Es imposible (Libre)

por **Valentina B. Lothbrok** Jue Abr 28, 2016 6:23 pm

Las razas en ese clan había que mantenerse puras. Eso le habían enseñado a Valentina desde el principio pero debido a su dilatada experiencia en el efusivo amor carnal, Valentina tenía que ser vigilada con más razón. Su hermano había sido asesinado brutalmente en una fiesta descontrolada, más bien en uno de sus cumpleaños y que además fue el comienzo de su vida dentro de las barreras del recinto donde vivían algunos miembros de tan secreto clan.

En cambio su hermano Ragnar aún seguía siendo el favorito de todos, el que todos creían que podría traer algo de cordura al clan pero sabía que su hermano, hasta que aquella mujercita rubia no estuviera con él a su lado no daría un “Si” al Clan y seguirían por siempre con disputas y chantajes para proteger a su delicado amor que era más tontaina que una flor de pitiminí según Valentina.

La verdad jamás la conoció en persona ni nunca lo ha hecho. Tan solo la conoce por las palabras repetitivas que su hermano Ragnar delira a través de sus labios y recibiendo a través de sus pesados oídos.

-¿Puedo salir?
-No
- “Como no…”

Valentina pensaba, que estar sola y sin hacer nada alrededor de los muros del Clan, la iba a matar antes de lo esperado, como si fuera un ruiseñor del cual le impiden realizar bien su cometido como susurrador de los sueños si siempre está encerrado en una jaula con barrotes. Volvió a preguntar lo mismo aquel que era el segundo al mano en el clan y volvió a recibir la misma respuesta. Una negativa. Bufo y suspiro para después empujar infantilmente al susodicho y haciendo que este cayera de manera bubónica por algunos escalones hacia abajo.

En ese momento, Valentina riéndose a carcajada limpia, comienza a correr a la vez que tiene levantado el bajo para no caer de manera torpe y sucia. Siguió corriendo de manera divertida por los pasillos de aquella prisión de cuadros de antepasados, llena de historias, de recuerdos probablemente a lo que al girar a la derecha, se mete en una habitación la cual está cubierta por completo de inmensa oscuridad.

Valentina temía seguir dando más pasos hacia el interior de la sala. Por alguna razón, su corazón comenzaba a latir apresuradamente cuando aún seguía mirando el interior de la nada frente a su rostro asustado en ese instante, pero para su asombro y alivio, el segundo al mando del Clan la echa hacia atrás y cierra de inmediato la puerta, acabando por abrazar a Valentina, lo que hace que vuelva en si del mismo shock.

Valentina reacciona y empuja al segundo en mando. Sale corriendo hacia los jardines que al menos por allí puede ser un pájaro libre. Sigue corriendo hasta que ya sus pies dicen basta y acaba por sentarse en uno de los bancos de piedra.

Valentina quería llorar.

Quería borrar de su mente lo que vio en el interior de aquella habitación.

No quería creerlo.

Era IMPOSIBLE.