AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
2 participantes
Página 1 de 1.
Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
No me gustaba estar en este sitio…
Vale que rompiera las normas pero no era para que me tuvieran que meter en un convento. ¿Qué pasa? Enamorarse estaba prohibido al parecer en los mundos perfectos de mi madre. Pues aquí estoy, en un convento desolado y triste de Paris. No conozco a nadie, me la paso encerrada en mi habitación leyendo y leyendo, bueno, conozco a una joven de la que bueno, los juegos nocturnos van de la mano así que no esta tan mal, pero me aburro demasiado.
El otro día recibí una carta de madre y era que mi hermano estaba a punto de casarse. Ah que bien, pero en la carta me dijo que no me dejaba ir a la boda de mi propio hermano mayor, pero vamos a ver ¿Por qué no puedo ir a la boda de mi hermano? ¿Piensa acaso que me escaparía? Bueno si, vale, pero no esa no es la cosa, era la boda de mi hermano, al que después de que se case con quien quiera que sea, no le voy a volver a ver. Estaba completamente triste y dolida por la rigidez de mi madre, no podía siquiera mencionar Escocia y solo me pedía, o bueno, en todas las cartas me exigía que le contara como iba en el convento en el que estaba ahora.
-Victoria- dijo una voz detrás de mí. Me giré y era una monja la cual venía con un cesto de mimbre con ropa para doblar y lo único que doblé fue un gesto de desagrado y rodé con ello mis ojos. Que aburrido. La monja lo dejó sobre mi cama y con una sonrisa me dijo – No dormirás hasta que no dobles estas sábanas y las lleves a la despensa de ropa limpia en el sótano. Buenas tardes querida. – Y se fue con esa cara de espantapájaros que tenía…y ¡El sótano estaba bien lejos de mi habitación! ¡Me tomaría unas horas en ir y volver! ¡Esto no es un puto convento! ¡Esto es un infierno! ¿Qué narices he hecho mal? ¿Seguir mi corazón? ¡Vamos!
Enfurruñada hice rápidamente la tarea que la monja me había encomendado y en el interior de estas descubrí una caja de mimbre más pequeña en la que olía delicioso. Con cuidado la abrí y descubrí un manjar de croissants con mermelada de fresa y un recipiente tapado con zumo de naranja. Mis tripas rugieron. Joder, era verdad. No había bajado a comer y no comí nada porque no me gustan las muchachas de este convento y ella me trajo esto a escondidas.
Cogí lo que me trajo a escondidas y terminé de doblar las sábanas. Comí un poco de lo que me trajeron y tras un trago del jugo de naranja, cogí la cesta grande y rápidamente me fui recorriendo los rincones más inhóspitos del convento hasta llegar al maldito sótano de las narices -¿pero que locura esta? -Me pregunté a mi misma en cuanto estaba delante de la puerta que conducía al sótano.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Vale que rompiera las normas pero no era para que me tuvieran que meter en un convento. ¿Qué pasa? Enamorarse estaba prohibido al parecer en los mundos perfectos de mi madre. Pues aquí estoy, en un convento desolado y triste de Paris. No conozco a nadie, me la paso encerrada en mi habitación leyendo y leyendo, bueno, conozco a una joven de la que bueno, los juegos nocturnos van de la mano así que no esta tan mal, pero me aburro demasiado.
El otro día recibí una carta de madre y era que mi hermano estaba a punto de casarse. Ah que bien, pero en la carta me dijo que no me dejaba ir a la boda de mi propio hermano mayor, pero vamos a ver ¿Por qué no puedo ir a la boda de mi hermano? ¿Piensa acaso que me escaparía? Bueno si, vale, pero no esa no es la cosa, era la boda de mi hermano, al que después de que se case con quien quiera que sea, no le voy a volver a ver. Estaba completamente triste y dolida por la rigidez de mi madre, no podía siquiera mencionar Escocia y solo me pedía, o bueno, en todas las cartas me exigía que le contara como iba en el convento en el que estaba ahora.
-Victoria- dijo una voz detrás de mí. Me giré y era una monja la cual venía con un cesto de mimbre con ropa para doblar y lo único que doblé fue un gesto de desagrado y rodé con ello mis ojos. Que aburrido. La monja lo dejó sobre mi cama y con una sonrisa me dijo – No dormirás hasta que no dobles estas sábanas y las lleves a la despensa de ropa limpia en el sótano. Buenas tardes querida. – Y se fue con esa cara de espantapájaros que tenía…y ¡El sótano estaba bien lejos de mi habitación! ¡Me tomaría unas horas en ir y volver! ¡Esto no es un puto convento! ¡Esto es un infierno! ¿Qué narices he hecho mal? ¿Seguir mi corazón? ¡Vamos!
Enfurruñada hice rápidamente la tarea que la monja me había encomendado y en el interior de estas descubrí una caja de mimbre más pequeña en la que olía delicioso. Con cuidado la abrí y descubrí un manjar de croissants con mermelada de fresa y un recipiente tapado con zumo de naranja. Mis tripas rugieron. Joder, era verdad. No había bajado a comer y no comí nada porque no me gustan las muchachas de este convento y ella me trajo esto a escondidas.
Cogí lo que me trajo a escondidas y terminé de doblar las sábanas. Comí un poco de lo que me trajeron y tras un trago del jugo de naranja, cogí la cesta grande y rápidamente me fui recorriendo los rincones más inhóspitos del convento hasta llegar al maldito sótano de las narices -¿pero que locura esta? -Me pregunté a mi misma en cuanto estaba delante de la puerta que conducía al sótano.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Se podía apreciar que aquella jovencita estaba molesta, y aun así no le importó, no importo nada más que el llevar esa alma marchita a los confines de un sótano para terminar con una pasión agonizante en un piadoso cuerpo entregado a Dios. Gemidos y gritos ahogados que terminaron en una mordida tan seductora como embriagante en aquella niña cuya edad llegaba a los quince. El cuerpo mancillado se aleja dejando al clérigo sentado en la oscuridad bebiendo del ahora de la pura sangre derramada como ofrenda a los demonios con una sonrisa de satisfacción fría y monstruosa como el mismo demonio. No estaba en discusión aquello; podía matar, violar, despedazar a destajo y al día siguiente no recordar nada, para actuar como un hombre de la orden sacerdotal.
Solo, en aquel lugar oscuro se mantenía buscando la paz de rodillas al rezar a los altos cielos por ayuda divina hasta que una vocecilla como el de un suave ratón alertó sus sentidos. Siguió a la dueña de esa melodiosa voz así como embriagante aroma concentrado en encontrarla.
Noe estaba en segundos de pie tras la dama de cabellos llamativos y rostro inocente, tan jovial como puro. Aspirando su aroma al ella internarse a ese oscuro lugar con sus manos ocupadas como la suya que se extendía claramente en tomar un mechón de la joven para contestar a su interrogante
.
—Es la locura de un trabajo abnegado, ¿o la pequeña ovejita no puede con el trabajo de este santo lugar?— susurró al unísono
Soltó los cabellos de la joven llevando las manos a juntarse frente a su estómago con un rosario que colgaba entre los dedos con esa negra sotana.
—Si, esto no es de tu agrado, dime pequeña ¿Qué trabajo deseas?— murmuró
Observó a la jovencita, pero no conseguía atenuar ni la fragancia que se aproximaba ni a la bestia que por los ojos al demonio saltaba con fuerza rugiendo al fulgor del calor de otra bella dama primaveral.
Solo, en aquel lugar oscuro se mantenía buscando la paz de rodillas al rezar a los altos cielos por ayuda divina hasta que una vocecilla como el de un suave ratón alertó sus sentidos. Siguió a la dueña de esa melodiosa voz así como embriagante aroma concentrado en encontrarla.
Noe estaba en segundos de pie tras la dama de cabellos llamativos y rostro inocente, tan jovial como puro. Aspirando su aroma al ella internarse a ese oscuro lugar con sus manos ocupadas como la suya que se extendía claramente en tomar un mechón de la joven para contestar a su interrogante
.
—Es la locura de un trabajo abnegado, ¿o la pequeña ovejita no puede con el trabajo de este santo lugar?— susurró al unísono
Soltó los cabellos de la joven llevando las manos a juntarse frente a su estómago con un rosario que colgaba entre los dedos con esa negra sotana.
—Si, esto no es de tu agrado, dime pequeña ¿Qué trabajo deseas?— murmuró
Observó a la jovencita, pero no conseguía atenuar ni la fragancia que se aproximaba ni a la bestia que por los ojos al demonio saltaba con fuerza rugiendo al fulgor del calor de otra bella dama primaveral.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
- ¡JODER, CAGO EN LA LECHE! – Repentinamente como el loco sorprende al sereno, me sobresalte de sobremanera al escuchar y ver al cura detrás de mí como si fuera un maldito fantasma que en parte lo parecía con la extrema palidez que tenía - ¡PADRE! ¡Me ha asustado! –Dije dándome cuenta de que aun así mi corazón permanecía acelerado, la cesta grande se había escapado de mis dedos por lo que ya me daba igual – Yo…¿trabajo? No, es que me han castigado tan solo por defenderme o lo mismo mi madre seguro tiene algo que ver, ni si quiera me deja ir a Escocia para tan solo ir a la boda de mi hermano, al que….- Vaya, estaba dándole demasiada correa a mis palabras que salían por si solas de mi boca. Observe con determinación al cura, eché un paso hacia atrás para poder observarlo mejor y me di cuenta que tenía un rastro de sangre de su boca - ¿está bien padre? – Señalé sobre mi boca para indicarle el lugar de donde estaba manchado – justo…en el mentón…tiene algo rojo…-Di otro paso hacia atrás por si las moscas.
Vale, esto se pasaba de castaño oscuro. Primero mi madre me manda a un convento en el que todas tienen relaciones sexuales entre si mismas, soy la única que.. ¿Se da cuenta de ello? Y mi madre es la primera que me manda lejos de estas cosas raras de relaciones íntimas o la primera que se mete en la relación de una persona para que esta siga una tontería de tradición humana.
Siento que no es malo tener relaciones íntimas con una persona pero otra cosa es llegar a los secretismos y a cosas “extrañas” cosas en las que tu instinto te dice que estás en peligro o simplemente que no hay buenas vibraciones en el momento y la tensión es tan palpable que puede cortarse con un cuchillo perfectamente.
Como echo en falta Escocia.
Mi hermano, mi granjero que probablemente se piense que le deje por su baja condición, lo conocía demasiado bien. Mi granjero se alejó de mi porque no se consideraba lo suficientemente apropiado para estar con alguien de mi rango social, era tonto pero lo amaba, aún le sigo amando y aún le echo de menos, esto era una tortura y ahora mismo me había quedado en mis pensamientos, no me di cuenta de que las lágrimas salían de mis ojos y rodaban por mi mejilla. Rápidamente me limpie con la manga del vestido que tenía puesto y me fijé en el cura – Lo siento…es que no soporto este lugar. No puedo estar aquí, quiero estar en Escocia…-No quería seguir ahí por lo que cogí de mis faldas rápidamente y subí las escaleras de aquel sótano, no quería que me viera llorar, nada, no quería que ver nada con esto por lo que rápidamente sin pensarlo demasiado, me fui a una pequeña cala que aquel convento tenía como playa privada.
Quería estar sola…. ¿o no?
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Vale, esto se pasaba de castaño oscuro. Primero mi madre me manda a un convento en el que todas tienen relaciones sexuales entre si mismas, soy la única que.. ¿Se da cuenta de ello? Y mi madre es la primera que me manda lejos de estas cosas raras de relaciones íntimas o la primera que se mete en la relación de una persona para que esta siga una tontería de tradición humana.
Siento que no es malo tener relaciones íntimas con una persona pero otra cosa es llegar a los secretismos y a cosas “extrañas” cosas en las que tu instinto te dice que estás en peligro o simplemente que no hay buenas vibraciones en el momento y la tensión es tan palpable que puede cortarse con un cuchillo perfectamente.
Como echo en falta Escocia.
Mi hermano, mi granjero que probablemente se piense que le deje por su baja condición, lo conocía demasiado bien. Mi granjero se alejó de mi porque no se consideraba lo suficientemente apropiado para estar con alguien de mi rango social, era tonto pero lo amaba, aún le sigo amando y aún le echo de menos, esto era una tortura y ahora mismo me había quedado en mis pensamientos, no me di cuenta de que las lágrimas salían de mis ojos y rodaban por mi mejilla. Rápidamente me limpie con la manga del vestido que tenía puesto y me fijé en el cura – Lo siento…es que no soporto este lugar. No puedo estar aquí, quiero estar en Escocia…-No quería seguir ahí por lo que cogí de mis faldas rápidamente y subí las escaleras de aquel sótano, no quería que me viera llorar, nada, no quería que ver nada con esto por lo que rápidamente sin pensarlo demasiado, me fui a una pequeña cala que aquel convento tenía como playa privada.
Quería estar sola…. ¿o no?
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
El susto que se acompañó con el brinco de aquel delicado cuerpo desprendía un aroma exquisito de la sangre de la pequeña que con deleitó a Noe tanto como hundirlo en el deseo desenfrenado del deseo oscuro de arrancarle las ropas y tomarla en ese momento, tomar su cuerpo, sangre y alma hasta la muerte fina y delicada; se contuvo con una sonrisa ante la joven al dejarla marchar. Sus manos tomaron la cesta antes que esta cayera al suelo evitando así que los ropajes que llevaba se ensuciaran y por ello tuviera que cargar con algún castigo.
Dejó la sesta aun lado admirando los colores de aquellos ojos, de sus labios, de la finura de su cuello y lo delicado que sería como para dejar una impronta huella morada en él, su cuerpo no desarrollado, sus cabellos. Todo en ella era atrayente tal como las otros jovencitos de los que se jacto por noches. Tomó nota de la mancha que recaía sobre su mentón dejándola en su lugar para no levantar sospechas, mostró una sonrisa a la pequeña observadora acercándose a tocar su cabeza pero quedó en un instante detenido
—No era mi intención asustarte pequeña niña— sonrió como si de un buen samaritano se tratase.
—No te preocupes pequeña, me he lastimado pero estoy bien solo son los vestigios de mi pequeña imprudencia— murmuró restando importancia al señalamiento que la joven hacía.
Observó las lágrimas de la joven y eso lo excitaron a un más pero también lo enojaron por no ser él quien le estuviera causando ese llanto. Freno sus pies el acercarse y clavar sus diente por todo su cuerpo para verla llorar, pero mantuvo la sonrisa frente a la jovencita hasta que la pequeña escapa, pero antes de llegar a la puerta él la detiene por la espalda tomando sus cabellos entre los largos dedos llevándolos hasta dejar su nuca descubierta y pasar por ahí sus dedos hasta el cuello y los hombros.
—Tranquila, pequeña. No te haré nada pero veo que tu alma guarda mucho dolor si quieres puedo oírte es parte de mis obligaciones como un sacerdote entregado a nuestro señor. Si quieres puedes llorar sobre mis hombros mientras te consuelo y me cuentas tus penas — musitó muy cerca del oído de la joven incitándola, estremeciéndola usando la seducción en sus palabras.
Dejó la sesta aun lado admirando los colores de aquellos ojos, de sus labios, de la finura de su cuello y lo delicado que sería como para dejar una impronta huella morada en él, su cuerpo no desarrollado, sus cabellos. Todo en ella era atrayente tal como las otros jovencitos de los que se jacto por noches. Tomó nota de la mancha que recaía sobre su mentón dejándola en su lugar para no levantar sospechas, mostró una sonrisa a la pequeña observadora acercándose a tocar su cabeza pero quedó en un instante detenido
—No era mi intención asustarte pequeña niña— sonrió como si de un buen samaritano se tratase.
—No te preocupes pequeña, me he lastimado pero estoy bien solo son los vestigios de mi pequeña imprudencia— murmuró restando importancia al señalamiento que la joven hacía.
Observó las lágrimas de la joven y eso lo excitaron a un más pero también lo enojaron por no ser él quien le estuviera causando ese llanto. Freno sus pies el acercarse y clavar sus diente por todo su cuerpo para verla llorar, pero mantuvo la sonrisa frente a la jovencita hasta que la pequeña escapa, pero antes de llegar a la puerta él la detiene por la espalda tomando sus cabellos entre los largos dedos llevándolos hasta dejar su nuca descubierta y pasar por ahí sus dedos hasta el cuello y los hombros.
—Tranquila, pequeña. No te haré nada pero veo que tu alma guarda mucho dolor si quieres puedo oírte es parte de mis obligaciones como un sacerdote entregado a nuestro señor. Si quieres puedes llorar sobre mis hombros mientras te consuelo y me cuentas tus penas — musitó muy cerca del oído de la joven incitándola, estremeciéndola usando la seducción en sus palabras.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
No pude más que mirar al padre sacerdote a los ojos, sintiendo mis bragas como conchas de agua en lo más profundo del océano, trague saliva con dificultad, todo lo que estaba haciendo sobre mi cuerpo, estaba haciendo de mi cuerpo un flan y en nada caeré, pero una mano le toco sus labios sin saber porque lo hacía, me lancé y lo besé en los labios como si estuviera desesperada por besárselos.
– Padre….odio esto…-dije sin poder decir apenas palabra, me sentía completamente débil - ¿Qué me pasa? –Parpadee un poco, me alejé de él siendo consciente de que le había besado los labios sin quererlo yo, me senté en el suelo de la entrada de aquel lugar, el aire que acariciaba mi rostro parecía aliviar la extraña carga que en este mismo instante parecía estar ahogándome en una extraña fuerza invisible.
Con tantas preocupaciones, tantos limites que me habían puesto además estando en este lugar era lo mismo un castigo que me merecía sin lugar a dudas, pero que…¿Qué es lo que he hecho para merecer el exilio en mi propia familia? No quería estar aquí, quería irme a Escocia – quiero irme de aquí…-Las lágrimas ahora eran más densas, podía notar como salían de mis ojos, me recosté sobre la piedra de aquel edificio, estaba frio, mi cuerpo parecía que iba a explotar de lo caliente que me sentía, me levante un poco las faldas para que por dentro entrara el frio de la noche, tenía un calor tremendo, ¿tendría fiebre o es que me sentía con ganas de algo diferente? Con ganas de…no lo sé, pero mi cuerpo estaba sintiéndose inflamado por una sensación extraña, por algo que no sabría cómo explicarlo realmente.
Estaba maldita o crucificada para sentir una vida de pena y angustia en un desolado lugar. Lo mismo si hacia la pelota a mi madre me dejaría volver justamente para la boda de mi hermano, poder estar a su lado en su día más importante – Hermano…haz entrar en razón a madre…de que me deje ir a la boda…-balbuceaba algo entre repentinos jadeos de calor que tuve que desatar un poco de mi escote con el objetivo de poder respirar mejor.
Estaba mejor y entonces me preguntaba dónde estaba el cura. Para cuando me sentí mucho mejor me levante y entonces mis pies se encaminaron hacia la playa a la que me iba a dirigir, no le vi ahí, por lo que volví atrás a mis pasos para ver si entonces si le encontraba pero algo me decía que no estaría muy segura.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
– Padre….odio esto…-dije sin poder decir apenas palabra, me sentía completamente débil - ¿Qué me pasa? –Parpadee un poco, me alejé de él siendo consciente de que le había besado los labios sin quererlo yo, me senté en el suelo de la entrada de aquel lugar, el aire que acariciaba mi rostro parecía aliviar la extraña carga que en este mismo instante parecía estar ahogándome en una extraña fuerza invisible.
Con tantas preocupaciones, tantos limites que me habían puesto además estando en este lugar era lo mismo un castigo que me merecía sin lugar a dudas, pero que…¿Qué es lo que he hecho para merecer el exilio en mi propia familia? No quería estar aquí, quería irme a Escocia – quiero irme de aquí…-Las lágrimas ahora eran más densas, podía notar como salían de mis ojos, me recosté sobre la piedra de aquel edificio, estaba frio, mi cuerpo parecía que iba a explotar de lo caliente que me sentía, me levante un poco las faldas para que por dentro entrara el frio de la noche, tenía un calor tremendo, ¿tendría fiebre o es que me sentía con ganas de algo diferente? Con ganas de…no lo sé, pero mi cuerpo estaba sintiéndose inflamado por una sensación extraña, por algo que no sabría cómo explicarlo realmente.
Estaba maldita o crucificada para sentir una vida de pena y angustia en un desolado lugar. Lo mismo si hacia la pelota a mi madre me dejaría volver justamente para la boda de mi hermano, poder estar a su lado en su día más importante – Hermano…haz entrar en razón a madre…de que me deje ir a la boda…-balbuceaba algo entre repentinos jadeos de calor que tuve que desatar un poco de mi escote con el objetivo de poder respirar mejor.
Estaba mejor y entonces me preguntaba dónde estaba el cura. Para cuando me sentí mucho mejor me levante y entonces mis pies se encaminaron hacia la playa a la que me iba a dirigir, no le vi ahí, por lo que volví atrás a mis pasos para ver si entonces si le encontraba pero algo me decía que no estaría muy segura.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
La seducción en sus palabras se enfatizó de manera que la joven no pudo escapar, sus dedos bailaban entre sus cabellos como un hombre respetuoso quien no recriminaría por aquel beso otorgado por la pequeña niña, sonrió de tal manera que podría tomarse como una disculpa como un gesto de no tomar importancia más de lo que había sido pero solo era una mentira, el había provocado eso y ahora iba tras la pequeña jovencita, tras su aroma dulce y embriagante.
La siguió silencioso observando desde lejos deleitándose por las lágrimas que desborda la humana alimentando así su deseo interno, su bestia profana de desear ultrajarla solo para que llore más, pero se contiene unos momentos.
En la noche de los caídos y con la luna creciente de ese momento que alumbraba los senderos de la ciudad, se alejó del convento con un cigarro en mano fumando entre el humo de la ciudad y los placeres; una prostituta ofreció sus servicios al sacerdote llevándolo hasta la playa para terminar ahí la faena sexual que tenía entre manos pero su deseo era el de robarle y matarle, pero la suerte la corrió la pobre infeliz que terminó devorada por los peces. Observó el cielo nocturno hasta que el viento le trajo el aroma dulce de nuevo de la chiquilla que se le había escapado, rápido fue tras ese aroma observándola algo alejado pero con la sed de acercarse paso a paso
—Asi que lo que deseabas era salir para tomar aire y luego ofrecerte como una prostituta en un burdel, verdad hija mía— preguntó arrojando el cigarro a la arena hasta cubrirla
—¿Son reales tus lágrimas o solo falsas?— murmuró ejerciendo más de su seducción sobre ella
—Mírate como estas, tu cuerpo llora, yo lo calmaré — sonrió y extendió la mano.
No le dio tiempo a quejarse u oponerse, la tomó de la mano llevándola a caminar entre la arena induciendo más de su habilidad de seducción en ella hasta oírla jadear un poco pero el caminar algo rápido podría hacerla confundir y esa era lo que el sacerdote deseaba. Algo alejado se sentó entre unas piedras sentándola a ella entre sus piernas con la espalda de ella contra su rostro oliéndolo.
—¿Quieres calmar tu cuerpo hija mía? — pregunto entrelazando sus dedos con los de ella otorgándole más seducción en sus palabras, aliento y presencia.
La siguió silencioso observando desde lejos deleitándose por las lágrimas que desborda la humana alimentando así su deseo interno, su bestia profana de desear ultrajarla solo para que llore más, pero se contiene unos momentos.
En la noche de los caídos y con la luna creciente de ese momento que alumbraba los senderos de la ciudad, se alejó del convento con un cigarro en mano fumando entre el humo de la ciudad y los placeres; una prostituta ofreció sus servicios al sacerdote llevándolo hasta la playa para terminar ahí la faena sexual que tenía entre manos pero su deseo era el de robarle y matarle, pero la suerte la corrió la pobre infeliz que terminó devorada por los peces. Observó el cielo nocturno hasta que el viento le trajo el aroma dulce de nuevo de la chiquilla que se le había escapado, rápido fue tras ese aroma observándola algo alejado pero con la sed de acercarse paso a paso
—Asi que lo que deseabas era salir para tomar aire y luego ofrecerte como una prostituta en un burdel, verdad hija mía— preguntó arrojando el cigarro a la arena hasta cubrirla
—¿Son reales tus lágrimas o solo falsas?— murmuró ejerciendo más de su seducción sobre ella
—Mírate como estas, tu cuerpo llora, yo lo calmaré — sonrió y extendió la mano.
No le dio tiempo a quejarse u oponerse, la tomó de la mano llevándola a caminar entre la arena induciendo más de su habilidad de seducción en ella hasta oírla jadear un poco pero el caminar algo rápido podría hacerla confundir y esa era lo que el sacerdote deseaba. Algo alejado se sentó entre unas piedras sentándola a ella entre sus piernas con la espalda de ella contra su rostro oliéndolo.
—¿Quieres calmar tu cuerpo hija mía? — pregunto entrelazando sus dedos con los de ella otorgándole más seducción en sus palabras, aliento y presencia.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Las palabras de este hombre estaban confundiéndome cada vez más y más. Un tipo de influencia hacia recaer sobre mí del que desconocía. Sus manos por mis cabellos estaban haciéndome entrar en un pequeño trance del que no podría detenerme, intente mirarle pero no llegaba por lo que me dejaba hacer estando sentada contra su pecho - ¿Llora? – Pregunte queriendo saber a qué se refería - ¿Calmar mi cuerpo? - ¿acaso podía saber lo que necesitaba en este momento? Mi cuerpo se sentía inflamado por un cosquilleo que no sabía cómo hacer que se detuviera. Hasta que de un mal movimiento se me engancho la falda y con ello me llevo a deslizarme por el lado de las piernas del padre y por poco me di contra las rocas, pero el golpe en el hombro lo recibí de lleno, llenándome de dolor, enseguida desperté de aquel trance y me moví hacia un lado para poder patalear del dolor que tenía en el hombro.
Rápidamente mis lágrimas salían solas.
¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente. El dolor es el sistema de alarma que advierte al cuerpo de que algo va mal. ¡Me había golpeado el hombro! ¡Nada hacía nada!
- ¡Padre! Me duele demasiado…me…estoy….todo se está moviendo – Mis ojos estaban viendo borroso, no podía ver nada en realidad y mi cabeza parecía que iba a explotar por si solo - ¡Ayuda….padre..! –Dije al sacerdote que tenía delante de mí misma, le imploraba ayuda mientras me sujetaba el hombro para que no aumentara el dolor, pero enseguida, unas monjas que vi que se acercaban me cogieron como pudieron pero no tenían la fuerza suficiente para poder llevarme en brazos. Tardaríamos más yendo yo de pie que en brazos pero aquí y de la manera en que me di en el hombro, iba a ser algo imposible.
Pero estaba agradecida de que alguien viniera a mi rescate o que alguien viniera a mi cuidado mientras otros se quedaban quietos y sin hacer nada.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Rápidamente mis lágrimas salían solas.
¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente. El dolor es el sistema de alarma que advierte al cuerpo de que algo va mal. ¡Me había golpeado el hombro! ¡Nada hacía nada!
- ¡Padre! Me duele demasiado…me…estoy….todo se está moviendo – Mis ojos estaban viendo borroso, no podía ver nada en realidad y mi cabeza parecía que iba a explotar por si solo - ¡Ayuda….padre..! –Dije al sacerdote que tenía delante de mí misma, le imploraba ayuda mientras me sujetaba el hombro para que no aumentara el dolor, pero enseguida, unas monjas que vi que se acercaban me cogieron como pudieron pero no tenían la fuerza suficiente para poder llevarme en brazos. Tardaríamos más yendo yo de pie que en brazos pero aquí y de la manera en que me di en el hombro, iba a ser algo imposible.
Pero estaba agradecida de que alguien viniera a mi rescate o que alguien viniera a mi cuidado mientras otros se quedaban quietos y sin hacer nada.
Narración de Victoria
Diálogo de Victoria
Npj
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Sonrió observando a la jovencita como se derretía como la mantequilla entre sus dedos, como sus susurros calentaban no solo la piel si no también el alma derramando ese aroma tan único entre las flores puras e intactas sin mancha original de pecado, con poluta decencia entre las carnes. Suspiró aliviado al sentir el cuerpo que se desliza hasta el punto de romperse entre sus piernas, sonrió gustoso de tal acto de la joven extendiendo la mano para brindar la ayuda al recato y serenidad del cuerpo pero Dios obre en formas extrañas, al tener la mano de la joven entre las suyas el aroma del pecado concebido en trajes negros aparecieron.
Dos mujeres, dos monjas que gritaban el nombre de la joven fugitiva lo llevan a maldecir con fuerza en su interior. Suelta la mano dejando que las monjas tomen a la joven y una de ellas se quede con él sacerdote. Mira a la joven casi desmayada, llorosa, hambrienta, húmeda, extasiada y va imaginándola abriéndose de piernas para él sobre el altar de la misma congregación. Miró a los ojos de la joven dando una orden con su poder de persuasión acompañada de la seducción
—Espérame junto al altar— susurró viento que llevó su orden al oído de la joven inexperta
La monja se acercó a él para hablar, pero el rostro cambió. El semblante que mostró antes se borró en torno a uno más tajante y serio que cortaba con monosílabos a la monja que trataba por todo medio de seducir al sacerdote.
Tomó a la monja del brazo empujándola contra la arena, sentía la mirada de la joven que se alejaba siendo ayudada, para su deleite clavo los ojos en ella cuando se tiró sobre la monja moviéndose de manera sinuosas y lujuriosas contra aquel cuerpo que gemía lento hasta que sus gemidos desaparecieron en la lejanía.
Regresó al convento buscando a la muchacha, al entrar a la iglesia
—Respóndeme esto hija mia. Eres virgen? O ya has probado los pecados de la carne humana— murmuró
Miró aplicando seducción sobre ella para hinchar más ese cuerpo oculto y rosado.
Dos mujeres, dos monjas que gritaban el nombre de la joven fugitiva lo llevan a maldecir con fuerza en su interior. Suelta la mano dejando que las monjas tomen a la joven y una de ellas se quede con él sacerdote. Mira a la joven casi desmayada, llorosa, hambrienta, húmeda, extasiada y va imaginándola abriéndose de piernas para él sobre el altar de la misma congregación. Miró a los ojos de la joven dando una orden con su poder de persuasión acompañada de la seducción
—Espérame junto al altar— susurró viento que llevó su orden al oído de la joven inexperta
La monja se acercó a él para hablar, pero el rostro cambió. El semblante que mostró antes se borró en torno a uno más tajante y serio que cortaba con monosílabos a la monja que trataba por todo medio de seducir al sacerdote.
Tomó a la monja del brazo empujándola contra la arena, sentía la mirada de la joven que se alejaba siendo ayudada, para su deleite clavo los ojos en ella cuando se tiró sobre la monja moviéndose de manera sinuosas y lujuriosas contra aquel cuerpo que gemía lento hasta que sus gemidos desaparecieron en la lejanía.
Regresó al convento buscando a la muchacha, al entrar a la iglesia
—Respóndeme esto hija mia. Eres virgen? O ya has probado los pecados de la carne humana— murmuró
Miró aplicando seducción sobre ella para hinchar más ese cuerpo oculto y rosado.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
No sabria por donde empezar pero siempre se dice que es mejor por el principio. Los hechos son que por poco me disloque el hombro, observé de reojo al sacerdote y pude ver que murmuraba algo hacia mí y algo en mí hizo que mi cuerpo se inflamase y tuviera muchas ganas de ir al altar en la iglesia.
Cuando me llevaron a la enfermeria de aquel convento me removia en ganas de querer ir al altar, me dejaron en cama durante unos minutos pero no podia aguantar más, tenía que ír. Por lo que rápidamente cogí en camison el camino que habia desde la enfermería hasta el altar de la iglesia.
Tuve que recorrerme en secreto algunos pasadizos que me sabia de memoria y para cuando llegué a la iglesia no habia nadie en realidad. Estaba completamente vacío y no había nada para desear. A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.
A un alma se le mide por la amplitud de sus deseos, del mismo modo que se juzga de antemano una catedral por la altura de sus torres....Mi alma entonces tendría que estar con alguna deformación por lo que no es tan alta como una torre, es más un alma desordenada por el hecho de que no hay derecho familiar o no hay respeto mutuo. Algo que sin embargo tenemos que tener en cuenta, algo como el deseo que nos hace perder la cordura.
- ¿Como? - Aquella pregunta me vino de sopetón. Me di la vuelta en el sitio y pude ver al sacerdote y cuando le ví parado en el umbral de aquella puerta, algo en mi interior se inflamaba de deseo por él, tanto que me sujetaba en lo que era la tela del camison, por agarrarme a algo y soportar la necesidad, una necesidad que me resultaba extraña cuando observaba al sacerdote.
¿Me gustaba un sacerdote? o ¿es más extraña esta situación?
¿Incluso más que antes? Un deje de miedo se metio en mi cuerpo haciendo que mi cuerpo se apoyara contra el altar de piedra que habia detras de mi espalda - Pues...no lo sé....- dije sin más a aquella pregunta la cual sería urgente para el sacerdote - ¿Para que lo quiere saber, Padre? - Pregunto temerosa de que aquella pregunta le llevase a términos más extraños que perversos.
Cuando me llevaron a la enfermeria de aquel convento me removia en ganas de querer ir al altar, me dejaron en cama durante unos minutos pero no podia aguantar más, tenía que ír. Por lo que rápidamente cogí en camison el camino que habia desde la enfermería hasta el altar de la iglesia.
Tuve que recorrerme en secreto algunos pasadizos que me sabia de memoria y para cuando llegué a la iglesia no habia nadie en realidad. Estaba completamente vacío y no había nada para desear. A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.
A un alma se le mide por la amplitud de sus deseos, del mismo modo que se juzga de antemano una catedral por la altura de sus torres....Mi alma entonces tendría que estar con alguna deformación por lo que no es tan alta como una torre, es más un alma desordenada por el hecho de que no hay derecho familiar o no hay respeto mutuo. Algo que sin embargo tenemos que tener en cuenta, algo como el deseo que nos hace perder la cordura.
- ¿Como? - Aquella pregunta me vino de sopetón. Me di la vuelta en el sitio y pude ver al sacerdote y cuando le ví parado en el umbral de aquella puerta, algo en mi interior se inflamaba de deseo por él, tanto que me sujetaba en lo que era la tela del camison, por agarrarme a algo y soportar la necesidad, una necesidad que me resultaba extraña cuando observaba al sacerdote.
¿Me gustaba un sacerdote? o ¿es más extraña esta situación?
¿Incluso más que antes? Un deje de miedo se metio en mi cuerpo haciendo que mi cuerpo se apoyara contra el altar de piedra que habia detras de mi espalda - Pues...no lo sé....- dije sin más a aquella pregunta la cual sería urgente para el sacerdote - ¿Para que lo quiere saber, Padre? - Pregunto temerosa de que aquella pregunta le llevase a términos más extraños que perversos.
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
La sonrisa que se asemeja a una perlada y seductora mano amiga que se acerca lentamente desde la puerta hasta el altar santo de piedra, sus manos son las que rodean hasta aprisionar el cuerpo de la dulce fruta inocente, el aroma que destila ella le recuerda a aquellos jóvenes que solía degustar cuando aun estaba bajo el brazo bendito de la iglesia. Rodea la cintura de la joven con una de sus manos mientras que a la otra la deja posarse sobre aquellos cabellos llamativos bajando por su mollera hasta su nuca, su espalda y subir a su hombro por donde desciende bajando la tela un poco mostrando la piel blanca y virginal de la joven.
Su aroma excitado inunda el sagrado recinto y se contiene para tomarla con fuerza levantarla sobre el altar y exponer ante los ojos de dios aquel capullo intacto antes de hacerlo de él. La apegó contra su cuerpo seduciéndola más con su habilidad sintiendo sus rodillas temblar, la sostiene con fuerza como para cargarla y ser su apoyo.
—Es por como te veo hija mía, mírate ahora, puedo ver tus pezones a través de la ropa y no solo eso, tu mismo has dicho en la playa que no soportas ese calor, entonces me pregunto ¿eres una doncella o una… — se acercó a ella susurrando a su oído. —una puta?— trató de lamer su oído pero se alejó mirándola.
Inyectó en ella más de su poder de Seducción, manipulando su cuerpo, llevando todo esa ola de placer a sus partes más intimas, a su sangre que hierva tanto como para poner una cara tan lasciv
—Deberías ver tu cara ahora hija, ¿tienes fiebre? Porque está roja y lasciva, respóndeme ¿Eres virgen o ya algún hombre te ha desflorado aquel capullo de flor que guardas entre las piernas? — sonrió y extendió la mano.
La arrimó más contra el altar metiendo su pierna entre las de ella separándolas inundando más el lugar con su aroma humedo
—Mejor no me digas, súbete al altar y abre tus piernas para mí, yo veré si eres virgen y calmaré esa agonía que tienes entre tus piernas, tranquila hija mía, esta es una labor santa que cumplo como sacerdote, así que no tienes nada que temer de mi — ordenó pero sin mucha fuerza y convicción buscaba algo de juego de la joven, que se resistiera para seducirla más al punto de que sea ella quien le ruegue al final de la noche, y luego dejarlo como un dulce y sudoroso recuerdo.
Su aroma excitado inunda el sagrado recinto y se contiene para tomarla con fuerza levantarla sobre el altar y exponer ante los ojos de dios aquel capullo intacto antes de hacerlo de él. La apegó contra su cuerpo seduciéndola más con su habilidad sintiendo sus rodillas temblar, la sostiene con fuerza como para cargarla y ser su apoyo.
—Es por como te veo hija mía, mírate ahora, puedo ver tus pezones a través de la ropa y no solo eso, tu mismo has dicho en la playa que no soportas ese calor, entonces me pregunto ¿eres una doncella o una… — se acercó a ella susurrando a su oído. —una puta?— trató de lamer su oído pero se alejó mirándola.
Inyectó en ella más de su poder de Seducción, manipulando su cuerpo, llevando todo esa ola de placer a sus partes más intimas, a su sangre que hierva tanto como para poner una cara tan lasciv
—Deberías ver tu cara ahora hija, ¿tienes fiebre? Porque está roja y lasciva, respóndeme ¿Eres virgen o ya algún hombre te ha desflorado aquel capullo de flor que guardas entre las piernas? — sonrió y extendió la mano.
La arrimó más contra el altar metiendo su pierna entre las de ella separándolas inundando más el lugar con su aroma humedo
—Mejor no me digas, súbete al altar y abre tus piernas para mí, yo veré si eres virgen y calmaré esa agonía que tienes entre tus piernas, tranquila hija mía, esta es una labor santa que cumplo como sacerdote, así que no tienes nada que temer de mi — ordenó pero sin mucha fuerza y convicción buscaba algo de juego de la joven, que se resistiera para seducirla más al punto de que sea ella quien le ruegue al final de la noche, y luego dejarlo como un dulce y sudoroso recuerdo.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Sabiendo que había algo erróneo con mi cuerpo aquella noche me extrañaba en que no me pudiera detener de inmediato cuando yo era de las que se resistían a los encantos masculinos a excepto de mi granjero que aun espero que me espere. Cuando sentía la rodilla ajena entre mis piernas, un escalofrió entro en mi cuerpo, la inflamación carnal que sentía en aquel momento se elevaba considerablemente, no sabia porque seguía aumentando u no me estaba dando tiempo a reaccionar en contra, pero cuando pude mover las manos empujé al sacerdote echándole hacia atrás, entonces me retiré del altar como pude pero algo todavía me arrastraba hasta el altar de nuevo, yo quería resistirme, de verdad que lo estaba intentando y no estaba resultando nada fácil para mi la situación que estaba viviendo en aquel momento.
Cuando todo parecía perdido, varias monjas corriendo entraron en el interior del edificio en el que estábamos, pude notar la mirada del sacerdote sobre mi cuerpo, me di cuenta de que mis ropas estaban bastante deshilachadas y desordenadas, no sabia que hacer ante aquella acusación que enseguida comencé a llorar, rompi mi vestido y señalé mi maldición.
-¡AAahh!! – Grite queriendo parecer creíble – Mi vestido…mi túnica de novicia….- Gimiendo como si hubiera sido deshonrada estaba mirando con lagrimas al cura – quería tocarme demasiado….-Mis piernas se arrodillaron en el suelo, una de las monjas vino a mi abrazo para cubrirme con una manta, vi como miraban de mala gana al sacerdote y yo me refugiaba en el pecho de la madre superiora mientras estaba entre lágrimas.
- Ya ya, muchacha, tienes que ponerte un nuevo traje de novicia ya que te llevaremos a otro lado – Escuchando esto de la madre superiora mi cuerpo entro en temor, pero luego me enteré por otra novicia que estaban planeando llevarme de nuevo hasta donde estaban las demás monjas y me iban a alejar del aislamiento que me había obligado mi madre a estar.
Sinceramente no sabia si eso era bueno o malo. No sabia si me iban a meter en un cubículo o de verdad me iban a dejar con las demás hermanas aprendiendo cordura y establecimiento. Quería que mi madre me enviase de nuevo a Escocia, con mi hermano, con mi granjero….quería mi vida de nuevo…..y no junto a las monjas de este convento.
Pude ver que la monja, me daba un rosario de plata, me lo colgó al cuello y algunas borlas brillaron de repente, haciéndome preguntar el sitio en donde me encontraba.
- ¿Dónde estoy? – Me detuve en seco. Mire alrededor y pude ver a las monjas, al sacerdote cerca del altar y cuando me quería quitar el rosario la madre superiora me detuvo.
-Este rosario te protege de la mano del diablo y te bendice con el amor de Dios – Escuché de la madre superiora y en realidad, no sentía nada de calor inflamado en mi cuerpo o mal estar. Sentía ligereza y seguridad por lo que enseguida creí las palabras de la madre superiora.
Cuando todo parecía perdido, varias monjas corriendo entraron en el interior del edificio en el que estábamos, pude notar la mirada del sacerdote sobre mi cuerpo, me di cuenta de que mis ropas estaban bastante deshilachadas y desordenadas, no sabia que hacer ante aquella acusación que enseguida comencé a llorar, rompi mi vestido y señalé mi maldición.
-¡AAahh!! – Grite queriendo parecer creíble – Mi vestido…mi túnica de novicia….- Gimiendo como si hubiera sido deshonrada estaba mirando con lagrimas al cura – quería tocarme demasiado….-Mis piernas se arrodillaron en el suelo, una de las monjas vino a mi abrazo para cubrirme con una manta, vi como miraban de mala gana al sacerdote y yo me refugiaba en el pecho de la madre superiora mientras estaba entre lágrimas.
- Ya ya, muchacha, tienes que ponerte un nuevo traje de novicia ya que te llevaremos a otro lado – Escuchando esto de la madre superiora mi cuerpo entro en temor, pero luego me enteré por otra novicia que estaban planeando llevarme de nuevo hasta donde estaban las demás monjas y me iban a alejar del aislamiento que me había obligado mi madre a estar.
Sinceramente no sabia si eso era bueno o malo. No sabia si me iban a meter en un cubículo o de verdad me iban a dejar con las demás hermanas aprendiendo cordura y establecimiento. Quería que mi madre me enviase de nuevo a Escocia, con mi hermano, con mi granjero….quería mi vida de nuevo…..y no junto a las monjas de este convento.
Pude ver que la monja, me daba un rosario de plata, me lo colgó al cuello y algunas borlas brillaron de repente, haciéndome preguntar el sitio en donde me encontraba.
- ¿Dónde estoy? – Me detuve en seco. Mire alrededor y pude ver a las monjas, al sacerdote cerca del altar y cuando me quería quitar el rosario la madre superiora me detuvo.
-Este rosario te protege de la mano del diablo y te bendice con el amor de Dios – Escuché de la madre superiora y en realidad, no sentía nada de calor inflamado en mi cuerpo o mal estar. Sentía ligereza y seguridad por lo que enseguida creí las palabras de la madre superiora.
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Ante de disfrutar de su preciado bocadillo, las monjas han ingresado luego de hacer el conteo de su preciado rebaño, ellas abrieron la puerta de par en par pero solo encuentran a una indecente señorita mostrando su cuerpo con lujuria y un sacerdote cuyo rostro es de sorpresa y regaño a la pobre alma atormentada. Sonríe dejando que se la lleven, cuando han salido de aquel recinto sagrado, la madre superiora, una mujer madura pero con un cuerpo de una verdadera mujer se acercó al sacerdote mirándole a los ojos desafiándolo.
Un duelo entre dos seres se estaba a dando a cabo. El sonido de una bofetada se escuchó como eco en aquel altar, la mano de la madre superiora había chocado contra el rostro del sacerdote que volvía la vista a ella sonriéndole.
—Debo pensar que estás celosa, ¿verdad? Tranquila, no toque a tu pequeña ovejita, solo la torturé lo suficiente para que comience a hacerse preguntas, pero si quieres evitar que la toque entonces por qué no te ofreces tú — se acercó a la mujer tocando sus cabellos con un dedo dejando caer aquello que cubría sus cabellos negros susurrando sobre los labios de la mujer. —ya no eres una señorita, eres una mujer mayor, con un cuerpo que ha crecido, aunque creció bajo mi mano, mis cuidados y atenciones, recuerdas cuando tenías esa edad jovencita novicia, puedo traerte a esa edad ¿quieres?— la mujer se sonrojó dándole la espalda pero solo sintió la mano de él sobre su espalda.
Tomó un cigarro entre sus dedos encendiéndolo con la vela del altar fumando en aquel lugar mirándose en silencio los dos.
—Está, bien dejaré a tu niña, me iré a otra iglesia por otra mujer que no sea más linda ¿quieres oír eso? Me iré a Escocia y luego a Inglaterra — sonrió arrojando el cigarro al suelo pisándolo con los pies pasando junto a la mujer que le detuvo la mano pero no dijo nada, solo tomó aquella mano pasándola por las mejillas de ella.
El sacerdote tomó su rostro de mujer besándole en la frente, un beso de despedida, hasta que salió por los pasillos del convento directo a la puerta de la iglesia, sacando otro cigarro.
Un duelo entre dos seres se estaba a dando a cabo. El sonido de una bofetada se escuchó como eco en aquel altar, la mano de la madre superiora había chocado contra el rostro del sacerdote que volvía la vista a ella sonriéndole.
—Debo pensar que estás celosa, ¿verdad? Tranquila, no toque a tu pequeña ovejita, solo la torturé lo suficiente para que comience a hacerse preguntas, pero si quieres evitar que la toque entonces por qué no te ofreces tú — se acercó a la mujer tocando sus cabellos con un dedo dejando caer aquello que cubría sus cabellos negros susurrando sobre los labios de la mujer. —ya no eres una señorita, eres una mujer mayor, con un cuerpo que ha crecido, aunque creció bajo mi mano, mis cuidados y atenciones, recuerdas cuando tenías esa edad jovencita novicia, puedo traerte a esa edad ¿quieres?— la mujer se sonrojó dándole la espalda pero solo sintió la mano de él sobre su espalda.
Tomó un cigarro entre sus dedos encendiéndolo con la vela del altar fumando en aquel lugar mirándose en silencio los dos.
—Está, bien dejaré a tu niña, me iré a otra iglesia por otra mujer que no sea más linda ¿quieres oír eso? Me iré a Escocia y luego a Inglaterra — sonrió arrojando el cigarro al suelo pisándolo con los pies pasando junto a la mujer que le detuvo la mano pero no dijo nada, solo tomó aquella mano pasándola por las mejillas de ella.
El sacerdote tomó su rostro de mujer besándole en la frente, un beso de despedida, hasta que salió por los pasillos del convento directo a la puerta de la iglesia, sacando otro cigarro.
Noe Tsvetkov- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 15/09/2015
Re: Debo confesarme bajo el mandato sagrado del placer [privado]
Cuando me las novicias junto con la madre superiora me llevaron a mi nueva habitación me sorprendí de con quien me encontré en la habitación.
Me encontré con la persona que menos esperaba encontrarme. Mi futura cuñada a ser….o mi cuñada si es que la boda ya se había realizado. Ahí estaba. Tan perfecta con esos rizos dorados y esa mirada de lagarta que no se la puede aguantar nadie, la nariz tan respingona era tan larga que se podría abrir cerraduras con la nariz. En fin, solamente suspiré y observe que traía el anillo de casada en su dedo anular. En realidad si era mi cuñada. Se la veía demasiado bien, alegre, y al parecer llevaba un bulto en el centro de su cuerpo. Vale, estaba preñada con mis futuros sobrinos, esto lo hacía demasiado difícil. Por una vez, desearía que aquel maniaco del sacerdote estuviera en esta habitación para poder deshacerse de la arpía de mi cuñada por la que mi madre había cogido tanto….afecto.
-¿No estas demasiado lejos de Escocia? – Pregunte con demasiado sarcasmo, me apoye en la puerta tras cerrarla cuando entre en la habitación.
- He venido a decirte que me he casado con tu hermano
- Uy perdona, no me había fijado en el pedazo pedrusco que llevas en el dedo
- Como decía… - suspiro como si estuviera perdiendo la paciencia – me he casado con tu hermano, y me ha pedido que te dijera algo….- se puso en plan pensativa – Vaya, no me acuerdo.
Por un poco, tuve esperanza.
Algo que viniera de mi querido hermano y la gorda fea de su nueva esposa comete el error de tocarme las narices. De algo me acordaba sobre lo que me había pasado en la capilla con el sacerdote, yo no estaba siendo dueña de mis movimientos ni de mi cuerpo, como si una cuerda invisible me estuviera atrayendo hacia dicho lugar, estaba pensando un par de ideas para enseñarle a la tonta de mi cuñada los peligros que había por aquí, pero entonces noté algo en su mirada que me hizo dudar de sus palabras, algo en su apariencia hizo darme cuenta de que la pájara me había mentido solamente para sacarme de mis casillas ya que ella sabía que no me agradaba en absoluto.
-Vaya – sonreí de mala gana – una pena, seguro que te acuerdas más tarde. Ahora, ¿Por qué estás aquí? – Pregunte de manera sarcástica.
En realidad me daba igual porque hubiera venido. En cuanto pudiera deshacerme de ella, la tiraría a las fauces del sacerdote para que pudiera aprovecharse de ella y a mi dejarme en paz.
Me encontré con la persona que menos esperaba encontrarme. Mi futura cuñada a ser….o mi cuñada si es que la boda ya se había realizado. Ahí estaba. Tan perfecta con esos rizos dorados y esa mirada de lagarta que no se la puede aguantar nadie, la nariz tan respingona era tan larga que se podría abrir cerraduras con la nariz. En fin, solamente suspiré y observe que traía el anillo de casada en su dedo anular. En realidad si era mi cuñada. Se la veía demasiado bien, alegre, y al parecer llevaba un bulto en el centro de su cuerpo. Vale, estaba preñada con mis futuros sobrinos, esto lo hacía demasiado difícil. Por una vez, desearía que aquel maniaco del sacerdote estuviera en esta habitación para poder deshacerse de la arpía de mi cuñada por la que mi madre había cogido tanto….afecto.
-¿No estas demasiado lejos de Escocia? – Pregunte con demasiado sarcasmo, me apoye en la puerta tras cerrarla cuando entre en la habitación.
- He venido a decirte que me he casado con tu hermano
- Uy perdona, no me había fijado en el pedazo pedrusco que llevas en el dedo
- Como decía… - suspiro como si estuviera perdiendo la paciencia – me he casado con tu hermano, y me ha pedido que te dijera algo….- se puso en plan pensativa – Vaya, no me acuerdo.
Por un poco, tuve esperanza.
Algo que viniera de mi querido hermano y la gorda fea de su nueva esposa comete el error de tocarme las narices. De algo me acordaba sobre lo que me había pasado en la capilla con el sacerdote, yo no estaba siendo dueña de mis movimientos ni de mi cuerpo, como si una cuerda invisible me estuviera atrayendo hacia dicho lugar, estaba pensando un par de ideas para enseñarle a la tonta de mi cuñada los peligros que había por aquí, pero entonces noté algo en su mirada que me hizo dudar de sus palabras, algo en su apariencia hizo darme cuenta de que la pájara me había mentido solamente para sacarme de mis casillas ya que ella sabía que no me agradaba en absoluto.
-Vaya – sonreí de mala gana – una pena, seguro que te acuerdas más tarde. Ahora, ¿Por qué estás aquí? – Pregunte de manera sarcástica.
En realidad me daba igual porque hubiera venido. En cuanto pudiera deshacerme de ella, la tiraría a las fauces del sacerdote para que pudiera aprovecharse de ella y a mi dejarme en paz.
Victoria MacLeòir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 19/02/2017
Temas similares
» Por algo no debo querer recordarte [Privado]
» || Bienvenidos al Placer || Privado
» Es un placer... -privado
» El placer es tuyo (privado)
» Negocios que dan placer || Privado
» || Bienvenidos al Placer || Privado
» Es un placer... -privado
» El placer es tuyo (privado)
» Negocios que dan placer || Privado
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour