Heridas {Reidar}

por **Jannet Brianne** Mar Dic 06, 2016 8:18 am

Recuerdo del primer mensaje :

Sábado noche, la más ajetreada de la semana en cualquier hospital y taberna. Borrachos que aucdían en massa, sin poder a penas moverse, heridos por peleas en bares que llegan con brechas en la cabeza, asiduos que van en busca de algún chute y solo se llevan un vaso de agua y decepción, los internos usuales, que parecían no querer marcharse, y aquellos que estaban deseando salir.

El hospital era, menos en ciertas ocasiones, un lugar deprimete, solo había visto felicidad en ciertos momentos, en el nacimiento de un bebé, cuando alguien salía de una operación, y... ya, lo demás no era, para nada, agradable. Pero esos pequeños momentos valían la pena, aunque tratar con borrachos no era lo más agradable del mundo, y tenía la teoría de que, todo aquel que llegaba con heridas de taberna, era idiota, y no se había equivocado hasta el momento, seguía acudiendo.

Había creido entre el olor de medicinas y vendas, había estudiado, aun, con ese aroma tan desagradable en la nariz, y aunque su vida había cambiado, no quería dejar ir lo que había sido su mundo, aunque eso significase hacer que el día necesitara más de veinticuatro horas. Con un suspiro, con su bata puesta, comenzó a preparar material para coser una brecha, parecía que esa noche iba a haber bastante gente.

- Jannet, en la cuatro.- llamó la jefa de enfermería. No solía dejar que los voluntarios tratasen por si mismos a nadie, pero la conocían, sabían que ella no era una voluntaria usual, que su experiencia la precedía, que tenía talento y práctica.
- Voy.- dijo entrando y cerrando la cortina.- Buenas noches.- saludó sin mirar al paciente, dejándo la palangana de agua caliente, la jeringa con analgésicos, la aguja y el hilo estériles en una bandeja de metal, antes de ojear el historial que reposaba junto al instrumental.- Veo que no ha sido su mejor noche.- comentó leyendo con rapidez. No había alergias destacables, ni enfermedades fuertes, dio un suspiro cansino, ¿sería otro borracho?.- bien, veamos que le ha pasado.- Alzó por fin su cabeza de pelo castaño y ojos azules.

por **Jannet Brianne** Miér Ene 25, 2017 9:11 am

Comenzaba a sentirlo con demasiada potencia, su mente se nublaba mientras el calor se extendía descontrolado por su cuerpo, su cabeza ya no dominaba sus movimientos, era la pasión y las ansias de seguir lo que había tomado el mando y al obligaba a responder a los movimientos, a buscar su boca, a moverse más y más rápido notando cada roce, cada caricia, cada golpe, como si un torrente de electricidad le recorriera el cuerpo.

Las piernas enredadas a su cintura, en una petición silenciosa de que no se alejara, de que siguiera, de que acelerase, sus manos arañando la piel de su espalda o en el pelo, mientras cada embestida, cada beso, cada caricia, era fuego en la piel, en los ojos, en la boca. Los suspiros salían de sus labios suplicantes, los gemidos liberaban la agradable tensión que le recorría de arriba a bajo.

Escuchó un susurro en su oído, no podía más, intentó decirle que ella tampoco aguantaría demasiado, pero no le salió la voz, solo consiguió suspirar mirandolo con ojos empañados, disfrutando demasiado de la situación como para ser capaz de hablar, o molestarse en intentarlo. El calor, finalmente, aumentó de nivel, clavó las uñas con fuerza en su espalda mientras sentía espasmos en la zona que los conectaba, y lanzó un gemido, que fue más parecido a un ronroneo, causado por el placer, y que se repitió al sentir la explosión dentro de ella.

Ni siquiera notó el mordisco hasta que se dejó caer, notando con la frente de él apoyada suavemente en la suya, y sonrió agotada, sintiendo como si flotase. Le sonrió devolviéndole una mirada satisfecha y divertida, suspiró de forma temblorosa, casi riendo, intentando recuperarse del "ejercicio" No era virgen y había catado ya a un par de hombres, pero esa sensación era bastante nueva, en realidad.

- Jannet.- respondió recuperando el aliento con un suspiro satisfecho.- y no te preocupes, no tengo hombre esperando en casa, ni fuera de casa tampoco.- se dejó caer suavemente al suelo, de espaldas.

