Luxus - Privado Adrien D. Blake

El día
Adrien - Viola

Semana antes…

Del diario de Antoine de Lesseps

(…) Quizá los olores evoquen el privilegio de la invisibilidad. Antes del tacto, sucede el olor, como mensajero de una esencia que sabe desaparecer en el aire y ser agente de un gran poder. La seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria. La composición de un perfume  se basa en lo que nos rodea ¿Qué es lo que quiero? Cada aroma deja una estela que la guía, es ahí donde descubrimos a que nos hace recordar cada esencia… No existe perfume perfecto ya todos son una sinfonía única replicable pero nunca igualable, el don está en saber ¿Qué es lo que se quiere? Teniendo claro aquello tan solo la habilidad nos hará mezclar lo justo y necesario para poder conquistar cualquier olfato por sensible que sea… delicado o puro… solo se necesita algo de uno mismo… (…)

De alguna forma leer los diarios de Antoine  mi padre siempre  me ayudaban con la imaginación, porque un perfume necesitaba más que cualquier cosa imaginación, ¿Qué es lo que quiero? Me hice la pregunta mientras observaba el laboratorio de mi padre en Londres, hacía años que no pisaba suelo inglés y mucho menos este lugar, tome aire profundamente… - Quiero un perfume que combine el dulce amor con la salvaje lujuria – sonreí recordando las palabras de Adrien, logre sentir como mis mejillas se sonrosaban ante el recuerdo de aquella inusual velada. Camine por el laboratorio sacando frascos ordenándolos, buscando la medida justa del aroma que deseaba recrear – Rojo pasión – traía conmigo desde aquella velada el color rojo carmín conmigo, necesitaba recrearlo necesitaba varias cosas y parecía que no acabaría…

Días Antes

Del Diario de Andrews de Lesseps.

(…) Si la vida fuera un perfume… llevaría su nombre… Arlett, ella era la mística musa que se encontraba en cada fragancia que creaba un poco de su pasión, de su locura y de su amor… todos y cada uno de mis perfumes la descríbela n pero ninguno se iguala a la primera vez que sentí su aroma… fresco y puro, mesclando la sensualidad que emana de sus poros con la inocencia de su mirada… ¿Qué es lo que quiero? La quiero a ella…  no hay mejor fragancia que la que emana de la transpiración de un cuerpo puro… de uno sano… de un cuerpo que toda la vida ha sido envuelto de diferentes pieles, sedas, telas… todo lo que nos rodea nos sirve  para la creación (…)

Algo tenía claro, Andrews era un enamorado de la vida y su vida completa era ella… Arlett, tenía razón en lo que decía, sus palabras me inspiraban este desafío era más como mi propia cruz… experimentaría hasta obtener el resultado, mis experimentos ya iban en veinte posibles perfumes, ninguno hasta ahora tenía lo que buscaba el usurpador de rostro (como le había puesto) las opciones se acababan al igual que el tiempo…

El día de la entrega…

El reloj marcaba una hora en punto, campanadas sonaban en la lejanía, el día había comenzado hacía varias horas y mi reflejo en el espejo se veía inmaculado, satisfecho con la creación, el arduo trabajo de días por fin vería la luz… me encontraba enmarcando mis labios de aquel rojo que había llamado la atención del futuro comprador, sintiendo como los nervios me carcomían por dentro, aun cuando no eran nervios por el perfume propiamente tal, sino más bien por el encuentro, por volverle a ver… era casi como una cita, de esas que esperas desde el momento que las agendas… El día y la hora habían llegado… solo faltaba el arribo de Adrien D. Blake

Truenos
Adrien - Viola

Salí por el umbral  una pequeña llovizna comenzaba a caer por las calles parisinas y mi carruaje me esperaba al termino de las escaleras de la mansión de mi familia, mi doncella paso con una caja negra y la poso en el asiento, camine lentamente subiendo un poco mi vestido para que no tocara el suelo, el paraguas que sostenía mi chofer cubría mi cabellera de la lluvia que prontamente se hizo intensa, subí  acomodándome  a un lado de la caja respire profundamente  al tiempo que el carruaje se ponía en marcha por la ciudad, pasaron algunos minutos hasta que se detuvo por completo y prontamente un varón abría la puerta  y ofrecía su mano enguantada para ayudarme a bajar,  tome la caja conmigo y procedí a descender del carruaje,   mire hacia el café uno que solía visitar con mi padre sonreí de medio lado y camine hacia la entrada la lluvia le ponía la gota de misterio a ese encuentro.

Una señorita prontamente se me acerco con una sonrisa en el rostro diciendo las palabras que estremecieron mi cuerpo, “La están esperando” volví a tomar aire profundamente y la seguí en completo silencio hasta el segundo piso de la cafetería que tenía ese aire a elegancia desbordar por todos lados, toco una puerta y se quedó detenida ahí, haciendo el gesto que ingresara, se puso en posición para tomar mi capa que con dificultad me saque, en ningún momento solté la caja, así que prontamente se retiró la señorita me gire y observe a Dorian… calle mis pensamientos – Adrien Blake - pronuncie dejando la caja en la mesa que servida estaba – Llego el día – sonreí un poco nerviosa, mientras me acercaba hacia él.

Me sentía de alguna forma ahogada y tenía esas incontrolables ganas de hablar y hablar, pero sabía que no podía ser así, este era un encuentro para cerrar un negocio, nada más, pero… no podía quedarme simplemente callada, claro que no – Londres siempre tiene un clima diferente que el resto de Europa… creo que eso lo hace una ciudad única – mire por la ventana que el hacía pocos minutos estaba observando, la lluvia comenzaba a golpear el ventanal y de alguna forma me daba la razón a mis palabras.

Por mi cabeza paso que el silencio podría ser incomodo, pero realmente no había silencio, al menos mi cabeza no dejada de hablar, de imaginar, de recordar…. Poco y estaba pensando. ¿Cómo continuar?  ¿Saludarlo de forma correcta? ¿Ir directo a los negocios?   En realidad  me sentía una principiante fuera de mi área de confort, fuera de mi misma, quería que todo terminara luego, y volver a mi vida normal, lejos del recuerdo que me traía ese rostro, mentía a mi propio pensamiento queriendo aquello al final solo sonreí y observe la caja negra en la mesa junto a las copas, al menos podría embriagarme pensé estúpidamente para hacer reaccionar a mi cabeza.  Justo cuando iba decir, quizás una estupidez,  y una resplandeciente luz alumbro aquel lugar seguido de un trueno que me hizo saltar espantando mi cuerpo  un pequeño grito salió de mis labios - ¡ay!– y no era porque le tuviera miedo sino más bien por el susto que me había hecho temblar…
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