Follow to the devil [+18] [Privado]

Follow the Devil

No demuestro que lo tengo todo. No hace mucho, la verdad se descubrió por si sola. Mi abuelo, mi familia materna eran unos completos villanos al ir destrozando vidas inocentes. Mi padre, al que encontré cuando me rescato en una situación difícil, pude conocerlo al fondo y descubrí que todo lo que sospechaba de mi familia antecesora era verdad. No le hablo a mi madre, pero sinceramente no es porque este enfadado. Simplemente la estoy castigando por lo que me tuve que enterar y que no me dijo. El alcohol no me sentaba bien, pero tampoco iba a dejar que mis penas fueran ahogadas en mi ira, en mi interior donde cualquiera pagaría malamente por mi insensatez.

Me fui a lo que era una taberna de mala muerte, me quedé observando el vaso vacío mientras era rellenado por una voluptuosa mesera con ropas ligeras. Mis amigos estaban armando jaleo, golpeándose entre unos y otros, simultáneamente mientras yo estaba aún en silencio, esperando a que algo bueno pasara, a que mi enfado se disipara. Volví a beberme el trago hasta que pedí otra. Creo que perdí la cuenta de cuantas copas llevaba dentro de mí. Si estuviera aquí mi padre, seguramente me daría un buen bofetón en el rostro para que reaccionara enseguida, había sido demasiado tiempo en el que me estaban diciendo mentira tras mentira y mi madre nadie me conto nada.

Pertenezco a la peor de las familias, probablemente, habría otras que seguramente estarían torturadas, pero en este caso, la mía e incluso mi abuela antes de su muerte había seguido el plan de asesino de mi abuelo. Cuando hablé con mi padre, no sé si era lo que me dijo para que me lo creyera, no sé si me estaba mintiendo para que confiara en él, pero de algo estaba seguro. Estaba contándome la verdad.

Una hora después parecía que me estaba divirtiendo, mis amigos planearon en ir a otra taberna y yo me animé. Deje que se adelantaran un poco mientras intentaba colocarme el abrigo de una manera torpe a la vez que me salía una risa floja - ¡ESPERAD! –Dijo con un aire ebrio que mis pies se tambaleaban. Tuve que apoyarme en la mesera que me ayudo a erguirme de pie, estaba completamente borracho y seguramente lo seguiría.

Cuando intente salir, pude ver a mis amigos que estaban un poco más alejados de la puerta de la taberna, parecían que estaban iguales que yo. Ya verás mañana la resaca. Me voy a reír, pero en cuanto intento acercarme hasta mis amigos, alguien me toma el brazo por detrás, hace que mire ese rostro bello, terso y de mirada cálida. Me quede hipnotizado - ¿Tienes dinero? – Dijeron mis palabras tambaleándose por embriaguez - ¿Qué hashe una muher besha comjmo tu porj acá? –Ya sin darme cuenta, hablaba mal y la risa floja se desato a pesar de querer controlarla.

BY ORIANI~© SAVAGE-THEMES & THE CLOSETTO

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- ¡Hey hey heeeeyyy!! Noh teh alejeh! – Lionel con unas copas de más seguía por primera vez en su juventud borracho como una cuba, pero iba o veía doble de vez en cuando de una joven morena que parecía alejarse hacia el oscuro callejón  y del cual Lionel siguió como perrito faldero. Si tenía una botella de whisky o licor alcohólico, Lionel ahora lo dejaría por donde fuese, se fue detrás de su supuesta atracción, de una joven morena y de bellos castaños, pero tenía en ella algo que le llamaba la atención de sobremanera. Llegando hasta donde la muchacha se encuentra, me apoyo de medio lado sobre un poco de fría pared de ladrillo, observando aquella que me tienta a cada segundo

- Hay en ti una fuerza tan fascinante que me apresto a acusarte yo también de perder a los seres candorosos seduciéndolos con tu esplendidez. – Dije con media sonrisa sobre mi rostro, apoyando mi brazo sobre la pared de ladrillos, sonriendo de manera interesante a aquella que estaba de buen ver y a la que no pararía de hacerle un montón de favores de los cuales la mayoría necesitaría ayuda de ella.

- Yo soy un ser errático y por lo mismo mi relación con la poesía ha sido erótica. Literatura y erotismo son tiempo otorgado a la seducción. Lo importante, ya lo he escrito, no es terminar un libro, sino vivirlo, pulsarlo.El tiempo empleado en su elaboración, las caricias, la lentitud de las correcciones, la vibración en su relectura, constituyen la máxima expresión del cros. El hombre sueña desde el centro de la pasión, y el poeta sabe retardar la llegada a un centro de concentración y consumación. La literatura es cuerpo, carnalidad vuelta alma y espíritu. –Dije con cierto aire interesante, mientras me acerque a la mujer desconocida que bien me ha entregado para que pueda yo poder seguir con el proceso de selección.

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Mas esa noche estaba siendo la más divertida de todas las que he podido tener en mi corta vida, seguía a la muchacha con aquellas curvas que me moría por acariciar como un maleducado que tiene una botella de alcohol en una mano y la otra la tiene libre para poder sujetarse por donde va y no tropezarme y dejarme una bonita cara nueva. Ahora ella se recostaba sobre una pared y me quedo a su lado – Claro que lo soy mujer, acaso lo dudabas? –Pregunte como algo ofendido, tire la botella por ahí, sonó, se rompió en pedazos pero encogí los hombros restando importancia a lo que enseguida eche los cabellos negros de la joven hacia atrás descubriendo sus hombros, agarre de ambos lados y sonreí.

– veamos esos actos,  ¿no te parece? – dije vacilando a la muchacha, con cada mano en cada hombrera del vestido que llevaba en ese momento, le baje hasta los codos parte de su vestido que aún estaba bien cubierto, pero el solo hecho de ver un poco de carne de ella, ya volvían mis sentidos completamente loco, la cogí de ambos muslos, la apoye contra la pared y mi lengua comenzaba a recorrer el cuello aterciopelado de la muchacha, de quien tenía ahora mismo sujetando de sus muslos los cuales apretaba para poder sentirla, pero enseguida la volví a dejar en el suelo, para tomarla del cuello con ambos brazos y comenzar a besarla efusivamente, me sabia a mí mismo del alcohol que había bebido antes, pero seguí con lo que estaba haciendo pero una incómoda tos apareció en la base de mi garganta, haciendo que me atragantara y tuviera que detenerme por lo menos unos instantes.

-¡cough, cough!, maldita sea, que oportuno, tenía que darme un ataque de tos en este mismo instante – me quede mirando a la muchacha a la que comencé a retirar de sus hombros un poco más de aquel vestido, pero me detuve, mientras quería desvestirla, me quedé observándole los ojos y enseguida algo vi en sus ojos. Mi corazón se simpatizo con el sentimiento de la tristeza, si, esa mirada la había tenido antes o visto antes….pero ahora mismo ¿qué debería de hacer? Entonces ni corto ni perezoso  volví a besarla con cierta lentitud, lentamente besándola mientras que mis manos esta vez recorrían parte de su cintura, sus caderas lentamente hasta arriba y hacia abajo por la espalda, mi cuerpo volvía a aplastarse contra el de ella  - Hey dime tu nombre hermosa – dije con un deje de prisa, de querer tener algo o algún recordatorio sobre ella por si no veía de nuevo - ¿Vives aquí? –Preguntaba cada vez preguntas demasiado tontas pero no me gustaba ir desprotegido.

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Estaba tentando al demonio que tenía en mí interior de tal manera, que no habría manera de detenerlo después, pero lo que hice fue sonreírle de manera ladina y la callé con el índice sobre sus carnosos labios por lo consiguiente la tomé del mentón para poder susurrarle después en el oído – Voy a grabarte mi nombre tan adentro de tu ser que no vas a poder volver a caminar en unos días y querrás tener más de mí que para entonces tendrás que rogarme – Con aquello dicho mordisquee de manera lasciva su liso cuello aterciopelado a la vez que mis manos llevaban las caricias motoras del calentamiento entre nuestros cuerpos, le di la vuelta para que mi polla estuviera rozándose contra su voluminoso trasero, aplastándola contra una montaña de paneles de madera por detrás comenzando ahora a deslizar las mangas de su vestido por la suavidad de sus brazos.

La temperatura de mi cuerpo iba elevándose poco a poco, retire su cabello azabache hacia un lado para poder tener vía libre que lo aproveche para ir besando poco a poco su hombro desnudo, siguiendo por su cuello hasta volver a encontrarme con su oído – Lionel – Dije mi nombre de manera a como lo dije antes, mis manos ya no estaban siendo tan tímidas y una de ellas estaba introduciéndose en el interior del escote de ese vestido, movía mis caderas hacia delante tentando a aquel precioso culo que en breves querría poseerlo para mi solito. No pude evitar soltar un leve jadeo por lo que me estaba haciendo pasar Perséfone, dios mío, su nombre era tan afrodisiaco que me embaucaba en el placer de los inciensos, introduciéndome a un ámbito sexual ahí mismo…y olía de manera exótica, atrayente y el sabor de sus labios era puro almizcle, tentación desbocada.

Levante la parte trasera del vestido para ver la ropa interior que ahora las mujeres vestían en estos tiempos. Menuda incomodidad – Te ayudaré con esto – Dije antes de bajarle de golpe aquella prenda interior, poco a poco le fui separando las piernas y besándoselas fui subiendo hasta que me encontré con el paraíso. Me reincorporé y dos de mis dedos acariciaban la superficie de su vagina pero sin mostrar penetración al instante – Estas cachonda o ¿es que te mueres por tenerme dentro de ti? –dije susurrando de nuevo en su oído, continuando con esa caricia insinuante a la vez que mi otra mano manejaba uno de sus senos.

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Estaba tan cachonda que yo compartía aquel sentimiento perfectamente.

Le otorgue el placer del dolor tras darle una nalgada en una de sus nalgas bien voluminosas, me abrí los pantalones pero procurando que todavía no se me cayeran al suelo, quería estar bien palote para entrarle de golpe a esta muchachita que al parecer quería tenerme dentro de su preciosa vagina.

Podía intuir el deseo de esta por lo que de inmediato introduje los dos dedos que vagaban por su cavidad vaginal bien al interior, mi mano libre en cambio le iba desatando las cintas rojas que ataban aquel vestido, me detuve en el vestido y en el movimiento de mis dedos dentro de su vagina para darle la vuelta y tomarla de la mano para poder llevármela hasta un rincón un poco más cómodo, tampoco era que hiciéramos caer una pila de paneles e hiciéramos un escándalo y nos metiéramos en problema.

Cuando llegué a lo que era un pequeño parque entonces ya sí que volví hacia donde lo habíamos dejado en realidad, oh sí, yo estaba a punto de follarme a una preciosa muchacha que buscaba de mi compañía por lo que no fui con rodeos. Tome las mangas de su vestido, se lo quité de en medio y comencé a besarla de manera desatada, le sujetaba de la cabeza y con la otra mano la elevé a la altura de mis caderas, era liviana y eso me gustaba. Cuando ya me fui tumbando en el césped de aquel parque cuidando de no herir a Perséfone, mis caderas comenzaron solas a regocijarse con los movimientos de mi erección contra el sexo de Perséfone – agh…-pero en lugar de detenerme y bajar por mí mismo los pantalones que me impedían disfrutar un poco mejor de lo que estábamos haciendo y tome una de sus delicadas manos poniéndolas sobre mi notable erección.

– No voy a hacerlo todo yo estimada flor de loto –guiñándole un ojo como un gañan, inste en que me masturbase para así poder entrarle mucho mejor, con cuidado me incliné sobre ella, experimentando una vez más este instante trémulo, tenerla, conocer todos sus trucos y trampas, dejar que me indujera a la lujuria, dejar llevarla al éxtasis, como pájaro cautivo del cual sentimos palpitar bajo nuestros dedos antes de liberarle en el aire claro.

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