Family First [Privado]

por **Ryley Lezarc** Lun Jun 27, 2016 10:09 pm

Parecía ser que cuando Ryley más necesitaba a las personas, estas se esforzaban por desaparecer de la faz de la tierra. Al menos era lo que ocurría con Vanessa, la única mujer con la que sentía que necesitaba hablar y que sabía, le daría el mejor consejo para proceder con respecto a su divorcio y todo lo acontecido con Leigh en los últimos tiempos. La menor de los hermanos era una muchacha de buen corazón que siempre brindaba su apoyo al ahora cazador, haciéndolo reflexionar y darse cuenta de sus propios errores, reprendiéndolo cuando lo ameritaba y brindándole su afecto cuando las cosas no se solucionaban de la manera en que él esperaba.

La casa de los Ende, sitió donde Ryley permanecía ahora se encontraba más sola que nunca. El cazador la había abandonado desde antes de casarse con Leigh y su hermana, bueno ella permaneció en soledad algún tiempo, pero siendo el día en que Ryley fue a despedirse de ella antes de irse a Lyon en busca de rastros sobre su esposa cuando Vanessa le dio la noticia de que ella buscaría su propio camino. Su pequeña hermana prometió cuidar la casa y mantenerla en buen estado hasta que Ryley decidiera que hacer con la propiedad. Que irónico resultaba que antes de partir pensara que lo mejor era vender la casa, lugar que ahora era donde él pasaba sus días. El cazador suponía que su hermana pronto se aparecería por la casa, únicamente con la finalidad de supervisar que todo estuviera en orden. Esa visita era justamente la que Ryley llevaba dos días esperando pacientemente, sin que hubiera señales de que estaba por ocurrir.

Con expresión ausente, la barba un poco crecida y suspirando demasiado para ser considerado sano o normal, el cazador se preparo una taza de té y se sentó en la pequeña sala de estar, dejando la taza de té sobre la mesa más cercana. El silencio era abrumador dentro de la casa, aún así, él quería estar ahí, esperando porque su hermana llegara. Necesitaba a Vanessa, de verdad que si. Su hermana junto a Leigh, eran las mujeres más importantes de su vida. A una al parecer la estaba perdiendo sin que pudiera hacer mucho, a la otra, a ella nunca podría perderla porque la sangre siempre era más espesa que cualquier otra cosa.

Inmóvil, sentado y sin siquiera tomar un sorbo del té que preparó, Ryley pasó gran parte de la tarde, sumergido en sus propios pensamientos, sus culpas y arrepentimientos; tan metido en sus propios asuntos se encontraba que pensó que el sonido de la puerta al abrirse era meramente un delirio de su mente necesitaba. Fueron aún así los pasos dentro de la casa lo que le hicieron girar el rostro y encontrarse con la figura de su hermana. Una melancólica sonrisa fue entregada como recibiendo a Vanessa, quien no se imaginaba todo lo que él tenía para contarle, comenzando claro por el hecho de que ahora, tenía un sobrino.

por Vanessa Ende*** Miér Jun 29, 2016 8:28 am

···

Si algo caracterizaba a Vanessa era su forma de ver el mundo y el modo de ser tan imprevisible que hasta consigo misma siempre se sorprendía. El hecho de que su hermano fuese el único hombre al que le era fiel no significaba que alguna que otra mentira se escapase de sus labios de la forma más inocente que pudiese, tapando sus huidas, sus escapadas y sus tantos problemas fuera de su cobijo. Su relación con él era de un especial que abrumaría las otras relaciones entre hermanos. Ella, se sentía muy cerca de él y daría la vida si fuera necesario, lo veía como un p0adre, como un hermano como un amigo en cuyos brazos sabría que siempre estaría a salvo, aunque fuera se estuviese desatando la más terroríficas de las guerras. Él era su salvavidas y mientras ella viviera, le daría una vida llena de felicidad y alejaría los problemas mientras estuviera con él. Se merecía eso y mucho más, tras aquello que ocurrió cuando era niña, más cuando parezca una tontería al lado de otros dramas familiares, para ella supuso un antes y después; él evitó que fuese vendida como mero ganado.

Se pasaba largos días fuera de casa, simplemente caminando, trabajando o cualquier cosa que le llamase tanto la atención como para tomarlo de escusa para estar fuera de aquella casa tan vacía. De tanto en cuando, ella la visitaba para ver que todo estaba en órden y depositaba algunas flores en un jarrón con bastante agua para que al menos la casa no oliese a abandono. A veces llegaba hasta arriba de barro y se reía mientras se bañaba de cómo podría reaccionar su hermano si la veía llegar alguna de aquellas veces, ya que parecía que había sido pisoteada por una estampida de elefantes o peor aún, parecía que se hubiese peleado en el barro con otra mina, aunque aquello no estaba muy lejos de ser cierto.

