 'Probabilidad' :
Miradas de Fuego {Libre} 7LZHByg

por **Emil Ivanov** Vie Nov 25, 2016 9:44 pm

Un golpe en su anatomía, pero no era lo único que recibió sino también en palabras que solo lograron arrancar una sonrisa en aquel rostro junto al dolor y agonía que iba creciendo al ver su templo siendo profanado por un hereje de aquellos que se han condenado a las llamas del infierno por voluntad propia; sus manos trataron de amortiguar un poco aquella sensación que solo acrecía, se inclinó un poco mirando a los ojos a aquel sujeto sonriéndole.

La flecha sale disparada con violencia hacia uno de los árboles para terminar en el suelo, antes de poder incorporarse del todo el filo de una navaja es quien le recibe arrancando la satisfacción en el rostro del inquisidor ¿Cuántas veces han tenido el coraje para golpearlo? Ni una sola vez el recordaba que algún ser de esos tuviera las agallas para enfrentar así a alguien como él. Soltó un bufido mezclado con una sonrisa, sus brazos los dejó a los costados y sus ojos cerrados; confianza era lo que tenía en aquel preciso momento; tiró su cabeza hacia atrás golpeando el rostro del hombre con fuerza, un dolor punzante tenía en aquel lugar pero no le importó, tomó con fuerza la muñeca amenazante haciéndose un corte con el cuchillo de este en el cuello tomándolo del brazo e inclinándose hacia adelante lo arrojó un poco lejos. Sabía que aquel hombre no recibiría mucho daño como él, pero bastaba para al menos tener su vida peligrando –Crees que le mencionar a tu dueño o amo hará algo de diferencia. Tu eres de lo peor y aunque aún no tengo la orden de llevarte te pondré en la lista para revisar tu caso y en caso de que sea favorable toda la inquisición estará sobre ti y tu demonio asesino, para terminar así como ese hereje– sangre sentía que corría por su cabeza y algo de su cuello –Lindas amenazas pero eso no sirve contra los inquisidores, infame. Tu que te has burlado de nuestro señor crees que podrás amenazar su poder– mira su ballesta en el suelo mirando al hombre contando para lanzarse sobre esta y tenerla de nuevo en sus manos.

El tiempo parecía haberse detenido unos momentos mientras ambos hombres se miraban –Ya que has dicho que tu hogar es por aquí no será difícil que te encontremos próximamente, ahora es mejor que digas el nombre de tu dueño, al menos así sabremos a quien más poner en la lista para ejecutar en nombre de Dios. Habla ahora, que no estas posición de retar a alguien como yo, así que mejor te comportas como lo que eres, un perro que ha vendido su alma al demonio y en silencio responderás todas mis preguntas porque no tienes derecho y ni opción a no hacerlo, no eres más que un desviado del camino de dios– para él no había mayor ofensa que aquellos que se vendían de esa forma, por pequeñas regalías al infierno.

Una pelea, grande y de la buena estaba a punto de desatarse.

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