Is it give and take, or give and receive? | Privado

Se quedó observando la luz temblorosa de una farola lejana, luego retomó su caminata, y tras andar por una cuadra más, se topó con la inmensa fachada de estilo neoclásico de la que presumía el College de Francia. Era un edificio construido hacía ya varios siglos, que aparte, gozaba de una reputación impecable en todo el país. Imhotep volvía a internarse en los extensos corredores, apenas iluminados por velas durante las noches. No era una escena nada agradable y menos para una persona que temiera a las penumbras. Pero él estaba acostumbrado; de cierta manera, aquella escena le recordó los truncados pasadizos de las construcciones desmedidas de un Egipto que parecía inmortal bajo el firmamento. Ahí también acudía como guía y maestro, pues siempre había demostrado habilidad por ser alguien dispuesto a enseñar a otros; a dejarles un invaluable legado, y este era, precisamente, el conocimiento.

Quizá por su condición oculta, y no la de su naturaleza vampírica, Imhotep pudiera ser tildado de egoísta o simplemente un ser que iba a guardar demasiado recelo para con otros. Pero no era así. Aunque a veces daba la impresión de ser muy callado y reservado, estaba dispuesto a colaborar, sólo si de verdad era necesario y la otra persona se ganara su aprecio, algo que escasas veces pasaba. Era un hombre que vivía metido en sus libros y oficios personales; poco desviaba su atención de éstos, y cuando lo hacía, era por querer tomarse un breve tiempo para sí mismo y reconocer el nuevo mundo que apenas se levantaba. Le gustaba ser un espectador de la nueva época; sacaba sus conclusiones en silencio, sin hacer a más nadie partícipe de éstas.

Pero, ¿ por qué al final terminaría cediendo ante la idea de tener a un ayudante a su lado? ¿Qué no había vivido tantos siglos como para adquirir experiencia de sobra en las lenguas muertas? Las acciones de Imhotep siempre resultaban ser un completo misterio. Aunque, esta última jugada la había hecho por la necesidad de poder encontrar a una persona de absoluta confianza, alguien que pudiera hacerse cargo de Sagira durante el día mientras él estuviera ausente. Tenía que asegurarse de que el elegido, o elegida, fuese muy capaz.

Esa noche, en cuanto ingresó al recinto, alguien le hizo saber que la persona que se había postulado a su petición ya estaba en el lugar. Más específicamente, en la biblioteca. Imhotep se deslizó con rapidez entre las sombras y apareció tras las tenues luces que alumbraban el amplio salón repleto de libros. Observó a la única persona presente y le dedicó una reverencia.

—Buenas noches, mademoiselle —respondió con notable educación y un evidente dominio de la lengua francesa, sosteniendo luego su mano para corresponder al saludo—. Así es. Me complace mucho saber que alguien se ha interesado en el anuncio, en especial por saber que pocos se animan a acudir de noche. —Se acercó a la mesa y apartó una silla para que la joven se sentara primero y después él la imitó—. Muy bien, Sylvanas, ahora que estamos más cómodos, podemos iniciar nuestra plática. —Se aclaró la garganta y tras unos segundos, decidió hablar—. Primero que nada, debo saber que estás en disponibilidad absoluta de venir todas las noches, pues es un requisito indispensable. Aparte, habrán veces en que tendré que ausentarme por motivos personales y tampoco quisiera dejar a los estudiantes sin su cátedra, por lo que tú deberás hacer la suplencia en ese momento.

Hizo una pausa. Ya había reparado en el aura de aquella muchacha, era una hechicera, y eso de alguna manera le parecía bueno a Imhotep, pero no podía cantar victoria, tenía que probarla y comprobar que tan buena era.

—Bien, suponiendo que reconoces cinco idiomas, qué me gustaría saber cuáles son, ¿sabes traducir manuscritos muy antiguos? Hay mucho material aquí que data de la Edad Media. Más que todo historia. Han sido donados por los antiguos prioratos y he estado laborando con ellos desde que ingresé a la institución. —Le miró, dedicándole una sutil sonrisa, queriendo borrar todo nerviosismo que pudiera asomarse en el rostro de la mujer—. ¿Sólo sabes de idiomas? También me gustaría saber qué otras cosas te interesan y de las cuales posees conocimiento.