AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Undisclosed desires
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Undisclosed desires
El sol brillaba con fuerza pese las tempranas horas en las que se encontraban. El carruaje, dirigido por el Señor de la casa, estaba siento acomodado para que el viaje fuese lo más agradable posible. Dentro se cocinaban un par de tentempiés para el camino mientras que un segundo carruaje había sido llenado con maletas. El sirviente más fiel de la familia, salió con una pequeña jaula que depositó a los pies del Señor, que bajó la vista alzando una ceja -Irá con nosotros - sentenció, mientras que el sirviente asentía. No quería rebatir ninguna decisión, había adecentado la pequeña jaula porque sabía que seguramente, por no escuchar las quejas de la pequeña Lyre, esta tendría que viajar en el mismo carruaje que los patrones.
Cuando el sol estuvo lo más cerca del cénit, Lyre salió corriendo por la puerta principal seguida por su madre, que iba tomada del brazo de su marido. Todo estaba preparado para el largo viaje de dos horas a la casa de campo, donde debía de estar esperando el hermano pequeño del amo. La reunión y el encuentro llevaba meses estipulado, pues la señora había decidido que daría a luz a su segundo retoño en un ambiente natural y tranquilo, como era aquel lugar.
Con la ayuda de un sirviente que ayudó a la señora a acceder al carrusel, los tres tomaron asiento, colocando al conejo entre sus piernas. La puerta se cerró con suavidad, y las cortinas se amarraron a las esquinas para que pudiesen ver el paisaje a medida que alejaban de la mansión. El nerviosismo era aparente. Varek llevaba más de 3 años sin ver a su hermano, un bala perdida. Viaja sin cesar sin asentar la cabeza, a sus 32 años aun no había contraído matrimonio, y no tenía intención de ello. Además, la idea de que volverían a casa con un bebé más le ponía los pies en la tierra, ya no había vuelta atrás, Shine daría a luz a lo que esperaba que fuese su heredero.
Frente a su esposa, colocó su mano unos segundos al lado de la de ella, sobre el voluminoso vestido azul celeste, la dedicó una sonrisa tranquilizadora, sosegada, sabía que estaba tan nervioso como él, y que ya no había vuelta atrás. A su lado, Lyre parecía no acabar de sentirse, cómoda, subiendo los pies sobre el asiento, y golpeando una y otra vez a sus padres con los zapatos y metiendo el dedo entre los barrotes de a jaula del conejo - Lyre - le llamó su padre con su áspera voz, tratando captar su atención - El conejo está dormido, ven, descansa tu también - le ofrecí alargando sus brazos para que al menos se colocase a su lado y dejase de molestar a su madre.
Cuando el sol estuvo lo más cerca del cénit, Lyre salió corriendo por la puerta principal seguida por su madre, que iba tomada del brazo de su marido. Todo estaba preparado para el largo viaje de dos horas a la casa de campo, donde debía de estar esperando el hermano pequeño del amo. La reunión y el encuentro llevaba meses estipulado, pues la señora había decidido que daría a luz a su segundo retoño en un ambiente natural y tranquilo, como era aquel lugar.
Con la ayuda de un sirviente que ayudó a la señora a acceder al carrusel, los tres tomaron asiento, colocando al conejo entre sus piernas. La puerta se cerró con suavidad, y las cortinas se amarraron a las esquinas para que pudiesen ver el paisaje a medida que alejaban de la mansión. El nerviosismo era aparente. Varek llevaba más de 3 años sin ver a su hermano, un bala perdida. Viaja sin cesar sin asentar la cabeza, a sus 32 años aun no había contraído matrimonio, y no tenía intención de ello. Además, la idea de que volverían a casa con un bebé más le ponía los pies en la tierra, ya no había vuelta atrás, Shine daría a luz a lo que esperaba que fuese su heredero.
Frente a su esposa, colocó su mano unos segundos al lado de la de ella, sobre el voluminoso vestido azul celeste, la dedicó una sonrisa tranquilizadora, sosegada, sabía que estaba tan nervioso como él, y que ya no había vuelta atrás. A su lado, Lyre parecía no acabar de sentirse, cómoda, subiendo los pies sobre el asiento, y golpeando una y otra vez a sus padres con los zapatos y metiendo el dedo entre los barrotes de a jaula del conejo - Lyre - le llamó su padre con su áspera voz, tratando captar su atención - El conejo está dormido, ven, descansa tu también - le ofrecí alargando sus brazos para que al menos se colocase a su lado y dejase de molestar a su madre.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 20/10/2016
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Re: Undisclosed desires
Aquel día había comenzado más pronto de lo habitual. Tras pasar una mala noche debido a mi estado, en la que molesté de más a mi marido y a mi fiel doncella, la mañana había trascurrido excesivamente rápido. No me encontraba del todo bien, sin embargo, no podía negarme a viajar y privar a mi marido de ver por fin a su hermano. Estaba nerviosa por el viaje, además de no haber descansado bien, sin embargo, al acercarme a la cocina y observar como mi marido ya había organizado y dispuesto todo para comenzar el viaje me relaje notablemente, a pesar de no conseguirlo del todo. Estaba realmente agradecida por el control que tenía mi marido sobre toda las cosas, sin embargo, esperaba que todo estuviera en orden en la casa de campo, pues me había encargado de ello personalmente durante las últimas semanas. Sonreí ante el comentario de Varek sobre la pequeña mascota de nuestra hija, que correteaba por las cocinas, excitada ante el viaje que se nos avecinaba.
Cogí la cesta que una de las sirvientas me daba con los tentempiés para el camino y la coloque en mi brazo izquierdo, mientras que con el derecho agarraba el antebrazo de mi marido y salíamos hacia el carruaje, con Lyre corriendo delante de nosotros. Con ayuda entré y me senté, con dificultad coloqué mi vestido de forma que no abultara tanto. Deje la cesta junto a mí y sonreí a Varek, intentando tranquilizarle. Le conocía lo suficiente como para saber cómo se encontraba ante el reencuentro con su hermano después de tantos años. Estaba tan emocionado como nervioso, a pesar de que se empeñara en no dejar que el resto lo viera. Lyre, por su lado, estaba comportándose como siempre. Era una niña movida y no hacía más que sentarse a mi lado, levantarse, volver con su padre, mover la jaula del conejo y quien sabe cuántas cosas más. El carruaje, si bien era más grande que la media, empezaba a quedarse pequeño, o al menos eso me lo parecía a mí con mi hija sin parar y mi abultada barriga. Algo agobiada, pose mi mano derecha sobre mi vientre y mire por la ventana, intentando relajarme, sintiendo a mi bebé en la barriga y abanicándome con un abanico azul ribeteado, a juego con mi pomposo vestido. Escuche la voz de mi marido y volteé la cabeza para mirar a Lyre: -Venga princesa, haz caso a tu padre- Comenté con dulzura y sonrisa amable, inclinando la cabeza hacia Varek.
Cogí la cesta que una de las sirvientas me daba con los tentempiés para el camino y la coloque en mi brazo izquierdo, mientras que con el derecho agarraba el antebrazo de mi marido y salíamos hacia el carruaje, con Lyre corriendo delante de nosotros. Con ayuda entré y me senté, con dificultad coloqué mi vestido de forma que no abultara tanto. Deje la cesta junto a mí y sonreí a Varek, intentando tranquilizarle. Le conocía lo suficiente como para saber cómo se encontraba ante el reencuentro con su hermano después de tantos años. Estaba tan emocionado como nervioso, a pesar de que se empeñara en no dejar que el resto lo viera. Lyre, por su lado, estaba comportándose como siempre. Era una niña movida y no hacía más que sentarse a mi lado, levantarse, volver con su padre, mover la jaula del conejo y quien sabe cuántas cosas más. El carruaje, si bien era más grande que la media, empezaba a quedarse pequeño, o al menos eso me lo parecía a mí con mi hija sin parar y mi abultada barriga. Algo agobiada, pose mi mano derecha sobre mi vientre y mire por la ventana, intentando relajarme, sintiendo a mi bebé en la barriga y abanicándome con un abanico azul ribeteado, a juego con mi pomposo vestido. Escuche la voz de mi marido y volteé la cabeza para mirar a Lyre: -Venga princesa, haz caso a tu padre- Comenté con dulzura y sonrisa amable, inclinando la cabeza hacia Varek.
Shine A. Russell- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 17/01/2017
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Re: Undisclosed desires
Apoyado en una de las blancas columnas que flanquean el porche, oteo el horizonte en busca de movimiento. La brisa, tan cálida que casi agobia, revuelve mis cortos cabellos rizados como una suave caricia. Transporta el aroma de los cultivos de la plantación, intensos y fragantes. A trigo y centeno, a remolacha y olivos. Los olores de mi infancia, unidos al perfume de la tierra mojada. Y entremezclados con los vivos colores de las flores de la mansión.
Antes de marcharse, el viento agita mi negra camisa, cuyas mangas llevo enrolladas a la altura de los codos. En Luisiana, el gesto me habría refrescado; porque la temperatura, aunque húmeda por los pantanos, era mucho más tolerable. En cambio, la horrible y soleada España es como mi tortura personal. De no ser la residencia permanente de Varek y su familia, jamás habría vuelto a pisar este país. Sin embargo, aquí estoy de visita, como cada cuatro años. Poniendo en peligro el oasis de felicidad que mi hermano ha construido con mi simple presencia.
Rebuscando en los bolsillos de mi pantalón, saco un estilizado cigarro de la pitillera. Un criado, tan atento como el resto del servicio, se apresura a acercarse con un mechero, que acepto con un leve cabeceo de agradecimiento. Lo enciendo de un sólo movimiento, disfrutando del relajante humo que emite al prender. Y diluyendo en nicotina los nervios del reencuentro. No sólo estoy nervioso por él, aunque siempre resulta difícil pensar en todo el tiempo perdido entre hermanos. También por lo que podría suceder si alguien me hubiera seguido, pese al rodeo que he dado desde que desembarqué en las costas del norte. Varek y su familia son mi punto débil, el único talón de Aquiles que poseo; si alguien los descubriera, cambiarían las reglas del juego. No son pocos los enemigos que me he granjeado a lo largo de los años, y cualquiera de ellos estaría deseoso de tomarse la venganza por su mano. Haciéndome llegar varias cabezas a modo de recuerdos.
Es la razón principal es por la que tardo tanto en volver a visitar a mi hermano, y por la que, algún día, dejaré de verle para siempre. Porque mi felicidad es un precio barato a cambio de su vida, y la de quienes la comparten con él. Aun así, sé que todavía no estoy preparado para ello. Porque necesito recordarme a mi mismo de vez en cuando lo que se perdería si alguna vez caigo.
Pensativo, estoy dándole las últimas caladas a mi cigarro cuando una figura se perfila en el horizonte. Va precedida por el sonido de los cascos golpeando la tierra, y algo similar a un chillido infantil gritando de alegría. Esbozando media sonrisa, piso la colilla a la espera de que se detenga. Ha llegado la hora de desterrar los pensamientos funestos de mi mente, y saludar al único ser humano que alguna vez me ha importado en la vida.
Antes de marcharse, el viento agita mi negra camisa, cuyas mangas llevo enrolladas a la altura de los codos. En Luisiana, el gesto me habría refrescado; porque la temperatura, aunque húmeda por los pantanos, era mucho más tolerable. En cambio, la horrible y soleada España es como mi tortura personal. De no ser la residencia permanente de Varek y su familia, jamás habría vuelto a pisar este país. Sin embargo, aquí estoy de visita, como cada cuatro años. Poniendo en peligro el oasis de felicidad que mi hermano ha construido con mi simple presencia.
Rebuscando en los bolsillos de mi pantalón, saco un estilizado cigarro de la pitillera. Un criado, tan atento como el resto del servicio, se apresura a acercarse con un mechero, que acepto con un leve cabeceo de agradecimiento. Lo enciendo de un sólo movimiento, disfrutando del relajante humo que emite al prender. Y diluyendo en nicotina los nervios del reencuentro. No sólo estoy nervioso por él, aunque siempre resulta difícil pensar en todo el tiempo perdido entre hermanos. También por lo que podría suceder si alguien me hubiera seguido, pese al rodeo que he dado desde que desembarqué en las costas del norte. Varek y su familia son mi punto débil, el único talón de Aquiles que poseo; si alguien los descubriera, cambiarían las reglas del juego. No son pocos los enemigos que me he granjeado a lo largo de los años, y cualquiera de ellos estaría deseoso de tomarse la venganza por su mano. Haciéndome llegar varias cabezas a modo de recuerdos.
Es la razón principal es por la que tardo tanto en volver a visitar a mi hermano, y por la que, algún día, dejaré de verle para siempre. Porque mi felicidad es un precio barato a cambio de su vida, y la de quienes la comparten con él. Aun así, sé que todavía no estoy preparado para ello. Porque necesito recordarme a mi mismo de vez en cuando lo que se perdería si alguna vez caigo.
Pensativo, estoy dándole las últimas caladas a mi cigarro cuando una figura se perfila en el horizonte. Va precedida por el sonido de los cascos golpeando la tierra, y algo similar a un chillido infantil gritando de alegría. Esbozando media sonrisa, piso la colilla a la espera de que se detenga. Ha llegado la hora de desterrar los pensamientos funestos de mi mente, y saludar al único ser humano que alguna vez me ha importado en la vida.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/10/2016
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Re: Undisclosed desires
El carruaje frenó suavemente frente a la gran mansión de color blanco. El oleaje del mar se podía escuchar a la vez que la cabina se llenaba de los dulces olores de la plantación Russell. Varek abrió la puerta para sacar con rápidez a Lyre, que había avistado a su tío desde dentro y se moría por correr a abrazarlo. Con sumo cuidado Varek agarró la mano de Shine para ayudar a la bajar del carruaje, y la acompañó hasta el hall de la casa, donde ahora sí, Lyre descansaba sentada en una escalera, agarrando con fuerza con la mano izquierda el pantalón de Jean, para que este no se fuese muy lejos.
El heredero se paró frente a su mano, esbozando una grata sonrisa, estiró su mano en busca de un buen apretón - Espero que hayas tenido una tranquila jornada, hermano - sabía lo costoso que era viajar de las américas hasta España. Además del calor que hacía ahora al sur de esta, era insoportable. Varek se apresuró a buscar con la mirada a un sirviente, el cual no tardó en asentir y entrar corriendo - La merienda está servida en el patio del sur, querida, te vendrá bien un poco de aire marino mientras comemos... con cuidado - le ayudó a subir las escalera a la vez que agarraba a Lyre con cuidado para levantarla - Vamos Lyre, no entorpezcas el paso de tu madre - le pidió a la pequeña. Varek adoraba estar en compañía de ambos, adoraba aquella casa, y no tener que encargarse por los próximos días. Hasta el nacimiento del pequeño, no sacaría el tema de abrir la futura fusión de ambas empresas en Paris, Lachance-Russell, donde esperaba que Jean fuese el encargado.
Una pergola blanca llena de enredaderas en flor lila, cubría la mesa redonda llena de manjares que esperaba recibir a los Lachance. Varek acomodó la silla a su esposa y sentó a Lyre con cuidado entre ellos, para que Shine se encargase mientras charlaba con su hermano de una forma más cercana. Les sirvieron un rico vino de importación, mientras que servían un plato de frutas frescas para que Shine pudiese comer algo de ella.
El heredero se paró frente a su mano, esbozando una grata sonrisa, estiró su mano en busca de un buen apretón - Espero que hayas tenido una tranquila jornada, hermano - sabía lo costoso que era viajar de las américas hasta España. Además del calor que hacía ahora al sur de esta, era insoportable. Varek se apresuró a buscar con la mirada a un sirviente, el cual no tardó en asentir y entrar corriendo - La merienda está servida en el patio del sur, querida, te vendrá bien un poco de aire marino mientras comemos... con cuidado - le ayudó a subir las escalera a la vez que agarraba a Lyre con cuidado para levantarla - Vamos Lyre, no entorpezcas el paso de tu madre - le pidió a la pequeña. Varek adoraba estar en compañía de ambos, adoraba aquella casa, y no tener que encargarse por los próximos días. Hasta el nacimiento del pequeño, no sacaría el tema de abrir la futura fusión de ambas empresas en Paris, Lachance-Russell, donde esperaba que Jean fuese el encargado.
Una pergola blanca llena de enredaderas en flor lila, cubría la mesa redonda llena de manjares que esperaba recibir a los Lachance. Varek acomodó la silla a su esposa y sentó a Lyre con cuidado entre ellos, para que Shine se encargase mientras charlaba con su hermano de una forma más cercana. Les sirvieron un rico vino de importación, mientras que servían un plato de frutas frescas para que Shine pudiese comer algo de ella.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 20/10/2016
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Re: Undisclosed desires
Por fin llegábamos a la casa. El traqueteo del camino, el calor, Lyre sin parar y el olor del conejo me estaban empezando a marear. Necesitaba refrescarme como fuera. Varek abrió la puerta y nuestra hija salió como alma que lleva el diablo corriendo hacia la casa, al encuentro de su tío. A pesar de encontrarme con el estomago algo revuelto, y lo que más me apeteciera fuera retirarme a descansar a mi habitación, esbocé mi mejor sonrisa y tras agradecer a mi marido con una inclinación de cabeza, caminé junto a él hasta donde se encontraba mi cuñado. Sin perder la sonrisa, esperé a que Varek saludara a su hermano, tras ello estiré mi mano hacia él. – Bienvenido Jean, es un verdadero placer tenerte por fin con nosotros- comenté con dulzura, sonriéndole. No pude evitar mirar hacia abajo, hacia mi hija- No molestes a tu tío, princesa estará cansado- comenté a la vez que la indicaba que se levantara.
Justo en aquel momento mi marido me salvó, estaba comenzando a sentirme especialmente mal con el calor que hacia allí, con el vestido y el enorme bulto que se había convertido mi tripa en los últimos meses. Agradecida, me deje llevar, agarrando el vestido para no tropezar al subir las escaleras. Cuando llegamos al patio, una leve brisa me recorrió, refrescándome sutilmente y haciendo que me encontrara algo mejor. –Gracias, querido- Comenté cuando Varek movió la silla para que yo me sentará en ella. Lyre, entré los dos, toquiteaba todo lo que encontraba en la mesa, agarré sus manitas y con una mirada le indique que se comportara. Ante mi apareció un plato de fruta fresca, que deguste con calma. Sin embargo, de golpe, sentí un leve pinchazo en la parte baja de mi barriga. Me llevé la mano en un acto reflejo, pero al darme cuenta de que aquello alertaría a todos los presentes, salvo a Lyre, lo disimule dejándola sobre mi regazo. Aparté mi plato sutilmente, no me entraba más comida. Me encontraba rara, diferente, mi tripa estaba revuelta. Aún era pronto para dar a luz, quedaba un mes para la llegada de mi pequeño. Acaricié la barriga de nuevo, intentando calmarla y calmarme a mí también. Estiré mi mano, que de golpe estaba temblorosa, y cogí mi copa de agua fresca con rapidez, para que ni mi marido ni mi cuñado se dieran cuenta.
Por suerte, Lyre llevaba unos minutos tranquila, comiendo algo de fruta de su propio plato. Llevé la copa a mis labios y di un pequeño sorbo al liquido, intentando relajarme. Sin embargo el dolor en el bajo vientre continuaba, no era un dolor intenso, por lo que decidí relajarme y no molestar a mi marido, pues sabía cuán importante era la visita de su hermano para él.
Justo en aquel momento mi marido me salvó, estaba comenzando a sentirme especialmente mal con el calor que hacia allí, con el vestido y el enorme bulto que se había convertido mi tripa en los últimos meses. Agradecida, me deje llevar, agarrando el vestido para no tropezar al subir las escaleras. Cuando llegamos al patio, una leve brisa me recorrió, refrescándome sutilmente y haciendo que me encontrara algo mejor. –Gracias, querido- Comenté cuando Varek movió la silla para que yo me sentará en ella. Lyre, entré los dos, toquiteaba todo lo que encontraba en la mesa, agarré sus manitas y con una mirada le indique que se comportara. Ante mi apareció un plato de fruta fresca, que deguste con calma. Sin embargo, de golpe, sentí un leve pinchazo en la parte baja de mi barriga. Me llevé la mano en un acto reflejo, pero al darme cuenta de que aquello alertaría a todos los presentes, salvo a Lyre, lo disimule dejándola sobre mi regazo. Aparté mi plato sutilmente, no me entraba más comida. Me encontraba rara, diferente, mi tripa estaba revuelta. Aún era pronto para dar a luz, quedaba un mes para la llegada de mi pequeño. Acaricié la barriga de nuevo, intentando calmarla y calmarme a mí también. Estiré mi mano, que de golpe estaba temblorosa, y cogí mi copa de agua fresca con rapidez, para que ni mi marido ni mi cuñado se dieran cuenta.
Por suerte, Lyre llevaba unos minutos tranquila, comiendo algo de fruta de su propio plato. Llevé la copa a mis labios y di un pequeño sorbo al liquido, intentando relajarme. Sin embargo el dolor en el bajo vientre continuaba, no era un dolor intenso, por lo que decidí relajarme y no molestar a mi marido, pues sabía cuán importante era la visita de su hermano para él.
Shine A. Russell- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 17/01/2017
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Re: Undisclosed desires
Las puertas del carruaje se abren bruscamente, liberando a un pequeño torbellino de cabellos castaños y grandes ojos oscuros. Es mi única sobrina, Lyre, a la que no veía desde el día que nació; cuando no era más que una rolliza bola tan chillona como ahora. Aun así, eso no le impide correr como el alma que lleva al Diablo, gritando mi nombre con alegría. Y provocando mi primera sonrisa auténtica en mucho tiempo.
- Cuidado con el barro, peque - Le digo a la niña. Demasiado tarde; Lyre ya ha manchado los bajos de su bonito vestido azul cielo, correteando por la tierra como si fuera el mármol más puro. Sólo se detiene cuando llega a las escaleras, para tomarme la mano con sus suaves deditos blancos y dar un par de tironcitos insistentes.
- Tío Jean - Dice, dedicándome una bonita sonrisa de dientes blancos que no pudo evitar devolverle. La niña vuelve a tironearme de la mano, esta vez levantando su brazo libre en dirección a mi cuello. - Arriba. Arriba.
Para deleite de la pequeña, la tomo de la cintura con ambas manos para subírmela al cuello. Su vestido mancha ligeramente los hombros de mi camisa cuando rodea mi garganta con sus piernecitas, pero no le doy demasiada importancia; vale la pena a cambio de tener a Lyre así de contenta. Sosteniéndola cuidadosamente con una mano, extiendo la otra para estrechar la que mi hermano me ofrece. Disfrutando del cálido roce de su piel contra mis callosos dedos.
- Hermano. Hermosa Shine - Le digo, guiñándole un ojo al indiano antes de besarle los dedos a Shine. La edad le sienta bien a la española; marca sus exóticas facciones, ahora coloreadas por el saludable brillo del embarazo. Y sus cabellos, aunque no tan lustrosos como antes, añaden un toque regio al conjunto, haciéndola parecer más pálida por el contraste. En cambio, Varek no ha cambiado nada desde la última vez que le vi; tal vez está un poco más moreno, y algo más delgado, pero las arrugas todavía no han hecho presa de su clara mirada. Que busca la mía con un intenso brillo de alegría, diciéndome así más de lo que podría transmitir con palabras. - Os veo bien. - Continúo, dejando a Lyre de nuevo en el suelo. La niña protesta un par de veces, hasta que ve cómo un criado trae un paquete que había ordenado que me trajeran en cuanto los señores llegasen. - Y a este diablillo también. Te he traído un regalo, Lyre. Encargado expresamente para ti.
- ¿Un primo? - Pregunta la niña, con los ojos brillantes por la emoción. El comentario, aunque expresado desde la inocencia de la infancia, me resulta más agridulce de lo que esperaba. Ella no sabe nada de mis circunstancias, pero aun sin saberlo, ha mencionado una de las cosas que están vedadas para mi. Jamás tendré hijos, ni esposa; no después de lo de Jack. Porque no soy tan egoísta como para poner a nadie en peligro por mi culpa. - María juega todos los días con su primo. Y mi hermanito será demasiado pequeño para jugar cuando nazca, mamá siempre dice que no podré acercarme mucho a él.
- Lo siento, bonita. No es un primo. Es algo mucho mejor - Le aseguro, intentando ocultar mi amargura al tenderle el atado paquete. Lyre lo desenvuelve con rapidez, emitiendo un agudo chillido al percatarse de cuál es su contenido. - ¿Te gusta? La hicieron a partir de un retrato que me enviaron tus padres.
- ¡Una muñeca! ¡Soy yo! ¡Mira mamá! - La pequeña va corriendo hacia su madre, enseñándole con alegría una muñeca de porcelana de pálidas facciones y grandes ojos oscuros. Eso me permite acercarme más a mi hermano, al que veo más feliz a medida que pasan los minutos. Se nota que adora su familia, y su felicidad me resulta contagiosa; no tardo demasiado en olvidar la pregunta incómoda de mi sobrina, y disfrutar al cien por cien cada segundo pasado en su compañía.
Uno de los criados le hace una seña a Varek, que no tarda en conducirnos a uno de los numerosos patios de la casa. En él nos aguarda un pequeño pero apetecible refrigerio, consistente principalmente en frutas y otros productos sanos y libres de alcohol para que la señora de la casa pueda degustar cualquiera de ellos. Perfectamente sincronizados, los Lachance toman asiento en las bonitas sillas de madera. La niña tarda algo más en hacerlo, pero una sola mirada de su padre basta para que decida que es mejor comer que causar una algarabía.
- Siempre que vengo, me maravilla lo similar y diferente a la vez que es todo en España. Espero que los negocios te vayan tan bien como la familia, Varek. Allí hemos tenido problemas con los piratas. - Le digo, tomando asiento en uno de los extremos de la mesa. El comercio siempre es un tema recurrente, que utilizo para evitar durante el máximo tiempo posible las preguntas de siempre. Cuándo voy a casarme, y qué será de mi vida cuando padre y madre no estén para mantenerme. En una sociedad tan cerrada como la nuestra, mi vida no podría considerarse menos que un fracaso. Sin que mi éxito en la abogacía cuente para ellos, debido a mi decisión de mantenerme soltero para siempre. - Las empresas de seguros están sacando partido de ello, claro. Yo mismo he abierto una hace poco, para complementar los ingresos del despacho.
La conversación fluye por derroteros mercantilistas durante buena parte de la hora siguiente. Cereales, algodón, azúcar, tabaco; siempre hay aspectos de las plantaciones que discutir, matizados por la diferencia exigida por el clima y el mercado. El servicio, colocado a una distancia prudencial para atender todos nuestros deseos, ofrece zumo a Shine y Lyre cada diez minutos, y vino helado a los caballeros. Son vitales para tolerar el sofocante calor de la tarde, y aunque intento no beber demasiado para no bajar la guardia, al acabar la merienda estoy ligeramente mareado. Igual que mi hermano, cuyas mejillas están suavemente enrojecidas por efecto del alcohol.
- No me quedaré mucho tiempo esta vez. Poco después de que el bebé nazca, me marcharé. - Informo al moreno, mirando de reojo a su muy embarazada esposa. Por su aspecto de agotada, no debe quedar mucho para que eso suceda; tal vez una semana o dos, que atesoraré en mis recuerdos durante los próximos cuatro años.
- Cuidado con el barro, peque - Le digo a la niña. Demasiado tarde; Lyre ya ha manchado los bajos de su bonito vestido azul cielo, correteando por la tierra como si fuera el mármol más puro. Sólo se detiene cuando llega a las escaleras, para tomarme la mano con sus suaves deditos blancos y dar un par de tironcitos insistentes.
- Tío Jean - Dice, dedicándome una bonita sonrisa de dientes blancos que no pudo evitar devolverle. La niña vuelve a tironearme de la mano, esta vez levantando su brazo libre en dirección a mi cuello. - Arriba. Arriba.
Para deleite de la pequeña, la tomo de la cintura con ambas manos para subírmela al cuello. Su vestido mancha ligeramente los hombros de mi camisa cuando rodea mi garganta con sus piernecitas, pero no le doy demasiada importancia; vale la pena a cambio de tener a Lyre así de contenta. Sosteniéndola cuidadosamente con una mano, extiendo la otra para estrechar la que mi hermano me ofrece. Disfrutando del cálido roce de su piel contra mis callosos dedos.
- Hermano. Hermosa Shine - Le digo, guiñándole un ojo al indiano antes de besarle los dedos a Shine. La edad le sienta bien a la española; marca sus exóticas facciones, ahora coloreadas por el saludable brillo del embarazo. Y sus cabellos, aunque no tan lustrosos como antes, añaden un toque regio al conjunto, haciéndola parecer más pálida por el contraste. En cambio, Varek no ha cambiado nada desde la última vez que le vi; tal vez está un poco más moreno, y algo más delgado, pero las arrugas todavía no han hecho presa de su clara mirada. Que busca la mía con un intenso brillo de alegría, diciéndome así más de lo que podría transmitir con palabras. - Os veo bien. - Continúo, dejando a Lyre de nuevo en el suelo. La niña protesta un par de veces, hasta que ve cómo un criado trae un paquete que había ordenado que me trajeran en cuanto los señores llegasen. - Y a este diablillo también. Te he traído un regalo, Lyre. Encargado expresamente para ti.
- ¿Un primo? - Pregunta la niña, con los ojos brillantes por la emoción. El comentario, aunque expresado desde la inocencia de la infancia, me resulta más agridulce de lo que esperaba. Ella no sabe nada de mis circunstancias, pero aun sin saberlo, ha mencionado una de las cosas que están vedadas para mi. Jamás tendré hijos, ni esposa; no después de lo de Jack. Porque no soy tan egoísta como para poner a nadie en peligro por mi culpa. - María juega todos los días con su primo. Y mi hermanito será demasiado pequeño para jugar cuando nazca, mamá siempre dice que no podré acercarme mucho a él.
- Lo siento, bonita. No es un primo. Es algo mucho mejor - Le aseguro, intentando ocultar mi amargura al tenderle el atado paquete. Lyre lo desenvuelve con rapidez, emitiendo un agudo chillido al percatarse de cuál es su contenido. - ¿Te gusta? La hicieron a partir de un retrato que me enviaron tus padres.
- ¡Una muñeca! ¡Soy yo! ¡Mira mamá! - La pequeña va corriendo hacia su madre, enseñándole con alegría una muñeca de porcelana de pálidas facciones y grandes ojos oscuros. Eso me permite acercarme más a mi hermano, al que veo más feliz a medida que pasan los minutos. Se nota que adora su familia, y su felicidad me resulta contagiosa; no tardo demasiado en olvidar la pregunta incómoda de mi sobrina, y disfrutar al cien por cien cada segundo pasado en su compañía.
Uno de los criados le hace una seña a Varek, que no tarda en conducirnos a uno de los numerosos patios de la casa. En él nos aguarda un pequeño pero apetecible refrigerio, consistente principalmente en frutas y otros productos sanos y libres de alcohol para que la señora de la casa pueda degustar cualquiera de ellos. Perfectamente sincronizados, los Lachance toman asiento en las bonitas sillas de madera. La niña tarda algo más en hacerlo, pero una sola mirada de su padre basta para que decida que es mejor comer que causar una algarabía.
- Siempre que vengo, me maravilla lo similar y diferente a la vez que es todo en España. Espero que los negocios te vayan tan bien como la familia, Varek. Allí hemos tenido problemas con los piratas. - Le digo, tomando asiento en uno de los extremos de la mesa. El comercio siempre es un tema recurrente, que utilizo para evitar durante el máximo tiempo posible las preguntas de siempre. Cuándo voy a casarme, y qué será de mi vida cuando padre y madre no estén para mantenerme. En una sociedad tan cerrada como la nuestra, mi vida no podría considerarse menos que un fracaso. Sin que mi éxito en la abogacía cuente para ellos, debido a mi decisión de mantenerme soltero para siempre. - Las empresas de seguros están sacando partido de ello, claro. Yo mismo he abierto una hace poco, para complementar los ingresos del despacho.
La conversación fluye por derroteros mercantilistas durante buena parte de la hora siguiente. Cereales, algodón, azúcar, tabaco; siempre hay aspectos de las plantaciones que discutir, matizados por la diferencia exigida por el clima y el mercado. El servicio, colocado a una distancia prudencial para atender todos nuestros deseos, ofrece zumo a Shine y Lyre cada diez minutos, y vino helado a los caballeros. Son vitales para tolerar el sofocante calor de la tarde, y aunque intento no beber demasiado para no bajar la guardia, al acabar la merienda estoy ligeramente mareado. Igual que mi hermano, cuyas mejillas están suavemente enrojecidas por efecto del alcohol.
- No me quedaré mucho tiempo esta vez. Poco después de que el bebé nazca, me marcharé. - Informo al moreno, mirando de reojo a su muy embarazada esposa. Por su aspecto de agotada, no debe quedar mucho para que eso suceda; tal vez una semana o dos, que atesoraré en mis recuerdos durante los próximos cuatro años.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
El aire acunaba los cabellos de los tres que ahora tomaban un aperitivo sentados en unas blancas mesas. El silencio reinaba por momentos, quizás por el respeto que se guardaba entre los invitados. Los hermanos estaban ansiosos por saber el uno del otro, pero la educación que les habían impartido impedía que se les notase, y con una sonrisa constante dibujada en sus rostros, tendrían que aguantar que todo fuese en un orden más tranquilo.
Varek observó como le regalaba a Lyre una muñeca idéntica a ella. Era increíble cómo su tío siempre sabía con que mantener entretenida a la cría que no dudo en humanizar el muñeco sentándolo en una silla y dejandole un trozo de fruta delante.
Comenzaron a charlar de temas de trabajo, mientras Varek sacaba de vez en cuando de su maletín algún papel para ser más gráfico, aun así no quería agobiar a su hermano y cuando este desvió levemente el tema, se prometió a si mismo que por hoy era suficiente. Comenzó a recoger los papeles mientras bajaba a Lyre de la silla para que marchara a jugar con la muñeca - Es muy delicada, cielo, ten cuidado y no la golpees contra nada - la niña asintió con la cabeza con fuerza, a la vez que Varek volvía a tomar asiento de forma correcta.
Varek miró unos instantes de pasada a Shine, que estaba a su lado, y había permanecido en silencio, cuando se dio cuenta de que no estaba bien. Quizás si Jean no hubiese nombrado al bebe no se hubiese dado ni cuenta por su egoísmo de disfrutar de la compañía de su hermano - ¿Shine, querida? - preguntó levantandose. La conocía bien para saber que algo no iba bien, su mano bajo vientre y aquella pose estirada. El corazón del joven comenzó a latir con fuerza, provocandole un fuerte dolor de cabeza que le impedía pensar con claridad -¿Deseas algo? que ocurre? - su voz alarmó a una de las sirvientas que se apresuró a acercarse a la espera de la orden de shine.
Varek observó como le regalaba a Lyre una muñeca idéntica a ella. Era increíble cómo su tío siempre sabía con que mantener entretenida a la cría que no dudo en humanizar el muñeco sentándolo en una silla y dejandole un trozo de fruta delante.
Comenzaron a charlar de temas de trabajo, mientras Varek sacaba de vez en cuando de su maletín algún papel para ser más gráfico, aun así no quería agobiar a su hermano y cuando este desvió levemente el tema, se prometió a si mismo que por hoy era suficiente. Comenzó a recoger los papeles mientras bajaba a Lyre de la silla para que marchara a jugar con la muñeca - Es muy delicada, cielo, ten cuidado y no la golpees contra nada - la niña asintió con la cabeza con fuerza, a la vez que Varek volvía a tomar asiento de forma correcta.
Varek miró unos instantes de pasada a Shine, que estaba a su lado, y había permanecido en silencio, cuando se dio cuenta de que no estaba bien. Quizás si Jean no hubiese nombrado al bebe no se hubiese dado ni cuenta por su egoísmo de disfrutar de la compañía de su hermano - ¿Shine, querida? - preguntó levantandose. La conocía bien para saber que algo no iba bien, su mano bajo vientre y aquella pose estirada. El corazón del joven comenzó a latir con fuerza, provocandole un fuerte dolor de cabeza que le impedía pensar con claridad -¿Deseas algo? que ocurre? - su voz alarmó a una de las sirvientas que se apresuró a acercarse a la espera de la orden de shine.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
Con suerte la niña se había ido a jugar con su muñeca, dándome un respiro y la posibilidad de tranquilizarme. Sentía unos dolores en la parte baja de la tripa, mezclado con el calor sofocante, hacia que probablemente tuviera la tensión por los suelos, provocando que la mano me temblase. Estaba enfocando todos mis esfuerzos en relajarme y no llamar la atención de los dos hombres que estaban sentados a mi lado, así como del servicio. Sin embargo, la mención de Jean sobre el bebe hizo que las miradas se enfocaran de mi, delatándome, al menos ante mi marido. Se movió rápido, preocupado por mi y por el bebe, intente tranquilizarle. Alcé una mano temblorosa y la posé sobre la mejilla de Varek – Estoy bien, cielo, nada que un poco de descanso no pueda arreglar. El viaje ha sido agotador- Dije con una sonrisa y levantándome, con la ayuda de la sirvienta que se había acercado ante las palabras de mí marido. –Con vuestro permiso, os dejaré para que habléis- Sonreí a Jean- Mis disculpas- Dije agachando la cabeza.
En aquel momento un fuerte pinchazo me recorrió el bajo vientre, haciendo que me doblara por la mitad y apretara la mano de la sirvienta, sin duda haciéndole bastante daño.- Será mejor… que me apresure… a descansar – Dije completamente mareada y agarrándome con fuerza a la silla y a la sirvienta. No fui consciente, pero la falda de mi precioso vestido azul cielo estaba teñida de rojo. Otro fuerte dolor me cruzo el cuerpo, doblándome, esta vez provocando que soltara un leve gruñido. Me apuré en el momento, por la escena que estaba protagonizando ante mi cuñado, una mirada a Varek, que estaba más que asustado, fue suficiente para intentar recomponerme, en vano.
En aquel momento un fuerte pinchazo me recorrió el bajo vientre, haciendo que me doblara por la mitad y apretara la mano de la sirvienta, sin duda haciéndole bastante daño.- Será mejor… que me apresure… a descansar – Dije completamente mareada y agarrándome con fuerza a la silla y a la sirvienta. No fui consciente, pero la falda de mi precioso vestido azul cielo estaba teñida de rojo. Otro fuerte dolor me cruzo el cuerpo, doblándome, esta vez provocando que soltara un leve gruñido. Me apuré en el momento, por la escena que estaba protagonizando ante mi cuñado, una mirada a Varek, que estaba más que asustado, fue suficiente para intentar recomponerme, en vano.
Shine A. Russell- Cazador Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
La conversación es interrumpida por el brusco movimiento de Varek, que se levanta para atender a su cada vez más pálida y sudorosa esposa. Aferrándose el vientre con fuerza, Shine intenta que no se preocupe por ella. Sin éxito; es evidente que algo va mal, por su postura y el dolor que refleja su oscura mirada.
- Eso es... - Murmuro, al ver la oscura mancha rojiza que queda en el asiento una vez la española se levanta. Mis ojos se abren por la sorpresa al comprender qué es lo que estoy viendo en realidad, y el significado de lo que podría suponer eso para el futuro hijo de mi hermano. - Sangre. Shine, estás sangrando. Deberíamos llamar al médico. Puede que algo vaya mal con el niño.
Una sirvienta acude rauda y veloz a ayudar a su señora, que se encoge en ese instante sobre sí misma tras soltar un gemido de dolor. Sintiéndome nervioso e impotente, cojo a la pequeña Lyre por el hombro y se la entrego a otra de las criadas, que corre en estos instantes hacia nosotros por tal de comprobar qué es lo que va mal.
- Lleva a la niña dentro y entretenla. - Le ordeno, con un tono tan amable como serio. Varek parece aturdido, colapsado por el hecho de que algo extraño le está sucediendo a su esposa. Lo que significa que alguien tiene que tomar las medidas oportunas, antes de que sea demasiado tarde. - Que no vea nada, por favor. Ah, y enviad un mensajero al médico de la familia. Que acuda tan rápido como sea posible para atender a la señora Lachance.
La mujer asiente con la cabeza, tomando a la heredera de los Lachance de la mano mientras camina a toda velocidad hacia la casona. Lyre, demasiado ocupada con su muñeca nueva como para percatarse de que algo va mal, la sigue dando saltitos junto a ella. Para la niña, encantada con la visita de su tío, la merienda y su juguete, nada podría estropear este bonito día de primavera.
- Eso es... - Murmuro, al ver la oscura mancha rojiza que queda en el asiento una vez la española se levanta. Mis ojos se abren por la sorpresa al comprender qué es lo que estoy viendo en realidad, y el significado de lo que podría suponer eso para el futuro hijo de mi hermano. - Sangre. Shine, estás sangrando. Deberíamos llamar al médico. Puede que algo vaya mal con el niño.
Una sirvienta acude rauda y veloz a ayudar a su señora, que se encoge en ese instante sobre sí misma tras soltar un gemido de dolor. Sintiéndome nervioso e impotente, cojo a la pequeña Lyre por el hombro y se la entrego a otra de las criadas, que corre en estos instantes hacia nosotros por tal de comprobar qué es lo que va mal.
- Lleva a la niña dentro y entretenla. - Le ordeno, con un tono tan amable como serio. Varek parece aturdido, colapsado por el hecho de que algo extraño le está sucediendo a su esposa. Lo que significa que alguien tiene que tomar las medidas oportunas, antes de que sea demasiado tarde. - Que no vea nada, por favor. Ah, y enviad un mensajero al médico de la familia. Que acuda tan rápido como sea posible para atender a la señora Lachance.
La mujer asiente con la cabeza, tomando a la heredera de los Lachance de la mano mientras camina a toda velocidad hacia la casona. Lyre, demasiado ocupada con su muñeca nueva como para percatarse de que algo va mal, la sigue dando saltitos junto a ella. Para la niña, encantada con la visita de su tío, la merienda y su juguete, nada podría estropear este bonito día de primavera.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
Un fuerte viento envolvió a los tres familiares, revolviendo sus ropas y cabellos, convirtiendo la situación en un caos absoluto, teniendo que alzar la voz. El cuerpo de Varek temblaba, provocando que apretase con fuerza su mandíbula para no escuchar el castañeo de sus dientes. Con toda la fuerza del mundo, agarró el cuerpo de su mujer alzándolo, escuchaba a Jean dar ordenes, pero no podía pensar en que decía, o donde estaba Lyre, la idea de perder al pequeño y que su mujer sufriera, le nublaba la razón por completo.
Abrió la puerta del salón con la espalda, y se adentró en él a grandes zancadas, dejando el cuerpo de Shine sobre la alfombra. Le daba igual el coste de esta, nada era suficientemente caro o perfecto para albergar el cuerpo de su mujer, o dar la bienvenida a su pequeño retoño - ¡Cojines! - ordenó mientras apartaba el cabello del rostro que se había soltado del perfecto recogido de su mujer - Todo saldrá bien, no voy a separarme de ti - le susurró, besando su frente - Eutsi gogor - añadió en el idioma natal de la mujer.
Cuando el muchacho alzó la vista, encontró a las sirvientas totalmente abastecidas, toallas.. agua.. y su hermano que no paraba de tratar que todo estuviese en regla. Ahora faltaba esperar al medico. Varek no se atreví a alzar su vestido y observar que pasaba entre sus piernas, pero una sirvienta, la más mayor se agachó entre ellas y observó a Shine, esperando que esta le autorizara. Varek agarró la mano de Shine con fuerza.
Abrió la puerta del salón con la espalda, y se adentró en él a grandes zancadas, dejando el cuerpo de Shine sobre la alfombra. Le daba igual el coste de esta, nada era suficientemente caro o perfecto para albergar el cuerpo de su mujer, o dar la bienvenida a su pequeño retoño - ¡Cojines! - ordenó mientras apartaba el cabello del rostro que se había soltado del perfecto recogido de su mujer - Todo saldrá bien, no voy a separarme de ti - le susurró, besando su frente - Eutsi gogor - añadió en el idioma natal de la mujer.
Cuando el muchacho alzó la vista, encontró a las sirvientas totalmente abastecidas, toallas.. agua.. y su hermano que no paraba de tratar que todo estuviese en regla. Ahora faltaba esperar al medico. Varek no se atreví a alzar su vestido y observar que pasaba entre sus piernas, pero una sirvienta, la más mayor se agachó entre ellas y observó a Shine, esperando que esta le autorizara. Varek agarró la mano de Shine con fuerza.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
¿Sangre? Mire la falda del vestido y la vi. Si hasta entonces sabia que algo no iba bien, aquella mancha oscura me lo confirmó. Todo paso deprisa. Escuché a Jean dar órdenes, algo que agradecí, ya que tanto mi marido como yo no estábamos en condiciones de gestionar la situación. Apenas reparé en mi hija, que absorta en su mundo se dejaba llevar hacia el interior de la casa para continuar con su juego.
De pronto Varek me cogió en brazos, apoyé mi cabeza contra su pecho, aspirando el olor que su ropa desprendía. Aquel olor siempre me había tranquilizado, relajado. Olía a hogar, a refugio. El dolor cada vez era más insoportable, mi visión se iba volviendo turbia, siendo incapaz de enfocar nada a mí alrededor, solo la mandíbula apretada de mi marido que observaba desde abajo, apoyada contra su cuerpo. Completamente mareada, me dejo sobre una mullida alfombra: - Todo saldrá bien- intenté decir, pero tan solo salió un gemido de mi garganta. Lo observé cuando se arrodillo ante mí. Algo dentro de mi sabía que no sería así, que alguno de los dos, el bebe o yo, sufriríamos la peor de las consecuencias. - Elígelo a él, Varek. Elígelo- Susurré cuando sentí sus labios en mi frente. No podía privarle de su hijo, de parte de su creación, y a pesar de que ambos amábamos a Lyre con todo nuestro corazón, siempre habíamos querido un varón, que continuara con el apellido y prosperase en los negocios que su padre con esfuerzo había desarrollado. Desde que la barriga había comenzado a notarse, todo el mundo había dicho que llevaba un varón dentro de mí, las mujeres más ancianas de la servidumbre, que tenían una extraña relación con la naturaleza, habían presagiado desde el primer momento que sería un niño.
En aquel momento, una de aquellas mujeres se arrodillaba ante mis piernas, mirándome y con la mano sobre los bajos de mi falda, pidiendo permiso para levantar mi vestido. Asentí como pude y volví a mirar a mi marido: -Elígelo- Susurré, cerrando los ojos mientras una tímida lágrima caía por mi mejilla, cayendo en un sueño del que era probable que no despertara.
De pronto Varek me cogió en brazos, apoyé mi cabeza contra su pecho, aspirando el olor que su ropa desprendía. Aquel olor siempre me había tranquilizado, relajado. Olía a hogar, a refugio. El dolor cada vez era más insoportable, mi visión se iba volviendo turbia, siendo incapaz de enfocar nada a mí alrededor, solo la mandíbula apretada de mi marido que observaba desde abajo, apoyada contra su cuerpo. Completamente mareada, me dejo sobre una mullida alfombra: - Todo saldrá bien- intenté decir, pero tan solo salió un gemido de mi garganta. Lo observé cuando se arrodillo ante mí. Algo dentro de mi sabía que no sería así, que alguno de los dos, el bebe o yo, sufriríamos la peor de las consecuencias. - Elígelo a él, Varek. Elígelo- Susurré cuando sentí sus labios en mi frente. No podía privarle de su hijo, de parte de su creación, y a pesar de que ambos amábamos a Lyre con todo nuestro corazón, siempre habíamos querido un varón, que continuara con el apellido y prosperase en los negocios que su padre con esfuerzo había desarrollado. Desde que la barriga había comenzado a notarse, todo el mundo había dicho que llevaba un varón dentro de mí, las mujeres más ancianas de la servidumbre, que tenían una extraña relación con la naturaleza, habían presagiado desde el primer momento que sería un niño.
En aquel momento, una de aquellas mujeres se arrodillaba ante mis piernas, mirándome y con la mano sobre los bajos de mi falda, pidiendo permiso para levantar mi vestido. Asentí como pude y volví a mirar a mi marido: -Elígelo- Susurré, cerrando los ojos mientras una tímida lágrima caía por mi mejilla, cayendo en un sueño del que era probable que no despertara.
Shine A. Russell- Cazador Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
Todo sucede demasiado deprisa. Instantes atrás estábamos en el jardín, y ahora Shine está tumbada en el suelo del salón, gimiendo y con los muslos repletos de sangre. Despidiendo un extraño aroma a sal y óxido, mancha la intrincada alfombra del suelo, hasta tornarla de un oscuro borgoña que indica que algo va mal. Muy mal.
- Está perdiendo demasiada sangre. ¡Haced algo! - Le grito a las criadas, perdida mi paciencia junto con la seguridad en mi mismo. Yo temía que algún ser sobrenatural siguiera mis pasos, no que mi cuñada colapsara dando a luz a mi sobrino. No estaba preparado para esto. - ¡Deprisa!
- La placenta se ha desprendido, señores Lachance. No vamos a poder esperar al médico - Nos dice la anciana sirvienta, arrodillada entre las piernas de Shine. Con la experiencia de quien ha visto más de un parto con anterioridad, palpa las partes íntimas de la española con el arrugado ceño fruncido. - El niño se ahoga. Hay que sacarlo ya. Y esto está demasiado estrecho para que la cabeza pueda salir. -Hace una pausa, alternando con sus oscuros ojos almendrados entre Varek y la parturienta - Tienen que escoger. Y no tienen mucho tiempo para decidirse.
-
- Está perdiendo demasiada sangre. ¡Haced algo! - Le grito a las criadas, perdida mi paciencia junto con la seguridad en mi mismo. Yo temía que algún ser sobrenatural siguiera mis pasos, no que mi cuñada colapsara dando a luz a mi sobrino. No estaba preparado para esto. - ¡Deprisa!
- La placenta se ha desprendido, señores Lachance. No vamos a poder esperar al médico - Nos dice la anciana sirvienta, arrodillada entre las piernas de Shine. Con la experiencia de quien ha visto más de un parto con anterioridad, palpa las partes íntimas de la española con el arrugado ceño fruncido. - El niño se ahoga. Hay que sacarlo ya. Y esto está demasiado estrecho para que la cabeza pueda salir. -Hace una pausa, alternando con sus oscuros ojos almendrados entre Varek y la parturienta - Tienen que escoger. Y no tienen mucho tiempo para decidirse.
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Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
Apoyó su mano en su mejilla, el rostro de Shine estaba frío, al igual que sus brazos y su espalda, todo su cuerpo estaba cubierto por un sudor frío que anunciaba que algo iba realmente mal. Una lagrima se escapó, y acabó siendo borrada por la caricia que Varek le dedicó, tratando de consolarla - Shh, no tengo que elegir a nadie... - le susurró casi contra sus labios, besándolos suavemente después - Te quiero, mi vida - le recordó, esbozando una sonrisa que no podía ocultar la tristeza que embriagaba su corazón.
Había soñado con este momento tantas veces, al fin su heredero nacería, y todo tomaría el caminó que todo hombre de clase alta deseaba. Alguien que siguiese su linaje y apellido, heredando cara centavo que sus padres habían ganado en duras labores. Pero destino siempre era antojadizo, siempre guardaba algún as en la manga.
Detrás de ellos, cómo si de otro acto se tratase, Jean trata de organizar todo. Varek sólo tiene ojos para su amada. Que se retuerce de dolor sin poder parar de pensar en lo peor. Cuando la muchacha habla de placentas, Varek siente la primera nausea. Pero se resiste, sin soltar el rostro y la mano de Shine. Entonces nota la mano de su hermano en su hombro. Y escucha las palabras de la sirvienta.
Shine sabía lo que ocurría, su naturaleza como madre debía de estar avisandola de que había que elegir, y se había adelantado a los hechos.
Varek besa la frente de Shine de nuevo, y esboza otra sonrisa. Suelta el cuerpo con cuidado, dejándola reposar sobre los cojines y mira a Jean uno segundos, vomitando poco después agarrándose a él. No puede creerse lo que está viviendo, el olor, la sangre y Shine tan pálida. Sus labios están morados y el brillo de sus ojos ha desparecido.
No quiere ser un animal. Pero no le queda otra que ser un monstruo - La quiero a ella - le suplica a su hermano, para que el de la notificación a las sirvientas - Quiero que Shine se quede - sus ojos se llenan de lagrimas, mientras su mandíbula se tensa con fuerza. Parece que la orden es directa pues no pierden segundo en comenzar a intervenir a la mujer.
Había soñado con este momento tantas veces, al fin su heredero nacería, y todo tomaría el caminó que todo hombre de clase alta deseaba. Alguien que siguiese su linaje y apellido, heredando cara centavo que sus padres habían ganado en duras labores. Pero destino siempre era antojadizo, siempre guardaba algún as en la manga.
Detrás de ellos, cómo si de otro acto se tratase, Jean trata de organizar todo. Varek sólo tiene ojos para su amada. Que se retuerce de dolor sin poder parar de pensar en lo peor. Cuando la muchacha habla de placentas, Varek siente la primera nausea. Pero se resiste, sin soltar el rostro y la mano de Shine. Entonces nota la mano de su hermano en su hombro. Y escucha las palabras de la sirvienta.
Shine sabía lo que ocurría, su naturaleza como madre debía de estar avisandola de que había que elegir, y se había adelantado a los hechos.
Varek besa la frente de Shine de nuevo, y esboza otra sonrisa. Suelta el cuerpo con cuidado, dejándola reposar sobre los cojines y mira a Jean uno segundos, vomitando poco después agarrándose a él. No puede creerse lo que está viviendo, el olor, la sangre y Shine tan pálida. Sus labios están morados y el brillo de sus ojos ha desparecido.
No quiere ser un animal. Pero no le queda otra que ser un monstruo - La quiero a ella - le suplica a su hermano, para que el de la notificación a las sirvientas - Quiero que Shine se quede - sus ojos se llenan de lagrimas, mientras su mandíbula se tensa con fuerza. Parece que la orden es directa pues no pierden segundo en comenzar a intervenir a la mujer.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
La decisión de escoger entre su esposa y su hijo no nato casi acaba con mi hermano. Tras vomitar por el horror que le producen los hechos, Varek se incorpora de nuevo, su rostro pálido y ojeroso bañado en sudor. Sus gestos son torpes, tambaleantes; de no ser porque lo tengo sujeto por el hombro, se habría desplomado ya en el suelo. Sin embargo, su voz no vacila cuando me pide que salve a Shine. Cuando me dice que no quiere perder a su esposa, su compañera de vida durante todos estos años.
Atento a sus palabras, yo tampoco dudo antes de girarme hacia la sirvienta, carraspeando antes de transmitir los deseos de su amo. Que, aunque difíciles y contra natura, son los más sensatos y acertados.
- Ya ha oído a su señor. Sáquelo, quítele al niño. Ahora. Rápido. - Le ordeno a la anciana, que arrodillada entre las piernas de la española empieza a gritar a las otras criadas.
- ¡Paños! ¡Tenazas! ¡Que alguien traiga agua caliente! - Les dice, sus manos manchadas de sangre hasta los codos. Sin dejar de palpar el vientre de Shine, nos dedica una última mirada, cargada de una desesperación muy similar a la de Varek. - Será mejor que salgan, señores Lachance. Esto no es cosa de hombres, y aquí ya no pueden hacer nada.
Una de las jóvenes sirvientas entra en ese momento, cargando toallas limpias en una cesta de mimbre. Aprovechando que ha dejado abierta la puerta del salón, empujo delicadamente a mi hermano, para que empiece a caminar en dirección al pasillo.
- Vamos, Varek. Shine estará bien. Van a salvarla - Le susurro, rodeando sus hombros con mi brazo izquierdo. Durante el camino hasta el patio, no ceso de musitarle palabras tranquilizadoras en francés, en el mismo tono suave y cálido con el que le consolaba cuando éramos niños. Aquel que le calmaba durante las duras noches en el armario, tras haber recibido una paliza a manos de nuestro padre. - Tu esposa sobrevivirá. Tendréis otro heredero. Y hasta entonces, podrás seguir disfrutando de esa hija tuya que tanto te necesita. - Me detengo al llegar a la linde del bosque, colocándome frente a Varek para mirarle fijamente a los ojos. Azul sobre aguamarina, nuestras miradas se encuentran, examinándose concienzudamente por primera vez en cuatro años. Transmitiendo todas las emociones que las palabras no son capaces de expresar. - Yo también te necesito, hermano. Aunque no lo parezca. Y sé que eres lo suficientemente fuerte como para recuperarte de esto, suceda lo que suceda.
Atento a sus palabras, yo tampoco dudo antes de girarme hacia la sirvienta, carraspeando antes de transmitir los deseos de su amo. Que, aunque difíciles y contra natura, son los más sensatos y acertados.
- Ya ha oído a su señor. Sáquelo, quítele al niño. Ahora. Rápido. - Le ordeno a la anciana, que arrodillada entre las piernas de la española empieza a gritar a las otras criadas.
- ¡Paños! ¡Tenazas! ¡Que alguien traiga agua caliente! - Les dice, sus manos manchadas de sangre hasta los codos. Sin dejar de palpar el vientre de Shine, nos dedica una última mirada, cargada de una desesperación muy similar a la de Varek. - Será mejor que salgan, señores Lachance. Esto no es cosa de hombres, y aquí ya no pueden hacer nada.
Una de las jóvenes sirvientas entra en ese momento, cargando toallas limpias en una cesta de mimbre. Aprovechando que ha dejado abierta la puerta del salón, empujo delicadamente a mi hermano, para que empiece a caminar en dirección al pasillo.
- Vamos, Varek. Shine estará bien. Van a salvarla - Le susurro, rodeando sus hombros con mi brazo izquierdo. Durante el camino hasta el patio, no ceso de musitarle palabras tranquilizadoras en francés, en el mismo tono suave y cálido con el que le consolaba cuando éramos niños. Aquel que le calmaba durante las duras noches en el armario, tras haber recibido una paliza a manos de nuestro padre. - Tu esposa sobrevivirá. Tendréis otro heredero. Y hasta entonces, podrás seguir disfrutando de esa hija tuya que tanto te necesita. - Me detengo al llegar a la linde del bosque, colocándome frente a Varek para mirarle fijamente a los ojos. Azul sobre aguamarina, nuestras miradas se encuentran, examinándose concienzudamente por primera vez en cuatro años. Transmitiendo todas las emociones que las palabras no son capaces de expresar. - Yo también te necesito, hermano. Aunque no lo parezca. Y sé que eres lo suficientemente fuerte como para recuperarte de esto, suceda lo que suceda.
Jean D. Lachance- Vampiro Clase Alta
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Re: Undisclosed desires
El cuerpo de Shine se queda prácticamente inconsciente en el suelo, Varek se ha asegurado de acomodarla antes de alejarse, no es natural que ellos dos, como hombres, estén viendo aquella situación, es por eso que acepta la invitación de su hermano, y ambos abandonan la sala. Definitivamente Varek ha perdido a su varón pero se ha dado cuenta de cuanto ama a su mujer, a la que a elegido sin necesidad de pensamiento.
Con el cuerpo aun tembloroso, y un mal estar en la garganta y tripa, se deja caer hasta sentarse en el suelo, apoyando su espalda a la pared. Hunde su rostro en sus manos y niega, no puede creerse lo que acaba de vivir, cada imagen, el olor a sangre. Es una simple pesadilla. En busca de un poco de aire, porque se ahoga, alza la cabeza. Su hermano a desaparecido, y con él todo el entorno, que se ha vuelto negro. Se incorpora con rápidez, preocupado por lo que está pasando. Cuando un golpe de aire fresco le sacude visualizando de nuevo a January, Lyre y el mago.
La sensación es extraña, ahora tiene el recuerdo de lo que acaba de vivir, como algo efímero, rápido y fugaz, sin embargo siente que lo que realmente esta viviendo es esto. Su cabeza no puede ir más rápido de lo que ya va, asimilado la situación a la que se enfrente ahora, y dejando atrás la idea de que No tiene una hija, no es el esposo de Shine, ni ha perdido a su varón.
Con el cuerpo aun tembloroso, y un mal estar en la garganta y tripa, se deja caer hasta sentarse en el suelo, apoyando su espalda a la pared. Hunde su rostro en sus manos y niega, no puede creerse lo que acaba de vivir, cada imagen, el olor a sangre. Es una simple pesadilla. En busca de un poco de aire, porque se ahoga, alza la cabeza. Su hermano a desaparecido, y con él todo el entorno, que se ha vuelto negro. Se incorpora con rápidez, preocupado por lo que está pasando. Cuando un golpe de aire fresco le sacude visualizando de nuevo a January, Lyre y el mago.
La sensación es extraña, ahora tiene el recuerdo de lo que acaba de vivir, como algo efímero, rápido y fugaz, sin embargo siente que lo que realmente esta viviendo es esto. Su cabeza no puede ir más rápido de lo que ya va, asimilado la situación a la que se enfrente ahora, y dejando atrás la idea de que No tiene una hija, no es el esposo de Shine, ni ha perdido a su varón.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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