AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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I'll be your demon [Priv.]
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I'll be your demon [Priv.]
La noche se acerca oscureciendo las calles de la ciudad y una nueva noche de caza comienza. Miro a mí alrededor en el pequeño apartamento abandonado que he encontrado para mí estancia en París. No necesito mucho puesto que mí idea no es quedarme mucho tiempo; una cama donde poder dormir, una mesa en el centro de la habitación con un par de sillas entorno a ella, al fondo una puerta que lleva a un pequeño baño, un sofá contra la pared y el enorme ventanal que ahora dejaba pasar la luz de la luna que comienza a salir por ella. No necesito más para el tiempo que voy a estar en el lugar, había estado en peores situaciones que aquella e incluso sin un cobijo donde pudiera quedarme hasta cumplir el encargo que me habían encomendado.
Chasqueo la lengua al pensar en ello, al recordar que aquel objetivo me ha estado burlando durante los meses en que lo perseguí desde Persia. El viaje fue largo y pesado además de cansado, muchos kilómetros en los que sentí que jugaba conmigo, cada vez que estaba próxima de pillarlo él conseguía adelantar sus pasos de forma que tuviera que ir casi a la carrera para no perder el rastro. Al final había perdido su rastro cerca de las fronteras de Francia, y llegar hasta París fue tortuoso en el que hubo un momento en el que llegué a pensar que me dejaba pistas falsas, para alejarse mientras yo iba en otra dirección. Al final llegué a la capital Parisina y ya tenía un plan trazado para pillarlo.
El dinero que tengo es el que me dieron cuando comencé el encargo, una parte la pagan al principio para suministros y más de la mitad cuando finalizas el trabajo. Ese dinero me ha servido para llegar hasta allí y aprovisionarme de ropa, un tiempo distinto del lugar donde venía, y sobre todo de armas. Mí armamento ha aumentado desde que salí de Persia y ahora tengo un repertorio amplio para cualquier situación que se me presente. La comida no es un problema para mí, acostumbrada y entrenada para la caza la idea más factible es ir a los bosques a conseguir tú propia comida, y cocinarla luego en un lugar seguro.
No es la primera vez que recurro a los bosques para obtener sustento, ya lo he hecho en varias misiones y aquel bosque tan amplio albergaba una buena caza de la que poder conseguir el alimento que me falta. También soy consciente de que allí habitan otras criaturas, seres de la noche que vagan por doquier libremente bajo el influjo de la luna sobre sus pieles. He visto huellas hace un par de noches en el suelo del bosque, se puede aprender mucho si observas el lugar que te rodea, la luna llena ilumina la estancia y es la noche de las bestias. Hoy toca salir de caza.
El leve viento parece murmurar contra la ventana y es hora de ponerse en marcha, cojo todo lo necesario para la caza de la noche; un abrigo que me proteja del frío, unas botas negras para el terreno adecuado. No voy vestida como una señorita de las que andan por París y no me importa, los hombres me miran con extrañeza cuando me ven así y yo sigo adelante sin mirarlos… no me importa nada, ni siquiera qué es lo que pueden llegar a pensar. Me acerco a la mesa y miro las armas que tengo delante, son muchas y de diferentes clases. Tengo dagas de varios tamaños y formas, dagas de plata, tridentes afilados que se lanzan cual kunais, estacas de madera, flechas con punta de plata y una ballesta preciosa perfecta para la caza de la noche. Cojo varias dagas, las flechas y la ballesta que oculto en mí espalda bajo el abrigo y ya estoy lista para la caza. Miro la mesa y veo el látigo de color plata sobre la mesa, lo enrollo y lo meto en una funda dejando el mango fuera listo para ser utilizado.
Por las calles de la ciudad apenas hay gente dado la temperatura que hace, y los pocos que hay no evitan posar su mirada en mí. Pocas mujeres son las que no llevan vestido pero eso sería más una molestia, y me da igual o no pasar desapercibido. Mí misión está clara y el objetivo de esa noche también. Llegar hasta el bosque es algo que no me cuesta ya que los primeros días me dediqué a aprenderme el lugar como había aprendido en las tácticas de entrenamiento, cuando cruzo la linde del bosque regulo mí respiración y mis pasos son sigilosos fundiéndome con la naturaleza del bosque. Cualquier ruido un poco más alto podría delatarme en muchos sentidos, para cualquier animal que esté cerca y no es lo que quiero. Tengo la ballesta entre mis manos cargada y preparada para la acción y me adentro en lo profundo del bosque.
Apenas se oye algún ruido en el lugar, el viento se mece levemente entre las ramas de los árboles y el ulular de los búhos es el único sonido que se puede apreciar en el lugar. Me muevo despacio y con cuidado de donde piso para no hacer ruido, mis ojos están pendientes de cualquier movimiento cercano que pueda haber. La luna ilumina todo con su luz nacarada, miro al suelo y puedo distinguir un par de huellas demasiado grandes para ser un de un zorro, o de un lobo… sé lo que significa: un licántropo anda cerca del lugar. Me sigo adentrando en lo profundo del bosque siguiendo las huellas, hasta llegar a una zona pantanosa, no es la primera vez que llego a ella. El lugar no es el indicado para la lucha, pero no por eso me rindo.
Un gruñido hace que me pare en seco preparada para lo que pueda pasar a partir de ese momento, hay un licántropo cerca y es extraño que se haya dado cuenta de que estoy próxima. Aprovecho que no se ha percatado de mí presencia y me voy acercando, hay una charca grande por donde tengo que pasar y me adentro en ella, me llega hasta la mitad casi las rodillas y me hace avanzar de forma lenta. El licántropo está sobre una pequeña roca que sobresale, pero delante tengo dos troncos, o ramas, enormes que se interponen en mí camino directo hacia el. Estoy a su espalda a una distancia prudente, y no lo pienso.
-Te tengo –murmuro en lo que levanto la ballesta, apunto y… disparo. La flecha sale silbando impactando contra la pierna del lobo gigante, este aúlla de dolor y se gira para mirarme. Me enseña los colmillos pero yo traigo una sonrisa en el rostro. La flecha, impregnada de plata, hará su efecto clavada en su pierna a la hora de escapar. No viene hacia mí y yo dejo caer la ballesta que se queda colgando contra mí pecho, lanzo una de mis dagas pero este logra esquivarlas haciendo que impacte contra uno de los troncos. Maldigo y pongo la ballesta en mí espalda, salgo corriendo y cojo la daga incrusta al mismo tiempo que salto sobre el tronco deslizándome sobre el, hago lo mismo con el segundo pero mí mano ya está puesta en el látigo. El lobo me lleva algo de ventaja al ser más ágil que yo pero no ceso en la persecución, él va por uno de los caminos superiores de un salto ágil y yo lo sigo por bajo. Dejo que el látigo se desenrede del todo, fijo la vista en el lobo y… un chasquido se oye, apreso al lobo de una de sus piernas y tiro con fuerza para hacer que caiga al suelo, lleno de barro y encharcado aquel camino- Ahora sí, ya eres mío bola peluda –sin soltar el látigo saco otra daga, la fiesta no ha hecho más que empezar.
Chasqueo la lengua al pensar en ello, al recordar que aquel objetivo me ha estado burlando durante los meses en que lo perseguí desde Persia. El viaje fue largo y pesado además de cansado, muchos kilómetros en los que sentí que jugaba conmigo, cada vez que estaba próxima de pillarlo él conseguía adelantar sus pasos de forma que tuviera que ir casi a la carrera para no perder el rastro. Al final había perdido su rastro cerca de las fronteras de Francia, y llegar hasta París fue tortuoso en el que hubo un momento en el que llegué a pensar que me dejaba pistas falsas, para alejarse mientras yo iba en otra dirección. Al final llegué a la capital Parisina y ya tenía un plan trazado para pillarlo.
El dinero que tengo es el que me dieron cuando comencé el encargo, una parte la pagan al principio para suministros y más de la mitad cuando finalizas el trabajo. Ese dinero me ha servido para llegar hasta allí y aprovisionarme de ropa, un tiempo distinto del lugar donde venía, y sobre todo de armas. Mí armamento ha aumentado desde que salí de Persia y ahora tengo un repertorio amplio para cualquier situación que se me presente. La comida no es un problema para mí, acostumbrada y entrenada para la caza la idea más factible es ir a los bosques a conseguir tú propia comida, y cocinarla luego en un lugar seguro.
No es la primera vez que recurro a los bosques para obtener sustento, ya lo he hecho en varias misiones y aquel bosque tan amplio albergaba una buena caza de la que poder conseguir el alimento que me falta. También soy consciente de que allí habitan otras criaturas, seres de la noche que vagan por doquier libremente bajo el influjo de la luna sobre sus pieles. He visto huellas hace un par de noches en el suelo del bosque, se puede aprender mucho si observas el lugar que te rodea, la luna llena ilumina la estancia y es la noche de las bestias. Hoy toca salir de caza.
El leve viento parece murmurar contra la ventana y es hora de ponerse en marcha, cojo todo lo necesario para la caza de la noche; un abrigo que me proteja del frío, unas botas negras para el terreno adecuado. No voy vestida como una señorita de las que andan por París y no me importa, los hombres me miran con extrañeza cuando me ven así y yo sigo adelante sin mirarlos… no me importa nada, ni siquiera qué es lo que pueden llegar a pensar. Me acerco a la mesa y miro las armas que tengo delante, son muchas y de diferentes clases. Tengo dagas de varios tamaños y formas, dagas de plata, tridentes afilados que se lanzan cual kunais, estacas de madera, flechas con punta de plata y una ballesta preciosa perfecta para la caza de la noche. Cojo varias dagas, las flechas y la ballesta que oculto en mí espalda bajo el abrigo y ya estoy lista para la caza. Miro la mesa y veo el látigo de color plata sobre la mesa, lo enrollo y lo meto en una funda dejando el mango fuera listo para ser utilizado.
Por las calles de la ciudad apenas hay gente dado la temperatura que hace, y los pocos que hay no evitan posar su mirada en mí. Pocas mujeres son las que no llevan vestido pero eso sería más una molestia, y me da igual o no pasar desapercibido. Mí misión está clara y el objetivo de esa noche también. Llegar hasta el bosque es algo que no me cuesta ya que los primeros días me dediqué a aprenderme el lugar como había aprendido en las tácticas de entrenamiento, cuando cruzo la linde del bosque regulo mí respiración y mis pasos son sigilosos fundiéndome con la naturaleza del bosque. Cualquier ruido un poco más alto podría delatarme en muchos sentidos, para cualquier animal que esté cerca y no es lo que quiero. Tengo la ballesta entre mis manos cargada y preparada para la acción y me adentro en lo profundo del bosque.
Apenas se oye algún ruido en el lugar, el viento se mece levemente entre las ramas de los árboles y el ulular de los búhos es el único sonido que se puede apreciar en el lugar. Me muevo despacio y con cuidado de donde piso para no hacer ruido, mis ojos están pendientes de cualquier movimiento cercano que pueda haber. La luna ilumina todo con su luz nacarada, miro al suelo y puedo distinguir un par de huellas demasiado grandes para ser un de un zorro, o de un lobo… sé lo que significa: un licántropo anda cerca del lugar. Me sigo adentrando en lo profundo del bosque siguiendo las huellas, hasta llegar a una zona pantanosa, no es la primera vez que llego a ella. El lugar no es el indicado para la lucha, pero no por eso me rindo.
Un gruñido hace que me pare en seco preparada para lo que pueda pasar a partir de ese momento, hay un licántropo cerca y es extraño que se haya dado cuenta de que estoy próxima. Aprovecho que no se ha percatado de mí presencia y me voy acercando, hay una charca grande por donde tengo que pasar y me adentro en ella, me llega hasta la mitad casi las rodillas y me hace avanzar de forma lenta. El licántropo está sobre una pequeña roca que sobresale, pero delante tengo dos troncos, o ramas, enormes que se interponen en mí camino directo hacia el. Estoy a su espalda a una distancia prudente, y no lo pienso.
-Te tengo –murmuro en lo que levanto la ballesta, apunto y… disparo. La flecha sale silbando impactando contra la pierna del lobo gigante, este aúlla de dolor y se gira para mirarme. Me enseña los colmillos pero yo traigo una sonrisa en el rostro. La flecha, impregnada de plata, hará su efecto clavada en su pierna a la hora de escapar. No viene hacia mí y yo dejo caer la ballesta que se queda colgando contra mí pecho, lanzo una de mis dagas pero este logra esquivarlas haciendo que impacte contra uno de los troncos. Maldigo y pongo la ballesta en mí espalda, salgo corriendo y cojo la daga incrusta al mismo tiempo que salto sobre el tronco deslizándome sobre el, hago lo mismo con el segundo pero mí mano ya está puesta en el látigo. El lobo me lleva algo de ventaja al ser más ágil que yo pero no ceso en la persecución, él va por uno de los caminos superiores de un salto ágil y yo lo sigo por bajo. Dejo que el látigo se desenrede del todo, fijo la vista en el lobo y… un chasquido se oye, apreso al lobo de una de sus piernas y tiro con fuerza para hacer que caiga al suelo, lleno de barro y encharcado aquel camino- Ahora sí, ya eres mío bola peluda –sin soltar el látigo saco otra daga, la fiesta no ha hecho más que empezar.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: I'll be your demon [Priv.]