Aquel día era de trabajo y como siempre se demoró en ir a la casa para dar un largo paseo en el mismo camino que recogía flores. Como de costumbre, abrió la puerta, pero el olor a calidez le hizo sonreir sutilmente, manteniendo el silencio y dejando las flores y las llaves sobre la mesa, dirigiendo sus pasos hacia el sillón dónde estaba su hermano y abrazándole desde atrás, hundiendo sus manos entre sus ropas para poder sentir bien aquel abrazo que llevaba tiempo necesitando, aunque a juzgar por su silencio, sentía que él lo necesitaba quizás más que ella. Vanessa, dejó un beso en su sien y ya que abrazándole no llegaba con los pies al suelo por su baja estatura, se bajó y sentó sobre sus rodillas, como hacía hace algunos años, cuando no era tan mayor.

- Te ves más guapo así que afeitado, te hace parecer un señor. - Vanessa sonrió ampliamente, dejando que sus ojos se convirtiesen en un par de líneas ante el gesto de paz que pretendía transmitirle a su hermano. Vanessa se descalzó y aprovechó para tomar una de las flores y echarla a la chimenea, que estaba recién encendida, como hacía con cada flor que un hombre le regalaba, cosa que Ryley sabía ya que a ella le molestaba ese tipo de gestos.

- No te esperaba tan pronto aquí, ¿es que ha ocurrido algo? - Dijo en cuclillas frente a él, como cuando de pequeña esperaba que le contasen algún cuento. Esperó no más de dos segundos, para no darle tiempo a responder, ya que comprendía que él tuviera cierto recelo a contar ciertas cosas así como ella no querría que le preguntase tan a fondo pues tendría que decirle la verdad, una que quizás no le gustaría oír. - Eres demasiado jóven y hermoso para ir tan dejado de la vida, deberías darte una ducha luego. Aunque... ¿Tienes hambre? Puedo preparar algo si quieres, aunque acabe quemando la casa.- Vanessa volvió a echarse a reir, llenando aquella casa del sonido de su risa.

···

por **Ryley Lezarc** Sáb Ago 27, 2016 12:46 am

Su falta de entusiasmo al momento de recibirla debió parecerle extraña a Vanessa, su hermana aún así, no hizo comentario alguno al respecto. Ella lo conocía tan bien que ya debía estarse formando teorías en la mente sobre lo que al cazador le acontecía, pero de seguro que ninguna se acercaba siquiera a lo que Ryley pronto le contaría.

Respetando el silencio formado por el mayor de los hermanos Ende, Vanessa se acerco hasta él, abrazándolo con fuerza antes de besar su sien y sacar una sonrisa suave de los labios de cazador, quien observo con detenimiento los movimientos de su hermana. ¿Cuándo se había convertido su frágil hermana en una mujer tan fuerte? ¿En qué momento se volvió ella su suporte en lugar de que él fuera el suyo? Ryley no podía recordar el instante en que todo eso sucedió, simplemente podía recordar el primer día que vio su frágil cuerpo envuelto en unas avejentadas cobijas, recordaba también su llanto y la manera en que sonreía cuando él se ponía a jugar con ella. Traer a su mente los recuerdos de su hermana, le llevó de manera inevitable a pensar en Julien y a sufrir un nuevo ataque de remordimiento. De su pequeño hijo prácticamente no conocía nada, volviéndolo ante su propio criterio el peor padre de la historia. ¿Qué pensaría su hermana si supiera que él se estaba volviendo como su padre? La respuesta a esa pregunta, creía tenerla demasiado clara en su mente.

Sentada en su regazo como cuando aún era niña, Vanessa le aseguró que se veía guapo.
– No mientas, yo sé que no luzco para nada bien – le sonrió, mientras que le acariciaba los cabellos – Tenemos espejos en esta casa, ¿Lo sabías? – no era necesario que su hermana le mintiera, Ende sabía perfectamente la manera en que se veía y la verdad es que no le extrañaba lucir así, de hecho, más bien le extrañaba no verse peor. Con atención observo la manera en que Vane tiraba al fuego una flor y Ryley no pudo evitar reír bajito – ¿Quién es el nuevo pretendiente rechazado? – conocía a su hermana y sabía que cuando lanzaba flores al fuego era porque las mismas, le eran obsequiadas por hombres.

Las interrogantes de Ryley no pudieron desviar la atención de su hermana mucho tiempo, quien pronto le interrogo sobre el motivo que le llevaba a estar ahí. Si bien él quería contarle todo, también le resultaba muy difícil el hacerlo, fue por eso que el silencio se hizo presente, mismo que fue roto nuevamente por Vanessa y sus ideas. Ella no deseaba verlo decaído, eso era evidente. De hecho, ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para animarlo y Ryley no podía negarse a las ocurrencias de su hermana.
– Vamos, vayamos a la cocina y preparemos algo juntos – la animo a levantarse mientras que él hacía lo mismo – Por cierto, ¿Recibiste la carta donde te dije que encontré a Leigh? – eso se lo explico claramente mediante carta a su hermana, sin embargo, deliberadamente había omitido el nacimiento de Julien porque planeaba decírselo en persona. Que desafortunado que ahora que planeaba contarle de su sobrino también debiera contarle de que su matrimonio había muerto.

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