Mas allá del bien y el mal ~#Privado

por **Eirenne Le Noret-Maunoir** Jue Jul 28, 2016 1:42 am

La luz de una luna menguante brillaba en el cielo, pálida, lejana. El aire, sereno, tranquilo, sin que se percibiera en él la mas mínima señal de una pronta tormenta o tempestad; haciendo que, el día de hoy pudiera ser un día mas que perfecto para salir de “caza”. Una caza un tanto especial, distinta a aquella que podrían considerar aquellos de mi misma condición: para ellos, caza era ir a la saga de cualquier humano con la intención de drenar su sangre; para mi, caza significaba otra cosa completamente distinta, si, bien era cierto que también iba a la saga de algo, pero el objetivo no era el mismo, mi caza era la búsqueda incansable de nuevos conocimientos, nuevas recetas, rituales y curas que añadir a mi gran libro. Lamentablemente, hasta el momento, solo había sido capaz de encontrar y localizar pequeñas recetas hereditarias las cuales eran similares o prácticamente idénticas a aquellas que ya conocía o bien ya había elaborado por mi misma.

Dejando escapar un breve suspiro, observé los coloridos alrededores de dónde me encontraba, el gran jardín botánico cuya existencia no podía mas que agradecer, puesto que éste se había convertido en la única fuente de las plantas que no podía conseguir en el bosque o siendo cultivadas en la oscuridad de la noche. Silenciosamente, me adentré entre los arbustos, árboles y macizos de flores, en busca de aquellos ejemplares que me hacían falta para aquello que había estado elaborando recientemente. Conocía el lugar, sus aromas y sus sonidos a la perfección, razón de mas para que me diera cuenta de ello con bastante facilidad; había alguien mas en el jardín y si mis sentidos no me engañaban, se trataba de una humana. Dejando escapar un suspiro, negué ligeramente con la cabeza, tras parar a unos cuantos metros de distancia, distancia desde la cual ella no podía haberme oído y desde la cual la podía observar para saber si era o no inofensiva.

Con eso en claro, me dispuse a acercarme, haciendo un leve ruido al hacerlo, dejando que ella pudiera darse cuenta de mi presencia antes de que me encontrara a su lado y parando a una correcta distancia de ella —la luna, esta noche esta espléndida, ¿no crees? —mi voz sonó cálida, tranquila y reconfortante, antes de acercarme mas y tomar asiento a su lado y le dedicaba una leve mirada antes de volver ésta en dirección de la luna— mas siempre es mejor admirar la luna los días que ésta no está llena —una leve sonrisa se formó en mis labios— hacerlo esos días es solo una muestra de temeridad —negué ligeramente con la cabeza y una sonrisa triste se formó en mis labios sin dejar que mi mirada se posara en ella— aunque también lo es hacerlo una vez que se pone el sol —en mi tono de voz no se percibía una amenaza, ni siquiera una advertencia, simplemente reflejaba la preocupación. Era cierto, no la conocía de nada, ni tenía nada que ver conmigo, pero de la misma manera, sentía que ella tal vez si me necesitara, de una manera u otra y lo que pretendía era saber, con exactitud, qué era lo que ella podía necesitar para que dicha sensación se pudiera desvanecer y yo seguir con mi propio camino.