Eventos inesperados [Sophia]

por **Goar Abadinchi** Jue Ago 18, 2016 12:04 am

La noche anterior había tenido una larga discusión con Sophia en buenos términos, todo referente al mantenimiento de los ejércitos reales, si bien el asunto que les resulta peligroso no tiene realmente un nombre o un grupo armado de peso, pues más parecen un grupo secreto o exclusivo por así decirlo, sigue siendo prudente que los hombres de la reina estén pendientes y siempre preparados y últimamente esto no había estado pasando, desde que él dejó el ejercito real de manera formal muchas cosas han ido de mal en peor, sobre todo tras la muerte del Rey, no es que fuera culpa de Sophia, pero es una mujer que poco conocimiento tiene de la vida militar y de los medios para mantener a las tropas en filas, es por ello que había tomado su autorización y su nombramiento con sello oficial para ser nombrado no solo ahora jefe de la guardia real, sino también el comandante general del reino, señor de las escaramuzas y vigía del territorio. ¿Y qué sucedió a continuación? Pues evidentemente a la mañana siguiente ya estaba Goar dando las indicaciones desde el centro neuralgico en el que se había convertido el palacio, hablando con los hombres adecuados aquí y enviando mensajes a los diferentes regimientos en las provincias, no se estaban preparando para una guerra, pero sí para una reforma militar, como si fueran a obtener un plus o algo similar, la mano dura del licantropo ahora estaría presente, esperaba que de manera temporal, pues de ser necesario y hubiera conflicto, tendría que abandonar a Sophia y dadas las circunstancias actuales, dejar a la mujer que ama sola, sería condenarla a la muerte segura, algo que bajo ninguna perspectiva iba a permitir.

por **Sophia D'Luca** Dom Oct 09, 2016 10:39 pm

Momentos

Discutir con Goar no era algo que me agradara mucho, aun cuando nuestras reconciliaciones eran lo mejor en lo carnal, nuestros sentimientos y orgullos siempre nos mantenían muy cerca el uno del otro, hacía varias semanas ya le había hablado sobre el nombramiento como Barón de Italia, perteneciente a la corte del Laberinto de La rosa, único y exclusivo Barón que pertenecía a la corte directa de las Guardias del castillo, de alguna manera u otra era una forma de subir el rango de Goar y mantener su cercanía lo más posible. Si bien no podía evitar una guerra o un enfrentamiento sorpresa, podía tenerlo cerca con aquel cargo ya él se encargaría de nombrar a su suplente, ¿Quién mejor que el para saber quién sería el correcto para el cargo? Goar tendría más poder, pero a su vez llegaba el momento de delegar responsabilidades, y este era el momento.

Por la mañana había mandado las invitaciones correspondientes a toda la realeza Italiana que se encontrara en la ciudad de Roma, y sus cercanías para que pudieran asistir al nombramiento de Goar. No estaba actuando a sus espaldas solo estaba tratando de que no me dejara sola, aun no me sentía en completa confianza para poder salir viva de algún acto de terrorismo hacia mi persona. Por esa razón había mandado esa misma mañana a resguardar el Castillo, con exigencias claras y concisas de que solo personal con invitación y en compañía de una pareja pudieran ingresar a las dependencias del castillo.

El salón real había sido redecorado con tonalidades verdes y doradas, el sacerdote estaba bendiciendo la espada y una medalla especial que había mandado a hacer para condecorar a Goar. Todo estaba preparado ahora tan solo me faltaba hablar a solas con el hombre que amaba a escondidas para que estuviera al tanto de la situación y de mis sentimientos al respecto de lo que había pasado la noche anterior. Una de mis doncellas había ido a su búsqueda a los campos de entrenamiento y con el mensaje de ¡Urgente Te necesito! Esperaba que asistiera, porque de lo contrario tenía un Plan B que se trataba de traerlo arrestado por sus propios militantes para que yo lograra mi cometido, a final de cuentas mi palabra era la última.

Las doncellas entraban y salían de mi habitación arreglándome para la ceremonia, dándome los recados de la cocina, mostrándome los aperitivos y menús de la tarde, otra de mis doncellas con unos binoculares observaba la entrada manteniéndome al tanto de quienes entraban y tachándolos de la lista. Todo estaba preparado solo faltaba Goar.

Una doncella entra corriendo y tropezando con todo a su paso – Su Majestad… ha llegado… y no parece muy contento – Dice casi sin aire, todas las doncellas que estaban en la habitación me quedan mirando esperando una respuesta, yo a medio vestir, peinar y maquillar vi mi reflejo en el espejo y tomando aire profundamente – Doncellas, esperar en el pasillo – les ordene que se quedaran afuera, ya que no permitiría que observaran lo que sucedería, mas tenia fe que estarían espiando, pero a final de cuentas… les daba una historia mas para que contaran entre pasillos. La puerta se cerró, tan solo tenía que esperar que Goar atravesara por ella para prepararme a lo que tenga que pasar.

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por **Goar Abadinchi** Lun Oct 10, 2016 12:58 am

Goar se encontraba ya en reunión oficial con los hombres al mando de los diferentes cuarteles de la capital del reino, todos hombres de edad extensa, una edad que fácilmente él podría tener en aspecto físico si no tuviera su estado de lupino activo en la sangre tras su maldición, estos hombres en un comienzo dudaban del conocimiento de Goar, y era mejor eso a que fueran hombres que habían servido en provincias que aún conocieran de él, tenía conocimiento de que varios habían muerto en batalla y otros simplemente ya estaba retirados por la edad, él seguía en píe como resultaba de esperar, y si alguno aún seguía en píe o con algún rango alto y leyera su nombre, lo más probable es que recordaran a aquel muchacho que ya no es mentalmente pues físicamente apenas ha cambiado un poco, pero que lo fueran a relacionar directamente pues eso ya sería otro cantar, agradecía la distancia y el tiempo enorme que se debe ocupar para acortarla, todo servía para mantener oculta la edad que realmente él tiene, así como también sus vivencias en el ejército antiguas, ahora mismo había como siempre, y por una causa justa, mentido a estos hombres condecorados de alto rango respecto a su experiencia militar, escasos años que resultaban ser la fuente de dudas de estos hombres, sin embargo al escucharle finalmente tomar la palabra y las riendas de la reunión los de canas y arrugas empezaron a tomarle respeto pues su discurso para nada se asemejaban al de un inexperto mocoso que apenas había pasado por el periodo de entrenamiento y servido unos cuantos años, seguro que los pobres hombres le verían como algún genio militar o similar, o una joven promesa, lo cierto es que si bien Goar resultaba ser inteligente por sobre la mayoría no era nada de eso, simplemente el tiempo enseña más que cualquier otra cosa y por eso que podía hablar con toda la propiedad del mundo – Dicho esto, me gustaría saber la razón de estos desplazamientos, los hombres no están donde deberían, ¿a qué se debe? – Cuando termino esa frase los hombres se miraron entre ellos, y luego miraron al aún comandante de la Guardia Real Italiana. Goar se desconcertó con esa respuesta unitaria, como si algo que debiera saber no tenía en cuenta. El silencio incómodo se mantuvo hasta que unos golpes en la puerta lo interrumpieron.

Uno de los guardias abrió la puerta, la información le fue dada, se giró para observar a los hombres, ¿cómo podría quedar él si no sabía que estos movimientos de tropas se debían al reforzamiento de las afueras del castillo y la capital en general debido a su propio nombramiento como barón de Italia? Sophia no le había dicho nada, y ya se podía imaginar las claras razones, aquello le molestó un poco, no el hecho que no se lo dijera pues entendía sus motivos, sino el hecho de quedar mal delante de estos hombres – La respuesta a mi pregunta me hace ver en la necesidad de marchar. Mil disculpas... – Comentó con tono neutro antes de despedirse educadamente de los presentes que también estaban algo sorprendidos por lo sucedido. Goar salió de la reunión con una mezcla de emociones, estaba enfadado en parte por este suceso y ahora tenía que lidiar con este asunto, una espada de acero sobre su hombro frente a la realeza y la alta alcurnia, no es que tuviera problema alguno con todo esto, simplemente es que había sido demasiado rápido, ¿Sophia temía acaso de que fuera a negarse? Es cierto que muchas veces durante estos días lo ha pensado, que quizás no merece tal privilegio, pero el afán personal estaba siendo más fuerte que él, y no respecto al título, sino respecto a que ese título sería una manera clara y adecuada de poder acercarse a ella de manera oficial, pretenderle ante el público, ¿una segunda oportunidad para enamorarla? Lo cierto es que si todo fuera entre ellos dos siempre sería más fácil, pero él mismo se lo ha dicho a Sophia varias veces, una persona debe afrontar sus responsabilidades. El hombre pasó por la puerta, la cerró, le miró - ¿Has tenido que comunicarme esto mientras estaba reunido con los jefes de las guarniciones? Ni siquiera sabía que se había movido a los ejércitos por la ceremonia, había notado que estaban haciendo arreglos y preparando comida, pero estaba demasiado ensimismado en lo mío como para darme cuenta – Fue su manera de reclamar finalmente todo aquello – Si es por lo que creo que es, ya lo dije en su momento, aceptaré el título, por ti, no por sus beneficios – Goar avanzó y se terminó sentando sobre la cama, estaba algo fastidiado aún, solo un poco, aunque lo suficiente para estirar sus brazos y tomar las manos de la reina – En fin…Es inesperado, hoy…Pero que así sea, ¿necesito saber algo? – Preguntó finalmente viéndole.

