AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Reciprocidad. [Aurora]
Página 1 de 1.
Reciprocidad. [Aurora]
Nadie podria haber asegurado que dentro de aquella habitacion hubiera alguien. Desde fuera, desde el pasillo, era imposible percibir sonido alguno. Solo se llegaba a notar el vacio de la nada, el silencio sepulcral de un espacio quieto y desprovisto de vida... Y sin embargo, nadie se atrevia a entrar. Ni las prostitutas ni los clientes.
De vez en cuando, alguna de las trabajadoras del lugar pasaba por delante de la puerta acompañada de algun burgues adinerado -dispuesto a dejarse los cuartos en los encantos que alli se ofrecian- y en busca de un lugar intimo, se saltaban esa habitacion sin siquiera ver la opcion de ocuparla. Porque aun sin indicios de que alguien la ocupara, una sensacion de inquietud invadia a todo aquel que tan siquiera se planteara cruzar el umbral.
No, en esa noche, todos hacian lo mismo. Pasar por delante y omitir que esa puerta existiera. Nadie comento nada con nadie... Nadie tenia el valor de hacerlo, ni en intentos susurrados.
Todos los miercoles, a partir de medianoche, sucedia aquello. Todos, sin excepcion, desde hacia ya varios meses. Aquello se convirtio en un hecho irracional que todos tenian en mente, pero del que no se hablaba. La tercera habitacion del pasillo en direccion a la izquierda, la mas alejada del hall de la entrada.
Y en la quietud de su interior, nada se movia. Nada, en absoluto.
La penumbra inundaba el austero lugar. Sombras que todo lo cubrian, y que no dejaban ver mas de un palmo por delante de las narices de quien se encontrara dentro. Sombras estaticas, innamovibles, que se dignaban a perecer solo si de alguna forma se arrojaba luz sobre ellas.
Solo sombras.
Pero una de ellas, venia buscando algo. Una, venia en busca de su prostituta. Una sombra que se añadia, todos los miercoles, al resto durante un par de horas... Pero de aquello, solo estaba al tanto una persona en todo aquel libidinoso comercio: Aurora Dormstrang. La unica, que distinguiendose del resto de los que frecuentaban el burdel, se atrevia a cruzar la puerta de la habitacion mas alejada de la entrada.
La sombra, quieta completamente, lo contemplaba todo -lo poco que habia que contemplar- en aquella habitacion. Paciente, esperaba a lo que habia venido a conseguir. Una de sus manos se paseaba por el borde de una pequeña mesa situada en uno de los rincones, arriba y abajo, rozando con los dedos enguantados la tosca madera. Arriba y abajo, de forma concisa y ritmica. Era la forma en que, aquella sombra, media el tiempo desde que se digno a entrar. Y segun sus calculos, Aurora llegaba tarde.
De vez en cuando, alguna de las trabajadoras del lugar pasaba por delante de la puerta acompañada de algun burgues adinerado -dispuesto a dejarse los cuartos en los encantos que alli se ofrecian- y en busca de un lugar intimo, se saltaban esa habitacion sin siquiera ver la opcion de ocuparla. Porque aun sin indicios de que alguien la ocupara, una sensacion de inquietud invadia a todo aquel que tan siquiera se planteara cruzar el umbral.
No, en esa noche, todos hacian lo mismo. Pasar por delante y omitir que esa puerta existiera. Nadie comento nada con nadie... Nadie tenia el valor de hacerlo, ni en intentos susurrados.
Todos los miercoles, a partir de medianoche, sucedia aquello. Todos, sin excepcion, desde hacia ya varios meses. Aquello se convirtio en un hecho irracional que todos tenian en mente, pero del que no se hablaba. La tercera habitacion del pasillo en direccion a la izquierda, la mas alejada del hall de la entrada.
Y en la quietud de su interior, nada se movia. Nada, en absoluto.
La penumbra inundaba el austero lugar. Sombras que todo lo cubrian, y que no dejaban ver mas de un palmo por delante de las narices de quien se encontrara dentro. Sombras estaticas, innamovibles, que se dignaban a perecer solo si de alguna forma se arrojaba luz sobre ellas.
Solo sombras.
Pero una de ellas, venia buscando algo. Una, venia en busca de su prostituta. Una sombra que se añadia, todos los miercoles, al resto durante un par de horas... Pero de aquello, solo estaba al tanto una persona en todo aquel libidinoso comercio: Aurora Dormstrang. La unica, que distinguiendose del resto de los que frecuentaban el burdel, se atrevia a cruzar la puerta de la habitacion mas alejada de la entrada.
La sombra, quieta completamente, lo contemplaba todo -lo poco que habia que contemplar- en aquella habitacion. Paciente, esperaba a lo que habia venido a conseguir. Una de sus manos se paseaba por el borde de una pequeña mesa situada en uno de los rincones, arriba y abajo, rozando con los dedos enguantados la tosca madera. Arriba y abajo, de forma concisa y ritmica. Era la forma en que, aquella sombra, media el tiempo desde que se digno a entrar. Y segun sus calculos, Aurora llegaba tarde.
Invitado- Invitado
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Un escenario nocturno. Las sombras que se movían con sigilo, rodeando los cuerpos que caminaban en los turbados pasillos. Era miércoles, Aurora lo sabía. Ese día no era como todos los otros, monótonos, insulsos. Era diferente. De alguna manera esperaba que llegara este día, porque podía pensar en otra cosa que no sea la satisfacción de algún odioso cliente. Con esta extraña, pero interesante visita, podía escaparse de su maldita mente, que siempre la perseguía. Que jugaba macabramente con ella, la cegaba. Pero era difícil disponer de su propio tiempo. Mantenerse en horario era complicado. Todos siempre querían más. Nadie quedaba saciado. ¿Por qué no podían comprender que no podían poseer todo en una sola noche? Maldita ambición, esa que convertía a los hombres en criaturas sin remordimientos. Maldita ella, que tratando de ganar mas dinero, se prestaba para los juegos físicos sin siquiera pensar en que había alguien mas esperando.
