Soy imposible (libre)

por **Sylmeria Øybiorndottir** Dom Ene 01, 2017 8:13 pm

Me encantaba como todo el mundo comenzaba a ignorarme de tal manera, que ni pensé en las consecuencias que acarrearían el irme sin avisar a nadie. No pensé en nada más que en irme de allí. Había acabado mi trabajo por esa noche y ningún niño rico pedía mi mano para pasar una interesante noche. De hecho quería volver a mi residencia, con mi hermana y mi sobrino. Era de noche y la verdad que no tenía ganas de que me cogieran desprevenida por lo que me fui a dormir a un hotel de importancia, me encontré con un caballero del que conseguía mucho dinero y precisamente estaba en el velatorio de su apreciada y reciente difunta hija.

Que sentimiento más cruel tiene la vida en tomar la vida de los seres más allegados.

De algún modo tengo a Valentina, una niña hermosa como su madre, ósea como yo, que ya le miran varios pretendientes y quieren rifársela entre varios. La verdad si tuviera una figura paterna no pasaría esto, no me volvería tan loca y desesperada por encontrarle un buen marido o un buen acompañante que le pusiera en el lugar que le corresponde. Se rodea con un chico que no me gusta su procedencia. Un inquisidor que la corteja y ella cae en la trampa continuamente. Yo como soy su madre intento aconsejarla, pero no hace caso siquiera de lo que dicen mis consejos.

Cuento mis problemas al entristecido caballero que perdió a su hija hace unos días. Le cuento historias de fantasía, historias derivadas de mi tierra natal y como mi padre –además de que lo era- es un completo ogro que no deja a las bellas jóvenes estar con sus bienes allegados, es decir, con aquellas personas que encuentran el amor. Es una historia larga, comento, pero el caballero quiere escuchar historias que las resumo aunque estas vuelven a alargarse con derivaciones en prosa y bien decoradas para que la historia sea más atrayente al que escucha.

Dicho caballero me invita a una copa de coñac en la que ambos compartimos recuerdos. Prácticamente a cierta hora cobraba por mi compañía. El hombre apenado asintió y en una parte de mi me sentí mal cobrarle por un día tan nefasto, pero de algo tenía que comer, de algo teníamos que comer yo y Valentina si es que algún día baja de las nubes y pone los pies en la tierra. A esta altura creo que podría tener algún nieto escondido pero no creo que mi hija sea tan descuidada.

Creo que es hasta virgen.

Creo que ni le gusta la compañía de los hombres o los hombres no la soportan por lo vanidosa que ha salido. En realidad ha salido a su primer padre. Hermosas facciones finesas y carácter vanidoso como el de su madre – Esto es agotador para usted, Sr Lechowski – Dije al caballero que me depositaba un buen fajín de billetes sobre la mesa para después verle levantarse del asiento en el que nos reuníamos en la cafetería – Ya sabe dónde encontrarme, me imagino –Espere a que recordara donde encontrarme porque precisamente en estos tiempos tan oscuros lo bueno es apoyarse en alguien de corazón cálido. Me imagino que en su esposa poco podrá hacer con ese aire tan gélido que tiene en su mirada.