Gimió un poco al notarlo salir y volvió a suspirar, seguía sensible, girándose a mirarlo tras recibir un suave beso en los labios. Suspiró escuchándolo y miró, como el, al techo de la caverna, pensando que podía decir, no había esperado que, al final se lo contase, pero parecía que el haber soltado toda esa energía le había servido para soltar la lengua y, por fin, hablar. Tiró de su falda, cubriendo, ni que fuera sus piernas del frío y, cuando hubieron pasado unos segundos y volvía a estar tumbada mirando el techo de la gruta, habló.

- No soy quien para opinar, pero no creo que esté bien aprovecharse así de alguien.- se encogió de hombros.- de todos modos, es tu decisión seguir con ella o no, y saber si puedes seguir confiando en ella.- afirmó.- después de lo de hoy, si quieres otra noche así, puedes buscarme, estoy dispuesta a repetir.- bromeó.- Es más divertido que meterte a dar golpes, aunque con lo que te he hecho en la espalda, te tendré que curar igual.- rió dejándose caer, si por ella, fuera, repetían, pero ahora que él parecía haberse calmado, dudaba que fuera a traicionar nuevamente a su esposa, aunque ella lo hubiera traicionado a él y engañado de una forma tan cruel como para casarse cuando el hombre estaba ebrio.

por **Reidar Landvik** Lun Ene 30, 2017 6:41 am

No pude evitar sonreír al escuchar su proposición. Mi aire engreído se hizo presente mientras ladeaba mi cuerpo apoyando mi cabeza en la mano, codo en el suelo y mirada fija en sus ojos pardos.
-¿me esta proponiendo volver a vernos? -pregunté con una sonrisa ladeada -¿o solo repetir el polvo?
Mis dedos dibujaron su cadera, ascendiendo por su cintura, cuello hasta enredarse en su nuca para atraerla contra mis labios.
Colisionaron de nuevo sedientos, acariciándose, buscándose y encontrándose.
-Mucho mejor que ir a emborracharme y a pegarme palizas con otros desgraciados.

Nuestros ojos se miraban atentos, cargados de fuego, el mismo que resplandecía a nuestro lado avivado por el viento ardiendo contra los maderos.
-¿por que has venido tras de mi? -pregunté incapaz de dejar de mirarla -¿lo haces con todos tus pacientes o solo con los que saltan por la ventana? -bromeé guiñándole un ojo.

Volví a dejarme caer contra el suelo ofreciéndole mi pecho como almohada y mis piel como manta.
-Es complicado Jannet, tengo un hijo -deje escapar el aire contra su pelo -la cosa iba de mal en peor, desde luego que era un desastre y dudaba que la información que le estaba dando mejorara en algo la visión que tenia sobre mi.

-Apenas hace unas semanas que he descubierto de su existencia, su madre y yo tuvimos una “relación” termino porque … -guardé silencio, no podía contarle lo que era, no si no quería que saliera corriendo.
Decirle que termino porque ambos eramos alfas de nuestras manada y ninguno estaba dispuesto a renuncia a eso, dejando a los suyos solos, no era una opción.
-Cuando termino, no sabia que estaba embarazada. No volví a verla, y hace apenas unas semanas llego uno de sus “hombres” para traerme al bebe junto a una nota que me explicaba todo. Su madre esta muerta, él depende de mi en estos momentos.

Vi como lazaba la cabeza para enfrentar mis tormentas, ahora ámbar como la miel, estaba descontrolado, ese era el efecto que tenia en mi las duras historias que aun no había sido capaz de asumir.
-Mi vida es un desastre -afirmé llevando la mano al rostro intentando evadir la desesperación que mostraba con cada una de mis palabras.
Aun no le había contado ni la mitad de mis problemas. Una guerra en el norte me esperaba, una manada agonizando y un hermano que parecía no acabar de asumir que mi manada era en parte también suya y que solo con la ayuda de este podríamos sobrevivir.

Cerré los ojos lanzando las pieles sobre nuestros cuerpos, sintiendo sus dedos acariciar mi pecho.
-No te enamores de mi, no soy el hombre adecuado para una relación, mi vida es complicada, demasiado. Solo puedo ofrecerte esto, encuentros esporádicos sin mas compromiso que el viento y el fuego.

por **Jannet Brianne** Sáb Feb 04, 2017 2:50 am

Sonrió mordiéndose el labio, y no respondió, sencillamente se encogió de hombros permitiéndo que él pensara lo que prefieriese. Guardó un suspiro al notar las caricias en la cintura y se acercó para besarle cuando el le tomó la nuca, si, definitivamente, mucho mejor que una pelea de bar. Suspiró un poco, aun cansada, y con ganas de más, cuando, al intercambiar una mirada, los ojos de él parecieron esperar algo más de su respuesta.

A Jannet le daba la sensación de que Reidar no buscaba, sencillamente, un si o un no, si no algo que reafirmase que era diferente, que aunque su vida se derrumbara, de algún modo, el seguía destacando, logrando salir, lentamente, a flote, como si esperase que su respuesta fuera un cantaro de agua fresca en mitad del desierto. Estaba claro que, de algún modo, necesitaba saber que seguía siendo capaz de controlar algo, ni que fuera a ella.

- No he perseguido jamás a ningún otro paciente, aunque tienes razón, de normal no suelen saltar por la ventana.- bromeó, dejando que él creyera que tenía algo de control cuando, en realidad, era ella quien decidía.

Se acercó a él cuando se dejó caer al suelo y subió su pecho al suyo, haciendo ligeros dibujos con los dedos mientras lo miraba, escuchando atenta, sin mediar palabra. Así que tenía un hijo. No sabía nada de niños, ni de parejas, el amor no era lo suyo y no estaba hecha para ser madre. Pero entendía que cuando las cosas te venían de un modo, había que aceptarlas como llegaban y afrontarlas. No podía decir nada de alguien que no se había hecho de un niño que desconocía.

Lo miró levantando la vista, serena, para ver que escondía su mirada, frustración, desesperación, una llamada silenciosa de socorro a la que resultaba haber acudido ella. Lanzó un suspiro, parecía que estaba tan cansado que no podía ni enfrentar su mirada, clara y que, de momento, no juzgaba. Su tío no había sido, tampoco, un desecho de virtudes, pero si había sido un buen hombre, sabía que por muy mal que te tratara la vida, no era razón para pensar mal de alguien.

- ¿Amor?- preguntó moviéndose más cerca de él, dejando sus labios a centímetros de los suyos, obligándolo a mirarla.- no estoy hecha para amores ni ataduras, siento decepcionarte.- comentó moviéndose para quedar, nuevamente, sobre él, subiertos por las pieles que él había usado para taparlos.- prefiero el fuego y el viento en una cueva a noches con vino y rosas en salones refinados.- afirmó, deshaciendose de la falda que cubría sus piernas, de lo único que evitaba que estuviera totalmente desnuda.- Además, tienes esposa, no esperaría, jamás, que la dejaras, sería estúpido por mi parte, nunca las dejan.- afirmó, lo sabía por las "amigas" de su tío, mientras le repartía mordiscos leves por su clavicula y cuello.- tienes un hijo, muy bien, hazte cargo de él ahora que lo sabes, no hay más, los niños no son tan difíciles, tu esposa es... rara.-intentó no ofender demasiado, después de todo, seguía siendo su esposa.- bueno, pues habla con ella, dejale claro que no te parece bien lo que hizo y que estás en desacuerdo, solo tu controlas tu vida, si quieres.- dijo con sencillez moviendo la cadera.- Es un caos, pero puede solucionarse, hay varios modos, no formo parte de esa locura, soy... una distracción, igual que tu eres la mía.- sonrió de medio lado antes de bajar y besarle el labio, dándole un mordisco.- Si te preocupa algo, ven conmigo, si me prometes otra noche como esta, yo te prometo quitarte las penas.- bromeó dejando su frente pegada a la de él, con una sonrisa.

por **Reidar Landvik** Mar Feb 21, 2017 1:14 pm

Jannet se rio al escuchar mis palabras, parecía asumir que era imposible que eso pasara, ladeé mi sonrisa abriendo los ojos para enfrentarla.
-No creas, tengo un don para el caos, seguro que is te gusta el fuego y el viento te gustaré yo -bromeé guiñándole un ojo mientras esta se alzaba de nuevo sobre mi.

La falda abandonó su cuerpo, ahora desnuda por completo nuestras pieles se buscaban de nuevo solo cubiertos por la capa de pelo.
Dedos que trazaban círculos en mi pecho, dándome respuestas a las preguntas que yo mismo había hecho.

Ella solo quería un efímero instante, uno que se repitiera cada noche de necesidad por mi parte, una relación sin promesas ni reglas, en las que ambos nos sintiéramos libres de hacer y deshacer a nuestro antojo.
No me parecía mal plan, ahora mismo no le podía prometer mas y para que mentir, tampoco ella parecía una mujer que necesitara atadura alguna.

Nuestros labios se buscaron de nuevo, un mordisco en mi inferior, lamí los suyos con ferviente necesidad mientras mis manos afianzaban sus caderas para prenderlas sobre mi virilidad.
-Entonces sin promesas -susurré contra su boca buscando aquellos ojos que me hablaban con total sinceridad.

Tenia claro que la relación con mi esposa tenia que terminar, no podía continuar con una relación así de complicada. Puede que ella no fuera la culpable de todo, pero si estábamos en esa situación de no retorno donde ambos necesitamos distanciarnos del otro.
Lobbo tenia un padre, buscaría una niñera que cuidara de él, Damon me ayudaría posiblemente, sabia que el tampoco lo estaba pasando bien pero eramos hermanos a fin de cuentas.
También tenia a Oda, no estaba solo, ahora solo debía centrarme en el bien de mi manada.

Mis dedos recorrieron su columna vertebral, ascendiendo hasta su nuca para atraerla contra mi, dejando que nuestros labios colisionaran con violencia, embravecidos como el mar saqueé cada resquicio de esta buscando mi botín, ese que ansiaba volver a probar.

Los lobos siempre fumos posesivos, no sabia como llevaría que esta mujer pudiera estar con otro, pero ese era el pacto alcanzado, sin preguntas, pacto implícito entre nuestras bocas que sellábamos con un beso.
Mis ojos se tornaron ámbar, aun no había sido completamente sincero con ella, desconocía que la licantropia era parte de mi vida, lo bueno es que en ese pacto implícito no tenia porque contarle toda la verdad, de hacerlo posiblemente saldría huyendo.
-Quiero volver a verte -confesé con cierta urgencia

Su sonrisa inundo la estancia mis labios la tomaron nuevamente, mordiendo su mentón, deslizándose por su mandíbula hasta alcanzar ese cuello que marqué con mis dientes succionando su piel.
Gruñí con tal acto de posesividad, ese que mostraba exactamente lo que era, un lobo

por **Jannet Brianne** Sáb Mar 04, 2017 5:43 am

Sonrió ante su respuesta, se le hizo agradable que, incluso en una situación que, en el fondo, parecía tan seria, quisiera bromear, le había contado todos los problemas que tenía sobre los hombros en ese momento, y ella había respondido de una forma tan directa como era usual, no habría esperado una broma, más bien, un regaño o enfado. Dejo sus manos reposando en su pecho, deteniendo sus dedos, que habían estado dibujando círculos todo el tiempo.

Si que era cálido, y, había demostrado, que por falta de fogosidad no sería, no podía preveer sus movimientos, por lo que, posiblemente, si fuera como el fuego. En ese caso, ella debía ser el viento, que intentaba apagarlo, pero solo había logrado incendiarlo más, y había acabado ardiendo ella. Como su broma llevase razón, iba a tener un buen problema.

Se acomodó, poniéndole las manos en el cuello, dándole ligeras caricias con los dedos, y sonrió contra sus labios, antes de asentir, rozando su nariz con la suya.

- Sin promesas.- aceptó dandole un ligero beso en los labios.

Sintió un pequeño escalofrío al notar los dedos de Reidar recorrerle la espalda y le devolvió el beso dejándole paso a su boca, definitivamente, esa decisión de una noche de frío iba a conllevarle muchos problemas, porque, efectivamente, ese hombre era como el fuego, y ella, en lugar de ser como viento, era como madera, porque no podía evitar arder a su contacto.

¿Podría sobrellevarlo? Seguramente, nunca había tenido a alguien únicamente para ella, solo amantes esporádicos, por lo que no pensaba que le fuera a ser complicado saber que ella sería propietaria, solo, de sus noches desesperadas, de veladas de vuelo, de vinos nuevos de sabores ligeros, de sábanas temporales, solo esperaba no caer, al final, presa de las llamas.

- Mañana- propuso.- trabajo en mi empresa hasta medio día, pero, después, me puedo tomar la tarde libre.- le dijo.- Nos podemos ver en la plaza de St Jaques, si no tienes nada que hacer.- le volvió a besar y se separó con una pequeña sonrisa.- También quiero volver a verte.- Debía ser su imaginación, pero eso, a ella, le había sonado a promesas.

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