Ninette Vassiljeva

Datos

Nombre: Natasha Ninette Vassiljeva.
Edad: Aparente: 26 años | Real: 35 años.
Especie: Licántropo.
Tipo de clase social o cargo: Clase Media (ex inquisidora).
Orientación sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: Rusia.

Habilidades

► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS:  

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

► PODERES INNATOS:  

→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

►DESARROLLADOS:

→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.
→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

Personalidad

De aquella figura dócil sólo quedan los recuerdos, Ninette se ha convertido en una mujer con un carácter fuerte, prácticamente indomable. Las tiernas sonrisas infantiles pasaron a ser miradas vacías, con un profundo rencor; sus palabras están cargadas de ironía y suele ser muy hiriente cuando así se lo propone. Es como si una enorme e inquebrantable muralla rodeara a la verdadera Ninette; y para ella está bien así. Ha tenido que soportar tratos horribles, y pasar por varias dificultades durante su adolescencia, como para permitirse ser una persona bondadosa. La única persona con la quien guarda bondad es con Vladimir, su único apoyo en el mundo, y por quien sacrificaría todo, hasta su propia vida, de ser posible.

Atrás quedaron la esperanza y la fe en las personas. Creyó en su momento en el padre Henri Sicard, pero las verdaderas intenciones de éste hicieron que toda la oscuridad se surgiera de la nada. Ninette se lamenta día tras día en haber abandonado a su única y verdadera familia: todos los miembros del orfanato. Los extraña; sin embargo, sabe perfectamente que jamás deberá regresar. Eso los expondría a un peligro innecesario; a un peligro tan parecido al suyo cuando tuvo que ser parte de experimentos terribles que acabaron con el poco brillo de su alma, convirtiéndola en el ser horrible que es hoy en día.

Se ha vuelto tan independiente, como hostil e iracunda. Aprovechará su maldición como le sea posible; aunque le desgarre por dentro ser una bestia, le sacará provecho a su condición. Por algo la posee y le ha sumado fortaleza tanto a su cuerpo como a su espíritu. Cree que está bien, mucho mejor que cuando era una simple hechicera. O al menos, esa es la idea que se ha hecho. Quizás por evitar culparse menos y vivir más.

Ninette no es muy conversadora, desde chica fue bastante callada y sólo decía lo justo y necesario. Ahora las cosas no son muy diferentes en ese aspecto, aunque esta vez es más por desconfianza, que por ser algo propio de su personalidad.

A pesar de haber cerrado su corazón, Ninette aún puede permitirse ser una persona noble cuando se siente verdaderamente segura. Aquellos que se ganen su confianza obtendrán, como recompensa, su lealtad; a pesar de que no lo parezca en un principio, se preocupa por las personas que le importan. Si tiene que arriesgar cualquier cosa por estos, incluyendo su vida, lo hará sin importarle más nada. No tolera las injusticias y mucho menos la miseria; algo que abundaba, y sigue abundando, dentro de la Inquisición. Por más que confíe en alguien, le cuesta ser ella misma y demostrar sus verdaderos sentimientos. Tampoco se ha esforzado por cambiar esto, quizás porque en el fondo teme a ser lastimada nuevamente. Esa careta arrogante y antipática la llevará siempre consigo, así se lo propuso desde que la luna llena la condenó bajo su manto. Su gran orgullo no le permitirá quitarse ese velo oscuro rodeado de memorias espinosas.

Historia

El único recuerdo que le queda de aquella mañana invernal, es el paraje desolado a las afueras del orfanato; Los árboles desnudos que le observaban en silencio, y el manto albino que cubría el suelo. Ni siquiera las voces de las hermanas Katherina y Helen se refugiaron en los recovecos de su mente. Todo se marchitó con su pasado. Todo acabó cuando fue arrastrada a las afueras del único sitio que conoció como hogar.

Natasha (así fue llamada en un principio) llegó al orfanato de las Hermanas de la Caridad de San Petersburgo en una tarde de otoño, cuando apenas contaba con seis años de edad. Llevaba harapos y sus cabellos estaban alborotados y sucios, tanto como su rostro. La primera en recibirla fue la hermana Katherina, quien la acogió con mucho cariño y la llevó al interior del amplio edificio en donde se encontraban otros niños sin padre, como ella. O al menos eso fue lo que creyó la hermana Katherina. Natasha no dijo palabra alguna en los primeros días; su mirada siempre se mantenía fija en algún punto que llamara su atención, y nunca quiso interactuar con los demás niños. Su única compañía era una muñeca vieja, la cual llevaba un relicario con el nombre que le colocaron a ella apenas la acogieron en el orfanato, mientras lograban descubrir el real. Pero la sorpresa fue mayor cuando se dieron cuenta que la memoria de la niña estaba en blanco, y apenas logró decir sus primeras palabras, de manera muy torpe, sólo recordaba que había caminado mucho y sus pies le dolían.

El día en que Natasha habló por primera vez se había tropezado con otro niño, quien, además de ser un parlanchín, era bastante inteligente. Vladimir, con su insistencia, logró que Natasha dijera sus primeras palabras y empezara a sentirse más a gusto en aquel lugar. Había hecho su primer amigo, y el único, sin darse cuenta. Con él forjó una linda amistad y se sintió en una gran familia, en donde las hermanas Katherina y Helen eran como unas madres. Pero como siempre, todo lo que empieza bien, tiene que acabar, los primeros problemas con estos dos amigos empezaron varios meses después.

La hermana Katherina empezó a notar en Vladimir ciertas habilidades que un niño común no posea, y eso sólo descartó sus sospechas de cuando lo encontraron a las afueras del orfanato. Él no era normal. Sin embargo, no era el único, Natasha también empezaba a causar ciertos malestares en los otros niños y eso obligó a la hermana Helen a aislarla, algo que no comprendió la niña.

Los castigos se hicieron sucesivos, pero eran por el bienestar de ambos chicos. ¿Qué sería de ellos si el Santo Oficio los descubría? Sólo Vladimir entendía las consecuencias de sus actos, pues, internamente era mayor que Natasha y su mente era la de un adolescente muy astuto. Él se esmeró en ayudar a su amiga, pero era difícil. Ella había heredado las facultades de un hechicero; lo más probable, sería de sus padres, los cuales nunca recordó. Y como era de suponerse, esto no ayudó en lo absoluto, sino, que empeoró todo, pues terminaron descubriéndolos y nadie pudo hacer nada para evitar que su destino se cumpliera.


El padre Henri Sicard, que además servía a la Inquisición en Narbona, Francia, era uno de los principales ayudantes de aquel orfanato ruso, y muy de vez en cuando, viajaba a ver cómo estaban las cosas. Fue así como descubrió a Natasha y a Vladimir. En un principio sintió un gran disgusto por semejante cosa; pero luego le pareció provechoso. Vio en aquellos niños un talento que podrían valorar muy bien dentro de las filas inquisitoriales, por lo que, a pesar de la oposición de las hermanas Helen y Katherina, decidió llevárselos como hijos adoptivos. Partirían a Francia una mañana de invierno y dejarían atrás sus antiguas vidas de huérfanos. Su tormento apenas comenzaría.

Aunque los primeros años fueron relativamente llevaderos, lo que ansiaba el padre Sicard no se hizo esperar. Ya cuando Natasha y Vladimir estuvieron rondando los doce años de edad (Vladimir internamente doblaría dicha edad), decidió entrenarlos como agentes del Santo Oficio. Por ser sus hijos adoptivos, gozaron de privilegios; pero conforme fueron pasando los años, éstos se acabaron hasta el punto de que, con consentimiento del mismo Henri Sicard, ambos muchachos tuvieron que someterse a las investigaciones de los tecnólogos. La idea curiosa de tener soldados perfectos en la Inquisición se hacía mucho más interesante, y lamentablemente, tanto Natasha como Vladimir, fueron producto de aquellos abusos durante muchos años.

Natasha en un principio quería retribuirle al padre Henri por sus años de crianza, pero luego, al descubrir la asquerosa verdad, su buena fe se fue convirtiendo en rencor. Ella tenía potencial para ser un buen soldado, sin embargo, abandonó la idea cuando decidió escapar; el peor error que pudo haber cometido esa noche. Mientras corría libre por el bosque, huyendo de su maldito destino, fue atacada por un licántropo que se hallaba por la zona. A pesar de que el ataque fue horrible, Natasha logró salvarse, y para colmo, terminó cargando consigo la marca de la bestia. A partir de ese entonces ya no sería más una bruja con potencial, sino, una lycan a quien explotarían hasta el final. O eso fue lo que creyeron sus verdugos, porque el día menos pensado, Vladimir y Natasha huyeron para siempre de aquella tortura. Traicionaron los principios del padre Henri y se llevaron valiosos secretos consigo. Natasha cambió su nombre por el de Ninette y Vladimir empezó a autodenominarse Nikolay, en honor a su padre, un ex soldado de la guardia del zar, quien había muerto de tuberculosis, razón por la cual él fue a parar al orfanato, el primer sitio en donde querían ir luego de su huida. Pero era demasiado predecible. Así que, simplemente se trasladaron a París, ocultándose lo mejor posible, actuando como si nada hubiera pasado, sin saber que alguien estaba más cerca de ellos de lo que pensaban.

Datos Extras

—Tiene varias cicatrices en su cuerpo. Todas son producto de los experimentos a los que fue sometida en la Inquisición.
—Conserva información relevante sobre las prácticas que se hacían en la facción de los tecnólogos; es por esta misma razón que la buscan, acusándola de traidora.
—Ha desarrollado un profundo odio hacia el padre Henri Sicard y desea acabar con él en algún momento.
—Usualmente tiene muy mal genio con casi todos, menos con los niños; con ellos suele ser ella misma. Quizás porque ve reflejada su infancia perdida en ellos.
—No recuerda nada acerca de sus primeros años de vida antes de llegar al orfanato. Según datos, posiblemente, sus padres fueron quienes le borraron la memoria para que rememorara alguna catástrofe más adelante.
—Su verdadero nombre es Natasha, pero se lo cambió por Ninette al huir de la Inquisición, y ahora no lo considera tan propio, piensa que Ninette le va mejor.
—Hace varios años, mucho antes de haberse convertido en licántropo, Ninette servía a la familia real rusa, todo por influencias del padre Henri. Luego, cuando decidió huir de la Inquisición, perdió todo contacto con estas personas. No duda en regresar, pero aún siente que es demasiado arriesgado.