Silenciosa como la muerte, se escabulló de las garras del último animal. A veces, se sentía como la presa que huía de aquel depredador sanguinario. Pero era necesario. Todo aquel sufrimiento, algún día tendría su fruto. Ella caminaba entre los peligros de la noche, no solo para sentirse viva. No era por mera diversión. Claro que no. Mentes enfermas son solo las que piensan en el sufrimiento para satisfacerse. Había un plan. Todo encajaría de alguna intrincada manera. Una vez que encontrase a aquel bastardo que le había arrancado el corazón, la dicha, podría descansar en paz. Se arrastraría hasta las negras alas de la muerte y cerraría los ojos para despedirse de todos. Pero no ahora. No había tiempo para desear la muerte cuando se planeaba la venganza. Solo había tiempo para sobrevivir.
Y en aquel cuarto, el cual nadie se atrevía a abrir. Ni siquiera a espiar, se encontraba el. Aquella misteriosa sombra que solo pedía compañía. Aquel que casi nunca logró vislumbrar con claridad, y era solo el grave tono de su voz lo que conocía con profundidad. Un alma en pena. Un condenado, como ella, como todos los que habitaban este infierno en la tierra llamado burdel. Las paredes a su alrededor se teñían de diferentes tonalidades rojizas a medida que avanzaba. Hasta que por fin, de manera suave, abrió la puerta. El cuarto estaba a oscuras, pero no era una sorpresa. Cerró la puerta tras ella, y al acercarse, realizó una pequeña reverencia. De cordialidad, de complicidad. –Lamento mi tardanza Monsieur. – Se disculpó a sabiendas de que llegar tarde era una completa falta de respeto. – Me retuvieron más de lo pensado. Por favor, no os quedéis de pie, siéntese. Os ofrezco algo de tomar? – Preguntó sin acercarse más. Conocía los límites, aunque le molestasen. Su voz, casi angelical se confundió con el viento que entraba desde un ventanal, por el cual la luz de la luna se abría paso.
Silenciosa como la muerte, se escabulló de las garras del último animal. A veces, se sentía como la presa que huía de aquel depredador sanguinario. Pero era necesario. Todo aquel sufrimiento, algún día tendría su fruto. Ella caminaba entre los peligros de la noche, no solo para sentirse viva. No era por mera diversión. Claro que no. Mentes enfermas son solo las que piensan en el sufrimiento para satisfacerse. Había un plan. Todo encajaría de alguna intrincada manera. Una vez que encontrase a aquel bastardo que le había arrancado el corazón, la dicha, podría descansar en paz. Se arrastraría hasta las negras alas de la muerte y cerraría los ojos para despedirse de todos. Pero no ahora. No había tiempo para desear la muerte cuando se planeaba la venganza. Solo había tiempo para sobrevivir.
Y en aquel cuarto, el cual nadie se atrevía a abrir. Ni siquiera a espiar, se encontraba el. Aquella misteriosa sombra que solo pedía compañía. Aquel que casi nunca logró vislumbrar con claridad, y era solo el grave tono de su voz lo que conocía con profundidad. Un alma en pena. Un condenado, como ella, como todos los que habitaban este infierno en la tierra llamado burdel. Las paredes a su alrededor se teñían de diferentes tonalidades rojizas a medida que avanzaba. Hasta que por fin, de manera suave, abrió la puerta. El cuarto estaba a oscuras, pero no era una sorpresa. Cerró la puerta tras ella, y al acercarse, realizó una pequeña reverencia. De cordialidad, de complicidad. –Lamento mi tardanza Monsieur. – Se disculpó a sabiendas de que llegar tarde era una completa falta de respeto. – Me retuvieron más de lo pensado. Por favor, no os quedéis de pie, siéntese. Os ofrezco algo de tomar? – Preguntó sin acercarse más. Conocía los límites, aunque le molestasen. Su voz, casi angelical se confundió con el viento que entraba desde un ventanal, por el cual la luz de la luna se abría paso.
Aurora Dormstrang- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Re: Reciprocidad. [Aurora]
La misma mano que paseaba ociosa por la mesa, de forma ritmica, fue a parar al vientre de la sombra. Con una suave inclinacion -tan solo un leve cabeceo, escueto y educado- correspondio a la reverencia que aquella muchacha le ofrecia. Un gesto educado, aunque mas que de respeto, se trataba de un mero formalismo social. Desde su posicion, y entre la penumbra, al inclinarse se reflejo un atisbo de luz de los ojos del hombre enmascarado. Un atisbo verde, centelleante, que nadie podria asegurar si se trataba de un deje peligroso, o simplemente, de inteligencia astuta.
-Burdeos- respondio ante el ofrecimiento de la cortesana. Escuetamente manifesto su deseo de beber ese vino. Su voz, grave y profunda, choco fuertemente en contraste con el meloso y angelical tono de Aurora.
Sin mas dilacion, se acerco a la silla. Su silla. De forma repetitiva, el ritual se completaba... El, tomaba asiento cerca de la ventana que daba a la calle de atras del burdel, dejando que la luz que la luna y las estrellas arrojaban incidieran en su espalda, recortando su silueta y convirtiendolo en una sombra mas definida. Ella, mas tarde, le traeria su copa y se sentaria al borde de la cama, que esa noche no sufriria por el peso de dos cuerpos que tramitaran el negocio de la carne. No, ahora dicho lecho solo seria un testigo mudo de la conversacion que se desarrollaria. Testigo de otro tipo de negocio.
Sentado, se limito a observar serio los movimientos graciles y sensuales de la dama -que seguramente, a estas alturas realizaria de forma innata, sin desearlo- sin decir por ahora ni una sola palabra mas. Todo a su tiempo, tenian dos horas. Un precio por la compañia de aquella desdichada rubia.
Preparado, bajo los pliegues de su capa, la bolsa de francos esperaba el momento adecuado para ser depositada sobre la mesa y asi finalizar el pago de aquella reunion.
Pagaba por Aurora. No por que tuviera una conversacion agradable, no porque fuera condescendiente con el... Pagaba para conocerla mejor, para entender a otro alma trastornada. Porque ella nunca le comento el hecho de ser practicamente igual a el, pero el lo notaba. Y aunque no lo admitiera, tambien pagaba para sentirse acompañado con alguien que realmente, podria entender como se sentia.
-Estais especialmente tensa esta noche. Solo espero, que nadie en este burdel se halla propasado en lo que le corresponde- añadio, con el mismo tono que le pidio el vino. Solemne, dejaba entrever que no aceptaria que se propasasen con ella.
-Burdeos- respondio ante el ofrecimiento de la cortesana. Escuetamente manifesto su deseo de beber ese vino. Su voz, grave y profunda, choco fuertemente en contraste con el meloso y angelical tono de Aurora.
Sin mas dilacion, se acerco a la silla. Su silla. De forma repetitiva, el ritual se completaba... El, tomaba asiento cerca de la ventana que daba a la calle de atras del burdel, dejando que la luz que la luna y las estrellas arrojaban incidieran en su espalda, recortando su silueta y convirtiendolo en una sombra mas definida. Ella, mas tarde, le traeria su copa y se sentaria al borde de la cama, que esa noche no sufriria por el peso de dos cuerpos que tramitaran el negocio de la carne. No, ahora dicho lecho solo seria un testigo mudo de la conversacion que se desarrollaria. Testigo de otro tipo de negocio.
Sentado, se limito a observar serio los movimientos graciles y sensuales de la dama -que seguramente, a estas alturas realizaria de forma innata, sin desearlo- sin decir por ahora ni una sola palabra mas. Todo a su tiempo, tenian dos horas. Un precio por la compañia de aquella desdichada rubia.
Preparado, bajo los pliegues de su capa, la bolsa de francos esperaba el momento adecuado para ser depositada sobre la mesa y asi finalizar el pago de aquella reunion.
Pagaba por Aurora. No por que tuviera una conversacion agradable, no porque fuera condescendiente con el... Pagaba para conocerla mejor, para entender a otro alma trastornada. Porque ella nunca le comento el hecho de ser practicamente igual a el, pero el lo notaba. Y aunque no lo admitiera, tambien pagaba para sentirse acompañado con alguien que realmente, podria entender como se sentia.
-Estais especialmente tensa esta noche. Solo espero, que nadie en este burdel se halla propasado en lo que le corresponde- añadio, con el mismo tono que le pidio el vino. Solemne, dejaba entrever que no aceptaria que se propasasen con ella.
Invitado- Invitado
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Sin esperar mas, se dirigió hacia donde los vinos se encontraban, sirviendo en un poco en una copa. Sus movimientos eran simples, pero atrapantes. La sensualidad salía de ella casi por acto reflejo. Le entregó el vaso, sentándose luego al borde de la cama. Dejó que los brazos cayeran con gracia a los costados de su cuerpo, centrándose en la recortada figura obscura que permanecía frente a ella. El mundo giraba con violencia alrededor de estos personajes, el burdel, se revolvía en un estrepitoso remolino, pero ellos dos, en su pequeño cuarto, se quedaban quietos. Estáticos. Nada parecía moverlos de su lugar. Eran estatuas que se miraban infinitamente, buscando respuestas que nunca encontrarían. Parecían simples humanos sin complejos. Claro que eso era solo si se los miraba de afuera. Dentro, en sus mentes, se batallaba una compleja guerra. Pensamientos contradictorios que solo lograban dificultar todo. O por lo menos así se encontraba Aurora. Sin embargo, su rostro níveo, no dejaba nunca que esos sentimientos confusos se mostraran en su semblante.
Siempre se había preguntado la misma cosa. La curiosidad le picaba de manera atemorizante. Todos los miércoles, su mente solo se hacía la misma pregunta una y otra vez. ¿Qué escondía Chevalier? ¿Por qué nunca pudo verlo de cerca? El siempre se refugiaba en las sombras, fundiéndose en ellas, convirtiéndose el también en una sombra pasajera. No podía evitar curiosidad. Pero no podía preguntarle. No podía ni debía. El no pagaba para que lo atacaran con preguntas que no le ayudarían. El pagaba para..Para, de alguna manera, combatir la soledad. De una manera inusual, el también buscaba lo que los demás hombres. –No os preocupéis.- Musitó de manera suave. Observó como la luz de la luna, y de las estrellas solo dejaban ver pequeños destellos del cuerpo de su cliente. Nada que le diera una pista. Por supuesto que no iba a contarle lo que ocurría afuera de este mundo que se habían creado para ellos. No iba a preocuparle con situaciones que escapaban de su manejo.
-¿Cómo os a tratado la vida estos días? – Preguntó, empezando una conversación. Quería saber mas de el. Le interesaba saber de su vida. Se había acostumbrado a escuchar la sabiduría de una mente atormentada. Y a veces escuchándolo, se encontraba a si misma en esas palabras. Se reconocía en ciertos tipos de pensamientos. Pero ella era mas extrema. Los pensamientos de Aurora variaban con una peligrosidad constante. No era bipolaridad, era mera indecisión. En si, la cuestión se veía fácil. Seguir viviendo, o entregarse a la muerte. Ambas dolorosas, y ambas traerían cierta paz a su cuerpo. Pero una de esas opciones era más fácil que la otra. La muerte era más rápida, y como bien se sabe, la venganza es un plato que se sirve frío. Por eso, un día podía estar al borde de un precipicio, y al día siguiente podía estar sentada al borde de una cama escuchando las penurias de un alma como la de ella.
– ¿Es el vino de vuestro agrado? -Preguntó con amabilidad, siempre atentas a las necesidades de su cliente.
Siempre se había preguntado la misma cosa. La curiosidad le picaba de manera atemorizante. Todos los miércoles, su mente solo se hacía la misma pregunta una y otra vez. ¿Qué escondía Chevalier? ¿Por qué nunca pudo verlo de cerca? El siempre se refugiaba en las sombras, fundiéndose en ellas, convirtiéndose el también en una sombra pasajera. No podía evitar curiosidad. Pero no podía preguntarle. No podía ni debía. El no pagaba para que lo atacaran con preguntas que no le ayudarían. El pagaba para..Para, de alguna manera, combatir la soledad. De una manera inusual, el también buscaba lo que los demás hombres. –No os preocupéis.- Musitó de manera suave. Observó como la luz de la luna, y de las estrellas solo dejaban ver pequeños destellos del cuerpo de su cliente. Nada que le diera una pista. Por supuesto que no iba a contarle lo que ocurría afuera de este mundo que se habían creado para ellos. No iba a preocuparle con situaciones que escapaban de su manejo.
-¿Cómo os a tratado la vida estos días? – Preguntó, empezando una conversación. Quería saber mas de el. Le interesaba saber de su vida. Se había acostumbrado a escuchar la sabiduría de una mente atormentada. Y a veces escuchándolo, se encontraba a si misma en esas palabras. Se reconocía en ciertos tipos de pensamientos. Pero ella era mas extrema. Los pensamientos de Aurora variaban con una peligrosidad constante. No era bipolaridad, era mera indecisión. En si, la cuestión se veía fácil. Seguir viviendo, o entregarse a la muerte. Ambas dolorosas, y ambas traerían cierta paz a su cuerpo. Pero una de esas opciones era más fácil que la otra. La muerte era más rápida, y como bien se sabe, la venganza es un plato que se sirve frío. Por eso, un día podía estar al borde de un precipicio, y al día siguiente podía estar sentada al borde de una cama escuchando las penurias de un alma como la de ella.
– ¿Es el vino de vuestro agrado? -Preguntó con amabilidad, siempre atentas a las necesidades de su cliente.
Aurora Dormstrang- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Chevalier -asi lo llamaban a el- emitio un suspiro suave. Mas que un suspiro, fue una leve exhalacion de tristeza contenida. ¿Como le habia tratado la vida en los dias entre aquel y el anterior miercoles?
-La risa me ha acompañado, Aurora- susurro en un deje de melancolia, acompañando sus palabras con una corta sonrisa que se ilumino asemejandose a una pequeña luciernaga solitaria en un pantanal. -Tres viejos amigos Berowne, Dumaine, y Longaville, pasaron a visitarme. Fue una grata sorpresa, ya que hacia varios años que no les veia... Estos tres locos caballeros me hicieron pasar una grata velada, mostrandome sus venturas y desventuras junto a diferentes damas de su corte, autenticas señoritas encantadoras y a cada cual, mas sorprendentes y curiosas-
De golpe, se levanto. Dio un par de pasos por la habitacion, moviendo los brazos energicamente -de forma teatral- para ayudar con teson su relato.
Cuando se movio por la habitacion, las sombras, de una forma irracional, parecieron acompañarle a cada paso que daba. La impresion de que la penumbra le servia de capa para ocultarle era en cierta forma, mistica. Magia, o brujeria, habrian asegurado mas de uno si le hubieran observado ... Aunque solo su cortesana era la unica que le miraba.
-Todo, como años atras, se volvio a complicar con su visita. Don Adriano de Armardo llego mas tarde, para complicar las cosas y herir a la pobre Jaquenetta, con ayuda del indeseable de Costardo.- el cambio en su tono, ahora vivo y resuelto, no tenia nada que ver con sus solemenes palabras de hacia un rato. Ahora, disfrutaba del relato que contaba... Aunque siempre, y siempre, en ese tono grave y suave que casi parecia cantar las palabras que salian por su boca.
Tan de pronto como se habia levantando, se quedo parado en medio de la habitacion. Llevandose la copa que Aurora le habia entregado a los labios, bebio de ella en silencio, un silencio esencial para dotar de dramatismo a la historia.
-Crei que la tragedia llegaria para mis tres allegados amigos... Pero finalmente, todo se resolvio tras un malentendido lleno de deliciosos entuertos, ademas de muy divertidos...- se giro hacia la dama que aun reposaba sobre el borde de la cama. -La risa me ha acompañado estos dias, Aurora-
"Trabajos de amor perdidos" de William Shakespeare. Con aquella vez, era la trigesimo novena ocasion que se deleitaba con las andanzas del rey de Navarra y sus amigos. Sus "amigos", aquellos que no le habian abandonado a lo largo de su vida, olian a hojas polvorientas de libro antiguo... pero le habian hecho reir.
-Y, como siempre, el Bourdeos esta esquisito.- le mitio a su compañera. No queria herirla con aquella trivialidad, pero su paladar estaba acostumbrado a otra categoria mas refinada.
La taladro con la mirada, de nuevo, y sintio esa culebra que siempre se paseaba por su espina dorsal cada vez que indagaba en los sentimientos de Aurora. No le hacia preguntar como habia pasado ella sus dias, ya que el lo notaba: aquella dualidad constante, que no lograba descifrar del todo, seguia rondando el alma de la joven.
-La risa me ha acompañado, Aurora- susurro en un deje de melancolia, acompañando sus palabras con una corta sonrisa que se ilumino asemejandose a una pequeña luciernaga solitaria en un pantanal. -Tres viejos amigos Berowne, Dumaine, y Longaville, pasaron a visitarme. Fue una grata sorpresa, ya que hacia varios años que no les veia... Estos tres locos caballeros me hicieron pasar una grata velada, mostrandome sus venturas y desventuras junto a diferentes damas de su corte, autenticas señoritas encantadoras y a cada cual, mas sorprendentes y curiosas-
De golpe, se levanto. Dio un par de pasos por la habitacion, moviendo los brazos energicamente -de forma teatral- para ayudar con teson su relato.
Cuando se movio por la habitacion, las sombras, de una forma irracional, parecieron acompañarle a cada paso que daba. La impresion de que la penumbra le servia de capa para ocultarle era en cierta forma, mistica. Magia, o brujeria, habrian asegurado mas de uno si le hubieran observado ... Aunque solo su cortesana era la unica que le miraba.
-Todo, como años atras, se volvio a complicar con su visita. Don Adriano de Armardo llego mas tarde, para complicar las cosas y herir a la pobre Jaquenetta, con ayuda del indeseable de Costardo.- el cambio en su tono, ahora vivo y resuelto, no tenia nada que ver con sus solemenes palabras de hacia un rato. Ahora, disfrutaba del relato que contaba... Aunque siempre, y siempre, en ese tono grave y suave que casi parecia cantar las palabras que salian por su boca.
Tan de pronto como se habia levantando, se quedo parado en medio de la habitacion. Llevandose la copa que Aurora le habia entregado a los labios, bebio de ella en silencio, un silencio esencial para dotar de dramatismo a la historia.
-Crei que la tragedia llegaria para mis tres allegados amigos... Pero finalmente, todo se resolvio tras un malentendido lleno de deliciosos entuertos, ademas de muy divertidos...- se giro hacia la dama que aun reposaba sobre el borde de la cama. -La risa me ha acompañado estos dias, Aurora-
"Trabajos de amor perdidos" de William Shakespeare. Con aquella vez, era la trigesimo novena ocasion que se deleitaba con las andanzas del rey de Navarra y sus amigos. Sus "amigos", aquellos que no le habian abandonado a lo largo de su vida, olian a hojas polvorientas de libro antiguo... pero le habian hecho reir.
-Y, como siempre, el Bourdeos esta esquisito.- le mitio a su compañera. No queria herirla con aquella trivialidad, pero su paladar estaba acostumbrado a otra categoria mas refinada.
La taladro con la mirada, de nuevo, y sintio esa culebra que siempre se paseaba por su espina dorsal cada vez que indagaba en los sentimientos de Aurora. No le hacia preguntar como habia pasado ella sus dias, ya que el lo notaba: aquella dualidad constante, que no lograba descifrar del todo, seguia rondando el alma de la joven.
Invitado- Invitado
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Lo observó con curiosidad. La manera en que las palabras salían de su boca con una exaltación evidente. Relatando hechos que su mente conocía de memoria, a pesar de los dichos años que habían pasado. Observó a pesar de que todavía las sombras cubrían su cuerpo. Pero le maravillaba la capacidad que tenia de expresar una grata historia. La risa había dicho. Que tema delicado. ¿Cuándo había sido la última vez que Aurora había sonreído con franqueza? No recordaba. Pues sonreír, lo hacía claro. Nadie deseaba ver una prostituta amarga, resentida. Asíque fingía. Después de todo, su cuerpo, su semblante, casi nunca era un reflejo de lo que ocurría en su mente. Sonreiría si era necesario, si le pagaban por ello..Pero la verdadera dicha se había esfumado aquella maldita noche de verano..
-Me alegro de que la risa lo acompañe.. – Susurra imaginándose el rostro detrás de las sombras. El cuerpo detrás de la noche. Sacudió nuevamente esos pensamientos de su mente. Ya había pasado por ello antes. Básicamente todas las noches, al salir de la habitación, se reprochaba no tener el valor suficiente para preguntar. Preguntar el porque del escondite. El porque de tantas cosas. Su mirada se posó ahora en la noche obscura que se mostraba desde el ventanal. Las estrellas centellaban con estrépito. Perforaban la sabana negra que la noche era. De alguna manera la llenaban de vida. Había aprendido a familiarizarse con las estrellas, deseando ser como ellas. Tan brillantes, lejanas. Imposibles. Pero como de sueños era imposible vivir, bajó de esa nube y se ató con cadenas nuevamente a la realidad.
- Si desea que la risa siga con usted..Debería ir al teatro..Me han comentado de unas obras esplendidas – Comenta sin mucha relevancia. Jamás había asistido al teatro, y nunca lo haría. Las cosas banales, materiales pasaban de ella. Resbalaban hundiéndose en un mar hondo. A veces la que se hundía era ella, volviéndose cada vez más y más pesada. Ahogándose en un río, un océano de preguntas sin respuestas y contradicciones que solo servían como cuchillas en su triste alma. Y su alma se desangraba lentamente. Lenta y silenciosamente esa llama se apagaba. El fuego se extinguía. Lo hacía todo el tiempo.
Volvió a concentrase en el. Decidida esta vez a finalizar con la incertidumbre. Lo pensó. Lo meditó, pero simplemente no podía evitar el sentirse atraída por el misterio que su persona irradiaba. –Disculpe mi atrevimiento…Pero..¿Porque siempre os escondéis en las sombras?.. – Bajó la mirada instintivamente. Sintiéndose casi avergonzada por atreverse a preguntarle eso. Pero bah..Si el no quería responder, no lo haría. Pero ella no podía mas, necesitaba por lo menos, responder una incógnita en su mísera vida.
-Me alegro de que la risa lo acompañe.. – Susurra imaginándose el rostro detrás de las sombras. El cuerpo detrás de la noche. Sacudió nuevamente esos pensamientos de su mente. Ya había pasado por ello antes. Básicamente todas las noches, al salir de la habitación, se reprochaba no tener el valor suficiente para preguntar. Preguntar el porque del escondite. El porque de tantas cosas. Su mirada se posó ahora en la noche obscura que se mostraba desde el ventanal. Las estrellas centellaban con estrépito. Perforaban la sabana negra que la noche era. De alguna manera la llenaban de vida. Había aprendido a familiarizarse con las estrellas, deseando ser como ellas. Tan brillantes, lejanas. Imposibles. Pero como de sueños era imposible vivir, bajó de esa nube y se ató con cadenas nuevamente a la realidad.
- Si desea que la risa siga con usted..Debería ir al teatro..Me han comentado de unas obras esplendidas – Comenta sin mucha relevancia. Jamás había asistido al teatro, y nunca lo haría. Las cosas banales, materiales pasaban de ella. Resbalaban hundiéndose en un mar hondo. A veces la que se hundía era ella, volviéndose cada vez más y más pesada. Ahogándose en un río, un océano de preguntas sin respuestas y contradicciones que solo servían como cuchillas en su triste alma. Y su alma se desangraba lentamente. Lenta y silenciosamente esa llama se apagaba. El fuego se extinguía. Lo hacía todo el tiempo.
Volvió a concentrase en el. Decidida esta vez a finalizar con la incertidumbre. Lo pensó. Lo meditó, pero simplemente no podía evitar el sentirse atraída por el misterio que su persona irradiaba. –Disculpe mi atrevimiento…Pero..¿Porque siempre os escondéis en las sombras?.. – Bajó la mirada instintivamente. Sintiéndose casi avergonzada por atreverse a preguntarle eso. Pero bah..Si el no quería responder, no lo haría. Pero ella no podía mas, necesitaba por lo menos, responder una incógnita en su mísera vida.
Aurora Dormstrang- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Re: Reciprocidad. [Aurora]
-El teatro, claro...- su voz, sono sarcastica. El teatro, el pasatiempo favorito de la burguesia acomodada, de aquellos que deseaban aparentar por encima del deseo de cultivarse ellos mismos. El mundo en el que el amor por el arte quedaba relegado a un segundo plano por debajo de la pura hipocresia. -Mas de una noche, he asistido, pero las obras que se representan estan lejos de ser "esplendidas"-
Y no mentia, cada cierto tiempo, acudia al teatro. Sin embargo, nadie era consciente de ello cuando ocurria, solo el. Entre bambalinas, tras el telon, y al resguardo de esquinas oscuras que le proporcionaban escondite, acudia como un maldito fugitivo. Como un maldito fugitivo entraba sin ser visto, y como un maldito fugitivo contemplaba el fluir de los actores en su puesta en escena. Solo, sin compañia.
Siempre, cuando hacia aquello, salia tremendamente decepcionado. Las obras, la mayoria que se representaban, eran futiles operetas por encargo que trataban temas insulsos para adormecer al pueblo, o en otros casos, para avivar su espiritu guerrero en alzas de derrocar completamente a la Antigua Francia, la clasica, y asi hacerles aceptar la nueva oleada republicana. Borregos sin conciencia, mas preocupados de estrenar un atuendo acorde con el evento que a realizarse como si mismos.
En ningun momento habia apartado la mirada de Aurora. La pobre, segun desde su punto de vista altivo, entraba de lleno en el mar de "ciudadanos" parisinos. Sin embargo, eso es lo que menos preocupaba a la sombra... Ella, aun sin ser consciente a niveles como el suyo -muestra era la evidencia de que la desdichada ni siquiera habia entendido la broma ironica de su velada con los protagonistas de Shakespeare- era especial. Que no hubiera recibido una educacion adecuada y no hubiera sido dotada de herramientas utiles para desgranar la vida desde una perspectiva humanista, no significaba que su alma no fuera una de las mas complejas con las que se habia topado.
El consuelo de almas atormentadas. En ella lo tenia... por un modico precio.
Noto a continuacion, el dubitar de la muchacha antes de pronunciar sus proximas palabras. Antes de que la frase interrogativa surgiera de los finos labios de la cortesana, Chevalier sabia que era lo que ella estaba a punto de cuestionarle.
Y era inevitable que llegara ese momento. Solo sentia gratitud por no ser tan irreverente, y esperar tanto tiempo para saciar una curiosidad que cualquier otro habria preguntado tras cruzar dos palabras con el.
Las sombras, como si respondieran a Aurora, se retiraron levemente. No del todo, solo lo necesariamente suficiente. Al principio, solo dejaron ver el menton y la mejilla izquierda del hombre: unos rasgos firmes y cuadriculados, varoniles, apuestos... Pero a continuacion, tambien dejaron ver la media mascara que cubria el lado derecho del rostro del hombre. Una mascara negra, mas negra aun que la noche que podian observar por la ventana de aquel dormitorio, mas oscura que que las propias sombras que lo imbuian.
-¿Que deciros, Aurora?- dijo dando un paso y, con su dedo indice, alzando el rostro de la cortesana para que le mirara a la cara. -Este mundo no es el mio, solo soy un espectador de el... y como buen espectador, no deseo inmiscuirme en sus asuntos-
Y no mentia, cada cierto tiempo, acudia al teatro. Sin embargo, nadie era consciente de ello cuando ocurria, solo el. Entre bambalinas, tras el telon, y al resguardo de esquinas oscuras que le proporcionaban escondite, acudia como un maldito fugitivo. Como un maldito fugitivo entraba sin ser visto, y como un maldito fugitivo contemplaba el fluir de los actores en su puesta en escena. Solo, sin compañia.
Siempre, cuando hacia aquello, salia tremendamente decepcionado. Las obras, la mayoria que se representaban, eran futiles operetas por encargo que trataban temas insulsos para adormecer al pueblo, o en otros casos, para avivar su espiritu guerrero en alzas de derrocar completamente a la Antigua Francia, la clasica, y asi hacerles aceptar la nueva oleada republicana. Borregos sin conciencia, mas preocupados de estrenar un atuendo acorde con el evento que a realizarse como si mismos.
En ningun momento habia apartado la mirada de Aurora. La pobre, segun desde su punto de vista altivo, entraba de lleno en el mar de "ciudadanos" parisinos. Sin embargo, eso es lo que menos preocupaba a la sombra... Ella, aun sin ser consciente a niveles como el suyo -muestra era la evidencia de que la desdichada ni siquiera habia entendido la broma ironica de su velada con los protagonistas de Shakespeare- era especial. Que no hubiera recibido una educacion adecuada y no hubiera sido dotada de herramientas utiles para desgranar la vida desde una perspectiva humanista, no significaba que su alma no fuera una de las mas complejas con las que se habia topado.
El consuelo de almas atormentadas. En ella lo tenia... por un modico precio.
Noto a continuacion, el dubitar de la muchacha antes de pronunciar sus proximas palabras. Antes de que la frase interrogativa surgiera de los finos labios de la cortesana, Chevalier sabia que era lo que ella estaba a punto de cuestionarle.
Y era inevitable que llegara ese momento. Solo sentia gratitud por no ser tan irreverente, y esperar tanto tiempo para saciar una curiosidad que cualquier otro habria preguntado tras cruzar dos palabras con el.
Las sombras, como si respondieran a Aurora, se retiraron levemente. No del todo, solo lo necesariamente suficiente. Al principio, solo dejaron ver el menton y la mejilla izquierda del hombre: unos rasgos firmes y cuadriculados, varoniles, apuestos... Pero a continuacion, tambien dejaron ver la media mascara que cubria el lado derecho del rostro del hombre. Una mascara negra, mas negra aun que la noche que podian observar por la ventana de aquel dormitorio, mas oscura que que las propias sombras que lo imbuian.
-¿Que deciros, Aurora?- dijo dando un paso y, con su dedo indice, alzando el rostro de la cortesana para que le mirara a la cara. -Este mundo no es el mio, solo soy un espectador de el... y como buen espectador, no deseo inmiscuirme en sus asuntos-
Invitado- Invitado
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Su mente no se había detenido a imaginarse como eran las obras de teatro que jamás había visto. No se preocupó en buscar alguna manera de asistir a ellas, porque era absurdo. No era necesario espiar las miserias escritas por algún escritor, cuando podía vivir en carne propia las desventuras de la vida. Cuando su cuerpo irradiaba un aura de soledad eterna. Su presencia hubiese opacado las penas de los actores, puesto que su tristeza era tan obscura para llenar París de sombras. Que irónica resultaba la vida. ¿Podía ser llamado esto vida o era solo una burda imitación? ¿Cómo diferenciar la vida de un vago eco de esta? Era imposible, y más aun para alguien como Aurora. Alguien inculto que poco sabía de libros y música, pero por cuyas venas, corría una pasión mas grande que cualquier maldito burgués.
Entonces, su cliente se apartó un poco de la constante obscuridad. Dejó que unos pequeños rayos de luna lo abrazaran. Lo iluminaran y allí, pudo descubrir algo para lo que no estaba preparada. Una mitad de su rostro, era pronunciada. Varonil, apuesta. Un rostro que completo, hubiese dejado boquiabierta a más de una damisela. Pero la otra mitad, permanecía oculta bajo una mascara negra. Una mascara. Hubiese preferido que Chevalier se quedase en las sombras. Que jamás hubiese salido a la luz. Había pensado que al descubrir su rostro, todas sus preguntas se acabarían, dejando de torturar su atormentada mente. Pero al contrario, solo llegaron más y más preguntas. ¿Qué ocultaba esa mascara? ¿Era solamente una declaración bohemia, o se escondía algo mas interesante que eso? Sus ojos claros, se clavaron en los de el, que se acercó para que ella pudiese contemplarlo con mas detalle. Jamás había estado tan cerca de el.
Un leve suspiro se escapó por sus labios. El mundo en realidad no pertenecía a nadie. Se manejaba por su cuenta y estaba bastante segura, de que sin nosotros en el, lo hubiera pasado mucho mejor. Los hombres no eran más que pesados cuerpos que buscaban una luz en la tormenta. Y al buscar esa luz, tiraban y destruían todo a su paso. Bestias egoístas que no pensaban más que en sus propias narices. Mentes agudas, viles que matarían a cualquiera solamente por buscar las respuestas a esas preguntas que aquejan sus días. Todos eran espectadores del mundo.. –Quizás, seáis un espectador del mundo..Pero sois el protagonista de vuestra vida. – Murmuró con la voz misteriosa. Que delataba que por su mente corría más que una simple frase casi filosófica.
Se levantó de la cama, dejando que la mano de Chevalier quedase suspendida en el aire, al no tener que sostener ahora. Acomodó su rubia cabellera hacia un costado. Ahora estaban casi a la misma altura a no ser porque Aurora era un poco mas baja que el. Sus ojos recorrieron los detalles de la mascara y los del rostro. -¿Por qué ocultarse bajo una mascara? ¿Qué es lo que os atemoriza? – Había empezado. Había provocado un desencadenamiento de preguntas. Y es que había pocas cosas que llamasen la atención de la cortesana. Pero entre las que si lo hacían se encontraba el hombre frente a ella.
Entonces, su cliente se apartó un poco de la constante obscuridad. Dejó que unos pequeños rayos de luna lo abrazaran. Lo iluminaran y allí, pudo descubrir algo para lo que no estaba preparada. Una mitad de su rostro, era pronunciada. Varonil, apuesta. Un rostro que completo, hubiese dejado boquiabierta a más de una damisela. Pero la otra mitad, permanecía oculta bajo una mascara negra. Una mascara. Hubiese preferido que Chevalier se quedase en las sombras. Que jamás hubiese salido a la luz. Había pensado que al descubrir su rostro, todas sus preguntas se acabarían, dejando de torturar su atormentada mente. Pero al contrario, solo llegaron más y más preguntas. ¿Qué ocultaba esa mascara? ¿Era solamente una declaración bohemia, o se escondía algo mas interesante que eso? Sus ojos claros, se clavaron en los de el, que se acercó para que ella pudiese contemplarlo con mas detalle. Jamás había estado tan cerca de el.
Un leve suspiro se escapó por sus labios. El mundo en realidad no pertenecía a nadie. Se manejaba por su cuenta y estaba bastante segura, de que sin nosotros en el, lo hubiera pasado mucho mejor. Los hombres no eran más que pesados cuerpos que buscaban una luz en la tormenta. Y al buscar esa luz, tiraban y destruían todo a su paso. Bestias egoístas que no pensaban más que en sus propias narices. Mentes agudas, viles que matarían a cualquiera solamente por buscar las respuestas a esas preguntas que aquejan sus días. Todos eran espectadores del mundo.. –Quizás, seáis un espectador del mundo..Pero sois el protagonista de vuestra vida. – Murmuró con la voz misteriosa. Que delataba que por su mente corría más que una simple frase casi filosófica.
Se levantó de la cama, dejando que la mano de Chevalier quedase suspendida en el aire, al no tener que sostener ahora. Acomodó su rubia cabellera hacia un costado. Ahora estaban casi a la misma altura a no ser porque Aurora era un poco mas baja que el. Sus ojos recorrieron los detalles de la mascara y los del rostro. -¿Por qué ocultarse bajo una mascara? ¿Qué es lo que os atemoriza? – Había empezado. Había provocado un desencadenamiento de preguntas. Y es que había pocas cosas que llamasen la atención de la cortesana. Pero entre las que si lo hacían se encontraba el hombre frente a ella.
Aurora Dormstrang- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Re: Reciprocidad. [Aurora]
El profundo de los ojos de Chevalier, se fundio con el claro de los de Aurora. Durante un par de segundos, el vilo se mantuvo entre ellos dos, en aquella habitacion silenciosa... e inexistente para el resto de las cortesanas y los animales que, pasillo arriba y abajo, pululaban por el burdel. Unos instantes nuevos para aquel hombre casi inexistente, siendo consciente de que era la primera vez en todo ese tiempo, que su cortesana se habia atrevido a acercarsele de esa forma.
Nada surgio en ese instante de los labios del caballero. Enjuto, no vario su gesto solemne del rostro... Nada de contrariedad o sorpresa, ni sobresalto o enfado. Tan solo, despues de ese intenso instante, dio un casi insignificante paso hacia atras haciendo que su aliada, la penumbra, le volviera a cubrir el rostro.
No se habia alejado de ella, aunque hubiera buscando refugio de nuevo en las sombras. Tal vez, si hubiera sido otra persona la que hubiera tenido el atrevimiento, se habria esfumado de alli al instante, y sin embargo, Aurora... Todavia era un misterio el porque consideraba a Aurora a parte del resto mundano, el porque de pagar por su compañia.
-Creo, mi señora, que para ofrecer un servicio sois bastante insolente.- de forma tajante, puso freno a la rueda que se estaba desencadenando. Habria preferido no ser tan cortante con la persona que el consideraba, en cierta forma, su compañera y confidente. -No os pago para que os mostreis tan interesada en mi-
Para cuando termino la frase, ya se habia dado la vuelta y se habia alejado a pasos agigantados al mueble donde la muchacha guardaba el vino. Con movimientos bruscos -señal inequivoca de que habia sido ofendido por la curiosidad de Aurora- se sirvio otro vaso, y permanecio de espaldas a la joven, paladeando la nueva copa.
Nada surgio en ese instante de los labios del caballero. Enjuto, no vario su gesto solemne del rostro... Nada de contrariedad o sorpresa, ni sobresalto o enfado. Tan solo, despues de ese intenso instante, dio un casi insignificante paso hacia atras haciendo que su aliada, la penumbra, le volviera a cubrir el rostro.
No se habia alejado de ella, aunque hubiera buscando refugio de nuevo en las sombras. Tal vez, si hubiera sido otra persona la que hubiera tenido el atrevimiento, se habria esfumado de alli al instante, y sin embargo, Aurora... Todavia era un misterio el porque consideraba a Aurora a parte del resto mundano, el porque de pagar por su compañia.
-Creo, mi señora, que para ofrecer un servicio sois bastante insolente.- de forma tajante, puso freno a la rueda que se estaba desencadenando. Habria preferido no ser tan cortante con la persona que el consideraba, en cierta forma, su compañera y confidente. -No os pago para que os mostreis tan interesada en mi-
Para cuando termino la frase, ya se habia dado la vuelta y se habia alejado a pasos agigantados al mueble donde la muchacha guardaba el vino. Con movimientos bruscos -señal inequivoca de que habia sido ofendido por la curiosidad de Aurora- se sirvio otro vaso, y permanecio de espaldas a la joven, paladeando la nueva copa.
Invitado- Invitado
Re: Reciprocidad. [Aurora]
Un vago arrepentimiento surcó su cuerpo. La precipitación pocas veces le jugaba en contra, porque no era una mujer precipitada. Surgían excepciones, claro. Como esta. Había dejado que las palabras salieran de su boca sin siquiera pensarlas, y había herido los sentimientos de aquel que ahora buscaba refugio entre la obscuridad. Sus palabras rebotaron en su mente de manera extraña. Apagando el fuego que se había prendido accidentalmente en pocos segundos. No os pago para que os mostréis tan interesada en mi.. ¿Por qué os pagaba entonces? No era para una noche lujuriosa. No. El no era como los demás animales que habitaban el burdel, no era un cazador en busca de una presa que jugaría a esconderse para luego se atrapada de manera infantil. Pero tampoco le permitía preocuparse, no le permitía indagar en su misteriosa mente, y de alguna manera ayudarlo a volver al mundo real. ¿Para que gastaba su dinero en ella? Se sumaba entonces, otra pregunta más a su ya extenso listado de preguntas sin respuestas. Y esta vez no se tomaría el atrevimiento de averiguarlo.
Se acercó unos pasos a el, pero dudó y volvió a alejarse. Quedando otra vez cerca del lecho de los sueños. Apoyó su espalda contra una fría pared. Un escalofrío rozó su cuerpo cuando la piel desnuda tocó la fría piedra. Llevaba un extraño vestido abierto en la espalda. Sugestivo por supuesto. Siempre debía mostrarse para los demás. Su mirada cayó al piso, y luego volvió a buscar esos ojos oscuros que ahora conocía de cerca. Pero el estaba de espaldas. Dándole una total negativa. Se había enfadado, y no sabía que hacer para que la perdonase. Lo meditó durante unos segundos, pero las palabras no salían apropiadas para la ocasión. Extraño era que cuando necesitaba palabras adecuadas estas no afloraban, pero cuando necesitaba hablar deprisa, las frases salían disparadas como pequeñas dagas. Dagas que permanecían clavadas en el inconciente de Chevalier. Haciéndolo sangrar. No había sido aquella su intención.
La voz opacada, apagada por un sentimiento de culpa, dejó entrever su lastimera situación. –Discúlpeme Monsieur..No ha sido mi intención haceros enojar.. – Musitó intentando volverse invisible como tantas otras veces. Desaparecer. Huir. Morir. Todas acciones que parecían tan cercanas, y a la vez, se le hacían imposibles. Entrelazó sus manos en una intrincada formación, bajando la mirada. Volviéndose mas sumisa, si eso era posible, con el paso de los segundos. –Dígame que puedo hacer para ganarme su perdón – Pidió escuchando como servia una vaso de vino, tras otro. Era sabido. El alcohol adormecía las penas. Adormecía el alma, la enloquecía y la dormitaba. Todo un proceso rápido y a la vez doloroso. ¿Tanta furia guardaba Chevalier en su interior?
Se acercó unos pasos a el, pero dudó y volvió a alejarse. Quedando otra vez cerca del lecho de los sueños. Apoyó su espalda contra una fría pared. Un escalofrío rozó su cuerpo cuando la piel desnuda tocó la fría piedra. Llevaba un extraño vestido abierto en la espalda. Sugestivo por supuesto. Siempre debía mostrarse para los demás. Su mirada cayó al piso, y luego volvió a buscar esos ojos oscuros que ahora conocía de cerca. Pero el estaba de espaldas. Dándole una total negativa. Se había enfadado, y no sabía que hacer para que la perdonase. Lo meditó durante unos segundos, pero las palabras no salían apropiadas para la ocasión. Extraño era que cuando necesitaba palabras adecuadas estas no afloraban, pero cuando necesitaba hablar deprisa, las frases salían disparadas como pequeñas dagas. Dagas que permanecían clavadas en el inconciente de Chevalier. Haciéndolo sangrar. No había sido aquella su intención.
La voz opacada, apagada por un sentimiento de culpa, dejó entrever su lastimera situación. –Discúlpeme Monsieur..No ha sido mi intención haceros enojar.. – Musitó intentando volverse invisible como tantas otras veces. Desaparecer. Huir. Morir. Todas acciones que parecían tan cercanas, y a la vez, se le hacían imposibles. Entrelazó sus manos en una intrincada formación, bajando la mirada. Volviéndose mas sumisa, si eso era posible, con el paso de los segundos. –Dígame que puedo hacer para ganarme su perdón – Pidió escuchando como servia una vaso de vino, tras otro. Era sabido. El alcohol adormecía las penas. Adormecía el alma, la enloquecía y la dormitaba. Todo un proceso rápido y a la vez doloroso. ¿Tanta furia guardaba Chevalier en su interior?
Aurora Dormstrang- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Temas similares
» L' Énergie d' un Jardin (Aurora)
» Aürora Montobello
» Aurora Busca!
» Un encuentro que lo cambia todo (Aurora)
» El alma de la musica [Aûrora Montobello]
» Aürora Montobello
» Aurora Busca!
» Un encuentro que lo cambia todo (Aurora)
» El alma de la musica [Aûrora Montobello]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour