The end of a family [Libre]

por **Alice D. Defort** Sáb Nov 05, 2016 5:34 am

Las lágrimas más amargas derramadas sobre nuestras tumbas
son por las palabras nunca dichas y las obras inacabadas.
— Harriet Beecher Stowe

Aparentemente no tiene ningun sentido que un ser de la noche se desplace en un carruaje, a fin de cuentas su velocidad podría llegar a ser mayor o igual a la velocidad a la que se desplazaban aquellos vehículos. Pero para Alice tenía sentido, caminar por la ciudad suponía contemplar las constantes miradas de esas estúpidas mujeres amargadas. No las aguantaba, y no entendía como se aguantaban entre ellas tampoco, aunque los hombres no se quedaban atrás, pero las miradas de los hombres eran por lo general diferentes, con ese deseo tras ella, pensando en que una mujer como ella debería estar agradecia si alguno de ellos la pedía hacer el amor salvajemente en alguna esquina. Repugnante. No tenía porque aguantar eso, no iba a cambiar su comportamiento y sus maneras porque gente como ellos. Así que tenía dos opciones: o se alejaba y los evitaba, o iba acabando con cada uno de ellos. Sin duda la segunda idea era mucho más atractiva, pero no podía hacer eso, no mientras cuidase de su hermana, centrar la atención en su familia podía acabar con todos ellos.

La puerta del carruaje se abrio, un hombre de piel morena se apresuro para ayudarla a bajar, pero ella no le presto ni la mas minima atencion. El hombre no era uno de sus esclavos, era un hombre libre que trabajaba llevando carros como aquel, uno cualquiera. Quizás la futura comida de Alice, quizás no.

La noche se cernia sobre el terreno, las lápidas poco cuidadas se amontonaban a lo largo de kilometros y kilometros de llanura. A pesar de eso, la forma que la piedra ha sido empleada para crear algunas figuras es digno de admirar. Levantando un poco el vestido con sus manos, empezo a caminar. Solo acudía a ese lugar una vez al mes, cuando se ausentaba a esas horas de la noche solitariamente sus hermanos pensaban que iria a cazar, lo cual evitaba preguntas y situaciones incómodas que Alice intentaba evitar a toda costa. Su camino estaba a punto de verse interrumpido por un hombre mayor que cababa una fosa, en cuanto la miro, ella no lo dudo.

— Metete en la fosa y arrancate el corazón —su voz no dejaba lugar a dudas, ni siquiera se detuvo a ver como completaba su orden, lo rodeo mientras seguia su camino, sin mirar atrás. Y es que había descubrierto las enormes ventajas de ser vampiro, y esa sin duda, era una de las mejores. Aquello solo había sido una alarde de superioridad y cinismo, pero normalmente sus habilidades resultaban realmente útiles. Sea como sea, no le gustaba la compañia mientras estaba allí, ese era un momento privado que no quería compartir con nadie más.

Se arrodillo ante una tumba, su apellido estaba grabado en ella, junto a él el nombre de una mujer, más abajo había una cita en latín, una que se ponía en las tumbas de todos los antecesores que habían pertenecido a la familia y habían sido cazadores, probablemente su madre sería la última que tuviese tal honor. Alice y su familia nunca habían creído en las falacias de la iglesia, sin embargo, ella tenía una cosa clara, y es que su madre estaba en un mundo mucho mejor que el que había tenido que soportar toda su vida. Acaricio la piedra, que estaba húmeda y fria, casi tan fria como su piel.

por **Jeff** Sáb Nov 05, 2016 7:30 am

Habitualmente, Jeff solía pasar en su forma de gato alguna que otra noche en el cementerio. Al menos las noches que buscaba tranquilidad. Era capaz de dormir encima de cualquier tumba. Escalofriante, tal vez, para cualquier otra persona, pero él se sentía igual de seguro durmiendo allí que durmiendo sobre la rama de algún árbol del bosque. ¿Sabéis por qué? Porque a nadie le extraña la presencia de un gato negro en el cementerio. Por tanto, de algún modo, es un lugar seguro para él.

Sin embargo, aquella noche, estaba allí en su forma humana. Vestía una camisola de color gris -no era ese su color original- y unos pantalones cualquiera. Debería tener frío, pero no tenía. Había estado corriendo minutos antes. Le gustaba correr. Le gustaba acelerar sus pulsaciones, notar la sangre fluir con más rapidez entre sus venas. Era adicto a la adrenalina. Aquella noche, todavía, no había conseguido acelerar sus pulsaciones de ningún otro modo. Solía meterse en líos o en peleas, razón por la cual solía lucir algún que otro moratón en el rostro, pero aquella noche había acabado haciendo algo mucho más saludable... No sabía por qué. Tal vez estuviera enfermo, quién sabía.

Y allí estaba, en el cementerio, dando por hecho que no iba a encontrarse con nadie a aquellas horas. O eso pensaba al principio, pues no tardó en percibir el aura de alguien. Un aura pálida. Probablemente de un vampiro. Inconscientemente, se mantuvo alerta y trató de ser sigiloso. Había oído que los vampiros no se llevaban bien con los de su especie. No sabía por qué, en realidad, pero él creía que los vampiros no se llevaban bien con ninguna especia en general. Podría volver a su forma de gato y huir, sí, habría sido la opción fácil. Pero, inconsciente de él, no lo hizo. Su sentido del peligro, a veces, no funcionaba bien.

Por tanto, siguió su camino, con aparente tranquilidad. A lo lejos podía ver la figura de una mujer frente a una tumba. Jeff no dijo nada, por muy bromista, toca-narices o metomentodo que fuera, se contuvo. Al menos, de momento.

por **Alice D. Defort** Sáb Nov 05, 2016 10:08 am

Su madre lo había dado todo por ella, incluso había discutido muchas veces con su padre por su causa. Y había muerto por ella, lo menos que la debía es una visita a su tumba una vez al mes, no llevaba flores, ni rezaba, ni siquiera la hablaba, confiaba en que su presencia bastase. La primera vez que acudio allí fue el mismo año de su muerte, fue la ultima vez que lloro, la primera y ultima vez que se sintio indefensa como vampiro. Pero ahora, no había lagrimas, solo una mirada fria y a la vez reconfortante. Acaricio las letras de su nombre y luego poso las manos sobre sus piernas. Cuido de ella madre, tan bien como puedo....

No fue consciente de la presencia del hombre hasta un par de minutos después, cuando se retiro la capucha de su capa hecha de terciopelo negro, y quizás fuese porque era sigiloso debido a su naturaleza, quizás simplemente porque Alice no estaba concentrada en su entorno, hasta que percibio algo, el olor quizás, algo que no la agradaba, de eso estaba segura, pues se sintió molesta de inmediato, y ni siquiera había alzado la vista.

Cerró los ojos un momento, el unico movimiento que hizo fue ese, como si estuviese llevando acabo algun tipo de oracion, pero ahora quería concentrarse en lo que podía percibir, averiguar a que distancia estaba la presencia, quien era, si era hombre o mujer. No obtuvo muchos datos, así que sabía que no era humano, pero tampoco era licántropo, ni vampiro. Decidio actuar rápido, en un movimiento tenía sus uñas clavadas en el cuello del sujeto en cuestion.

Lo examino, bastante confusa la verdad, porque no lograba averiguar que era a traves de su aura, llevaba poco tiempo en su condicion de vampiro, y eso no la había dado para descubrir que las leyendas sobre los cambiantes eran verdaderas. — ¿Qué eres? — el quien había sido relevado a una segunda posicion, no la interesaba saber quien era, eso era irrelevante. Pero el hecho, es que aquel hombre la molestaba más de lo normal, era la misma sensacion que tenía al encontrarse con un licántropo, sin serlo.

Apretó sus uñas contra su piel a la vez que intentaba identificar su olor, cosa que no disimulo en absoluto, dadas las circustancias lo mismo daba. La había interrumpido de forma indirecta en uno de los momentos más importantes para ella. Pero para suerte de él, o quizás de ambos, la curiosidad de la morena era mayor a la rabia que sentía en el momento, así que de momento habían evitado una pelea sangrienta.

por **Jeff** Sáb Nov 05, 2016 7:38 pm

De un momento a otro, la vampiresa le agarró del cuello. ¡Ni siquiera lo había visto venir! Joder, aquella mujer había sido tan rápida que, además de sorprenderle, le había dado un susto de muerte. El corazón de Jeff se había detenido durante un segundo para, acto seguido, palpitar de forma descontrolada. Maldita mujer, ¡casi le daba un infarto!

''¿No querías adrenalina, Jeff? Pues ahí la tienes'', se recordó a sí mismo, por un momento maldiciéndose.

- Joder, vaya susto. Ehm... Tú no tienes muchos amigos, ¿verdad? ¡Y no me extraña! Porque si tratas así a todos los desconocidos... - dijo casi entrecortadamente, pues las uñas de la desconocida se clavaban en su cuello con bastante más presión de la que le gustaría. Y si Jeff tenía algún defecto (que los tenía, sin duda) era principalmente que no sabía mantenerse en silencio. Tenía la mala costumbre de decir las cosas sin pensarlas dos veces - ¿Qué tal si empezamos de nuevo? Va, yo te ayudo... Tú dices 'Hola', yo contesto 'Hola, soy Jeff, ¿y tú?' y seguimos la conversación tranquilamente y sin uñas por medio. ¿Te parece? - porque a él le parecería estupendo, vaya. El cambiante no estaba intentando vacilar a la vampiresa, hablaba en serio. A veces pecaba de ingenuo y no se percataba de que las bromas sobraban en determinadas situaciones.

Al menos, no le había respondido a la vampiresa con un 'Soy lo que tú quieras que sea'. Porque, conociéndole, lo extraño era no haberlo dicho.

Fuera como fuese, las uñas de aquella mujer le hacían daño y probablemente le estuviera rasgando la piel. En cuanto viera que la situación se le complicaba, se transformaría en gato y huiría. El factor sorpresa podría resultar clave a la hora de huir, pues probablemente la vampiresa se quedaría parada un par de segundos al no esperarlo. Sin embargo, de momento, no veía necesidad de transformarse.

por **Alice D. Defort** Dom Nov 06, 2016 6:19 am

No recordaba que nadie la hubiese hablado de esas maneras nunca, la asqueaba realmente, no solo por lo que decia, si no las formas con las que lo hacia, ¿acaso nadie había enseñado a ese hombre buenos modales?...Aunque a juzgar por su apariencia era seguramente una de esas ratas de la clase baja. Cuando era más joven nunca había discriminado a las clases más bajas, e incluso en alguna ocasion ayudaba a gente que encontraba por la calle, pero ya no quedaba rastro de lo que fue una vez. Ella era superior a esa clase de gente y no tenía porque aguantar a individuos semejantes.

Pero la verdad es que solo estar cerca de ese sujeto la estaba resultando extremadamente desagradable, así que le arrojo al suelo con violencia innecesaria pero que la hizo sentirse extremadamente bien. Luego se concentro en limpiar la parte baja de su vestido de cuando había estado arrodillada. Solo era hojas de colores otoñales que cubrian todo el suelo del cementerio, aunque a esas horas de la noche los colores no se apreciaban tan bien como bajo la luz del sol, ahora, allí, todo parecía más oscuro, más lúgrube. Tampoco la desagradaba.

— He hecho una pregunta y quiero una respuesta —estaba siendo bastante generosa, dado que solo había causado unas pequeñas marcas en el cuello del sujeto que en unas horas estarían totalmente cicatrizadas, la verdad es que no sabía de lo que el sujeto era capaz, pero tampoco se lo planteaba, hasta donde sabía ella tenía la ventaja. Esperaba que sus habilidades como vampiro hicieran que aquel sujeto la dijese lo que quería saber. Llamalo persuasion, llamalo como quieras, pero cuando lo miro a los ojos volvio a decirle lo que quería, dar ordenes a extraños estaba a la orden del día en su vida. — ¡Responde! — por un momento en ese instante se la ocurrio pensar que el chico no había venido solo, asi que no pudo evitar mirar alrededor, pero no detectaba ninguan presencia más, y si la había se escondia muy bien.

Que molesto. Esas situaciones la desagradaban. La confusion, la necesidad de mantener vivo a un desconocido porque necesitaba averiguar más. Resopló. Ni siquiera podía entender porque algo de ese hombre le recordaba a algun tipo de animal. Sensaciones que no la gustaban.

por **Jeff** Lun Nov 07, 2016 5:03 am

Sin comerlo ni beberlo, Jeff acabó en el suelo. Y no es que aquella mujer le hubiera tirado al suelo de forma normal o delicada, ¿eh? Todo lo contrario. El cambiante se hizo daño, por lo que tardó en recomponerse un poco. Tenía mucha más resistencia que un humano cualquiera, por lo que eso era un punto a su favor. Probablemente se hubiera roto algún hueso por la caída si hubiera sido un simple humano. Él se presentaba, le decía su nombre y todo, y ella le tiraba al suelo así porque sí. De verdad que Jeff no entendía nada. ¡Menuda borde!

- Joder, qué bruta... ¿por qué tanta hostilidad? ¿Te ha sentado mal la cena o algo? Oye, que si estás así porque no tienes amigos, yo te puedo ayud... - no fue capaz de acabar la frase, en realidad, pues por algún extraño motivo se vio obligado a responder a la pregunta - Soy... un cambiante - no tenía ni idea de por qué había respondido. No estaba acostumbrado a tratar con vampiros (si hubiera coincidido con muchos, ya estaría muerto), así que no conocía muy bien qué clase de poderes podían tener.

En la cara de Jeff se notaba la sorpresa al haber respondido sin querer. Le encantaría tener ese poder, para qué engañarnos. ¿Obligar a la gente a hacer lo que quisiera él? Sería la persona más feliz del mundo si tuviera aquel poder, ¡sin duda! Y... ¿por qué estaba pensando en eso en vez de temer por su vida? Porque aquella vampiresa parecía estar un poco loca o, por lo menos, descontrolada.

¿Debería volverse gato y huir? Sí, tal vez. Por esa razón, decidió transformarse. Comenzó a sentir cómo empequeñecían sus músculos y la carne sobrante. Sintió cada fibra de pelo salir de los poros de su piel conforme, poco a poco, iba convirtiéndose en un gato negro. Finalmente, salió de debajo del montón de ropa que llevaba segundos antes puesta y se sacudió, adaptándose a su nueva figura.

¿El problema? Que, en lugar de salir corriendo, decidió acercarse a la vampiresa para restregarse en una de sus piernas. Así, de paso, la confundía un poco. Y... quién sabe, a lo mejor le resultase adorable a la mujer. De ilusiones también se vivía, ¿no?

por **Alice D. Defort** Lun Nov 07, 2016 4:36 pm

Palabras aventuradas y equivocadas, que si, que tenía curiosidad, pero no iba a aguantar más, tolerar semejantes groserias no lo toleraba ni cuando era joven, ahora mucho menos, ya averiguaria que clase de individuo era aquel, aun tenía libros con informacion en casa, seguro que en algun momento su padre le hablo de una criatura como él. Por suerte su exigencia fue respondida sin tener que llegar a arrancarle el corazon primero.

Una bombilla se ilumino en su cabeza, claro, un cambiante. Recordaba varias historias de cuando era adolescente, incluso utilizo las leyendas de esos monstruos para asustar a uno de sus hermanos en alguna ocasion. Sin embargo, siempre creyó que eran eso, leyendas, a pesar de la seriedad con la que su padre hablaba de ellos. Nunca tuvo que toparse con uno. Lo examino, si bueno, si existian habría más como él. Lo mataría, porque no podía soportar más su parloteo, ademas sin su presencia el mundo iría mucho mejor.

Avanzó un paso, dispuesta a lanzarse a la accion cuando empezó a ver como se transformaba, se detuvo, nunca había visto una trasformacion como aquella, las imagenes de los libros no dan para tanto. Se había quedado petrificada por la expectacion, y luego vino el desconcierto de ver al felino refrotarse contra su pierna. Que asco por dios. Y no, no porque fuese un gato, sino porque sabía quien estaba tras esa apariencia.

No dudo en agarrar al gato por arriba,por la parte en la que las madres cogen a sus crías para llevarlos, lo alzó frente a ella. — ¿Te crees muy gracioso?...No vuelvas a hacer eso, con esta forma sería mucho más facil acabar contigo —no la desagradaban los felinos a decir verdad, otras especies como las derivadas de los lobos la resultaban insoportable, pero los felinos eran elegantes, independientes y cautelosos, eran agradables la verdad. Pero ese no, ese le repugnaba.

— Te ofrezco un trato, tu vuelves a tu asquerosa forma humana, me cuentas todo sobre tu especie y yo...No te mato — soltó al gato, se supone que los gatos siempre caen de pies, ¿no?, se limpio las manos, bueno, los guantes y miro hacia abajo. — Ah, y por supuesto dejas de decir sandeces...Dudo que agraden a alguien, tienes suerte de no ser un simple y corriente humano —la era más practico sacarle informacion a él que buscar a otro. Y la informacion es poder, luego ya compararía la realidad con las leyendas. Y por supuesto la interesaba conocer que más cambiantes había en París que podían resultarla útil en un futuro. Seguro que ese tal...¿Como había dicho que se llamaba?...Va, lo mismo daba, le llamaría Indecente a partir de ahora, o quizás Impresentable. El cambiante indecente. Bueno, que seguro conocia a más de su especie.

Con los brazos cruzados espero ala trasformacion, y que se visteria obvio, esperaba tener que evitar la imagen, la verdad que no le vendría mal una ducha por lo que había notado hast ahora.

por **Jeff** Mar Nov 08, 2016 4:46 am

Inconsciente de él, no se daba cuenta de que la vampiresa cada vez tenía más ganas de matarle. Pero... ¿cómo iba a pensar que quería matarle? ¡Si él le estaba dando cariño en la pierna! A cualquiera le gustaba un gato ronroneando y restregando el lomo sobre su pierna, ¿no? O eso pensaba Jeff, al menos.

¿Que si se creía muy gracioso? Bueno, pues sí, se consideraba un poco gracioso. ¿No lo era? La gente se reía mucho con él. A lo mejor era de él y no con él, pero bueno, era lo de menos, ¿no? El caso es que la gente se reía gracias a él. La gente normal, al menos, porque aquella mujer era tan seria que dudaba que se hubiera reído alguna vez en su vida.

Cuando le cogió del pellejo para levantarle, movió las patas un par de segundos. Pero, finalmente, se mantuvo quieto, dejándose hacer. Lo único que hizo fue maullar mientras ella hablaba. ¿Para interrumpirla? ¿Para que se le escuchara menos? Quién sabía. Le apetecía maullar, sin más. No era su culpa que le gustase tocar las narices. Eh, hablando de tocar narices... Intentó alargar una pata para tocarle la nariz a la vampiresa. Literalmente, sí. Pero... no llegó. La vampiresa le dejó caer al suelo antes de poder tocar nada. ¿Que todos los gatos caían de pie? Sí, bueno, pues a Jeff le había pillado despistado y no consiguió caer de pie. ¡Porras!

Una vez volvió a estar en el suelo, escuchó el trato. Mm... no le parecía mal. Debía volver a su forma humana de nuevo, entonces... aunque no sin antes juguetear un poco pasando un par de veces entre las piernas de la vampiresa. Seguro que a ella, en el fondo, le gustaba. Se hacía la dura, seguro, como todas las mujeres.

Finalmente, como no tenía intenciones de quedarse desnudo delante de ella -no iba a darle el placer a la vampiresa-, corrió hacia donde antes había visto a un hombre aparentemente muerto en una fosa. Jeff no tardó demasiado en meterse dentro, volver a su forma humana y ponerse la ropa del hombre aquel. No le gustaba cómo le quedaba, pero bueno, ya recuperaría la suya luego.

- ¿Qué quieres saber de mi especie? A parte de que somos irresistibles, claro - no pudo evitar decir, sonriente, mientras volvía a donde estaba ella.

por **Alice D. Defort** Vie Nov 11, 2016 9:39 am

Cruzada de brazos, y aun algo cabreada por la situacion, espero a que el hombre, al que parecía sobrarle la estupidez y le faltaba el saber estar, volviese. Cuando finalmente volvio, con aquella ropa que le quedaba grande y desprendía un olor a sangre incapaz de evitar, tuvo que respirar hondo un par de veces. La sangre del que se había arrancado el corazón no era tan atrayante y no hacia mucho que se había alimentado, así que no era ese el problema, el problema era el sujeto, él y sus comentarios.

— No sabes cuanto disfrutaría cortandote la lengua, podría hasta considerarse mi obra buena del año —rodó los ojos y clavo la mirada en él. — Ademas, tu olor no me resulta realmente atrayente he de decir, cosa supongo que se debe a tu especie...Con lo cual no, no teneis nada de irresistibles —comenzó a caminar hacia el exterior, quedarse en el cementerio había perdido todo el sentido ya. — No obstante, intentare ignorar cualquier incoherencia que se te ocurra decir...Pasando a lo que realmente me interesa...¿os podeis trasformar en cualquier especie que querais?...¿Sumais años con normalidad o eres un anciado de 200 años con extrañamente poca capacidad de razonamiento? —si bueno, le estaba insultando de forma más "elegante", por simple descaro. — Siempre me contaron que naceis así, y que ningun no nacido cambiante puede llegar a serlo, ¿cierto? —seguían caminando entre las tumbas, esculturas y piedras. La informacion de ese tipo era vital en una ciudad como Paris, ademas si todos eran tan impertinentes y mal educados como con él que había tenido la desgracia de topar, iba a tener que saber todas sus debilidades y todos sus puntos fuertes. Podía pasar una vez tal atrevimiento, pero no habría una segunda. Incluso aunque eso pusiera en riesgo en su vida, porque estaba claro que también eran criaturas sobrenaturales. Lo primero que había aprendido sobre cazadora en el terreno de juego era que los contrincantes siempre pueden guardar una jugada sobre la manga. Que si, que Alice era orgullosa, arrogante y altiva, pero era así porque era capaz de ver los puntos fuertes de sus rivales para poder combatirlos.

— ¿Cuantos cambiantes aproximadamente puede haber en Paris?...No me vale una respuesta tipo "no lo se", yo podría decirte un número bastante exacto de vampiros en la ciudad, y eso que nuestra poblacion siempre esta aumentando y disminuyendo segun circustancias...Vuestra especie es más estable en cuanto a eso —ademas etsaba casi segura que tanto la inquisicion como los cazadores se centraban mucho menos en ellos. Lo cual les daría bastante margen de maniobra, aunque fuesen menos número.

por **Jeff** Lun Nov 14, 2016 6:24 am

A él también le sorprendería que ella no le hubiera matado todavía si tuviera algún tipo de sentido del peligro. Porque no, Jeff no parecía gastar de eso en su vida. Interiormente se preguntaba por qué sería así aquella mujer. Por qué tanta rabia, por qué tanto odio en sus palabras. Curioso sí que era un rato largo, vaya.

- Si me cortases la lengua, no podrías seguir escuchándome. Y mi voz seguro que es música para tus oídos. Además, ¡te sorprenderías si supieras lo que soy capaz de hacer con la lengua! - no pudo evitar decir. Que Jeff era un bocazas ya se sabía, pero no lo hacía queriendo, de verdad que le resultaba imposible contener sus respuestas o procesarlas antes de soltarlas por la boca - Mm... ¿Mi olor no te resulta atrayente? ¿Por qué no? ¿A qué huelo? ¿Huelo mal? Me he bañado en el lago esta mañana, qué raro - de verdad le sorprendía que le dijera aquello, incluso acercó la nariz a sus brazos para olerse un poco. Vale, olía un poco mal, pero no él... olía mal la ropa que se había puesto, ¿no? O eso quería pensar.

La siguió mientras ella comenzó a caminar por el cementerio. Y fue entonces cuando comenzó la interrogación sobre su especie. Jeff trató de centrarse en las preguntas y no olvidar ninguna, pero siempre se perdía inevitablemente cuando eran más de tres seguidas.

- ¿Si nos podemos transformar en cualquier especie? Mmm... Creo que no. Yo al menos no. Sólo puedo en pantera y en gato. Conozco a algunos que se transforman en perros, otros en pájaros... No sé. Creo que no es algo que se elija. Conocí una vez a una chica de muy buen ver, ¿sabes? ¡Para comérsela estaba! Y sólo podía transformarse en especies de osos - se estaba yendo por las ramas, ¿verdad?- En cuanto a mi edad... Mmm... Nací hace... ehm... ¿40 años? Más o menos, no llevo muy bien la cuenta. Pero envejecemos igualmente. ¿Y tú? ¿Tienes más de 100 años? - preguntó, curioso. Siempre le asombraba la inmortalidad de los vampiros. A él le encantaría ser un joven de 17 años eternamente - Exacto, es algo que se hereda. Yo lo heredé de mi padre.

Y ahora venía la pregunta del millón. ¿¿Cómo iba a saber cuántos cambiantes había en París?? ¡No los había contado! Pff... ¡no lo sabía! Muchos, suponía. O no. No tenía ni idea. En su cara se podía ver el agobio y la sorpresa ante la pregunta. ¿Tenía que contar a todos los cambiantes que él había conocido? Era una pregunta demasiado complicada para él.

- Ehm... no los he contado Neutral

- fin. Esa fue la magistral respuesta que Jeff le dio a la mujer.

por **Alice D. Defort** Vie Nov 18, 2016 6:38 pm

Que horror. Era inaguantable. En ese momento la entraron unas ganas tremendas de mover su mano a su cara en forma de puño. Lo hizo en su mente, en realidad llevaba torturandolo y matandolo mentalmente desde hace tiempo. Ya le había matado seis veces y torturado otras cuantas. Así concentraba su atención en lo verdaderamente importante y no en la palabrería del muchacho. No podía ir diciendo esas cosas por ahí, pero no solo a ella, de toparse con cualquier otra persona de alta clase ya estaría en un calabozo seguramente por mostrar tal descaro y poco respeto.

— Es tu olor de cambiante... —murmuro entre dientes y en un tonto bastante frio y poco agradable. De verdad que estaba sacando la paciencia de donde no la tenía, la fuerza de voluntad para no arrancarle el corazon del pecho o dejarle seco ahí mismo. Y de pronto se puso a contar su vida, literalmente, ¿pero que demonios la importaba a ella su miserable vida?... Tapo la boca del chico con su mano para que dejase de hablar un rato. — Seguro que te meto bajo el agua y sigues diciendo estupideces —bajo su mano esperando que se cayase un poco, no le fuese a dar por poderla o chuparla o algo de eso. Dadas las circustancias era muy capaz. — Te vas por las ramas y no me interesa tu vida... —soltó de forma borde y poco contemplativa. Bueno el caso es que al parecer eres mayor que yo...Aunque parezca que tienes la mentalidad de un adolescente mal educado —fijo su mirada en él. Se ahorro decir su edad, porque en realidad no era un vampiro antiguo y no había necesidad de entrar en detalles.

Le hizo la pregunta que en realidad más podía interesarla. Pero es la unica que no supo responder. — ¿Ni un número aproximado?...Pues al menos dime cuantos conoces —de lo malo malo. Alice se detuvo un momento segundos después, había escuchado algo, un sonido tras unos arbustos no muy lejos. Todos sus sentidos de pronto se concentraron allí, casi acechando a lo que pudiera salir, la vegetacion era bastante grande así que podía ocultar cualquier cosa.

Las hojas se movieron un poco y de pronto salio volando un murcielago que parecía haberse quedado atrapado allí en su vuelo, o quizás tenía alguna herida. Alice relajo su cuerpo y observó al mamífero volar por encima. — Seguro que serías más agradable en esa forma —sonrió de medio lado y continuo andando. — Y a ver si lo entiendo, ¿puedes trasformarte en pantera y en vez de eso has decidido trasformarte en gato y sobarte con mi pierna?...¿Enserio?—no entendía aquello, el chico desde luego había sido amenazado por ella y elegía su forma más débil. Ella desde luego hubiese actuado muy diferente.

por **Jeff** Miér Dic 14, 2016 10:51 am

Aquella mujer cada vez le contestaba de una forma más brusca y borde, pero Jeff no entendía el motivo. ¡Con lo majo que era él! Caía bien a todo el mundo, ¿no? ¿Por qué tanta hostilidad, entonces? Extraño, sin duda alguna. ¿Sería eso que llamaban "tensión sexual no resuelta"? Tal vez. Tal vez ella sintiera tensión hacia él. Efectivamente, era el motivo que mejor encajaba en la cabeza de Jeff.

Estaba intentando seguir hablando, pero, de repente, ella le tapó la boca. El cambiante frunció el ceño, de nuevo sin entender.

- Oye, un poco de respeto a tus mayores, ¿no? - consiguió decir tras escuchar aquello de que parecía tener mentalidad de un adolescente. Puede que fuera cierto, sí, pero... Podría insultarle de una forma un poco más sutil, ¿no? Sería un poco menos cruel así, al menos - ¿No me dices tu edad? - ella lo pasó por alto, pero él no. Tenía curiosidad, sí.

Y de nuevo la pregunta del número de Cambiantes en París. ¡No tenía ni idea! ¿Cientos? ¿Miles? Puede que muchos. Muchísimos, seguramente, al ser algo hereditario. Aún así, prefirió centrarse en la nueva pregunta: ¿Cuántos cambiantes conocía él?

- Mmm... supongo que conozco a más de 30. Pero no son muchos, seguramente habrá muchísimos más. ¿Sería más agradable siendo un murciélago? Lo de chupar sangre mejor se lo dejo a los de tu especie - una mueca de desagrado apareció en el rostro de Jeff únicamente por el simple hecho de imaginarse chupando sangre. Iugh. Qué asco. Seguro que estaba malísima.

Asintió a lo de la pantera y se encogió de hombros. ¿Por qué iba a transformarse en pantera? Le gustaba el peligro. Su sentido del miedo estaba un poco destrozado, por lo que... No creyó conveniente tener que transformarse en pantera. Sí, Jeff era así de tonto.

- Si quisieras hacerme daño, ya lo habrías hecho, ¿me equivoco? En el fondo te caigo bien - sonrió de forma triunfal mientras seguía caminando, siguiendo los pasos de Alice.

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