Acompañame a servirte [Megan]

por **Luke C. Petersèn** Dom Oct 17, 2010 3:41 pm

Desde muy joven se había imaginado a todos los hombres contratando servicios muy extracurriculares, directo para sus hogares, llegando con una sonrisa, siendo tan felices que la cantaleta de sus esposas era casi muda para sus ocupados oídos. Sexo por dinero, patético. Pero allí estaba, esperando en la entrada del Restaurante "Les Ambassadeurs", la llegada del juguete que había solicitado. Que fuera patético no le quitaba la curiosidad y la intriga de saber que se sentía ser servido por un cuerpo auto programado para ser perfectamente cortes, adorable, una mentira totalmente apetitosa. Un esmoquin, un sombrero, y el porte de la burguesía hacían de él una pieza perfecta, que se suponía, debía encajar en la sociedad, un concepto erróneo de lo que realmente era Luke, un infantil curioso que tenía la necesidad de saberlo todo en esta maldita vida. El frío del otoño empezaba a mostrarse con su sello encantador, la fuerte brisa venteando salvajemente en diferentes direcciones, en si no era un problema, él permanecía de pie como si se tratara de una estatua inerte y sin vida. Se cruzo de brazos, mientras la desesperación crecía más y más, perdió su mirada entre tantos cuerpos diferentes, yendo y viniendo dentro del local, siendo rechazados por no tener invitación previa, o simplemente entrando con la facilidad de un chasquear de dedos. Cerró los ojos. Podía escuchar cada sonido de vida rodeando, y extendiéndose hasta la otra calle y más. Atrás del restaurante los perros ladrando en busca de las sobras. Los tacones y las risas, rodeándolo por todos los rincones, acompañado con el crujir de las quijadas, de la comida, los cubiertos contra los platos, todas y cada una de las respiraciones, los corazones, y por supuesto, la sangre fluyendo en cientos de cuerpos.

Abrió los ojos con brusquedad, con la quijada ajustada, buscando de una maldita vez en donde estaba lo que había pedido.- Megan… -Así dijeron que ella se llamaba, que ella vendría, que llegaría a él, pero…- ¿Dónde esta, carajo? –No había ni salto ni seña, como un fantasma se había extraviado, quizás era invisible, pero ¿Cómo te cojes a un cuerpo invisible? Suspiró, decidiendo esperar solo un poco más. La paciencia no era exactamente lo suyo. Tenía que llegar, debía…

por **Margarett Doiteville** Dom Oct 17, 2010 4:58 pm

Mi dedo se resbalaba de en medio de mis pechos por mi cuello llegando a mis pomulos, volviendo a remojarlos en la boquilla del frasco de un pequeño perfume, repitiedo el camino de mis dedos acariciar mi pecho hasta atras de mis orejas. Acomode mi corse de forma que se vierna mis pechos juntos y alzados un poco apretados por la fueza en la que lo habian amarrado. Pintando mis gruesos y carnosos labios con un rojo carmesi, levemente para no verse tan cargados. Puse un prendedor negro en mi cabello, haciendolo que luciera bellisimo con mis largos rizos que colgaban por mis hombros. Mi vestido rojo con unos cuantos encajes negros, hacian verme bien para la ocasion. Llamaron a mi puerta mas de una vez, preguntandome si ya estaba lista, volvieron a golpear, pero esta vez yo abri la puerta dejando su siguiente golpe en seco.
.-¡Listo!-Me rei viendo la mueca-¡Ya era hora mujer!-Me dijo el señor que me llevaria al lugar acordado, caminabamos para irnos de ahi, acostumbrabamos a hacernos bromas, eramos ya como una familia las chicas y los sirvientes del burdel.-Lo se, pero no valio la pena la espera, ve que hermosa estoy-El me vio con ganas de extrangularme-Vamonos-Le dije aun sonriendole saliendo del burdel. Subi al carruaje, comenzamos a avanzar. Frote mis manos varias veces, acercandolas a mis labios para soplar y calentarlas. El frio estaba muy presente.

Se abrio la puerta del carruaje, tome la mano del hombre y baje, lo mire y me sonrio, entonces, si, si me veia bien. Se abrieron las puertas del lugar acordado, me acerque al señor con una mesita alta en frente, le dije mi nombre y asintio llevandome hasta una mesa casi al fondo de las demas, centrando mi mirada en el joven de sombrero con mirada impasiente. Le sonrei cortesmente, esperando a que se fuera el que me habia encaminado hasta aqui.
—Megan..–Le dedique una venia al apuesto hombre que estaba ante mi-Es un placer.

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