AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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◊I would give up everything for my desires◊
2 participantes
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◊I would give up everything for my desires◊
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Apolline▲EDAD▲
21 años▲ESPECIE▲
Esclava de sangre▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase Alta▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Escribe aquí la orientación sexual de tu personaje.▲LUGAR DE ORIGEN▲
Bisexual▲HABILIDADES/PODERES▲
→ Sentidos aumentados: Los sentidos de los esclavos de sangre se acentúan y agudizan gracias a la sangre de vampiro que beben, por eso son capaces de escuchar y olfatear a distancias más lejanas, de ver más nítidamente, incluso en la oscuridad, entre otras cosas.
→ Fortaleza: Resistencia y capacidad para soportar dolor físico. Por supuesto, como todos los humanos, los esclavos de sangre sufren y experimentan dolor, pero gracias a las propiedades de la sangre de vampiro que beben pueden resistir un poco más.
→ Longevidad: Cualidad que le permite al esclavo de sangre vivir más años. Esto no significa que jamás envejecerá o que vivirá 200 años como los cambiantes y licántropos, simplemente su vida se prolongará un poco más de tiempo, pero únicamente mientras siga bebiendo sangre de vampiro ya que esta es la que le proporcionará esta cualidad.
→ Sanación más acelerada: Habilidad para sanar un poco más rápido las heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). Esta habilidad no está tan acentuada y ni es tan efectiva como la de un vampiro, porque siguen siendo mortales, por lo que siempre que reciban una herida estarán en peligro de muerte, especialmente si se desangran. El tiempo de recuperación varía según el esclavo de sangre y la gravedad de la herida o lesión. Sufren enfermedades pero están menos expuestos a ellas gracias a que su sistema inmunológico se fortalece gracias a la sangre de vampiro que beben
Es dueña de muchos adjetivos: caprichosa, egoísta, manipuladora, obsesiva, viciosa, mentirosa... Sin embargo, ella es la única reconocedora de ellos. A ojos ajenos, es un ser onírico, arrebatado de los cielos para cumplir los deseos más ansiados de todo hombre. Es, lo que quieren que sea, siendo sus redes las más dulces y maquiavélicas. Por ello, como buena manipuladora, la joven es una gran observadora y altamente paciente. Siempre ha sentido curiosidad por los actos de sometimiento, llegándose a preguntar si preferiría ser la fustigada o la fustigadora. Nunca ha tenido clara la respuesta.
No es fácil sacarla de sus casillas, por no decir imposible, puesto que está acostumbrada a salirse con la suya. Asimismo, es muy sutil y su lengua ponzoñosa suele dejar desarmados a sus oponentes. Pero a pesar de todo, si hay algo que no soporta, es la vulgaridad. No es hipocresía, simplemente prefiere que las perversiones vayan de la mano de la elegancia.
Amante de cualquier contradicción, Apolline es víctima de una de ellas, ya que a pesar de sus negras intenciones en su alma bailotea un resquicio de humanidad para quién desee atraparla. Sin embrago, no existe alma humana en el mundo que sea capaz de alcanzarla sin perderse por el camino.
No es fácil sacarla de sus casillas, por no decir imposible, puesto que está acostumbrada a salirse con la suya. Asimismo, es muy sutil y su lengua ponzoñosa suele dejar desarmados a sus oponentes. Pero a pesar de todo, si hay algo que no soporta, es la vulgaridad. No es hipocresía, simplemente prefiere que las perversiones vayan de la mano de la elegancia.
Amante de cualquier contradicción, Apolline es víctima de una de ellas, ya que a pesar de sus negras intenciones en su alma bailotea un resquicio de humanidad para quién desee atraparla. Sin embrago, no existe alma humana en el mundo que sea capaz de alcanzarla sin perderse por el camino.
Nunca fue como sus dos hermanos mayores, ruidosa, cortos de miras y vulgares. Por ello los condenó día tras días, los fustigó con sus palabras venenosas, a pesar de que la mayor parte del tiempo no las comprendían y por ello se frustró todavía más. Su familia era una familiar, creyente, devota a la iglesia. En ocasiones sus hermanos se burlaban para decir que era una bruja y ella los amenazaba con desencadenar sus poderes sobre su fertilidad masculina. Su madre la hizo jurar que no bromearía más con aquello, dudando de si realmente era una broma. Apolline, ayudaba a la mujer en el campo, tarea que la traía por el camino de las amarguras, mientras veía a las muchachas de la alta sociedad, con sus vestidos pomposos y caballeros entrelazados en sus brazos.
Tenía tan solo 14 años, cuando engatusó por primera vez a un muchacho de familia adinerada. Lo observaba todas las tardes, solo, paseando desamparado en las asfixiantes exigencias de su clase social. Ni si quiera fue un reto, algo que la decepcionó de sobremanera. Era un chico introvertido, sin embargo, su soledad era tan evidente que resultaba doloroso. Atenta a sus necesidades, Apolline se acercó sosegada, sensible a sus palabras y emocional, como él. Le sonrió, lo trató con cariño y amabilidad, hasta inmovilizarlo en su telaraña. Fue él, quién la beso primero. Pero fue ella, quién lo desvistió primero. Tal fue su cara de estupor, que quiso reír mientras fingía placer. Cayó tan enamorado, que la muchacha quiso llorar por su inocencia. Se dejó arrastrar hasta su casa, cuando aparentó un dolor inexistente. Oh, que fácil era decir cuan crueles eran sus hermanos, cuando se veían corriendo sin cerebro tras cualquier mujerzuela. Fingir su abuso, también era sencillo. Sabía cuáles eran los puntos débiles de sus hermanos, y cómo hacer para ganarse más de un golpe. Sin embargo, cuando su muchacho la acogió en su casa, le hizo jurar que no iría tras ellos.
Una vez bajo su cuidado, Apolline aspiró a más. El padre de su muchacho era el dueño de la casa y, por tanto, el poseedor de todo dominio. A la edad de 17 ya había conseguido seducir al hombre, obsesionada por el poder, no pudo evitar llegar hasta el final. Por ello, cuando la confianza del padre fue plena y el desprecio de su muchacho resultó delirante, Apolline desapareció con todos los ahorros de la familia. Le asustó lo fácil que resultó y también le asusto no sentir ni la más mínima culpa. Tal vez, echaría de menos a su muchacho, puede que una migaja de su cariño hubiese alcanzado las maquiavélicas telarañas de su alma. Sin embargo, qué era el amor cuando a su paso se desplegaba un futuro mucho más digno que la denigrante vida en el campo. La clase alta brillaba ante sus ojos, con letras labradas en rubíes. Contrató a un educador, que la instruyera en clase y maneras. Su encanto natural, la llevó a fiestas de la nobleza, donde cortejó a cualquier hombre que pudiera bañarla en oro. Sin embargo, había algo que le molestaba, y es que no conseguiría cesar en sus ansias de poder hasta llegar a lo más alto. Pero, ¿qué era lo más alto? ¿La realeza? Aquello se veía grande incluso para ella. El vacío fue creciendo hasta que una noche, cuando trataba de cortejar a un conde, alguien se interpuso en su camino. Una depredadora más, pero no como ella, de otro tipo.
Ophelia. Tan elegante y exquisita que le hizo dudar de sus propias habilidades. De su propia sexualidad, algo por lo que las creencias de su familia la hubiesen enviado a la hoguera, y por lo que se vio todavía más excitada. Y no solo eso, con su aparición, su vació se llenó repentinamente. Vio el reflejo de una vida culminante. Sería imparable si lo conseguía, si podía ser su semejante. Y si para ello antes tenía que ser su sirvienta, podría lidiar con ello, al fin y al cabo, el poder que irradiaba era tan abrumador que incluso ella se encontraba venerando la huella de sus pisadas. Y es que ser la esclava de sangre de Ophelia no era tan sencillo como esperaba, a pesar de la adrenalina que causaba el sentir sus colmillos rompiendo su piel, sometiéndola a su placer, la dependencia era algo con lo que no había contado. Se había desecho de los retazos de amor de su muchacho, sin embargo, la ansiedad de alejarse del contacto de la vampira comenzaba a resultar preocupante. Lo cierto era que, hasta el momento, Apolline tan solo había vivido devota a su egoísta existencia. Las tornas estaban girando y eso, la aterrorizaba.
Y excitaba.
Tenía tan solo 14 años, cuando engatusó por primera vez a un muchacho de familia adinerada. Lo observaba todas las tardes, solo, paseando desamparado en las asfixiantes exigencias de su clase social. Ni si quiera fue un reto, algo que la decepcionó de sobremanera. Era un chico introvertido, sin embargo, su soledad era tan evidente que resultaba doloroso. Atenta a sus necesidades, Apolline se acercó sosegada, sensible a sus palabras y emocional, como él. Le sonrió, lo trató con cariño y amabilidad, hasta inmovilizarlo en su telaraña. Fue él, quién la beso primero. Pero fue ella, quién lo desvistió primero. Tal fue su cara de estupor, que quiso reír mientras fingía placer. Cayó tan enamorado, que la muchacha quiso llorar por su inocencia. Se dejó arrastrar hasta su casa, cuando aparentó un dolor inexistente. Oh, que fácil era decir cuan crueles eran sus hermanos, cuando se veían corriendo sin cerebro tras cualquier mujerzuela. Fingir su abuso, también era sencillo. Sabía cuáles eran los puntos débiles de sus hermanos, y cómo hacer para ganarse más de un golpe. Sin embargo, cuando su muchacho la acogió en su casa, le hizo jurar que no iría tras ellos.
Una vez bajo su cuidado, Apolline aspiró a más. El padre de su muchacho era el dueño de la casa y, por tanto, el poseedor de todo dominio. A la edad de 17 ya había conseguido seducir al hombre, obsesionada por el poder, no pudo evitar llegar hasta el final. Por ello, cuando la confianza del padre fue plena y el desprecio de su muchacho resultó delirante, Apolline desapareció con todos los ahorros de la familia. Le asustó lo fácil que resultó y también le asusto no sentir ni la más mínima culpa. Tal vez, echaría de menos a su muchacho, puede que una migaja de su cariño hubiese alcanzado las maquiavélicas telarañas de su alma. Sin embargo, qué era el amor cuando a su paso se desplegaba un futuro mucho más digno que la denigrante vida en el campo. La clase alta brillaba ante sus ojos, con letras labradas en rubíes. Contrató a un educador, que la instruyera en clase y maneras. Su encanto natural, la llevó a fiestas de la nobleza, donde cortejó a cualquier hombre que pudiera bañarla en oro. Sin embargo, había algo que le molestaba, y es que no conseguiría cesar en sus ansias de poder hasta llegar a lo más alto. Pero, ¿qué era lo más alto? ¿La realeza? Aquello se veía grande incluso para ella. El vacío fue creciendo hasta que una noche, cuando trataba de cortejar a un conde, alguien se interpuso en su camino. Una depredadora más, pero no como ella, de otro tipo.
Ophelia. Tan elegante y exquisita que le hizo dudar de sus propias habilidades. De su propia sexualidad, algo por lo que las creencias de su familia la hubiesen enviado a la hoguera, y por lo que se vio todavía más excitada. Y no solo eso, con su aparición, su vació se llenó repentinamente. Vio el reflejo de una vida culminante. Sería imparable si lo conseguía, si podía ser su semejante. Y si para ello antes tenía que ser su sirvienta, podría lidiar con ello, al fin y al cabo, el poder que irradiaba era tan abrumador que incluso ella se encontraba venerando la huella de sus pisadas. Y es que ser la esclava de sangre de Ophelia no era tan sencillo como esperaba, a pesar de la adrenalina que causaba el sentir sus colmillos rompiendo su piel, sometiéndola a su placer, la dependencia era algo con lo que no había contado. Se había desecho de los retazos de amor de su muchacho, sin embargo, la ansiedad de alejarse del contacto de la vampira comenzaba a resultar preocupante. Lo cierto era que, hasta el momento, Apolline tan solo había vivido devota a su egoísta existencia. Las tornas estaban girando y eso, la aterrorizaba.
Y excitaba.
Tendencias sado/masoquistas. Le gusta tanto dominar como ser dominada. Pero sobre todo le gusta provocar.
Gran marionetista.
Lengua viperina.
Aprecia la degradación y perversión humana.
Gran marionetista.
Lengua viperina.
Aprecia la degradación y perversión humana.
Última edición por Apolline el Sáb Sep 30, 2017 3:14 pm, editado 9 veces
Apolline- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 16/08/2017
Localización : En las redes de Ophelia
Re: ◊I would give up everything for my desires◊
OBSERVACIONES
favor de corregir
LA FICHA ESTÁ CORRECTA PERO ANTES DE APROBARLA TE PIDO QUE POR FAVOR REVISES EL CÓDIGO DE LA TABLILLA, YA QUE ALGO ESTÁ PROVOCANDO QUE LA PÁGINA SE VEA DEFORMADA. CUANDO ESTÉ ARREGLADO, POSTEA NUEVAMENTE PARA DARTE COLOR.
GRACIAS.
GRACIAS.
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Administración- Admin
- Mensajes : 3140
Fecha de inscripción : 03/05/2011
Re: ◊I would give up everything for my desires◊
Hecho.
Siento las molestias y gracias.
Siento las molestias y gracias.
Apolline- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 16/08/2017
Localización : En las redes de Ophelia
Re: ◊I would give up everything for my desires◊
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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