Otra noche más, otra luna llena. Luna brillante, hermosa que con su luz te invita a salir a su encuentro. Qué visión más hermosa desde uno de sus ventanales. La mansión constaba con numerosos balcones pero su lugar favorito para observarla, era su alcoba. Curioso, podía incluso alzar la mano y parecer que casi la rozaba con la punta de los dedos. Luna hermosa que podría responder tantas preguntas a este solitario cazador pero que sin embargo, solo aparece para recordarle que lucha por una verdadera causa, saber quién es y a la vez, justicia.
Una noche más a la que se enfrentaría a la muerte, mirándola a los ojos. Exploró en una parte este del bosque, una manada nueva. Los nuevos siempre sabían algo, se relacionaban entre ellos esperando alguna alianza o simplemente, mirar cara a cara al enemigo. Una noche muy intensa, en la que terminaría cubierto de barro y sudor… otra noche sin dormir en la que disfrutaría torturando a esos licántropos. Los odiaba, los repudiaba…era algo superior a él mismo y aún sin conocer sus orígenes, tenía una ligera idea de que tuviese que ver con ese linaje.
Solo quería respuestas, las iba a encontrar y haría todo lo que estuviese en su mano para llevarle hasta aquel que lo destrozó todo. Su otra familia, aquella que ni se preocupó en saber de él durante todo este tiempo. Los licántropos de Paris eran la clave, un paso más cerca, diez se alejaba y así sucesivamente. Cazar en solitario era su prioridad, compartir con otros cazadores… era algo que no sopesaba pero tras la propuesta de Gael lo veía muy diferente, podía conseguir mucho más si contaba con ayuda.
Cuero, armas… podía notar el filo de una pequeña daga rozar su pecho, muy cerca del corazón. A mano y cubriéndole al mismo tiempo, como un pequeño tesoro que utilizaba de armadura pero que no le salvaba de la muerte. Era la hora, podía ser la noche que tanto había esperado o una más que añadir a sus memorias. ¿Por qué era tan difícil encontrar la verdad? Solo necesitaba saber quién era, quién fue en el pasado… y solo su familia podía destapar las interrogaciones de su mente.
Se alejó de la ciudad para adentrarse en el bosque, el ala este…una vez más. De riguroso negro, se camuflaba entre las sombras como un ser más de la naturaleza, a estas alturas, se había acostumbrado, su primera casa… alejándose de sus prioridades como un caballero de clase alta. Su vida no era fácil pero al menos, nunca se había sentido solo…o eso quería creer, resignándose a ello.
El movimiento en uno de los arbustos le alertó de que no estaba solo. Preparó su ballesta , atento a cualquier movimiento. dispuesto a disparar, la silueta humana de otra persona le hizo entrecerrar los ojos, no era un licántropo…
-No, no me tienes-rió lanzando una de sus flechas, despeinándola un tanto pero sin darle, ¿una mujer? Lo que le faltaba y por lo visto ella solita había cazado uno de esos lobos de los que iba detrás -¿Se ha perdido, señorita? ¿o tengo que ayudarla? Suéltelo, le va a hacer daño... -rió de lo más divertido, dejándose ver, sus ojos azules parecían brillar en la oscuridad.
Una noche más a la que se enfrentaría a la muerte, mirándola a los ojos. Exploró en una parte este del bosque, una manada nueva. Los nuevos siempre sabían algo, se relacionaban entre ellos esperando alguna alianza o simplemente, mirar cara a cara al enemigo. Una noche muy intensa, en la que terminaría cubierto de barro y sudor… otra noche sin dormir en la que disfrutaría torturando a esos licántropos. Los odiaba, los repudiaba…era algo superior a él mismo y aún sin conocer sus orígenes, tenía una ligera idea de que tuviese que ver con ese linaje.
Solo quería respuestas, las iba a encontrar y haría todo lo que estuviese en su mano para llevarle hasta aquel que lo destrozó todo. Su otra familia, aquella que ni se preocupó en saber de él durante todo este tiempo. Los licántropos de Paris eran la clave, un paso más cerca, diez se alejaba y así sucesivamente. Cazar en solitario era su prioridad, compartir con otros cazadores… era algo que no sopesaba pero tras la propuesta de Gael lo veía muy diferente, podía conseguir mucho más si contaba con ayuda.
Cuero, armas… podía notar el filo de una pequeña daga rozar su pecho, muy cerca del corazón. A mano y cubriéndole al mismo tiempo, como un pequeño tesoro que utilizaba de armadura pero que no le salvaba de la muerte. Era la hora, podía ser la noche que tanto había esperado o una más que añadir a sus memorias. ¿Por qué era tan difícil encontrar la verdad? Solo necesitaba saber quién era, quién fue en el pasado… y solo su familia podía destapar las interrogaciones de su mente.
Se alejó de la ciudad para adentrarse en el bosque, el ala este…una vez más. De riguroso negro, se camuflaba entre las sombras como un ser más de la naturaleza, a estas alturas, se había acostumbrado, su primera casa… alejándose de sus prioridades como un caballero de clase alta. Su vida no era fácil pero al menos, nunca se había sentido solo…o eso quería creer, resignándose a ello.
El movimiento en uno de los arbustos le alertó de que no estaba solo. Preparó su ballesta , atento a cualquier movimiento. dispuesto a disparar, la silueta humana de otra persona le hizo entrecerrar los ojos, no era un licántropo…
-No, no me tienes-rió lanzando una de sus flechas, despeinándola un tanto pero sin darle, ¿una mujer? Lo que le faltaba y por lo visto ella solita había cazado uno de esos lobos de los que iba detrás -¿Se ha perdido, señorita? ¿o tengo que ayudarla? Suéltelo, le va a hacer daño... -rió de lo más divertido, dejándose ver, sus ojos azules parecían brillar en la oscuridad.
Jensen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 26/02/2016
Localización : Francia
Re: I'll be your demon [Priv.]
Estoy tan centrada en el lobo que tengo apresado con el látigo, en el suelo, sobre un charco de aquel lugar lleno de pantanos y de bosques que hacen más difícil la visión, que no me percato de que no estamos solos en el lugar. No soy consciente de que hay otra persona más que ha decidido como yo salir a cazar algo esta noche, no suelo bajar la guardia pero el hecho de tener al lobo con el látigo y a punto de empezar esa pelea es lo que hace que todos mis sentidos estén centrados en él, y es algo que aprendí que no debería de hacer pero he hecho. Un ruido a mí lado, unas pisadas hacen que mí cabeza se gire en dirección hacia donde aparece nuestro nuevo invitado, como por arte de magia.
Es un hombre, rubio, de ojos azules que se fijan en mí persona y sigue la línea del látigo apresando la pierna del lobo, parece divertido y a mí no me hace gracia su presencia. Entrono los ojos ante sus palabras, ¿quién ha dicho que lo tenía a él? No muestro ningún rasgo en mí rostro, mis ojos se mantienen indiferentes ante su presencia, no sé quién es ni lo que quiere, pero sé que no lo quiero donde está. Ha disparado una flecha de su ballesta y no sé si lo ha hecho con la intención de darme, o porque pensaba que era un ser como el lobo… en ambos casos, ha fallado por completo pues la flecha no me ha hecho nada. Sus palabras no hacen sino que entorne más los ojos y lo mire de forma fija, cualquier paso en falso y mis dagas volarán en su dirección.
Esta es mí noche y esta es mí presa, no pienso dejar que me ayude y que se pueda dar el mérito de haber matado a la bestia. Sus palabras que hacen referencia a que, por ser mujer, debería de soltar el látigo y dejar que lo haga él es algo que me enerva. Son tan capaz como él de matar a la bestia, incluso puede que más de lo que él mismo crea. Sonrío de lado ante aquello pero no suelto el agarre del mango del látigo, el lobo parece que quiere intentar escaparse ante nuestro debate como si nos olvidáramos de que está ahí pero yo sé muy bien lo que hay, y no dejo que la intromisión de aquel joven me distraiga.
Tiro con más fuerza del mango para que el lobo se quede donde está y hago que este se enrosque aún más entorno a su pierna, gruñe por ello y sonrío divertida al ver su gruñido y su dolor, pues se que el látigo le oprime la pierna y lo tiene atado a mí. La daga que tiene clavada hace también su función y la plata lo va debilitando, poco a poco, y lentamente. Vuelvo mí vista al joven y juego con otra daga entre mis manos, teniendo la situación bajo control.
-¿Crees que necesito ayuda? –Inquiero bajo su atenta mirada- Tengo la situación bastante bajo control, por si no te has dado cuenta –el lobo sigue en su sitio y no se puede mover- No me he perdido, pero tú puedes seguir por tú camino –él da un paso y yo rauda lanzo la daga en su dirección hacia sus pies, clavándose en la tierra y deteniendo su avance. Una mirada y una amenaza con aquel gesto; le estoy diciendo que como siga puede haber problemas- La próxima no fallaré. Puedo encargarme yo sola de este grandullón, a no ser que pienses que no soy capaz lo que, sin duda alguna, das a entender con tus palabras. Y oh, estaría encantada de hacerte ver cuán equivocado estás. ¿Quieres probarlo? Deja que mate al lobo –lo señalé con mí cabeza- y luego te daré una paliza tan rápido que ni siquiera te habrás dado cuenta de cómo lo he hecho –reí entre dientes, los desafíos me gustaban demasiado y he sido entrenada para soportar cualquier cosa, y para poder con todo. Un joven cazador no iba a ser el mayor de mis males.
Es un hombre, rubio, de ojos azules que se fijan en mí persona y sigue la línea del látigo apresando la pierna del lobo, parece divertido y a mí no me hace gracia su presencia. Entrono los ojos ante sus palabras, ¿quién ha dicho que lo tenía a él? No muestro ningún rasgo en mí rostro, mis ojos se mantienen indiferentes ante su presencia, no sé quién es ni lo que quiere, pero sé que no lo quiero donde está. Ha disparado una flecha de su ballesta y no sé si lo ha hecho con la intención de darme, o porque pensaba que era un ser como el lobo… en ambos casos, ha fallado por completo pues la flecha no me ha hecho nada. Sus palabras no hacen sino que entorne más los ojos y lo mire de forma fija, cualquier paso en falso y mis dagas volarán en su dirección.
Esta es mí noche y esta es mí presa, no pienso dejar que me ayude y que se pueda dar el mérito de haber matado a la bestia. Sus palabras que hacen referencia a que, por ser mujer, debería de soltar el látigo y dejar que lo haga él es algo que me enerva. Son tan capaz como él de matar a la bestia, incluso puede que más de lo que él mismo crea. Sonrío de lado ante aquello pero no suelto el agarre del mango del látigo, el lobo parece que quiere intentar escaparse ante nuestro debate como si nos olvidáramos de que está ahí pero yo sé muy bien lo que hay, y no dejo que la intromisión de aquel joven me distraiga.
Tiro con más fuerza del mango para que el lobo se quede donde está y hago que este se enrosque aún más entorno a su pierna, gruñe por ello y sonrío divertida al ver su gruñido y su dolor, pues se que el látigo le oprime la pierna y lo tiene atado a mí. La daga que tiene clavada hace también su función y la plata lo va debilitando, poco a poco, y lentamente. Vuelvo mí vista al joven y juego con otra daga entre mis manos, teniendo la situación bajo control.
-¿Crees que necesito ayuda? –Inquiero bajo su atenta mirada- Tengo la situación bastante bajo control, por si no te has dado cuenta –el lobo sigue en su sitio y no se puede mover- No me he perdido, pero tú puedes seguir por tú camino –él da un paso y yo rauda lanzo la daga en su dirección hacia sus pies, clavándose en la tierra y deteniendo su avance. Una mirada y una amenaza con aquel gesto; le estoy diciendo que como siga puede haber problemas- La próxima no fallaré. Puedo encargarme yo sola de este grandullón, a no ser que pienses que no soy capaz lo que, sin duda alguna, das a entender con tus palabras. Y oh, estaría encantada de hacerte ver cuán equivocado estás. ¿Quieres probarlo? Deja que mate al lobo –lo señalé con mí cabeza- y luego te daré una paliza tan rápido que ni siquiera te habrás dado cuenta de cómo lo he hecho –reí entre dientes, los desafíos me gustaban demasiado y he sido entrenada para soportar cualquier cosa, y para poder con todo. Un joven cazador no iba a ser el mayor de mis males.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: I'll be your demon [Priv.]
Muy común, encontrarse a otros cazadores acechar a su presa o viceversa. A día de hoy, podía afirmar que fue testigo de incontables muertes. Algunos compañeros de profesión, otros… simples seres sobrenaturales. Él siempre cazó solo, hasta que aquel cazador apareció en su vida, de la nada…gracias a un par de copas. La última vez que se vieron fue a darle caza a aquel lican al que pudo arrancarle apenas unas palabras, suficiente para saber dónde buscar.
Su sonrisa arrogante, no abandonaba su rostro al igual que sus orbes azules, anclados en aquella mujer quien no parecía necesitar ayuda. No era un clasista, no por el hecho de ser una mujer no tenía porqué estar en casa cuidando a sus hijos, atendiendo a su esposo. Y es por eso, por lo que a sus treinta y un años, aún seguía en el mercado. Valoraba a las mujeres, más que quizás cualquier otro hombre por ciertos motivos. Ninguna había calado lo suficientemente hondo para dar ese paso, de momento, todo estaba bien así cómo estaba.
