AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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poesie nocturne (Mylene)
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poesie nocturne (Mylene)
poésie nocturne
Una noche más había caído sobre París, un nuevo invierno llegaba con su gélido abrazo, haciendo que la mayoría de personas buscaran refugio cerca de las chimeneas en sus hogares, sin embargo las calles Parisinas seguían relativamente concurridas, gracias a la gran cantidad de restaurantes y cafés donde la gente podía pasar el rato. Era una lástima que ya no pudiera comer como los mortales, de lo contrario probablemente estaría buscando algún buen restaurante como refugio para el frío.
Iba vestido con su abrigo raído ,con el viejo sombrero de copa y una bufanda de lana azul envolviendo su cuello como una serpiente. No sentía el frío con la misma intensidad que los vivos, sin embargo se había acostumbrado a mantener esa fachada de ser humano y siempre procuraba vestirse a acorde a la estación para no levantar sospechas. El invierno le recordaba su tierra natal Suecia, en donde las temperaturas bajaban a números negativos por más de 5 meses al año y la nieve podía alcanzar hasta 3 metros de altura.
El frío de París era apenas como una suave caricia gélida contra su piel acostumbrada a peores temperaturas.
Caminando tranquilamente por las calles, un grupo de gente llamó su atención, parecían estar muy interesados observando algo dentro del círculo, no nevaba así que la gente se había detenido a mirar y parecía no importarles el frío. El vampiro sintió curiosidad y se acercó asomándose entre los hombros de las personas.
Había una mujer en el medio y parecía estar ofreciendo un show. ¿Una obra de teatro quizás? ¿O simplemente contaba una historia?. Soren quiso acercarse más para ver con claridad, pero habían varias personas delante de él.
Una noche más había caído sobre París, un nuevo invierno llegaba con su gélido abrazo, haciendo que la mayoría de personas buscaran refugio cerca de las chimeneas en sus hogares, sin embargo las calles Parisinas seguían relativamente concurridas, gracias a la gran cantidad de restaurantes y cafés donde la gente podía pasar el rato. Era una lástima que ya no pudiera comer como los mortales, de lo contrario probablemente estaría buscando algún buen restaurante como refugio para el frío.
Iba vestido con su abrigo raído ,con el viejo sombrero de copa y una bufanda de lana azul envolviendo su cuello como una serpiente. No sentía el frío con la misma intensidad que los vivos, sin embargo se había acostumbrado a mantener esa fachada de ser humano y siempre procuraba vestirse a acorde a la estación para no levantar sospechas. El invierno le recordaba su tierra natal Suecia, en donde las temperaturas bajaban a números negativos por más de 5 meses al año y la nieve podía alcanzar hasta 3 metros de altura.
El frío de París era apenas como una suave caricia gélida contra su piel acostumbrada a peores temperaturas.
Caminando tranquilamente por las calles, un grupo de gente llamó su atención, parecían estar muy interesados observando algo dentro del círculo, no nevaba así que la gente se había detenido a mirar y parecía no importarles el frío. El vampiro sintió curiosidad y se acercó asomándose entre los hombros de las personas.
Había una mujer en el medio y parecía estar ofreciendo un show. ¿Una obra de teatro quizás? ¿O simplemente contaba una historia?. Soren quiso acercarse más para ver con claridad, pero habían varias personas delante de él.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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Re: poesie nocturne (Mylene)
Tarde festiva, tarde ajetreada. La multitud se movía de un lado a otro de las calles, siempre vivas, con presencias siempre fugaces, que denotaban el poco interés que ponía realmente la gente en nada que no fuesen ellos mismos o sus intereses. Mylene, ensimismada en la lectura de un libro contemplaba ocasionalmente de reojo el devenir de la gente, hasta que pasado el rato decidió hacer algo al respecto.
Se dispuso en el centro de la plaza, colocando el libro en el suelo, abierto frente a ella, llamando la atención del gentío para que la escuchasen hablar. Ella conocía el libro de sobra, lo había leído múltiples veces, ¿pero acaso lo conocían los viandantes?. Comenzó a narrar la historia, poniendo emoción en sus palabras, corazón en sus movimientos, haciendo de aquella plaza un levemente abarrotado teatro en el que incluso el más pobre de los parisinos tenia permitida la entrada. Los niños siempre son los que más disfrutan, y a lo largo de la tarde muchos se prestaron voluntarios a ser parte de la obra, vivir la historia, tal como la bruja lo hacía.
Las horas fueron pasando, y el frio llegó. Aquel día de invierno, si bien se esperaba frio, ni por asomo se esperaba que lo fuese tanto. Ella lo notaba, no había cogido abrigo suficiente como para aguantar esas temperaturas y el viento ahora nocturno acariciaba su rostro como si lo hiciese una navaja. Gran parte del público se había ido, buscando refugio y calor, pero aún quedaba gente a su alrededor deseosa de que la juglar contase al menos una última historia, un último cuento, algo. Algo tiritante aceptó, pensando en que podría contar esta vez. Quizás unas palabras que diesen calor para tan fría noche. Quizás unas palabras que abrigasen a quien estuviese helado y así, juntos encontrar el abrigo entre las palabras. Mylene miró sonriente a la multitud, y tras tomar aliento comenzó.
Se dispuso en el centro de la plaza, colocando el libro en el suelo, abierto frente a ella, llamando la atención del gentío para que la escuchasen hablar. Ella conocía el libro de sobra, lo había leído múltiples veces, ¿pero acaso lo conocían los viandantes?. Comenzó a narrar la historia, poniendo emoción en sus palabras, corazón en sus movimientos, haciendo de aquella plaza un levemente abarrotado teatro en el que incluso el más pobre de los parisinos tenia permitida la entrada. Los niños siempre son los que más disfrutan, y a lo largo de la tarde muchos se prestaron voluntarios a ser parte de la obra, vivir la historia, tal como la bruja lo hacía.
Las horas fueron pasando, y el frio llegó. Aquel día de invierno, si bien se esperaba frio, ni por asomo se esperaba que lo fuese tanto. Ella lo notaba, no había cogido abrigo suficiente como para aguantar esas temperaturas y el viento ahora nocturno acariciaba su rostro como si lo hiciese una navaja. Gran parte del público se había ido, buscando refugio y calor, pero aún quedaba gente a su alrededor deseosa de que la juglar contase al menos una última historia, un último cuento, algo. Algo tiritante aceptó, pensando en que podría contar esta vez. Quizás unas palabras que diesen calor para tan fría noche. Quizás unas palabras que abrigasen a quien estuviese helado y así, juntos encontrar el abrigo entre las palabras. Mylene miró sonriente a la multitud, y tras tomar aliento comenzó.
Este es mi poema de invierno.
La tormenta está por venir,
oscura como el azabache,
vuestro corazón va a teñir,
la soledad, vuestro infierno.
Mi voz será el faro esta noche,
mis palabras serán tu luz.
Dicen que las cosas no pueden crecer
por entre las nieves del invierno.
Eso es lo que me han hecho creer,
que no existe nada eterno.
Y ahora te encuentras tan distante,
tan lejos como una estrella brillante,
que no alcanzo a abrazar.
Esta es mi poema de invierno.
Diciembre no parece terminar,
solo porque no estas donde perteneces,
no estas con quien te debes,
no estas con quien amar.
Pero aun creo en los días de verano.
Las estaciones siempre llegarán,
y la vida encuentra un camino.
La luz será tu talismán,
la transmitiré tiernamente,
a toda la gente del lugar,
para que de cero nuevamente
volvamos a empezar.
La tormenta está por venir,
oscura como el azabache,
vuestro corazón va a teñir,
la soledad, vuestro infierno.
Mi voz será el faro esta noche,
mis palabras serán tu luz.
Dicen que las cosas no pueden crecer
por entre las nieves del invierno.
Eso es lo que me han hecho creer,
que no existe nada eterno.
Y ahora te encuentras tan distante,
tan lejos como una estrella brillante,
que no alcanzo a abrazar.
Esta es mi poema de invierno.
Diciembre no parece terminar,
solo porque no estas donde perteneces,
no estas con quien te debes,
no estas con quien amar.
Pero aun creo en los días de verano.
Las estaciones siempre llegarán,
y la vida encuentra un camino.
La luz será tu talismán,
la transmitiré tiernamente,
a toda la gente del lugar,
para que de cero nuevamente
volvamos a empezar.
- Spoiler:
- Feliz año nuevo Soren, espero que sea un 2017 cargado de buen rol, salud y felicidad
Mylene- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 20/12/2016
Localización : En cualquier mundo
Re: poesie nocturne (Mylene)
Algunas personas se habían retirado gracias que la temperatura iba bajando conforme pasaban las horas, pero un grupo de no más de 10 personas aún estaban de pie alrededor de una mujer que recitaba poesía. Había un libro en el suelo y Soren sintió curiosidad por saber el título de ese libro, a lo mejor era un libro que conocía.
Se quedó de pie entre la gente observando a la mujer que vestía ropas un poco ligeras para el clima, pero no lucía como una mendiga sino como alguien que tenía un hogar al cual regresar. Le escuchó recitar un poema sobre el invierno y disfrutó de como las palabras rimaban en Francés, casi como un cántico ¿Pero no era la música finalmente también una poesía cantada? a Soren le pareció que aquel poema podría tener un buen acompañamiento de Viola o con Acordeón.
Cuando ella terminó, las personas comenzaron a aplaudir y varios hombres y mujeres dejaron monedas (y algunos billetes) en una pequeña caja de cartón que había en el suelo cerca al libro, luego se fueron dispersando, por lo que el Vampiro concluyó que el show había terminado.
- Me he perdido del resto - Comentó Soren sin moverse del punto donde estaba - Qué lástima no haber pasado por aquí más temprano - Por supuesto que no podría haber pasado más temprano, siendo un ser de la noche, sólo podría deambular las calles cuando el sol se ponía, pero no iba a decirle eso a ella - Por cierto... lo siento pero... no tengo dinero con que pagar por el show - Comentó cuando de repente cayó en cuenta que debía pagar por el espectáculo.
Buscó en sus bolsillos y lo único que encontró fue un lápiz de carboncillo y un par de dulces de diferentes colores. Algo avergonzado le ofreció un dulce cuyo envoltorio era negro con finas líneas doradas y adornos arabescos.
- ¿Te gusta el chocolate? - Preguntó aún con la mano extendida hacía ella - Es de Suiza, mira que bonito diseño tiene - Agregó como queriéndole dar más valor al envoltorio.
(( OFF ROL: sorry por la tardanza, pero ya sabes, fin de año, es siempre un tiempo difícil, pero ya me pongo al tanto de todos mis temas y me pasaré más seguido en el foro ^^ Feliz año para ti también!! ))
Se quedó de pie entre la gente observando a la mujer que vestía ropas un poco ligeras para el clima, pero no lucía como una mendiga sino como alguien que tenía un hogar al cual regresar. Le escuchó recitar un poema sobre el invierno y disfrutó de como las palabras rimaban en Francés, casi como un cántico ¿Pero no era la música finalmente también una poesía cantada? a Soren le pareció que aquel poema podría tener un buen acompañamiento de Viola o con Acordeón.
Cuando ella terminó, las personas comenzaron a aplaudir y varios hombres y mujeres dejaron monedas (y algunos billetes) en una pequeña caja de cartón que había en el suelo cerca al libro, luego se fueron dispersando, por lo que el Vampiro concluyó que el show había terminado.
- Me he perdido del resto - Comentó Soren sin moverse del punto donde estaba - Qué lástima no haber pasado por aquí más temprano - Por supuesto que no podría haber pasado más temprano, siendo un ser de la noche, sólo podría deambular las calles cuando el sol se ponía, pero no iba a decirle eso a ella - Por cierto... lo siento pero... no tengo dinero con que pagar por el show - Comentó cuando de repente cayó en cuenta que debía pagar por el espectáculo.
Buscó en sus bolsillos y lo único que encontró fue un lápiz de carboncillo y un par de dulces de diferentes colores. Algo avergonzado le ofreció un dulce cuyo envoltorio era negro con finas líneas doradas y adornos arabescos.
- ¿Te gusta el chocolate? - Preguntó aún con la mano extendida hacía ella - Es de Suiza, mira que bonito diseño tiene - Agregó como queriéndole dar más valor al envoltorio.
(( OFF ROL: sorry por la tardanza, pero ya sabes, fin de año, es siempre un tiempo difícil, pero ya me pongo al tanto de todos mis temas y me pasaré más seguido en el foro ^^ Feliz año para ti también!! ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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Re: poesie nocturne (Mylene)
La gente aplaudió y tras hacer su generosa donación comenzó a abandonar la plaza. Mylene recogía el dinero y su libro mientras escuchaba hablar a la única persona que permanecía a su lado, sin prestarle excesiva atención aparente, si bien sus palabras eran completamente escuchadas.
Candide, ou l'Optimisme, obra de Monsieur le docteur Ralph, sospechosamente parecidos en forma a los escritos de Voltaire. Libro controvertido sin dudar, siempre sacaba una ligera sonrisa a Mylene, pues si bien mostraba a base de infortunios los horrores que poblaban el mundo, creía firmemente en el mensaje del tutor de Cándido, Pangloss, pues al fin y al cabo, todo sucede para bien, ¿no?.
Levantó entonces la vista hacía el chico, contemplándole detenidamente. Más allá de su aspecto simple, de sus ropajes de viejo, podía ver un aura pálida rodeándole. El aura de los hijos de la noche, inmortales, inspiradores de numerosos relatos que comenzaban a emerger por entre el romanticismo. Historias en su mayoría trágicas, con cierto tinte erótico. Su maestra le había instruido sobre ellos, pero nunca había tenido el placer de conocer uno en persona y ciertamente, tenía mucha curiosidad.
-La obra no cuesta dinero alguno Monsieur - dijo aun así tomando el dulce - ¿Sabes lo peligroso que es aceptar dulces de desconocidos en la calle? - sonrió mientras ponía sobre la palma del chico un par de monedas de las que había ganado durante la tarde - Mejor comprarlos - desenvolvió con cuidado el chocolate comiéndoselo de un bocado - Umm, efta dico - continuó moviéndose mientras se frotaba los brazos, dándose calor, en una muestra de la continua energía y casi hiperactividad a la que acostumbra Mylene.
-Si te pasas por aquí una tarde monto un espectáculo de fuegos de artificio - bromeó para sí misma, ante la imagen de lo que pasaría si el vampiro era alcanzado por la luz del sol, pensando inmediatamente en que podría ser bastante hiriente y descortés - Nah, mejor olvídalo, se disfrutan más de noche. - Se le quedó mirando dubitativa, realmente quería marcharse por el frio, pero sentía curiosidad hacía ese "joven", quizás por eso no pudo evitar cometer una locura - Verás...tengo mucho frio, si estás dispuesto a compartir mas chocolate de ese, puedo poner yo té o café en mi casa, ¿te apetece?. Mylene podía parecer algo directa e indecorosa, pero si algo había que no sentía ella era vergüenza.
Era posible que aquel ofrecimiento la llevase a una desconocida historia entre ella y el inmortal, o puede que los relatos sobre ellos fuesen ciertos y ella fuese la chica más estúpida de París por hacerle ridículamente fácil la cacería. Correría el riesgo, no es como si ella no supiese defenderse.
Candide, ou l'Optimisme, obra de Monsieur le docteur Ralph, sospechosamente parecidos en forma a los escritos de Voltaire. Libro controvertido sin dudar, siempre sacaba una ligera sonrisa a Mylene, pues si bien mostraba a base de infortunios los horrores que poblaban el mundo, creía firmemente en el mensaje del tutor de Cándido, Pangloss, pues al fin y al cabo, todo sucede para bien, ¿no?.
Levantó entonces la vista hacía el chico, contemplándole detenidamente. Más allá de su aspecto simple, de sus ropajes de viejo, podía ver un aura pálida rodeándole. El aura de los hijos de la noche, inmortales, inspiradores de numerosos relatos que comenzaban a emerger por entre el romanticismo. Historias en su mayoría trágicas, con cierto tinte erótico. Su maestra le había instruido sobre ellos, pero nunca había tenido el placer de conocer uno en persona y ciertamente, tenía mucha curiosidad.
-La obra no cuesta dinero alguno Monsieur - dijo aun así tomando el dulce - ¿Sabes lo peligroso que es aceptar dulces de desconocidos en la calle? - sonrió mientras ponía sobre la palma del chico un par de monedas de las que había ganado durante la tarde - Mejor comprarlos - desenvolvió con cuidado el chocolate comiéndoselo de un bocado - Umm, efta dico - continuó moviéndose mientras se frotaba los brazos, dándose calor, en una muestra de la continua energía y casi hiperactividad a la que acostumbra Mylene.
