Quiero diversión (Libre)

por **Zaheera Manson** Dom Sep 25, 2016 5:56 am

Meneaba mi whisky, mirando como los cubitos de hielo se derretían lentamente, como, las pequeñas olas formadas por el movimiento invadían las paredes de aquel baso de cristal. Sentada en un taburete, al lado de la barra con un brazo apoyado en esta y el otro, obviamente en el whisky. Mirando el espectáculo, esperando que terminara y pudiera subir yo a actuar. Que pocas ganas empezaba a tener y cuantísimas ganas tenía de poder poseer mi propio negocio, solo un poco mas, unas cuantas horas mas, horas extra, horas y horas trabajando ¿Para que? para tener mi propio burlesque por supuesto.

Observaba a las muchachas bailando, cada paso, cada movimiento, cada estrofa del baile, todo era perfecto, y para no serlo, estábamso obligadas a entrenar, no porqué alguien nos obligara, o nos diera con un látigo si fallábamos, pero... Existía aquella posibilidad de irse a la puta calle si una no lo hacía bien, al fin y al cabo, no era un trabajo tan mal visto, ni siquiera pagaban del todo mal, así que valía la pena conservarlo, al menos a mí, que no podía permitirme no tener ningún ingreso.

Vivo sola, y no estoy casada, no tengo un padre que me concertara un matrimonio, lo tenía, pero se marcho ¡Que pena! Era como el sueño de algunas chicas de aquí, a mi me parecía que la mayoría de ellos me miraban con aquel rencor y repugnancia en los ojos, como pensando "Como una mujer sola a su edad" "Es que no tiene un hombre" Pues bien, se defenderme solita, no necesito un hombre, ni lo necesitaré y en todo caso, soy de aquellas rebeldes que creen que el matrimonio debe ser con amor. No voy a negar, que si un hombre adinerado me lo ofrece, un noble mejor, no fuera aceptar, claro aunque aceptaría, eso haría mi vida mucho mas fácil.

Pero ahora, aquí estaba esperando para hacer mi turno, vestida con aquel cancán y las media de rejilla, aquellas botas tan molestas y la copa ropa interior que debía llevar, enseñando carne, cosa que no me disgustaba, era de las pocas veces en las que podía hacerlo. -Que aburrimiento.- Terminé mencionando al aire, siempre hablaba sola, nunca nadie escuchaba.

por **Erik Von Kleinmann** Dom Sep 25, 2016 6:48 am

El Conde Von Kleinmann está allí sentado, observando el espectáculo de las chicas sobre el escenario. Le gusta ir al teatro y a lugares como aquel, sobre todo si implica la presencia de mujeres vestidas de peculiar forma y enseñando carne. Los burdeles, a pesar de tener fines distintos, le parecen más ordinarios. Prefiere ver a mujeres semi-desnudas en el cabaret.

Sentado sobre una de los cómodos sillones, observa a las mujeres en el escenario, bebiendo de rato en rato de su vaso. Whisky, también. No le disgusta lo que ve, para qué engañarnos, pues no es la coreografía lo que Von Kleinmann valora. Valora los cuerpos, las curvas y los movimientos sensuales. Para él, basta con aquello.

Llama su atención una mujer, de cabello rubio, que parece hablar en voz alta. Al parecer, está esperando su turno para subir al escenario. Físicamente, parece mayor que el resto de mujeres, pero a Erik no le desagrada. Las mujeres, para él, deben dar placer a sus esposos y al resto de hombres, ya sea visualmente o físicamente. La fidelidad está sobrevalorada, en su opinión.

- Madame - se dirige a la mujer, sentándose más cerca de ella para poder conversar cómodamente. A pesar de sus pensamientos machistas, por su posición social, está acostumbrado a ser educado en público - ¿Sois trabajadora en este lugar?

por **Zaheera Manson** Dom Sep 25, 2016 1:06 pm

Un hombre termino por acercarse, y no esperaba menos, viéndome con estas vestimentas, sola y hablando prácticamente sola, era habitual que algún hombre se acercara. Intenté observar su aura, la cual parecía tranquila, calmada, algo lujuriosa, típico en la mayoría de hombres del lugar, pues todos terminaban con cierto calentón encima, por mucho que esto no fuera un burdel, ya enseñábamos mas que las mujeres en las calles de París. -Señor.- Hice una pequeña reverencia soltando el baso primero en la barra y agarrando la poca tela que el vestido tenía. -Por supuesto, no creo que otras mujeres fueran vestidas así si no fuera el caso.- Coloqué una pequeña sonrisa, pues, por muy sarcástica que pudiera parece, la mayoría de las veces no era mi intención serlo.

Sabía que el hablar según como a algunos hombre podía ser problemático para mí o para mi trabajo, pero no me gustaba reprimirme ante nadie. Además, aquel hombre, no era un hombre como tal, se veía joven, en estos tiempos que corren aquel hombre era adulto desde hacía ya tiempo, pero sin embargo, podía notar en sus rasgos como era bastante mas joven que yo. Pero lo dejaría pasar por hoy, pues podía ver sus joyas, sus vestimentas y el tipo de tela de las cuales estas estaban hechas, era de la realeza, así pues debía tratarlo como tal. -Disculpe mis modales señor.- Me disculpé acto seguido volviendo a mostrar una reverencia en mis actos.

Seguidamente observé detenidamente al hombre de mi costado. Era un hombre alto, atractivo, moreno y con tez blanquecina y ojos claro, claramente como me gustaban los hombres, ademas de ricos. -¿Le gusta lo que ve?- Pregunté refiriéndome al espectáculo, o a mi misma...

por **Erik Von Kleinmann** Miér Sep 28, 2016 1:08 pm

Cierto es, por las vestimentas de aquella mujer, es obvio que trabaja en aquel lugar. Aquella mujer de cabello rubio ha llamado su atención y aún no sabría decir por qué. Parece mayor que muchas de las jóvenes que frecuentan los escenarios de aquel lugar, tal vez haya llamado su atención por eso, por resaltar en ese sentido entre el resto.

No le quita importancia al hecho de que ella se disculpe por sus modales porque, para qué engañarnos, a Von Kleinmann le gusta que le traten con respeto, no por nada se encuentra dentro de la Realeza de su país. Además, está acostumbrado a sentirse superior a los demás. Y le gusta, sin duda. De ahí que le agrade que le traten con modales.

Tiene 23 años, es joven, pero adulto a la vez. Nunca le han considerado una persona excesivamente alegre, suele mostrarse frío y serio la mayoría de las veces, salvo que quiera conseguir algo a cambio. Aún así, no siempre finge la simpatía, a veces tolera a la persona con la que habla, lo suficiente como para llegar a sonreír. De momento, con la mujer de cabello dorado, no es el caso. Ni la tolera, ni la deja de tolerar. Quien dice 'tolerar', dice 'caer bien'.

- Digamos que no me disgusta. Aunque he visto mejores en anteriores veces - ¿se refiere al espectáculo o a ella misma? No lo deja claro con el tono de voz. Por dentro, se refiere al espectáculo, pero por fuera prefiere no mostrarlo. ¿Por qué? Porque se lo toma como una oportunidad para tocar las narices... y Von Kleinmann adora hacerlo, picar a la gente es su debilidad.

Físicamente aquella mujer le atrae, pero prefiere no mostrarlo.

- ¿Os toca actuar esta noche, madame?

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