Demasiado frío [Privado]

por **Daphne A. Edgeworth** Miér Feb 15, 2017 2:59 am

Suspiró y decidió, en ese momento, que quizás lo mejor sería tomar algo antes de entrenar. Hacía horas que no probaba bocado y aunque tenía el estómago cerrado, recordando todas las palabras que el vampiro le había dedicado, no era demasiada buena idea entrenar sin algo de energía. Tenía que darlo todo, no podía permitir que nadie de la Inquisición pensara que era débil y, por lo tanto, prescindible. Necesitaba terminar lo que la había llevado hasta infiltrarse allí. Se lo debía. A su maestro y a ella. Esa era su oportunidad de tener el futuro garantizado. La eternidad como compañera de baile. Sus pasos la llevaron hasta el centro de París, tal vez por inercia o tal vez porque el olor a café y bollos había llamado su atención antes incluso de que ella se diera cuenta. Estaba buscando algún lugar en el que tomar un tentempié cuando escuchó una voz conocida. Se tensó inmediatamente. No, no es que fuera alguien conocido, no había intercambiado más que alguna que otra palabra en la catedral, pero formaba parte de la Inquisición. ¿Y si la había estado siguiendo? No, no podía ser. Se habría dado cuenta, pero, de todas formas, decidió acercarse para asegurarse.

-Buenos días, señor-saludó, aunque en ese momento se dio cuenta de que realmente no sabía su nombre. Puede que tuviera razón su maestro y que no estuviera haciendo bien lo que tenía que hacer, pero había pasado el tiempo intentando que su compañero no descubriera que no era más que una impostora, una infiltrada.-Veo que ya somos dos los que nos levantamos con los primeros rayos de sol para aprovechar el día-sonrió, aunque desde el amanecer ya había pasado un par de horas.-Espero que no se le haga muy largo, si me disculpa, me disponía a tomar un tentempié. Ya sabe...demasiado frío.-sí, podría parecer que la chica hablaba demasiado, pero no tenía más intención que la de acercarse y asegurarse de que solo se trataba de una casualidad. La conversación que había podido oír a medias entre los dos hombres así lo corroboraba. No tenía que temerse el haber sido descubierta, era muy cuidadosa para eso.