AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
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Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
¿Has visto alguna vez algo que da tanto miedo que se lo quieres mostrar a alguien más?
La noche se acerca y las luces se encienden aunque escasas por toda la ciudad. Tiempo de brujas, de mitos y de viejas historias que los mayores cuentan a sus más pequeños para atemorizar sus pequeños corazones. Muchos festejan la llegada del otoño, otros se encierran en sus casas, molestos por dedicar una noche a una fiesta que se mofa de las brujas y los fantasmas, de lo sobrenatural en general. Es así como los mortales, entre risas y alcohol, pretenden disfrutar de una velada en la que los terrores más desconocidos salen a la calle, sin miedo a ser descubiertos, retando a los ignorantes y agnósticos a creer en la verdad, aunque ésto signifique una muerte prematura.
Nuestro escenario son las calles Parisinas, lugar dónde las clases altas y medias convergen en un mismo lugar, dónde el bullicio parece quedarse en la parte más alta de la ciudad, dejando un escenario lleno de callejones dónde las luces de los festejos a penas llegan a rozarlos. Gritos de niños o adolescentes haciendo de las suyas hacen eco en las vacías calles, haciendo que a cualquier valiente se le ponga el vello de punta, haciendo casi imposible el hecho de agudizar la vista para ver qué o quién es el que se te queda mirando totalmente quieto a unos escasos pasos de tí. Pero es demasiado tarde como para que algún niño quede en pié, ya que a esa hora se supone que los más pequeños duermen, mientras los adultos hacen lo propio para divertirse, bien acompañado de sus mujeres o de prostitutas. Corre Invitado, o quédate quieto, veremos hasta dónde llega tu instinto de supervivencia cuando el terror te inunde.
Luces, disfraces, fogatas e historias de miedo se reflejan en cualquier rincón de París con la tan sóla intención de pasar una noche terrorífica.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Las sombras se ciernen sobre París, cubriendo la ciudad bajo un denso manto de misterio y de tinieblas. En las calles, las luces relucen tenuemente; unas, desde los hermosos fanales de hierro; otras, en las manos de quienes festejan la noche de los muertos tal y como lo hacían sus antepasados. Con negras velas entre las palmas, los rostros cubiertos y peregrinaciones a cementerios y lugares sacrosantos, las diferentes étnias parisinas realizan sus rituales sin miedo, por una vez, a las represalias de la Iglesia. Y es que en una época tan escéptica como la actual, la extranjera festividad sólo es, para muchos, una ocasión más para salir y divertirse. Y en el caso de Varek y el mío, una excusa para empaparse del exotismo al que las clases altas son tan adictas por nuestra fácil y vacía vida de comodidades.
Mi hermano me pidió durante nuestro último desayuno juntos que no volviese a salir de fiesta sin él, de modo que hoy hemos sido ambos Lachance los que, ebrios de fiesta y vino, hemos visitado los mejores salones y locales que anidan en París. Empezando por la obra maldita Macbeth y acabando con una función ambulante de gitanos (¡los trucos de magia eran tan buenos que casi parecían reales!), sólo la oscuridad y el sentido común nos han impulsado a poner fin a nuestras correrías. De haber dependido de mi, habría seguido así toda la noche; y es que son tan escasas las ocasiones en las que Varek me acompaña, que de no ser por su insistencia en regresar, sólo habría parado de beber con las primeras luces del amanecer.
Por desgracia, el moreno y yo nos hemos separado en algún punto desde la última licorería. Ha sido cuestión de momentos; nos entremezclamos con la festejeante multitud para continuar nuestro camino, y al dispersarse, estaba completamente sólo en las callejuelas de la ciudad. Las solitarias risas de los transeúntes, que antes me parecían deliciosas, tienen ahora un matiz tenebroso que me hace apretar el paso para llegar antes a mi hogar. La brisa marina ya no es un alivio a los calores del alcohol, y las luces y velas tienen ahora un tinte fantasmagórico y sobrenatural. Aun así, y por más que aumento mi velocidad, las oscuras y empedradas calles parecen no tener fin. Siempre hay un recoveco por el que continuar, y una nueva bifurcación que jamás me lleva a zonas conocidas. Sudoroso y desesperado, acabo deteniéndome en un estrecho callejón completamente nuevo para mi. Tengo que reconocerlo; estoy solo, y perdido, y no sé cómo regresar sin que alguien me ayude.
Mi hermano me pidió durante nuestro último desayuno juntos que no volviese a salir de fiesta sin él, de modo que hoy hemos sido ambos Lachance los que, ebrios de fiesta y vino, hemos visitado los mejores salones y locales que anidan en París. Empezando por la obra maldita Macbeth y acabando con una función ambulante de gitanos (¡los trucos de magia eran tan buenos que casi parecían reales!), sólo la oscuridad y el sentido común nos han impulsado a poner fin a nuestras correrías. De haber dependido de mi, habría seguido así toda la noche; y es que son tan escasas las ocasiones en las que Varek me acompaña, que de no ser por su insistencia en regresar, sólo habría parado de beber con las primeras luces del amanecer.
Por desgracia, el moreno y yo nos hemos separado en algún punto desde la última licorería. Ha sido cuestión de momentos; nos entremezclamos con la festejeante multitud para continuar nuestro camino, y al dispersarse, estaba completamente sólo en las callejuelas de la ciudad. Las solitarias risas de los transeúntes, que antes me parecían deliciosas, tienen ahora un matiz tenebroso que me hace apretar el paso para llegar antes a mi hogar. La brisa marina ya no es un alivio a los calores del alcohol, y las luces y velas tienen ahora un tinte fantasmagórico y sobrenatural. Aun así, y por más que aumento mi velocidad, las oscuras y empedradas calles parecen no tener fin. Siempre hay un recoveco por el que continuar, y una nueva bifurcación que jamás me lleva a zonas conocidas. Sudoroso y desesperado, acabo deteniéndome en un estrecho callejón completamente nuevo para mi. Tengo que reconocerlo; estoy solo, y perdido, y no sé cómo regresar sin que alguien me ayude.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 220
Fecha de inscripción : 20/10/2016
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Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Las calles del centro de París eran un ir y venir de gentes luciendo sus mejores galas, enmascarados para ofrecer santo sacrificio a los muertos, venerar a los ancestros y celebrar la noche de los muertos.
Velas negras en las manos acompañadas de danzas y rituales varios. Si supieran que los muertos andan entre los vivos mas de lo que los disfraces de esa noche muestran.
Cel y yo abandonamos nuestro hogar entre risas varias, aquella noche el alcohol corre por nuestras gargantas al ritmo de las danzas.
Las brujas con las escobas marcan el sendero con sus calabazas, sonrisas que se pierden entre nuestras bocas.
Relamo mis labios al tomar una y otra vez los suyos, manantial del que bebo. Tengo sed, mis ojos se tornan rojos por la excitación de los distintos olores de las gentes, esas que con los corazones agitados me muestran sus yugulares.
Ladeo la cabeza, contemplo a los demonios vestidos de rojo, Celine tira de mi mano volviendo a pegarme contra su cuerpo, rodeo su cintura hundiendo mi cabeza en su pelo, siguiendo la comitiva que nos llevara la cementerio, mas en ese momento su picara sonrisa me muestra otro camino bien distinto.
Tiro de su mano hacia el callejón mas oscuro y entre risas nos fundimos en la noche devorándonos a besos.
Mis manos delinean su cuerpo cuando un ruido nos detiene a ambos para ver allí a un hombre ebrio y perdido. Arqueo una ceja, deleitándome con el olor de su sangre, no es una mala idea cenar antes de presentar los respetos a los difuntos.
Como si me leyera la mente, Celine golpea mi pecho, evitando así la escabechina. Hago un mohin y nos acercamos como dos buenos samaritanos
Velas negras en las manos acompañadas de danzas y rituales varios. Si supieran que los muertos andan entre los vivos mas de lo que los disfraces de esa noche muestran.
Cel y yo abandonamos nuestro hogar entre risas varias, aquella noche el alcohol corre por nuestras gargantas al ritmo de las danzas.
Las brujas con las escobas marcan el sendero con sus calabazas, sonrisas que se pierden entre nuestras bocas.
Relamo mis labios al tomar una y otra vez los suyos, manantial del que bebo. Tengo sed, mis ojos se tornan rojos por la excitación de los distintos olores de las gentes, esas que con los corazones agitados me muestran sus yugulares.
Ladeo la cabeza, contemplo a los demonios vestidos de rojo, Celine tira de mi mano volviendo a pegarme contra su cuerpo, rodeo su cintura hundiendo mi cabeza en su pelo, siguiendo la comitiva que nos llevara la cementerio, mas en ese momento su picara sonrisa me muestra otro camino bien distinto.
Tiro de su mano hacia el callejón mas oscuro y entre risas nos fundimos en la noche devorándonos a besos.
Mis manos delinean su cuerpo cuando un ruido nos detiene a ambos para ver allí a un hombre ebrio y perdido. Arqueo una ceja, deleitándome con el olor de su sangre, no es una mala idea cenar antes de presentar los respetos a los difuntos.
Como si me leyera la mente, Celine golpea mi pecho, evitando así la escabechina. Hago un mohin y nos acercamos como dos buenos samaritanos
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Hoy 31 de Octubre, hoy la noche de brujas, hoy la primera vez que caminaba por aquellas calles acompañada del brazo del mismo demonio. Para aquella ocasión me había vestido con un vestido de lo más adecuado para ocasión, amplio escote, terciopleo rojo y un pequeño velo de rejilla negra que ocultaba mi rostro pero dejaba al aire mis labios color carmesí.
Sabía que si me viera mi padre reprobaría mi descaro y mi atuendo pero, eso era justo lo que me encantaba de estar con Joe, el no tener que ser una dama recatada todo el tiempo, podía tirar de su cuerpo para pegarlo al mío y besar sus labios se me antojaba y, al día siguiente ruborizarme si él me cogía la mano en público o trataba de robarme un beso.
Hoy, en aquella noche de muertos me sentía más viva que nunca, de la mano de aquel hombre que cumplía los deseos de mi carne y de mi corazón. Sonrisas y caricias cómplices mientras ambos seguíamos a la comitiva que caminaba hacia el cementerio ¿Qué nos esperaría en aquella noche de brujas y fantasmas? ¿Conocería a alguna otra criatura de la naturaleza de Joe?¿O serían todas pura leyenda a excepción de él?
Mis ojos se desvían hacia los suyos, buscando en ellos esa chispa que nos hiciera cometer una locura, más en ellos sólo encontré el rojo reflejo de mi vestido, un reflejo que me indicaba que Joe ansiaba sangre, y que, a no ser que yo desviara su mirada, asesinaría a alguna de esas personas delante de todos poniéndose en riesgo no solo a él, sino a mi y a todo ese futuro que habíamos planeado juntos.
-Cherie... estoy aqui- susurré girando con lentitud su rostro hasta quedar frente al mío. Mis labios buscaron los suyos, obligándole así a cerrar los ojos y centrarse únicamente en el latido de mi corazón y la sangre que bombeaba mi yugular. -¿Qué te parece si vamos al cementerio por un atajo? Tendremos más intimidad y podrás saciar tus sed conmigo y... hacer alguna que otra travesura-
Su reacción no hizo esperar a mis tentadoras palabras pues, poco tiempo tardó su mano en tirar de mi cuerpo hacia uno de los callejones en los que poder comernos a besos sin pudor, dejando que la pasión se hiciera dueña de nuestros labios. Mi cuerpo impactó contra la pared de ladrillo, sintiendo como el frío se adueñaba de mi espalda semidescubierta y, al mismo tiempo desaparecía de la pierna que Joe acariciaba.
-¿Truco o trato monsieur Black?- susurré con una voz sugerente frente a sus labios mientras mi mano se interponía entre nuestros cuerpos. Mas un ruido interrumpió su respuesta e hizo pedazos toda la magia entre nosotros. Un joven ebrio y desorientado caminaba dando tumbos por los callejones de la ciudad. Sin duda, una mala combinación en una noche como esta, una noche de peligros y seres sobrenaturales como el que tenía a mi lado.
-Joe no... a él no- dije en un susurro al recordarme aquella escena a la que asolaba mis pesadillas. Ambos nos acercamos a aquel joven con paso lento. Parecía desorientado y asustado, sin duda se había desorientado del grupo y no sabía dónde estaba el resto.
-Cherie...- dije levantando mi velo de rejilla negro para que pudiera verme el rostro -¿Vais al cementerio con el resto del grupo no es así? Permitidnos acompañaros, se os ve desorientado y sería una lástima que un caballero se perdiera tan grata fiesta-
Sabía que si me viera mi padre reprobaría mi descaro y mi atuendo pero, eso era justo lo que me encantaba de estar con Joe, el no tener que ser una dama recatada todo el tiempo, podía tirar de su cuerpo para pegarlo al mío y besar sus labios se me antojaba y, al día siguiente ruborizarme si él me cogía la mano en público o trataba de robarme un beso.
Hoy, en aquella noche de muertos me sentía más viva que nunca, de la mano de aquel hombre que cumplía los deseos de mi carne y de mi corazón. Sonrisas y caricias cómplices mientras ambos seguíamos a la comitiva que caminaba hacia el cementerio ¿Qué nos esperaría en aquella noche de brujas y fantasmas? ¿Conocería a alguna otra criatura de la naturaleza de Joe?¿O serían todas pura leyenda a excepción de él?
Mis ojos se desvían hacia los suyos, buscando en ellos esa chispa que nos hiciera cometer una locura, más en ellos sólo encontré el rojo reflejo de mi vestido, un reflejo que me indicaba que Joe ansiaba sangre, y que, a no ser que yo desviara su mirada, asesinaría a alguna de esas personas delante de todos poniéndose en riesgo no solo a él, sino a mi y a todo ese futuro que habíamos planeado juntos.
-Cherie... estoy aqui- susurré girando con lentitud su rostro hasta quedar frente al mío. Mis labios buscaron los suyos, obligándole así a cerrar los ojos y centrarse únicamente en el latido de mi corazón y la sangre que bombeaba mi yugular. -¿Qué te parece si vamos al cementerio por un atajo? Tendremos más intimidad y podrás saciar tus sed conmigo y... hacer alguna que otra travesura-
Su reacción no hizo esperar a mis tentadoras palabras pues, poco tiempo tardó su mano en tirar de mi cuerpo hacia uno de los callejones en los que poder comernos a besos sin pudor, dejando que la pasión se hiciera dueña de nuestros labios. Mi cuerpo impactó contra la pared de ladrillo, sintiendo como el frío se adueñaba de mi espalda semidescubierta y, al mismo tiempo desaparecía de la pierna que Joe acariciaba.
-¿Truco o trato monsieur Black?- susurré con una voz sugerente frente a sus labios mientras mi mano se interponía entre nuestros cuerpos. Mas un ruido interrumpió su respuesta e hizo pedazos toda la magia entre nosotros. Un joven ebrio y desorientado caminaba dando tumbos por los callejones de la ciudad. Sin duda, una mala combinación en una noche como esta, una noche de peligros y seres sobrenaturales como el que tenía a mi lado.
-Joe no... a él no- dije en un susurro al recordarme aquella escena a la que asolaba mis pesadillas. Ambos nos acercamos a aquel joven con paso lento. Parecía desorientado y asustado, sin duda se había desorientado del grupo y no sabía dónde estaba el resto.
-Cherie...- dije levantando mi velo de rejilla negro para que pudiera verme el rostro -¿Vais al cementerio con el resto del grupo no es así? Permitidnos acompañaros, se os ve desorientado y sería una lástima que un caballero se perdiera tan grata fiesta-
- atuendo:
Cèline Dampierre- Humano Clase Alta
- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 19/06/2016
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Aquella noche no era su favorita, y no por la falta de humanos que vagaban por las calles. Era, sin duda, una de las noches donde más oportunidades tenía de encontrar algún hombre que supiera bien. Sólo había un problema para Gyda: la mayoría tenían tanto alcohol en el cuerpo que su sangre perdía ese sabor metálico que tanto ansiaba la pelirroja. Ante la necesidad, claro estaba, elegía a uno de ellos, pero prefería vagar por calles inexploradas en busca de ese que sería su presa en esa noche.
No saldría a cazar, no aún. Llamó al hombre que conoció en el Théâtre des Vampires hacía unas noches y que se había llevado a su casa, sólo para tener a alguien delicioso a quien recurrir cuando se le antojaba. Él se presentó, siempre dispuesto, y ella dio unos sorbitos para calmar su sed. Era tan fácil manejar a los humanos… Tan fácil y tan aburrido. Le dejó en el sofá, un poco aturdido debido a la falta de sangre pero plenamente consciente. Nunca bebía demasiado de él ni de los que le precedieron, con lo que aún tenía un apetito que saciar. Alimentarse sin salir de casa era complicado, por no decir imposible, así que se vistió y salió a la calle.
El olor a alcohol se palpaba en el aire. Los corazones de los habitantes latían de manera acelerada, caminando en grupos hacia su siguiente parada. Gyda, sin embargo, no tenía un destino fijado y caminaba entre calles buscando a alguien que le sirviera de cena. Llegó a la entrada de un callejón aparentemente vacío, pero desde el que salieron unas voces. La pelirroja se paró en la entrada y aguzó el oído, aunque no era algo necesario. Hablaban de un hombre desorientado y de una fiesta. Cubierta por las sombras se acercó hasta el grupo reunido sin molestarse demasiado en ocultar su presencia. Ella supo de inmediato que entre ellos había uno que la sentiría llegar antes que los demás, otro inmortal que la habría oído cuando se paró en la boca del callejón. ¿Para qué engañarse, entonces?
—Buenas noches —saludó sin salir todavía de la sombra que la cubría. Dio un paso, y una luz solitaria le alumbró el rostro—. Creo haber oído que alguien se ha perdido. Una mala noche para algo así, ¿no creen?
No saldría a cazar, no aún. Llamó al hombre que conoció en el Théâtre des Vampires hacía unas noches y que se había llevado a su casa, sólo para tener a alguien delicioso a quien recurrir cuando se le antojaba. Él se presentó, siempre dispuesto, y ella dio unos sorbitos para calmar su sed. Era tan fácil manejar a los humanos… Tan fácil y tan aburrido. Le dejó en el sofá, un poco aturdido debido a la falta de sangre pero plenamente consciente. Nunca bebía demasiado de él ni de los que le precedieron, con lo que aún tenía un apetito que saciar. Alimentarse sin salir de casa era complicado, por no decir imposible, así que se vistió y salió a la calle.
El olor a alcohol se palpaba en el aire. Los corazones de los habitantes latían de manera acelerada, caminando en grupos hacia su siguiente parada. Gyda, sin embargo, no tenía un destino fijado y caminaba entre calles buscando a alguien que le sirviera de cena. Llegó a la entrada de un callejón aparentemente vacío, pero desde el que salieron unas voces. La pelirroja se paró en la entrada y aguzó el oído, aunque no era algo necesario. Hablaban de un hombre desorientado y de una fiesta. Cubierta por las sombras se acercó hasta el grupo reunido sin molestarse demasiado en ocultar su presencia. Ella supo de inmediato que entre ellos había uno que la sentiría llegar antes que los demás, otro inmortal que la habría oído cuando se paró en la boca del callejón. ¿Para qué engañarse, entonces?
—Buenas noches —saludó sin salir todavía de la sombra que la cubría. Dio un paso, y una luz solitaria le alumbró el rostro—. Creo haber oído que alguien se ha perdido. Una mala noche para algo así, ¿no creen?
Gyda- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 18/11/2015
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Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Halloween; sinónimo de noche de brujas donde muchos seres sobrenaturales saldrían de caza aprovechando que aquella noche la gente iba disfrazada de vampiros, de lobos y demás seres que ellos ni siquiera pudieran llegar a pensar que eran de verdad, que existían, y que podrían acabar con sus vidas en lo que duraba un pestañeo. Una noche más en la que saldría a cazar, una noche en la que si la gente me veía armado seguramente pensaran que era alguien disfrazado sobre una leyenda que cazaba y mataba a esos vampiros y licántropos, nadie pensaría que realmente era un cazador y que mí vida consistía en darles caza y muerte.
Como siempre el abrigo negro de cuero largo era lo que más me abrigaba e iba completamente vestido de negro, con varias dagas escondidas en mí espalda bajo el abrigo que cumplía muy bien su función, y por si acaso, un par de estacas por si me encontraba con algún chupasangres por el camino poder matarlo y deshacerme de él, o de ella. Estaba todo preparado y listo para que la noche de cacería comenzara, apagué las luces de las velas encendidas de aquella habitación y salí a la calle.
El aire algo más frío por la estación en la que estábamos golpeó mí rostro de forma leve y comencé a andar por la ciudad viendo a la gente disfraza, a parejas disfrutando de la noche y a niños correr de un lado para otro y gruñí, adoraban una fiesta que hacía mención precisamente a aquellos seres que luego los mataban para seguir viviendo. Harto de ver aquellas cosas y pensando que, noche de brujas o no, un vampiro tendría privacidad para beber tranquilamente de su víctima me adentré en los callejones.
Era el lugar perfecto para que un vampiro pudiera beber de un humano sin levantar sospecha y que no lo vieran matar a alguien, por lo que sería mí lugar donde comenzar a buscar a aquellos monstruos y así poder divertirme un rato… a mí manera. No tardé mucho en encontrar al primero de ellos, un vampiro que se alimentaba de un joven con exceso de alcohol en su cuerpo y que fue la primera víctima. Por él no se podía hacer demasiado ya que había bebido mucha sangre, pero para el vampiro fue su última cena. Limpié las dagas y recogí la estaca que había incrustado en su corazón podrido y marchito, la guardé en su funda, y seguí andando hasta que me encontré con un grupo de gente en aquel lugar.
Mí primera reacción fue alejarme y pasar de largo, pero me di cuenta de que algo no andaba bien con varios de ellos; piel pálida y esa aura que rodeaba a todo vampiro y que les confería ese aspecto como si fueran etéreos. Me acerqué a paso lento mirando a cada integrante de los que estaban allí reunidos y enarqué una ceja ante las palabras de la última.
-Podría significar su muerte –fue lo único que dijo mientras examinaba a cada uno, un grupo variopinto sin duda alguna, si había algún vampiro entre ellos… había firmado su sentencia de muerte y es lo que iba a averiguar.
Como siempre el abrigo negro de cuero largo era lo que más me abrigaba e iba completamente vestido de negro, con varias dagas escondidas en mí espalda bajo el abrigo que cumplía muy bien su función, y por si acaso, un par de estacas por si me encontraba con algún chupasangres por el camino poder matarlo y deshacerme de él, o de ella. Estaba todo preparado y listo para que la noche de cacería comenzara, apagué las luces de las velas encendidas de aquella habitación y salí a la calle.
El aire algo más frío por la estación en la que estábamos golpeó mí rostro de forma leve y comencé a andar por la ciudad viendo a la gente disfraza, a parejas disfrutando de la noche y a niños correr de un lado para otro y gruñí, adoraban una fiesta que hacía mención precisamente a aquellos seres que luego los mataban para seguir viviendo. Harto de ver aquellas cosas y pensando que, noche de brujas o no, un vampiro tendría privacidad para beber tranquilamente de su víctima me adentré en los callejones.
Era el lugar perfecto para que un vampiro pudiera beber de un humano sin levantar sospecha y que no lo vieran matar a alguien, por lo que sería mí lugar donde comenzar a buscar a aquellos monstruos y así poder divertirme un rato… a mí manera. No tardé mucho en encontrar al primero de ellos, un vampiro que se alimentaba de un joven con exceso de alcohol en su cuerpo y que fue la primera víctima. Por él no se podía hacer demasiado ya que había bebido mucha sangre, pero para el vampiro fue su última cena. Limpié las dagas y recogí la estaca que había incrustado en su corazón podrido y marchito, la guardé en su funda, y seguí andando hasta que me encontré con un grupo de gente en aquel lugar.
Mí primera reacción fue alejarme y pasar de largo, pero me di cuenta de que algo no andaba bien con varios de ellos; piel pálida y esa aura que rodeaba a todo vampiro y que les confería ese aspecto como si fueran etéreos. Me acerqué a paso lento mirando a cada integrante de los que estaban allí reunidos y enarqué una ceja ante las palabras de la última.
-Podría significar su muerte –fue lo único que dijo mientras examinaba a cada uno, un grupo variopinto sin duda alguna, si había algún vampiro entre ellos… había firmado su sentencia de muerte y es lo que iba a averiguar.
Naxel Eblan- Cazador Clase Media
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 28/02/2016
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Cèline Dampierre escribió:
-Cherie...- dije levantando mi velo de rejilla negro para que pudiera verme el rostro -¿Vais al cementerio con el resto del grupo no es así? Permitidnos acompañaros, se os ve desorientado y sería una lástima que un caballero se perdiera tan grata fiesta-
Antes de haber encontrado el camino correcto, el sonido de un par de voces empieza a acercarse en mi dirección. Los pasos de sus propietarios resuenan en el estrecho espacio disponible, rápidos, susurrantes. Un par de risas traviesas los acompañan, junto con el sonido húmedo de unos labios entrechocando entre sí. No tardo demasiado en ver a los recién llegados; recostados contra la fría pared de piedra, sus cuerpos apenas están separados por la distancia que marca la mano de ella. Tienen más ardor que decencia, de modo que decido intentar pasar desapercibido junto a la pareja para no molestar. Y es que el lugar del que han venido parece muy transitado; seguro que es una de las avenidas principales, tan cerca que casi resulta absurdo que estuviera perdido en el callejón.
Sin embargo, cuando todavía no he recorrido ni la mitad de la distancia, la pareja se separa. Parece que ambos se han percatado de mi presencia. Los jóvenes intercambian una retahíla de susurros; él parece estar pidiéndole algo, pero ella niega con la cabeza antes de girarse en mi dirección. Su voz, dulce y extrañamente familiar, va a juego con el hermoso rostro que se oculta bajo el velo.
Llevándome la mano al sombrero de copa a modo de saludo, me acerco un par de pasos en su dirección para responder a su pregunta. El sudor resbala lentamente por mis sienes, fruto de un recién conseguido nerviosismo que no sé a qué se debe. Y es que mis instintos me están gritando que es una mala idea, y que hay algo que no va bien en esta situación. Aun así, los ignoro. No responder tras una pregunta directa sería poco menos que descortés, y la mujer me resulta lo suficientemente familiar como para que la curiosidad mate a la supervivencia.
- En realidad volvía a casa, mademoiselle. Estaba cogiendo un atajo, pero ya casi he llegado. - Le digo, sin querer reconocer que estaba perdido. Noto la mirada del pálido hombre clavada al rojo sobre mi, incomodándome mientras escruto los rasgos de su acompañante para descubrir de qué me suena. - Disculpe, madame... ¿nos conocemos de algo?
Antes de que la joven pueda responder, una tercera silueta penetra con gracilidad en las sombras del callejón. Su propietaria, tan elegantemente vestida como mi interlocutora, adquiere un brillo casi fantasmagórico al exponerse a la iluminación de una de las farolas. Sus cabellos caen como una cascada de oro fundido hasta la altura de sus pechos, enmarcando un rostro casi perfecto. Su piel, tan pálida como la del otro hombre, parece tan lisa como el mármol. No consigo entender como una exquisitez así acaba de adentrarse en un lugar como este, y mucho menos sin un hombre que la proteja; aun así, repito mi saludo anterior con el sombrero antes de responder a su pregunta.
- Ya no hay nadie perdido, madame; no tiene de qué preocup... - empiezo, antes de que una voz más grave que la mía interrumpa mis palabras. Un cuarto espontáneo acaba de unirse a la reunión del callejón, que está empezando a adquirir un matiz que no me gusta nada. Los movimientos del recién llegado, tan sinuosos como los de un felino, tienen algo que me recuerda a Varek; ojalá estuviese mi hermano aquí, en lugar de extraviado en algún lugar alejado de París. Esbozando una tensa sonrisa, e intentando eliminar de mi mente las imágenes sobre los macabros cadáveres que he visto en el ejercicio de mi profesión, me dirijo hacia el moreno y digo - No sea usted agorero, caballero. Estamos en una de las ciudades más civilizadas del mundo; caminar por sus calles a altas horas de la noche no tiene porqué significar la muerte de nadie.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 220
Fecha de inscripción : 20/10/2016
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Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Curiosamente para poderme sentir un poco más viva, en festividades que honrasen la muerte como era todos los santos, era ya tradición para mi ir a dar mis respetos a los difuntos. Para cuando estaba viva, era una de las mujeres con mayor fervor religioso que se pudiese encontrar. Pero este fue descendiendo gradualmente conforme más conocía a mi marido y desapareció por completo al verme convertida en lo que soy ahora.
No es que me quejase. Me gustaba que los años pasasen y que en mí no pesen, pero sí que es cierto que añoraba poder pasear a la luz del sol sin necesidad de ir protegida de cuerpo entero. Aquella noche, como ya era tradición, me disponía a ir hacía el cementerio. Ya había “comido” para así poder evitar mis instintos más básicos al estar rodeada de tanta gente. Especialmente en noches como aquellas en las que la gente solía atiborrarse de alcohol barato que le daba a la sangre un sabor horrible.
Al pasar por delante de uno de los callejones un olor especial me hizo desviar. Allí me encontraba frente a otras tantas figuras, cada una con un resplandor diferente que me llamó la atención… Había otros como yo, pero en especial y por quien me había desviado hacía allí… Jean y aquello no me daba buena espina. Su sangre era la mejor que había probado y lo quería solo para mí. Me acerqué a saludarle tendiéndole la mano al abogado para que me la besase.
- Monsieur Lachance, ¿Cómo usted por aquí? Veo que se encuentra acompañado ¿Amigos? – Sonreí de forma educada mientras me apartaba un mechón de cabello de la cara. ¿Qué hacía tanta gente allí? – Espero poder no incomodarle y poder disfrutar de su ingeniosa presencia si me lo permite. ¿Iban al cementerio? – Me situé a su lado, agarrándome coquetamente a su brazo. Quería dejar claro que allí fuese lo que fuese que estuviese ocurriendo, no había nada que hacer. Menos mal que ya había cenado.
No es que me quejase. Me gustaba que los años pasasen y que en mí no pesen, pero sí que es cierto que añoraba poder pasear a la luz del sol sin necesidad de ir protegida de cuerpo entero. Aquella noche, como ya era tradición, me disponía a ir hacía el cementerio. Ya había “comido” para así poder evitar mis instintos más básicos al estar rodeada de tanta gente. Especialmente en noches como aquellas en las que la gente solía atiborrarse de alcohol barato que le daba a la sangre un sabor horrible.
Al pasar por delante de uno de los callejones un olor especial me hizo desviar. Allí me encontraba frente a otras tantas figuras, cada una con un resplandor diferente que me llamó la atención… Había otros como yo, pero en especial y por quien me había desviado hacía allí… Jean y aquello no me daba buena espina. Su sangre era la mejor que había probado y lo quería solo para mí. Me acerqué a saludarle tendiéndole la mano al abogado para que me la besase.
- Monsieur Lachance, ¿Cómo usted por aquí? Veo que se encuentra acompañado ¿Amigos? – Sonreí de forma educada mientras me apartaba un mechón de cabello de la cara. ¿Qué hacía tanta gente allí? – Espero poder no incomodarle y poder disfrutar de su ingeniosa presencia si me lo permite. ¿Iban al cementerio? – Me situé a su lado, agarrándome coquetamente a su brazo. Quería dejar claro que allí fuese lo que fuese que estuviese ocurriendo, no había nada que hacer. Menos mal que ya había cenado.
Alessia Debordeaux- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/10/2016
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Gamberradas. Eso es lo que se supone que iban a hacer todos los marineros de su barco. Algunos hicieron tratos sobre cuántas prendas de ropa interior conseguirían en toda la noche, ya que las mujeres asustadas solían ser un buen festí, sobre todo en mitad de una fría noche. Allí, en aquel punto perdido del embarcadero todos se dispersaron para jugar a aquel mero juego en la noche de brujas. Él, era brujo, pero no era como cualquier otro, tampoco se sentía especial sino uno más entre el rebaño de personas que disfrutaba de una noche cargada de misterio. Él, no hizo otra cosa que dejarse guiar por sus propios pasos, viendo en ocasiones a algunos de los suyos correr por la espesura probablemente tras haber dado un gran susto a alguien que no aguantaba mucho el que alguien se le apareciese en la oscuridad.
Vincenzo tomó el camino que creía correcto y eso le llevó al cementerio. Bien podría haber utilizado aquella noche para hacer algún rito con gatos negros y velas perfumadas, pero ese no era su estilo y pese a que él compartía el don de la magia, no veía sentido alguno a hacer toda esa parafernalia, sino para disfrutar de una noche mágica que hacía que su propio poder le provocase cosquillas hasta en la punta de los dedos. La luna brillaba con fuerza y eso no era todo sino el hecho de que sus ojos de un verde plateado se pudieran visualizar sin necesidad de tener tanta luz artificial.
Allí estaba él, ataviado con ropas informales pero dispuestas de elgancia, tal y como aquella camisa blanca que apenas se ajustaba a su figura bajo aquella gabardina color oscuro, pero que dejaba ver lo justo y necesario de aquella, su piel tostada por el sol. Pero qué lápida sería la que visitaría sino aquella que él mismo se encargó de que pusieran aún vacía, para rendirle tributo a su prometida fallecida hacía unos escasos tres años. Pero cuál fué su sorpresa sino la de unos borrachos tirados allí como si nada, pisoteando flores y haciendo que se resquebrajasen algunas losas de piedra por no tener el suficiente cuidado. Logró agarrar a uno de ellos y lo llevó calle arriba dónde le dió un empujón tirándolo al suelo frente a un grupo de personas.
- Como te vuelva a ver por el cementerio, te daré tal paliza que no sabrás por dónde empieza tu cara y dónde termina tu... - Se dió cuenta de que en el silencio reinaba su voz. - Buenas noches, disculpen el espectáculo. - Dijo con voz sobria.
Vincenzo tomó el camino que creía correcto y eso le llevó al cementerio. Bien podría haber utilizado aquella noche para hacer algún rito con gatos negros y velas perfumadas, pero ese no era su estilo y pese a que él compartía el don de la magia, no veía sentido alguno a hacer toda esa parafernalia, sino para disfrutar de una noche mágica que hacía que su propio poder le provocase cosquillas hasta en la punta de los dedos. La luna brillaba con fuerza y eso no era todo sino el hecho de que sus ojos de un verde plateado se pudieran visualizar sin necesidad de tener tanta luz artificial.
Allí estaba él, ataviado con ropas informales pero dispuestas de elgancia, tal y como aquella camisa blanca que apenas se ajustaba a su figura bajo aquella gabardina color oscuro, pero que dejaba ver lo justo y necesario de aquella, su piel tostada por el sol. Pero qué lápida sería la que visitaría sino aquella que él mismo se encargó de que pusieran aún vacía, para rendirle tributo a su prometida fallecida hacía unos escasos tres años. Pero cuál fué su sorpresa sino la de unos borrachos tirados allí como si nada, pisoteando flores y haciendo que se resquebrajasen algunas losas de piedra por no tener el suficiente cuidado. Logró agarrar a uno de ellos y lo llevó calle arriba dónde le dió un empujón tirándolo al suelo frente a un grupo de personas.
- Como te vuelva a ver por el cementerio, te daré tal paliza que no sabrás por dónde empieza tu cara y dónde termina tu... - Se dió cuenta de que en el silencio reinaba su voz. - Buenas noches, disculpen el espectáculo. - Dijo con voz sobria.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
El hombre perdido debía de ser el mismo que la saludó con el sombrero. Un humano que había llegado al lugar menos indicado en un momento un tanto... peculiar. Al igual que aumentaba la cantidad de gente que había en la calle, también lo hacía el número de maleantes y de bestias que, como ella, buscaban algo rico que llevarse a la boca. Y lo que estaba sucediendo en aquel callejón no era más distinto de lo que estaría ocurriendo en otras partes de la ciudad. De momento eran sólo cuatro los que allí se habían reunido, un grupo bastante grande si se tenía en cuenta el lugar. Los callejones no eran las calles más transitadas de París, y menos aún de noche. Los recovecos donde esconderse para asaltar a alguien eran infinitos, Gyda lo sabía bien. A pesar de todo, no tardó mucho en unírseles un quinto invitado. Aquello empezaba a parecer una reunión de viejos amigos.
La vampira se giró para mirar al recién llegado, clavando sus ojos en él. Era un hombre alto, vestido completamente de negro, el atuendo perfecto para pasar desapercibido durante la noche. Movió las aletas de la nariz para captar su olor, y se dio cuenta de que era el único de los que allí estaban que no olía a alcohol. Habría sido una deliciosa cena de no ser por las armas que sabía que escondía en algún lugar bajo toda aquella ropa. Sería un cazador, o un inquisidor. Qué más daba, para ella eran todos igual de tediosos. ¿De verdad no podían descansar ni una sola noche? Supo que tendría que andar con cuidado con él si quería llegar viva a casa.
—No creo que el caballero haya sido demasiado agorero —dijo, mirando otra vez al hombre del sombrero—. Esta noche hay demasiada gente en unas condiciones un tanto... pésimas. No sería de extrañar que alguno perdiera el control.
Sonrió de medio lado ocultando los colmillos cuando una voz grave anunció pelea junto a ellos. Gyda inclinó la cabeza hacia un lado para poder ver lo que ocurría. Un hombre había empujado a otro, tirándolo al suelo. Otro que no llegaría a casa en buen estado. Para ella, al contrario, iba a ser una noche divertida.
—No se preocupe —comentó de manera desinteresada—. Sólo… ¿Podríamos saber qué ha hecho ese pobre desgraciado?
La vampira se giró para mirar al recién llegado, clavando sus ojos en él. Era un hombre alto, vestido completamente de negro, el atuendo perfecto para pasar desapercibido durante la noche. Movió las aletas de la nariz para captar su olor, y se dio cuenta de que era el único de los que allí estaban que no olía a alcohol. Habría sido una deliciosa cena de no ser por las armas que sabía que escondía en algún lugar bajo toda aquella ropa. Sería un cazador, o un inquisidor. Qué más daba, para ella eran todos igual de tediosos. ¿De verdad no podían descansar ni una sola noche? Supo que tendría que andar con cuidado con él si quería llegar viva a casa.
—No creo que el caballero haya sido demasiado agorero —dijo, mirando otra vez al hombre del sombrero—. Esta noche hay demasiada gente en unas condiciones un tanto... pésimas. No sería de extrañar que alguno perdiera el control.
Sonrió de medio lado ocultando los colmillos cuando una voz grave anunció pelea junto a ellos. Gyda inclinó la cabeza hacia un lado para poder ver lo que ocurría. Un hombre había empujado a otro, tirándolo al suelo. Otro que no llegaría a casa en buen estado. Para ella, al contrario, iba a ser una noche divertida.
—No se preocupe —comentó de manera desinteresada—. Sólo… ¿Podríamos saber qué ha hecho ese pobre desgraciado?
Gyda- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Algo raro está sucediendo, lo sé. Lo noto en el ambiente, tan frío y tenso que podría ser cortado con un puñal. En los rostros que me rodean. Me hacen sentir un ignorante, jugador de una partida de cuyas reglas desconozco. Y lo más sabio en estas ocasiones es retirarse a tiempo, cuando la dignidad aún no ha dado paso al fracaso. La llegada de Alessia no hace más que acrecentar mis impresiones. Sujeta con firmeza a mi brazo, parece posesiva, cautelosa. Como si estuviese transmitiendo a los demás un mensaje con su gesto, marcándome como suyo a sus ojos. Dubitativo, intercambio una mirada con mi pelirroja acompañante. ¿Volveré a ser incapaz de encontrarla cuando nos marchemos del callejón, como si hubiese sido un mero efecto de mi imaginación?
La ebriedad que velaba mis ojos desaparece del todo con la llegada de un nuevo desconocido. Desdeñando la entradas tradicionales, cae del tejado, empujando con él a un vociferante y sucio hombre. Su aspecto es regio, atlético; un hombre igual de duro que los que ya habían llegado. Mala combinación para las gentes sensatas; definitivamente, ha llegado el momento de volver a casa.
- Ha sido un interesante encuentro, caballeros. Pasen una buena noche - Intento infundir algo de efusividad a mi voz, pero en realidad estoy mintiendo. Sólo quiero que Alessia y yo desaparezcamos de aquí antes de que empiecen los problemas. Y a juzgar por la expresión de algunos, si no han estallado todavía ha sido por las constantes entradas de desconocidos en las tortuosas callejeras. - Con permiso. Vamos, mademoiselle.
Camino un par de pasos en dirección a la libertad, tan cerca que casi puedo olerla. ¿Nos dejarán marchar impunemente los desconocidos, o ya es demasiado tarde para nosotros?
La ebriedad que velaba mis ojos desaparece del todo con la llegada de un nuevo desconocido. Desdeñando la entradas tradicionales, cae del tejado, empujando con él a un vociferante y sucio hombre. Su aspecto es regio, atlético; un hombre igual de duro que los que ya habían llegado. Mala combinación para las gentes sensatas; definitivamente, ha llegado el momento de volver a casa.
- Ha sido un interesante encuentro, caballeros. Pasen una buena noche - Intento infundir algo de efusividad a mi voz, pero en realidad estoy mintiendo. Sólo quiero que Alessia y yo desaparezcamos de aquí antes de que empiecen los problemas. Y a juzgar por la expresión de algunos, si no han estallado todavía ha sido por las constantes entradas de desconocidos en las tortuosas callejeras. - Con permiso. Vamos, mademoiselle.
Camino un par de pasos en dirección a la libertad, tan cerca que casi puedo olerla. ¿Nos dejarán marchar impunemente los desconocidos, o ya es demasiado tarde para nosotros?
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de brujas (Callejones) ·Trama Halloween'16·
Sus zapatos marcaban un ritmo desenfrenado en aquella carrera hacia ningún lado. Ella, corría y corría sin rumbo fijo, simplemente alejándose de algo que parecía avalanzarse sobre ella como si fuese un pedazo de carne, alguien, que sin embargo le había hecho daño y la hizo sangrar, pero no hasta el punto de necesitar cirugía. Alguien, que la había atacado aprovechando que las fiestas estaban en su máximo apogeo, haciendo que así sus gritos se ahogasen con la fiesta y el jolgorio que muchos presentaban aquella noche, ignorando cualquier otra cosa que ocurriese aunque fuese a escasos metros de ellos.
Leda, corría con lo que quedaba de su foulard en la mano, algo desastrosa aunque vestida de forma elegante y con la respiración muy agitada, sin reparar demasiado en la herida que cual corte, empezaba tras su oreja y terminaba en la parte trasera de su hombro. Ella, que viendo a un grupo de personas en la casi oscuridad, se sintió aliviada, dirigiéndose hacia ellos como si éstos fueran capaces de protegerla de aquel que pretendía matarla. ¿Sería un hombre o un monstruo? Sea quien fuere, ahora parecía estar a salvo ya que la calle ya no parecía tan aterradora.
- Por favor, ayúdenme, a... a... alguien me ha... - Leda sollozaba, aterrada y helada hasta los huesos ya que no parecía sinó haber salido de cualquier fiesta, en la que nadie podría averiguar que nada malo pasaría. Ella se llevó las manos a la cara, como si con eso fuese a salir de aquella pesadilla, ya que nadie se pensaría, que algo le fuese a ocurrir en una noche en la que la mayoría se mofaban de los muertos.
Leda, corría con lo que quedaba de su foulard en la mano, algo desastrosa aunque vestida de forma elegante y con la respiración muy agitada, sin reparar demasiado en la herida que cual corte, empezaba tras su oreja y terminaba en la parte trasera de su hombro. Ella, que viendo a un grupo de personas en la casi oscuridad, se sintió aliviada, dirigiéndose hacia ellos como si éstos fueran capaces de protegerla de aquel que pretendía matarla. ¿Sería un hombre o un monstruo? Sea quien fuere, ahora parecía estar a salvo ya que la calle ya no parecía tan aterradora.
- Por favor, ayúdenme, a... a... alguien me ha... - Leda sollozaba, aterrada y helada hasta los huesos ya que no parecía sinó haber salido de cualquier fiesta, en la que nadie podría averiguar que nada malo pasaría. Ella se llevó las manos a la cara, como si con eso fuese a salir de aquella pesadilla, ya que nadie se pensaría, que algo le fuese a ocurrir en una noche en la que la mayoría se mofaban de los muertos.
Leda Chambers- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 30/10/2016
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