AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Pink. (+18) {Priv. Corbin}
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Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Este tema va a continuación de: When the cold wind blows
Los días pasaban y Aveline se iba recuperando de la grave puñalada que recibió en la Ópera. Demasiadas cosas le habían sucedido desde entonces: Stein le había propuesto matrimonio, como un acuerdo, un negocio ventajoso para ambas partes, y lo había estado hablando con su hermano, el cual tenía cierta dudas, pero la animó a reflexionarlo bien y le dio su apoyo tomase la decisión que tomase. Tras el intento de asesinato, el brujo le había regalado el anillo de su madre y había dejado entrever que sentía algo por ella, que no era sólo un negocio o una noche de sexo. Y lo cierto es que estaba confundida. No esperaba eso de Stein, le asustaba que todo aquello no fuera más que una farsa, una manipulación que tras la boda desaparecería y revelaría al verdadero Ackerman. Podía soportar estar casada con un hombre que le fuera indiferente, pero no con uno que consiguiera llegar hasta el fondo de su corazón sólo para estrujarlo y dañarlo.
No sabía nada de Corbin desde entonces, y le había pedido a Stein que acabase con el cabrón de Simonetti, cosa que el brujo había cumplido.Había mandado recado al burdel, pero le daban largas muy sutiles. ¿Quizás es que Corbin no quería saber nada de ella? la había llevado hasta la sede, le había confesado tener sentimientos hacia ella y le había hecho prometer que no se iría, que se debían al menos un encuentro más porque quería ver conla su vestido rosa, ése que estaba cogiendo polvo en el armario porque ni la Parca ni Lady Blackmore lo llevarían jamás. ¿Se habría arrepentido de aquello? no sería descabellado. Habían pasado un momento muy intenso, muy dramático y quizás en esa situación habían dicho cosas que era mejor no decir. No podía simplemente pasar de ello, tantos días de reposo, vagando por la casa, habían cundido mucho para darle vueltas a la cabeza.
Iría a verlo, y si no quería saber nada más de ella, daría media vuelta y se marcharía, olvidándolo para siempre, pero lo quería escuchar de sus labios. Los puntos todavía tiraban de su piel, por seguridad, pero se encontraba ya casi bien y no hacía esfuerzos, con suerte, Aurelius se los quitaría en un par de dias. Se bañó, se colocó una falda azul marino y una camisa blanca sobre el corsé, entallandolo todo con una chaqueta del mismo azul. Se recogió el pelo y para no cambiar su costumbre, no cogió sombrero, le resultaba incómodo. Eso sí, los guantes no podían fallar, ninguna británica salía de casa sin sus guantes. Llamó al cochero y pusieron rumbo al Golden Moon, a plena luz del día, esta vez no iba a divertirse sólo a preguntar por Corbin. Durante el trayecto, se fue haciendo a la idea de que quizás saliera de allí dejándolo atrás, pasando otra desgarradora página del diario de Faith y de nuevo con el nudo en la garganta por el cúmulo de sentimientos que se concentraban allí.
Estaba en baja forma, sus defensas habían sido aniquilidas y se habían colado Stein y Corbin hasta el círculo interior. ¿Podría contener tal invasión? más bien la pregunta sería ¿quería contenerla? Con mil interrogantes flotando en su cabeza, el coche se detuvo y bajó despacio, para evitar que los puntos saltasen. En su rostro aún se podían adivinar los estragos de la convalecencia y las fiebres, pero sobre todo, de las noches sin dormir pensando y pensando qué hacer.
— Buenos días, pregunto por el señor Corbin Lockwood.— en el local había una chica nueva en lugar de Brody, que seguramente estaría durmiendo la mona o haciendo recados.
————————— ~ o0o ~ ——————————
- Pink. Aerosmith:
- Pink- it's my new obsession
pink it's not even a question,
pink, on the lips of your lover, 'cause
pink is the love you discover
Pink as the bing on your cherry
pink 'cause you are so very
pink it's the color of passion
'cause today it just goes with the fashion
Pink it was love at first sight
pink when i turn out the light
pink gets me high as a kite
and i think everything is going to be all right
no matter what we do...
Los días pasaban y Aveline se iba recuperando de la grave puñalada que recibió en la Ópera. Demasiadas cosas le habían sucedido desde entonces: Stein le había propuesto matrimonio, como un acuerdo, un negocio ventajoso para ambas partes, y lo había estado hablando con su hermano, el cual tenía cierta dudas, pero la animó a reflexionarlo bien y le dio su apoyo tomase la decisión que tomase. Tras el intento de asesinato, el brujo le había regalado el anillo de su madre y había dejado entrever que sentía algo por ella, que no era sólo un negocio o una noche de sexo. Y lo cierto es que estaba confundida. No esperaba eso de Stein, le asustaba que todo aquello no fuera más que una farsa, una manipulación que tras la boda desaparecería y revelaría al verdadero Ackerman. Podía soportar estar casada con un hombre que le fuera indiferente, pero no con uno que consiguiera llegar hasta el fondo de su corazón sólo para estrujarlo y dañarlo.
No sabía nada de Corbin desde entonces, y le había pedido a Stein que acabase con el cabrón de Simonetti, cosa que el brujo había cumplido.Había mandado recado al burdel, pero le daban largas muy sutiles. ¿Quizás es que Corbin no quería saber nada de ella? la había llevado hasta la sede, le había confesado tener sentimientos hacia ella y le había hecho prometer que no se iría, que se debían al menos un encuentro más porque quería ver conla su vestido rosa, ése que estaba cogiendo polvo en el armario porque ni la Parca ni Lady Blackmore lo llevarían jamás. ¿Se habría arrepentido de aquello? no sería descabellado. Habían pasado un momento muy intenso, muy dramático y quizás en esa situación habían dicho cosas que era mejor no decir. No podía simplemente pasar de ello, tantos días de reposo, vagando por la casa, habían cundido mucho para darle vueltas a la cabeza.
Iría a verlo, y si no quería saber nada más de ella, daría media vuelta y se marcharía, olvidándolo para siempre, pero lo quería escuchar de sus labios. Los puntos todavía tiraban de su piel, por seguridad, pero se encontraba ya casi bien y no hacía esfuerzos, con suerte, Aurelius se los quitaría en un par de dias. Se bañó, se colocó una falda azul marino y una camisa blanca sobre el corsé, entallandolo todo con una chaqueta del mismo azul. Se recogió el pelo y para no cambiar su costumbre, no cogió sombrero, le resultaba incómodo. Eso sí, los guantes no podían fallar, ninguna británica salía de casa sin sus guantes. Llamó al cochero y pusieron rumbo al Golden Moon, a plena luz del día, esta vez no iba a divertirse sólo a preguntar por Corbin. Durante el trayecto, se fue haciendo a la idea de que quizás saliera de allí dejándolo atrás, pasando otra desgarradora página del diario de Faith y de nuevo con el nudo en la garganta por el cúmulo de sentimientos que se concentraban allí.
Estaba en baja forma, sus defensas habían sido aniquilidas y se habían colado Stein y Corbin hasta el círculo interior. ¿Podría contener tal invasión? más bien la pregunta sería ¿quería contenerla? Con mil interrogantes flotando en su cabeza, el coche se detuvo y bajó despacio, para evitar que los puntos saltasen. En su rostro aún se podían adivinar los estragos de la convalecencia y las fiebres, pero sobre todo, de las noches sin dormir pensando y pensando qué hacer.
— Buenos días, pregunto por el señor Corbin Lockwood.— en el local había una chica nueva en lugar de Brody, que seguramente estaría durmiendo la mona o haciendo recados.
Última edición por Aveline Blackmore el Miér Ago 16, 2017 11:15 am, editado 1 vez
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
La chica se quedó en silencio un buen rato, pensando, antes de contestar.- Un momento, señorita.- La muchacha desapareció en el interior del burdel, fue a buscar a Corbin afuera, donde le tenían haciendo encargos de índole más física, porque aun no estaba para recibir a nadie. Las marcas seguían apoderándose de su cuerpo y a muy pocos clientes les gustaba ver la piel marcada y herida, pero esta muchacha no sabía que Brody había dado indicaciones para que Corbin no tuviera visitas, así que se acercó diciéndole que había alguien que le buscaba. Como no supo decirle quién, el gigante supuso que sería un cliente asiduo, al ser una mujer Simonetti estaba completamente descartado.
Dejó el mueble que estaba reparando y se levantó haciendo una mueca. No tenía grandes heridas, las pocas que le quedaban cicatrizaban sin problema pero con lentitud, no era tan valioso para el burdel como para gastarse un dineral en su pronta recuperación, así que los dolores aun permanecían. Por fortuna estaban ocultos y el italiano jamás marcaba su rostro. Corbin estaba enfundado en una camisa de cuello alto, con todos los botones abrochados, algo bastante curioso teniendo en cuenta que se dedicaba a vender su cuerpo.
Se sacudió las manos en el pantalón para quitarse el serrín a medida que fue a recibir a su cliente. No le apetecía nada y no tenía muy claro que pudiera dar un servicio decente, pero..No tenía más remedio ahora que su compañera no había puesto escusas al solicitante. La chica le señaló a lady Blackmore y por un momento el rubio se quedó tan quieto como una estatua, observando a la mujer. Se cuadró al momento, parecía muy incómodo y hasta tenía cierta expresión de rechazo, cualquiera diría que se iba a dar media vuelta. A saber lo que a Corbin se le estaba pasando por la cabeza, porque su rostro era una máscara de seriedad, con ciertos tintes de descontento. Cogió aire y apretó los puños, en cualquier momento iba a estallar.
Empezó a caminar hacia Aveline, cruzando la estancia hasta encontrarse frente a ella, no muy cerca, pero si lo justo para que pudiera ser una conversación privada si hablaban en un tono comedido.- ¿Qué haces aquí?-La pregunta fue contundente, todo lo que el hombre guardaba en su cabeza se impregnó en el tono de su voz, estaba enfadado. Muy enfadado.- ¿No deberías estar en cama?
Dejó el mueble que estaba reparando y se levantó haciendo una mueca. No tenía grandes heridas, las pocas que le quedaban cicatrizaban sin problema pero con lentitud, no era tan valioso para el burdel como para gastarse un dineral en su pronta recuperación, así que los dolores aun permanecían. Por fortuna estaban ocultos y el italiano jamás marcaba su rostro. Corbin estaba enfundado en una camisa de cuello alto, con todos los botones abrochados, algo bastante curioso teniendo en cuenta que se dedicaba a vender su cuerpo.
Se sacudió las manos en el pantalón para quitarse el serrín a medida que fue a recibir a su cliente. No le apetecía nada y no tenía muy claro que pudiera dar un servicio decente, pero..No tenía más remedio ahora que su compañera no había puesto escusas al solicitante. La chica le señaló a lady Blackmore y por un momento el rubio se quedó tan quieto como una estatua, observando a la mujer. Se cuadró al momento, parecía muy incómodo y hasta tenía cierta expresión de rechazo, cualquiera diría que se iba a dar media vuelta. A saber lo que a Corbin se le estaba pasando por la cabeza, porque su rostro era una máscara de seriedad, con ciertos tintes de descontento. Cogió aire y apretó los puños, en cualquier momento iba a estallar.
Empezó a caminar hacia Aveline, cruzando la estancia hasta encontrarse frente a ella, no muy cerca, pero si lo justo para que pudiera ser una conversación privada si hablaban en un tono comedido.- ¿Qué haces aquí?-La pregunta fue contundente, todo lo que el hombre guardaba en su cabeza se impregnó en el tono de su voz, estaba enfadado. Muy enfadado.- ¿No deberías estar en cama?
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Por un lado se alegraba enormemente de verlo, pero por otro, confirmaba su sospecha de que estaba allí en el burdel y no se había acercado a verla por algun motivo. Observó sus andares y eran algo pesados, como si estuviera cansado o débil. ¿Habría estado enfermo? quizás era eso lo que le había pasado.
El tono de su voz fue de enfado, le sorprendía mucho que estuviera tan tenso con ella después de todo. Podía entender su cabreo en la Ópera pero ahora...no tenía sentido. Alargó la mano para colocarla sobre su brazo, tan tenso en ese momento que parecía que iba a romperse.
— Estoy bien, ya está cerrada la herida y puedo moverme pero sin hacer esfuerzos.— observó el sueter de cuello alto y le pareció un estilo muy poco común en él o en ninguna persona que ejerciera su oficio, hasta en el más crudo invierno iban enseñando carne. Ladeó la cabeza entornando los ojos.— ¿Podemos hablar en otro sitio?...— bajó la mano porque no quería que el personal del burdel los viera así y sacasen sus propias conclusiones, perjudicando así a Corbin.
Subieron a uno de los cuartos y cerraron la puerta despacio. Aveline tardó más de lo normal en ascender una simple escalera, no podía hacer esfuerzos, pero en casa también subía y bajaba, no era para tanto. Tenía muchas cosas que hablar con Corbin: lo que había pasado aquella noche, las palabras que se dijeron pensando que quizás ella no lo superase, lo que había hecho Stein...demasiados asuntos en el tintero que no podía retrasar más.
La puerta crujió al ser cerrada y esas cuatro paredes volvieron a ser para ella como solían ser cuando frecuentaba el Golden Moon: un refugio, una cueva al margen del mundo, un lugar donde la aplastante realidad quedaba al otro lado del muro. Sin esperar apenas su respuesta se estrechó contra él abrazándolo. Esa reacción fue puramente instintiva, lo había estado deseando desde mucho antes de la noche del teatro y no había tenido el valor de hacerlo.
El tono de su voz fue de enfado, le sorprendía mucho que estuviera tan tenso con ella después de todo. Podía entender su cabreo en la Ópera pero ahora...no tenía sentido. Alargó la mano para colocarla sobre su brazo, tan tenso en ese momento que parecía que iba a romperse.
— Estoy bien, ya está cerrada la herida y puedo moverme pero sin hacer esfuerzos.— observó el sueter de cuello alto y le pareció un estilo muy poco común en él o en ninguna persona que ejerciera su oficio, hasta en el más crudo invierno iban enseñando carne. Ladeó la cabeza entornando los ojos.— ¿Podemos hablar en otro sitio?...— bajó la mano porque no quería que el personal del burdel los viera así y sacasen sus propias conclusiones, perjudicando así a Corbin.
Subieron a uno de los cuartos y cerraron la puerta despacio. Aveline tardó más de lo normal en ascender una simple escalera, no podía hacer esfuerzos, pero en casa también subía y bajaba, no era para tanto. Tenía muchas cosas que hablar con Corbin: lo que había pasado aquella noche, las palabras que se dijeron pensando que quizás ella no lo superase, lo que había hecho Stein...demasiados asuntos en el tintero que no podía retrasar más.
La puerta crujió al ser cerrada y esas cuatro paredes volvieron a ser para ella como solían ser cuando frecuentaba el Golden Moon: un refugio, una cueva al margen del mundo, un lugar donde la aplastante realidad quedaba al otro lado del muro. Sin esperar apenas su respuesta se estrechó contra él abrazándolo. Esa reacción fue puramente instintiva, lo había estado deseando desde mucho antes de la noche del teatro y no había tenido el valor de hacerlo.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Por un momento se le había olvidado quién era y cuál era el propósito de su existencia, pero ver a Faith allí en pie, como si nada, le puso de los nervios y no pudo contener su temperamento. Debería estar recuperándose y no poniéndose absurdamente en peligro solo para ir allí...Pero si lo había hecho para verle no podía enfadarse mucho más allá de lo que estaba...Su tacto le hizo arder, pero no de forma pasional, era una sensación muy diferente, era reconfortante..Y eso le ponía mucho más alerta que si fuera puramente físico. Aunque estuviera bien, seguía pensando que debía de recuperarse del todo, que en cualquier momento podría aparecer otro cabrón a intentar robársela. ¿Tenía opción a caso? No sabía si Faith venía a buscarle como cliente o no, ahora todo era demasiado confuso..¿Qué quería de él?
Siguió a la dama inglesa, observando cómo ascendía por las escaleras. Como iba detrás ella tal vez no se pudiera fijar en cómo las subía él mismo..Porque eran dignos de admirar en esos momentos. Se contuvo para no ayudarla, porque todo él gritaba por coger a esa mujer en brazos y llevársela a un lugar decente, uno lejos de aquel burdel, lejos de cualquier cosa que pudiera dañarla, a salvo. Sabía de sobra que ese lugar sólo existía en su mente, pero aun así hubiera deseado encontrarlo. Estuvo atento, por si la rubia flaqueaba. Verla así le recordaba lo inútil que había sido en la Ópera, lo culpable que era por haber provocado semejante situación...Lo asustado que estaba de perderla. El recuerdo de su cuerpo laxo en sus brazos, viendo cómo la vida se le escapaba sin poder hacer nada fue suficiente para mirar a la mujer como si tuviera deseos de apartar hasta el aire a su alrededor. Nadie tenía derecho si quiera a rozarla, él menos que nadie. El peso de la privacidad que le conferían esas cuatro paredes cayó sobre él, las dudas empezaron a comerle los sesos. ¿Habría ido Stein a verla..? ¿Serían ahora una feliz pareja? Si fuera así, ¿Qué hacía Faith allí? ¿Se encontraría bien..?….¿Pensaría en él?
Corbin se congeló cuando vio a Aveline encararle. No sabía qué esperar..Pero el abrazo le dejó atónito. Su primera reacción fue encogerse y entrecerrar los ojos, la tensión de sus músculos se elevó hasta el infinito pero a parte de la sutil mueca, que además se desvaneció en seguida, no hizo ni un sólo sonido de dolor, pudiera parecer que rechazaba su contacto. Pero si Faith escuchase algo sería la coraza destrozándose en mil pedazos. Intentaba recomponerse de lo que había ocurrido, de lo que había sentido y dicho, quería dejar a Aveline tener a un hombre que pudiera estar junto a ella en todos los aspectos de su vida y llegaba la mujer en su ignorancia y se aferraba a él, como si contra su pecho se sintiera protegida cuando él sabía mejor que nadie que no era así, que solo servía para una maldita cosa, pero si pudiera elegir..Si su cuerpo pudiera convertirse en acero, si su vida realmente tuviera valor, sería para proteger a la mujer que rodeó con sus brazos, tan suavemente como si fuera su cristal, su sentido, la razón por la que merecía la pena vivir un día más. La razón por la que mataría y moriría mil veces. Se preguntó qué tendría que hacer para asegurarse de que Faith estuviera a salvo, a qué demonio debía invocar para firmar ese pacto.
Sus enormes manos rodearon la espalda de la lady inglesa, acariciándole con ternura, apenas atreviéndose a apretarla contra él, pero su contacto fue un bálsamo para todos sus dolores, no le importaba que Aveline estuviera machacando su cuerpo en recuperación, si era ella podía matarle golpe a golpe. Acarició su cabello, aun intentando comprender qué hacía allí con él, intentando comprender hasta qué punto se sentía completo con su presencia. No tenía palabras para describirle lo aliviado que estaba por verla viva, por verla en pie. No se le daba bien expresarse, de modo que dejó de abrazarla y cogió su rostro entre sus manos, echándole la cabeza ligeramente hacia atrás y así tener el espacio suficiente para atrapar sus labios en un beso lleno de la ternura que esa mujer despertaba en él, todos esos sentimientos, toda esa ansiedad, ese desconcierto, esa inseguridad y dolor, esa necesidad de demostrarle físicamente cuánto significaba para él. Dioses. Era como si pudiera respirar por primera vez desde aquella noche en la Ópera. Como si lady Blackmore despejara el rencor que le cegaba y le hiciera recordar quién era Corbin en realidad. Dioses..Dioses. No me la quitéis. No podéis.
Dejó un suave beso como remanente del primero, costándole un infierno alejarse de esa conexión. Respiraba agitado, por la locura que había hecho. No se separó de ella, si quería rechazarlo estaba en todo su derecho, pero no se arrepentía de su reacción al abrazo. Dejó la frente apoyada sobre la de Faith, aun con sus manos colocadas suavemente sobre su rostro, su pecho subiendo y bajando a buen ritmo, su corazón latiendo desbocado.
Siguió a la dama inglesa, observando cómo ascendía por las escaleras. Como iba detrás ella tal vez no se pudiera fijar en cómo las subía él mismo..Porque eran dignos de admirar en esos momentos. Se contuvo para no ayudarla, porque todo él gritaba por coger a esa mujer en brazos y llevársela a un lugar decente, uno lejos de aquel burdel, lejos de cualquier cosa que pudiera dañarla, a salvo. Sabía de sobra que ese lugar sólo existía en su mente, pero aun así hubiera deseado encontrarlo. Estuvo atento, por si la rubia flaqueaba. Verla así le recordaba lo inútil que había sido en la Ópera, lo culpable que era por haber provocado semejante situación...Lo asustado que estaba de perderla. El recuerdo de su cuerpo laxo en sus brazos, viendo cómo la vida se le escapaba sin poder hacer nada fue suficiente para mirar a la mujer como si tuviera deseos de apartar hasta el aire a su alrededor. Nadie tenía derecho si quiera a rozarla, él menos que nadie. El peso de la privacidad que le conferían esas cuatro paredes cayó sobre él, las dudas empezaron a comerle los sesos. ¿Habría ido Stein a verla..? ¿Serían ahora una feliz pareja? Si fuera así, ¿Qué hacía Faith allí? ¿Se encontraría bien..?….¿Pensaría en él?
Corbin se congeló cuando vio a Aveline encararle. No sabía qué esperar..Pero el abrazo le dejó atónito. Su primera reacción fue encogerse y entrecerrar los ojos, la tensión de sus músculos se elevó hasta el infinito pero a parte de la sutil mueca, que además se desvaneció en seguida, no hizo ni un sólo sonido de dolor, pudiera parecer que rechazaba su contacto. Pero si Faith escuchase algo sería la coraza destrozándose en mil pedazos. Intentaba recomponerse de lo que había ocurrido, de lo que había sentido y dicho, quería dejar a Aveline tener a un hombre que pudiera estar junto a ella en todos los aspectos de su vida y llegaba la mujer en su ignorancia y se aferraba a él, como si contra su pecho se sintiera protegida cuando él sabía mejor que nadie que no era así, que solo servía para una maldita cosa, pero si pudiera elegir..Si su cuerpo pudiera convertirse en acero, si su vida realmente tuviera valor, sería para proteger a la mujer que rodeó con sus brazos, tan suavemente como si fuera su cristal, su sentido, la razón por la que merecía la pena vivir un día más. La razón por la que mataría y moriría mil veces. Se preguntó qué tendría que hacer para asegurarse de que Faith estuviera a salvo, a qué demonio debía invocar para firmar ese pacto.
Sus enormes manos rodearon la espalda de la lady inglesa, acariciándole con ternura, apenas atreviéndose a apretarla contra él, pero su contacto fue un bálsamo para todos sus dolores, no le importaba que Aveline estuviera machacando su cuerpo en recuperación, si era ella podía matarle golpe a golpe. Acarició su cabello, aun intentando comprender qué hacía allí con él, intentando comprender hasta qué punto se sentía completo con su presencia. No tenía palabras para describirle lo aliviado que estaba por verla viva, por verla en pie. No se le daba bien expresarse, de modo que dejó de abrazarla y cogió su rostro entre sus manos, echándole la cabeza ligeramente hacia atrás y así tener el espacio suficiente para atrapar sus labios en un beso lleno de la ternura que esa mujer despertaba en él, todos esos sentimientos, toda esa ansiedad, ese desconcierto, esa inseguridad y dolor, esa necesidad de demostrarle físicamente cuánto significaba para él. Dioses. Era como si pudiera respirar por primera vez desde aquella noche en la Ópera. Como si lady Blackmore despejara el rencor que le cegaba y le hiciera recordar quién era Corbin en realidad. Dioses..Dioses. No me la quitéis. No podéis.
Dejó un suave beso como remanente del primero, costándole un infierno alejarse de esa conexión. Respiraba agitado, por la locura que había hecho. No se separó de ella, si quería rechazarlo estaba en todo su derecho, pero no se arrepentía de su reacción al abrazo. Dejó la frente apoyada sobre la de Faith, aun con sus manos colocadas suavemente sobre su rostro, su pecho subiendo y bajando a buen ritmo, su corazón latiendo desbocado.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
¿Cómo no ceder al empuje de Corbin cuando estaba derribando todas las barreras que había ido levantando con los años? Un sólo beso, una respiración agitada, unas manos suaves sobre su rostro...y la Parca desaparecía, Lady Blackmore desaparecía y sólo estaba ella. Quizás fuera por ese dolor no expresado con palabras, pero cargado en la recámara de sus ojos, o por sus silencios, sus gestos automatizados que tanto le recordaban a los suyos propios; tal vez fuera simplemente porque no la miraba con ojo crítico, con envidia o con velado deseo. Quizás fuera porque con él no se sentía muerta en su propia piel... pero fuera por los motivos que fueran, todo su ser clamaba por entregarle a Faith sin reparos, sin usura, con todo lo que era y sentía.
Apoyó una mano en la suya y ladeó la cara, disfrutando se esas caricias, rezando por que se prolongasen hasta la eternidad, ajena al mundo y al tiempo. La otra mano subió por su brazo hasta su pelo y acarició la melena de león que tenía el grandullón. ¿Por qué la vida había sido tan injusta con una criatura tan preciosa, tan sufrida, tan carente de maldad? No creía mucho en los dioses, pero en ese momento deseó que existieran para averiguar el camino hacia ellos, porque estaba dispuesta a ir hasta donde estuvieran y pedirles cuentas por algo así.
En ese instante que estaban pegados notó el tacto húmedo de una herida abierta que rezumaba y mojaba su camisa de cuello alto. Frunció el ceño y bajó la mano para tocarla mirándolo inquisitiva.
— ¿Qué te ha pasado?
¿Habría sido Simonetti? Un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Stein no había llegado a tiempo...o lo que podría ser peor: había más Simonettis en la vida de Corbin. Su rostro reflejó la desesperación de ese pensamiento. ¿Qué podía hacer si era eso? siempre estaría expuesto al peligro, y por nada del mundo dejaría que le volviese a pasar algo similar, quería protegerlo, que la Parca se cobrase su tributo de sangre cuando alguien que creía que podía abusar del débil cometía sus actos atroces. Sus ojos se humedecieron otorgándoles un color más aguamarina de lo habitual, brillantes, y lo encaró con esa expresión suicida que tenía cuando La Parca despertaba. En tono quedo y entrecortado siseó.
— ¿quién te lo ha hecho?...me voy a encargar de que lo pague en el infierno.
Apoyó una mano en la suya y ladeó la cara, disfrutando se esas caricias, rezando por que se prolongasen hasta la eternidad, ajena al mundo y al tiempo. La otra mano subió por su brazo hasta su pelo y acarició la melena de león que tenía el grandullón. ¿Por qué la vida había sido tan injusta con una criatura tan preciosa, tan sufrida, tan carente de maldad? No creía mucho en los dioses, pero en ese momento deseó que existieran para averiguar el camino hacia ellos, porque estaba dispuesta a ir hasta donde estuvieran y pedirles cuentas por algo así.
En ese instante que estaban pegados notó el tacto húmedo de una herida abierta que rezumaba y mojaba su camisa de cuello alto. Frunció el ceño y bajó la mano para tocarla mirándolo inquisitiva.
— ¿Qué te ha pasado?
¿Habría sido Simonetti? Un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Stein no había llegado a tiempo...o lo que podría ser peor: había más Simonettis en la vida de Corbin. Su rostro reflejó la desesperación de ese pensamiento. ¿Qué podía hacer si era eso? siempre estaría expuesto al peligro, y por nada del mundo dejaría que le volviese a pasar algo similar, quería protegerlo, que la Parca se cobrase su tributo de sangre cuando alguien que creía que podía abusar del débil cometía sus actos atroces. Sus ojos se humedecieron otorgándoles un color más aguamarina de lo habitual, brillantes, y lo encaró con esa expresión suicida que tenía cuando La Parca despertaba. En tono quedo y entrecortado siseó.
— ¿quién te lo ha hecho?...me voy a encargar de que lo pague en el infierno.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Disfrutaba de sus caricias, como nunca antes lo había hecho. El tacto de la gente le repugnaba y le sacaba de quicio, pero ese sentimiento había desaparecido. Lo sintió la primera vez que se encontraron, no podía negar ese detalle, pero ya no estaba, su cuerpo respondió a la caricia de la rubia pero no con rechazo, le estaba dando la bienvenida. Se le puso la piel de gallina, hasta notó el siseo de un escalofrío subiéndole por la espina dorsal cuando los dedos femeninos se enroscaron en su larga cabellera. No estaba acostumbrado a ese tipo de sensaciones pese a ser lo que era, normalmente era él quien despertaba en las personas esos instintos básicos, no al revés.
El momento se rompió cuando ella descubrió una de las heridas, estaba supurando y además de un fluido casi transparente también se le había manchado de sangre la camisa. Se llevó la mano al pecho y le cogió de la mano, apartándola de su cuerpo para que no tuviera que ensuciarse.- ...No es nada.- Miró a la mujer mientras toda ella se transformaba justo delante de sus ojos, el brillo de su mirada cambió, vio cómo poco a poco la Parca se abría paso a través de la dulce Faith. No...No quería eso. Atrapó los hombros de la mujer con sus manos y apretó con firmeza, aunque no la suficiente para hacerle daño, solo quería sacarla de ese estado en el que se estaba internando y en el que no quería volverla a ver.- Faith. No me importa..Él..Stein se encargó de esto..-Negó con la cabeza con suavidad.- No debiste hacerlo..No debisteis, ninguno..Sería el primero, pero no el último que…-Cerró los ojos..¿Por qué tenían que hablar de su miserable vida? Tal vez habían matado a Simonetti, pero eso no le libraba a él del peligro que suponía esa profesión ni mucho menos.- Él no tenía tanta importancia para que te mancharas las manos con su sangre, era un pobre desquiciado, un desalmado, nada que no pudiera manejar y a lo que no estuviera acostumbrado. Él no valía nada..Yo no valgo nada..Tú..Sin embargo tú..-Le disgustaba la sola idea de la cazadora lidiando con aquello, él no se la merecía. No conocía el mundo de los cazadores hasta ese punto, pero asesinar a alguien siempre era un riesgo y no se perdonaría si a cualquiera de los dos le ocurriera algo por alguien tan insignificante y asqueroso como el italiano. Prefería venderse a él para siempre que tener que ver cómo ellos sufrían por su culpa.
Suspiró y movió a Faith hasta llevarle al lecho, le hizo sentarse despacio y recostarse contra el respaldo de la cama. No podía olvidar que estaba herida todavía, que ni siquiera debía estar allí. Acarició suavemente su mejilla con el dorso de su mano.- Le regalaría mi cuerpo a cien Simonettis si con ello dejases de ponerte en peligro.
El momento se rompió cuando ella descubrió una de las heridas, estaba supurando y además de un fluido casi transparente también se le había manchado de sangre la camisa. Se llevó la mano al pecho y le cogió de la mano, apartándola de su cuerpo para que no tuviera que ensuciarse.- ...No es nada.- Miró a la mujer mientras toda ella se transformaba justo delante de sus ojos, el brillo de su mirada cambió, vio cómo poco a poco la Parca se abría paso a través de la dulce Faith. No...No quería eso. Atrapó los hombros de la mujer con sus manos y apretó con firmeza, aunque no la suficiente para hacerle daño, solo quería sacarla de ese estado en el que se estaba internando y en el que no quería volverla a ver.- Faith. No me importa..Él..Stein se encargó de esto..-Negó con la cabeza con suavidad.- No debiste hacerlo..No debisteis, ninguno..Sería el primero, pero no el último que…-Cerró los ojos..¿Por qué tenían que hablar de su miserable vida? Tal vez habían matado a Simonetti, pero eso no le libraba a él del peligro que suponía esa profesión ni mucho menos.- Él no tenía tanta importancia para que te mancharas las manos con su sangre, era un pobre desquiciado, un desalmado, nada que no pudiera manejar y a lo que no estuviera acostumbrado. Él no valía nada..Yo no valgo nada..Tú..Sin embargo tú..-Le disgustaba la sola idea de la cazadora lidiando con aquello, él no se la merecía. No conocía el mundo de los cazadores hasta ese punto, pero asesinar a alguien siempre era un riesgo y no se perdonaría si a cualquiera de los dos le ocurriera algo por alguien tan insignificante y asqueroso como el italiano. Prefería venderse a él para siempre que tener que ver cómo ellos sufrían por su culpa.
Suspiró y movió a Faith hasta llevarle al lecho, le hizo sentarse despacio y recostarse contra el respaldo de la cama. No podía olvidar que estaba herida todavía, que ni siquiera debía estar allí. Acarició suavemente su mejilla con el dorso de su mano.- Le regalaría mi cuerpo a cien Simonettis si con ello dejases de ponerte en peligro.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
— El peligro vive pegado a mi, Corbin, no puedes protegerme de él. Estoy bien entrenada y no soy una suicida, quiero vivir, tengo muchos motivos para ello...pero aún así cualquier día podría no ver salir el sol. ¿Por qué crees que no me he casado aún? no me veo siendo esposa y madre, no puedo prometer que voy a regalarle años a otra persona cuando ni siquiera sé si mañana veré otro día. ¿Hijos? ¿Y si les toca crecer sin su madre? ¿cómo les afectará?...
Hablaba despacio, había reflexionado mucho sobre ella, sobre su vida y sus motivaciones, sobre sus sentimientos y sus circunstancias y lo cierto es que en algunos aspectos estaba más serena, en otros seguía confusa y no sabía a qué agarrarse para no tomar malas decisiones. Pero lo que le dijo de que se entregaría a otro psicópata si con ello la alejaba del peligro, la carcomía. Cogió su mano apretándola con las suyas. No eran todo lo suaves que cabía esperar en una dama, solía llevar guantes porque tenía callos del arpa y de las armas.— Mataría a cien Simonettis con mis propias manos sin ni siquiera pestañear con tal de que no volvieras a sufrir nunca jamás....— Tragó saliva antes de continuar, porque no estaba acostumbrada a hablar de sentimientos, sin embargo con Corbin sentía que podía hacerlo, que no se reiría de ella o lo tergiversaría.— No puedo verte sufrir, me hace mucho daño. Me gustaría volver hacia atrás el tiempo y sacarte del infierno al que te condenaron y que no tuvieras que pasar por todo lo que has pasado, aunque el precio fuera no estar presente en tu vida.— Estaba muy confusa porque Corbin había mandado a Stein a salvarla y se había retirado. ¿Entonces sus sentimientos no eran tan firmes? o sólo tenía miedo?.— Sólo quiero la felicidad para ti... y no sé cómo dártela. Ojalá lo supiera. Puedo ayudarte a cambiar tu vida, Corbin, puedes ser lo que quieras, vivir cómodamente. Si quieres criar cabras en el monte para no tener que aguantar personas...pues eso mismo. Pero esto no es vida, no tienes por qué aguantar esas palizas, tanto dolor... Sé que yo no debería exponerme a lo mismo, pero al menos yo lo hago por una razón, limpiar el mundo de monstruos, garantizar un futuro a los que vienen, dejar el mundo un poco mejor que como lo encontré...¿pero por qué lo aguantas tú? no hay ninguna razón para que soportes tanto sufrimiento.
Besó sus nudillos cerrando los ojos un instante, no quería ponerse a llorar y estaba rozando el límite, sus sentimientos estaban rodeados de alambre de espino y al sacarlos fuera arañaban y laceraban como nunca antes había sentido.
— Es lo que traté de decirte aquella noche, pero no sabía cómo. Sólo quiero devolverte lo mismo que has conseguido conmigo: me has devuelto la capacidad de amar, de confiar, de desear lo mejor y anteponer a otra persona frente a mi misma... y sé que suena a locura, que apenas te conozco pero... siento que mi corazón es tuyo, tanto si lo aceptas como si no.
El daño estaba hecho, las cartas sobre la mesa estaban echadas y fuera cual fuera el resultado había dicho todo lo que guardaba desde hacía semanas y que la corroía. Ahora sólo quedaba el golpe de gracia, cuando Corbin le dijera que todo daba igual porque él no podía ser para ella, o que daba lo mismo porque ya había aceptado el negocio con Stein.
Hablaba despacio, había reflexionado mucho sobre ella, sobre su vida y sus motivaciones, sobre sus sentimientos y sus circunstancias y lo cierto es que en algunos aspectos estaba más serena, en otros seguía confusa y no sabía a qué agarrarse para no tomar malas decisiones. Pero lo que le dijo de que se entregaría a otro psicópata si con ello la alejaba del peligro, la carcomía. Cogió su mano apretándola con las suyas. No eran todo lo suaves que cabía esperar en una dama, solía llevar guantes porque tenía callos del arpa y de las armas.— Mataría a cien Simonettis con mis propias manos sin ni siquiera pestañear con tal de que no volvieras a sufrir nunca jamás....— Tragó saliva antes de continuar, porque no estaba acostumbrada a hablar de sentimientos, sin embargo con Corbin sentía que podía hacerlo, que no se reiría de ella o lo tergiversaría.— No puedo verte sufrir, me hace mucho daño. Me gustaría volver hacia atrás el tiempo y sacarte del infierno al que te condenaron y que no tuvieras que pasar por todo lo que has pasado, aunque el precio fuera no estar presente en tu vida.— Estaba muy confusa porque Corbin había mandado a Stein a salvarla y se había retirado. ¿Entonces sus sentimientos no eran tan firmes? o sólo tenía miedo?.— Sólo quiero la felicidad para ti... y no sé cómo dártela. Ojalá lo supiera. Puedo ayudarte a cambiar tu vida, Corbin, puedes ser lo que quieras, vivir cómodamente. Si quieres criar cabras en el monte para no tener que aguantar personas...pues eso mismo. Pero esto no es vida, no tienes por qué aguantar esas palizas, tanto dolor... Sé que yo no debería exponerme a lo mismo, pero al menos yo lo hago por una razón, limpiar el mundo de monstruos, garantizar un futuro a los que vienen, dejar el mundo un poco mejor que como lo encontré...¿pero por qué lo aguantas tú? no hay ninguna razón para que soportes tanto sufrimiento.
Besó sus nudillos cerrando los ojos un instante, no quería ponerse a llorar y estaba rozando el límite, sus sentimientos estaban rodeados de alambre de espino y al sacarlos fuera arañaban y laceraban como nunca antes había sentido.
— Es lo que traté de decirte aquella noche, pero no sabía cómo. Sólo quiero devolverte lo mismo que has conseguido conmigo: me has devuelto la capacidad de amar, de confiar, de desear lo mejor y anteponer a otra persona frente a mi misma... y sé que suena a locura, que apenas te conozco pero... siento que mi corazón es tuyo, tanto si lo aceptas como si no.
El daño estaba hecho, las cartas sobre la mesa estaban echadas y fuera cual fuera el resultado había dicho todo lo que guardaba desde hacía semanas y que la corroía. Ahora sólo quedaba el golpe de gracia, cuando Corbin le dijera que todo daba igual porque él no podía ser para ella, o que daba lo mismo porque ya había aceptado el negocio con Stein.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
- No le prometerías años, Faith..Le prometerías mucho más que tu tiempo, compartirías felicidad, el tiempo que se te de..Y serías una madre maravillosa de la que sus hijos se sentirían orgullosos. Es mejor haber perdido que no haber tenido, Faith..Incluso yo se eso.- Mejor que nadie, además.
Si se descuidaba, las manos de Corbin eran más suaves que las de Faith, no le importaba en lo absoluto, seguro que el cuerpo de la cazadora tenía muchas más cicatrices, las peores eran aquellas que no se veían. Entrecerró sus manos con las de Aveline, por la simple necesidad de contacto, de sentirla cerca. No sabía cómo sentirse respecto a sus palabras, nadie se había preocupado tanto por él, ni siquiera su madre. Sonrió de medio lado, por una parte estaba..Ahogándose en dicha. Era así de simple, no podía creer lo que le estaba diciendo, que a alguien pudiera importarle tanto como para darle una vida fuera de allí. Estaba confuso..Pero podría ser, vivir en algún lugar apartado de la humanidad, donde solo estuviera él, donde tuviera una cama que pudiera llamar propia. Levantó la vista hacia la mujer cuando besó sus nudillos y se tensó. ¿Su corazón..?
Se quedó sin palabras. ¿Cómo podía decir aquello? ¿En qué mundo podría él tener el corazón de alguien como ella? Es más, ¿En qué mundo él se iba a merecer a Faith. Tanto como le entusiasmaba la idea, tanto como lo deseaba, se cernía una mala sensación en su pecho, una pesadez que le impedía disfrutar del momento, que le rondaba la cabeza constantemente. Por mucho que tuviera su corazón..¿En qué le convertía aquello? Aveline jamás podría estar con él públicamente, jamás podría tener a sus hijos, ni ser una familia y era exactamente lo que ella se merecía. Un hombre de verdad, no la sombra de uno.
Cerró los ojos con firmeza, tanto como quería aceptar sus palabras le abrían profundas heridas. Las palabras quemaban al pronunciarlas, su pecho se partía.- No hay forma de que volvamos al pasado, ni tú ni yo. Podría criar cabras, pero eso no me haría estar más cerca de ti. No hay lugar para mi en tu mundo, Faith..El único lugar donde yo encajo es aquí…-Apretó los labios, con firmeza.- Tú me has despertado, sacaste a Corbin del profundo pozo en el que le había metido y…-Apoyó una mano en su mejilla, deslizándola con delicadeza, como si era fuera de cristal..- yo…-¿Cuándo se había enamorado..?-..Eres lo único que tengo, eres lo único que da sentido..A esta mierda de existencia porque empecé a vivir cuando te conocí, Faith..No puedo darte la vida que mereces, lo se muy bien..Ni siquiera puedo cuidar de ti pero soy tuyo, Faith, siempre seré tuyo. No puedo acompañarte, no puedo ser lo que necesitas pero si Stein si puede..Si he hecho que tu corazón se abra a alguien, aunque sea a otra persona...Mi vida habrá merecido la pena y yo..Yo te esperaré aquí y aceptaré lo que decidas darme y si nunca vuelves..-Bajó la mirada, unos segundos.- Si no vuelves, viviré con la seguridad de que ayudé a la mujer que amo a ser feliz.
Si se descuidaba, las manos de Corbin eran más suaves que las de Faith, no le importaba en lo absoluto, seguro que el cuerpo de la cazadora tenía muchas más cicatrices, las peores eran aquellas que no se veían. Entrecerró sus manos con las de Aveline, por la simple necesidad de contacto, de sentirla cerca. No sabía cómo sentirse respecto a sus palabras, nadie se había preocupado tanto por él, ni siquiera su madre. Sonrió de medio lado, por una parte estaba..Ahogándose en dicha. Era así de simple, no podía creer lo que le estaba diciendo, que a alguien pudiera importarle tanto como para darle una vida fuera de allí. Estaba confuso..Pero podría ser, vivir en algún lugar apartado de la humanidad, donde solo estuviera él, donde tuviera una cama que pudiera llamar propia. Levantó la vista hacia la mujer cuando besó sus nudillos y se tensó. ¿Su corazón..?
Se quedó sin palabras. ¿Cómo podía decir aquello? ¿En qué mundo podría él tener el corazón de alguien como ella? Es más, ¿En qué mundo él se iba a merecer a Faith. Tanto como le entusiasmaba la idea, tanto como lo deseaba, se cernía una mala sensación en su pecho, una pesadez que le impedía disfrutar del momento, que le rondaba la cabeza constantemente. Por mucho que tuviera su corazón..¿En qué le convertía aquello? Aveline jamás podría estar con él públicamente, jamás podría tener a sus hijos, ni ser una familia y era exactamente lo que ella se merecía. Un hombre de verdad, no la sombra de uno.
Cerró los ojos con firmeza, tanto como quería aceptar sus palabras le abrían profundas heridas. Las palabras quemaban al pronunciarlas, su pecho se partía.- No hay forma de que volvamos al pasado, ni tú ni yo. Podría criar cabras, pero eso no me haría estar más cerca de ti. No hay lugar para mi en tu mundo, Faith..El único lugar donde yo encajo es aquí…-Apretó los labios, con firmeza.- Tú me has despertado, sacaste a Corbin del profundo pozo en el que le había metido y…-Apoyó una mano en su mejilla, deslizándola con delicadeza, como si era fuera de cristal..- yo…-¿Cuándo se había enamorado..?-..Eres lo único que tengo, eres lo único que da sentido..A esta mierda de existencia porque empecé a vivir cuando te conocí, Faith..No puedo darte la vida que mereces, lo se muy bien..Ni siquiera puedo cuidar de ti pero soy tuyo, Faith, siempre seré tuyo. No puedo acompañarte, no puedo ser lo que necesitas pero si Stein si puede..Si he hecho que tu corazón se abra a alguien, aunque sea a otra persona...Mi vida habrá merecido la pena y yo..Yo te esperaré aquí y aceptaré lo que decidas darme y si nunca vuelves..-Bajó la mirada, unos segundos.- Si no vuelves, viviré con la seguridad de que ayudé a la mujer que amo a ser feliz.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Se le hizo un nudo prieto en la garganta y las lágrimas que luchaba por contener escaparon lentamente rodando hacia abajo por su mejilla. Dos pares de lágrimas, ninguna más. ¡Por todos los santos, era la puta Parca! Se acercó a él mirándolo intensamente y colocando la mano en su mejillas. La voz no le daba para ser firme, así que lo que salió de sus cuerdas vocales fue apenas un murmullo.
— Corbin... entonces estás jodido...si lo mejor que tienes en tu vida es una mujer que no se atreve a dejar toda su vida atrás para estar contigo, desde luego no te merece, y tú deberías olvidarla de inmediato.— ¿Quien decía que no podía estar juntos? ¿la sociedad? se lo pasaba por el forro. Ya la habían juzgado por ser una solterona, le daba igual todo. En realidad los límites se los imponía ella misma. No quería condenar a Corbin a esforzarse por seguirla para luego dejarlo tirado si la mataba un vampiro. No quería darle la esperanza de unos hijos que no iba a tener. No podía prometerle que dejaría la Orden, eso era innegociable. ¿Entonces que podía ofrecerle? Nada. Esa era la respuesta.
Puso la otra mano en su mejilla acariciandola. ¿Por qué tenía que ser así? ¿por qué era tan injusto? Corbin podía encajar en muchos sitios, no tenía por qué resignarse, pero era como un perro apaleado al que lo han acostumbrado a esa vida y le cuesta no reaccionar de otra forma.
— Por favor...sal de esta vida. Te lo ruego. No lo hagas por mi. Tus palabras duelen en el fondo del alma, porque tienes razón. Te he despertado de un sueño para meterte en una pesadilla y no tenía derecho a hacerlo.— se acercó con cierta urgencia, necesidad, y besó sus labios.— Déjame al menos que te proteja.— Le dio otro beso.— que te haga la vida un poco más fácil, hasta que encuentres tu camino y me olvides.
Se separó para mirarlo a los ojos, no quería que la olvidara, egoistamente lo que quería era estar con él, como fuera, aunque sólo fuese a ratos, hasta que la edad y las obligaciones la volvieran una mujer amargada, (ya que iba camino de eso, si es que llegaba a cierta edad) y muriese el sueño del amor que hoy flotaba entre ellos. Pero Corbin no merecía no ser llevado en bandeja. Pegó su frente a la de él.
— Estoy dividida en dos, Corbin. Por un lado te quiero para mi, me niego a conformarme con esta situación, algo me empuja a pelear pero sé que tú sufrirás más que yo y eso no puedo permitirlo. Por otro lado rezo para que te enamores de alguien, alguien que te quiera de la misma forma, y que te acompañe en tu camino... y si fui yo quien te despertó, seré feliz al pensarlo aunque sea otra persona la que disfrute de tu amor y compañía.
Cuando mentó a Stein, todo cobró cierto sentido; él se había quitado del medio cuando estuvo al borde de la muerte, y le había dejado el camino libre al brujo.
— A veces lo que queremos no es lo que necesitamos, eso ya lo sé. Jamás podré querer a Stein de esta forma, porque él no es como tú. Ni siquiera sé si puedo confiar en él. Me propuso un negocio y lo cierto es que me dolió que el hombre que me propusiera pasar la vida junto a mi me lo plantease como una trato. Sé que es buen trato, pero no eres tú... y eso me mata y... ahora mismo no sé qué hacer.
— Corbin... entonces estás jodido...si lo mejor que tienes en tu vida es una mujer que no se atreve a dejar toda su vida atrás para estar contigo, desde luego no te merece, y tú deberías olvidarla de inmediato.— ¿Quien decía que no podía estar juntos? ¿la sociedad? se lo pasaba por el forro. Ya la habían juzgado por ser una solterona, le daba igual todo. En realidad los límites se los imponía ella misma. No quería condenar a Corbin a esforzarse por seguirla para luego dejarlo tirado si la mataba un vampiro. No quería darle la esperanza de unos hijos que no iba a tener. No podía prometerle que dejaría la Orden, eso era innegociable. ¿Entonces que podía ofrecerle? Nada. Esa era la respuesta.
Puso la otra mano en su mejilla acariciandola. ¿Por qué tenía que ser así? ¿por qué era tan injusto? Corbin podía encajar en muchos sitios, no tenía por qué resignarse, pero era como un perro apaleado al que lo han acostumbrado a esa vida y le cuesta no reaccionar de otra forma.
— Por favor...sal de esta vida. Te lo ruego. No lo hagas por mi. Tus palabras duelen en el fondo del alma, porque tienes razón. Te he despertado de un sueño para meterte en una pesadilla y no tenía derecho a hacerlo.— se acercó con cierta urgencia, necesidad, y besó sus labios.— Déjame al menos que te proteja.— Le dio otro beso.— que te haga la vida un poco más fácil, hasta que encuentres tu camino y me olvides.
Se separó para mirarlo a los ojos, no quería que la olvidara, egoistamente lo que quería era estar con él, como fuera, aunque sólo fuese a ratos, hasta que la edad y las obligaciones la volvieran una mujer amargada, (ya que iba camino de eso, si es que llegaba a cierta edad) y muriese el sueño del amor que hoy flotaba entre ellos. Pero Corbin no merecía no ser llevado en bandeja. Pegó su frente a la de él.
— Estoy dividida en dos, Corbin. Por un lado te quiero para mi, me niego a conformarme con esta situación, algo me empuja a pelear pero sé que tú sufrirás más que yo y eso no puedo permitirlo. Por otro lado rezo para que te enamores de alguien, alguien que te quiera de la misma forma, y que te acompañe en tu camino... y si fui yo quien te despertó, seré feliz al pensarlo aunque sea otra persona la que disfrute de tu amor y compañía.
Cuando mentó a Stein, todo cobró cierto sentido; él se había quitado del medio cuando estuvo al borde de la muerte, y le había dejado el camino libre al brujo.
— A veces lo que queremos no es lo que necesitamos, eso ya lo sé. Jamás podré querer a Stein de esta forma, porque él no es como tú. Ni siquiera sé si puedo confiar en él. Me propuso un negocio y lo cierto es que me dolió que el hombre que me propusiera pasar la vida junto a mi me lo plantease como una trato. Sé que es buen trato, pero no eres tú... y eso me mata y... ahora mismo no sé qué hacer.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Aun mantenía la mirada baja, porque si algo le habían enseñado los años en el burdel era que el amor no existía para él, que lo único que hacían las personas era aprovecharse de sus sentimientos, sus clientes no buscaban afecto real, solo uno fingido, intenso, idílico e imposible y lo aprendió a la fuerte, pensaba que tenía esa fase completamente superada, pero fue Faith y su fachada quien le recordó en primer lugar que él no era así. Levantó la vista hacia la cazadora cuando le puso una temblorosa mano sobre la mejilla. Las dos lágrimas que recorrieron su rostro le dejaron atónito, sin ganas de vivir. ¿Lloraba..? ¿Por él? Imposible.
Le miró a los ojos mientras le pedía que dejara esa vida..pero no conocía otra. ¿A dónde iría? No tenía nada, estaría en la maldita calle, tendría que venderse para sobrevivir igualmente, ni siquiera servía para ganar dinero peleando, acarreando cosas tal vez...¿Quién le pagaría? No todos le conocían en París, obviamente, pero los rumores se esparcían como la peste, quién querría tener nada que ver con alguien como él. Ni siquiera la ropa que llevaba le pertenecía, estaba con las manos vacías. Cuando besó sus labios, con esa desesperación, Corbin cogió suavemente las muñecas de Aveline y cerró los ojos, disfrutando de la caricia de sus dedos sobre su rostro. Las palabras de lady Blackmore eran jalea real, pero eran un sueño..Sonrió de medio lado dejando la frente apoyada en la suya. Suspiró y soltó una de sus manos, para poder acariciarle el cabello.- ¿Cómo iba a olvidarme de la mujer que me sacó de aquí? Me condenarías a tenerte en mi memoria el resto de mi vida.- Se echó hacia atrás, para encontrarse con aquellos intensos ojos. Ni que hubiera podido olvidarla de todas formas.- No eres un capricho pasajero. ¿Crees que hago esto por todas las mujeres que me han propuesto cosas semejantes? No importa si estamos juntos, no importa si me olvidas o te casas..¿No lo ves? ¿Qué más quieres darme, Faith? ¿Qué mas quieres que te deba? No podría compensar lo que has hecho por mi ni en cien vidas..Me has abierto los ojos. A la vida. A ti. A ti, Faith.- Apoyó las manos en su rostro, no había más que devoción en su mirada.
No era tan egoísta como para ponerle en una encrucijada..Además, no tenía los redaños de salir mal parado con su decisión, prefería resignarse y no arriesgarse.- No quiero a otra persona, no quiero enamorarme de nadie más, estoy bien con estos sentimientos, vaya a sufrir o no con ellos. Tus palabras son las mias. Tus deseos son los mios. Los dos queremos lo mismo para el otro - Negó suavemente con la cabeza y volvió a sonreír, aunque tenía un fuerte nudo en el estómago.- Stein es mucho más que un cabrón con pintas, Faith. Si hubiera querido casarse por ser un buen negocio ambos habéis tenido vuestras oportunidades. Podéis intentar engañaros, pero a mi no podéis. Se cómo os miráis..Se cómo te mira..Y conozco su expresión cuando se enteró de que estabas en peligro. No es sólo un negocio y para él tampoco. Si no confías ahora...Está bien. Lo harás con el tiempo, cuando ambos os dejéis conocer.- Acarició su mejilla, contemplando su hermoso rostro, retirando mechones de su cabello con torpeza.
Suspiró y besó sus labios, dejando tiernos roces en ellos, antes de abrazarla con suavidad, rodeándole con uno de los brazos mientras su mano libre se posó con delicadeza en su vientre herido.- Tienes que entender que no me importaría sufrir por ti, que no tengo nada si no estás tú. Sentir dolor es mejor que no sentir nada..Tienes que ser feliz, a mi ya me tienes. No tienes que elegir entre los dos. Puedo compartirte con él…-Apretó suavemente los labios y pasó un dedo pulgar por su mentón en una tierna caricia.- Si tú quieres.
Le miró a los ojos mientras le pedía que dejara esa vida..pero no conocía otra. ¿A dónde iría? No tenía nada, estaría en la maldita calle, tendría que venderse para sobrevivir igualmente, ni siquiera servía para ganar dinero peleando, acarreando cosas tal vez...¿Quién le pagaría? No todos le conocían en París, obviamente, pero los rumores se esparcían como la peste, quién querría tener nada que ver con alguien como él. Ni siquiera la ropa que llevaba le pertenecía, estaba con las manos vacías. Cuando besó sus labios, con esa desesperación, Corbin cogió suavemente las muñecas de Aveline y cerró los ojos, disfrutando de la caricia de sus dedos sobre su rostro. Las palabras de lady Blackmore eran jalea real, pero eran un sueño..Sonrió de medio lado dejando la frente apoyada en la suya. Suspiró y soltó una de sus manos, para poder acariciarle el cabello.- ¿Cómo iba a olvidarme de la mujer que me sacó de aquí? Me condenarías a tenerte en mi memoria el resto de mi vida.- Se echó hacia atrás, para encontrarse con aquellos intensos ojos. Ni que hubiera podido olvidarla de todas formas.- No eres un capricho pasajero. ¿Crees que hago esto por todas las mujeres que me han propuesto cosas semejantes? No importa si estamos juntos, no importa si me olvidas o te casas..¿No lo ves? ¿Qué más quieres darme, Faith? ¿Qué mas quieres que te deba? No podría compensar lo que has hecho por mi ni en cien vidas..Me has abierto los ojos. A la vida. A ti. A ti, Faith.- Apoyó las manos en su rostro, no había más que devoción en su mirada.
No era tan egoísta como para ponerle en una encrucijada..Además, no tenía los redaños de salir mal parado con su decisión, prefería resignarse y no arriesgarse.- No quiero a otra persona, no quiero enamorarme de nadie más, estoy bien con estos sentimientos, vaya a sufrir o no con ellos. Tus palabras son las mias. Tus deseos son los mios. Los dos queremos lo mismo para el otro - Negó suavemente con la cabeza y volvió a sonreír, aunque tenía un fuerte nudo en el estómago.- Stein es mucho más que un cabrón con pintas, Faith. Si hubiera querido casarse por ser un buen negocio ambos habéis tenido vuestras oportunidades. Podéis intentar engañaros, pero a mi no podéis. Se cómo os miráis..Se cómo te mira..Y conozco su expresión cuando se enteró de que estabas en peligro. No es sólo un negocio y para él tampoco. Si no confías ahora...Está bien. Lo harás con el tiempo, cuando ambos os dejéis conocer.- Acarició su mejilla, contemplando su hermoso rostro, retirando mechones de su cabello con torpeza.
Suspiró y besó sus labios, dejando tiernos roces en ellos, antes de abrazarla con suavidad, rodeándole con uno de los brazos mientras su mano libre se posó con delicadeza en su vientre herido.- Tienes que entender que no me importaría sufrir por ti, que no tengo nada si no estás tú. Sentir dolor es mejor que no sentir nada..Tienes que ser feliz, a mi ya me tienes. No tienes que elegir entre los dos. Puedo compartirte con él…-Apretó suavemente los labios y pasó un dedo pulgar por su mentón en una tierna caricia.- Si tú quieres.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
¡Dioses! compartirla con Stein...no es que le escandalizara la idea, el asunto no iba de moral ni de cuernos. Sabía que Stein tenía sus líos por ahi y había aceptado desde el minuto uno que seguiría teniéndolos, no era una mujer celosa, era más práctica que otra cosa. Pero esa doble vida, casarse con Stein y a la vez enamorarse de Corbin...eso no lo había contemplado. Una cosa era el burdel, el sexo por dinero que no implicaba sentimientos ni deudas emocionales. ¿Pero partirse de nuevo para soportar aquella vida? sería capaz? ya era tres personas diferentes. La Parca, Lady Blackmore y Faith. ¿Podría Stein conformarse con la Lady? porque si debía partir a Faith en dos es cuando ya no sabía qué consecuencias tendría eso para ella.
— Está bien...no soy adivina, no sé qué pasará ni cuánto sufrimiento nos aguarda. Pero ahora mismo sé que quiero estar contigo. Que quiero besarte y abrazarte y enseñarte algun dia ese vestido que nadie ha visto.— Suspiró y se abrazó a él, recostándose contra la inmensidad cálida de su cuerpo. No quería estar en nigún otro lugar, sólo alí, envuelta por su piel, consciente de su presencia, dejando afuera el resto de su vida, sus preocupaciones o circunstancias. Sólo deseaba notar su corazón bombeando bajo su peso, su respiración jugando con los pequeños mechones cortos que crecían en su sien, acompasándose como dos relojes.
Necesitaba que el tiempo les diese una pequeña tregua, que pasase despacio, que tan sólo los dejara disfrutar un poco del tacto del otro, de la seguridad de sus manos enlazadas y sus cuerpos abrazados. Él sería una puta, pero ella no necesitaba el sexo, nunca se trató de eso con él. Quizás no pudiera protegerla, o llevarla del brazo a un baile, o escupirles veneno a las arpías criticonas cuyos maridos solían frecuentar ese mismo burdel. Pero no necesitaba eso, ella misma ya lo hacía aunque estaba algo cansada de hacerlo. Necesitaba simplemente su amor, su cariño, su ternura. Necesitaba sus sentimientos, tan puros que podría envasarlos en cristal de bohemia y resplandecerían como rocío de la mañana. No necesitaba nada más. Y así dejaron que se deslizaran los minutos.
Cuando las campanas de Notre Dame dieron las nueve, se dio cuenta de que llevaban allí toda la tarde. Se revolvió un poco incorporándose y suspirando. Muy a su pesar, debía marcharse o Axel se preocuparía.
— tengo que irme...mi hermano se preocupará mucho si no llega y no me ve. He pensado que...tenemos negocios por todo París. Piensa en algun empleo que pudieras realizar... no sé. ¿Mozo de almacén?¿operario en una fábrica? ¿Cochero? puedes aprender un oficio, el que quieras, y vivir por tu cuenta hasta que decidas lo que quieres hacer. Deja que te ayude en eso...y... lo que voy a decirte me da cierta vergüenza pero.. ahí va.— tomó aire y lo miró fijamente.— ya sabes qué tipo de criaturas hay por ahi y...no quiero que se aprovechen de ti. Cuando salgas por esa puerta no serás de nadie, Corbin. Nadie podrá ponerte una mano encima porque no tendrán derecho. ¿Por qué no aprendes a defenderte? Puedo ayudarte también con eso...si no quieres entrenar conmigo, hay muchos cazadores que lo harán gustosamente... por favor. Sólo te pido que te mantengas salvo, no quiero perderte, me aterra perderte.
— Está bien...no soy adivina, no sé qué pasará ni cuánto sufrimiento nos aguarda. Pero ahora mismo sé que quiero estar contigo. Que quiero besarte y abrazarte y enseñarte algun dia ese vestido que nadie ha visto.— Suspiró y se abrazó a él, recostándose contra la inmensidad cálida de su cuerpo. No quería estar en nigún otro lugar, sólo alí, envuelta por su piel, consciente de su presencia, dejando afuera el resto de su vida, sus preocupaciones o circunstancias. Sólo deseaba notar su corazón bombeando bajo su peso, su respiración jugando con los pequeños mechones cortos que crecían en su sien, acompasándose como dos relojes.
Necesitaba que el tiempo les diese una pequeña tregua, que pasase despacio, que tan sólo los dejara disfrutar un poco del tacto del otro, de la seguridad de sus manos enlazadas y sus cuerpos abrazados. Él sería una puta, pero ella no necesitaba el sexo, nunca se trató de eso con él. Quizás no pudiera protegerla, o llevarla del brazo a un baile, o escupirles veneno a las arpías criticonas cuyos maridos solían frecuentar ese mismo burdel. Pero no necesitaba eso, ella misma ya lo hacía aunque estaba algo cansada de hacerlo. Necesitaba simplemente su amor, su cariño, su ternura. Necesitaba sus sentimientos, tan puros que podría envasarlos en cristal de bohemia y resplandecerían como rocío de la mañana. No necesitaba nada más. Y así dejaron que se deslizaran los minutos.
Cuando las campanas de Notre Dame dieron las nueve, se dio cuenta de que llevaban allí toda la tarde. Se revolvió un poco incorporándose y suspirando. Muy a su pesar, debía marcharse o Axel se preocuparía.
— tengo que irme...mi hermano se preocupará mucho si no llega y no me ve. He pensado que...tenemos negocios por todo París. Piensa en algun empleo que pudieras realizar... no sé. ¿Mozo de almacén?¿operario en una fábrica? ¿Cochero? puedes aprender un oficio, el que quieras, y vivir por tu cuenta hasta que decidas lo que quieres hacer. Deja que te ayude en eso...y... lo que voy a decirte me da cierta vergüenza pero.. ahí va.— tomó aire y lo miró fijamente.— ya sabes qué tipo de criaturas hay por ahi y...no quiero que se aprovechen de ti. Cuando salgas por esa puerta no serás de nadie, Corbin. Nadie podrá ponerte una mano encima porque no tendrán derecho. ¿Por qué no aprendes a defenderte? Puedo ayudarte también con eso...si no quieres entrenar conmigo, hay muchos cazadores que lo harán gustosamente... por favor. Sólo te pido que te mantengas salvo, no quiero perderte, me aterra perderte.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Tampoco sabía cuánto podía mantener sus palabras, pero aceptaría los sentimientos de Aveline siempre que ella se los diera, curiosamente, él era celoso..No se había dado cuenta hasta ese momento, porque por nadie había tenido sentimientos como aquellos y sabía que le dolería ver a Stein y Faith juntos, pero lo dejaría estar, no tenía derecho a pedirles nada, ni siquiera a estar cabreado o celoso, pero sentía una envidia profunda hacia Ackerman. Él podía darle a Faith todo cuanto quisiera, en público y en privado, mientras que él estaba obligado a ser un sucio secreto y por ella, por ella lo sería.
Cuando la mujer se recostó contra su pecho, Corbin vio las estrellas, pero merecía la pena. Se recostó con suavidad en el lecho, arrastrando suavemente el cuerpo de la mujer con él para que ambos acabasen cómodamente contra la cabecera de la cama con su pecho como almohada. Era una sensación diferente, estar así con alguien, él no necesitaba el sexo..Estaba harto de él y nunca había tenido mayor significado que el de dar placer a otra persona, no conocía la parte sentimental de todo aquello, pero empezaba a entenderlo, un poco. Rodeó la espalda de la cazadora con un brazo y acarició distraído su espalda y su brazo con el único fin de sentir su cuerpo contra el suyo. Era nuevo, gratificante, que quisiera tocar a otra persona, que no le causara tensión o rechazo que otra le tocase. Todo lo contrario. El tacto de Faith le ponía tenso, pero no de forma negativa, disfrutaba de su toque..Tanto como para apenas creerlo. Estaba relajado, pero en el fondo su cuerpo hormigueaba allí donde ella se posaba, instalándose en su pecho una sensación de..Sed que no podía identificar.
Tampoco fue consciente del paso del tiempo, hasta que Notre Damme cantó las nueve y ella se apresuró a moverse. Quería pedirle que se quedase, que le diera al menos esa noche juntos pero..¿Quién era para hacerlo? Su hermano estaría preocupado y ella necesitaba un lugar seguro donde descansar hasta que estuviera totalmente recuperada, se recordó que ni siquiera tendría que estar allí y nunca admitiría lo mucho que significaba para él que hubiera ido a verle. Suspiró y acarició con suavidad el rostro de Faith, pasando suavemente el pulgar sobre sus labios. Preocupándose por él, cuando la que arriesgaba su vida cada día y a cada hora era ella.- ¿Crees de verdad que en una fábrica estaría más seguro que aquí? No se..Qué podría hacer que no sea esto.- Se encogió de hombros, no sabía hacer otra cosa y no se sentía con al seguridad de probar cosas nuevas. No había peor sensación que la del hambre..O la desesperación, pero no reía que ser mantenido por ella fuera una mucho mejor.- Puedes..Intentarlo si quieres pero no creo que funcione..Es diferente a hacer otro trabajo, supongo que podría aprender..Como aprendo a leer pero..No creo que pueda..Defenderme.- No era un problema de desconocimiento, no era uno físico, eso saltaba a al vista..Era algo mucho más profundo. Él no había elegido no defenderse, sencillamente no podía hacerlo, su mente colapsaba y le impedía hacer ningún movimiento.- Si estás más tranquila, cuando te recuperes, puedo ir a donde me digas e intentaré aprender.
Cuando la mujer se recostó contra su pecho, Corbin vio las estrellas, pero merecía la pena. Se recostó con suavidad en el lecho, arrastrando suavemente el cuerpo de la mujer con él para que ambos acabasen cómodamente contra la cabecera de la cama con su pecho como almohada. Era una sensación diferente, estar así con alguien, él no necesitaba el sexo..Estaba harto de él y nunca había tenido mayor significado que el de dar placer a otra persona, no conocía la parte sentimental de todo aquello, pero empezaba a entenderlo, un poco. Rodeó la espalda de la cazadora con un brazo y acarició distraído su espalda y su brazo con el único fin de sentir su cuerpo contra el suyo. Era nuevo, gratificante, que quisiera tocar a otra persona, que no le causara tensión o rechazo que otra le tocase. Todo lo contrario. El tacto de Faith le ponía tenso, pero no de forma negativa, disfrutaba de su toque..Tanto como para apenas creerlo. Estaba relajado, pero en el fondo su cuerpo hormigueaba allí donde ella se posaba, instalándose en su pecho una sensación de..Sed que no podía identificar.
Tampoco fue consciente del paso del tiempo, hasta que Notre Damme cantó las nueve y ella se apresuró a moverse. Quería pedirle que se quedase, que le diera al menos esa noche juntos pero..¿Quién era para hacerlo? Su hermano estaría preocupado y ella necesitaba un lugar seguro donde descansar hasta que estuviera totalmente recuperada, se recordó que ni siquiera tendría que estar allí y nunca admitiría lo mucho que significaba para él que hubiera ido a verle. Suspiró y acarició con suavidad el rostro de Faith, pasando suavemente el pulgar sobre sus labios. Preocupándose por él, cuando la que arriesgaba su vida cada día y a cada hora era ella.- ¿Crees de verdad que en una fábrica estaría más seguro que aquí? No se..Qué podría hacer que no sea esto.- Se encogió de hombros, no sabía hacer otra cosa y no se sentía con al seguridad de probar cosas nuevas. No había peor sensación que la del hambre..O la desesperación, pero no reía que ser mantenido por ella fuera una mucho mejor.- Puedes..Intentarlo si quieres pero no creo que funcione..Es diferente a hacer otro trabajo, supongo que podría aprender..Como aprendo a leer pero..No creo que pueda..Defenderme.- No era un problema de desconocimiento, no era uno físico, eso saltaba a al vista..Era algo mucho más profundo. Él no había elegido no defenderse, sencillamente no podía hacerlo, su mente colapsaba y le impedía hacer ningún movimiento.- Si estás más tranquila, cuando te recuperes, puedo ir a donde me digas e intentaré aprender.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
¡Por todos los dioses! Él seguía cediendo porque ella se quedase tranquila, porque ella se lo pidiera, pero no porque voluntariamente quisiera cambiar de vida. ¿Quien podía querer una vida así, ser puta y que te usen? Eso le daba una idea de lo profundamente dañado que estaba Corbin, que no era capaz ni de tener voluntad propia.
Lo miró con la sonrisa reflejada en le rostro.— ¿estás aprendiendo a leer? eso es magnífico!! es un gran paso!! es... sencillamente maravilloso. Los libros pueden salvarte cuando el mundo te engulle, es como... tener otra vida, la que quieras.— No se avergonzaba de Corbin, no podría de ninguna de las maneras. Era como un niño de dos metros al que le arrebataron las oportunidades y eso jamás podría ser motivo de burla o rechazo.— Buscaremos algo que te guste hacer o algo en lo que seas bueno. No tienes por qué ser bueno en una sola cosa, fíjate, yo soy músico y también cazadora, y la mayor parte de mi éxito no es porque tenga una predisposicion natural, se basa en el esfuerzo, en el entrenamiento y la práctica.— le puso la mano en las mejillas en una ultima caricia antes de irse.— Si quieres, puedes. Yo pelearé a tu lado hasta que seas feliz, aunque eso implique salvarte de mi o de ti mismo.
Regresó a casa pensativa en el coche, y cuando llegó Axel la esperaba para cenar. Conversaron sobre aquel asunto y el capitán le dio algunas vueltas al asunto.
— Entiendo lo que sientes Faith, y entiendo lo que vas a hacer con tu matrimonio pero sabes que esos sentimientos sólo te van a traer problemas ¿verdad?
— Lo sé desde el primer momento, Em. Pero Stein es fuerte, es independiente y no me fio de él, hoy quizás diga estar enamorado de mi, pero sé que siente cosas por ese cura, y que hoy es él, pero mañana puede ser cualquiera. Sé que tendré su lealtad y él la mia. Yo no le voy a pedir fidelidad, sólo que cumpla su parte de trato, que sea un marido a todos los efectos y luego si quiere irse por las noches, que se vaya mientras no nos afecte de ninguna otra forma. Corbin es diferente, es... ¡Dios Em! no sé lo que es, sólo sé que lo necesito, que no puedo soportar verlo atrapado en el esa vida.
— Está bien... eso tiene fácil arreglo. ¿Dónde crees que le gustaría estar?
— No le gusta estar con mucha gente, es callado y salir del burdel le da miedo, aquella noche en la opera estaba desorientado como si echases un gato al agua, fuera de su medio.— El capitán se mesó la barba unos segundos.
— ¿Recuerdas a Arthur Mordrake, el de Nueva Orleans cuya hija es bruja? sí, el del negocio de ataudes...— Aveline enracó las cejas.
— Enterrador... funenario... suena... tétrico. Pero desde luego allí nadie le molestaría con insinuaciones molestas. ¿Tenemos negocios con él?.— Axel asintió.
— Le hemos vendido el aserradero de Les Hayes a cambio de una buena participación en acciones.
— Se lo plantearé a Corbin, a ver qué dice. Es una vida tranquila, fabricar cajas de madera y de vez en cuando cavar hoyos... no sé. Supongo que es un poco triste, pero al menos le dará para vivir por su cuenta y empezar a salir de ese agujero.
Lo miró con la sonrisa reflejada en le rostro.— ¿estás aprendiendo a leer? eso es magnífico!! es un gran paso!! es... sencillamente maravilloso. Los libros pueden salvarte cuando el mundo te engulle, es como... tener otra vida, la que quieras.— No se avergonzaba de Corbin, no podría de ninguna de las maneras. Era como un niño de dos metros al que le arrebataron las oportunidades y eso jamás podría ser motivo de burla o rechazo.— Buscaremos algo que te guste hacer o algo en lo que seas bueno. No tienes por qué ser bueno en una sola cosa, fíjate, yo soy músico y también cazadora, y la mayor parte de mi éxito no es porque tenga una predisposicion natural, se basa en el esfuerzo, en el entrenamiento y la práctica.— le puso la mano en las mejillas en una ultima caricia antes de irse.— Si quieres, puedes. Yo pelearé a tu lado hasta que seas feliz, aunque eso implique salvarte de mi o de ti mismo.
Regresó a casa pensativa en el coche, y cuando llegó Axel la esperaba para cenar. Conversaron sobre aquel asunto y el capitán le dio algunas vueltas al asunto.
— Entiendo lo que sientes Faith, y entiendo lo que vas a hacer con tu matrimonio pero sabes que esos sentimientos sólo te van a traer problemas ¿verdad?
— Lo sé desde el primer momento, Em. Pero Stein es fuerte, es independiente y no me fio de él, hoy quizás diga estar enamorado de mi, pero sé que siente cosas por ese cura, y que hoy es él, pero mañana puede ser cualquiera. Sé que tendré su lealtad y él la mia. Yo no le voy a pedir fidelidad, sólo que cumpla su parte de trato, que sea un marido a todos los efectos y luego si quiere irse por las noches, que se vaya mientras no nos afecte de ninguna otra forma. Corbin es diferente, es... ¡Dios Em! no sé lo que es, sólo sé que lo necesito, que no puedo soportar verlo atrapado en el esa vida.
— Está bien... eso tiene fácil arreglo. ¿Dónde crees que le gustaría estar?
— No le gusta estar con mucha gente, es callado y salir del burdel le da miedo, aquella noche en la opera estaba desorientado como si echases un gato al agua, fuera de su medio.— El capitán se mesó la barba unos segundos.
— ¿Recuerdas a Arthur Mordrake, el de Nueva Orleans cuya hija es bruja? sí, el del negocio de ataudes...— Aveline enracó las cejas.
— Enterrador... funenario... suena... tétrico. Pero desde luego allí nadie le molestaría con insinuaciones molestas. ¿Tenemos negocios con él?.— Axel asintió.
— Le hemos vendido el aserradero de Les Hayes a cambio de una buena participación en acciones.
— Se lo plantearé a Corbin, a ver qué dice. Es una vida tranquila, fabricar cajas de madera y de vez en cuando cavar hoyos... no sé. Supongo que es un poco triste, pero al menos le dará para vivir por su cuenta y empezar a salir de ese agujero.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Después de la conversación con Stein, finalmente se había atrevido a ir a volver a la Sede. Delante de las escaleras llevaba ya un buen rato, intentando pensar en una frase coherente que decir al entrar. ¿Qué debería decir..? Empezó a caminar de un lado a otro, concentrado en una hipotética conversación entre quien fuera que estuviera dentro y él. Si preguntaba por Ave directamente lo mismo ofendía a la mujer..Pero sis e daba la vuelta y se iba era Stein el que le iba a mandar de paseo, después de lo que le había costado convencerle..Y por un momento había estado entusiasmado con la idea de verla, de preguntarle cómo se sentía...Pero..¿No fue él quien le dijo que no la perseguiría? Que le dejaría hacer su vida con Ackerman y que se quedaría esperando a que ella regresara..Y estaba pasadándose por el forro lo que acababa de decir presentándose allí sin ningún motivo...Porque no pensaba contarle lo que había sucedido con el hechicero y todavía tenía menos intención de decirle lo que sentía..Porque tampoco tenía claro que no estuviese suficientemente claro ya.
Cogió aire mientras ascendió por las escaleras, pero antes de atreverse a abrir la puerta se detuvo y bufó. Se llevó las manos al rostro y presionó, frotándose la cara. Al menos tenía claro que olía bien e iba más o menos presentable..Claro que nunca se compararía a ella, pero no quería pasear quería..No sabía..¿Qué quería? Se abrió la puerta repentinamente y le dieron con ella en la cabeza, que se vio impulsada hacia atrás antes de contener la puerta para que no le echase escaleras abajo.- Lo siento, no te había…-El chico, seguramente un cazador novato, levantó la vista hacia la mole.-...Visto.-..No importa..La culpa es mía.-Corbin se pasó la mano por la frente, tal vez ese golpe había sido cosa de los dioses...Suspiró y abrió un poco más la puerta dejando al chico pasar, no dijo nada más porque ninguno de los dos se conocían pero por la cara del muchacho envidiaba la capacidad física de Corbin.
No tuvo demasiado tiempo para pensar, así que entró para no sentirse aun más como un idiota por haberse quedado ahí parado. Miró a su alrededor, incómodo, casi como si estuviera entrando en una iglesia y buscó a alguien a quien poder preguntar..Procuraría que no fueran demasiado jóvenes, no fuera que pusiera a la Parca en ridículo. No conocía a nadie, ni el lugar, la primera ves que estuvo estaba demasiado ocupado buscando a Faith y temiendo por su vida como para quedarse con el lugar. Se quedó mirando la pizarra con los nombres..Faith era uno de los que puntuaban más alto..Se preguntó en qué. ¿Ackerman? Se acercó, por curiosidad..No sabía que Stein fuera a la Sede..Pero ese no era el nombre de Stein.
Cogió aire mientras ascendió por las escaleras, pero antes de atreverse a abrir la puerta se detuvo y bufó. Se llevó las manos al rostro y presionó, frotándose la cara. Al menos tenía claro que olía bien e iba más o menos presentable..Claro que nunca se compararía a ella, pero no quería pasear quería..No sabía..¿Qué quería? Se abrió la puerta repentinamente y le dieron con ella en la cabeza, que se vio impulsada hacia atrás antes de contener la puerta para que no le echase escaleras abajo.- Lo siento, no te había…-El chico, seguramente un cazador novato, levantó la vista hacia la mole.-...Visto.-..No importa..La culpa es mía.-Corbin se pasó la mano por la frente, tal vez ese golpe había sido cosa de los dioses...Suspiró y abrió un poco más la puerta dejando al chico pasar, no dijo nada más porque ninguno de los dos se conocían pero por la cara del muchacho envidiaba la capacidad física de Corbin.
No tuvo demasiado tiempo para pensar, así que entró para no sentirse aun más como un idiota por haberse quedado ahí parado. Miró a su alrededor, incómodo, casi como si estuviera entrando en una iglesia y buscó a alguien a quien poder preguntar..Procuraría que no fueran demasiado jóvenes, no fuera que pusiera a la Parca en ridículo. No conocía a nadie, ni el lugar, la primera ves que estuvo estaba demasiado ocupado buscando a Faith y temiendo por su vida como para quedarse con el lugar. Se quedó mirando la pizarra con los nombres..Faith era uno de los que puntuaban más alto..Se preguntó en qué. ¿Ackerman? Se acercó, por curiosidad..No sabía que Stein fuera a la Sede..Pero ese no era el nombre de Stein.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
La Arena estaba ocupada por Xaryne y dos alumnos que peleaban bajo la atenta mirada de la cazadora que los corregía sin apenas palabras, sólo con gestos precisos y algun gruñido. La alemana tenía los mismos ojos que su hermano y el mismo pelo oscuro, pero su presencia no emanaba esa aura de atracción que emanaba de Stein, ya que el brujo solía usarla para salirse siempre con la suya.
El patio donde se localizaba la arena era cuadrado y a un lado de abría una gran sala de suelos de madera donde había alguien más entrenando. Axel llevaba sólo unos pantalones negros y de manufactura claramente oriental, descalzo, y sujetaba un Bo japonés con gran destreza. Estaba acorralando a alguien contra la pared en una serie de rítmicos movimientos con dicho bastón hecho de madera, y la otra persona que al parecer le estaba dando trabajo al capitán, no era otra que su hermana. Aveline llevaba también un uniforme como el de Axel y una camiseta de tirantes, tambien negra. Su melena rubia estaba recogida en una cola de caballo y llevaba una venda negra atada alrededor de los ojos. Se movía con rapidez, a veces combatían en condiciones de poca luz y los vampiros y licántropos tenían ventaja, así que entrenaban en todas las condiciones posibles.
Ambos cazadores se movían con destreza y no se daban tregua, acostumbrados a entrenar juntos y conseguir que el otro tuviera al mejor adversario posible. Axel le gritó una correción, apuntandole que había descuidado la pierna adelantada y se lanzó de nuevo a la carga. Aveline se tenía que guiar sólo por el oído y la intuición, y aún así matenía a su hermano ocupado hasta que éste se despistó un segundo al ver a Corbin mirando hacia ellos, con lo que La Parca le asestó una patada en sus partes blandas y el capitán se dobló, cayendo al suelo con un quejido de dolor. Aveline no esperaba darle de verdad, suponía que lo detendría, así que se levantó la venda por un lado para mirar.
— ¿Axel? ¿pero en que estabas pensando?...— su hermano resoplaba y se retorcía en el suelo tratando de aguantar la mueca de dolor. Elevó el dedo y le señaló la puerta. La inglesa miró hacia allí y vio a Corbin en el pasillo y la sonrisa que esbozó iluminó su cara. Dejó caer el Bo en el suelo sin miramientos y también dejó a Axel allí tirado para caminar unos pasos en su dirección, pero luego recordó que tenía al capitán en el suelo y regresó a ayudar a levantarlo, y luego se dirgió hacia él.
El patio donde se localizaba la arena era cuadrado y a un lado de abría una gran sala de suelos de madera donde había alguien más entrenando. Axel llevaba sólo unos pantalones negros y de manufactura claramente oriental, descalzo, y sujetaba un Bo japonés con gran destreza. Estaba acorralando a alguien contra la pared en una serie de rítmicos movimientos con dicho bastón hecho de madera, y la otra persona que al parecer le estaba dando trabajo al capitán, no era otra que su hermana. Aveline llevaba también un uniforme como el de Axel y una camiseta de tirantes, tambien negra. Su melena rubia estaba recogida en una cola de caballo y llevaba una venda negra atada alrededor de los ojos. Se movía con rapidez, a veces combatían en condiciones de poca luz y los vampiros y licántropos tenían ventaja, así que entrenaban en todas las condiciones posibles.
Ambos cazadores se movían con destreza y no se daban tregua, acostumbrados a entrenar juntos y conseguir que el otro tuviera al mejor adversario posible. Axel le gritó una correción, apuntandole que había descuidado la pierna adelantada y se lanzó de nuevo a la carga. Aveline se tenía que guiar sólo por el oído y la intuición, y aún así matenía a su hermano ocupado hasta que éste se despistó un segundo al ver a Corbin mirando hacia ellos, con lo que La Parca le asestó una patada en sus partes blandas y el capitán se dobló, cayendo al suelo con un quejido de dolor. Aveline no esperaba darle de verdad, suponía que lo detendría, así que se levantó la venda por un lado para mirar.
— ¿Axel? ¿pero en que estabas pensando?...— su hermano resoplaba y se retorcía en el suelo tratando de aguantar la mueca de dolor. Elevó el dedo y le señaló la puerta. La inglesa miró hacia allí y vio a Corbin en el pasillo y la sonrisa que esbozó iluminó su cara. Dejó caer el Bo en el suelo sin miramientos y también dejó a Axel allí tirado para caminar unos pasos en su dirección, pero luego recordó que tenía al capitán en el suelo y regresó a ayudar a levantarlo, y luego se dirgió hacia él.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Los ojos de Stein eran inconfundibles, reconoció en seguida a Xaryne, pero por algún motivo supuso que el hechicero no tenía familia, tal vez porque eran bastante parecidos y suponía que para acabar como él se necesitaba unas circunstancias parecidas. La cazadora parecía una mujer dura e inflexible, no deseó para nada estar en el pellejo de los aprendices, pero finalmente la atención se le desvió a la rubia..Pelearse con venda le parecía una exageración, así nadie podría defenderse pero..Estaba equivocado. Se quedó en silencio, bastante alejado del cuadrilátero como si no quisiera mancillarlo con su presencia ni molestar...Pero como siempre, las cosas le salían mal.
Estaba demasiado sorprendido viendo a Faith de esa manera, para él era la mujer dulce e insegura que buscaba refugio en su pecho como si este pudiera darle algún tipo de protección y ahora le veía enfrentada a ese hombre, que reconoció por el día de la puñalada. Sentía..Cierto orgullo al verla, a pesar de lo inusual que era, no el correspondía a él sentirse así pero..Le gustaba ver lo capaz que era, la forma en que se movía a pesar de la ceguera...Era como ver a Faith por primera vez. No se estaba dando cuenta de la cara de idiota que tenía mientras observaba, hasta que notó que el caballero le miraba, se puso tenso y hasta se sintió incómodo por estar ahí como un ladrón, pero lo que sintió de verdad fue la patada de Aveline. Inconscientemente, Corbin se encogió, moviendo los hombros y su propia zona sensible se quiso esconder dentro de su cuerpo….Era de los pocos dolores que conseguía retorcerle las entrañas.
Se quedó como un idiota, en el sitio, viendo cómo a Faith se le iluminaba la cara al verle..Ahora no sabía si sentirse bien o culpable, viendo al otro tirado sin recibir ni un poco de atención, por suerte Aveline se dio cuenta y ayudó a la desdichada criatura sin posibilidad de descendencia. A pesar de que vio cómo la cazadora se acercaba a él, siguió sin moverse, como si dar pasos por la Sede fuera mancharla o algo por el estilo. Señaló al hombre.-Ese..Ha sido un golpe bajo.
Estaba demasiado sorprendido viendo a Faith de esa manera, para él era la mujer dulce e insegura que buscaba refugio en su pecho como si este pudiera darle algún tipo de protección y ahora le veía enfrentada a ese hombre, que reconoció por el día de la puñalada. Sentía..Cierto orgullo al verla, a pesar de lo inusual que era, no el correspondía a él sentirse así pero..Le gustaba ver lo capaz que era, la forma en que se movía a pesar de la ceguera...Era como ver a Faith por primera vez. No se estaba dando cuenta de la cara de idiota que tenía mientras observaba, hasta que notó que el caballero le miraba, se puso tenso y hasta se sintió incómodo por estar ahí como un ladrón, pero lo que sintió de verdad fue la patada de Aveline. Inconscientemente, Corbin se encogió, moviendo los hombros y su propia zona sensible se quiso esconder dentro de su cuerpo….Era de los pocos dolores que conseguía retorcerle las entrañas.
Se quedó como un idiota, en el sitio, viendo cómo a Faith se le iluminaba la cara al verle..Ahora no sabía si sentirse bien o culpable, viendo al otro tirado sin recibir ni un poco de atención, por suerte Aveline se dio cuenta y ayudó a la desdichada criatura sin posibilidad de descendencia. A pesar de que vio cómo la cazadora se acercaba a él, siguió sin moverse, como si dar pasos por la Sede fuera mancharla o algo por el estilo. Señaló al hombre.-Ese..Ha sido un golpe bajo.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
La sonrisa de Faith era amplia en ese momento y mientras caminaba hacia él se dejó caer la venda de la cabeza hasta el cuello. Se detuvo frente a él y colocó las manos sobre sus antebrazos, mirando un instante hacia Axel.
— Pfff...pues que espabile. Por todas las veces que me he llevado yo sus golpes, que siempre se aprovechaba de que era más pequeña.— Se elevó sobre los talones y le dio un beso en la mejilla. Hasta ahí nada extraño, lady Blackmore saludando a alguien cercano con la efusividad que se puede permitir alguien que es familia o conocido.— ¿Cómo estás? ¿Y tus heridas? el hermano Aurelius está por aquí, si necesitas que le eche un vistazo...— Mientras le preguntaba por su estado no podía evitar mirarlo, captar cada detalle hasta donde la vista alcanzase. Estaba limpio, bien vestido, relajado aunque tenía unos pequeños surcos azules bajo los ojos, lo cual indicaba una noche movidita. ¿Habría vuelto a trabajar con los clientes? Dioses! esperaba que todavía no. Le maravillaba su estructura, parecía el dios Vulcano, el dueño de la fragua del olimpo, su melena leonina, que lejos de feminizarlo le daba un aspecto aún más atractivo y viril, su cuidada barba, que por experiencia sabía que no molestaba en la piel y aquellas manos suaves, sin callos ni rugosidades debidas al trabajo.
Por un momento se le pasó por la mente que hubiera venido a avisarla de algo, pero su lenguaje corporal gritaba que no estaba en alerta, sólo la habitual incomodidad por saberse fuera de lugar. Axel consiguió levantarse y se apoyó en Bo para llegar hasta ellos con gesto aun algo descompuesto. Le tendió la mano, como siempre hacía, que la cortesía no se le negaba a nadie y menos a aquel que había llevado a Aveline hasta la sede cuando estaba moribunda.
— Corbin ¿verdad? me temo que no pude presentarme en condiciones la otra vez, las circunstancias mandaban...Axel, el hermano mayor y ahora infértil de Faith.— La rubia le dio un codazo.
— Exagerado... seguro que me darás sobrinos, pero para eso necesitas acercarte a las mujeres a más de un metro. Cuando quieras te explico cómo se hace.
— Bienvenido a la sede, allí está la enfermería, la vas a necesitar porque...— se alejó unos pasos hacia su despacho y le hizo una mueca y bajó la voz, como si aquello fuera entre Corbin y él, pero sabía de sobra que Ave los escuchaba.— ... es un puto dolor de muelas. Aún estás a tiempo... huye...— le guiñó el ojo a su hermana y se dirigió al despacho a cambiarse.
— Pfff...pues que espabile. Por todas las veces que me he llevado yo sus golpes, que siempre se aprovechaba de que era más pequeña.— Se elevó sobre los talones y le dio un beso en la mejilla. Hasta ahí nada extraño, lady Blackmore saludando a alguien cercano con la efusividad que se puede permitir alguien que es familia o conocido.— ¿Cómo estás? ¿Y tus heridas? el hermano Aurelius está por aquí, si necesitas que le eche un vistazo...— Mientras le preguntaba por su estado no podía evitar mirarlo, captar cada detalle hasta donde la vista alcanzase. Estaba limpio, bien vestido, relajado aunque tenía unos pequeños surcos azules bajo los ojos, lo cual indicaba una noche movidita. ¿Habría vuelto a trabajar con los clientes? Dioses! esperaba que todavía no. Le maravillaba su estructura, parecía el dios Vulcano, el dueño de la fragua del olimpo, su melena leonina, que lejos de feminizarlo le daba un aspecto aún más atractivo y viril, su cuidada barba, que por experiencia sabía que no molestaba en la piel y aquellas manos suaves, sin callos ni rugosidades debidas al trabajo.
Por un momento se le pasó por la mente que hubiera venido a avisarla de algo, pero su lenguaje corporal gritaba que no estaba en alerta, sólo la habitual incomodidad por saberse fuera de lugar. Axel consiguió levantarse y se apoyó en Bo para llegar hasta ellos con gesto aun algo descompuesto. Le tendió la mano, como siempre hacía, que la cortesía no se le negaba a nadie y menos a aquel que había llevado a Aveline hasta la sede cuando estaba moribunda.
— Corbin ¿verdad? me temo que no pude presentarme en condiciones la otra vez, las circunstancias mandaban...Axel, el hermano mayor y ahora infértil de Faith.— La rubia le dio un codazo.
— Exagerado... seguro que me darás sobrinos, pero para eso necesitas acercarte a las mujeres a más de un metro. Cuando quieras te explico cómo se hace.
— Bienvenido a la sede, allí está la enfermería, la vas a necesitar porque...— se alejó unos pasos hacia su despacho y le hizo una mueca y bajó la voz, como si aquello fuera entre Corbin y él, pero sabía de sobra que Ave los escuchaba.— ... es un puto dolor de muelas. Aún estás a tiempo... huye...— le guiñó el ojo a su hermana y se dirigió al despacho a cambiarse.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
No sabía qué esperaba realmente, el beso en la mejilla le pareció correcto, pero distante. La lógica le decía que intentaba que no le mezclasen demasiado con él, tenía una reputación que mantener y hasta ahí, Corbin estaba completamente de acuerdo, pero sus sentimientos y su corazón tenían una idea harto diferente. Decidió no darle vueltas a algo que no merecía la pena, tal vez se hubiera equivocado al ir sin invitación pero..Ya estaba hecho. Qué sería lo peor que pudiera ocurrir...¿Que Faith no quisiera verle más?..Se le pusieron de corbata.
Negó con la cabeza e intentó que su gesto fuera neutral, tranquilo, que no se le notasen las dudas ahora que su cabeza iba a la deriva como siempre. Se encontraba bien físicamente, aun tenía algunas marcas y heridas pero si no le impidieron estar con Stein anoche tampoco se sintió con el derecho de quejarse mucho por ellas. A la mañana quería cortarse las venas, pero el baño le relajó lo suficiente como para sentirse bien, además..El dolor no era algo nuevo para él y el que sentía constantemente era muy soportable, nada con lo que no hubiera lidiado ya.-..No he venido a ver a un cura, he venido a..-Se quedó callado cuando notó que Axel se acercó a ellos. Sonrió con vierta culpabilidad y le estrechó la mano. Se le congeló la sonrisa..¿El hermano?..
Empezó a sentirse muy incómodo. Le siguió y prestó atención a sus palabras pero ante ellas solo sonrió con complicidad. Si Faith era un dolor de muelas sufriría de problemas dentales toda la vida sin dudar. Se quedó un poco descolocado viéndole marchar y luego miró a La Parca.-..No sabía que era tu hermano...¿Está bien que haya venido..?
Negó con la cabeza e intentó que su gesto fuera neutral, tranquilo, que no se le notasen las dudas ahora que su cabeza iba a la deriva como siempre. Se encontraba bien físicamente, aun tenía algunas marcas y heridas pero si no le impidieron estar con Stein anoche tampoco se sintió con el derecho de quejarse mucho por ellas. A la mañana quería cortarse las venas, pero el baño le relajó lo suficiente como para sentirse bien, además..El dolor no era algo nuevo para él y el que sentía constantemente era muy soportable, nada con lo que no hubiera lidiado ya.-..No he venido a ver a un cura, he venido a..-Se quedó callado cuando notó que Axel se acercó a ellos. Sonrió con vierta culpabilidad y le estrechó la mano. Se le congeló la sonrisa..¿El hermano?..
Empezó a sentirse muy incómodo. Le siguió y prestó atención a sus palabras pero ante ellas solo sonrió con complicidad. Si Faith era un dolor de muelas sufriría de problemas dentales toda la vida sin dudar. Se quedó un poco descolocado viéndole marchar y luego miró a La Parca.-..No sabía que era tu hermano...¿Está bien que haya venido..?
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
— Oh! claro que si! no te preocupes, Axel y yo no nos guardamos secretos, le hablé de ti y... bueno, luego te lo cuento. Deja que me cambie y vamos donde tu quieras...has venido muy guapo!!
Lo agarró de la manga y tiró de él sin ningun pudor, porque la sede era su casa, quizás más hogar que su propia casa donde no había nadie más que el servicio, y lo llevó hacia los vestuarios. Allí recuperó su vestido y su abrigo de un armario y colgó las prendas de entrenamiento en su lugar. Se pasó un paño húmedo por el escote y la nuca que era lo único que le había sudado un poco y se calzó los refajos de señorita. Llevaba corsé blando porque no necesitaba esos instrumentos de tortura para parcer más delgada y como nunca se sabía lo que podía suceder, necesitaba un minimo de libertad de movimientos. Se colocó en el muslo la cincha de cuero con la daga plana enfundada, nunca salía sin dos armas, la otra estaba en la bota o en el abrigo, dependiendo de qué prendas llevase. Las estacas no eran necesarias pues aún era de día.
Terminada la operación, se recogió los mechones de las sienes con un pasador en la nuca y se agarró al brazo del gigantón.
— Estoy lista. ¿Qué quieres hacer? Pasear? tomar algo? idejarnos caer en algún rincón hasta que den las doce y te conviertas en calabaza?...— esperaba que hubiera leído la cenicienta, o supiera el cuento porque si no iba a sonarle algo raro.
Lo agarró de la manga y tiró de él sin ningun pudor, porque la sede era su casa, quizás más hogar que su propia casa donde no había nadie más que el servicio, y lo llevó hacia los vestuarios. Allí recuperó su vestido y su abrigo de un armario y colgó las prendas de entrenamiento en su lugar. Se pasó un paño húmedo por el escote y la nuca que era lo único que le había sudado un poco y se calzó los refajos de señorita. Llevaba corsé blando porque no necesitaba esos instrumentos de tortura para parcer más delgada y como nunca se sabía lo que podía suceder, necesitaba un minimo de libertad de movimientos. Se colocó en el muslo la cincha de cuero con la daga plana enfundada, nunca salía sin dos armas, la otra estaba en la bota o en el abrigo, dependiendo de qué prendas llevase. Las estacas no eran necesarias pues aún era de día.
Terminada la operación, se recogió los mechones de las sienes con un pasador en la nuca y se agarró al brazo del gigantón.
— Estoy lista. ¿Qué quieres hacer? Pasear? tomar algo? idejarnos caer en algún rincón hasta que den las doce y te conviertas en calabaza?...— esperaba que hubiera leído la cenicienta, o supiera el cuento porque si no iba a sonarle algo raro.
Aveline Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Pink. (+18) {Priv. Corbin}
Se quedó mirando a la rubia..¿Que había hablado de él a su hermano?..¿Qué le había dicho? Un nudo en el estómago se plantó en su cuerpo y empezó a entrar en pánico, a punto estuvo de darse la vuelta y marcharse pero..Axel no había hecho ningún comentario, ni siquiera le había mirado mal...¿Estaría conforme con que se viera con alguien como él? Miró a Faith algo confuso y antes de que se diera cuenta faith se estaba quitando la ropa. Bien, no era un hombre precisamente pudoroso, pero ver a la cazadora quitándose el sudor del escote fue suficiente para saber que no debería estar allí. Se llevó la mano a la nuca y se frotó incómodo, mirando hacia otro lado y esperando a que ella terminase de colocarse el vestido.
Se dejó coger del brazo, aliviado porque no estuviera medio desnuda, ni se había fijado en cómo se armaba porque estaba demasiado ocupado manteniendo su cabeza en otra parte que no fuera su cuerpo. Le miró un poco sorprendido, estaba bastante..A saber, parecía que ella se lo estaba tomando demasiado bien, como si allí hubiera gato encerrado..Pero..¿Qué le iba a ocultar? Pasear no era una buena idea..Podrían verles, tomar algo..menos todavía, pero tampoco quería permanecer encerrado como si estuvieran de nuevo en el burdel. Intentó pensar en una solución pero su mirada de hielo se quedó fijamente embebida de los ojos de Faith….No entendía nada de lo que le estaba diciendo.-..Lo de convertirse en calabaza no lo veo tan mal...Así podrías llevarme sin que nadie nos mirase.
Se dejó coger del brazo, aliviado porque no estuviera medio desnuda, ni se había fijado en cómo se armaba porque estaba demasiado ocupado manteniendo su cabeza en otra parte que no fuera su cuerpo. Le miró un poco sorprendido, estaba bastante..A saber, parecía que ella se lo estaba tomando demasiado bien, como si allí hubiera gato encerrado..Pero..¿Qué le iba a ocultar? Pasear no era una buena idea..Podrían verles, tomar algo..menos todavía, pero tampoco quería permanecer encerrado como si estuvieran de nuevo en el burdel. Intentó pensar en una solución pero su mirada de hielo se quedó fijamente embebida de los ojos de Faith….No entendía nada de lo que le estaba diciendo.-..Lo de convertirse en calabaza no lo veo tan mal...Así podrías llevarme sin que nadie nos mirase.
Corbin Lockwood- Humano Clase Baja
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