The Haunting | Privado

por **Dominique de Bricassart** Jue Nov 03, 2016 2:22 pm

The Haunting

Inapreciable es la fina línea que separa la vida de la muerte. Tanto que aquellos seres representados por la insurgencia de sus venas deciden a veces jugar a tensar y destensar dicha línea. El folclore acostumbra a representar a estos seres de distintas maneras. La más conocida comprende una alimentación líquida a base de plasma y la enemistad definitiva: aquella hacia el astro Sol. Muchos han sido los que han querido desvelar los secretos que revolotean en torno a las vidas de los no vivos, pero la verdad es que... no importan. Destensar la línea de la vida y la muerte tiene sus consecuencias y aquellos desmesuradamente ambiciosos están condenados a pagar el resto de sus vidas. Muchos no comprenden que el viaje al Infierno es una tortura, mas lo toman como un juego de niños. Poner la otra mejilla nunca sería solución. La escoria siempre sigue el camino de la rapiña y nunca aprende. Por eso estoy yo aquí. Azote de la insurgencia, mano santa que propicia el castigo -ignoradamente buscado por la micra de conciencia que todavía prende del árbol antes de caer- y voz lúcida de la Inquisición. ¿Esa soy yo? Sí, esa soy yo. Ahora sí.

Atrapada entre la espada y la pared, Dominique de Bricassart llenaba su pecho de valor con la palabrería de su corazón. Acá y allá, los indisciplinados habían decidido hacer de las suyas y acorralar a la joven. ¿Cómo pretenden tener cabida en el Reino de los Cielos si sus venas claman por jugar con la maldad? Por Dios que toda criatura merece el perdón, pero... cada cual ha de ganárselo.

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No tengamos prisa por ser conocedores del desenlace que acontecerá tarde o temprano. Volvamos la vista atrás y comprendamos como la inocente Bricassart pudo verse envuelta en situación similar.
De valores férreos e intereses peculiares, Piero D'Páramo revolotea al rededor de la niña y se instaura en su cabecita, todavía sin amueblar. Y lo peor, con el beneplácito de ésta. Es así que la joven por fin logra atisbar algo de esa luz que se presenta en el camino y que su procedencia linda lo celestial. ¿Qué menos entonces que aguardar por la palabra del muchacho para comenzar aventura tal?

por **Piero D'Páramo** Mar Nov 29, 2016 7:24 pm

Ha elegido el inquisidor un arma más a su colección, y todas útiles para la destrucción. Esta vez, el empleo de la magia en toda su magnitud, una pureza que se verá manchada pero al servicio de buenas obras, no caridad porque sólo a Dios se le ofrece como tal. Pues ha elegido a la pequeña Dominique, quien destruirá sueños y será enviada sólo para enloquecer la mentes, que sirva como un señuelo sangriento que espera atrapar para ver agonizar a los herejes, como un informante bajo la máscara de una niña indefensa. Perfecto era el plan, tan perfecto que nadie dudaría de ella. Y para ello, D’Páramo, debía habitar en esa mente primero, en las profundidades de sus pensamientos y esas evocaciones destruir, porque no espera que a la hora de enviarla a las misiones, flaquee mil veces antes de la aniquilación. Muchos creen vivir un infierno sentimental antes de extinguir cada sentido que te hace ser débil. Pero después, solo la gloria te alcanzará, cuando no existan las cadenas de la debilidad sólo entonces tendrán voz, y hasta que eso suceda prepararse para encarar el dolor sobre sus heridas carnales, el dolor dentro de su mente infectada de histeria, el dolor sólo por ser dolor llegará hondo abriendo finalmente las puertas de la aceptación. La resignación de caminos sangrientos que dirigirán hasta ideales.

Así, la hizo su aprendiz, y tan pronto su primera misión fue dictada; debía buscar la manera de llamar la atención de unos neófitos, —un par para ser más exactos— Y no era difícil la primera parte, pues estos se dicen que se satisfacen de la sangre de brujos, por lo que no sería un gran labor. Más lo siguiente, requería de estrategias, habilidades para sacarles información antes de que sea devorada. ¿Y por qué? Porque en ellos debían sacar a los siguientes a quienes atacaron, han sido creados para armar un ejército, y el objetivo es hallar a sus creadores, pues se presume que es una hermandad, y por ende los motivos eran bien sabidos, pero los integrantes no.

Cada quien ejecutaba sus acciones, D’Páramo permanencia a una distancia prudente de donde iba a ser la trampa, había empleado pócimas para alterar su presencia, y de esta forma tanto como esencia y fuerza fueron ocultas, aprendió a que los campos de protección no cubrían de todo, por ello se vio en la necesidad de emplear hierbas. Aguardando mientras son entretenidos los sectarios, aún no era tiempo para hacer acto de presencia. Ya había sido acorralado el cordero, veía como estos juegan con el bocado. Alistando las armas, en especial la ballesta que contienen en la madera sangre de lycans, un veneno potente para los inmortales, los domina, adormeciendo sus sentidos, sus movimientos son bloqueados, y no son para exterminarlos, claro que no. Es para capturarlos y hacerlos confesar. Y en cuanto el peligro se asoma en la vida de la pequeña, apunta en dirección a donde la cavidad del pulmón izquierdo debería estar, preciso tiro que corrió, abalanzándose contra el otro quien logró esquivar la flecha, desde el principio la estaca no iban a ser clavada por él, solo fue un desvío para entretenerlo, ya que al ver a Dominique, le arrojó la estaca con la punta en dirección contraria, para que tomara la base y fuera ella quien lo apuñalara, Ya que entre movimientos de defensa, con el cuchillo rasguña al neófito, pero es más fuerte, sabe de sus debilidades, y se corta el brazo, llamándolo con la sangre para que al final, le otorgaran el golpe final.

— ¡Ahora! —. Presiono a la pequeña ante su duda, tenía que avanzar si quería seguir en las enseñanzas del inquisidor. Y si no, dar el siguiente ataque.

por **Dominique de Bricassart** Jue Dic 29, 2016 6:14 pm

Duro es el peso de quien lleva la corona. Afligido también el corazón de quien promete algo y, sin embargo, pretende dar un espectáculo todavía mayor al acordado.

Dominique de Bricassart no sólo había decidido abordar aquella situación bajo el cielo de la suspicacia y de una estela dorada que clamaba por precaución. La joven tenía otra idea en mente. Una idea que había estado conjurando a solas durante el tiempo necesario y que ahora se vería puesta en práctica con la intención de no sólo cumplir su papel, sino de elevarlo a los cielos, buscando mayor aprobación de la esperada en un principio.
Noches atrás, ignorando los peligros que acechaban en el manto azabache de la oscuridad, la pueril hechicera depositó en el frío río que cruzaba el bosque más cercano una botella con un trozo de papel en su interior. El garabato que pretendía nombrar a los neófitos que enfrentaría con el paso de los días, se perdió en el papel y éste, protegido por la botella, finalmente en las corrientes de agua que el agradecido invierno truncaba en poco más que carámbanos de hielo. Si la botella no llegaba a romperse, su triquiñuela daría fruto. Ahora sabremos si la botella no se ha roto, pensó antes de comenzar un susurro que pronto desgarraría los oídos de cualquiera:

Escucha mis palabras Hécate, la de las tierras salvajes

El ladrido repentino de unos canes en la lejanía advirtió a la joven que Hécate había atendido a su llamada.

En hielo convierte a mis rivales
Deja que el río siga su curso
y permite que a sus lenguas de uso

Al instante y sin tiempo a burlarse de la niña, los chupasangre fueron prácticamente congelados. Sus cuerpos habían quedado paralizados como por arte de magia. Más bien, era magia. Sus cabezas y con ellas sus lenguas, eran lo único servible en aquel momento. ¿Habría hecho bien la muchacha invocando a una deidad como Hécate? No tardaría en averiguarlo. Mientras tanto, aquel parecía el escenario idóneo para un interrogatorio y Nique, desde luego, esperaba haber sorprendido gratamente a su compañero de fatigas.

por **Piero D'Páramo** Miér Feb 08, 2017 9:55 pm

Ante lo que quiso destruir, en esa ocasión no fue como lo esperaba, había demandado una orden, la cual debía de ejecutarse impecablemente, sin una pizca de duda, o un titubeo ante emociones que deben de ir desapareciendo, ya que, ¿qué sera de la magia que le transforme si no permite la realización de acciones? Había cometido un insulto hacia el inquisidor, él le mostraría el camino que debía seguir, no siendo al revés, le iba a enseñar a dominar poderes impresionantes pero no era esa la forma, ni el momento, por lo que su estaca arrojada cayó al suelo, el veneno era la única forma que los cegaba, los debilitaba, pues la magia más pura solo puede detenerlos en breves momentos, por muy fuerte que esta sea, su naturaleza era así, que negó. Acudiendo al plan siguiente, (pues que esperan, ¿qué dependa de ella? Oh, claro que no, imposible, de nadie se fía, así es él, así ataca) se giró, arrodillándose, con las palmas juntas antes de que el neófito le matara, escuchando una profunda plegaria, un rito que se glorifica a los dioses, y después de que el hielo se presentó, se había protegido, no se mide la magia por quienes a uno nombra, porqué a esta le encanta jugar y rebota para quien esté presente. Así, su escudo invocado, y ver a la niña, era un rechazo, un disgusto. Ya que, entonces, ¿por qué aceptó seguir el camino que le mostrarían? Nadie dijo que no se mancharia las manos, al contrario, derramaria sangre, ¿quién pactó que solo con magia se alcanzarian los objetivos? Nadie, que se levantó, mirando a los neófitos. No les servían así, el plan era debilitarlos, adormecerlos para ser llevados a la guarida del confesionario, pero ella, cree que sabe todo.

— ¿Qué hiciste? Has osado hacer caso omiso a mis peticiones, ¿por qué? ¿Crees que has actuado bien? No, ahora dime, ¿qué haras? ¿Cuál es el paso siguiente? No subestimes a los presentes, no siempre la magia será empleada. ¿Cuánto tiempo crees que demorarán en ser liberados? ¿Crees que confesaran todo porque están sujetos a un tímpano? No, no seas ilusa, demuestrame que hiciste bien, quiero ver como harias el interrogatorio, vamos, pregunta, termina con esto, asi como lo iniciaste.

Si, había cometido errores, errores que el inquisidor nunca se permitía, que tenía su plan, reconoce que pensó en todas las posibilidades. Pero quería ver a donde llegaría, era recio, por supuesto, pero las fallas en su mundo eran la vida misma. Así de peligroso lo es todo, porque no es una simple misión lo que ejecuta, claro que no, ponen su cuello primero que a los demás, eso era, un escudo de la inquisición que honra y obedece, por eso, aguardo, observando al cordero ¿que haría? ...

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