-Si te pasas por aquí una tarde monto un espectáculo de fuegos de artificio - bromeó para sí misma, ante la imagen de lo que pasaría si el vampiro era alcanzado por la luz del sol, pensando inmediatamente en que podría ser bastante hiriente y descortés - Nah, mejor olvídalo, se disfrutan más de noche. - Se le quedó mirando dubitativa, realmente quería marcharse por el frio, pero sentía curiosidad hacía ese "joven", quizás por eso no pudo evitar cometer una locura - Verás...tengo mucho frio, si estás dispuesto a compartir mas chocolate de ese, puedo poner yo té o café en mi casa, ¿te apetece?. Mylene podía parecer algo directa e indecorosa, pero si algo había que no sentía ella era vergüenza.
Era posible que aquel ofrecimiento la llevase a una desconocida historia entre ella y el inmortal, o puede que los relatos sobre ellos fuesen ciertos y ella fuese la chica más estúpida de París por hacerle ridículamente fácil la cacería. Correría el riesgo, no es como si ella no supiese defenderse.
- Spoiler:
- Sin problema, es normal en estas fechas, tu responde conforme puedas, yo haré lo mismo
Mylene- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 20/12/2016
Localización : En cualquier mundo
Re: poesie nocturne (Mylene)
Le sorprendió escuchar que la obra no tuviera costo, si era una artista callejera debía de cobrar por su show, de lo contrario ¿Cómo iba a vivir?, esto le hizo pensar que quizás ella tenía otro trabajo y quizás hacía eso por diversión. También le sorprendió que le pusiera unas monedas en la mano a cambio del chocolate, se quedó confundido mirando las monedas como sin saber que hacer, porque se suponía que le iba a pagar con chocolate el espectáculo.
Cuando mencionó la pólvora algo se estremeció dentro de él y pareció como si tiritara de frío. Tenía que aceptar que le aterraban esos juegos pirotécnicos y la posibilidad de que alguno cayera sobre su cabeza y prendiera fuego. El fuego era la única forma (a parte del sol) en la que podía morir, así que no estaba dispuesto a correr el riesgo.
- Oh... valla... esto ha sido muy improvisto - Carraspeó avergonzado con tal directa proposición, era la primera vez que una dama le proponía algo así tan, desvergonzadamente. Se llevó una mano y se rascó la nuca y desvió la mirada por el suelo sin saber que decir, preguntándose que podría llamarle la atención a ella de un tipo como él, vestido con desgastadas ropas, claramente de una clase más baja de ella, que no tenía monedas sino chocolates - Está... bien ¿Vives por aquí cerca? Oh... lo siento, ha sido muy descortés de mi parte, mi nombre es Soren Kaarkarogf - Exclamó haciendo una inclinación elegante como lo que se acostumbraba en la época.
Se quitó el sombrero en su gesto al presentarse y luego se irguió de nuevo aún con el sombrero entre las manos enguantadas, de repente se le pasó por la mente una idea bastante terrorífica ¿Y si esa mujer era una cazadora haciéndose pasar por una chica normal?
Cuando mencionó la pólvora algo se estremeció dentro de él y pareció como si tiritara de frío. Tenía que aceptar que le aterraban esos juegos pirotécnicos y la posibilidad de que alguno cayera sobre su cabeza y prendiera fuego. El fuego era la única forma (a parte del sol) en la que podía morir, así que no estaba dispuesto a correr el riesgo.
- Oh... valla... esto ha sido muy improvisto - Carraspeó avergonzado con tal directa proposición, era la primera vez que una dama le proponía algo así tan, desvergonzadamente. Se llevó una mano y se rascó la nuca y desvió la mirada por el suelo sin saber que decir, preguntándose que podría llamarle la atención a ella de un tipo como él, vestido con desgastadas ropas, claramente de una clase más baja de ella, que no tenía monedas sino chocolates - Está... bien ¿Vives por aquí cerca? Oh... lo siento, ha sido muy descortés de mi parte, mi nombre es Soren Kaarkarogf - Exclamó haciendo una inclinación elegante como lo que se acostumbraba en la época.
Se quitó el sombrero en su gesto al presentarse y luego se irguió de nuevo aún con el sombrero entre las manos enguantadas, de repente se le pasó por la mente una idea bastante terrorífica ¿Y si esa mujer era una cazadora haciéndose pasar por una chica normal?
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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Re: poesie nocturne (Mylene)
Mylene asintió con rostro amable y miró a Soren a los ojos - Un placer, yo soy la musa Melpómene- se quedó pensando - o Erato, esa también me pega....o llámame como prefieras Soren, esta es tu historia, yo solo soy quien la inspira y la inspiración tiene infinitos nombres- se quedó mirándole un par de segundos y tras dedicarle una sonrisa le hizo un gesto con la cabeza para indicarle el camino, echando a andar esperando que le siguiese.
- Sé que parece indecente que te invite a mi casa y más indecente el que me vaya a referir a ti por tu nombre de pila, pero tu apellido es muy difícil- se rió. Conversaba con el sin mirarle, hablaba con la vista en las calles, solo algún ligero vistazo de reojo para asegurarse de que él estaba allí y ella no hablaba sola, otra vez. - Parece muy del norte, ¿escandinavo quizás?, ¿ruso?, no me atrevo a elegir país, no doy para tanto, soy más de literatura que de geografía.
Tras cruzar un par de calles andando no mucho más de cinco minutos sus pasos se detuvieron en el umbral de una puerta cerrada. Volvió la vista a su acompañante terminando de tomar el coraje por si estaba cometiendo alguna estupidez, más asintió para sí misma y abrió, cediéndole el paso al vampiro
- Bienvenido a mi pequeño paraíso – dijo orgullosa, mostrando tras abrir el interior de una casa ligeramente ruinosa, de pobre decoración y enorme desorden, con libros literalmente en cualquier lugar, apilados, abiertos, sobre mesas, en el suelo, un sinfín de manuscritos que poblaba la casa. Esperó a que Soren pasase y cerró la puerta tras él, avanzando hacia la cocina sorteando libros con cuidado, haciendo del simple camino de unos pocos metros toda una misión de infiltración – Por aquí, ponte comodo – dijo entrando a la habitación y cerrando de un brusco salto la despensa, repleta de utensilios e ingredientes destinados a la brujería y su práctica. Soltó una pequeña risa histérica y miró al vampiro – Hablame de ti Soren, ¿a que te dedicas?
- Sé que parece indecente que te invite a mi casa y más indecente el que me vaya a referir a ti por tu nombre de pila, pero tu apellido es muy difícil- se rió. Conversaba con el sin mirarle, hablaba con la vista en las calles, solo algún ligero vistazo de reojo para asegurarse de que él estaba allí y ella no hablaba sola, otra vez. - Parece muy del norte, ¿escandinavo quizás?, ¿ruso?, no me atrevo a elegir país, no doy para tanto, soy más de literatura que de geografía.
Tras cruzar un par de calles andando no mucho más de cinco minutos sus pasos se detuvieron en el umbral de una puerta cerrada. Volvió la vista a su acompañante terminando de tomar el coraje por si estaba cometiendo alguna estupidez, más asintió para sí misma y abrió, cediéndole el paso al vampiro
- Bienvenido a mi pequeño paraíso – dijo orgullosa, mostrando tras abrir el interior de una casa ligeramente ruinosa, de pobre decoración y enorme desorden, con libros literalmente en cualquier lugar, apilados, abiertos, sobre mesas, en el suelo, un sinfín de manuscritos que poblaba la casa. Esperó a que Soren pasase y cerró la puerta tras él, avanzando hacia la cocina sorteando libros con cuidado, haciendo del simple camino de unos pocos metros toda una misión de infiltración – Por aquí, ponte comodo – dijo entrando a la habitación y cerrando de un brusco salto la despensa, repleta de utensilios e ingredientes destinados a la brujería y su práctica. Soltó una pequeña risa histérica y miró al vampiro – Hablame de ti Soren, ¿a que te dedicas?
- Spoiler:
- perdona la tardanza, es epoca infernal de exámenes, posteare según pueda xD
Mylene- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 20/12/2016
Localización : En cualquier mundo
Re: poesie nocturne (Mylene)
Ladeó la cabeza intrigado cuando ella le dijo que podía llamarla Melpomene como la hija de Zeus, musa de la tragedia y Erato, musa de la poesía lírica para los Griegos, suponía que su verdadero nombre no sería revelado por ahora, así que no insistió en saberlo, sólo caminó tras ella sintiendo más curiosidad que miedo, aunque aún mantenía en su mente la sospecha de que fuera una cazadora intentando encontrar el momento perfecto para atacarlo.
- Kaarkarogf - Repitió cuando dijo que su apellido era difícil, cierto era que, resultaba una palabra foránea para los Franceses - Soren... está bien - Aceptó caminando por entre las calles poco iluminadas gracias a uno que otro candelabro en las ventanas de las casas, por supuesto el no tenía ningún problema navegando en la oscuridad - Está en lo cierto, no soy Francés... aunque quizás más que mi apellido, mi acento me delate - Comentó pues cuando hablaba en Francés, tenía cierto acento nórdico cuando pronunciaba las ¨erres¨ - No, Ruso no, pero muy cerca, vengo de Suecia -
Entraron en la casa y lo primero que llamó su atención fueron los libros, quiso detenerse a mirar los títulos y husmear dentro de sus hojas inmediatamente, pero se controló, debía recordar que tenía que ir con cautela hasta que supiera las verdaderas intenciones de la humana. Podía oler su esencia de mortal, pero no estaba seguro de si trabajaba para la inquisición, en esos días se debía tener cuidado de no ser cazado por sus propias presas.
- Gracias - Exclamó cuando ella le ido la bienvenida y una vez en entraron en la cocina no pudo evitar notar como ella cerraba la despensa con cierto recelo, no alcanzó a ver muy bien que había allí adentro, pues su mirada seguía perdida en los libros y manuscritos que habían por todos lados y que deseaba leer, se giró ante la risa y la pregunta, ella le hablaba de una manera formal, así que decidió hablarle de la misma forma también, aunque apenas se estuvieran conociendo - Soy profesor - Respondió sin mirarla al rostro, sus ojos seguían recorriendo la estancia con curiosidad - De historia del arte, de momento me encuentro sin trabajo, pero antes daba cátedra en la Universidad de París -
Siempre le hacía sentir orgulloso decir que había trabajado en la universidad, de las muchas cosas que había hecho en sus casi 300 años de vida haberse convertido en profesor de la Universidad era su mayor logro.
- ¿Sueles traer desconocidos a tu casa? - Preguntó volviendo su vista hacía ella - O acaso... ¿Has visto algo especial en mi? - Se atrevió a decir algo cohibido.
- Kaarkarogf - Repitió cuando dijo que su apellido era difícil, cierto era que, resultaba una palabra foránea para los Franceses - Soren... está bien - Aceptó caminando por entre las calles poco iluminadas gracias a uno que otro candelabro en las ventanas de las casas, por supuesto el no tenía ningún problema navegando en la oscuridad - Está en lo cierto, no soy Francés... aunque quizás más que mi apellido, mi acento me delate - Comentó pues cuando hablaba en Francés, tenía cierto acento nórdico cuando pronunciaba las ¨erres¨ - No, Ruso no, pero muy cerca, vengo de Suecia -
Entraron en la casa y lo primero que llamó su atención fueron los libros, quiso detenerse a mirar los títulos y husmear dentro de sus hojas inmediatamente, pero se controló, debía recordar que tenía que ir con cautela hasta que supiera las verdaderas intenciones de la humana. Podía oler su esencia de mortal, pero no estaba seguro de si trabajaba para la inquisición, en esos días se debía tener cuidado de no ser cazado por sus propias presas.
- Gracias - Exclamó cuando ella le ido la bienvenida y una vez en entraron en la cocina no pudo evitar notar como ella cerraba la despensa con cierto recelo, no alcanzó a ver muy bien que había allí adentro, pues su mirada seguía perdida en los libros y manuscritos que habían por todos lados y que deseaba leer, se giró ante la risa y la pregunta, ella le hablaba de una manera formal, así que decidió hablarle de la misma forma también, aunque apenas se estuvieran conociendo - Soy profesor - Respondió sin mirarla al rostro, sus ojos seguían recorriendo la estancia con curiosidad - De historia del arte, de momento me encuentro sin trabajo, pero antes daba cátedra en la Universidad de París -
Siempre le hacía sentir orgulloso decir que había trabajado en la universidad, de las muchas cosas que había hecho en sus casi 300 años de vida haberse convertido en profesor de la Universidad era su mayor logro.
- ¿Sueles traer desconocidos a tu casa? - Preguntó volviendo su vista hacía ella - O acaso... ¿Has visto algo especial en mi? - Se atrevió a decir algo cohibido.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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