-No, no creo que la necesites pero ¿quién no necesita ayuda alguna vez? -generalizó, atacó con palabras y ante ellas, se echó a reír de lo más divertido… él no la había atacado y sin embargo, ella sí y de una manera que empezó a impacientar al cazador. ¿Su camino? Echó una mirada de reojo a su presa, no era ese tipo de licántropo lo que buscaba… así que no le serviría -Mi camino era este pero veo que has llegado antes que yo, me has ahorrado trabajo, no me sirve. ¿Por qué lo cazas? ¿no ha sido cortés contigo?-rió por lo bajo, desviando la mirada hacia el árbol sobre su cabeza. Parecía pensativo.
Y ni siquiera se sobresaltó, solo dio un par de pasos hacia atrás. Alzó las manos, en son de paz, las amenazas no eran algo de su cosecha. Sus ojos azules, se clavaron fijos en ella, la conversación había dado un giro inesperado, ahora él era la presa. Chasqueó la lengua, no dudaba que pudiese atacarle, una pelea a un igual pero no se peleaba con cazadores, tenía otras cosas más importantes qué hacer y en las que pensar.
-No quiero que te hagas daño, preciosa. No dudo que reciba esa paliza con la que alardeas pero que yo sepa no te estoy obligando a nada, ni distrayendo, mata al lobo… ¿acaso te he dicho que no lo hagas? Deberías no ir tan a la defensiva, a las fieras las meto en jaulas -un claro aviso, se estaba enfadando y le daba igual lo mujer que fuese si era atacado -Me espera mi lobo. Con suerte llego a tiempo para el dichoso baile…¿qué? soy como una de esas princesas de cuento solo que yo colecciono cabezas de licántropos. ¿No te apetecería ir a uno? Bebida y comida gratis, bueno…me tendrías de acompañante. Claro que , primero… tengo que dejar unas cosas en un determinado lugar.
Se encogió de hombros, haciendo ademán de ir hacia el lugar indicado… no la obligaba a nada y la pelea, que la tuviese con ese lobo… no tenía ganas de perder el tiempo con personas que se las daba de jnvencibles. Cazadores… engreídos.
Su sonrisa arrogante, no abandonaba su rostro al igual que sus orbes azules, anclados en aquella mujer quien no parecía necesitar ayuda. No era un clasista, no por el hecho de ser una mujer no tenía porqué estar en casa cuidando a sus hijos, atendiendo a su esposo. Y es por eso, por lo que a sus treinta y un años, aún seguía en el mercado. Valoraba a las mujeres, más que quizás cualquier otro hombre por ciertos motivos. Ninguna había calado lo suficientemente hondo para dar ese paso, de momento, todo estaba bien así cómo estaba.
-No, no creo que la necesites pero ¿quién no necesita ayuda alguna vez? -generalizó, atacó con palabras y ante ellas, se echó a reír de lo más divertido… él no la había atacado y sin embargo, ella sí y de una manera que empezó a impacientar al cazador. ¿Su camino? Echó una mirada de reojo a su presa, no era ese tipo de licántropo lo que buscaba… así que no le serviría -Mi camino era este pero veo que has llegado antes que yo, me has ahorrado trabajo, no me sirve. ¿Por qué lo cazas? ¿no ha sido cortés contigo?-rió por lo bajo, desviando la mirada hacia el árbol sobre su cabeza. Parecía pensativo.
Y ni siquiera se sobresaltó, solo dio un par de pasos hacia atrás. Alzó las manos, en son de paz, las amenazas no eran algo de su cosecha. Sus ojos azules, se clavaron fijos en ella, la conversación había dado un giro inesperado, ahora él era la presa. Chasqueó la lengua, no dudaba que pudiese atacarle, una pelea a un igual pero no se peleaba con cazadores, tenía otras cosas más importantes qué hacer y en las que pensar.
-No quiero que te hagas daño, preciosa. No dudo que reciba esa paliza con la que alardeas pero que yo sepa no te estoy obligando a nada, ni distrayendo, mata al lobo… ¿acaso te he dicho que no lo hagas? Deberías no ir tan a la defensiva, a las fieras las meto en jaulas -un claro aviso, se estaba enfadando y le daba igual lo mujer que fuese si era atacado -Me espera mi lobo. Con suerte llego a tiempo para el dichoso baile…¿qué? soy como una de esas princesas de cuento solo que yo colecciono cabezas de licántropos. ¿No te apetecería ir a uno? Bebida y comida gratis, bueno…me tendrías de acompañante. Claro que , primero… tengo que dejar unas cosas en un determinado lugar.
Se encogió de hombros, haciendo ademán de ir hacia el lugar indicado… no la obligaba a nada y la pelea, que la tuviese con ese lobo… no tenía ganas de perder el tiempo con personas que se las daba de jnvencibles. Cazadores… engreídos.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: I'll be your demon [Priv.]
El cazador no ha captado la indirecta, o sí lo ha hecho y no quiere atreverse a dar el paso porque sabe que va a perder, que no es rival y por eso prefiere retirarse. Él me amenaza y yo solo respondo con otra amenaza a sus palabras, por eso lanzo la daga que cae justo delante de sus pies y por eso él retrocede, lo obligo a retroceder y sus palabras son mordaces, ahora no puedo entablar una lucha dialéctica con el cazador porque tengo a un lobo que matar, que está tirando del látigo que lleva preso entorno a su cuello, quiere liberarse y despedazarme con sus garras… pero no lo va a conseguir.
Río de forma fría y miro al cazador que me invita a un baile alegando que es una princesa, no puedo estar más de acuerdo con él y eso que solo lo conozco de unos pocos minutos, dice que colecciona cabezas de lobos y se aleja con una promesa en los labios para seguir su camino, qué divertido resulta el cazador, primero me amenaza y luego se marcha como si nada. Oigo sus pasos que se alejan de mi dirección y entonces me centro en la bestia, él dice que no quiere que me haga daño, y yo no le he escuchado porque la presa es mía, y no suya.
Tiro del látigo entorno al cuello del lobo y hace que se retuerza más, tengo que aprovechar la situación ahora que puedo y darle una muerte rápida. No lo pienso, saco las dagas que llevo y clavo el mango del látigo con fuerza en el tronco de un árbol, el lobo tira de la otra dirección y lo único que hace es apretar con más fuerza el agarre del cuello. Cojo carrerilla y me lanzo sobre el lobo que empieza a moverse para intentar tirarme, hundo las dagas en su carne debilitándolo pero sé que solo la plata puede herirlo de muerte. Saco una estaca, o algo parecida a esta, de plata que tengo guardada y aprovechando las heridas de las dagas hago que caiga rendido al suelo por las heridas, la plata no le deja curarse y esa es su perdición. Hundo la estaca en su corazón justo cuando una de sus zarpas roza mi costado, arañando la ropa que llevo y provocando una pequeña herida porque me ha rozado, si me llega a coger bien me habría destrozado.
Me alejo una vez recojo las cosas en busca de ese cazador engreído que se ha ido al dejarme con la palabra en la boca, tengo una cosa para darle y cuando lo encuentro lo llamo, con decir “cazador” es suficiente porque hace que se gire hacia donde estoy y sin esperar demasiado le lanzo la cabeza del lobo que he matado, que rueda hasta llegar a sus pies y deja un charco negro de sangre como camino. Sonrío de lado por ver cómo mira la cabeza y luego a mí, me cruzo de brazos y me apoyo en uno de los árboles que hay cerca.
-¿Qué decías de unas cabezas… y de un baile? –Enarco una ceja para saber qué es lo que tiene que decir al respecto, preparada para todo lo que tenga incluso si eso es una pelea, cualquier cosa, porque la noche solo ha empezado.
Río de forma fría y miro al cazador que me invita a un baile alegando que es una princesa, no puedo estar más de acuerdo con él y eso que solo lo conozco de unos pocos minutos, dice que colecciona cabezas de lobos y se aleja con una promesa en los labios para seguir su camino, qué divertido resulta el cazador, primero me amenaza y luego se marcha como si nada. Oigo sus pasos que se alejan de mi dirección y entonces me centro en la bestia, él dice que no quiere que me haga daño, y yo no le he escuchado porque la presa es mía, y no suya.
Tiro del látigo entorno al cuello del lobo y hace que se retuerza más, tengo que aprovechar la situación ahora que puedo y darle una muerte rápida. No lo pienso, saco las dagas que llevo y clavo el mango del látigo con fuerza en el tronco de un árbol, el lobo tira de la otra dirección y lo único que hace es apretar con más fuerza el agarre del cuello. Cojo carrerilla y me lanzo sobre el lobo que empieza a moverse para intentar tirarme, hundo las dagas en su carne debilitándolo pero sé que solo la plata puede herirlo de muerte. Saco una estaca, o algo parecida a esta, de plata que tengo guardada y aprovechando las heridas de las dagas hago que caiga rendido al suelo por las heridas, la plata no le deja curarse y esa es su perdición. Hundo la estaca en su corazón justo cuando una de sus zarpas roza mi costado, arañando la ropa que llevo y provocando una pequeña herida porque me ha rozado, si me llega a coger bien me habría destrozado.
Me alejo una vez recojo las cosas en busca de ese cazador engreído que se ha ido al dejarme con la palabra en la boca, tengo una cosa para darle y cuando lo encuentro lo llamo, con decir “cazador” es suficiente porque hace que se gire hacia donde estoy y sin esperar demasiado le lanzo la cabeza del lobo que he matado, que rueda hasta llegar a sus pies y deja un charco negro de sangre como camino. Sonrío de lado por ver cómo mira la cabeza y luego a mí, me cruzo de brazos y me apoyo en uno de los árboles que hay cerca.
-¿Qué decías de unas cabezas… y de un baile? –Enarco una ceja para saber qué es lo que tiene que decir al respecto, preparada para todo lo que tenga incluso si eso es una pelea, cualquier cosa, porque la noche solo ha empezado.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Re: I'll be your demon [Priv.]
No estábamos allí por casualidad. Esa mujer sabía perfectamente lo que hacía, fuerte, tenaz y ese carácter que me llamó la atención, me sorprendió esa rudeza junto con esa elegancia. Matices de su personalidad que se marcaban dándome a entender a quién me enfrentaba, a una igual, una cazadora. No la juzgué en absoluto, la admiraba. Ya me había encontrado a mujeres cazadoras, más valientes y con conocimientos de lucha , forjadas en la guerra. No sé los motivos por los que le llevó a estar allí, a encontrarnos.
Sonreí de medio lado, mirándola intensamente antes de alejarme. Podía oír de fondo los jadeos de dolor del licántropo, la respiración entrecortada de ella por el esfuerzo, golpes y al final… el cuerpo inerte caer al suelo, me detuve pues oí pasos que se acercaban a mí, me buscaba y me giré, encarándola. Volví a clavar mis orbes azules en ella, deteniendo la cabeza que rodaba decidida hacia mí. Un regalo oportuno, perfecto… nos unía algo mucho más fuerte que cualquier cosa. El lugar, la profesión y esa pregunta que me arrancó una carcajada.
Me revolví el pelo, hundiendo la punta de mi calzado en la cabeza y mover el pie para que la cabeza saltase hacia mi mano. La tomé con mi mano enguantada, observándola en silencio. Un lobo negro, quizás un licántropo muy influyente cercano al alfa. Suspiré no sabiendo bien si quería que le hablase de a dónde me dirigía o si me acompañaba. No estaba acostumbrado a tratar con mujeres si no era en el burdel o en las fiestas. Nunca siendo yo mismo, si no hombre de clase alta que debía de ser educado para que su apellido no quedase manchado.
-Un regalo que no olvidaré jamás. La colocaré junto a la última. Era mi presa, ese lobo negro… pero me has ahorrado trabajo, no pertenece a la manada que esperaba -me encogí de hombros, cabeza en mano, una provocación en medio del bosque, dejando el rastro de sangre a cada paso que dábamos hacia la ciudad -En una hora -siseé para que no dijese nada, una rara forma de apuntar sin ser pluma. Tomé una pequeña rama, con la sangre del licántropo me valdría.
Tomé su brazo con infinito cuidado y delicadeza, siseando para que me dejase hacer, ahí le apunté la dirección. Mis ojos azules se clavaron en los ajenos, sonriéndole de medio lado. En ella quedaba si quería presentarse allí o no.
-Nos vemos en otro campo de batalla, señorita -le dediqué una reverencia y me alejé, dirigiéndome hacia las calles desiertas a esas horas. Me lo tenían todo dispuesto así que, tardé prácticamente poco en acicalarme. A la hora dispuesta me encontraba en la puerta de aquella casa, de elegante negro, esperando si tendría o no compañía esa noche. Ya pasó la hora, no creía que tuviese ganas de acompañarme.
Sonreí de medio lado, mirándola intensamente antes de alejarme. Podía oír de fondo los jadeos de dolor del licántropo, la respiración entrecortada de ella por el esfuerzo, golpes y al final… el cuerpo inerte caer al suelo, me detuve pues oí pasos que se acercaban a mí, me buscaba y me giré, encarándola. Volví a clavar mis orbes azules en ella, deteniendo la cabeza que rodaba decidida hacia mí. Un regalo oportuno, perfecto… nos unía algo mucho más fuerte que cualquier cosa. El lugar, la profesión y esa pregunta que me arrancó una carcajada.
Me revolví el pelo, hundiendo la punta de mi calzado en la cabeza y mover el pie para que la cabeza saltase hacia mi mano. La tomé con mi mano enguantada, observándola en silencio. Un lobo negro, quizás un licántropo muy influyente cercano al alfa. Suspiré no sabiendo bien si quería que le hablase de a dónde me dirigía o si me acompañaba. No estaba acostumbrado a tratar con mujeres si no era en el burdel o en las fiestas. Nunca siendo yo mismo, si no hombre de clase alta que debía de ser educado para que su apellido no quedase manchado.
-Un regalo que no olvidaré jamás. La colocaré junto a la última. Era mi presa, ese lobo negro… pero me has ahorrado trabajo, no pertenece a la manada que esperaba -me encogí de hombros, cabeza en mano, una provocación en medio del bosque, dejando el rastro de sangre a cada paso que dábamos hacia la ciudad -En una hora -siseé para que no dijese nada, una rara forma de apuntar sin ser pluma. Tomé una pequeña rama, con la sangre del licántropo me valdría.
Tomé su brazo con infinito cuidado y delicadeza, siseando para que me dejase hacer, ahí le apunté la dirección. Mis ojos azules se clavaron en los ajenos, sonriéndole de medio lado. En ella quedaba si quería presentarse allí o no.
-Nos vemos en otro campo de batalla, señorita -le dediqué una reverencia y me alejé, dirigiéndome hacia las calles desiertas a esas horas. Me lo tenían todo dispuesto así que, tardé prácticamente poco en acicalarme. A la hora dispuesta me encontraba en la puerta de aquella casa, de elegante negro, esperando si tendría o no compañía esa noche. Ya pasó la hora, no creía que tuviese ganas de acompañarme.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: I'll be your demon [Priv.]
El cazador al final ha cogido la cabeza del lobo como regalo que le he ofrecido, no me gusta que me reten y que me digan lo que puedo o no hacer, o que se presenten de esa forma… la verdad es que no suelo llevarme la cabeza de los lobos, la suelo dejar con el cuerpo pero esta vez ha sido diferente, no puedo con los desafíos y con los retos porque en mí no está el perder, el salir la vencida de un encuentro sea el que sea. Veo que coge la cabeza del lobo entre sus manos y río de forma fría y oscura cuando dice que lo pondrá como trofeo, no me extraña, no es la manía más rara que he conocido de cazadores, de donde yo vengo hay gente que colecciona trofeos extraños que no tiene nada que ver con una cabeza, partes del cuerpo que te pueden provocar pesadillas pero de las que estoy inmunizada por todos los años que lo he visto.
Andamos para salir del bosque, ya nada nos retiene a ninguno de los dos en ese lugar y conforme salimos dejamos un reguero de sangre por el lugar, la cabeza deja un camino desde su cuerpo hasta donde quiera que el cazador quiera llevarlo. Me gusta cerrarle la boca a la gente, callarlos con sus desafíos y retos, hacerles ver que por ser una mujer no quiere decir que sea peor que ellos, que no pueda en ese mundo de “hombres” que parece que es la caza y los cazadores. Mis ojos contemplan los suyos cuando dice en una hora, ¿en una hora qué? No sé a lo que se refiere así que dejo que haga lo que vaya a hacer y lo miro coger una rama, la sangre que gotea de la cabeza del licántropo como tinta y coge con delicadeza mi brazo, apunta de forma suave una dirección que mis ojos contemplan. Mi idea inicial era apartarme y alejarlo pero al ver que no pretendía hacerme daño miro lo que escribe en el brazo, se aleja tras mirarme y desaparece de mi vista.
No sé si ha dicho en serio lo del baile y me miro manchada de sangre, vestida para cazar y para matar. Si es cierto que quiere llevarme a un baile… ha topado con la mujer equivocada porque no llevo vestido desde los ocho años y nadie, repito nadie, ha hecho que vuelva a ponerme uno… miento, tuve que hacerlo en una misión contra un marajá del que pasé a formar parte de su séquito de bailarinas, claro que allí ir sin vestido era demasiado llamativo y no me tocó de otra… mi risa se extiende en el lugar y niego con la cabeza para ir hacia casa, darme un baño para quitar la sangre que llevo en la ropa y en el cuerpo, despojarme de las armas y ponerme algo para ir al encuentro.
París está resultando ser… distinto, diferente. De alguna forma es como si me forzara a hacer cosas que no estoy acostumbrada, como si me saca de mi zona de confort y no estoy convencida exactamente de lo que debo o no hacer. Ha pasado casi una hora y me veo andando entre las calles de la ciudad para ir hacia el lugar indicado, me he aprendido la dirección y pregunto al no saber hacia dónde me quiere llevar, pero de lejos distingo la figura del cazador, resalta por lo alto y lo corpulento que es entre la gente, su pelo rubio y sus ojos azules que se fijan en los míos… y creo que no está preparado para ver lo que tiene delante. Más bien creo que piensa verme con un vestido y… error, no llevo vestido. Llevo unos pantalones de cuero negro, un corsé negro y azul que combina con mis ojos y unos tacones también en negro, me cruce de brazos bajo el pecho y lo miro con una sonrisa ladeada.
-Vaya… menudo cambio pegas de cazador a… -lo repaso con mis ojos, con cierta diversión- a ir vestido de gala –mis ojos suben otra vez a los suyos- Oh, ¿pensabas verme con un vestido? –Río de forma corta y fría- lo siento, no llevo vestido desde los ocho años y no me gustan, ¿va a resultar un problema o con mi forma de vestir es más que suficiente? –Le presiono un poco, no voy a ceder en llevar un vestido, me resultan tremendamente incómodos para andar, para… bueno, para todo- Total, para bailar da igual la ropa que lleves no… salvo que… pienses que vas a perder otra vez y decidas que te retiras –me muerdo el labio- en cuyo caso podemos dejar esa idea y hacer algo más divertido pero… no quiero presionarte, cazador –ni siquiera nos hemos dicho los nombres, ni siquiera sé por qué estoy aquí… quizá porque cierto cachorro me ha dado una lección y ya que estoy en París voy a dejar que me sorprenda lo que tenga que venir antes de que vuelva de nuevo a Persia- Por cierto, corrígeme si me equivoco, ¿no es un poco descortés invitar a una dama a un baile… sin siquiera haberse presentado?
Andamos para salir del bosque, ya nada nos retiene a ninguno de los dos en ese lugar y conforme salimos dejamos un reguero de sangre por el lugar, la cabeza deja un camino desde su cuerpo hasta donde quiera que el cazador quiera llevarlo. Me gusta cerrarle la boca a la gente, callarlos con sus desafíos y retos, hacerles ver que por ser una mujer no quiere decir que sea peor que ellos, que no pueda en ese mundo de “hombres” que parece que es la caza y los cazadores. Mis ojos contemplan los suyos cuando dice en una hora, ¿en una hora qué? No sé a lo que se refiere así que dejo que haga lo que vaya a hacer y lo miro coger una rama, la sangre que gotea de la cabeza del licántropo como tinta y coge con delicadeza mi brazo, apunta de forma suave una dirección que mis ojos contemplan. Mi idea inicial era apartarme y alejarlo pero al ver que no pretendía hacerme daño miro lo que escribe en el brazo, se aleja tras mirarme y desaparece de mi vista.
No sé si ha dicho en serio lo del baile y me miro manchada de sangre, vestida para cazar y para matar. Si es cierto que quiere llevarme a un baile… ha topado con la mujer equivocada porque no llevo vestido desde los ocho años y nadie, repito nadie, ha hecho que vuelva a ponerme uno… miento, tuve que hacerlo en una misión contra un marajá del que pasé a formar parte de su séquito de bailarinas, claro que allí ir sin vestido era demasiado llamativo y no me tocó de otra… mi risa se extiende en el lugar y niego con la cabeza para ir hacia casa, darme un baño para quitar la sangre que llevo en la ropa y en el cuerpo, despojarme de las armas y ponerme algo para ir al encuentro.
París está resultando ser… distinto, diferente. De alguna forma es como si me forzara a hacer cosas que no estoy acostumbrada, como si me saca de mi zona de confort y no estoy convencida exactamente de lo que debo o no hacer. Ha pasado casi una hora y me veo andando entre las calles de la ciudad para ir hacia el lugar indicado, me he aprendido la dirección y pregunto al no saber hacia dónde me quiere llevar, pero de lejos distingo la figura del cazador, resalta por lo alto y lo corpulento que es entre la gente, su pelo rubio y sus ojos azules que se fijan en los míos… y creo que no está preparado para ver lo que tiene delante. Más bien creo que piensa verme con un vestido y… error, no llevo vestido. Llevo unos pantalones de cuero negro, un corsé negro y azul que combina con mis ojos y unos tacones también en negro, me cruce de brazos bajo el pecho y lo miro con una sonrisa ladeada.
-Vaya… menudo cambio pegas de cazador a… -lo repaso con mis ojos, con cierta diversión- a ir vestido de gala –mis ojos suben otra vez a los suyos- Oh, ¿pensabas verme con un vestido? –Río de forma corta y fría- lo siento, no llevo vestido desde los ocho años y no me gustan, ¿va a resultar un problema o con mi forma de vestir es más que suficiente? –Le presiono un poco, no voy a ceder en llevar un vestido, me resultan tremendamente incómodos para andar, para… bueno, para todo- Total, para bailar da igual la ropa que lleves no… salvo que… pienses que vas a perder otra vez y decidas que te retiras –me muerdo el labio- en cuyo caso podemos dejar esa idea y hacer algo más divertido pero… no quiero presionarte, cazador –ni siquiera nos hemos dicho los nombres, ni siquiera sé por qué estoy aquí… quizá porque cierto cachorro me ha dado una lección y ya que estoy en París voy a dejar que me sorprenda lo que tenga que venir antes de que vuelva de nuevo a Persia- Por cierto, corrígeme si me equivoco, ¿no es un poco descortés invitar a una dama a un baile… sin siquiera haberse presentado?
Zeniba- Cazador Clase Media
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Re: I'll be your demon [Priv.]
La verdad, no creía que acudiera a la cita. Seguramente seguiría cazando hasta el alba, como buena cazadora que se precie. Llevaba mucho en esto para saber que esa mujer no era cualquier novata, forjada en la lucha cuerpo a cuerpo…en cuestión de minutos derribó quedando a sus pies aquel licántropo que nada tenía que hacer. Pocas personas me sorprendían y ella lo hizo en algunos aspectos, en absoluto…por ser mujer.
En esta sociedad machista, las mujeres estaban sobrevaloradas y la dama creyó que mi mente estaba infectada con ese pensamiento. Cuán equivocada estaba, si era cazadora…era un igual al que respetar y ayudar si se preciaba. Me alejé del lugar porque no me necesitaba, se las valía muy bien en solitario y tras comprobar que no era el lican al que buscaba… me ahorró el mancharme las botas y no dejar que se oscureciese …un poco más mi alma aunque ya dudaba que tuviese de eso.
Fumando uno de mis amados cigarrillos, me encontraba esperando en la puerta. Perfectamente arreglado para la ocasión, siempre traje oscuro y elegante pues al contrario de los demás asistentes, me gustaba muy poco llamar la atención. No solía ir a todas las fiestas o eventos a los que me invitaban, solo a los más importantes y ese… no era uno de ellos. El encuentro con la dama, me dio la noche totalmente libre y ¿por qué no? esa era la manera mejor que acabar la noche. Dejé caer el cigarro a mis pies y lo aplasté con la punta del zapato, tras el humo apareció…como si fuese una ilusión.
-A hombre de bien por decirlo finamente -sonreí complacido, mi mirada no se apartaba de los ojos de la dama. La verdad, si no hubiese hecho referencia a su vestuario, no me habría dado cuenta la forma en la que iba vestida. Muy sutil, eché una mirada a la joven de arriba abajo, riendo por lo bajo por lo que vi -Pensaba que no vendrías, el vestido carece de sentido. No hace falta aparentar cuando no hace falta… vas perfecta -le ofrecí mi brazo claro que no caí en ello, los nombres -Bailar… aunque se puede bailar con ropa y sin ella, es lo mismo… es bailar ¿no? -no pude evitar echarme a reír, la verdad…es que hacía mucho nadie consiguió tal cosa…lo había olvidado.
-¿Algo más divertido? suena bien. Ya hemos jugado a cortar cabezas…ardo en deseos de saber qué es divertido para vos -tomo su mano, como caballero que debo ser en aquel lugar y sonrió contra su dorso, dejando un suave roce de labios…cortes -Sean Jensen. Puedes llamarme como desees… soy como tu vestuario. No tienes que llamarme señor , ni señor Jensen ni por el nombre entero… solo vine a beber y ahórrate el comentario de si no sé bailar porque te lo puedo demostrar vestido así o de otro modo… -le hice un gesto para que reanudar el paso y la miré de reojo con una picara sonrisa -Soy un descortés, es mi especialidad… -me eché a reír, empujando la puerta que daba al gran salón.
Caros y lujosos vestidos de vuelo, para mí carecían sentido. Un par de copas que tomé de una bandeja de plata, se la ofrecí a mi acompañante y di un sorbo, las miradas hacia ella y aunque sabía le daba igual porqué la mirasen , le iba a dar el motivo real.
-No vengo nunca acompañado, no me gusta pero esta noche es diferente porque no vengo con una dama como ellas esperan por eso te he invitado. Me sorprendiste en el bosque y sabía que en este mundo también lo harías. Dime, señorita ¿qué es eso tan divertido? estoy dispuesto -
En esta sociedad machista, las mujeres estaban sobrevaloradas y la dama creyó que mi mente estaba infectada con ese pensamiento. Cuán equivocada estaba, si era cazadora…era un igual al que respetar y ayudar si se preciaba. Me alejé del lugar porque no me necesitaba, se las valía muy bien en solitario y tras comprobar que no era el lican al que buscaba… me ahorró el mancharme las botas y no dejar que se oscureciese …un poco más mi alma aunque ya dudaba que tuviese de eso.
Fumando uno de mis amados cigarrillos, me encontraba esperando en la puerta. Perfectamente arreglado para la ocasión, siempre traje oscuro y elegante pues al contrario de los demás asistentes, me gustaba muy poco llamar la atención. No solía ir a todas las fiestas o eventos a los que me invitaban, solo a los más importantes y ese… no era uno de ellos. El encuentro con la dama, me dio la noche totalmente libre y ¿por qué no? esa era la manera mejor que acabar la noche. Dejé caer el cigarro a mis pies y lo aplasté con la punta del zapato, tras el humo apareció…como si fuese una ilusión.
-A hombre de bien por decirlo finamente -sonreí complacido, mi mirada no se apartaba de los ojos de la dama. La verdad, si no hubiese hecho referencia a su vestuario, no me habría dado cuenta la forma en la que iba vestida. Muy sutil, eché una mirada a la joven de arriba abajo, riendo por lo bajo por lo que vi -Pensaba que no vendrías, el vestido carece de sentido. No hace falta aparentar cuando no hace falta… vas perfecta -le ofrecí mi brazo claro que no caí en ello, los nombres -Bailar… aunque se puede bailar con ropa y sin ella, es lo mismo… es bailar ¿no? -no pude evitar echarme a reír, la verdad…es que hacía mucho nadie consiguió tal cosa…lo había olvidado.
-¿Algo más divertido? suena bien. Ya hemos jugado a cortar cabezas…ardo en deseos de saber qué es divertido para vos -tomo su mano, como caballero que debo ser en aquel lugar y sonrió contra su dorso, dejando un suave roce de labios…cortes -Sean Jensen. Puedes llamarme como desees… soy como tu vestuario. No tienes que llamarme señor , ni señor Jensen ni por el nombre entero… solo vine a beber y ahórrate el comentario de si no sé bailar porque te lo puedo demostrar vestido así o de otro modo… -le hice un gesto para que reanudar el paso y la miré de reojo con una picara sonrisa -Soy un descortés, es mi especialidad… -me eché a reír, empujando la puerta que daba al gran salón.
Caros y lujosos vestidos de vuelo, para mí carecían sentido. Un par de copas que tomé de una bandeja de plata, se la ofrecí a mi acompañante y di un sorbo, las miradas hacia ella y aunque sabía le daba igual porqué la mirasen , le iba a dar el motivo real.
-No vengo nunca acompañado, no me gusta pero esta noche es diferente porque no vengo con una dama como ellas esperan por eso te he invitado. Me sorprendiste en el bosque y sabía que en este mundo también lo harías. Dime, señorita ¿qué es eso tan divertido? estoy dispuesto -
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: I'll be your demon [Priv.]
El cazador ríe cuando me ve aparecer vestida con pantalones de cuero negro y un corsé negro y azul, si ha esperado verme con un vestido puesto se ha equivocado por completo conmigo. Me pregunto qué tiene París para que la gente sea tan confiada, apenas hemos tenido un encuentro breve en el bosque y ya me invita a un baile –si es que es un baile de verdad- para que lo acompañe. La cuestión que me hago es, ¿por qué yo? Estoy segura de que puede encontrar a una mujer capaz de llevar un vestido, sonreírle como quizás otra puede hacer y pasearla como un objeto para que todos se fijen en ella. Si ha pensado que yo voy a ser de esas está muy, muy equivocado conmigo. La última vez que he llevado un vestido tenía ocho años, fue cuando todo cambió para mí y donde mi “jefe” me sacó del orfanato para entrenarme y convertirme en la cazadora que soy hoy en día. Él en cambio sí va vestido para la ocasión y parece que no es la primera vez que viene al lugar. Al llegar lo encuentro fumando un cigarro que apaga al tirarlo al suelo y pisarlo, sus ojos me repasan y sonrío de lado por si acaso ha pensado que iba a ir con vestido.
Me río cuando dice “hombre de bien” y pienso en lo que puede hacer que cambies un simple vestuario, él va de forma más elegante y diferente a como lo he visto en el bosque, yo sin embargo voy casi que de forma parecida y es como más cómoda me siento. He llevado algún que otro vestido, un par quizá, pero solo por cuestión de infiltración en una misión y no he durado mucho con el puesto… hasta que mato al objetivo y me marcho del lugar como una sombra. Él dice que bailar es bailar con o sin ropa y yo enarco una ceja por eso porque es el primero que me dice algo así, no le doy respuesta y es entonces cuando toma mi brazo pero ante como si mis palabras le recuerdan algo toma mi mano y la lleva con galantería a sus labios para pronunciar su nombre. No acostumbro a ese trato y lo siento extraño cuando deja un beso en el dorso de mi mano, sus ojos fijos en los míos y algo me dice que este hombre juega con sus palabras siempre. Retiro la mano y lo miro de forma fija.
-Zeniba –es lo único que digo ya que es lo único que puedo decirle, dice que voy perfecta y yo me pregunto mientras me ofrece su brazo qué hago allí, París me sorprende, me hace encontrarme con gente que me empuja fuera de mi zona de confort, que me hacen hacer cosas a las que no estoy acostumbrada y no sé si es algo bueno, o algo malo. Ya Leonidas me empuja demasiado y sé que ese hombre se ha propuesto romper la burbuja que me tiene sellada y separada herméticamente casi de lo que es el mundo exterior- ya veo, Sean, que tu especialidad es ser algo descortés… pero tranquilo, no me asusto como quizás las demás damas. Al fin y al cabo soy bastante diferente de todas ellas –hago una ligera pausa en lo que él tira de mi brazo para adentrarnos en el gran salón donde hay mujeres con vestidos elegantes y pomposos, sin evitarlo hago una mueca porque debe de ser incómodo llevar esos vestidos- ¿divertido? Cazar es divertido, puedes hacerlo de muchas formas diferentes –intuyo a lo que se refiere, pero para mí divertido es perseguir una presa y cercarla. Un camarero con una bandeja pasa y él coge un par de copas, me entrega una y miro el líquido ambarino para dar un trago… no está mal, aunque no acostumbro a beber lo que sea eso. Echo una mirada en rededor y me encuentro con que la gente me miraba, seguramente por la forma en la que voy vestida. Un pequeño grupo de mujeres tiene la vista fija en mí en esos momentos, Sean se acerca para hacerme saber el motivo; siempre viene solo y soy diferente a todas ellas por la forma de vestir. No me importa lo que puedan pensar de mí, es irrelevante y carece de sentido e importancia para mí, lo miro y enarco una ceja mientras doy otro trago- Así que ¿por eso me has pedido que venga? Están celosas –aclaro con una sonrisa divertida, la forma en la que me miran lo dice todo- ¿por qué me has traído a este lugar, Sean? Te voy a decir que yo no he ido a muchos bailes, al menos no como estos, y sin duda no me he quedado hasta el final de la velada –lo miro de forma fija. ¿Qué es lo divertido? Para mí cazar, matar… durante mi vida he sido entrenada para ello y no conozco mucho más allá que ese mundo, aunque ahora Leonidas me lo esté mostrando poco a poco- Cazar, Sean. No concibo otro modo de diversión que esa, pero mi pregunta es: ¿por qué yo? No me conoces de nada, no sabes nada de mí… ¿quién no te dice que soy una sicaria? Solo me has visto en el bosque una vez, un momento… quizás es que mi vida ha sido muy diferente y no entiendo estas formas pero no sé cómo se puede ser tan confiado. Yo desconfío hasta de mi propia sombra –lo digo porque es verdad, quizás es porque he crecido en un ambiente diferente lleno de muerte, traición… pero yo no le hubiera invitado a nada, de hecho, es que me pregunto qué hago allí.
Me río cuando dice “hombre de bien” y pienso en lo que puede hacer que cambies un simple vestuario, él va de forma más elegante y diferente a como lo he visto en el bosque, yo sin embargo voy casi que de forma parecida y es como más cómoda me siento. He llevado algún que otro vestido, un par quizá, pero solo por cuestión de infiltración en una misión y no he durado mucho con el puesto… hasta que mato al objetivo y me marcho del lugar como una sombra. Él dice que bailar es bailar con o sin ropa y yo enarco una ceja por eso porque es el primero que me dice algo así, no le doy respuesta y es entonces cuando toma mi brazo pero ante como si mis palabras le recuerdan algo toma mi mano y la lleva con galantería a sus labios para pronunciar su nombre. No acostumbro a ese trato y lo siento extraño cuando deja un beso en el dorso de mi mano, sus ojos fijos en los míos y algo me dice que este hombre juega con sus palabras siempre. Retiro la mano y lo miro de forma fija.
-Zeniba –es lo único que digo ya que es lo único que puedo decirle, dice que voy perfecta y yo me pregunto mientras me ofrece su brazo qué hago allí, París me sorprende, me hace encontrarme con gente que me empuja fuera de mi zona de confort, que me hacen hacer cosas a las que no estoy acostumbrada y no sé si es algo bueno, o algo malo. Ya Leonidas me empuja demasiado y sé que ese hombre se ha propuesto romper la burbuja que me tiene sellada y separada herméticamente casi de lo que es el mundo exterior- ya veo, Sean, que tu especialidad es ser algo descortés… pero tranquilo, no me asusto como quizás las demás damas. Al fin y al cabo soy bastante diferente de todas ellas –hago una ligera pausa en lo que él tira de mi brazo para adentrarnos en el gran salón donde hay mujeres con vestidos elegantes y pomposos, sin evitarlo hago una mueca porque debe de ser incómodo llevar esos vestidos- ¿divertido? Cazar es divertido, puedes hacerlo de muchas formas diferentes –intuyo a lo que se refiere, pero para mí divertido es perseguir una presa y cercarla. Un camarero con una bandeja pasa y él coge un par de copas, me entrega una y miro el líquido ambarino para dar un trago… no está mal, aunque no acostumbro a beber lo que sea eso. Echo una mirada en rededor y me encuentro con que la gente me miraba, seguramente por la forma en la que voy vestida. Un pequeño grupo de mujeres tiene la vista fija en mí en esos momentos, Sean se acerca para hacerme saber el motivo; siempre viene solo y soy diferente a todas ellas por la forma de vestir. No me importa lo que puedan pensar de mí, es irrelevante y carece de sentido e importancia para mí, lo miro y enarco una ceja mientras doy otro trago- Así que ¿por eso me has pedido que venga? Están celosas –aclaro con una sonrisa divertida, la forma en la que me miran lo dice todo- ¿por qué me has traído a este lugar, Sean? Te voy a decir que yo no he ido a muchos bailes, al menos no como estos, y sin duda no me he quedado hasta el final de la velada –lo miro de forma fija. ¿Qué es lo divertido? Para mí cazar, matar… durante mi vida he sido entrenada para ello y no conozco mucho más allá que ese mundo, aunque ahora Leonidas me lo esté mostrando poco a poco- Cazar, Sean. No concibo otro modo de diversión que esa, pero mi pregunta es: ¿por qué yo? No me conoces de nada, no sabes nada de mí… ¿quién no te dice que soy una sicaria? Solo me has visto en el bosque una vez, un momento… quizás es que mi vida ha sido muy diferente y no entiendo estas formas pero no sé cómo se puede ser tan confiado. Yo desconfío hasta de mi propia sombra –lo digo porque es verdad, quizás es porque he crecido en un ambiente diferente lleno de muerte, traición… pero yo no le hubiera invitado a nada, de hecho, es que me pregunto qué hago allí.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Re: I'll be your demon [Priv.]
Y... obviamente, no estaba allí por un simple baile. Estaba medio acostumbrado a aquella vida, era parte de mí pero la verdad mi terreno en absoluto era el de vestuario lujoso y grandes manjares. Me sentía más a gusto y en mi mundo cuando salía de caza, mi objetivo era clave... licántropos. Los vampiros y demás seres sobrenaturales.. me traían sin cuidado.
Escuchar por primera vez su nombre, me arranca una sonrisa pícara. Jamás había oído semejante nombre, me resultó de lo más exótico, me relamí...dedicándole la más solemnes de las reverencias y así fue como entramos en esa jaula de grillos. Reí por su comentario, lo que me dijo no era desconocido para mí, sin duda era diferente a todas ellas y lo que la destacaba sin duda era la fortaleza y la decisión de tomar ese camino repleto de espinas... el ser cazadora.
-Cierto. Sé cortar la cabeza de muchas formas diferentes, mi favorita con una pequeña daga de plata ...aún con vida...como la sangre, va recorriendo tus dedos, brazos... la ropa tiñéndose de carmesi, olor férreo inundar las fosas nasales -me incliné un tanto a ella, mientras bebía de la copa, sonreí contra ésta..no era una fiesta corriente pero solo yo lo sabía por eso la había invitado... pues de acompañante ya me valía yo mismo.
-¿Celosas? Dejaran de estarlo pronto, creeme -reí entre dientes, negando cuando pasaron con una de las bandejas -No se te ocurra comer nada, beber porque sé de donde viene...pero la comida ni la toques. No es una fiesta de las ...normales y... te quedarás hasta que termine, estoy completamente seguro - me encogí de hombros sin apartar la mirada del gentío, estaba claro que buscaba algo, más bien a alguien. Ella estaría tan interesada como él en asistir , me llevó casi dos semanas en descubrir el paradero de aquel lican , el alfa de una manada que sembró el caos no hacía mucho en el norte de Paris.
-Me basta con saber a lo que te dedicas. Estás en el sitio indicado... ¿ves a ese? El del traje marrón oscuro, el que sonríe tanto... es uno de los alfas de la manada del lobo negro, o así creo que se hacen llamar. Son muchos, necesito saber si sabe algo y de paso... puedes divertirte cazando con algunos hermanos suyos... son todos los que van de oscuro, tanto hombres como mujeres... es fácil reconocerlos, el color de piel blanca como la noche...cabello azabache -me coloqué tras ella, señalando con la cabeza hacia el centro del salón donde se encontraban -No sé tus motivos, sí sé los míos... y el fin es el mismo, en mi caso... me interesa el alfa, los demás me la traen sin cuidado ¿averiguaste porqué te he traído? Cazar, señorita Zeniba...¿qué otra cosa si no? Y sí, están celosas porque ellas sí que perderán la cabeza... -
Esperaba su respuesta, aunque la mía estaba claro...mis intenciones eran deshacerme de aquel mequetrefe después de que me dijera ciertas cosas y me respondiera otras tantas.
-Si eres una sicaria y te hubiesen pagado para matarme...ya lo habrías hecho -susurré muy cerco de su oído -Debajo del corsé llevas buen armamento... y no me refiero a...me refiero a un sinfin de armas ¿me equivoco? Eres una experta -
Y si estábamos allí no era por otra cosa que..cazar ¿a qué si no?
Escuchar por primera vez su nombre, me arranca una sonrisa pícara. Jamás había oído semejante nombre, me resultó de lo más exótico, me relamí...dedicándole la más solemnes de las reverencias y así fue como entramos en esa jaula de grillos. Reí por su comentario, lo que me dijo no era desconocido para mí, sin duda era diferente a todas ellas y lo que la destacaba sin duda era la fortaleza y la decisión de tomar ese camino repleto de espinas... el ser cazadora.
-Cierto. Sé cortar la cabeza de muchas formas diferentes, mi favorita con una pequeña daga de plata ...aún con vida...como la sangre, va recorriendo tus dedos, brazos... la ropa tiñéndose de carmesi, olor férreo inundar las fosas nasales -me incliné un tanto a ella, mientras bebía de la copa, sonreí contra ésta..no era una fiesta corriente pero solo yo lo sabía por eso la había invitado... pues de acompañante ya me valía yo mismo.
-¿Celosas? Dejaran de estarlo pronto, creeme -reí entre dientes, negando cuando pasaron con una de las bandejas -No se te ocurra comer nada, beber porque sé de donde viene...pero la comida ni la toques. No es una fiesta de las ...normales y... te quedarás hasta que termine, estoy completamente seguro - me encogí de hombros sin apartar la mirada del gentío, estaba claro que buscaba algo, más bien a alguien. Ella estaría tan interesada como él en asistir , me llevó casi dos semanas en descubrir el paradero de aquel lican , el alfa de una manada que sembró el caos no hacía mucho en el norte de Paris.
-Me basta con saber a lo que te dedicas. Estás en el sitio indicado... ¿ves a ese? El del traje marrón oscuro, el que sonríe tanto... es uno de los alfas de la manada del lobo negro, o así creo que se hacen llamar. Son muchos, necesito saber si sabe algo y de paso... puedes divertirte cazando con algunos hermanos suyos... son todos los que van de oscuro, tanto hombres como mujeres... es fácil reconocerlos, el color de piel blanca como la noche...cabello azabache -me coloqué tras ella, señalando con la cabeza hacia el centro del salón donde se encontraban -No sé tus motivos, sí sé los míos... y el fin es el mismo, en mi caso... me interesa el alfa, los demás me la traen sin cuidado ¿averiguaste porqué te he traído? Cazar, señorita Zeniba...¿qué otra cosa si no? Y sí, están celosas porque ellas sí que perderán la cabeza... -
Esperaba su respuesta, aunque la mía estaba claro...mis intenciones eran deshacerme de aquel mequetrefe después de que me dijera ciertas cosas y me respondiera otras tantas.
-Si eres una sicaria y te hubiesen pagado para matarme...ya lo habrías hecho -susurré muy cerco de su oído -Debajo del corsé llevas buen armamento... y no me refiero a...me refiero a un sinfin de armas ¿me equivoco? Eres una experta -
Y si estábamos allí no era por otra cosa que..cazar ¿a qué si no?
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: I'll be your demon [Priv.]
Parece que mi nombre le provoca una sonrisa, soy consciente de que mi nombre es poco común y que resalta demasiado cuando lo digo, denota no sólo de dónde vengo sino también lo exótica que me hace sentir frente a los demás en aquella ciudad. Sus teces son de color algo más pálida, sus ojos varían aunque la mayoría son oscuros y normalmente su pelo suele ser también oscuro. Sin embargo yo resalto por mi tez morena, por mis rasgos exóticos, mis ojos azules como el mismo cielo y sin duda ese nombre que poseo que termina como una guinda de pastel a todo lo que represento. Sonrío de lado cuando me dice que él prefiere cortar el cuello de un licántropo todavía vivo mientras la sangre le salpica, admito que es una visión demasiado sádica que de solo decirlo asustaría a las damas que nos miran sin quitarnos el ojo de encima, sin embargo como sicaria que soy he visto cosas peores, he hecho cosas peores que esa aunque no es algo que vaya a decir ni mucho menos, no son cosas que se comenten en un baile y no quiero que nadie se pueda enterar de ello aunque mi vestimenta deja bastante en claro que, como las demás damas, precisamente no soy. Mis ojos vuelven hacia las damas cuando me dice que pronto dejarán de estarlo y me pregunto qué tiene Sean preparado para esa noche, y la verdadera razón por la que me ha llevado a ese baile. Enarco una ceja cuando me dice que no coma nada y miro las bandejas, no tengo hambre pero asiento con la cabeza.
-Decir que una fiesta no es “normal” puede adquirir muchos matices, Sean –doy un vistazo a todo lo que nos rodea, algo me dice que sus intenciones no son el tener un par de bailes y luego marcharnos, si sabe esa información es que claramente está buscando a alguien- intuyo que no me has traído para que bailemos unas cuantas canciones y luego nos marchemos ¿no es así? –Lo miro y sonrío- ¿quién te dice que no soy una sicaria, que ha venido a matarte, y que solamente estoy haciendo que de alguna forma “confíes” en mí? –Doy un sorbo a la copa y sonrío de lado dando un paso a él- no eres mi objetivo, Sean, puedes estar tranquilo –espero con paciencia, algo que nunca he tenido, a que me diga el verdadero motivo por el que estamos allí y este por fin llega. Mis ojos se posan en el joven de traje marrón que me dice y lo recorro, noto algo diferente en él y es Sean quien termina por decirme el dato que me hace falta: lobos. Mi sonrisa se ensancha y ya entiendo por qué me ha pedido que venga, quiere bailar pero de una forma diferente y yo no puedo evitar apuntarme a lo que tenga preparado. Asiento con la cabeza mientras él, tras de mí, me explica lo que necesito saber sin que nadie nos oiga. Así que va tras una organización, o una manada de lobos, y me ha pedido “ayuda”- Vaya vaya... así que ¿quieres bailar con lobos? –No puedo evitar hacer la pregunta, ese tipo de “bailes” me gustan y no dudo en morder el borde de la copa y girarme para mirar de cara a Sean con una sonrisa ladeada- el alfa es todo tuyo, intuyo que lo quieres con vida por algún motivo antes de asestar el golpe de gracia... lo veo bien –sus palabras son certeras, no he ido sin arma alguna y bajo las ropas llevo escondidas armas... aunque ahora, al saber el verdadero motivo, lamento no tener el látigo conmigo porque seguro que me iba a hacer falta... pero puedo apañármelas sin el- touché, señor Jensen... voy completamente armada bajo la ropa, no salgo de casa sin ellas –vuelvo a dar un trago a la copa y veo que la gente comienza a bailar en mitad de la pista, pero su objetivo sigue parado donde está y vuelvo mis vista al cazador- bien, ¿cómo quieres hacerlo? No es la primera vez que me infiltro en un baile para matar a un objetivo pero, dado que es tuyo voy a escuchar tú plan –hago una pausa- intuyo que no te conoce de nada, puedes aprovechar ese factor y acercarte a él... ¿quieres que tropiece con él de forma accidental y manchar su traje, para pedirle disculpas y acercarnos más sin que sospeche? Tengo varias ideas en mente, pero por una vez voy a escuchar lo que tienes pensado –al fin y al cabo no es la primera vez que soy un “cebo” para el objetivo y luego este acaba muerto, me he infiltrado en muchos bailes aunque no siempre como invitada, una vez lo hice como una de las bailarinas de la danza del vientre para quedarme a solas con el objetivo y matarlo antes de que siquiera pudieran darse cuenta. Me giro de nuevo y ahora que sé que los de negro son de esa manada los cuento, son alrededor de unos diez en total entre hombres y mujeres sin contar al que Sean quiere, contra dos cazadores. La apuesta es algo arriesgada pero supongo que no ha llegado hasta allí para echarse atrás- ¿y bien? –Pregunto para escuchar qué tiene que decir.
-Decir que una fiesta no es “normal” puede adquirir muchos matices, Sean –doy un vistazo a todo lo que nos rodea, algo me dice que sus intenciones no son el tener un par de bailes y luego marcharnos, si sabe esa información es que claramente está buscando a alguien- intuyo que no me has traído para que bailemos unas cuantas canciones y luego nos marchemos ¿no es así? –Lo miro y sonrío- ¿quién te dice que no soy una sicaria, que ha venido a matarte, y que solamente estoy haciendo que de alguna forma “confíes” en mí? –Doy un sorbo a la copa y sonrío de lado dando un paso a él- no eres mi objetivo, Sean, puedes estar tranquilo –espero con paciencia, algo que nunca he tenido, a que me diga el verdadero motivo por el que estamos allí y este por fin llega. Mis ojos se posan en el joven de traje marrón que me dice y lo recorro, noto algo diferente en él y es Sean quien termina por decirme el dato que me hace falta: lobos. Mi sonrisa se ensancha y ya entiendo por qué me ha pedido que venga, quiere bailar pero de una forma diferente y yo no puedo evitar apuntarme a lo que tenga preparado. Asiento con la cabeza mientras él, tras de mí, me explica lo que necesito saber sin que nadie nos oiga. Así que va tras una organización, o una manada de lobos, y me ha pedido “ayuda”- Vaya vaya... así que ¿quieres bailar con lobos? –No puedo evitar hacer la pregunta, ese tipo de “bailes” me gustan y no dudo en morder el borde de la copa y girarme para mirar de cara a Sean con una sonrisa ladeada- el alfa es todo tuyo, intuyo que lo quieres con vida por algún motivo antes de asestar el golpe de gracia... lo veo bien –sus palabras son certeras, no he ido sin arma alguna y bajo las ropas llevo escondidas armas... aunque ahora, al saber el verdadero motivo, lamento no tener el látigo conmigo porque seguro que me iba a hacer falta... pero puedo apañármelas sin el- touché, señor Jensen... voy completamente armada bajo la ropa, no salgo de casa sin ellas –vuelvo a dar un trago a la copa y veo que la gente comienza a bailar en mitad de la pista, pero su objetivo sigue parado donde está y vuelvo mis vista al cazador- bien, ¿cómo quieres hacerlo? No es la primera vez que me infiltro en un baile para matar a un objetivo pero, dado que es tuyo voy a escuchar tú plan –hago una pausa- intuyo que no te conoce de nada, puedes aprovechar ese factor y acercarte a él... ¿quieres que tropiece con él de forma accidental y manchar su traje, para pedirle disculpas y acercarnos más sin que sospeche? Tengo varias ideas en mente, pero por una vez voy a escuchar lo que tienes pensado –al fin y al cabo no es la primera vez que soy un “cebo” para el objetivo y luego este acaba muerto, me he infiltrado en muchos bailes aunque no siempre como invitada, una vez lo hice como una de las bailarinas de la danza del vientre para quedarme a solas con el objetivo y matarlo antes de que siquiera pudieran darse cuenta. Me giro de nuevo y ahora que sé que los de negro son de esa manada los cuento, son alrededor de unos diez en total entre hombres y mujeres sin contar al que Sean quiere, contra dos cazadores. La apuesta es algo arriesgada pero supongo que no ha llegado hasta allí para echarse atrás- ¿y bien? –Pregunto para escuchar qué tiene que decir.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Re: I'll be your demon [Priv.]
Sonreí con suficiencia al oír sus palabras, lo había comprendido... no, no la traje para bailar ni para lucir con ella del brazo. Éramos cazadores y teníamos una misión, acabar con todo el lastre sobrenatural. Ese lastre que nos había arrebatado todo, quería respuestas y hasta el último segundo de mi aliento... lo haría. Tomé aire, soltándolo despacio...sí, podía ser una sicaria para acabar conmigo pero... si así fuese ya lo había hecho. La miré a los ojos con una breve sonrisa...
-Lo estaba, estaba muy tranquilo ¿para qué ibas a matarme? No creo que nadie humano quiera acabar conmigo aunque siempre hay que estar alerta -dejé escapar un suspiro, fijando mi mirada en mi objetivo, una mirada furtiva...casual para no levantar sospechas...si nos acercábamos lo suficiente cerca , nos oirían. -Bailar con lobos...eso para ellos sería un honor. Prefiero bailar con lobos pero sobre sus cuerpos inertes, oírlos suplicar -y ese era mi plan, mi nuevo calzado lo iba a estrenar esa noche. Especialmente hecho para mí...
-A decir verdad, eso me gusta más que una bonita ropa interior...armas por todas partes... acariciando la piel, dañándola a movimiento brusco... no somos los únicos que han sangrado por sus propias armas, por esconderlas...pero no hemos venido a hablar de eso ni a que me las enseñes...no si no lo deseas -mostré una sonrisa picara, la tomé de la cintura y enredé mis dedos en los suyos, en un ligero movimiento para adentrarnos en el gran salón y trazar el plan con más exactitud, más cerca de ellos.
Permanecí en silencio, siseando para que no dijese nada, mis ojos azules se perdieron en la silueta de las dos personas, mis blancos a los que abatir. Era hermosa, sería un buen señuelo pero la verdad, la necesitaba para que los dos disfrutasemos de una buena noche de caza. Reí, sin venir a cuento...procesé la información lentamente.
-Bien, la distracción siempre es un buen comienzo. Hazlo, te rescataré de sus garras...no te harán daño, no lo permitirás...y yo tampoco -no dudaba de su capacidad de cazadora, la alabé y la verdad, sin conocer su historia...ya la admiraba por simplemente encararse al peligro -Bien, petite...ve, iré en un pestañeo -la solté y me mezclé entre los invitados, teníamos que ser rápidos... busqué a la mujer licantropo que con una sonrisa y mi invitación de baile... la arrastré al centro donde hacía unos minutos bailaba con mi compañera.
Todo era cuestión de ingenio. Sonreí, conversando de nada en particular...guiándola hasta uno de los balcones. Mis ojos azules se clavaron en la morena mientras mis labios susurraban unas palabras a ese monstruo disfrazado de ángel. Esperé su movimiento, los dos... guíamos a nuestros objetivos de la muchedumbre.
-Lo estaba, estaba muy tranquilo ¿para qué ibas a matarme? No creo que nadie humano quiera acabar conmigo aunque siempre hay que estar alerta -dejé escapar un suspiro, fijando mi mirada en mi objetivo, una mirada furtiva...casual para no levantar sospechas...si nos acercábamos lo suficiente cerca , nos oirían. -Bailar con lobos...eso para ellos sería un honor. Prefiero bailar con lobos pero sobre sus cuerpos inertes, oírlos suplicar -y ese era mi plan, mi nuevo calzado lo iba a estrenar esa noche. Especialmente hecho para mí...
-A decir verdad, eso me gusta más que una bonita ropa interior...armas por todas partes... acariciando la piel, dañándola a movimiento brusco... no somos los únicos que han sangrado por sus propias armas, por esconderlas...pero no hemos venido a hablar de eso ni a que me las enseñes...no si no lo deseas -mostré una sonrisa picara, la tomé de la cintura y enredé mis dedos en los suyos, en un ligero movimiento para adentrarnos en el gran salón y trazar el plan con más exactitud, más cerca de ellos.
Permanecí en silencio, siseando para que no dijese nada, mis ojos azules se perdieron en la silueta de las dos personas, mis blancos a los que abatir. Era hermosa, sería un buen señuelo pero la verdad, la necesitaba para que los dos disfrutasemos de una buena noche de caza. Reí, sin venir a cuento...procesé la información lentamente.
-Bien, la distracción siempre es un buen comienzo. Hazlo, te rescataré de sus garras...no te harán daño, no lo permitirás...y yo tampoco -no dudaba de su capacidad de cazadora, la alabé y la verdad, sin conocer su historia...ya la admiraba por simplemente encararse al peligro -Bien, petite...ve, iré en un pestañeo -la solté y me mezclé entre los invitados, teníamos que ser rápidos... busqué a la mujer licantropo que con una sonrisa y mi invitación de baile... la arrastré al centro donde hacía unos minutos bailaba con mi compañera.
Todo era cuestión de ingenio. Sonreí, conversando de nada en particular...guiándola hasta uno de los balcones. Mis ojos azules se clavaron en la morena mientras mis labios susurraban unas palabras a ese monstruo disfrazado de ángel. Esperé su movimiento, los dos... guíamos a nuestros objetivos de la muchedumbre.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Re: I'll be your demon [Priv.]
El plan del cazador es simple; quiere ir a por el lobo –que quiere matar a él tras intuyo una larga y dolorosa interrogación- y acabar con los restantes para que no interrumpan su interrogatorio. Sé que la sangre va a fluir por aquel salón al final de la noche y los dos nos estamos metiendo de lleno en las fauces del lobo, sé que tarde o temprano la actuación va a empezar y nosotros solo somos dos más que van a interpretar un guion para engañar al público, para hacerles creer algo que no es verdad y hacer una distracción. Miro a Sean cuando decide adentrarnos en la pista de baile, sus dedos se enredan en los míos y dejo que me lleve aun cuando no es eso lo que quiero hacer, no suelo bailar y no estoy convencida de que si sigue haciéndolo se vaya a notar que no se me da demasiado bien. Por fin se para y parece que tiene un plan, mientras yo voy a por el lobo negro él va a ir a por la loba y sonrío de lado, dos flancos abiertos que vamos a cubrir, el único motivo es que queremos separarlos para que no estén juntos, aunque algo me dice que tarde o temprano se van a dar cuenta de algo pasa y no van a tardar demasiado en sospechar de los dos. Los lobos no se llevan especialmente bien con la plata y yo, bajo mis ropas, tengo armas de plata que en cuanto saque ellos van a notar, y la fiesta se va a convertir en una fiesta salvaje.
Puedo ver la sonrisa del cazador y las palabras que salen de su boca, es un atrevido pero sus palabras se quedan a él, él lanza la piedra y deja la mano entre medias para ver el resultado, no le molesta hacer comentarios con segundas intenciones sobre enseñarle las armas que llevo y, es más, se atreve a decir que eso le resulta más atractivo que ver a una mujer en ropa interior. No sé si intenta flirtear conmigo y no es algo que tengo en cuenta, puede parecer que no pero tengo a un cazador que se ha metido de lleno en mi vida y que ha decidido apostar todo por mí, así que es lo que tengo en mente en esos momentos. Pero sin duda alguna la coquetería de Sean es palpable y con una última sonrisa para darle a entender que voy a empezar el plan me desplazo por la pista de baile moviéndome entre la gente, algunas de las miradas se centran en mi persona y en la forma de vestir que me gasto, de hecho eso es lo que hace que el lobo negro que él quiere me mire de arriba abajo para luego atender a lo que su compañero le dice, me aparto de su vista para que no pueda verme y juego con él aunque no lo sepa. Aparezco cerca y aprovecho que un camarero va hacia allí para tropezar con él y derramar el contenido de mi copa sobre el traje de aquel hombre.
-¡Pero qué es esto! –Grita el hombre quien mira su traje, la copa rota en el suelo y yo lo miro interpretando mi mejor papel de inocencia pura aunque no la tengo, sus ojos se fijan en la persona a la que piensa pedir explicaciones pero cuando me ve se calla, los demás me increpan que lleve más cuidado y se van hacia el camarero para decirle que lleve cuidado y que no vuelva a manchar de nuevo a su jefe o lo va a lamentar, sin embargo, él me mira de forma fija y yo miro al suelo como si de alguna forma temo su mirada.
-Lo siento mucho señor, he sido una estúpida patosa –digo sin mirarlo todavía, el tono de voz parece de alguien inocente y sumiso, mi mirada fija en otro lado le da a entender que me avergüenzo y me muerdo el labio como si estuviera nerviosa.
-Tranquila preciosa, estas cosas pasas –su tono es calmado y suave y sé que lo tengo donde quiero, lo miro a los ojos y él vuelve a repasarme, desde luego le extraña mi vestimenta pero no parecer disgustarle en absoluto.
-¿Hay algo que pueda hacer por haberle manchado el traje? Lo siento mucho, de verdad –él niega con la cabeza y levanta la mano para negar, sé que lo tengo donde quiero y pienso aprovechar- ¿me acompañaría a tomar una copa al balcón? La persona con la que he venido me ha... bueno, no ha venido –digo y miro hacia otro lado solo para hacerle caer en la trampa y él asiente y me ofrece su brazo, yo lo tomo medio sorprendida y coge una copa antes de emprender camino al balcón, busco la mirada de Sean y le hago un leve gesto con la cabeza mientras llevo al lobo hacia su dirección.
Puedo ver la sonrisa del cazador y las palabras que salen de su boca, es un atrevido pero sus palabras se quedan a él, él lanza la piedra y deja la mano entre medias para ver el resultado, no le molesta hacer comentarios con segundas intenciones sobre enseñarle las armas que llevo y, es más, se atreve a decir que eso le resulta más atractivo que ver a una mujer en ropa interior. No sé si intenta flirtear conmigo y no es algo que tengo en cuenta, puede parecer que no pero tengo a un cazador que se ha metido de lleno en mi vida y que ha decidido apostar todo por mí, así que es lo que tengo en mente en esos momentos. Pero sin duda alguna la coquetería de Sean es palpable y con una última sonrisa para darle a entender que voy a empezar el plan me desplazo por la pista de baile moviéndome entre la gente, algunas de las miradas se centran en mi persona y en la forma de vestir que me gasto, de hecho eso es lo que hace que el lobo negro que él quiere me mire de arriba abajo para luego atender a lo que su compañero le dice, me aparto de su vista para que no pueda verme y juego con él aunque no lo sepa. Aparezco cerca y aprovecho que un camarero va hacia allí para tropezar con él y derramar el contenido de mi copa sobre el traje de aquel hombre.
-¡Pero qué es esto! –Grita el hombre quien mira su traje, la copa rota en el suelo y yo lo miro interpretando mi mejor papel de inocencia pura aunque no la tengo, sus ojos se fijan en la persona a la que piensa pedir explicaciones pero cuando me ve se calla, los demás me increpan que lleve más cuidado y se van hacia el camarero para decirle que lleve cuidado y que no vuelva a manchar de nuevo a su jefe o lo va a lamentar, sin embargo, él me mira de forma fija y yo miro al suelo como si de alguna forma temo su mirada.
-Lo siento mucho señor, he sido una estúpida patosa –digo sin mirarlo todavía, el tono de voz parece de alguien inocente y sumiso, mi mirada fija en otro lado le da a entender que me avergüenzo y me muerdo el labio como si estuviera nerviosa.
-Tranquila preciosa, estas cosas pasas –su tono es calmado y suave y sé que lo tengo donde quiero, lo miro a los ojos y él vuelve a repasarme, desde luego le extraña mi vestimenta pero no parecer disgustarle en absoluto.
-¿Hay algo que pueda hacer por haberle manchado el traje? Lo siento mucho, de verdad –él niega con la cabeza y levanta la mano para negar, sé que lo tengo donde quiero y pienso aprovechar- ¿me acompañaría a tomar una copa al balcón? La persona con la que he venido me ha... bueno, no ha venido –digo y miro hacia otro lado solo para hacerle caer en la trampa y él asiente y me ofrece su brazo, yo lo tomo medio sorprendida y coge una copa antes de emprender camino al balcón, busco la mirada de Sean y le hago un leve gesto con la cabeza mientras llevo al lobo hacia su dirección.
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Re: I'll be your demon [Priv.]
El plan estaba saliendo a pedir de boca, cuando nuestros pasos se acercaban y se alejaban al mismo tiempo, confabulamos el plan que sin duda me llevaría a interrogar a aquel que seguro conocía una pista sobre lo que tanto anhelaba saber. Mis manos , una en su cintura y otra entrelazada en sus finos y delicados dedos. Curioso que nuestras manos fueran tan suaves cuando nos habíamos curtido en peleas a cuerpo a cuerpo, utilizando un sin fin de armas... en mi caso, las señales de cicatrices en la palma entre los dedos e incluso en el meñique donde me faltaba un trozo que ya se había curado, convirtiéndose en una anécdota que contar.
Sonreí a la dama a la que intercambié en la pista de baile, Zeniba ya se encontraba ejecutando el plan trazado. Mi sonrisa cortés, un par de pasos de baile impecables y “sin querer”, pisé a aquella a la que mis pasos buscaban. Me giré, no sin antes disculparme con mi pareja de baile que enseguida se integró en el centro de la pista. Sonreí, dedicando una reverencia a la mujer de cabello castaño oscuro... un par de susurro y un beso en el dorso para convencerla de que se uniese a terminar la pieza de baile.
Algún intercambio de palabras, miradas … pasos que nos llevaron al balcón. En el siguiente, pude oír la voz de mi compañera, conversar con su presa. Sí, la noche era perfecta...pero no para lo que ella me insinuaba. Sonreí cortés, antes de deslizar mis dedos por su cabello...un gesto tierno... para mí el inicio de todo. La tomé del cuello , ocultándola en la madreselva... pulsera de plata que quemó su gaznate, mi daga de doble filo hundida en su abdomen... no esperé más, tenía prisa... y sed, pero de venganza.
-Jensen....lo sabes. -la loba quiso aullar pero no la dejé...hundí más el arma , girándola para causarle dolor... uno que callé tapándole la boca... la plata le fue debilitando...la tenía justo donde quería -Conoces a Mihaela...-la mujer abrió los ojos y volvió a negar...sabía de quién le hablaba -Están aquí, en París...sí o no, será rápido...solo quiero una afirmación. ¿Están aquí, ahora? -reí contra su boca... mis ojos se tornaron oscuros... disfrutaba con aquello, más con esa afirmación que fue lo último pues cayó su cuerpo al suelo, me aparté para no mancharme de sangre...aunque mis manos ya lo estuviesen. Me limpie en las hojas... y dejé escapar una risa...estaban aquí e iba a encontrar a esa manada costase lo que me costase.
Solo esperaba que mi acompañante... lo tuviese a sus pies, no lo dudaba ni por un segundo.
Sonreí a la dama a la que intercambié en la pista de baile, Zeniba ya se encontraba ejecutando el plan trazado. Mi sonrisa cortés, un par de pasos de baile impecables y “sin querer”, pisé a aquella a la que mis pasos buscaban. Me giré, no sin antes disculparme con mi pareja de baile que enseguida se integró en el centro de la pista. Sonreí, dedicando una reverencia a la mujer de cabello castaño oscuro... un par de susurro y un beso en el dorso para convencerla de que se uniese a terminar la pieza de baile.
Algún intercambio de palabras, miradas … pasos que nos llevaron al balcón. En el siguiente, pude oír la voz de mi compañera, conversar con su presa. Sí, la noche era perfecta...pero no para lo que ella me insinuaba. Sonreí cortés, antes de deslizar mis dedos por su cabello...un gesto tierno... para mí el inicio de todo. La tomé del cuello , ocultándola en la madreselva... pulsera de plata que quemó su gaznate, mi daga de doble filo hundida en su abdomen... no esperé más, tenía prisa... y sed, pero de venganza.
-Jensen....lo sabes. -la loba quiso aullar pero no la dejé...hundí más el arma , girándola para causarle dolor... uno que callé tapándole la boca... la plata le fue debilitando...la tenía justo donde quería -Conoces a Mihaela...-la mujer abrió los ojos y volvió a negar...sabía de quién le hablaba -Están aquí, en París...sí o no, será rápido...solo quiero una afirmación. ¿Están aquí, ahora? -reí contra su boca... mis ojos se tornaron oscuros... disfrutaba con aquello, más con esa afirmación que fue lo último pues cayó su cuerpo al suelo, me aparté para no mancharme de sangre...aunque mis manos ya lo estuviesen. Me limpie en las hojas... y dejé escapar una risa...estaban aquí e iba a encontrar a esa manada costase lo que me costase.
Solo esperaba que mi acompañante... lo tuviese a sus pies, no lo dudaba ni por un segundo.
Jensen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 26/02/2016
Localización : Francia
Re: I'll be your demon [Priv.]
Miro por encima del hombro y me doy cuenta de que Sean está haciendo su parte del trabajo, ha cogido a una de las lobas a la que ha pisado de forma accidental y la lleva lejos de la pista, lejos de la gente que hay en aquella sala de baile. La tiene donde quiero y yo mientras me encargo del lobo al que debo de acercarme y el que él quiere, una interpretación de una chica tímida, un tropiezo donde la copa mancha el traje y un par de frases clave hace que el hombre, de mirada parda, piel oscura y pelo castaño me ofrezca su brazo para ir a bailar a mitad de la pista. No me gustan ese tipo de cosas, no me gusta bailar de esa forma pero si lo hago es por tenerle más tiempo entretenido hasta que finalmente consiga apartarlo para que Sean haga su trabajo, dice que es al que quiere y no dudo en que la loba ya pueda estar cantando. El lobo, por su parte, se ha creído que me han dejado sola y que mi acompañante no ha venido, su brazo rodea mi cintura y noto su agarre de forma fija y fuerte en el lugar. Sus ojos recorren mi rostro y casi puedo saber lo que está pensando, en ese sentido todos los hombres son demasiado fáciles, demasiado iguales.
Aparto la mirada hacia otro lado como si me sintiera intimidada y me doy cuenta de que Sean ha desaparecido de la vista del balcón, supongo que porque está interrogando a la loba y no quiere que nadie lo vea, no quiere que nadie note lo que está haciendo y por eso se ha ocultado, sonrío ahora que el hombre no me ve y me habla sobre la fiesta que ha organizado, lo orgulloso que está de cómo ha quedado todo y más cosas a las que sinceramente no presto atención porque no me interesa en absoluto, lo que necesito es distraerlo y alejarlo pero lo que pueda decirme me es totalmente indiferente. Estoy allí por una cuestión muy distinta y si por algún momento se piensa que es porque quiera “cazarlo”, de la forma que las demás damas quieren, está muy equivocado. Puedo ver las miradas que me echan mientras bailo con él, al parecer todas quieren un baile con él y yo se los hubiera entregado pero no puedo hacerlo, tengo que distraerlo un poco más mientras Sean vuelve o todo se puedo deshacer en cuestión de segundos, y aunque estamos armados es una gran manada lo que está en aquel lugar.
Le pido que si podemos parar un momento a tomar el aire, finjo que estoy un poco mareada y él complaciente me toma de la cintura con fuerza y me lleva pese a todas las miradas hacia el balcón donde corre una leve brisa fresca, eso me ayuda y hago como si lo necesitara, servicial me tiende un vaso con agua que ha pedido a uno de los camareros y yo lo bebo mientras él, sin enterarse del juego en el que estamos, aparte un mechón de mi pelo contemplándome. No sabe que tiene frente a si a una cazadora que puede acabar con su vida, pero fiel a mi palabra voy a dejar que sea el cazador quien se encargue de él. Lo que no espero que pase es que el cazador entre, los lobos se alteran cuando él entra porque empiezan a oler el aire, lo miro pero no veo que vaya manchado aunque por mucho que se lave y quite la olor puede haber quedado impregnada, y los lobos tienen un excelente olfato.
En cuestión de unos segundos el ambiente cambia y pasamos de tenerlo todo a favor a todo en contra, uno de ellos da la voz de alarma y las miradas se centran en el cazador siendo observado por todos, el lobo con el que estoy piensa que soy una simple humana y pone su brazo delante de mí para apartarme pero no sabe que el peligro lo tiene a su espalda. Un gruñido, un grito y los aullidos se hacen eco en el lugar... se oye la tela rasgarse y romperse, las copas caen al suelo, la gente sale huyendo como puede del lugar y lo que era una pacífica noche de baile se convierte en una de cacería, de forma rápida saco una de las dagas de plata que guardo bajo la ropa y de un movimiento rápido cojo sus brazos, los pongo a la espalda y dejo la daga contra la piel de su cuello, el gruñe por el dolor y es entonces cuando el cazador se acerca hacia donde yo me encuentro, los lobos ya se han transformado y ahora nos miran gruñendo porque tenemos al líder de su manada, y no es algo que les guste demasiado.
-Bien Sean, y ahora, ¿cuál es el plan? Creo que estos lobos no nos van a dejar irnos con facilidad –sonrío de lado, si no nos han atacado ya es porque sencillamente tenemos a su líder, a su alfa.
Aparto la mirada hacia otro lado como si me sintiera intimidada y me doy cuenta de que Sean ha desaparecido de la vista del balcón, supongo que porque está interrogando a la loba y no quiere que nadie lo vea, no quiere que nadie note lo que está haciendo y por eso se ha ocultado, sonrío ahora que el hombre no me ve y me habla sobre la fiesta que ha organizado, lo orgulloso que está de cómo ha quedado todo y más cosas a las que sinceramente no presto atención porque no me interesa en absoluto, lo que necesito es distraerlo y alejarlo pero lo que pueda decirme me es totalmente indiferente. Estoy allí por una cuestión muy distinta y si por algún momento se piensa que es porque quiera “cazarlo”, de la forma que las demás damas quieren, está muy equivocado. Puedo ver las miradas que me echan mientras bailo con él, al parecer todas quieren un baile con él y yo se los hubiera entregado pero no puedo hacerlo, tengo que distraerlo un poco más mientras Sean vuelve o todo se puedo deshacer en cuestión de segundos, y aunque estamos armados es una gran manada lo que está en aquel lugar.
Le pido que si podemos parar un momento a tomar el aire, finjo que estoy un poco mareada y él complaciente me toma de la cintura con fuerza y me lleva pese a todas las miradas hacia el balcón donde corre una leve brisa fresca, eso me ayuda y hago como si lo necesitara, servicial me tiende un vaso con agua que ha pedido a uno de los camareros y yo lo bebo mientras él, sin enterarse del juego en el que estamos, aparte un mechón de mi pelo contemplándome. No sabe que tiene frente a si a una cazadora que puede acabar con su vida, pero fiel a mi palabra voy a dejar que sea el cazador quien se encargue de él. Lo que no espero que pase es que el cazador entre, los lobos se alteran cuando él entra porque empiezan a oler el aire, lo miro pero no veo que vaya manchado aunque por mucho que se lave y quite la olor puede haber quedado impregnada, y los lobos tienen un excelente olfato.
En cuestión de unos segundos el ambiente cambia y pasamos de tenerlo todo a favor a todo en contra, uno de ellos da la voz de alarma y las miradas se centran en el cazador siendo observado por todos, el lobo con el que estoy piensa que soy una simple humana y pone su brazo delante de mí para apartarme pero no sabe que el peligro lo tiene a su espalda. Un gruñido, un grito y los aullidos se hacen eco en el lugar... se oye la tela rasgarse y romperse, las copas caen al suelo, la gente sale huyendo como puede del lugar y lo que era una pacífica noche de baile se convierte en una de cacería, de forma rápida saco una de las dagas de plata que guardo bajo la ropa y de un movimiento rápido cojo sus brazos, los pongo a la espalda y dejo la daga contra la piel de su cuello, el gruñe por el dolor y es entonces cuando el cazador se acerca hacia donde yo me encuentro, los lobos ya se han transformado y ahora nos miran gruñendo porque tenemos al líder de su manada, y no es algo que les guste demasiado.
-Bien Sean, y ahora, ¿cuál es el plan? Creo que estos lobos no nos van a dejar irnos con facilidad –sonrío de lado, si no nos han atacado ya es porque sencillamente tenemos a su líder, a su alfa.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: I'll be your demon [Priv.]
Para mi sorpresa, las cosas no salen como deben y mi mueca de fastidio se hace presente en mi rostro. Busco a mi compañera con la mirada y dejo escapar un suspiro, cuanto ante salgamos de allí mejor. Mi escondite, las madre selvas del jardín, me mezclo entre las sombras llegando hasta la cazadora. El jaleo lejos de inquietarme me hace reír de lo más divertido. Cuando llego donde está la joven , le dedico una reverencia como si fuese a pedirle un baile...pero un baile fuera de este lugar.
Lejos de querer encontrarme, están huyendo despavoridos pues saben quién está detrás. Dejé mis iniciales en la frente de aquella cabeza inerte, clavada en una de las rejas . Lucía mejor en ese cuerpo peludo y desagradable. A la vista, parezco tranquilo.... demasiado y así es. No les tengo miedo, a nada ni a nadie.
A su pregunta, me encojo de hombros y comienzo a caminar en dirección opuesta, adentrándome en el jardín...poco a poco el lugar se queda desierto de gente. Sonreí de lo más divertido, me giré de golpe al oír unos pasos que no eran nuestros y me acerqué a ella para taparle la boca, tirando de su cuerpo hacia una de esas cortinas de madreselva.
-Shhh pronto saldremos de aquí, te librarás de mí y asunto resulto por esta noche. -cuando se fueron , la solté y suspiré, revolviéndome el cabello, dejándolo rebelde y no tan repeinado como cuando llegué. Volví a dedicarle una reverencia, esta vez nuestros caminos se separaban, por esa noche había sido suficiente y recibí la información que deseaba.
-Me temo que nuestros caminos deben separarse en este momento. Me han dicho lo que deseaba... están cerca. Muchas gracias por ayudarme, espero que en otra ocasión nos veamos con más tranquilidad, bailemos sin necesidad de...salpicarnos de sangre -le dediqué una sonrisa, la verdad había sido una noche distinta, hacía mucho no cazaba con alguien -Bonsoir, madame -comencé a caminar despacio, como si nada hubiese ocurrido para no levantar sospechas.
Lejos de querer encontrarme, están huyendo despavoridos pues saben quién está detrás. Dejé mis iniciales en la frente de aquella cabeza inerte, clavada en una de las rejas . Lucía mejor en ese cuerpo peludo y desagradable. A la vista, parezco tranquilo.... demasiado y así es. No les tengo miedo, a nada ni a nadie.
A su pregunta, me encojo de hombros y comienzo a caminar en dirección opuesta, adentrándome en el jardín...poco a poco el lugar se queda desierto de gente. Sonreí de lo más divertido, me giré de golpe al oír unos pasos que no eran nuestros y me acerqué a ella para taparle la boca, tirando de su cuerpo hacia una de esas cortinas de madreselva.
-Shhh pronto saldremos de aquí, te librarás de mí y asunto resulto por esta noche. -cuando se fueron , la solté y suspiré, revolviéndome el cabello, dejándolo rebelde y no tan repeinado como cuando llegué. Volví a dedicarle una reverencia, esta vez nuestros caminos se separaban, por esa noche había sido suficiente y recibí la información que deseaba.
-Me temo que nuestros caminos deben separarse en este momento. Me han dicho lo que deseaba... están cerca. Muchas gracias por ayudarme, espero que en otra ocasión nos veamos con más tranquilidad, bailemos sin necesidad de...salpicarnos de sangre -le dediqué una sonrisa, la verdad había sido una noche distinta, hacía mucho no cazaba con alguien -Bonsoir, madame -comencé a caminar despacio, como si nada hubiese ocurrido para no levantar sospechas.
Jensen- Cazador Clase Alta
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Localización : Francia
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