¿Casualidad? No, destino. (Emhyr)

Salió del burdel. Con la camisa blanca desabrochada y en la mano una botella de alcohol malo y barato. Miró a su alrededor, con la vista perdida en algún recudo de un pasado no muy lejano, cuando él todavía sonreía felizmente. Tenía el labio inferior ensangrentado y la cabeza le daba vueltas. Comenzó a andar a sabiendas que no llegaría muy lejos de aquel lugar. Se adentró en los callejones en busca de algo que expiase sus pecados y le hiciera olvidar todo lo perdido.

Se apoyó contra una pared. Viendo como todo lo que le rodeaba cambiaba de nuevo, aun que se resistía a ver otra vez una de aquellas visiones que le atormentaban desde lo más profundo de su ser. Quiso arrancarse los ojos al ver de nuevo aquellos cabellos rojos como el fuego, la piel pálida cubierta de tierra , sus ojos sin expresión alguna.Estaba tendida en el suelo, con la roba hecha jirones y llena de miseria.Muerta. Su imagen desapareció entre la negrura de la soledad. Y Calé regresó a la cruda realidad, viendo como a su lado todo aquel que pasaba le dirigía una mirada de extrañeza y casi asco.

Ya apenas quedaba en aquel cuerpo maltratado el hombre que siempre había sido. Emprendió su marcha de nuevo entre aquellos callejones oscuros y llenos de gente en busca de vida fuera de sus hogares. Sonrió con aquella sonrisa pícara y atractiva a dos cortesanas que pasaron cerca de él. Sin duda alguna debía cortarse el pelo, a las mujeres no les gustaba tanto con aquella melena descuidada.

Se paró en una esquina y los recuerdos invadieron su alma errante. Frente a él la figura del hombre que había visto satisfacer a su antigua compañera en una de sus visiones aparecía. Supo que de nuevo había entrado en aquel estado de alucinación puesto que solo lo distinguía a él y unas luces a lo lejos.

Sintió la ira florecer en su interior. Más por la imagen de su compañera muerta que por la imagen de aquel hombre desconocido.¿Por qué no lograba olvidar? ¿Por qué seguía aferrándose al recuerdo? ¿Qué había hecho mal? Había condenado a muerte a una persona importante para él, sus visiones así se lo habían mostrado. Y solo podía acudir a una persona para que aquello no sucediera.

Se apoyó de nuevo en la pared de una casa y dejó caer la botella al suelo, miró a ambos lados del callejón. Esperando que aquel hombre apareciera. Tarde o temprano lo haría. Y él estaría allí esperándole.

A la espera de que los días se apresuraran, ya que les pareció demasiado lentos, aunque aquello no quería decir que fuesen una pérdida de tiempo.

Por una vez en su vida la soledad espinosamente, había recorrido los rincones de su alma en aquellos años de destierro, de huída constante, se había calmado con la compañía de aquella chica que había conocido apenas unos días.

Era extraño que una chica mucho más joven que él, como él decía, "demasiado joven", hubiese tenido aquella capacidad de curar su enfermedad de soledad y su miedo a aferrarse en las personas. Un vinculo extraño, lleno de sentimiento nuevos, le hacía sentirse unido a ella, que su destino estuviese escrito yy enlazado en los mismo hilos que recorrían los de ella.

Los días aquellos eran para aprovecharlos, gozar de su compañía antes de la Luna Llena, antes de que el cambio se produciese en él, y que entregase su vida a la Diosa Fortuna, la cual, le proporcionaría una nueva vida logeva, una oportunidad, o sino la muerte y destierro al olvido. Ya que si él no volvía junto a aquella chica de cabellos rojizos, ella podría pensar dos cosas, el abandono o que él había perecido, y aquellos dos iba proporcionarle un roto sentimiento, que él se negaba proporcionarle a ella. Él se lo había prometido, volvería y si ella lo deseaba compartiría su logevidad, pero, no tan pronto como ella a lo mejor esperaba.

Otra noche mas, otro momento donde el sol era devorado por la oscuridad de la noche, y la hora de la melancolía era patente. Las calles como decía el poeta parecían mucho largas al anochecer que en él día. Aquellas calles no eran seguras, porque el vicio las recorría, Emhyr ya había creado su pequeño farsa diurna para ganar unos cuantas monedas, ahora era el momento de volver al su refugió y compartirlas con ella.

Una leve sonrisa se dibujo entre sus labios, para sí, el pensar que ella estaba esperandole le reconfortaba.

Emhyr caminó notando alguna mirada curiosa sobre él, no era de extrañar, pocos hombres con aquellso rasgos llenos de exótismo, aquella ropas mas anchas de lo habitual y algo roidas, y su extraño acento no se veía todos los días. Pero él ya estaba acostumbrado y por ello pasaba de largo con toda tranquilidad.

