AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
3 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Recuerdo del primer mensaje :
Algo había cambiado en ella desde la experiencia en el norte, la búsqueda de aquella espada y luego su último descubrimiento en su viaje a Jerusalén. Una búsqueda que no llegaba a su final, y de repente su cárcel corpórea no era suficiente para detener al otro que parecía estar tomando después de siglos más fuerza en su interior. ¿Por qué un depredador querría ahora despertar de su letargo?
Regreso a París y refugió entre los muros de su vástago, Lucciano sabía su valor, había sido su eterno compañero desde que ella le dio la vida en aquel campamento romano en tierras germanas. Y sabía que los inquisidores estaban de nuevo detrás de sus pasos, él los odiaba con profundidad, y ella lo entendía, lo habían encerrado vivo durante demasiado tiempo en aquella tumba de plata.
Los días empezaban a hacerse tediosos en aquella espera, sí, porque ella estaba esperando. Y las noches le invadían aquellas horribles pesadillas que le procuraban poco descanso.
Por un momento recuerda aquella noche que rompió el tedió, donde el alcohol era desinhibidor de aquel estado caótico en el que ahora se sumía. ¿Dónde se encontraría ahora el viajero?
En un sillón en primera fila, apartada de todas aquellas mesas y estancos delimitados por meros biombos, ella parecía estar ajena a todas las conversaciones que sus congéneres inmortales tenían en el club.
Habitualmente había espectáculos en directo dentro del club del vampiro que ahora era su refugio a ella le gustaba sentarse sola, y deleitarse con la música en directo, a ver las descaradas bailarinas agitar su cuerpo entre colores llamativos y el plumaje.
A veces le molestaba el ruido y chistaba pidiendo algo de silencio, aunque poco caso le hacían.
Humo que salía de su nariz con gesto vulgar, mientras sostenía entre sus dedos aquel cigarro recién preparado y enganchado en el filtro de marfil. Ojos entretenidos mientras veía aquellas bonitas primeras seguir el ritmo de la música, y pensamientos dirigido a la pelirroja del grupo; si, estaba dispuesta a descubrir en unas horas si era o no pelirroja natural, iba a ser divertido. Sonríe.
Regreso a París y refugió entre los muros de su vástago, Lucciano sabía su valor, había sido su eterno compañero desde que ella le dio la vida en aquel campamento romano en tierras germanas. Y sabía que los inquisidores estaban de nuevo detrás de sus pasos, él los odiaba con profundidad, y ella lo entendía, lo habían encerrado vivo durante demasiado tiempo en aquella tumba de plata.
Los días empezaban a hacerse tediosos en aquella espera, sí, porque ella estaba esperando. Y las noches le invadían aquellas horribles pesadillas que le procuraban poco descanso.
Por un momento recuerda aquella noche que rompió el tedió, donde el alcohol era desinhibidor de aquel estado caótico en el que ahora se sumía. ¿Dónde se encontraría ahora el viajero?
En un sillón en primera fila, apartada de todas aquellas mesas y estancos delimitados por meros biombos, ella parecía estar ajena a todas las conversaciones que sus congéneres inmortales tenían en el club.
Habitualmente había espectáculos en directo dentro del club del vampiro que ahora era su refugio a ella le gustaba sentarse sola, y deleitarse con la música en directo, a ver las descaradas bailarinas agitar su cuerpo entre colores llamativos y el plumaje.
A veces le molestaba el ruido y chistaba pidiendo algo de silencio, aunque poco caso le hacían.
Humo que salía de su nariz con gesto vulgar, mientras sostenía entre sus dedos aquel cigarro recién preparado y enganchado en el filtro de marfil. Ojos entretenidos mientras veía aquellas bonitas primeras seguir el ritmo de la música, y pensamientos dirigido a la pelirroja del grupo; si, estaba dispuesta a descubrir en unas horas si era o no pelirroja natural, iba a ser divertido. Sonríe.
Última edición por Lakme el Vie Mar 17, 2017 3:04 pm, editado 1 vez
Lakme- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 22/11/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Bajo sus manos notaba como los músculos del joven poco a poco iba relajándose olvidándose de todo dolor.
De nuevo es atrevido con sus palabras, desafiante y orgullos, a ella le gusta. Sabe podría seguir intentando bajar aquellos humos, cortarle otro dedo, dejarle otra marca o cicatriz en su piel, pero ¿de qué serviría? Es ese carácter que solo se forja en las tierras heladas del norte, lo ha conocido bien en siglos anteriores cuando camino con los hijos de licaón y se refugió entre sus pieles.
Él parece ceder, aunque le sigue rondando la idea de que ha alterado algo aquel tiempo. Si ha sucedido así, sus visiones deberían haberse alterado, pero echando un ojo al otro lado, no ve nada alterado, su sombra, el otro no dice nada. Cuando mira a los ojos a Niels sigue viendo lo mismo: las dos guerras, su linaje destruido y un regalo para ella misma en ese futuro, un bonito sepulcro para enterrarla.
A pesar de que él habla, por un momento su mente se ha marchado y su gesto no lo disimula, Lakme se ha ido por unos segundos de aquella sala. Piensa en su visión, piensa en aquel tiempo que la espera, en el siglo donde la noche está llena de luces, y donde los carros no son tirados por los caballos…
Su sonrisa agradable, y su boca contra la suya la despierta. Él ríe cuando la atrae entre sus brazos, es contagioso porque ella también lo hace. Se siente tranquila, en paz, puede ser ella misma, puede dejar atrás esa máscara de frivolidad, pero no va a dejar que él la domine, va a dejar que se salga con la suya.
-Sí, tu “mayor”. Nunca tuve la oportunidad de tener hijos… Pero podría ser tu abuela. -Se empieza a hacer difícil desenredarse de entre sus labios, es una extraña adicción su sabor. - ¿Quién dijo que fuese a dormir contigo? Dije que descansases, eres humano al fin y al cabo ¿O acaso lo deseas? -Sus ojos se detienen en los suyos, su mirada es capaz de calar dentro.
Ya mismo regresaría Lucciano, le había pedido que buscase información sobre aquel hechicero, seguro que él sabía algo, siempre encontraba a quién ella le pidiese menos a… ¿Qué habría sido de él? “Te esperaré en París…” Pensamiento que turbaba su humor, perturbando aquel momento de paz otorgada por quien tenía a su lado.
Ella envolvió su cuerpo desde la espalda en abrazo, aplastando sus pequeños pechos contra él, y posando su barbilla en su hombro le regala un beso.
-Quédate, descansa, espera, pronto sabras de tu hechicero… -Su voz en su oído, era un ronroneo, mezclada con otras palabras en otro idioma. Siempre ha sido capaz de quebrar la voluntad de los hombres, y ahora ella es la que lo pide. -Hazlo por mí, por favor…
De nuevo es atrevido con sus palabras, desafiante y orgullos, a ella le gusta. Sabe podría seguir intentando bajar aquellos humos, cortarle otro dedo, dejarle otra marca o cicatriz en su piel, pero ¿de qué serviría? Es ese carácter que solo se forja en las tierras heladas del norte, lo ha conocido bien en siglos anteriores cuando camino con los hijos de licaón y se refugió entre sus pieles.