por **Sophia D'Luca** Sáb Oct 15, 2016 6:25 pm

Momentos

Lo vi atravesar mi puerta, para mi sorpresa traía la misma cara de la cual me había enamorado, sonreí para mi ante mi pensamiento, la verdad de las cosas él era una persona muy seria, estricta y bastante correcto, sacarlo de sus planes siempre podría traer problemas o uno que otro mal entendido, solo gire en mis talones siguiéndolo con la vista, con una sonrisa a medio pronunciar. Cuando estiro sus manos acerque las mías y termine la sonrisa que tenía oculta en mis labios, tomando aire le mire a los ojos – Todos los jefes de las Guarniciones sabían que el nombramiento ocurriría hoy, también les ordene que asistieran a tu reunión. Tanto ellos como yo sabíamos que si te decíamos todo lo que ocurriría hoy andarías muy preocupado de que cada cuadrilla de guardias este en su lugar, que todo este correctamente preparado que nadie se pasara de listo y lograra entrar al castillo sin una entrada – di un pequeño suspiro – Solo necesito que estés concentrado para hoy, ellos tienen las ordenes claras y saben qué hacer y cómo actuar, son mis cómplices y no se negarían a una orden directa de su reina – hice un gesto de poder llenando mi pecho de aire. Me incline solo un poco y bese su frente con cariño dejándole una caricia en la mejilla, me solté del agarre de sus manos y avance por la habitación.

El beneficio que trae este título es más grande de lo que imaginas, mi amado… pero sinceramente es para tenerte aún más cerca, sin escondernos sin tener que aparentar mucho, siendo tú el Jefe de la guardia Italiana no era muy bien visto que te presentaras en todas mis reuniones… con la realeza… ahora bien serás de la nobleza y tendrás mas privilegios, y no te quitare tu puesto en la milicia Italiana pero si… tienes que buscar a alguien de confianza para que sea tu segundo al mando, no dejare que vayas a la guerra o estés en conflictos… - tome aire profundamente – y no es por que sepa que te pueda suceder algo… es porque te necesito a mi lado.- estaba siendo sincera y clara, andando sin rodeos no tenía por qué ocultarle nada a él. – Algún día serás nombrado rey… y necesito de primeras disfrutarte lo más que pueda – baje un poco la mirada y me acerque a él, sentándome a su lado – Ser Rey te alejara un poco de mi… y más porque ahí todo el poder recaerá en tus hombros… reuniones, fiestas… visitas políticas, viajes para reunir aliados… No voy a poder acompañarte siempre – apoye mi cabeza en su hombro tomando una de sus manos con fuerzas. – Tal vez pases más tiempo fuera de Italia…. – aquello me causaba un cierto miedo, de perderlo… de perder al hombre que tenía frente a mí, al hombre que se había enamorado de una mujer herida por el tiempo.

-Hoy será un largo día y tienes que cambiarte de ropa… se te ha mandado hacer un traje a medida que tienes que usar, además tienes que hacer algo con esa cabellera – pase mis dedos por sus pelo desordenándolo un poco, me levante de su lado y fui hasta una de las ventanas, salí por el balcón y mire toda la explanada cubierta de flores, un sendero demarcado con antorchas para que los invitados lleguen al gran salón, donde ocurriría la ceremonia – Cuando se termine la fiesta, porque hay una fiesta en donde tienes que saludar y conocer a la mayoría de los invitados, bailaremos, brindaremos y formaremos algunas alianzas… nos juntaremos en tu nuevo Dormitorio que está siendo preparado y mágicamente está conectado con el mío – levante los hombros de manera ingenua – Conozco este castillo mejor que nadie y descubrí una recamara que según dice la historia era de la amante de uno de los reyes de Italia, lleva cerrado varias décadas…. Pero ahora con mi Reinado lo he mandado a remodelar que cumpla con ciertos caprichos que he pedido, uno de ellos que se parezca a tu antigua habitación, que no exceda de lujos, posee de todo y un poco más sin ser exagerado… pero esa habitación la conocerás por la noche… ahora necesito que me digas lo que piensas…

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por **Goar Abadinchi** Dom Oct 16, 2016 12:46 am

Goar escuchó con atención las palabras de Sophia, no le enojaban más, pero tampoco le reducían en parte la molestia por ello, al menos los hombres que había dejado hablando entre ellos ya estaban conscientes de lo que iba a pasar, habían sido entonces cómplices también con su silencio, pero ya no resultaba ser un tema exageradamente importante pues unas cuantas cosas fuertes se le venían al lobo. Siguió escuchando el licántropo con algo de incredulidad al respecto, no es que no se fiara de que esos hombres hicieran bien su trabajo, sin embargo prefería fiarse de lo que él mismo pudiera hacer, era una sensación difícil de explicar, solamente veía esta reunión como otra oportunidad para exponer a Sophia, a la niña y al resto de invitados que probablemente ya asistirían con total miedo a las reuniones dentro del castillo, lo cierto es que si la seguridad estaba reforzada entonces podría relajarse un poco, pero solo un poco. Llevaría de igual manera su daga bajo el traje que tuviera que ponerse para ser nombrado, ante cualquier situación amenazante podría clavar el instrumento para asesinar en el cuello de cualquier agresor. Díganle paranoico a Goar, pero es que ya está curado de males y la experiencia le ha enseñado que es mejor prevenir que lamentar, sobre todo entre estas antiguas paredes. Pero ahora mismo no resultaba ser ese el problema más apremiante para resolver, había otras cosas de índole personal que también generaban problemática en él de una manera u otra, sobre todo aquello sobre ser el futuro Rey, ya se trataba de palabras mayores que a Goar parecían no cuadrarles bien en la cabeza, aunque ciertamente y siendo honestos ese es el destino final que tendrá si realmente piensa esposarse con Sophia, no obstante escucharlo de las fauces ajenas sin duda generó en él una sensación desconcertante, ¿ser Rey, él? Era tan extraño pues si pensaba en su amigo entonces pensaba en que ahora usurparía todo lo valioso que el tubo de alguna manera, su mujer cuando “vivo” y su trono, parecía hasta un insulto a su memoria aunque no hubiera alguna intención de insultarle, aunque jamás hubiera hecho acercamiento a Sophia para obtener algún tipo de beneficio, seguía viéndose jodidamente incongruente del buen hacer. Y aun así Goar lo haría, estaba claro que sí, la única diferencia es que ser Rey no es lo mismo que ser Barón, es una responsabilidad suprema.

No tenía jamás miedo de aceptar la responsabilidad, eso es sabido, pero es algo que no puede tomar simplemente para estar con Sophia no, eso sí que no – No tiene sentido elevar queja alguna sobre lo que hiciste pues ya está hecho, aunque hubiera sido mejor que lo supiera y ayudara en las direcciones, antes de ponerme cualquier traje igualmente me aseguraré de que los guardias estén debidamente colocados…Y bueno, el segundo al cargo creo que es el hombre más adecuado para relevarme en ciertas ocasiones, es un hombre joven, pero es capaz, inteligente y fiel tanto a ti como a mi persona. Será él quien tome el control cuando yo no pueda hacerlo – Mencionó antes de levantarse y observar a Sophia en el ventanal. El lupino le siguió con lentitud hasta salir también – Quiero casarme contigo, pero lo de ser Rey, no lo volvamos a tocar hasta que sea el momento…Comprenderás que simplemente no es algo que para mí sea “normal” Pero no te preocupes, yo lo sé. Serás mi esposa ante la fe italiana y los hombres – Él realmente no cree en nada superior, pero es la costumbre y no tiene nada contra ella, tenía que terminar de familiarizarse con ello – Se agradece lo de la habitación, y lo otro referente a ella supongo que no es más que un detalle de pureza exageradamente adecuado para nosotros, tengo la ligera sospecha de que solo usaré esa habitación para salir por ella y poco más. Eso siempre y cuando no te entre la amargura algunas noches y decidas enviarme fuera de tu habitación – Le terminó rodeando por la espalda, apresó las palmas sobre su vientre y depositó un par de besos sobre su cuello – Nunca pensé enserio verme en esta situación, para un hombre común esto sería estar en el cielo, pero yo solo te quiero a ti, no a los títulos, beneficios y deberes, pero yo lo comprendo, es necesario y sabes que haré lo que sea – Le volvió a besar en esta ocasión succionando la piel un poco hasta marcarla - ¿Cuánto tiempo tengo para estar contigo aún? ¿A qué hora se citado a los asistentes? – Le hizo girar y le besó con intensidad – Agradezco que me hagas parte de tu vida de manera formal – Eso sí que tenía que dejarlo claro entre sus “quejas” que más bien resultaban ser inquietudes. Goar acarició la espalda de Sophia con suavidad con ambas palmas – Aunque algo me dice que no el suficiente como para intimar – Susurró y le besó una vez más después de aquel comentario sobre el tiempo que tenían antes de que comenzara el nombramiento oficial.

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