Algo le inquieto internamente e hizo que se detuviese ante una calle, fue un recuerdo o mas bien una sensanción de advertencia. Se ahbía detenido ante aquella calle, donde se había encontrado a al responsable de aquellas cicatrices, donde la ahbía hecho gozar como si de una mortal se tratase, dando el calor que un lecho podia proporcionar, así el sirviendose de consuelo con su cuerpo de sus propias penurias.

En algun momento debía de contarselo a su compañera, o no. Tal vez aquello no lo comprendiese y la hiriese. Aquel pensamiento hizo que sientiese temor, por un instante, así que decidió de olvidarse de ello, aquella vampira no volvería mas a su vida y si lo hacia se arriesgaría a seguir recibiendo el rechazo por él.

Pasado de largo la sensación extraño no quería esfumarse, los musculos del desterrado se tensaron y atento estuvo, hasta que se cruzo en el camino y un hombre algo dejado, y de nuevo su instinto le dió aviso, este se detuvo brusco.

Aplaudió desde las sombras, de una forma pausada e irónica cuando vio aparecer a aquel hombre. sus cabellos negros eran espesos y cortos, bajo unas pestañas bastante pronunciadas se dibujaban unos ojos que brillaban en la penumbra. Parecía que aquel muchacho del cual Calé desconocía su nombre estaba apesadumbrado. Y no cabía duda en la mente de aquel gitano que era cierto. Sus visiones le habían mostrado un final trágico que no le deseaba a su peor enemigo.

-Buenas noches buen hombre.- dijo con voz apesadumbrada. Una voz que había perdido todo el encanto bajo los efectos de la soledad y la mala compañía.- ¿Qué tal está la pequeña Nimue? Espero que bien.

Se acercó a aquel hombre, con una aire derrotado y casi forzado. Apenas tenía ganas de hablar. Solo quería estampar el puño cerrado contra su cara. La imagen de él sobre el cuerpo de la pequeña y pálida Nimue le atormentaba, pero más le atormentaba el saber que podría acabar con su vida.

-¿Donde esta ella ahora?- preguntó con un tono de voz más serio,pero preocupado ante todo. No estaba enfadado, no podía estarlo.-Perdone mis malos modales. Pero seguro que yo no necesito presentación. Aún así haré alarde de mi buena educación y respetaré los protocolos. Me llamo Calé. No hace falta que diga de que conozco a Nimue.¿Verdad brujo?-su aura se hizo más fuerte ante los ojos del gitano, un aura que derrochaba poder por los cuatro costados. ¿Sabría Nimue lo que realmente era aquel hombre?

Se acercó aún más a él y puso su mano temblorosa sobre el hombro de aquel hombre. Que en realidad le veía más apropiado que a él mismo para cuidar de alguien pero que sin embargo no podía evitar sentir hostilidad hacia él.

-Iré directamente a lo importante de este encuentro. Tu "amante" está peligro. Y cuando me refiero a tu amante, no me refiero a una de todas las que seguramente tendrá alguien como tu. Me refiero a Nimue.

El sonido de unos aplausos, Emhyr continuaba parado, su instinto no le había fallado.
En aquella oscura calle, un hombre mas o menos de su edad se desvelo, como el productor de aquel sonido. ¿Le conocía? Lo dudaba.

Emhyr metió sus manos en los bolsillos, y con gesto serio se volvio a él esperando a que le dijera nada, no se fiaba ni un pelo de aquel tipo, su instinto se había disparado. Además paseando en aquellas horas de la noches y en aquellas calles de pecado, no era de extrañas encontrase aguien que se quisiese aprovechar de un extranjero, como él, su fisico y acento lo delataba.

Él bajo su mirada disimulado, pero cuando escucho el nombre de ella, su vista se levanto frunciendo el ceño con un gesto confuso. Al principio no supo adivinar quien era, pero mientras mas se desarrollaban sus palabras, sumando que él mismo le confirmo sus sospechas respecto a quien era.

Su gesto fue poco a poco cambiando, primero se suavizo, pero luego se endureció a la seriedad, cuando sus mandibulas se apretaron.

"Brujo", él había notado su aura, tampoco Emhyr la disimulaba, pero aquello le confirmaba que el ex-compañero de Nimue poseía un don sobrenatural, no sabía cual exactamente, pero lo poseía por ello debía de estar mas atento a él que nunca, no sabía si sus intenciones eran tan nobles como quería mostrar.

-Esta perfectamente, y esta en un lugar protegido, un lugar que puede visitar cuando le plazca, no tienes que preocuparte.

Su voz sono sedante en el aire. Pensó en dar un paso hacia atrás cuando vió su mano acercarse, temblorosa, hasta llegar a posarse en su hombro. Sus musculos se tensaron.

Aquella dureza de su rostro se suavizo, sus ojos le miraron sorprendido, un escalofrío recorrio su piel, y de nuevo Emhyr recordó aquel sueño.

-¿Cómo en peligro?

Sus ojos se llenaron de sorpresa y brillaron bajo aquella luz tenue de la luna. Calé sabía que aquel hombre no conocía realmente a Nimue, si no sabría perfectamente que estaba en peligro. El hombre miró al cielo, algo desalentado y con un desasosiego aprisionándole el corazón y la mente. Calé solo sabía el resultado final de toda la historia, pero en realidad no sabía a que peligro se enfrentaba su antigua amante, su amor. Hacía mucho que el alcohol había aplastado las visiones respecto a ella y ahora que le venían de sopetón no sabía como interpretarla. ¿Qué por qué se preocupaba? Porque en su día ella fue la razón de su existir nada más.

-Esperaba que tu me dijeras eso.-contestó seriamente y dejando ver la preocupación que empezaba a comerle por dentro.- Mira, no te culpo por lo que pueda suceder. El caso es que algo va a pasar. Y no realmente bueno. Solo pensé que tu al pasar más tiempo con ella sabrías en que andaba metida. Pero ya veo que no.

Apartó su mano del hombro de su interlocutor. Mirándole fijamente e intentado buscar la respuestas sus preguntas. Preguntas que no dejaban de atormentarlo por el día, cuando el efecto de la bebida se había esfumado. Intentó ordenar las visiones. Buscandole algún sentido.

-¿Donde esta ella ahora?- dio unos pasos hacia atrás, no creía que contarle todo lo que él había visto a aun desconocido fuera lo apropiado. Nimue era de su incumbencia, y solo de él.Debería buscarla a ella y no perder el tiempo con semejante personaje.-Solo dime donde está, no pretendas que confíe en tus palabras tras haber vivido 10 años con ella. La conozco como la palma de mi mano, es temeraria e impulsiva, hará todo aquello que crea conveniente para satisfacerse a si misma. Que no te engañe su apariencia de niña, es como un monstruo que necesita alimentarse contentamente. Por cierto, todavía no me has dicho tu nombre.Aun que poco importa eso a decir verdad...

Suspiró frustrado, lleno de rabia e incertidumbre.

Emhyr podía imaginar o al menos hacer suposiciones, del peligro al que se exponía Nimue, había varias posibilidades, ahora había que acertar cual era la acertada. Además él sabía que la persona que eligiese a estar a su lado se arriesgaba a vivir una vida con compliciones y riesgos.

Él tenía un pasado que le perseguía y había creado una vida que se basaba en la huída de aquellos, dentro de ese pasado, querían darle muerte. Ese era uno de los peligros dentro de la lista, mas sumando su vinculo con el mundo sobrenatural y su relación con los vampiros, su sangre era demasiado atrayente, él había servido de alimento durante años de inmortales, y había estado fascinado por ellos, además ahora había una cierta vampiro que le acosaba un poco, intentando tocar la parte sentimental de él. ¿Podría ser Annette al responsable de la puesta al peligro de Nimue?

Emhyr apreto su mandíbula ante tal pensamiento, si ella le tocaba un pelo, no dudaría en hacerle arder en mil pedazos con sus hechizos, pero no si antes hacerle sufrir.

Luego su gesto se relajo al pensar que tal vez el peligro no fuese a venir de fuera, sino tal vez, él se convirtiese en el peligro, en cuando se transformase en aquello que esperaba tras Luna Llena. ¿Eso significaba que debería alejarse de ella? Emhyr no quiso pensar en ello, el futuro le indicaba que era inevitable que ella estuviese segura a su lado, pero ella ya le había aceptado los riesgos.

-Creo que puedo olerme el peligro al que ella puede verse sometida.

Dijo secamente, mientras sus ojos castaños se clavaban en los de él con calma. Luego le dejo continuar hablando así notando en él unos sentimientos contenidos en la rabia e incluso la frustración. Era cierto que no conocía del todo a Nimue, ella le había hablado de parte de su pasado de sus intereses, pero él confiaba completamente en ella y estaba seguro que no le traicionaría, y menos, cuando él podía tener la posibilidad de regalarle el don oscuro. Si era el interés lo que le movía, y estaba engañándole, dudaba que el peligro exterior fuese el mayor, además él no era un necio.

-Llámame, Emhyr, Y la verdad ahora mismo no se donde se encuentra, no tenemos lugares fijos. Además llevo días sin verla.-Mintió.