AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
#Fábula - Paine
4 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
#Fábula - Paine
Recuerdo del primer mensaje :
Caminaba arrastrando los pies, aun se mantenía de pie, pese a que estaba irreconocible, únicamente permanecía con sus pantalones. Sus pies descalzos e hundían en la húmeda tierra y el dorso desnudo dejaba ver lo delicada que era la situación, era una victima fácil para cualquier que se cruzase con él. El brazo derecho atravesaba su pecho, apoyando su mano en el costado izquierdo, tapando así tanto la cicatriz que le surcaba el torso, un poco más pequeña era la que aun palpitaba en su costado, escondida bajo su mano derecha. El brazo izquierdo caía dislocado, moviéndose en el vaivén de cada paso que daba el muchacho. Su rostro, ensangrentado, tenía el labio superior abultado, y roto. Su ojo izquierdo ensangrentado por la presión del golpe apenas parecía visible bajo la abultada ceja quebrada.
La lluvia comenzó y un gemido de dolor salió del lo profundo del pecho del licántropo. El agua fría le hacía bien, pero aun así la recibía con recelo al notarla rozar sus heridas abiertas. Sus sentidos, que no se encontraban en plenas facultades, notaron un estaño olor, provocando que sus pasos se parasen. Alzó al vista en busca de que o quien le estaba observando. Era su fin, y seguramente el merito se lo llevaría quien menos se lo merecía. Sin fuerzas para luchar, dejó que sus piernas flaqueasen, arrodillándose en la mojada hierba - ¿Vas a dar la puta cara? - preguntó al eco del bosque, que respondió con un "puta cara...". Tosió a causa de la fuerza que había empleado para mascullar aquellas palabras. La sangre se volvió a abotonar en su boca, escupiéndola poco después. Su mano derecha soltó su cuerpo para apoyarse en el suelo. Se tomó unos segundos para descansar y volver a alzar su rostro, altivo, a pesar de la situación.
Caminaba arrastrando los pies, aun se mantenía de pie, pese a que estaba irreconocible, únicamente permanecía con sus pantalones. Sus pies descalzos e hundían en la húmeda tierra y el dorso desnudo dejaba ver lo delicada que era la situación, era una victima fácil para cualquier que se cruzase con él. El brazo derecho atravesaba su pecho, apoyando su mano en el costado izquierdo, tapando así tanto la cicatriz que le surcaba el torso, un poco más pequeña era la que aun palpitaba en su costado, escondida bajo su mano derecha. El brazo izquierdo caía dislocado, moviéndose en el vaivén de cada paso que daba el muchacho. Su rostro, ensangrentado, tenía el labio superior abultado, y roto. Su ojo izquierdo ensangrentado por la presión del golpe apenas parecía visible bajo la abultada ceja quebrada.
La lluvia comenzó y un gemido de dolor salió del lo profundo del pecho del licántropo. El agua fría le hacía bien, pero aun así la recibía con recelo al notarla rozar sus heridas abiertas. Sus sentidos, que no se encontraban en plenas facultades, notaron un estaño olor, provocando que sus pasos se parasen. Alzó al vista en busca de que o quien le estaba observando. Era su fin, y seguramente el merito se lo llevaría quien menos se lo merecía. Sin fuerzas para luchar, dejó que sus piernas flaqueasen, arrodillándose en la mojada hierba - ¿Vas a dar la puta cara? - preguntó al eco del bosque, que respondió con un "puta cara...". Tosió a causa de la fuerza que había empleado para mascullar aquellas palabras. La sangre se volvió a abotonar en su boca, escupiéndola poco después. Su mano derecha soltó su cuerpo para apoyarse en el suelo. Se tomó unos segundos para descansar y volver a alzar su rostro, altivo, a pesar de la situación.
Última edición por Reydek Paine el Dom Mar 05, 2017 1:12 pm, editado 1 vez
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 23/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
El suelo parecía estar inclinado y más cuando su hermano lo alzó. Cerró los ojos con fuerza para tratar de conseguir un poco de equilibrio. Pero cuando los abrió de nuevo el suelo seguía moviéndose constantemente. Un suspiro profundo de cansancio se escapó de lo más profundo de su pecho mientras se dejaba hacer, tratando de facilitar cada movimiento. Deslizó su mano y su brazo por el hombro de su hermano pequeño y dejó apoyar parte de su peso en él - Gracias - su voz ronca fue seguida de una tos húmeda. Finalizando la acción con un jardo de sangre a la hierba.
Caminaron lo que le pareció al licantropo una eternidad. Reydek alza la cabeza observando el lugar en el que entran - ¿Qué es este lugar? - pregunta observando a su alrededor con dificultad para permanecer en pie sin tambalearse. Pero Keth prosigue su marcha, segurametne agotado del peso del hermano, y lo recuesta en unas pieles cálidas - ¿Leif vive aquí? - su voz vuelve a ser ronca, tumbarse le hace mal, pero prefiere estar tumbado a de pie.
Desliza una mano por su cabello tirándolo hacía atrás mientras cierra los ojos. Apoya su mano sobre su frente y la aprieta para tratar de calmar el mareo - Un par de mujeres, cazadoras - esboza media sonrisa y aparta la mano para mirarle. Le trae agua y casi como si fuese algo que jamás hubiese probado, agarra el barril y directamente bebe de él. El agua atraviesa su cuerpo revitalizandole, sintiendo como la vida vuelve a él, como al energía vuelve a aflorar dispuesta de sanar cada musculo o hueso.
Caminaron lo que le pareció al licantropo una eternidad. Reydek alza la cabeza observando el lugar en el que entran - ¿Qué es este lugar? - pregunta observando a su alrededor con dificultad para permanecer en pie sin tambalearse. Pero Keth prosigue su marcha, segurametne agotado del peso del hermano, y lo recuesta en unas pieles cálidas - ¿Leif vive aquí? - su voz vuelve a ser ronca, tumbarse le hace mal, pero prefiere estar tumbado a de pie.
Desliza una mano por su cabello tirándolo hacía atrás mientras cierra los ojos. Apoya su mano sobre su frente y la aprieta para tratar de calmar el mareo - Un par de mujeres, cazadoras - esboza media sonrisa y aparta la mano para mirarle. Le trae agua y casi como si fuese algo que jamás hubiese probado, agarra el barril y directamente bebe de él. El agua atraviesa su cuerpo revitalizandole, sintiendo como la vida vuelve a él, como al energía vuelve a aflorar dispuesta de sanar cada musculo o hueso.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 23/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
Poner su vida en orden no estaba siendo nada fácil, pero al fin empezaba a hacer las cosas bien, mirando por alguien más que no fuera él mismo. Se había acabado la temporada de auto destrucción, era momento de formar algo por lo que mereciera la pena vivir y para ello debía crear esa unión entre los que llevaban en las venas su misma sangre. Sus hijos, su legado. Con los chicos era más sencillo, el sentimentalismo no era necesario, sin embargo con Elora sí fue todo un reto, por ello tardó tanto tiempo en dar el paso a aquella paz. Paz que recibió con alivio. Se acabó el discutir.
Guió a su hija donde nunca antes la había llevado: a su guarida. Su casa, por llamarlo de algún modo. Entre la espesura del bosque, una pared de piedra cortaba el paso más allá del claro donde se abría la grieta que daba a su cueva. La entrada había sido ocultada por maderos a modo puerta, pero aquello no era lo importante, sino lo que empezaba a rodear el claro: dos estructuras de dos cabañas. El futuro hogar de la manada. Nada más entrar clavó la mirada en Reydek y dejó que su hija le atendiera.
-Háblame de ti, chico - ordenó, mas sin tono autoritario, moviendo el mentón señalándole con la cabeza. - De dónde vienes, quién es tu madre, qué esperas de mí... Desembucha, Elora mientras se ocupará de tus heridas... - se agachó de cuclillas sin apartar la vista del herido más que un fugaz instante para pedirle a Kethyr que se encargara de encender el fuego. Ninguno de los tres lo necesitaba, pero aquel sitio era bien frío y Elora enseguida quedaría calada por la humedad que resbalaba por las paredes de piedra.
Guió a su hija donde nunca antes la había llevado: a su guarida. Su casa, por llamarlo de algún modo. Entre la espesura del bosque, una pared de piedra cortaba el paso más allá del claro donde se abría la grieta que daba a su cueva. La entrada había sido ocultada por maderos a modo puerta, pero aquello no era lo importante, sino lo que empezaba a rodear el claro: dos estructuras de dos cabañas. El futuro hogar de la manada. Nada más entrar clavó la mirada en Reydek y dejó que su hija le atendiera.
-Háblame de ti, chico - ordenó, mas sin tono autoritario, moviendo el mentón señalándole con la cabeza. - De dónde vienes, quién es tu madre, qué esperas de mí... Desembucha, Elora mientras se ocupará de tus heridas... - se agachó de cuclillas sin apartar la vista del herido más que un fugaz instante para pedirle a Kethyr que se encargara de encender el fuego. Ninguno de los tres lo necesitaba, pero aquel sitio era bien frío y Elora enseguida quedaría calada por la humedad que resbalaba por las paredes de piedra.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 223
Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: #Fábula - Paine
- Leif vive aquí - Le confirmo, sentándome junto a sus mantas sin quitarle los ojos de encima. Parece que realmente lo está pasando mal, pero no me fío; si es una treta para que baje la guardia, no me encontrará desprevenido. - Y yo, hasta que acabemos las cabañas. No es lo que se dice un hogar, pero es mejor que nada. - Saco una tira de cecina del paquete y se la dejo a Reydek encima del pecho para que la coja. Después, saco otra tira del paquete y empiezo a mordisquearla yo mismo. Hace falta que la mastique un buen rato antes de que empiece a quedar algo blanda, pero me mantiene ocupado mientras espero a que Leif y Elora lleguen a la caverna. Me pregunto de qué se habrán quedado hablando; es evidente que Leif quería que fuera algo privado, y eso sólo hace que aumentar mi curiosidad al respecto. - Deberías comer algo. No es ningún manjar, pero con toda la sangre que has perdido, lo necesitas para recuperarte.
Acabo de meterme el último trozo de cecina en la boca cuando escucho un rumor de pasos acercándose. Van acompañados por los aromas de mi familia, de modo que me limito a incorporarme instantes antes de que ambos entren a la cueva. Agachándose en la grieta para no golpearse la cabeza contra las piedras, el licántropo y la bruja se nos unen en el oscuro interior de la caverna. Parecen más relajados que antes, como si hubiera desaparecido la tensión existente entre ellos. Me pregunto si eso será suficiente para mejorar la actitud de la morena respecto a nosotros.
Lo primero que hace Leif, tras observar el cuerpo de Reydek tendido sobre sus mantas, es indicarme que avive las brasas casi apagadas de la cueva. No creo que lo haga por el rubio, cuyas mejillas aparecen enrojecidas por la fiebre. No necesita más calor, sino algo de nieve que le baje la temperatura corporal. Y cataplasmas para evitar que sus heridas se infecten.
Aun así, añado un par de maderos al hogar delimitado en el centro de la cueva. Si Leif lo pide, por algo será.
- Elora - La llamo, removiendo con un palo las rojizas ascuas de la hoguera. Una provoca una tímida llamita en uno de los maderos, emitiendo una blanca y espesa humareda debido a la humedad de la madera. - Toma - Saco de la bolsa que cuelga de mi cadera un pequeño tarro de barro cocido, que le tiendo a la bruja con el rostro inexpresivo. Cuando lo abre para comprobar su contenido, un intenso aroma a miel, lavanda, laurel, orégano y otras sustancias invade momentáneamente la cueva.- Es un ungüento antiséptico. Lo traje conmigo de Le Havre, puedes utilizarlo si lo necesitas.
La miro fijamente a los ojos durante un par de segundos, a la espera de su respuesta. Sólo hay dos posibilidades; o que lo utilice, o que me lo tire a la cabeza con alguna frase burlona. Escoja la que escoja, yo tengo la consciencia tranquila. Porque como mínimo, estoy poniendo de mi parte para llevarme bien con mis dos nuevos hermanos. Que ya es más de lo que puede decirse de ellos.
Acabo de meterme el último trozo de cecina en la boca cuando escucho un rumor de pasos acercándose. Van acompañados por los aromas de mi familia, de modo que me limito a incorporarme instantes antes de que ambos entren a la cueva. Agachándose en la grieta para no golpearse la cabeza contra las piedras, el licántropo y la bruja se nos unen en el oscuro interior de la caverna. Parecen más relajados que antes, como si hubiera desaparecido la tensión existente entre ellos. Me pregunto si eso será suficiente para mejorar la actitud de la morena respecto a nosotros.
Lo primero que hace Leif, tras observar el cuerpo de Reydek tendido sobre sus mantas, es indicarme que avive las brasas casi apagadas de la cueva. No creo que lo haga por el rubio, cuyas mejillas aparecen enrojecidas por la fiebre. No necesita más calor, sino algo de nieve que le baje la temperatura corporal. Y cataplasmas para evitar que sus heridas se infecten.
Aun así, añado un par de maderos al hogar delimitado en el centro de la cueva. Si Leif lo pide, por algo será.
- Elora - La llamo, removiendo con un palo las rojizas ascuas de la hoguera. Una provoca una tímida llamita en uno de los maderos, emitiendo una blanca y espesa humareda debido a la humedad de la madera. - Toma - Saco de la bolsa que cuelga de mi cadera un pequeño tarro de barro cocido, que le tiendo a la bruja con el rostro inexpresivo. Cuando lo abre para comprobar su contenido, un intenso aroma a miel, lavanda, laurel, orégano y otras sustancias invade momentáneamente la cueva.- Es un ungüento antiséptico. Lo traje conmigo de Le Havre, puedes utilizarlo si lo necesitas.
La miro fijamente a los ojos durante un par de segundos, a la espera de su respuesta. Sólo hay dos posibilidades; o que lo utilice, o que me lo tire a la cabeza con alguna frase burlona. Escoja la que escoja, yo tengo la consciencia tranquila. Porque como mínimo, estoy poniendo de mi parte para llevarme bien con mis dos nuevos hermanos. Que ya es más de lo que puede decirse de ellos.
Kethyr Paine- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: #Fábula - Paine
La bruja arrugó la nariz cuando el hedor a carne descompuesta le llegó a las fosas nasales. Desde luego no esperaba una mansión, pero aquel inmundo agujero pútrido hedía a fetidez animal. Ya casi había olvidado lo que era vivir en los bajos fondos, donde el hedor de la pescadería bajo la buhardilla era el compañero ideal cada día. Desde que tenía una inmensa casa con jardines, caballerizas y fuente, esos recovecos oscuros le recordaban a la mala vida que había tenido desde pequeña y no pasaba ni un sólo minuto de más en un lugar así.
— Padre... no sé cómo puedes vivir aquí teniendo lo que tenemos... en fin. Espero que acabes pronto esas cabañas, porque esto huele peor que el culo de satanás.— Utilizó el plural a conciencia ya que la fortuna que ella administraba, la consideraba tan suya como de Leif o Xar, sus bienes eran para ella y sus seres queridos. Se agachó junto a Reydek y levantó con disgusto un jirón de ropa para observar la extensión de la herida y su gesto palideció.— No soy una bruja blanca...yo no sé mucho de curación... vale. A ver. Un segundo.
Cogió de las manos de Keth el tarro con hierbas y lo olió, eso parecía un buen remedio, pero primero habría que limpiarle a conciencia. Se levantó la falda y rasgó sus enaguas, que eran lo más limpio que había por allí, estaban hechas de hilo blanco de altísima calidad, que para algo tenía el negocio textil. Algunas las enrolló para hacer vendas y otras las dejó a un lado.
— ¿puedes calentar agua?...— le dijo a Keth, que parecía más tranquilo y menos imbécil que el otro, y al parecer se podía hablar con él. Le preguntó a Leif si tenía jabón y al parecer algo tenía por allí, hundió la pastilla en el agua templada y un paño, y empezó a limpiar las heridas, llenas de sangre reseca.— Aquí le vendrían bien unos puntos, si no tienes aguja e hilo puedo traerlos en un rato, ahora que ya sé montar a caballo no tardaré más de dos horas.
terminó de limpiarlo a conciencia y extendió el ungüento de Kethyr, tapandolo después con vendas. Se levantó y se bajó las mangas que había arremangado.
— Volveré luego con las cosas necesarias, va a necesitar algo más hierbas, eso está infectado. Si hay plata hay que sacarla, así que veré lo que podemos hacer.— Miró a Leif con media sonrisa, porque de alguna manera se alegraba de que no estuviera solo en el bosque, al menos con ellos dos allí estaría ocupado y se sentiría valorado.— ¿Necesitas que traiga algo más padre?
— Padre... no sé cómo puedes vivir aquí teniendo lo que tenemos... en fin. Espero que acabes pronto esas cabañas, porque esto huele peor que el culo de satanás.— Utilizó el plural a conciencia ya que la fortuna que ella administraba, la consideraba tan suya como de Leif o Xar, sus bienes eran para ella y sus seres queridos. Se agachó junto a Reydek y levantó con disgusto un jirón de ropa para observar la extensión de la herida y su gesto palideció.— No soy una bruja blanca...yo no sé mucho de curación... vale. A ver. Un segundo.
Cogió de las manos de Keth el tarro con hierbas y lo olió, eso parecía un buen remedio, pero primero habría que limpiarle a conciencia. Se levantó la falda y rasgó sus enaguas, que eran lo más limpio que había por allí, estaban hechas de hilo blanco de altísima calidad, que para algo tenía el negocio textil. Algunas las enrolló para hacer vendas y otras las dejó a un lado.
— ¿puedes calentar agua?...— le dijo a Keth, que parecía más tranquilo y menos imbécil que el otro, y al parecer se podía hablar con él. Le preguntó a Leif si tenía jabón y al parecer algo tenía por allí, hundió la pastilla en el agua templada y un paño, y empezó a limpiar las heridas, llenas de sangre reseca.— Aquí le vendrían bien unos puntos, si no tienes aguja e hilo puedo traerlos en un rato, ahora que ya sé montar a caballo no tardaré más de dos horas.
terminó de limpiarlo a conciencia y extendió el ungüento de Kethyr, tapandolo después con vendas. Se levantó y se bajó las mangas que había arremangado.
— Volveré luego con las cosas necesarias, va a necesitar algo más hierbas, eso está infectado. Si hay plata hay que sacarla, así que veré lo que podemos hacer.— Miró a Leif con media sonrisa, porque de alguna manera se alegraba de que no estuviera solo en el bosque, al menos con ellos dos allí estaría ocupado y se sentiría valorado.— ¿Necesitas que traiga algo más padre?
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
Sus ojos se cierran unos segundos mientras se concentra en el caminar de su hermano por la húmeda cueva. Cada paso suena como un pequeño chapoteo. Seguramente por todos los charcos que hay formados en el suelo disconforme. No comprendía como alguien feroz podía vivir allí, cuando en una noche de maldad, podía arrebatar todo lo necesarios para vivir en la riqueza.
Los pasos de Leif junto con los de Elora se acercan de forma tranquila y Reydek se incorpora en su lecho para mirarlos - Soy escoces, mi vieja era una puta, poco más. Unos años anduve metido en la piratería por llevar algo caliente al estomago - de esa manera había conseguido ahorrar para pasar unos buenos años de forma tranquila viviendo la vida.
Elora se agachó a su lado y un golpe de dulce aroma embriagó las fosas nasales del muchacho. No era difícil que el olor de la bruja resaltara en el lugar. La húmeda infectaba cada rincón y ni si quiera la hoguera que el joven de los Paine estaba haciendo olía con fuerza - Esta bien con lo que poco que hagas, normalmente sólo lo limpio y coso, así tengo el torso.. - se señala un par de feas cicatrices que trató de coser correctamente pero quedaron como un mal camino. Otras veces dejaba que las heridas cerraran solas provocando que su espalda tuviese alguna que otra cicatriz roja.
Su mirada siguió la de Elora hasta Keth, que le dio unas hierbas - Gracias a ti también, chaval - añadió cerrando los ojos. No había aceptado la mierda de cecina pero era cierto que se estaba mareando del hambre. Esperaba poder salir a cazar y cocinar algo bueno en la mierda de hoguera.
Los pasos de Leif junto con los de Elora se acercan de forma tranquila y Reydek se incorpora en su lecho para mirarlos - Soy escoces, mi vieja era una puta, poco más. Unos años anduve metido en la piratería por llevar algo caliente al estomago - de esa manera había conseguido ahorrar para pasar unos buenos años de forma tranquila viviendo la vida.
Elora se agachó a su lado y un golpe de dulce aroma embriagó las fosas nasales del muchacho. No era difícil que el olor de la bruja resaltara en el lugar. La húmeda infectaba cada rincón y ni si quiera la hoguera que el joven de los Paine estaba haciendo olía con fuerza - Esta bien con lo que poco que hagas, normalmente sólo lo limpio y coso, así tengo el torso.. - se señala un par de feas cicatrices que trató de coser correctamente pero quedaron como un mal camino. Otras veces dejaba que las heridas cerraran solas provocando que su espalda tuviese alguna que otra cicatriz roja.
Su mirada siguió la de Elora hasta Keth, que le dio unas hierbas - Gracias a ti también, chaval - añadió cerrando los ojos. No había aceptado la mierda de cecina pero era cierto que se estaba mareando del hambre. Esperaba poder salir a cazar y cocinar algo bueno en la mierda de hoguera.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 23/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
-No esperaba ampliar tanto la familia... - musitó con la mente en otra cosa. Si estuviera ahí aquella otra bruja, Aletheia, será más sencillo curarle las heridas. La mujer le había curado antes a él y no tuvo problema de infección, pero teniendo en cuenta que su hija ya acababa de llevarse una buena sorpresa, así como él mismo, dejaría aquella presentación para un futuro, ojalá pronto, pues las cosas entre ambos no iban como él esperaba, demasiada tensión y secretos enterrados entre ellos. Tal vez si la llevaba a África consigo... Volvió en sí por las voces de sus hijos, quienes gratamente parecían empezar a llevarse bien, al menos no estaban los humos tan alterados como momentos antes en pleno bosque.
-Toma - le dio a su hija una aguja, cuya punta había sido quemada varias veces, y algo de cuerda muy fina que usaba para coserse él mismo. - Su piel es dura, más con la luna llena, esto resistirá más que el hilo normal - le dio una botella de ron y señaló la herida - esto le desinfectará, conmigo siempre funciona. Antes de que llegue el alba ya estará sanando gracias a su lobo interior. Pero si de todos modos decides ir, ten cuidado en el camino - pues no eran las únicas bestias que habitaban esos bosques.
Finalmente se centró en la muy breve historia del recién llegado, con la misma mirada seria y audaz. Analizaba más allá de sus palabras. Sus gestos, lo que decía entre líneas. Si aquello no era más que una farsa, debía admitir que era un buen actor. Madre puta y medio pirata, tenían mucho en común, al menos las raíces. - ¿Fue en el océano donde escuchaste mi nombre, o donde supiste que podías tener un padre en algún lugar? - Así había llegado Kethyr, Reydek al estar más unido al mar habría escuchado muchas más historias sobre una vida ya dejada atrás. - Kethyr y yo estamos construyendo cabañas y aderezando el lugar para, como bien dice mi hija, hacerlo más "acogedor" - nótese el rintintín. Eran hombres, no necesitaban los lujos de la ciudad. - Estás invitado a unirte y tener tu propio espacio... ¿Qué tanto dominas a tu lobo? - Quería saber si, al contrario que Kethyr, tenía los sentidos bien despiertos.
-Toma - le dio a su hija una aguja, cuya punta había sido quemada varias veces, y algo de cuerda muy fina que usaba para coserse él mismo. - Su piel es dura, más con la luna llena, esto resistirá más que el hilo normal - le dio una botella de ron y señaló la herida - esto le desinfectará, conmigo siempre funciona. Antes de que llegue el alba ya estará sanando gracias a su lobo interior. Pero si de todos modos decides ir, ten cuidado en el camino - pues no eran las únicas bestias que habitaban esos bosques.
Finalmente se centró en la muy breve historia del recién llegado, con la misma mirada seria y audaz. Analizaba más allá de sus palabras. Sus gestos, lo que decía entre líneas. Si aquello no era más que una farsa, debía admitir que era un buen actor. Madre puta y medio pirata, tenían mucho en común, al menos las raíces. - ¿Fue en el océano donde escuchaste mi nombre, o donde supiste que podías tener un padre en algún lugar? - Así había llegado Kethyr, Reydek al estar más unido al mar habría escuchado muchas más historias sobre una vida ya dejada atrás. - Kethyr y yo estamos construyendo cabañas y aderezando el lugar para, como bien dice mi hija, hacerlo más "acogedor" - nótese el rintintín. Eran hombres, no necesitaban los lujos de la ciudad. - Estás invitado a unirte y tener tu propio espacio... ¿Qué tanto dominas a tu lobo? - Quería saber si, al contrario que Kethyr, tenía los sentidos bien despiertos.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 223
Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: #Fábula - Paine
Elora toma el remedio que le ofrezco, pidiéndome a su vez que caliente un poco de agua en el fuego. No tardo mucho en hacerlo, utilizando una de las abolladas ollas que hay apiladas en un rincón.
- Cuidado no te quemes - Le digo, depositando el metálico recipiente junto a la bruja antes de que el agua empiece a hervir. Ella hunde los improvisados paños en su contenido, utilizándolos para limpiar la encostrada superfície de las heridas de Reydek. Trabaja de una manera metódica y cuidadosa, aunque a diferencia de otras mujeres que he conocido, se nota que no está acostumbrada a tratar con heridos. No debería extrañarme; pocas señoritas de clase alta acostumbran a hacer algo más que pintar y bailar, y teniendo en cuenta sus caros ropajes, Elora tiene todas las papeletas para ser fruto de una aventura de Leif con alguna muchacha rica de la ciudad. Otra cosa más en la que nos diferenciamos, y en la que, para mi desgracia personal, me parezco más a Reydek. Espero no eso cree una insalvable distancia entre nosotros. Especialmente, porque tengo la impresión de que vamos a ver a la bruja bastante más a menudo de lo que me gustaría.
Cuando ella acaba de coser al lobo, recojo los restos de paño, cecina y el cubo de agua. La razón es muy sencilla: si no lo hago yo, Leif no va a hacerlo. Si fuera por él, viviría enterrado en sus propios restos, tan sucios como las apestosas pieles sobre las que está tumbado mi hermano. Que era más o menos como subsistía antes de que yo llegase a la cueva, y empezase a tirar cosas mugrientas que llevaban allí desde hacía años. Al acabar, cojo el arco que reposa en una esquina de la cueva. Cojo también las cuerdas, que mantengo envueltas en una gamuza para evitar que se estropeen con la humedad constante de la cueva.
- Voy a cazar algo - Le digo a Leif y Reydek, durante un intervalo de silencio. Con la habilidad que confiere la práctica, coloco la cuerda en el arma y la tenso un par de veces para comprobar que esté colocada correctamente. Puede que no sepa cazar todavía como un lobo, pero todavía conservo mis habilidades humanas. Y son suficientes para hacerme con un conejo o dos para la cena de hoy. - Él no quiere comer nada que no sea fresco, y si no lo hace, tardará más en curarse. Volveré en un rato. - Me cuelgo el carcaj en la espalda antes de marcharme, cogiendo también una bolsa de arpillería para meter las presas que consiga encontrar. - Adiós, Elora. - Le digo a la bruja, pasando por su lado para salir por la estrecha grieta de la cueva. Ella también está a punto de mancharse, con las ricas prendas ahora llenas de barro. Seguro que en su casa, esté donde esté, le hacen preguntas incómodas al respecto. Casi me sabe mal por ella, pero son las desventajas que ha de asumir por ser rica. Mucho mejores que pasar hambre o frío en invierno, desde luego. - Ha sido un placer conocerte.
- Cuidado no te quemes - Le digo, depositando el metálico recipiente junto a la bruja antes de que el agua empiece a hervir. Ella hunde los improvisados paños en su contenido, utilizándolos para limpiar la encostrada superfície de las heridas de Reydek. Trabaja de una manera metódica y cuidadosa, aunque a diferencia de otras mujeres que he conocido, se nota que no está acostumbrada a tratar con heridos. No debería extrañarme; pocas señoritas de clase alta acostumbran a hacer algo más que pintar y bailar, y teniendo en cuenta sus caros ropajes, Elora tiene todas las papeletas para ser fruto de una aventura de Leif con alguna muchacha rica de la ciudad. Otra cosa más en la que nos diferenciamos, y en la que, para mi desgracia personal, me parezco más a Reydek. Espero no eso cree una insalvable distancia entre nosotros. Especialmente, porque tengo la impresión de que vamos a ver a la bruja bastante más a menudo de lo que me gustaría.
Cuando ella acaba de coser al lobo, recojo los restos de paño, cecina y el cubo de agua. La razón es muy sencilla: si no lo hago yo, Leif no va a hacerlo. Si fuera por él, viviría enterrado en sus propios restos, tan sucios como las apestosas pieles sobre las que está tumbado mi hermano. Que era más o menos como subsistía antes de que yo llegase a la cueva, y empezase a tirar cosas mugrientas que llevaban allí desde hacía años. Al acabar, cojo el arco que reposa en una esquina de la cueva. Cojo también las cuerdas, que mantengo envueltas en una gamuza para evitar que se estropeen con la humedad constante de la cueva.
- Voy a cazar algo - Le digo a Leif y Reydek, durante un intervalo de silencio. Con la habilidad que confiere la práctica, coloco la cuerda en el arma y la tenso un par de veces para comprobar que esté colocada correctamente. Puede que no sepa cazar todavía como un lobo, pero todavía conservo mis habilidades humanas. Y son suficientes para hacerme con un conejo o dos para la cena de hoy. - Él no quiere comer nada que no sea fresco, y si no lo hace, tardará más en curarse. Volveré en un rato. - Me cuelgo el carcaj en la espalda antes de marcharme, cogiendo también una bolsa de arpillería para meter las presas que consiga encontrar. - Adiós, Elora. - Le digo a la bruja, pasando por su lado para salir por la estrecha grieta de la cueva. Ella también está a punto de mancharse, con las ricas prendas ahora llenas de barro. Seguro que en su casa, esté donde esté, le hacen preguntas incómodas al respecto. Casi me sabe mal por ella, pero son las desventajas que ha de asumir por ser rica. Mucho mejores que pasar hambre o frío en invierno, desde luego. - Ha sido un placer conocerte.
Kethyr Paine- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: #Fábula - Paine
Las heridas de Reydek son sangrantes, feas, desagradables... como todas las heridas. ¿Cuándo ha pasado de ser una nigromante a ser una enfermera? Xaryne también regresa algunas veces con cortes, mordiscos y contusiones de todo tipo, pero normalmente se los curan en la Sede, ella no tiene más que hacer que limpiar la sutura y vendarla, no tratar con aquellos jirones de piel.
Su gesto es de cierto asco mientras realiza esa tarea, que al parecer, les corresponde a las mujeres porque...¿saben coser? menuda gilipollez. Ella no sabe coser más allá de remendarse la ropa o los calcetines, y desde que puede comprarla nueva, ya ni se acuerda. Rebufa, pero termina de hacerlo lo mejor que puede, mientras escucha la historia de Reydek. Vaya novedad. Madre puta. No es que esperase algo diferente, pero escucharlo de boca del principal damnificado... bueno. Iba a decir que su madre era bruja y que no fue precisamente un buen rato lo que pasó con Paine, pero esa herida estaba ya cerrada, no iba a remover la mierda.
— Lo siento padre, pero yo permaneceré en la ciudad, no me gusta el bosque y allí tenemos comodidades. Regresaré más tarde con... bueno, ya volveré.
Tenía pensado trarles algunas cosas que iban a necesitar, a fin de cuentas eran ahora su familia. Sobre todo quería traer alguna prenda de Xaryne, estaba segura que registrarían su olor, necesitaba que la reconociesen si se cruzaba con ellos, porque Xar era intocable, una zarpa sobre ella y dejarían de ser familia para la bruja.
Vio marchar a Keth y ella también se levantó.— Voy contigo, tengo mi caballo fuera... regresaré en un rato.
Caminó al lado de Keth, que parecía más sensato, o al menos más tranquilo que Reydek, y por su puesto más educado. Cuando le dijo que había sido un placer conocerla le contestó.
— Sí... ya.. bueno, ojalá hubiera sido de otra forma pero... da igual. Al menos sé que ahora mi padre ya no estará solo y ... bueno los tres sois lobos, os entenderéis bien y esas cosas.
Llegó hasta Fulgrim y se montó en él rumbo a París, quería estar de vuelta antes de que anocheciera, traería algunos víveres, vendas limpias, aguja e hilo de buena calidad, algunas medicinas y un par de cosas más.
Su gesto es de cierto asco mientras realiza esa tarea, que al parecer, les corresponde a las mujeres porque...¿saben coser? menuda gilipollez. Ella no sabe coser más allá de remendarse la ropa o los calcetines, y desde que puede comprarla nueva, ya ni se acuerda. Rebufa, pero termina de hacerlo lo mejor que puede, mientras escucha la historia de Reydek. Vaya novedad. Madre puta. No es que esperase algo diferente, pero escucharlo de boca del principal damnificado... bueno. Iba a decir que su madre era bruja y que no fue precisamente un buen rato lo que pasó con Paine, pero esa herida estaba ya cerrada, no iba a remover la mierda.
— Lo siento padre, pero yo permaneceré en la ciudad, no me gusta el bosque y allí tenemos comodidades. Regresaré más tarde con... bueno, ya volveré.
Tenía pensado trarles algunas cosas que iban a necesitar, a fin de cuentas eran ahora su familia. Sobre todo quería traer alguna prenda de Xaryne, estaba segura que registrarían su olor, necesitaba que la reconociesen si se cruzaba con ellos, porque Xar era intocable, una zarpa sobre ella y dejarían de ser familia para la bruja.
Vio marchar a Keth y ella también se levantó.— Voy contigo, tengo mi caballo fuera... regresaré en un rato.
Caminó al lado de Keth, que parecía más sensato, o al menos más tranquilo que Reydek, y por su puesto más educado. Cuando le dijo que había sido un placer conocerla le contestó.
— Sí... ya.. bueno, ojalá hubiera sido de otra forma pero... da igual. Al menos sé que ahora mi padre ya no estará solo y ... bueno los tres sois lobos, os entenderéis bien y esas cosas.
Llegó hasta Fulgrim y se montó en él rumbo a París, quería estar de vuelta antes de que anocheciera, traería algunos víveres, vendas limpias, aguja e hilo de buena calidad, algunas medicinas y un par de cosas más.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
Reydek observó las manos de Elora en cada movimiento que hacía. Desde que comenzó a limpiar con el paño hasta que dio la última punzada. No se la veía cómoda con el trabajo que le había tocado desempeñar y Rey no acababa de comprender porque había accedido a ello, si hasta ahora podía haber elaborado el ungüento y haberle dicho al mierdas de Keth que lo hiciese por ella. La mandíbula del joven se tensó cuando Elora dio la última punzada y anudó el grueso hilo - Gracias - sonó más ronco de lo habitual, a causa del malestar, la concentración y tensión que había aguantado mientras el trataba.
Tomó comodidad sobre las pajas en las que Keth le había tumbado en primer lugar. Se sentía tan mareado que cuando alguno de ellos hablaba, necesitaba concentrarse más de la cuenta par comprender que decían. El eco que había en aquella cueva era realmente desagradable - Escuché tu nombre la primera vez que subí en un barco. Hace años. Pero no el di más importancia, era joven y pensé que solamente me tomaban el pelo por la prepotencia con la que comencé. Fue en un puerto donde al intentar negociar y no conseguir buen termino... Me hice pronunciar, y alguien me contó de tu existencia. Dijo que no eramos tan diferentes... que debían de haber acabado contigo para que aquello no estuviese ocurriendo, que todo - hizo una mueca, mientras se acomodaba para mirarle mejor - Que todo lo que llevase tu sangre, era una calamidad. Aquello me hizo tener ganas de encontrarte... y aquí estoy - esbozó una débil sonrisa que se apagó cuando sin querer rozó una de sus heridas con la pared.
Cerró los ojos unos segundos mientras para tartar de fijar la imagen, ya que el dolor del roce había provocado que todo diese vueltas. Escuchó a Keth y Elora hablar, pero fue incapaz de comprender que decían. Cuando abrió los ojos ambos se preparaban para irse - ¡Ey! - les llamó cómo si fuese toda una sorpresa que fuesen a irse - Gracias, a los dos, os debo una enorme... bueno... - miró a Leif - ¿A ella no voy a volver a verla? - preguntó frunciendo el ceño. No era lugar para alguien Humano, se congelaría, acabaría con tuberculosis si se quedaba en aquel lugar. Se trató de incorporar y antes de que nadie le parara, consiguió ponerse de pie. Colocó una mano en su costado y tosió de forma ronca y áspera una vez más - Muchas gracias por curarme, y por traerme aquí - musitó suavemente, esbozando una agradable sonrisa. Apoyó la mano en el hombro de Keth para despedirse y volvió a tomar asiento, esta vez en una piedra para observar mejor y sentirse mejor en la charla con su padre - ¿Mi lobo y yo? un... 85%? ahí andamos.... - volvió a toser y agarró el agua que Keth le había ofrecido minutos antes. Estaba realmente agradecido por la actitud de Leif y Kethyr. Algo en ellos le hacía sentir caliente y protegido. Y aun que la desconfianza siempre era la primera idea que el licántropo podía aparentar, lo cierto era que si todo marchaba bien, su vida sería una moneda de cambio para ambos. No dejaría que les pasara nada. Sin embargo, la sorpresa mayor se la llevó con Elora. Aquella personalidad tan especial le había hechizado, no comprendía como alguien tan inusual podía haberle hecho sentir ahora una ternura. Suponía que era lo que sentía Leif hacía ella, porque las tonterías debían ser parte de ella. Reydek no había trabajado su paciencia en exceso, jamás había pasado tiempo con alguien que le hiciera ir agotándola, pero con Elora iba a ocurrir, seguramente en cada encuentro. Y aun así, iba a protegerla, con mayor firmeza con la que protegería a su hermano y su padre. Porque ella tenía algo que los tres no tenían. Y protegería eternamente la humanidad que poseía - Me quedaré aquí, vamos a convertir esto en un buen hogar, aportaré lo que sepa y crea que sea útil - me gustaba la idea de hacernos fuerte como manada.
Tomó comodidad sobre las pajas en las que Keth le había tumbado en primer lugar. Se sentía tan mareado que cuando alguno de ellos hablaba, necesitaba concentrarse más de la cuenta par comprender que decían. El eco que había en aquella cueva era realmente desagradable - Escuché tu nombre la primera vez que subí en un barco. Hace años. Pero no el di más importancia, era joven y pensé que solamente me tomaban el pelo por la prepotencia con la que comencé. Fue en un puerto donde al intentar negociar y no conseguir buen termino... Me hice pronunciar, y alguien me contó de tu existencia. Dijo que no eramos tan diferentes... que debían de haber acabado contigo para que aquello no estuviese ocurriendo, que todo - hizo una mueca, mientras se acomodaba para mirarle mejor - Que todo lo que llevase tu sangre, era una calamidad. Aquello me hizo tener ganas de encontrarte... y aquí estoy - esbozó una débil sonrisa que se apagó cuando sin querer rozó una de sus heridas con la pared.
Cerró los ojos unos segundos mientras para tartar de fijar la imagen, ya que el dolor del roce había provocado que todo diese vueltas. Escuchó a Keth y Elora hablar, pero fue incapaz de comprender que decían. Cuando abrió los ojos ambos se preparaban para irse - ¡Ey! - les llamó cómo si fuese toda una sorpresa que fuesen a irse - Gracias, a los dos, os debo una enorme... bueno... - miró a Leif - ¿A ella no voy a volver a verla? - preguntó frunciendo el ceño. No era lugar para alguien Humano, se congelaría, acabaría con tuberculosis si se quedaba en aquel lugar. Se trató de incorporar y antes de que nadie le parara, consiguió ponerse de pie. Colocó una mano en su costado y tosió de forma ronca y áspera una vez más - Muchas gracias por curarme, y por traerme aquí - musitó suavemente, esbozando una agradable sonrisa. Apoyó la mano en el hombro de Keth para despedirse y volvió a tomar asiento, esta vez en una piedra para observar mejor y sentirse mejor en la charla con su padre - ¿Mi lobo y yo? un... 85%? ahí andamos.... - volvió a toser y agarró el agua que Keth le había ofrecido minutos antes. Estaba realmente agradecido por la actitud de Leif y Kethyr. Algo en ellos le hacía sentir caliente y protegido. Y aun que la desconfianza siempre era la primera idea que el licántropo podía aparentar, lo cierto era que si todo marchaba bien, su vida sería una moneda de cambio para ambos. No dejaría que les pasara nada. Sin embargo, la sorpresa mayor se la llevó con Elora. Aquella personalidad tan especial le había hechizado, no comprendía como alguien tan inusual podía haberle hecho sentir ahora una ternura. Suponía que era lo que sentía Leif hacía ella, porque las tonterías debían ser parte de ella. Reydek no había trabajado su paciencia en exceso, jamás había pasado tiempo con alguien que le hiciera ir agotándola, pero con Elora iba a ocurrir, seguramente en cada encuentro. Y aun así, iba a protegerla, con mayor firmeza con la que protegería a su hermano y su padre. Porque ella tenía algo que los tres no tenían. Y protegería eternamente la humanidad que poseía - Me quedaré aquí, vamos a convertir esto en un buen hogar, aportaré lo que sepa y crea que sea útil - me gustaba la idea de hacernos fuerte como manada.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 23/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: #Fábula - Paine
Dejar que Elora se encargara de coser la herida de Reydek no era por ningún asunto machista, aunque pudiera parecerlo. Él mismo era bien capaz de hacer aquella tarea por las incontables veces que se había tenido que cerrar alguna herida, sin embargo, quería que fuera su hija quien lo hiciera. La vida llena de comodidades que tan bien había recibido la estaba alejando de sus raíces, del instinto de supervivencia para superar las más duras adversidades. Esa época en la que él no existía para ella y estaba sola contra un mundo dominado por hombres codiciosos. Por mucho dinero que tuviera, seguía siendo una bruja y pareja de otra mujer, no debía perder por nada del mundo la fuerza que heredó tanto de él como de su madre, pues los problemas aguardaban a cada esquina que cruzara. Además, por qué negarlo, se sentía orgulloso al verla actuar en contra de lo que se esperaría de una dama de alta cuna.
La historia de Reydek no le dejó indiferente. Tal como sucedió días antes con la llegada de Kethyr, su otro hijo, sonrió con cierto orgullo ante la fama que precedía a su nombre. El demonio nunca espera que hablen bien de él, sería una vergüenza ante los demás en el infierno. - Así que me buscaste para comprobar si soy una calamidad - le correspondió la sonrisa -. Bueno, aquí mi hija puede asegurarte que así es. Incluso Kethyr, que en tan poco tiempo ya me debe haber maldecido en más de una ocasión - bromeó, aunque su tono de voz y su semblante no perdían ese aire tosco y agrio del que aún no ha abierto la puerta de la confianza.
Se puso en pie para despedir a sus hijos, aprovechando que ninguno de ellos estaba mirándole para sonreír con orgullo y una leve sorpresa. Qué de vueltas daba la vida... y cuán equivocados estaban aquellos que hablaban de un karma justiciero, pues según ellos toda una vida de maldades no era merecedora de lo que él tenía en ese instante ante sus ojos: un futuro prometedor. Una familia unida, protectora, que le respetaba aún cuando nacieron fruto de sus condenables actos. Lo mereciera o no, pensaba proteger aquello cuanto tenía y le hacía sentir tan orgulloso. Sus hijos, tan distintos unos de otros, que aún y haber estado esparcidos por el mundo fueron capaces de encontrarle y perdonarle.
-Tendréis más tiempo para daros las gracias - los apremió. Una mirada tanto a Elora como a Kethyr transmitió lo que no dijo en palabras: tened cuidado y regresad a salvo. Una vez a solas con su recién llegado tercer hijo, tomó asiento de nuevo y le miró. - Que así sea entonces - respondió a sus palabras, asintiendo agradecido por la colaboración de Reydek. - A Elora podrás verla siempre que quieras una vez te recuperes. Vive aquí mismo en París, si ella acepta puedes visitarla cuando quieras. Aunque debo advertirte que su pareja es cazadora, no hagas como yo y trata de llevarte bien con ella.
Mientras esperaban a Kethyr con la comida, le hizo un resumen de cómo estaban las cosas por ahí. La construcción de las cabañas, que cada cual se hacía a su gusto, y cuyos materiales los conseguían ahí mismo en el bosque. - Si algo he aprendido con los años que llevo aquí, es que el bosque puede darte todo cuanto necesites - de todos modos, tenía dinero para cubrir otras necesidades, como el alcohol, que cada vez ocupaba menos espacio en su dieta. En cuanto llegó Kethyr con las presas, comió en silencio concentrado en su pieza, para después, en cuanto acabó, salir afuera dejándolos a solas. Siempre después de comer solía hacer dos cosas: o dormir, o salir a correr. Le gustaba disfrutar de su agilidad adquirida por el lobo, perderse entre los árboles para despejar la mente. Así, de paso, esperaría a Elora para acompañarla en cuanto volviera.
La historia de Reydek no le dejó indiferente. Tal como sucedió días antes con la llegada de Kethyr, su otro hijo, sonrió con cierto orgullo ante la fama que precedía a su nombre. El demonio nunca espera que hablen bien de él, sería una vergüenza ante los demás en el infierno. - Así que me buscaste para comprobar si soy una calamidad - le correspondió la sonrisa -. Bueno, aquí mi hija puede asegurarte que así es. Incluso Kethyr, que en tan poco tiempo ya me debe haber maldecido en más de una ocasión - bromeó, aunque su tono de voz y su semblante no perdían ese aire tosco y agrio del que aún no ha abierto la puerta de la confianza.
Se puso en pie para despedir a sus hijos, aprovechando que ninguno de ellos estaba mirándole para sonreír con orgullo y una leve sorpresa. Qué de vueltas daba la vida... y cuán equivocados estaban aquellos que hablaban de un karma justiciero, pues según ellos toda una vida de maldades no era merecedora de lo que él tenía en ese instante ante sus ojos: un futuro prometedor. Una familia unida, protectora, que le respetaba aún cuando nacieron fruto de sus condenables actos. Lo mereciera o no, pensaba proteger aquello cuanto tenía y le hacía sentir tan orgulloso. Sus hijos, tan distintos unos de otros, que aún y haber estado esparcidos por el mundo fueron capaces de encontrarle y perdonarle.
-Tendréis más tiempo para daros las gracias - los apremió. Una mirada tanto a Elora como a Kethyr transmitió lo que no dijo en palabras: tened cuidado y regresad a salvo. Una vez a solas con su recién llegado tercer hijo, tomó asiento de nuevo y le miró. - Que así sea entonces - respondió a sus palabras, asintiendo agradecido por la colaboración de Reydek. - A Elora podrás verla siempre que quieras una vez te recuperes. Vive aquí mismo en París, si ella acepta puedes visitarla cuando quieras. Aunque debo advertirte que su pareja es cazadora, no hagas como yo y trata de llevarte bien con ella.
Mientras esperaban a Kethyr con la comida, le hizo un resumen de cómo estaban las cosas por ahí. La construcción de las cabañas, que cada cual se hacía a su gusto, y cuyos materiales los conseguían ahí mismo en el bosque. - Si algo he aprendido con los años que llevo aquí, es que el bosque puede darte todo cuanto necesites - de todos modos, tenía dinero para cubrir otras necesidades, como el alcohol, que cada vez ocupaba menos espacio en su dieta. En cuanto llegó Kethyr con las presas, comió en silencio concentrado en su pieza, para después, en cuanto acabó, salir afuera dejándolos a solas. Siempre después de comer solía hacer dos cosas: o dormir, o salir a correr. Le gustaba disfrutar de su agilidad adquirida por el lobo, perderse entre los árboles para despejar la mente. Así, de paso, esperaría a Elora para acompañarla en cuanto volviera.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 223
Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Arya Paine ID
» Una fábula de luna y de sol {Doreen Caracciolo}
» Reydek Paine
» what have i become || Reydek Paine
» Viktor Paine
» Una fábula de luna y de sol {Doreen Caracciolo}
» Reydek Paine
» what have i become || Reydek Paine
» Viktor Paine
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour