El perdón tarda en llegar [Privado]

por **Colm McCormack** Miér Dic 07, 2016 7:25 pm

De nuevo con el orgullo herido, por los suelos prácticamente después de que aquella pareja vampira se deshiciera de sus armas fabricadas en el laboratorio. Se veía que fueron piadosos, una pareja pacifica de vampiros buscando sobrevivir en las sombras de la noche, pero aun así, había desecho como polvo en sus manos cada una de sus armas utilizadas para dicho uso. De igual modo agradecí que Ebony saliera ilesa, sin necesidad de que muriera revivida en un monstruo.

Ahora, estaba en mi sala de estar. Ebony aun dormía. Era lógico. Se había pasado toda la noche llorando a causa de las pesadillas que la atormentaban desde aquella noche, pero ya me ocupé de que durmiera plácidamente. Sabía que ella era débil ante mí y su deseo por mi cuerpo o al menos de yacer conmigo era inminente. Por lo que usé su inocencia para acallar sus llantos con gemidos de placer sobre el lecho de mi cama.

Si, la descubrí llorando en su habitación pero la lleve a mi cuarto donde acabamos demasiados arropados el uno con el otro. Debería de ir a verla como está pero el libro que tengo entre mis manos me tenía demasiado enganchado. Observé unas líneas y simplemente lo cerré dejándolo sobre la mesa redonda de madera. Suspire antes de levantarme de la silla en la que estaba y me fui hacia mi alcoba, en donde descubrí a una Ebony que se removía mientras comenzaba a despertarse. Entre en mi cuarto y la cerré tras de mí. Tenía que admitirlo. Ebony era una diosa con cabellos de rojo fuego, que hizo fundir parte de mi extenso corazón de piedra.

Mi boca se quedó seca y entre mis piernas estaba poniéndome inquieto.

Suspiré y de solo imaginarme que estaba desnuda bajo las sabanas de mi propia cama, me revolvía la cabeza y el cuerpo haciendo que este se le elevase la temperatura por si sola.

-Ebony…-Murmure para mí, pero en la acústica de la habitación se escuchó con claridad el nombre de ella saliendo con deseo de mis labios. Me miró al principio distraída pero finalmente vi que se dio cuenta de que era yo. Moví mi mano sobre mis labios de manera inquieta – Quítate la sabana de encima –Dije como desesperado, retire mi camisa y mi pantalón de mi cuerpo quedándome en ropa interior mientras me acercaba hasta Ebony a la que le quité la sabana de encima y esta me propinó con una fuerte cachetada en mi rostro.

¿Qué me pasa? Ebony envolvió la sabana alrededor de su cuerpo en nuevo llanto y se fue de mi alcoba, mientras yo me quedé quieto en el sitio.

Cuando quise darme cuenta, una sirvienta me trajo una carta. Una carta que me mandaba a trabajar aquel día. En la carta decía que tenía que proteger a una chiquilla. Por lo que me vestí y enseguida partí en mi carruaje. Avergonzado de mi comportamiento me fui solo, pude ver a Ebony mirarme con tristeza a través de la ventana.

-Perdóname…..Ebony…