Unwanted Guest [Sylvanas]

por Morrigan***** Vie Ago 26, 2016 1:08 am

Morrigan raramente se distanciaba de sus deberes en la hermandad que era fuente y razón de su inmortalidad. Aun mas extraño resultaba que se inmiscuyera en los asuntos de los mortales pues ellos caminaban un plano existencial muy diferente al suyo y, sin embargo, estos eventos tan atípicos se dieron lugar una noche, o mas bien fue una seguidilla de noches de susurros, de lamentos y voces de ultratumba que finalmente despertaron la curiosidad del fantasma y luego, la ira. Una furia profunda y ardiente que hiso quemar sus metafóricas y etéreas venas como no lo habían hecho en centurias y por ello, la odio mas. Odio a la bruja que siendo necromante, faltaba el respeto a la muerte, que jugaba con los suyos y les hacia sujetos de experimentos sin consideración por aquellas sombras de quienes fueron en vida, por aquellas cascaras vacías de existencia que, sin ser capaces de sentir el mundo material, eran de pronto forzados a sentir el dolor de una carne que no era propia. Morrigan le enseñaría a respetar a los muertos

Al salir de lo que podría considerarse su residencia, en la sede de la hermandad, lo hiso como el viento que precede a la tormenta, intimidante, poderoso y portador de malas noticias. Incluso el más vulgar de los humanos podía presentir que nada bueno se avecinaba y pronto los animales buscaron algún refugio para esconderse de aquella noche que parecía volverse mas oscura alli donde pisaba la mujer inmortal quien no se preocupaba en ocultar su aura sobrenatural. No le interesaba pasar desapercibida por la bruja, no le importaba incomodarla y si algo, preferia que supiera quien era, que presenciara las consecuencias que se había traído asi mismo por retorcer y malgastar la magia que los mismos dioses les habían dado a los humanos cuando la especie aun era joven y tonta, rasgos que evidentemente Sylvanas no había abandonado

Con la facilidad propia de los inmateriales, se colo en el hogar de la joven. En silencio y en soledad observo cada una de las cosas que componían aquel lugar como si ellas pudieran brindarle informacion que sus allegados no habían podido transmitirle. Costumbres, creencias, habitos, todo se transparentaba en los usos y costumbres que aquella vivienda reflejaba y por unos instantes, se sumergio tanto en ellos que no presto atención a los pasos detrás de la puerta y, cuando esta se abrió, Morrigan desapareció por apenas unos segundos, borrando por completo su esencia al deslizarse como una sombra tras Sylvanas quien al entrar al lugar pudo sentir ese frio que dejan siempre los fantasmas al pasar y, con una mirada mas atenta, podria ver los rastros que habían dejado la ira de Morrigan en algunos objetos

-Has estado molestando a los muertos – comento de pronto desde la oscuridad. Su voz provenia de sus espaldas, suave pero cortante e imponente. No se molestaba en contener o disimular su desagrado –es tiempo de que se te devuelva el favor– la puerta se cerro de golpe con un ruido seco y pronto las persianas siguieron su ejemplo, ls mecanismos de seguridad se activaron y de pronto, el hogar que se suponía debía proteger o dar confort a su habitante, se volvió una jaula de la que no podria salir sin convencer a su carcelero, o hasta que este se cansara de ella.