Él parece ceder, aunque le sigue rondando la idea de que ha alterado algo aquel tiempo. Si ha sucedido así, sus visiones deberían haberse alterado, pero echando un ojo al otro lado, no ve nada alterado, su sombra, el otro no dice nada. Cuando mira a los ojos a Niels sigue viendo lo mismo: las dos guerras, su linaje destruido y un regalo para ella misma en ese futuro, un bonito sepulcro para enterrarla.
A pesar de que él habla, por un momento su mente se ha marchado y su gesto no lo disimula, Lakme se ha ido por unos segundos de aquella sala. Piensa en su visión, piensa en aquel tiempo que la espera, en el siglo donde la noche está llena de luces, y donde los carros no son tirados por los caballos…
Su sonrisa agradable, y su boca contra la suya la despierta. Él ríe cuando la atrae entre sus brazos, es contagioso porque ella también lo hace. Se siente tranquila, en paz, puede ser ella misma, puede dejar atrás esa máscara de frivolidad, pero no va a dejar que él la domine, va a dejar que se salga con la suya.
-Sí, tu “mayor”. Nunca tuve la oportunidad de tener hijos… Pero podría ser tu abuela. -Se empieza a hacer difícil desenredarse de entre sus labios, es una extraña adicción su sabor. - ¿Quién dijo que fuese a dormir contigo? Dije que descansases, eres humano al fin y al cabo ¿O acaso lo deseas? -Sus ojos se detienen en los suyos, su mirada es capaz de calar dentro.
Ya mismo regresaría Lucciano, le había pedido que buscase información sobre aquel hechicero, seguro que él sabía algo, siempre encontraba a quién ella le pidiese menos a… ¿Qué habría sido de él? “Te esperaré en París…” Pensamiento que turbaba su humor, perturbando aquel momento de paz otorgada por quien tenía a su lado.
Ella envolvió su cuerpo desde la espalda en abrazo, aplastando sus pequeños pechos contra él, y posando su barbilla en su hombro le regala un beso.
-Quédate, descansa, espera, pronto sabras de tu hechicero… -Su voz en su oído, era un ronroneo, mezclada con otras palabras en otro idioma. Siempre ha sido capaz de quebrar la voluntad de los hombres, y ahora ella es la que lo pide. -Hazlo por mí, por favor…
Lakme- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 22/11/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Nuestras bocas seguían enredadas, como si dejar de jugar con ellas nos costara. Ladeé la sonrisa al escuchar que podría ser mi abuela, y negué entre risas volviendo a encontrarme con sus labios.
Sus palabras impactaron contra ellos, por suerte mi abuela estaba de buen humor pues su risa era sincera y su mirada verdadera, casi podía penetrar mis esmeraldas leyendo en mi alma.
-¿si lo deseo? No mas de lo que lo haces tu -conteste desafiando de nuevo sus palabras.
No iba a ceder, no era como esos hombres que solía frecuentar, esos que le hubieran ofrecido el cielo de ella pedírselo, conmigo las cosas funcionaban de un modo bien distinto.
Lakme quedo ausente por unos momentos, esta vez fui yo quien perdió la sonrisa de la que hacia gala, mis ojos se centraron en su perdida mirada y mis brazos que hasta ahora la acariciaban cayeron en el lecho para darle la espalda.
Conocía esa mirada, la de una mujer que piensa en otro, que lo añora y que posee sentimientos, no eran celos, si no orgullo.
Sus pechos se pegaron a mi espalda al sentir el ademan que hice de alzarme del lecho, molesto, con el gesto endurecido sentí sobre mi hombro un tibio beso y un por favor que admito era mas de lo que posiblemente esa mujer había dicho a muchos.
-Te daré un consejo abuelita, para próximos encuentros, si es que los tenemos -la miré por encima del hombro hundiendo mis verdes en sus pardos -a ningún hombre nos gusta que mientras nuestra simiente aun resbala por los muslos de la mujer con la que hemos compartido leche, esta este pensando en otro.
Abrió la boca para responder, mas en ese momento me alcé tambaleándome dejando su cuerpo vació del mio.
-No son celos, si es la recurrente pregunta que ibas a decir ahora, yo no gasto de eso. Es orgullo de guerrero, creo que mi martillo a golpeado tu yunque con la fuerza suficiente como para que puedas respetarme durante al menos el tiempo que ocupe las mismas sabanas que hemos compartido.
Caminé haca la silla para colocarme los pantalones, estaban sucios, ensangrentados, no estaba mejor la camisola, ni siquiera las botas.
Enarqué una ceja para mirar a la inmortal.
-Podías haberme lavado la ropa -dije con cierta ironía, tratando de dejar atrás el desafortunado incidente.
De no haber pasado, posiblemente etaria durmiendo entre sus brazos en ese lecho que aun acogía su cuerpo, pero hoy ella aprendería una lección, no se juega conmigo.
Metí las piernas por las perneras del pantalón, cuando la puerta se abrió, desvié la mirada hacia el conocido inmortal, el chiquillo de Lakme, Luccio.
-Mira el tercero en discordia -bromeé ladeando la sonrisa -¿que tal las negociaciones?
Podía ver su cara de sorpresa al encontrar a su Sire desnuda en el lecho y yo todavía colocándome los pantalones.
-Muy placentera e instructiva la visita, pero yo ya me iba.
Algo me decía que no iba a salir de allí así como así y quizás Lakme me hubiera convencido con facilidad, pero la sangre aun me hervía por dentro.
Parpadeé varias veces para centrar mi mirada, estaba bastante mareado y mantenerme en pie no ayudaba demasiado.
Sus palabras impactaron contra ellos, por suerte mi abuela estaba de buen humor pues su risa era sincera y su mirada verdadera, casi podía penetrar mis esmeraldas leyendo en mi alma.
-¿si lo deseo? No mas de lo que lo haces tu -conteste desafiando de nuevo sus palabras.
No iba a ceder, no era como esos hombres que solía frecuentar, esos que le hubieran ofrecido el cielo de ella pedírselo, conmigo las cosas funcionaban de un modo bien distinto.
Lakme quedo ausente por unos momentos, esta vez fui yo quien perdió la sonrisa de la que hacia gala, mis ojos se centraron en su perdida mirada y mis brazos que hasta ahora la acariciaban cayeron en el lecho para darle la espalda.
Conocía esa mirada, la de una mujer que piensa en otro, que lo añora y que posee sentimientos, no eran celos, si no orgullo.
Sus pechos se pegaron a mi espalda al sentir el ademan que hice de alzarme del lecho, molesto, con el gesto endurecido sentí sobre mi hombro un tibio beso y un por favor que admito era mas de lo que posiblemente esa mujer había dicho a muchos.
-Te daré un consejo abuelita, para próximos encuentros, si es que los tenemos -la miré por encima del hombro hundiendo mis verdes en sus pardos -a ningún hombre nos gusta que mientras nuestra simiente aun resbala por los muslos de la mujer con la que hemos compartido leche, esta este pensando en otro.
Abrió la boca para responder, mas en ese momento me alcé tambaleándome dejando su cuerpo vació del mio.
-No son celos, si es la recurrente pregunta que ibas a decir ahora, yo no gasto de eso. Es orgullo de guerrero, creo que mi martillo a golpeado tu yunque con la fuerza suficiente como para que puedas respetarme durante al menos el tiempo que ocupe las mismas sabanas que hemos compartido.
Caminé haca la silla para colocarme los pantalones, estaban sucios, ensangrentados, no estaba mejor la camisola, ni siquiera las botas.
Enarqué una ceja para mirar a la inmortal.
-Podías haberme lavado la ropa -dije con cierta ironía, tratando de dejar atrás el desafortunado incidente.
De no haber pasado, posiblemente etaria durmiendo entre sus brazos en ese lecho que aun acogía su cuerpo, pero hoy ella aprendería una lección, no se juega conmigo.
Metí las piernas por las perneras del pantalón, cuando la puerta se abrió, desvié la mirada hacia el conocido inmortal, el chiquillo de Lakme, Luccio.
-Mira el tercero en discordia -bromeé ladeando la sonrisa -¿que tal las negociaciones?
Podía ver su cara de sorpresa al encontrar a su Sire desnuda en el lecho y yo todavía colocándome los pantalones.
-Muy placentera e instructiva la visita, pero yo ya me iba.
Algo me decía que no iba a salir de allí así como así y quizás Lakme me hubiera convencido con facilidad, pero la sangre aun me hervía por dentro.
Parpadeé varias veces para centrar mi mirada, estaba bastante mareado y mantenerme en pie no ayudaba demasiado.
Niels Cannif-Cavey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Nunca terminaba de afirmarlo, parecía negarse en todo momento a dar su brazo a torcer. Acto de cabezonería que a ella le divertía, le gustaba desafiarlo truncar su humor y ponerle más obstáculos en medio con su lucha de egos.
-Lo deseo demasiado. -Terminó de admitir con aquella sonrisa y mirada que le hablaba en serio. Deseaba esa paz y bálsamo que el cuerpo ajeno, el suyo, podía regalarle como un efímero refugio y placer que pocas veces podía darse. Se estaba empezando a desnudar ante él en otros sentidos, a lo mejor él ya los había conocido en ese futuro, o no… ¿Quién sabía? Aunque al parecer había muchos recovecos de la inmortal que Niels no había conocido en su tiempo. -Pero sabemos que ni tu ni yo somos así…
Suspiró, si, aquellos detalles extraños la hacían sentirse expuesta al mundo. Su armadura se resquebrajaba en diminutas grietas, y ella debía de seguir conservándolas en su forma compacta.
Era extraño porque ella no estaba hecha para sentir, no estaba para enredarse en esa “idealidad” tan humana, conocía el mundo lo bastante… Cruel y capaz de torturarla con frío filo. Sabe que le hiere, le hace sentirse desarmada y más cuando él la despierta con aquellas palabras.
Sin querer le mira confusa y un tanto herida, no sabe ni que pensar. ¿Acaso a él le importa? No sabe ni que sentir, porque ella no siente. No debe. Nunca. Siempre ha luchado por arrancar de sí su humanidad. Para sobrevivir en su mundo, le estorba.
Desde que encontraron la espada en el norte su padre y ella, algo ha cambiado, desde que su búsqueda se ha desviado a otro objeto, ya no es ella. Se está volviendo débil, expuesta.
Fue a reprocharle, a negar tal pensamiento, pero él la calla antes con sus palabras. No iba a preguntarle por celos, no iba a referirse a ello. Hablaba de respeto, pero ¿acaso el pensamiento es un acto que poder dominar la mente? No consideraba que hubiese sido irrespetuosa ni que quisiese agraviarlo, y con su respuesta y gesto ella solo puede sentirse ofendida, herida y necia… No lo disimula. Si, necia. Demasiadas emociones empezaban a dedicarle, la coraza que se abría solo para él…
Desvía su mirada y calla, sin querer la ha desarmado con sus palabras. Nunca lo había visto de aquel modo. Endurece el gesto, el momento parece volverse un tanto tenso, ya no lo detiene…
La puerta se abre, Lucciano le mira con aquellos ojos de distintos colores malos. Sabe lo que se le está pasando por la cabeza. Ella no hace gesto de avergonzarse, más levanta el rostro altanero intenta recuperar la compostura y el orgullo que se ha visto truncado por las dudas y el sentir.
- ¿Qué? ¿Cómo si no me conocieras, “Valder”? -Le menta por su verdadero nombre. No intenta vestirse, su desnudez para él no es un secreto, al igual que el sexo y otros detalles, y tampoco es que lo altere. -Y tú no te largas… Pareces empecinado en querer morir, además creo que ciertas palabras te interesan. -Vuelve a hablarle con su deje de siempre, intenta disimular lo sucedido en anterioridad.
-Lo deseo demasiado. -Terminó de admitir con aquella sonrisa y mirada que le hablaba en serio. Deseaba esa paz y bálsamo que el cuerpo ajeno, el suyo, podía regalarle como un efímero refugio y placer que pocas veces podía darse. Se estaba empezando a desnudar ante él en otros sentidos, a lo mejor él ya los había conocido en ese futuro, o no… ¿Quién sabía? Aunque al parecer había muchos recovecos de la inmortal que Niels no había conocido en su tiempo. -Pero sabemos que ni tu ni yo somos así…
Suspiró, si, aquellos detalles extraños la hacían sentirse expuesta al mundo. Su armadura se resquebrajaba en diminutas grietas, y ella debía de seguir conservándolas en su forma compacta.
Era extraño porque ella no estaba hecha para sentir, no estaba para enredarse en esa “idealidad” tan humana, conocía el mundo lo bastante… Cruel y capaz de torturarla con frío filo. Sabe que le hiere, le hace sentirse desarmada y más cuando él la despierta con aquellas palabras.
Sin querer le mira confusa y un tanto herida, no sabe ni que pensar. ¿Acaso a él le importa? No sabe ni que sentir, porque ella no siente. No debe. Nunca. Siempre ha luchado por arrancar de sí su humanidad. Para sobrevivir en su mundo, le estorba.
Desde que encontraron la espada en el norte su padre y ella, algo ha cambiado, desde que su búsqueda se ha desviado a otro objeto, ya no es ella. Se está volviendo débil, expuesta.
Fue a reprocharle, a negar tal pensamiento, pero él la calla antes con sus palabras. No iba a preguntarle por celos, no iba a referirse a ello. Hablaba de respeto, pero ¿acaso el pensamiento es un acto que poder dominar la mente? No consideraba que hubiese sido irrespetuosa ni que quisiese agraviarlo, y con su respuesta y gesto ella solo puede sentirse ofendida, herida y necia… No lo disimula. Si, necia. Demasiadas emociones empezaban a dedicarle, la coraza que se abría solo para él…
Desvía su mirada y calla, sin querer la ha desarmado con sus palabras. Nunca lo había visto de aquel modo. Endurece el gesto, el momento parece volverse un tanto tenso, ya no lo detiene…
La puerta se abre, Lucciano le mira con aquellos ojos de distintos colores malos. Sabe lo que se le está pasando por la cabeza. Ella no hace gesto de avergonzarse, más levanta el rostro altanero intenta recuperar la compostura y el orgullo que se ha visto truncado por las dudas y el sentir.
- ¿Qué? ¿Cómo si no me conocieras, “Valder”? -Le menta por su verdadero nombre. No intenta vestirse, su desnudez para él no es un secreto, al igual que el sexo y otros detalles, y tampoco es que lo altere. -Y tú no te largas… Pareces empecinado en querer morir, además creo que ciertas palabras te interesan. -Vuelve a hablarle con su deje de siempre, intenta disimular lo sucedido en anterioridad.
Lakme- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 22/11/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
¿Quién iba a decir que aquella noche iba a ser como las que normalmente estaba viviendo? Se había convertido en una sombra centrada simplemente en los negocios, desde que Lilith le había abandonado.
Los primeros meses desde que ella se había marchado se había convertido en terror en la Villa, se había convertido en destrucción y muerte haciendo gala a su ascendencia. Arrasando con toda vida, siendo caprichoso incluso, había sembrado el miedo entre los suyos, mostrando aquella faceta de monstruo tan suya bajo esa cara de diplomacia y estirada.
Era un modo de desfogar su dolor, la amaba con profundidad, estaba dispuesto a dárselo todo, a volver a cometer el mismo error. Ella iba a ser su compañera, había seguido los códigos que Lakme le había enseñado, le había enseñado lo que era ser inmortal dándole la oportunidad de retroceder. Pero no era su miedo al vampirismo, Lilith se había ido por aquel hechicero, su vínculo emocional de un pasado le había llevado a volver con él, pero en su realidad nunca le había dicho que le dejase de amar.
Bálsamo que llego un día, sabía que Lakme estaba con su compañía desde hacía más de un año en París, encontrado su rastro y perdido. Habían tenido alguno de esos encuentros íntimos como en el pasado en aquel campamento romano. Uña y carne, ella le llamaba “el inmortal perfecto”, su mejor creación, ella le había salvado la vida, y nunca condenando. Ya que aquel traje de vampiro había sido hecho a medida para aquel hombre que estuvo dispuesto a asesinar a su primogénito para cerrar un trato.
Ahora había vuelto, parecía distinta, distante… Su mente parecía estar en otro lado. Había que protegerla, él sabía su secreto, y sabía que para los “suyos” podía convertirse en una tesoro ansiado y valioso, era casi sagrado.
Si, aquella noche iba a ser tranquila. Pero las noticias volaron enseguida, y de repente todo su imperio en riesgo de guerra. ¿Guerra? Palabra favorita dentro de su lista, Lucciano había sido criado en tierra hostil y le gustaba el sabor de la sangre desde su madre le había dado la vida, a pesar de que su padre lo convirtiese en ciudadano romano, su sangre vikinga siempre estaría latente para llamarle a la batalla.
Aquel muchacho que ahora se vestía delante de él, le había regalado una oportunidad que llevaba tiempo rozando en tentación, pero como siempre tenía que hacerse de rogar y sacar tajada del asunto. Había buscado la información deseaba, y se topó con algo que tal vez le interesaba.
-No si yo no digo nada.- -Rasgo característico del vampiro, su voz era su mayor atractivo sin tener en cuenta los géneros, siempre había sido un regalo para el oído ajeno. -Este es el individuo en cuestión que me ha costado unos cuantos francos, esclavos y guardianes. Bien.- -No había tono de enfado ni ira, era una tranquilidad casi enervante lo que transmitía la voz del vampiro. -Amigo creo que tus “huevos” ahora valen oro, son lo que piden en bandeja por ciertos rincones de París, ¿qué piensas que debería hacer? “Nebt”.- -También se refería a ella por su verdadero nombre. -Ella me pide que te deje con vida, que nos has regalado una oportunidad y también me ha dicho que necesitas cierta información que yo poseo. ¿Qué hago contigo?- -Parecía restarle importancia al hecho de que que era evidente que se hubiesen acostado, estaba acostumbrado a la manera de actuar de su Hacedora, y a su desnudez. Sus ojos, uno del color verde y otro del azul, se pasearon por el cuerpo femenino, para él siempre había sido hermosa, no disimulo ese sentir, y por mucho que la hubiese tenido entre sus brazos, o visto de esa forma, nunca se cansaba de contemplarla. -De aquí no te vas a marchar tan fácilmente, quiero algo de todo esto. ¿El qué? Depende de ambos. -Si, acababa de incluirla a ella dentro del juego.
Los primeros meses desde que ella se había marchado se había convertido en terror en la Villa, se había convertido en destrucción y muerte haciendo gala a su ascendencia. Arrasando con toda vida, siendo caprichoso incluso, había sembrado el miedo entre los suyos, mostrando aquella faceta de monstruo tan suya bajo esa cara de diplomacia y estirada.
Era un modo de desfogar su dolor, la amaba con profundidad, estaba dispuesto a dárselo todo, a volver a cometer el mismo error. Ella iba a ser su compañera, había seguido los códigos que Lakme le había enseñado, le había enseñado lo que era ser inmortal dándole la oportunidad de retroceder. Pero no era su miedo al vampirismo, Lilith se había ido por aquel hechicero, su vínculo emocional de un pasado le había llevado a volver con él, pero en su realidad nunca le había dicho que le dejase de amar.
Bálsamo que llego un día, sabía que Lakme estaba con su compañía desde hacía más de un año en París, encontrado su rastro y perdido. Habían tenido alguno de esos encuentros íntimos como en el pasado en aquel campamento romano. Uña y carne, ella le llamaba “el inmortal perfecto”, su mejor creación, ella le había salvado la vida, y nunca condenando. Ya que aquel traje de vampiro había sido hecho a medida para aquel hombre que estuvo dispuesto a asesinar a su primogénito para cerrar un trato.
Ahora había vuelto, parecía distinta, distante… Su mente parecía estar en otro lado. Había que protegerla, él sabía su secreto, y sabía que para los “suyos” podía convertirse en una tesoro ansiado y valioso, era casi sagrado.
Si, aquella noche iba a ser tranquila. Pero las noticias volaron enseguida, y de repente todo su imperio en riesgo de guerra. ¿Guerra? Palabra favorita dentro de su lista, Lucciano había sido criado en tierra hostil y le gustaba el sabor de la sangre desde su madre le había dado la vida, a pesar de que su padre lo convirtiese en ciudadano romano, su sangre vikinga siempre estaría latente para llamarle a la batalla.
Aquel muchacho que ahora se vestía delante de él, le había regalado una oportunidad que llevaba tiempo rozando en tentación, pero como siempre tenía que hacerse de rogar y sacar tajada del asunto. Había buscado la información deseaba, y se topó con algo que tal vez le interesaba.
-No si yo no digo nada.- -Rasgo característico del vampiro, su voz era su mayor atractivo sin tener en cuenta los géneros, siempre había sido un regalo para el oído ajeno. -Este es el individuo en cuestión que me ha costado unos cuantos francos, esclavos y guardianes. Bien.- -No había tono de enfado ni ira, era una tranquilidad casi enervante lo que transmitía la voz del vampiro. -Amigo creo que tus “huevos” ahora valen oro, son lo que piden en bandeja por ciertos rincones de París, ¿qué piensas que debería hacer? “Nebt”.- -También se refería a ella por su verdadero nombre. -Ella me pide que te deje con vida, que nos has regalado una oportunidad y también me ha dicho que necesitas cierta información que yo poseo. ¿Qué hago contigo?- -Parecía restarle importancia al hecho de que que era evidente que se hubiesen acostado, estaba acostumbrado a la manera de actuar de su Hacedora, y a su desnudez. Sus ojos, uno del color verde y otro del azul, se pasearon por el cuerpo femenino, para él siempre había sido hermosa, no disimulo ese sentir, y por mucho que la hubiese tenido entre sus brazos, o visto de esa forma, nunca se cansaba de contemplarla. -De aquí no te vas a marchar tan fácilmente, quiero algo de todo esto. ¿El qué? Depende de ambos. -Si, acababa de incluirla a ella dentro del juego.
Lucciano Vecchio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 23/06/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Los ojos de la inmortal bailan por mi cuerpo aunque su mente parece estar en otro lugar, parece que mis palabras, le duelen, le ofenden, escudo que cae a sus pies frente a mi mirada esmeralda que ahora la busca y no la encuentra.
Es complicado explicarle el porque de mis actos, esos que no son necesariamente los que deseo tener, mas si los que debo hacer.
Soy consciente de que Lkame siente algo fuerte por un hombre del que poco se.
Apenas recuerdos de conversaciones vanas con mi padre pasan por mi mente como imágenes borrosas.
En aquella época yo solo era un niño que jugaba con la espada de madera a ser un hombre, mas no lo era.
¿Que hacer? Juro que me lo pregunto y por un instante el desconcierto se pasea por mis ojos, agradezco que Lakme este en otro lugar, pues de mirarme no tardaría en descifrar la verdad.
Yo no debería estar ahí ¿es justo que me meta cuando Lakme tiene otras cosas que vivir? ¿y si ese hombre la puede hacer feliz? Yo solo soy un espejismo de otro tiempo. Yo no soy su futuro ¿o si? Todo es confuso cuando hablamos de la inmortalidad, de la linea temporal y para que mentir estoy demasiado mareado como para pensar con claridad.
Ladeé la sonrisa, la perdida de sangre me ha hecho perder el buen juicio, o quizás nunca lo encontré.
Lucciano se había adentrado en el habitáculo y hablaba con Lakme de mi como si este vikingo no tuviera ni voz ni voto.
Reí entre dientes mientras continuaba vistiéndome con parsimonia.
No se que le hacia pensar que era dueño de mi futuro, que podría si quisiera darme muerte allí mismo.
Sus palabras sonaban engreídas, aunque con un deje enervante de tranquilidad fingida ¿donde tenia ese hombre la sangre vikinga?
Abroché el botón del pantalón y caminé hacia la camisola, ignorando todos y cada uno de sus comentarios, creo que eso le molestaba en lo mas profundo de sus entrañas, pues notaba su mirada bicolor pasearse junto a mi por la estancia.
Me agaché para colocar y anudar las votes mientras conspiraban sobre sus juegos de tronos, las oportunidades que mi presencia les había regalado y unas cuantas cosas mas que a decir verdad me importaban un carajo.
Las gemelas apoyadas junto a un pequeño escritorio, hacia allí dirigí mis pasos sin detenerme ni siquiera a mirar al inmortal.
Acomodé la hebilla en mi pecho y caminé hacia el lecho donde una Lakme desnuda y bastante perturbada por mis actos me miraba fijamente. Ahora si parecía tener al completo su atención.
Me incline, nuestros alientos entrechocaron en son de guerra, nuestras bocas casi se rozaron y mis ojos se perdieron en su mirada que parecía no entenderme aunque lo intentaba de una forma desesperada.
Ladeé ligeramente la cara para que mis labios murieran en su mejilla
-cuídate -susurré contra su piel fría.
Me erguí de nuevo sin mirar atrás, no era lo que quería,ni lo que necesitaba, de echo, con gusto me hubiera perdido entre sus brazos para descansar, para encontrar un mínimo de paz en el infierno que ahora mismo recorría mi cuerpo haciéndolo hervir por dentro.
Rabia ,frustración y algo mas que me hubiera hecho rugir de no ser porque hubiera delatado en demasía la intensidad de mis pensamientos.
Me coloqué frente a Lucciano que estaba en la puerta decidido a impedirme el paso.
-Ya tienes el motivo de tu gesta, háblame del hombre con el cuervo en el cuello y hazte a un lado o yo mismo tendré que abrirme paso.
Es complicado explicarle el porque de mis actos, esos que no son necesariamente los que deseo tener, mas si los que debo hacer.
Soy consciente de que Lkame siente algo fuerte por un hombre del que poco se.
Apenas recuerdos de conversaciones vanas con mi padre pasan por mi mente como imágenes borrosas.
En aquella época yo solo era un niño que jugaba con la espada de madera a ser un hombre, mas no lo era.
¿Que hacer? Juro que me lo pregunto y por un instante el desconcierto se pasea por mis ojos, agradezco que Lakme este en otro lugar, pues de mirarme no tardaría en descifrar la verdad.
Yo no debería estar ahí ¿es justo que me meta cuando Lakme tiene otras cosas que vivir? ¿y si ese hombre la puede hacer feliz? Yo solo soy un espejismo de otro tiempo. Yo no soy su futuro ¿o si? Todo es confuso cuando hablamos de la inmortalidad, de la linea temporal y para que mentir estoy demasiado mareado como para pensar con claridad.
Ladeé la sonrisa, la perdida de sangre me ha hecho perder el buen juicio, o quizás nunca lo encontré.
Lucciano se había adentrado en el habitáculo y hablaba con Lakme de mi como si este vikingo no tuviera ni voz ni voto.
Reí entre dientes mientras continuaba vistiéndome con parsimonia.
No se que le hacia pensar que era dueño de mi futuro, que podría si quisiera darme muerte allí mismo.
Sus palabras sonaban engreídas, aunque con un deje enervante de tranquilidad fingida ¿donde tenia ese hombre la sangre vikinga?
Abroché el botón del pantalón y caminé hacia la camisola, ignorando todos y cada uno de sus comentarios, creo que eso le molestaba en lo mas profundo de sus entrañas, pues notaba su mirada bicolor pasearse junto a mi por la estancia.
Me agaché para colocar y anudar las votes mientras conspiraban sobre sus juegos de tronos, las oportunidades que mi presencia les había regalado y unas cuantas cosas mas que a decir verdad me importaban un carajo.
Las gemelas apoyadas junto a un pequeño escritorio, hacia allí dirigí mis pasos sin detenerme ni siquiera a mirar al inmortal.
Acomodé la hebilla en mi pecho y caminé hacia el lecho donde una Lakme desnuda y bastante perturbada por mis actos me miraba fijamente. Ahora si parecía tener al completo su atención.
Me incline, nuestros alientos entrechocaron en son de guerra, nuestras bocas casi se rozaron y mis ojos se perdieron en su mirada que parecía no entenderme aunque lo intentaba de una forma desesperada.
Ladeé ligeramente la cara para que mis labios murieran en su mejilla
-cuídate -susurré contra su piel fría.
Me erguí de nuevo sin mirar atrás, no era lo que quería,ni lo que necesitaba, de echo, con gusto me hubiera perdido entre sus brazos para descansar, para encontrar un mínimo de paz en el infierno que ahora mismo recorría mi cuerpo haciéndolo hervir por dentro.
Rabia ,frustración y algo mas que me hubiera hecho rugir de no ser porque hubiera delatado en demasía la intensidad de mis pensamientos.
Me coloqué frente a Lucciano que estaba en la puerta decidido a impedirme el paso.
-Ya tienes el motivo de tu gesta, háblame del hombre con el cuervo en el cuello y hazte a un lado o yo mismo tendré que abrirme paso.
Niels Cannif-Cavey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Dos conversaciones se estaban adentrando en aquella habitación, una implícita entre los ojos de aquellos dos inmortales y otra explícita dadas por el sonido de su voz.
Ella no llegaba a mirar a Niels, es más sopesaba posibilidades dentro de aquella confusión extraña formada en su mente y mezcla de emociones. Tiene la sensación de que han cruzado la línea sin preguntar.
Intento de apelar a la razón diciéndose que se engañaba, él no pertenece a ese tiempo, no le corresponde alterar nada, solo puede ayudar si se han cruzado en camino. Ahora solo lo siente como un signo de debilidad. Nunca más. Debía de contenerse, de tener templanza. Ella no se quiebra con facilidad, no debe, el mundo le espera y debe de suceder tarde o temprano. No debe distraerse en… Sentimentalismos humanos.
Su corazón que late débil, aun le dice que no está preparado para dar los pasos que está dispuesto a dar. A pesar de que no lo mire, sabe que quiere huir de aquella sala tanto como ella ahora mismo. Huir de lo incomprensible.
Vecchio no le reprocha, la conoce demasiado. Nota su mirada de deseo por ella, es normal, a veces lo hacen, se conocen en ese sentido demasiado bien, se desahogan. En un pasado ya invadió el lecho donde debería estar su esposa, y ella tuvo que consentirlo. Todo por una amarga traición.
- ¿Me lo preguntas a mí? Tienes tu guerra en bandeja… Termina con todo, sabes que ese inmortal solo nos traía problemas. Otro territorio que colonizar, París será tuya. -Sentenció casi contestando de un modo automático mientras él se aproxima. -Dale su información y déjale ir… -Por un momento se cruza una mirada maliciosa entre ambos inmortales, había algún tipo de información que se le escapaba de las manos, algo tienen en mente.
Por fin parece despertar cuando él se aproxima con una despedida. Su boca esta habida de la ajena, y sus ojos intentan descifrar preguntas donde no llegan a acudir respuestas. Un beso en su mejilla.
Lakme se levanta junto a él y le sigue, intercambia una mirada seria con Lucciano.
Se aproxima al joven cuando éste exige su información y le amenaza con echarse a un lado. Desafiante hasta el último momento, incluso estar demasiado débil para mantener sus pasos y su razón clara.
La inmortal sin darle importancia a su estado de desnudez se cuelga del cuello del vikingo y pega su cuerpo contra el ajeno encajandolo perfectamente en su forma, y simplemente le dedica un ósculo primero efímero con su nariz, y luego le besa con profundidad, lento, con quietud, se deleita con sus labios dibujándolos y deteniéndose, lo hace con demasiadas ganas de aferrarse a él cuando le invierte cierta pasión. Su boca le suena a despedida, pero es un “aún no”.
-Pronto te marcharás, no perteneces aquí. Ya me conoces. -Sus ojos se dirigen a los ajenos con esa mirada capaz de calar dentro del alma, es hipnótica, dodne perderse. -Hazlo Vecchio… -Le ordena a su vástago, sin soltarse de Niels.
Ella no llegaba a mirar a Niels, es más sopesaba posibilidades dentro de aquella confusión extraña formada en su mente y mezcla de emociones. Tiene la sensación de que han cruzado la línea sin preguntar.
Intento de apelar a la razón diciéndose que se engañaba, él no pertenece a ese tiempo, no le corresponde alterar nada, solo puede ayudar si se han cruzado en camino. Ahora solo lo siente como un signo de debilidad. Nunca más. Debía de contenerse, de tener templanza. Ella no se quiebra con facilidad, no debe, el mundo le espera y debe de suceder tarde o temprano. No debe distraerse en… Sentimentalismos humanos.
Su corazón que late débil, aun le dice que no está preparado para dar los pasos que está dispuesto a dar. A pesar de que no lo mire, sabe que quiere huir de aquella sala tanto como ella ahora mismo. Huir de lo incomprensible.
Vecchio no le reprocha, la conoce demasiado. Nota su mirada de deseo por ella, es normal, a veces lo hacen, se conocen en ese sentido demasiado bien, se desahogan. En un pasado ya invadió el lecho donde debería estar su esposa, y ella tuvo que consentirlo. Todo por una amarga traición.
- ¿Me lo preguntas a mí? Tienes tu guerra en bandeja… Termina con todo, sabes que ese inmortal solo nos traía problemas. Otro territorio que colonizar, París será tuya. -Sentenció casi contestando de un modo automático mientras él se aproxima. -Dale su información y déjale ir… -Por un momento se cruza una mirada maliciosa entre ambos inmortales, había algún tipo de información que se le escapaba de las manos, algo tienen en mente.
Por fin parece despertar cuando él se aproxima con una despedida. Su boca esta habida de la ajena, y sus ojos intentan descifrar preguntas donde no llegan a acudir respuestas. Un beso en su mejilla.
Lakme se levanta junto a él y le sigue, intercambia una mirada seria con Lucciano.
Se aproxima al joven cuando éste exige su información y le amenaza con echarse a un lado. Desafiante hasta el último momento, incluso estar demasiado débil para mantener sus pasos y su razón clara.
La inmortal sin darle importancia a su estado de desnudez se cuelga del cuello del vikingo y pega su cuerpo contra el ajeno encajandolo perfectamente en su forma, y simplemente le dedica un ósculo primero efímero con su nariz, y luego le besa con profundidad, lento, con quietud, se deleita con sus labios dibujándolos y deteniéndose, lo hace con demasiadas ganas de aferrarse a él cuando le invierte cierta pasión. Su boca le suena a despedida, pero es un “aún no”.
-Pronto te marcharás, no perteneces aquí. Ya me conoces. -Sus ojos se dirigen a los ajenos con esa mirada capaz de calar dentro del alma, es hipnótica, dodne perderse. -Hazlo Vecchio… -Le ordena a su vástago, sin soltarse de Niels.
Lakme- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 22/11/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
No entendía demasiado lo que pasaba, pero por su mirada y el reflejo de los pensamientos que su Hacedora le concedía en aquella implícita conversación que ambos tenían, sabía que ella se estaba un tanto encaprichando, o al menos eso le dio la sensación. Había un extraño vinculo intimo entre ambos, y sospechaba que él ya “los conocía”. Lakme tendría que explicarle mucho.
¿Por qué tanto interés con salvarlo? Cuando sus amantes en general no llegaban a ver el amanecer de un nuevo día. Era una fuerza de la naturaleza que a veces ni él mismo sabía descifrar en intenciones o sentido. Solo sabía que se lo debía todo y que sin ella no era nada. Y sabía que su secreto era importante para los “suyos”, aunque quedaba bastante tiempo para obtener las respuestas, y él daría su vida por conservar la de ella.
-París es mía… -Le reafirmo, aunque por mucho que ganará terreno conquistando zonas para vampiros había una plaga que odiaba con profundidad y cuya campaña ahora se centraba en diezmar: Inquisidores.
Lucciano había pasado los últimos siglos encerrados en una tumba de plata custodiados por estos mismos. Enemigos naturales, desde antes de convertirse en vampiro portando otro nombre.
Había averiguado algo sobre el asunto. O más bien rumores y otras habladurías.
Una mirada se cruzó con Lakme, y un ruego en forma de su voz en su mente. También notaba la gravedad de aquel cuerpo humano, y se podía leer aquella incomodidad y tensión creada en el ambiente. “Mantenedlo con vida, por favor”. Había sido el ruego de la inmortal.
-Saint Chapelle… Tu hechicero conoce a alguien del Palacio de Justicia, y ronda demasiado la capilla. -Solo le dijo sin moverse ni un ápice. -Hay rumores que están aparenciendo cadáveres por la zona, como si alguien los hubiese desenterrado y estuviesen jugando con ellos, sus cuerpos están quemados, pero desde dentro… Asqueroso. Sí, yo fuese tu no coquetearía demasiado con nigromantes. Nunca traen nada bueno.
“Hazlo" le había dicho.
El vampiro de mirada biocolor afirmo con su rostro, y esos se tornaron escarlatas. Su poder era un poco distintos al de Lakme era capaz de “remover” por así decirle la sangre de cualquier individuo. Iba a dolerle al humano, pero si era lo que le había pedido lo haría.
Dolor inducido en la cabeza de Niels, dejándole completamente caos e inconsciente. Ya no podría resistirse a marcharse ni al descanso que bien necesitaba.
-Buenas noches. -Solo dijo, sabiendo que Lakme se marcharía dejándole aquella carga a su cuidado. Suspiro. -Tenemos una conversación larga pendiente, no te vas a librar de esta “Nebt”.
¿Por qué tanto interés con salvarlo? Cuando sus amantes en general no llegaban a ver el amanecer de un nuevo día. Era una fuerza de la naturaleza que a veces ni él mismo sabía descifrar en intenciones o sentido. Solo sabía que se lo debía todo y que sin ella no era nada. Y sabía que su secreto era importante para los “suyos”, aunque quedaba bastante tiempo para obtener las respuestas, y él daría su vida por conservar la de ella.
-París es mía… -Le reafirmo, aunque por mucho que ganará terreno conquistando zonas para vampiros había una plaga que odiaba con profundidad y cuya campaña ahora se centraba en diezmar: Inquisidores.
Lucciano había pasado los últimos siglos encerrados en una tumba de plata custodiados por estos mismos. Enemigos naturales, desde antes de convertirse en vampiro portando otro nombre.
Había averiguado algo sobre el asunto. O más bien rumores y otras habladurías.
Una mirada se cruzó con Lakme, y un ruego en forma de su voz en su mente. También notaba la gravedad de aquel cuerpo humano, y se podía leer aquella incomodidad y tensión creada en el ambiente. “Mantenedlo con vida, por favor”. Había sido el ruego de la inmortal.
-Saint Chapelle… Tu hechicero conoce a alguien del Palacio de Justicia, y ronda demasiado la capilla. -Solo le dijo sin moverse ni un ápice. -Hay rumores que están aparenciendo cadáveres por la zona, como si alguien los hubiese desenterrado y estuviesen jugando con ellos, sus cuerpos están quemados, pero desde dentro… Asqueroso. Sí, yo fuese tu no coquetearía demasiado con nigromantes. Nunca traen nada bueno.
“Hazlo" le había dicho.
El vampiro de mirada biocolor afirmo con su rostro, y esos se tornaron escarlatas. Su poder era un poco distintos al de Lakme era capaz de “remover” por así decirle la sangre de cualquier individuo. Iba a dolerle al humano, pero si era lo que le había pedido lo haría.
Dolor inducido en la cabeza de Niels, dejándole completamente caos e inconsciente. Ya no podría resistirse a marcharse ni al descanso que bien necesitaba.
-Buenas noches. -Solo dijo, sabiendo que Lakme se marcharía dejándole aquella carga a su cuidado. Suspiro. -Tenemos una conversación larga pendiente, no te vas a librar de esta “Nebt”.
Lucciano Vecchio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 23/06/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Me equivoque y se murió de sueño [Niels Cannif-Cavey] ◊◊
Los dos inmortales se traen algo entre manos, puedo parecer rudo en mis modales, incluso burdo para fijarme en los detalles, mas no lo soy, no me cuenta saber que Lakme planea algo, ese juego de miradas que se traen dudo que sea para compartir un helado bajo la luz de la luna como dos enamorados.
Ladeo la sonrisa al sentir como los brazos de Lakme se cuelgan de mi cuello por unos instantes, efímero beso que apenas dibuja el contorno de mis labios. Mis ojos se centran en sus pardos, es demasiado complicado explicarle sin palabras lo que siento en ese momento.
Me huelo la traición cuando su cuerpo se ciñe al mio, beso lento que solo busca ganar tiempo o al menos eso pienso porque de albergar sentimientos no seria capaz de ir contra mi voluntad.
No soy un niño aunque ella así lo crea, no necesito su piedad, tampoco sus cuidados.
Tenso el gesto acogiendo aquel beso que se torna pasional, alientos entremezclados y mis dedos que recorren su cintura con cierto anhelo.
Su boca sentencia con palabras lo que yo ya se, que la despedida esta cerca y que así debe de ser. Me relamo contra su boca, parece que ninguno desea soltar al otro aunque es algo que inevitablemente va a suceder.
Entonces Lucio me da la información pedida, esa que grabo a fuego en mi memoria, a fin de cuentas es cuanto necesito saber, un nigromante, la cosa cada vez toma un cáliz mas complicado, no puedo olvidar que no estoy en el norte, que estoy completamente solo para luchar contra un enemigo que posiblemente tenga poder suficiente para desafiarme.
No tengo miedo, ese sentimiento es para los cobardes y a mi me espera al Valhalla y mi linaje a su mesa.
Ahora si, mis ojos se despiden de esa mirada que me penetra, un instante nuestro que deja la estela de lo que pudo haber sido y no fue. Un adiós velado sin palabras antes de que mi cabeza arda, llevo allí mis manos, no emito quejido aunque el dolor es tan punzante que por momento siento que la vida se me va en ello.
Mis ojos buscan los de la inmortal ,se que no es ella, mas si la portadora de la orden de la traición a la que me somete sin escrúpulos, y van dos en demasiado poco tiempo, lección aprendida.
Caigo de rodillas a sus pies, sus brazos tratan de sustentarme mas con la fuerza que me queda la aparto de mi antes de desfallecer para caer inconsciente.
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Hierba fresca bajo mis pies, la noche a caído sobre mi, apenas me he percatado de ello, pues juego cerca del lago donde los hombres han acampado para asediar el castillo del norte del falso rey.
El agua esta fría, moja mis pies mientras yo chapoteo correteando espada de madera en mano por doquier.
La dama blanca baña el lago dotándolo de su haz de plata, mi risa y palabras de guerra mientras sacudo la espada con coraje imitando a mis mayores colman el silencioso ambiente.
Es entonces cuando un aullido rompe mi calma, no tardo en centrar mis esmeraldas con pánico en una gran figura oscura, peluda y de grandes fauces que a cuatro patas se acerca alzándose al llegar frente a mi en dos.
Reculo asustado cuando una piedra se inmiscuye en mi camino haciéndome caer de espaldas, cierro los ojos interponiendo mi ridícula espada cuando la bestia sobre mi se abalanza.
Mas nunca llega a caer sobre mi, Lakme con los ojos escarlata se inmiscuye entre mi diminuto cuerpo y el de aquel ser de la noche.
Batalla encarnizada entre ambos, gruñidos, choques de colmillos y sangre es lo que ven mis ojos mientras mi cuerpo tiembla, apenas tengo seis años y mis ojos se humedecen fruto del pánico.
“Los hombres no lloran” me repito tratando de mantener las lagrimas a ralla viendo con estupor como la sangre brota de uno y otro cuerpo.
La bestia sobre el cuerpo de Lakme, me pongo en pie, mis pasos apenas son perceptibles, aunque yo me noto desfallecer. Un cuchillo de plata había caído del cinto de la inmortal, la hierba lo cubre mas mis ojos son capaces de hallar el filo y del mango mi pequeña mano temblorosa lo toma.
Cada paso quiebra mis piernas, hasta que estoy tan cerca que puedo sentir el calor que emanan las dos bestias, soy insignificante, mas simplemente y sin pensar hundo aquella hoja en el cuello del licantropo que cae sobre lakme mientras ahora si esta da buena cuenta de él arrancándole el corazón y desmembrandolo frente a mis ojos.
Tiemblo, mis manso llenas de sangre también lo hacen y los ojos de Lakme me buscan con preocupación, es la primera vez que mato, mas no la ultima en la que mis manos se mancharan de carmesí. Caigo de rodillas, de fondo la voz de mi padre y sus hombros que corren hacia mi posición, mi cuerpo se orilla al de la mujer que me abre los brazos para acogerme con calidez.
Acaricia mi pelo revolviendolo, cierro los ojos, solo soy capa de pensar en ese momento “que los hombres no lloran” así que..enjugo las lagrimas contra la ropa de la inmortal para enfrentar la orgullosa mirada de mi padre.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
Abro los ojos de golpe estoy en el lecho, frunzo el ceño, la habitación esta desierta, busco el ventanal, el sol resplandece en ese momento, aunque por la posición de este pronto alcanzara al ida el ocaso.
No hay rejas, mas si una distancia considerable para lograr escapar. Anudo las sabanas con rapidez, aro el ventanal y las dejo caer por este. El extremo lo anudo a la pata del camastro, sera suficiente para soportar mi peso.
Junto a la soga me dejo caer, un ultimo salto me otorga la libertad.
-Saint Chapelle
Ladeo la sonrisa al sentir como los brazos de Lakme se cuelgan de mi cuello por unos instantes, efímero beso que apenas dibuja el contorno de mis labios. Mis ojos se centran en sus pardos, es demasiado complicado explicarle sin palabras lo que siento en ese momento.
Me huelo la traición cuando su cuerpo se ciñe al mio, beso lento que solo busca ganar tiempo o al menos eso pienso porque de albergar sentimientos no seria capaz de ir contra mi voluntad.
No soy un niño aunque ella así lo crea, no necesito su piedad, tampoco sus cuidados.
Tenso el gesto acogiendo aquel beso que se torna pasional, alientos entremezclados y mis dedos que recorren su cintura con cierto anhelo.
Su boca sentencia con palabras lo que yo ya se, que la despedida esta cerca y que así debe de ser. Me relamo contra su boca, parece que ninguno desea soltar al otro aunque es algo que inevitablemente va a suceder.
Entonces Lucio me da la información pedida, esa que grabo a fuego en mi memoria, a fin de cuentas es cuanto necesito saber, un nigromante, la cosa cada vez toma un cáliz mas complicado, no puedo olvidar que no estoy en el norte, que estoy completamente solo para luchar contra un enemigo que posiblemente tenga poder suficiente para desafiarme.
No tengo miedo, ese sentimiento es para los cobardes y a mi me espera al Valhalla y mi linaje a su mesa.
Ahora si, mis ojos se despiden de esa mirada que me penetra, un instante nuestro que deja la estela de lo que pudo haber sido y no fue. Un adiós velado sin palabras antes de que mi cabeza arda, llevo allí mis manos, no emito quejido aunque el dolor es tan punzante que por momento siento que la vida se me va en ello.
Mis ojos buscan los de la inmortal ,se que no es ella, mas si la portadora de la orden de la traición a la que me somete sin escrúpulos, y van dos en demasiado poco tiempo, lección aprendida.
Caigo de rodillas a sus pies, sus brazos tratan de sustentarme mas con la fuerza que me queda la aparto de mi antes de desfallecer para caer inconsciente.
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Hierba fresca bajo mis pies, la noche a caído sobre mi, apenas me he percatado de ello, pues juego cerca del lago donde los hombres han acampado para asediar el castillo del norte del falso rey.
El agua esta fría, moja mis pies mientras yo chapoteo correteando espada de madera en mano por doquier.
La dama blanca baña el lago dotándolo de su haz de plata, mi risa y palabras de guerra mientras sacudo la espada con coraje imitando a mis mayores colman el silencioso ambiente.
Es entonces cuando un aullido rompe mi calma, no tardo en centrar mis esmeraldas con pánico en una gran figura oscura, peluda y de grandes fauces que a cuatro patas se acerca alzándose al llegar frente a mi en dos.
Reculo asustado cuando una piedra se inmiscuye en mi camino haciéndome caer de espaldas, cierro los ojos interponiendo mi ridícula espada cuando la bestia sobre mi se abalanza.
Mas nunca llega a caer sobre mi, Lakme con los ojos escarlata se inmiscuye entre mi diminuto cuerpo y el de aquel ser de la noche.
Batalla encarnizada entre ambos, gruñidos, choques de colmillos y sangre es lo que ven mis ojos mientras mi cuerpo tiembla, apenas tengo seis años y mis ojos se humedecen fruto del pánico.
“Los hombres no lloran” me repito tratando de mantener las lagrimas a ralla viendo con estupor como la sangre brota de uno y otro cuerpo.
La bestia sobre el cuerpo de Lakme, me pongo en pie, mis pasos apenas son perceptibles, aunque yo me noto desfallecer. Un cuchillo de plata había caído del cinto de la inmortal, la hierba lo cubre mas mis ojos son capaces de hallar el filo y del mango mi pequeña mano temblorosa lo toma.
Cada paso quiebra mis piernas, hasta que estoy tan cerca que puedo sentir el calor que emanan las dos bestias, soy insignificante, mas simplemente y sin pensar hundo aquella hoja en el cuello del licantropo que cae sobre lakme mientras ahora si esta da buena cuenta de él arrancándole el corazón y desmembrandolo frente a mis ojos.
Tiemblo, mis manso llenas de sangre también lo hacen y los ojos de Lakme me buscan con preocupación, es la primera vez que mato, mas no la ultima en la que mis manos se mancharan de carmesí. Caigo de rodillas, de fondo la voz de mi padre y sus hombros que corren hacia mi posición, mi cuerpo se orilla al de la mujer que me abre los brazos para acogerme con calidez.
Acaricia mi pelo revolviendolo, cierro los ojos, solo soy capa de pensar en ese momento “que los hombres no lloran” así que..enjugo las lagrimas contra la ropa de la inmortal para enfrentar la orgullosa mirada de mi padre.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
Abro los ojos de golpe estoy en el lecho, frunzo el ceño, la habitación esta desierta, busco el ventanal, el sol resplandece en ese momento, aunque por la posición de este pronto alcanzara al ida el ocaso.
No hay rejas, mas si una distancia considerable para lograr escapar. Anudo las sabanas con rapidez, aro el ventanal y las dejo caer por este. El extremo lo anudo a la pata del camastro, sera suficiente para soportar mi peso.
Junto a la soga me dejo caer, un ultimo salto me otorga la libertad.
-Saint Chapelle
Niels Cannif-Cavey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Yo nunca supe que tenia un sueño, hasta que ese sueño fuiste tú
» Valkyrie se min (Valeria Cavey)
» Demonen av min helvete [Valeria Cavey] [+18]
» "Abandone toda esperanza... [Valeria Cavey]
» Valhalla (Valeria Cavey)(+18)
» Valkyrie se min (Valeria Cavey)
» Demonen av min helvete [Valeria Cavey] [+18]
» "Abandone toda esperanza... [Valeria Cavey]
» Valhalla (Valeria Cavey)(+18)
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour