Sweet Blood ○ Naitiri Zahir [Priv]

por **Matthew Lowell** Lun Ago 29, 2016 12:00 pm

Uno, dos, tres bocados por esta noche y ansiaba aún más, siempre quería más y el hecho de que no existiera límites para él le daba mayor empuje para saciar su sed sin importar cuantos,sería precavido como siempre, pero su adicción podía más que un número insignificante si no tenía que ver con las ganancias de su empresa textil o el número de explicaciones o escusas que debía ingeniarse para acercarse y hacer llegar el mensaje sin ser directamente de su boca para el lugar que dirigía en horas en las que un vampiro duerme y acecha al anochecer.

Manos en los bolsillos caminando por las calles de Paris, decidido a seleccionar a su nuevo hallazgo, una nueva musa para sus telares en ese pequeño negocio, pero que no se equivoquen, la forma en el que encontraba la inspiración era su sangre, beber de ellos y divertirse con cada uno de sus dones, no importaba el lugar ni el momento, aquél que se cruzara en su camino quedaba marcado, si no para esa noche, la siguiente o quién sabe si es cierto lo anterior y no es la forma de desviar su atención cuando solo deseaba la sangre de quien se cruzara y divertirse un poquito por esta noche.

Sus pasos le llevaron a un pequeño parque, para su suerte no estaba deshabitado como otras veces en las que se pasaba, un lugar alejado del centro por al menos tres calles de distancia.Verde arboleda y terreno arenoso donde deja impresas su huellas en dirección frontal. Un número par de bancos, varias farolas a los laterales, simple pero suficientes para alumbrar algo esta zona olvidada.

Allí detecto un particular aroma que siguió, ella o él sería el primero del que se alimentaría sin dejar una gota y luego acabaría tirando al río más cercano o tal vez un destino peor en el que se implican dientes, sangre y desmiembro. Una silueta femenina bien marcada que ve de espaldas, observando su pelo negro ondulado y el perfume que desprende con cada simple movimiento mortal que hacía si no mas interesante el encuentro, que fuera ella y no otro, desechando la idea de deshacerse con rapidez del cuerpo que nutriría sus entrañas para calmar así su sed.

—Buenas noches, Miss—, hablo conforme se acercaba a ella, mirándola aun su dorsal hasta que se diera la vuelta y pudiese mirarla a los ojos. Tan pronto no haría uso de sus habilidades. No lo haría constar tan rápido como detecto otro latido cercano a ella, brusco pero regular y un olor a canino delataba que no estaba sola pero tampoco sería obstáculo para lo que pretendía.

—Bonita noche, ¿verdad?—, volvió a dirigirse a ella, sin detener su paso hasta al fin quedar en paralelo a ella, siendo más intenso la fragancia que envuelve a aquella mujer.Notaba como en el interior de su boca crecían sus colmillos, aún era pronto para asustarla.

—¿Qué hace sola una mujer como usted, en un lugar tan apartado?—,hablo una vez más, ojeando al perro que no para de olfatear y al que le dedico una mirada poco amistosa.

por **Naitiri Zahir** Jue Sep 01, 2016 7:39 pm

Era ya tarde y la noche había caído sobre París, otra noche más que terminaba de la misma forma que las anteriores aunque aquella noche, en particular, había podido salir antes del burdel cosa que era casi milagrosa. Por norma general solía salir bastante tarde y agradecía que aquel día fuese diferente, podía pasar más tiempo en casa y sobre todo poder disfrutar con Alessia a la que últimamente solía ver poco, porque los horarios que tenía no coincidía con ella y que, al ser menor todavía, asistía a la escuela y por las mañanas casi no paraba en casa.

Salí del burdel y el leve frescor de la noche fue lo primero que azotó mí rostro, la primavera había llegado a la ciudad y aunque por el día se notaba el calor de esta por la noche refrescaba bastante, a veces tenías que coger un abrigo porque se notaba el contraste y podías incluso hasta resfriarte por la diferencia. Siempre llevaba conmigo un abrigo algo más ligero para el camino a casa, no era mucho tiempo, quizás como mucho veinte minutos dependiendo del ritmo que tomara. Podría coger un carruaje pero así despejaba mí mente y me zambullía en la ciudad en medio de los transeúntes, a veces me gusta ver la disparidad que había en la ciudad a esas horas de la noche.

Llegué a casa y lo primero que sentí cuando abrí la puerta fue unas patas apoyándose sobre mí pecho, haciendo que mí espalda chocara contra la puerta y la cara de Isis con la lengua fuera mirándome, moviendo su rabo de un lado a otro con rapidez. Reí aferrando su cuello y dejando un beso en su cabeza por el saludo, aquella perra era un amor absoluto y me encantaba cuando venía a recibirme cada vez que llegaba. Un olor a comida llegó hasta mis sentidos y bajé a Isis para adentrarme por la casa hasta la cocina donde me encontré a Alessia preparando la cena, la abracé por la espalda y dejé un beso en su mejilla y me puse yo a terminar mientras le mandaba a poner la mesa.

La cena pasó de forma tranquila y agradable disfrutando de la compañía de Alessia, al terminar recogimos todo y decidí darme un baño para relajarme, recogí mí pelo para no mojarlo y disfruté de aquel baño con tranquilidad y cierta parsimonia, últimamente tenía miles de cosas en la cabeza y necesitaba despejarme bastante, solía acostarme tarde ya que no podía dormir bien a veces así que cuando terminé el baño decidí ponerme un vestido algo más cómodo, salí de la habitación en busca de Isis, cogí la pelota que siempre solía llevar cuando la sacaba y decidí irme al parque donde iba con ella a jugar.

No había mucha gente cuando llegué, prácticamente, se podía decir que estaba a solas en aquel pequeño parque junto a Isis. No era muy grande, había unos cuantos bancos repartidos por él y justo en el medio tenía una pequeña fuente de agua y había bastantes árboles a lo largo de aquel parque, formando casi una gran arboleda. Había múltiples tipos de plantas y flores por los bordes y mucha hierba, lo que era ideal para poder jugar allí con Isis. Le lanzaba la pelota para que fuera a por ella y corriera, esa perra pasaba mucho tiempo en casa y quería que hiciera ejercicio, aparte de que sabía que necesitaba descargar energía.

En esas estaba cuando sin siquiera darme cuenta alguna, una voz se escuchó desde detrás de mí tras haberle lanzado de nuevo por enésima vez la pelota a Isis. Me giré para contemplar de quién procedía la voz y al girarme me encontré con un hombre algo más alto que yo, de pelo oscuro y mirada fija y penetrante en mis ojos, ojos rasgados, facciones marcadas del rostro y labios carnosos que se aproximaba hacia donde estaba con sus manos en los bolsillos. Mis ojos lo recorrieron de arriba abajo durante unos segundos al mismo tiempo que él se acercaba hasta quedar justo a mí lado.

-Sí, es una bonita noche –enarqué una ceja mientras lo observaba estar parado a mí lado, tan tranquilo, mientras sentía mí curiosidad crecer por momentos. Era la primera vez que lo veía por aquel parque, no solía acudir todas las noches pero si lo hacía últimamente- No creo que sea un lugar apartado y no estoy sola -miré en la dirección que se había ido mí perra- de todos modos, disfrutar de la compañía de mí perra. Aunque no creo que a usted le importe mucho, ¿no? Yo podría preguntarle lo mismo, ¿qué hace usted aquí y solo? Es un parque, señor, y a veces es bueno disfrutar de un poco de soledad -En esos momentos Isis llegó con la pelota en la boca como siempre hacía, pero la soltó y se quedó delante de aquel hombre para comenzar a ladrarle, le chisté para que se callara pero ella seguía delante de él tras haberse acercado para olerlo, y seguir ladrándole e incluso soltó algún gruñido- ¡Isis! –era la primera vez que la veía hacer aquello, por norma general, no ladraba nunca a nadie y que lo hiciera con aquel hombre… era muy extraño. Me agaché para quedar delante de ella y cogí su hocico con mis manos, cerrándole de alguna forma su boca, y mirándola de forma fija- Isis, ya basta –le dije de forma algo seria, cogí la pelota y volví a tirarla para que fuera tras ella. Me levanté y me giré quedando justo delante de aquel hombre, me mordí el labio y lo miré- Perdona, es la primera vez que me hace esto… no suele ladrarle a la gente. Por cierto, me llamo Naitiri, ¿y usted? –le sonreí para quitar un poco de hierro al asunto, mientras rezaba internamente, que Isis no volviera para seguir ladrándole.

Sweet Blood ○ Naitiri Zahir [Priv]

Sweet Blood ○ Naitiri Zahir [Priv]

Re: Sweet Blood ○ Naitiri Zahir [Priv]